Efesios 1:1-14  Escogido, adoptado, y redimido – ¡garantizado!

1Pablo, apóstol de Cristo Jesús por la voluntad de Dios,

a los santos y fieles en Cristo Jesús que están en Éfeso:

Que Dios nuestro Padre y el Señor Jesucristo les concedan gracia y paz.

¿Quién está presente en cada frase de estos primeros dos versículos? ¡Jesucristo!

  • Jesús envía a sus siervos, los apóstoles, a establecer y supervisar iglesias, que ahora están presentes como el Cuerpo de Jesucristo en millones de lugares en todo el mundo. Estos apóstoles constituyen el fundamento de su iglesia y se les da su autoridad. Uno llega a ser un apóstol por la voluntad de Dios Todopoderoso, no por su propia voluntad o la decisión de otros hombres. Es muy serio afirmar que uno es un apóstol.
  • El cristiano es “fiel” y “santo.” No un santo como los santos de la Iglesia Católica, sino en el sentido de que cada creyente está separado del mundo para vivir en santidad. Dios nos santifica por medio de su Espíritu. Luego es nuestra responsabilidad permanecer en esa santidad y ser fieles a nuestro Salvador. ¡Si permanecemos en pecado estamos crucificando a Jesús de nuevo! (Hebreos 6:4-6) Permanecemos en Cristo Jesús, como Él lo describió en Juan 15. Primero estamos en Jesús; luego Él nos coloca en una comunidad para ser parte de su Cuerpo en ese lugar.
    • Dios trabaja con un pueblo, con el grupo de creyentes. Es cierto que la decisión de aceptar a Cristo es individual, pero luego nos coloca en un Cuerpo.
    • ¿Cómo es tu experiencia actual en su Cuerpo?
    • ¿Cómo está tu santidad? ¿Diría tu familia que eres un santo?
    • ¿Cómo está tu fidelidad? No eres perfecto, pero ¿eres fiel a Jesús?
  • Ese Cuerpo, esa rama, recibe su sustento de su cabeza, la vid: Jesucristo. Recibe todo lo que necesita del Padre y del Hijo. Juntos, ellos ministran gracia y paz a su iglesia. Lo experimentamos individualmente, pero en la vid, como parte de su Cuerpo, experimentamos la plenitud de su gracia y paz. Es un regalo de Dios a la iglesia.

Alabado sea Dios, Padre de nuestro Señor Jesucristo, que nos ha bendecido en las regiones celestiales con toda bendición espiritual en Cristo.

Toda bendición espiritual

No es un error. Así dice la Palabra de Dios: ya tienes toda bendición espiritual en Cristo. No hay niveles en la iglesia, con algunos recibiendo más bendiciones que otros. Dios no está guardando algunas bendiciones para el futuro. Ya nos ha bendecido con toda bendición.

  • Esas bendiciones están en las regiones celestiales. No se habla de cosas materiales. Dios no está interesado en esa casa nueva, ese carro deportivo o la última tecnología. Para experimentar estas bendiciones tenemos que separarnos de este mundo y morar con Cristo en las regiones celestiales. Nuestra mente tiene que estar en el cielo.
  • Las bendiciones son espirituales.
  • Están en Cristo. Experimentamos estas bendiciones en relación con Jesús: Permaneciendo en él, pegado a él, siguiéndole, sirviéndole, y viviendo en su presencia.

¡Alaba a Dios! ¡Se merece nuestras alabanzas! ¿Cómo es posible no alabarle cuando ha hecho tanto para nosotros? Dios no retiene nada de ti.

Escogidos

Dios nos escogió en él antes de la creación del mundo, para que seamos santos y sin mancha delante de él.

Es difícil para muchos cristianos entender la doctrina de elección. Es difícil reconciliar nuestro libre albedrio (que la Biblia también enseña) con el hecho de que Dios te escogió. Pero ¿por qué te quejas? ¡Que bendición es ser escogido por Dios! El problema es que entonces parece que Dios rechazó a los demás. Pero espérate un momento. Estudiemos cuidadosamente lo que dice este versículo. No dice que me escogió, o te escogió, sino que nos escogió. La elección es de un pueblo. Lo que Dios decidió antes de la creación del mundo es que Él tendría un pueblo santo y sin mancha. Ya somos predestinados como el Cuerpo de Jesús para andar en santidad, libres de toda mancha del pecado. Ese es tu destino como creyente. No necesariamente significa que Dios escoja a algunos y rechace a otros.

Somos santos y sin mancha delante de Él. Todavía pecamos. No somos perfectos, pero Dios ve la justicia y la sangre de Jesús en nosotros. Y hay aún más en esta elección.

Hijos adoptados

En amor nos predestinó para ser adoptados como hijos suyos por medio de Jesucristo, según el buen propósito de su voluntad, para alabanza de su gloriosa gracia, que nos concedió en su Amado.

Una vez más, la predestinación no es individual, sino de un grupo: Lo que Dios decidió desde el principio fue tener a una gran familia de hijos e hijas adoptados. Si tú fuiste adoptado aquí en la tierra, ya sabes algo acerca de la adopción. Si has adoptado a un hijo (o una mascota), ya sabes el gran amor que uno puede tener por alguien adoptado. Huelga decir, es un privilegio increíble ser adoptado en la familia de Dios. Ese hecho debería ser suficiente para llenar nuestros corazones con gratitud y adoración por toda la vida.

Lamentablemente, no todos son hijos de Dios. En el sentido que todos somos su creación, sí. Pero solo por medio de Jesucristo es posible ser parte de su familia. No por Muhammad ni por ningún otro camino. Solo Jesús. Cristo es el Amado de Dios, la Niña de sus ojos. El Padre quiere muchos hermanos para su Hijo Amado.

¿Qué significa para ti ser un hijo de Dios? ¡Debe transformar tu vida! Debe transformar el concepto de ti mismo. ¡Has sido adoptado por el Señor del universo!

Otro motivo de nuestro Dios en esta adopción es que todos se maravillarían de su increíble gracia de incluirnos (pecadores miserables) en su familia. Es pura gracia; un don. No te escogió porque eras mejor que otros, más guapo o más espiritual. No, es pura gracia; puro amor.

Si Dios ya nos predestinó a ser adoptados como sus hijos, me parece que no hay nada que impida ese proceso. Y una vez adoptado, él nunca nos echará fuera de su familia. En nuestra rebelión, puede ser posible rechazarlo y dejar nuestro hogar, pero hay mucha seguridad en esa adopción. Acércate a Papá Dios, Abba Padre, con mucha confianza. Intercede por otros hermanos en la familia de Dios con fe en lo que dice su Palabra. Es la voluntad de Dios (ellos son predestinados) que sean santos y sin mancha.

Redimidos

En él tenemos la redención mediante su sangre, el perdón de nuestros pecados, conforme a las riquezas de la gracia que Dios nos dio en abundancia con toda sabiduría y entendimiento. 

Dios es tan rico en gracia y bondad que compró nuestra libertad con la sangre de su Hijo y perdonó nuestros pecados.Él desbordó su bondad sobre nosotros junto con toda la sabiduría y el entendimiento. (NTV)

Aquí está otra vez: la gracia de Dios. Dios sabe exactamente lo que está haciendo. Lo hace con toda sabiduría y entendimiento. No tiene prisa y no se arrepiente de su decisión. Es algo que ya nos ha dado, y no solamente nos dio, sino que nos dio en abundancia. Desbordó su bondad.

Hay dos cosas muy importantes que Dios ha hecho por ti:

  • Te redimió. Dios te liberó de tu pecado, como uno paga el precio para liberar a un esclavo. Estabas perdido. Nunca podrías obtener el dinero necesario para comprar tu libertad. Serías un esclavo de por vida, pero Dios te rescató.
  • Perdonó tus pecados. No hay nada que tú puedas hacer para merecer ese perdón. No puedes balancear todas tus iniquidades por algunas buenas obras. El castigo merecido por tu pecado es la muerte. Pero Dios es muy sabio. Él nos entiende, y sabe que Él recibirá una recompensa hermosa en una familia grande de los redimidos y perdonados: Él recibirá mucha gloria y alabanza.

Nunca tomes estos dones a la ligera. Fueron adquiridos a un precio muy alto: la sangre y la vida de Jesucristo. Él pagó el precio; te compró. Tú le debes tu vida, tu obediencia y tu adoración.

El propósito de Dios para toda historia

Él nos hizo conocer el misterio de su voluntad conforme al buen propósito que de antemano estableció en Cristo, 10 para llevarlo a cabo cuando se cumpliera el tiempo: reunir en él todas las cosas, tanto las del cielo como las de la tierra.

Era un misterio. Nadie podría adivinarlo. Un misterio en la Biblia no es como nuestras novelas de suspenso. Es algo que antes no sabíamos, pero nos lo revela el Espíritu.

Satanás quiere dividir, pero Dios quiere reunir. El diablo trae división, pero Cristo trae paz y unidad. El enemigo fomenta la rebelión y el individualismo, pero Jesús quiere establecer un reino de paz y gozo, donde todos se sometan a su señorío.

Actualmente no vemos esta unidad. Estamos esperando ahora el cumplimiento del tiempo; ese día cuando Cristo regrese a este mundo para vencer a todos sus enemigos y reinar aquí en la tierra. Ahora hay una gran división entre el cielo y la tierra, pero en ese momento estarán unidos bajo la autoridad de Cristo.

No podemos establecer su reino por nuestras esfuerzas. A pesar de mucha oración y duro trabajo, no vamos a ver todo unido en Jesús ahora, pero ese es nuestro deseo. Esa es la meta, y vamos a hacer lo que podamos para llevar a todos a su reino y extender su señorío.

Herederos

11 En Cristo también fuimos hechos herederos, pues fuimos predestinados según el plan de aquel que hace todas las cosas conforme al designio de su voluntad, 12 a fin de que nosotros, que ya hemos puesto nuestra esperanza en Cristo, seamos para alabanza de su gloria.

Allí está otra vez: predestinados. Somos adoptados como hijos. Ahora, como miembros de su familia, también somos herederos. ¡Dios tiene un plan! Tú has elaborado planes o proyectos, pero no todos los has realizado. Dios cumple todos sus planes. Él tiene todo el poder y todos los recursos necesarios para hacer todo conforme a su voluntad. ¿Sabes cuál es el plan de Dios para la historia? ¿Por tu vida? ¿Para tu familia? ¡Él tiene un plan! Y cuando estés caminando dentro de ese plan, tendrás propósito y paz en tu vida. Si te resistes a su plan, estarás muy frustrado.

¿Es tu vida ahora para alabanza de la gloria de Dios? ¿Ven otros a Jesús en tu vida y glorifican a Dios por las maravillas de su gracia en ti? ¿Hay algo que tengas que cambiar?

¿Has puesto toda tu esperanza en Cristo? o ¿todavía tienes esperanza puesta en tu dinero, tu educación, tus talentos, el gobierno u otra persona?

Una garantía

13 En él también ustedes, cuando oyeron el mensaje de la verdad, el evangelio que les trajo la salvación, y lo creyeron, fueron marcados con el sello que es el Espíritu Santo prometido. 14 Éste garantiza nuestra herencia hasta que llegue la redención final del pueblo adquirido por Dios, para alabanza de su gloria.

Ya Pablo nos ha transmitido mucha seguridad: adoptados como hijos, con una herencia, y escogidos por Dios. ¡Ahora nos da una garantía! Sí, ¡hay garantías en la Biblia! La garantía aquí es el sello del Espíritu Santo. Tú eres marcado, como el ganado. Hay un sello espiritual sobre tu vida. Satanás y todos en el mundo espiritual saben que perteneces a Cristo. Es una garantía de tu herencia.

¿Cómo se recibe esta garantía? Hay que escuchar el evangelio, el mensaje de salvación por fe en Cristo. Cuando aceptas ese mensaje por fe, creyendo que es verdad, Dios te promete el Espíritu Santo.

Ya somos redimidos, pero aún esperamos nuestra redención final. En ese día, cuando Cristo establece su reino aquí en la tierra, vamos a recibir nuestra herencia. Otra vez, lo hace para alabanza de su gloria. Dios anhela nuestra adoración, y de estos pocos versículos queda claro que la merece.

¡Qué inicio maravilloso de esta carta! Ya sabemos el plan de Dios para toda la historia. Ya podemos ver como Él está llamando y capacitando a los miembros de su Cuerpo para avanzar su reino. ¿Has aceptado a Cristo? ¿Ya estás experimentando los beneficios de tu adopción como hijo de Dios? ¿Tienes el sello del Espíritu Santo sobre tu vida?