Efesios 2:1-10  Como Dios cumple su plan: Primero, nuestra salvación

El primer capítulo de esta carta nos da una visión gloriosa de nuestras bendiciones en Cristo Jesús. Hemos visto el gran poder de Dios disponible para nosotros y la posición exaltada de su iglesia, el Cuerpo de Cristo. Ahora Pablo vuelve atrás para recordarnos de quiénes éramos, y cómo Dios nos ha transformado. Tenemos tantas riquezas como hijos adoptados de Dios que estamos tentados a vanagloriarnos o jactarnos. De hecho, muchas veces alguien que Dios rescató de una vida perdida en las drogas, el alcohol, el adulterio (o cualquier otro pecado) quiere olvidarse de su vida anterior. Por desgracia, puede convertirse en un fariseo, despreciando a aquellos que permanecen en esos pecados. Para mantenernos humildes, a veces es bueno recordar de dónde vinimos.

Estábamos todos muertos

Los primeros tres versículos de este capítulo describen la condición humana. Son un resumen breve de los primeros tres capítulos de Romanos.

1Antes ustedes estaban muertos a causa de su desobediencia y sus muchos pecados. (NTV)

Y él os dio vida a vosotros, cuando estabais muertos en vuestros delitos y pecados. (RVR)

El hombre sin Cristo está muerto. No hay nada que el hombre pueda hacer para salvarse o ayudarse a sí mismo. Todos comenzamos allí. No importa el pecado. Todos somos pecadores. Todos estamos muertos. No importa la causa de muerte. Cada hombre muerto es igual:

  • No tiene vida.
  • No tiene esperanza.
  • No tiene nada.

Los “muchos pecados” pueden ser una variedad de delitos contra Dios y contra otros, pero la raíz del pecado es nuestra rebelión y desobediencia. Por naturaleza queremos hacer las cosas a nuestra manera. Nos resistimos la autoridad. Todos los días desobedecíamos lo que sabíamos que era lo recto.

Pero hay otra dinámica en juego que contribuye a nuestra muerte.

El príncipe de la potestad del aire

Vivían en pecado, igual que el resto de la gente, obedeciendo al diablo —el líder de los poderes del mundo invisible —, quien es el espíritu que actúa en el corazón de los que se niegan a obedecer a Dios. (NTV)

En los cuales anduvisteis en otro tiempo, siguiendo la corriente de este mundo, conforme al príncipe de la potestad del aire, el espíritu que ahora opera en los hijos de desobediencia. (RVR)

Varias veces en estos versículos Pablo enfatiza la verdad de que todos éramos iguales. No hay nadie mejor que el otro. Ya fuera un político, un hombre de negocios o el criminal peor de la calle, todos obedecíamos al diablo. Todos teníamos un corazón corrupto. El pecado es pecado. Es más difícil para la persona respetable confesar que él es un pecador que necesita salvación, que para el adicto que es más consciente de que necesita a un Salvador.

Todos vivíamos y andábamos en el mundo, y este sistema de valores corruptos contribuye a nuestro problema. Es parte de esa trinidad que batallamos: la carne, el mundo y el diablo. El mundo de hoy en día es más corrupto que nunca. Los medios de comunicación, especialmente la televisión e Internet, tienen una influencia poderosa (casi completamente mala). Por desgracia, la mayoría de los cristianos pasan mucho más tiempo frente a esas pantallas que frente a sus Biblias y el rostro de Dios.

Hace muchos años hubo un comediante llamado Flip Wilson que hizo popular el dicho “El diablo me hizo hacerlo.” Es muy fácil culpar al diablo por nuestra rebelión y pecado. Hay que asumir la responsabilidad de nuestras propias decisiones. Pero, (aunque muchos se burlan de los que siempre hablan del diablo), la verdad es que aquellos que no están bajo el señorío de Jesús están bajo el poder del maligno. Tenemos que recordar eso cuando relacionamos con compañeros de trabajo y familiares no salvos. Para saquear los bienes del enemigo, primero tenemos que atar al hombre fuerte (Mateo 12:29).

¿Qué enseña este versículo?

  • El diablo es un espíritu. Hay un gran ejército de demonios en un mundo invisible y espiritual, y el diablo es su líder.
  • Sin saberlo, gente sin Cristo obedecen los deseos y pensamientos que el diablo siembra en sus corazones. Seguimos la corriente de este mundo. Pocas personas conscientemente quieren servir al diablo, pero Satanás es muy astuto y sabe muy bien cómo aparecer como un ángel de luz.
  • El diablo ejerce su poder en los que viven en la desobediencia (NVI). No se supone que sean cristianos, pero el creyente que permanece en desobediencia a Dios abre su corazón al diablo otra vez, y le permite establecer fortalezas en su vida.

La naturaleza pecaminosa

Todos vivíamos así en el pasado, siguiendo los deseos de nuestras pasiones y la inclinación de nuestra naturaleza pecaminosa. Por nuestra propia naturaleza, éramos objeto del enojo de Dios igual que todos los demás. (NTV)

Entre los cuales también todos nosotros vivimos en otro tiempo en los deseos de nuestra carne, haciendo la voluntad de la carne y de los pensamientos, y éramos por naturaleza hijos de ira, lo mismo que los demás. (RVR)

Ahora Pablo cambia el enfoque. Sí, es cierto que el diablo actúa en el corazón del rebelde, pero también hay dos influencias muy potentes en cada ser humano. Son dos lados de nuestra carne:

  • Nuestras pasiones. Los deseos de nuestra carne (RVR). Somos impulsados por nuestros deseos pecaminosos (NVI). Todos nosotros sabemos lo que es vivir así. No hay nada nuevo ni nada extraño. La mayoría de la gente del mundo, sin pensarlo mucho, hacen lo que les da la gana hacer. Hay deseos y pasiones normales dados por Dios; el problema es cuando estamos dominados por esas pasiones. Dios nos ayuda a ejercer el autodominio.
  • Nuestra naturaleza pecaminosa. El pecado, que entró en nuestra raza cuando Adán y Eva desobedecieron a Dios, ha sido una plaga a través de las generaciones. Nacimos con una naturaleza caída. La NVI dice siguiendo nuestra propia voluntad y nuestros propósitos. El “yo” está en el centro del universo. Es nuestra voluntad que importa, y nuestros propósitos que valoramos.

Toda la raza merece la pena de muerte. Aparte de la gracia y salvación de Dios, somos objetos de su ira. La situación de verdad está fea, y parece que no hay salida o remedio.

El gran “pero”

Pero Dios, que es rico en misericordia, por su gran amor por nosotros, nos dio vida con Cristo, aun cuando estábamos muertos en pecados. ¡Por gracia ustedes han sido salvados!

Pero Dios es tan rico en misericordia y nos amó tanto que, a pesar de que estábamos muertos por causa de nuestros pecados, nos dio vida cuando levantó a Cristo de los muertos. (¡Es solo por la gracia de Dios que ustedes han sido salvados!) (NTV)

 Un hombre muerto no puede hacer nada. Estaríamos perdidos y condenados a un castigo eternal sin la intervención de Dios. Todo cambió cuando Cristo murió en la cruz y el Padre lo levantó de los muertos. Dios tomó la iniciativa e hizo lo necesario para rescatarnos y salvarnos. ¿Por qué?

  • Es rico en misericordia.
  • Nos ama.
  • Él nos dio vida al principio, y quiere resucitar a todos sus hijos junto con Cristo.
  • Es un Dios de gracia.
  • Y (en el verso 7) es un Dios bondadoso.

Unidos a Cristo

Y en unión con Cristo Jesús, Dios nos resucitó y nos hizo sentar con él en las regiones celestiales.

Pues nos levantó de los muertos junto con Cristo y nos sentó con él en los lugares celestiales, porque estamos unidos a Cristo Jesús. (NTV)

Aquí lo dice por primera vez, y lo repite en el verso 7: Estamos unidos a Cristo Jesús. Eso es maravilloso. Él apenas describió nuestro pecado y rebelión, pero Dios llega al extremo y hace lo más radical posible por nosotros: ¡Compartimos toda la vida con Cristo!

  • Nos levantó de los muertos juntos, en unión con Cristo.
  • Nos sentó con Cristo en los lugares celestiales.
  • Estamos unidos a Cristo.

¿Te das cuenta del gran privilegio de estar sentado con Cristo? ¿Qué implica estar unidos a Cristo? No lo dice aquí, pero morimos con Cristo. Crucificamos la carne. Esta muerte se simboliza en el bautismo, junto con nuestra resurrección cuando salimos de las aguas. El bautismo es poderoso porque es un símbolo de esta unión con Cristo. Sería genial simplemente estar unidos con Cristo en su nueva vida, pero también estamos sentados con Él en los tronos que Cristo comparte con nosotros en el cielo. Mucho más que la fe (los demonios también creen y tiemblan), y mucho más que una relación, estamos ahora en unión con Cristo.

Ejemplos de la gracia de Dios

Para mostrar en los tiempos venideros la incomparable riqueza de su gracia, que por su bondad derramó sobre nosotros en Cristo Jesús.

De modo que, en los tiempos futuros, Dios puede ponernos como ejemplos de la increíble riqueza de la gracia y la bondad que nos tuvo, como se ve en todo lo que ha hecho por nosotros, que estamos unidos a Cristo Jesús. (NTV)

Ya lo vimos en el capítulo 1, versos 6 y 12: Dios se siente obligado a demostrar a los principados y potestades, y los seres humanos que presten atención, la increíble riqueza de su gracia y bondad. En algún tiempo futuro Dios va a presentarnos como ejemplos de esa gracia. Si esto es tan importante para Dios, lógicamente Él hará todo lo posible para presentar un buen ejemplo. Él nos transformará a la imagen de Jesús. ¿Por qué en los tiempos futuros? Tal vez para darle la oportunidad de incluir a todos los posibles, o para terminar la buena obra que comenzó en nosotros.

Salvos por gracia por medio de la fe

Dios los salvó por su gracia cuando creyeron. Ustedes no tienen ningún mérito en eso; es un regalo de Dios.La salvación no es un premio por las cosas buenas que hayamos hecho, así que ninguno de nosotros puede jactarse de ser salvo. (NTV)

Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios; no por obras, para que nadie se gloríe. (RVR)

Una vez más, Pablo quiere dejar muy claro que todas estas bendiciones no tienen nada que ver con nuestros méritos. El contraste entre nuestra condición anterior y nuestra nueva vida en Cristo es muy impresionante, y ¡todo es por la gracia de Dios! Dios lo prefiere así, porque nadie puede jactarse de ser salvo. Una vez más, todos somos iguales: muertos y condenados al infierno. Lo único que nosotros podemos hacer es creer cuando escuchamos el evangelio.

  • Dios nos salvó por su gracia.
  • Nadie tiene ningún mérito en esa salvación.
  • Es un regalo de Dios.
  • No es una recompensa por las cosas buenas que hayamos hecho, porque nadie tiene buenas obras suficientes para compensar nuestro pecado.

Creados para buenas obras

10 Porque somos hechura suya, creados en Cristo Jesús para buenas obras, las cuales Dios preparó de antemano para que anduviésemos en ellas. (RVR)

Pues somos la obra maestra de Dios. Él nos creó de nuevo en Cristo Jesús, a fin de que hagamos las cosas buenas que preparó para nosotros tiempo atrás. (NTV)

El primer propósito de Dios en nuestra salvación es presentar un buen testimonio que le traiga mucha alabanza. Ahora vemos el segundo propósito: Dios preparó buenas obras de antemano para nosotros. Él nos forma específicamente para hacer esas buenas obras. Somos hechura suya, y Él sabe exactamente lo que está haciendo. Solo hace cosas de primera calidad. Tú y yo somos obras maestras de Dios, más impresionantes que las cosas más hermosas de la naturaleza. Somos hechos a imagen de Dios; con mucho cariño Él nos vuelve a formar de nuevo cuando aceptamos a Cristo. Nos creó de nuevo en Cristo; somos creados en Cristo.

Al principio de este capítulo, leímos que andábamos en delitos y pecados, pero Dios intervino: ¡Ahora andamos en buenas obras!

Para la reflexión:

  • ¿Sabes cuáles son esas buenas obras que Dios preparó para ti? ¿Estás andando en ellas?
  • ¿Eres salvo? ¿Has experimentado la gracia de Dios y, por fe, has aceptado el don de salvación?
  • ¿Estás viviendo en unión con Cristo? Honestamente, ¿tienes alguna idea de lo que significa estar unido a Cristo?
  • ¿Cuánta influencia tiene tu carne (con sus deseos y pasiones), el mundo y el diablo en tu vida diaria? ¿Cómo la compara con la influencia de la Palabra y el Espíritu de Dios?

 

Una respuesta a «Efesios 2:1-10  Como Dios cumple su plan: Primero, nuestra salvación»

  1. Dios nuestro Señor les bendiga aún más. Me es de gran bendición este estudio y m fascina porque está elaborado bajo la dirección del Espíritu Santo. Gracias ruego al Señor les continúe dando su sabiduría en Cristo Jesús.

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