Saúl y David: 1 Samuel 16: 1-23

Introducción a la tercera parte de HECHO PARA REINAR

Este día que llamamos “vida” ya está llegando a su fin. Hemos experimentado la energía y la esperanza de la juventud, y el gozo y arduo trabajo de familia. Ahora el tiempo es más corto. Se pone el sol y pronto vendrá la noche. Es la tercera edad. Este es el momento de enfrentar las consecuencias de tus decisiones anteriores. Es una etapa de muchos cambios en la vida, pero una cosa no ha cambiado: el llamado de Dios para reinar. Es una promesa también, pero con una condición que hace que esta parte de la vida sea tan importante: Si perseveramos, también reinaremos con él (2 Timoteo 2:12, LBLA).

Es posible que hayas sufrido, pero si perseveras, resistes al enemigo y sigues caminando con Dios, tú experimentarás la plenitud de la autoridad que Él tiene para ti. Estarás listo para reinar con Cristo por la eternidad. Tu fe es sólida. Tú estás disfrutando una rica amistad con tus hijos, que tienen sus propias familias y carreras. Te deleitas con tus nietos. Con la ayuda de Dios, tú has resuelto los problemas en tu matrimonio, y disfrutas del amor maduro y la intimidad sexual. Manejaste bien tus finanzas e invertiste sabiamente, siempre ofrendando al Señor, y ahora puedes dar libremente y vivir cómodamente. Tú eres un miembro respetado y activo de tu iglesia y comunidad. Tomas algunos medicamentos o incluso has tenido una cirugía menor, y está claro que tu cuerpo es más viejo, pero has cuidado este templo del Espíritu con una buena dieta, descanso y ejercicio. Estás en buena condición física. Hay sabiduría y un gozo que no conocías cuando eras joven, y la vida es plena y rica.

Desafortunadamente, la vida de un hombre no siempre termina tan bendecida. Puede ser que tus malas decisiones te hayan alcanzado. La vida puede ser una batalla más allá de tu control, dominada por el miedo y el fracaso, y gobernada por las circunstancias. Nunca te tomaste el tiempo para estudiar la Palabra de Dios y desarrollar tu relación con Cristo, y ahora tu fe se siente vacía. Estás alienado de tus hijos; ellos tienen sus propias vidas y problemas, y no tienen tiempo para ti. Descuidabas tu matrimonio y maltratabas a tu esposa; ahora estás divorciado y solitario. Despilfarraste tu dinero y nunca ahorrabas para la jubilación; tienes que seguir trabajando y muchas veces no tienes suficiente dinero. Has abusado de tu cuerpo y descuidado tu salud; sufres con diabetes, enfermedad cardíaca o cáncer. Nunca dedicaste el tiempo necesario para tus amistades. La vida es muy dura; hay veces en que  incluso piensas en el suicidio.

La mayoría de nosotros probablemente nos encontraremos entre estos dos extremos. Si aún eres joven y tienes la oportunidad de cambiar, aprende de los fracasos de otros. Toma decisiones sanas y pon a Dios en el primer lugar. Si ya eres un hombre mayor, es probable que tengas tus remordimientos, decepciones y sueños quebrantados. En este punto, es difícil corregir los errores del pasado, pero tú tienes la experiencia y la sabiduría que los hombres más jóvenes no tienen. Tú puedes aceptar tu situación y aprovechar al máximo el resto de tu vida. No es demasiado tarde para arrepentirte y entregar tu vida al Señor. ¡Él todavía hace milagros en la vejez! ¡Aún hay esperanza!

Saúl y David: 1 Samuel 16: 1-23

Este capítulo marca el punto de inflexión de 1 Samuel. El enfoque se mueve de Saúl a su sucesor, un joven conforme al corazón de Dios. Saúl ya está en su camino áspero, pero era un camino largo. Muchos años pasarían antes de que él se quitara la vida.

Una tarea más para Samuel

Samuel siguió desempeñando un papel clave en la vida de Saúl después de su despedida oficial. A pesar de que Dios rechazó a Saúl, fue difícil para Samuel dejarlo ir. Pero la obra de Dios sigue adelante, y nosotros tenemos que seguir adelante con Él, y dejar de llorar por la persona que rechaza al Señor.

El Señor le dijo a Samuel: —¿Cuánto tiempo vas a quedarte llorando por Saúl, si ya lo he rechazado como rey de Israel? Mejor llena de aceite tu cuerno, y ponte en camino. Voy a enviarte a Belén, a la casa de Isaí, pues he escogido como rey a uno de sus hijos.

—¿Y cómo voy a ir? —respondió Samuel—. Si Saúl llega a enterarse, me matará.

—Lleva una ternera —dijo el Señor —, y diles que vas a ofrecerle al Señor un sacrificio. (1-2)

¡Dios sugiere torcer la verdad! Suena extraño, pero Dios está de acuerdo: Samuel tenía razones para temer por su vida. La mente depravada que rechaza a Dios es capaz de acarrear increíble mal.

El hombre mira las apariencias, pero Dios mira el corazón

Y aconteció que cuando ellos vinieron, él vio a Eliab, y dijo: De cierto delante de Jehová está su ungido. Y Jehová respondió a Samuel: No mires a su parecer, ni a lo grande de su estatura, porque yo lo desecho; porque Jehová no mira lo que mira el hombre; pues el hombre mira lo que está delante de sus ojos, pero Jehová mira el corazón. (6-7, RVR)

Samuel tenía muchos años sirviendo al Señor, pero este gran profeta aún tenía cosas que aprender. Eso me anima. ¡Hay todavía esperanza para mí! No se trata de lo que tenía sentido para Samuel; su trabajo era escuchar a Dios. Si él no estuviera escuchando, habría ungido al hombre equivocado. No importa la experiencia que tengas, tú todavía puedes fracasar si confías en tu propia sabiduría. Es necesario escuchar de Dios – hoy.

Samuel pensó que si Dios escogió a Saúl porque era alto y guapo, Él elegiría a Eliab, quien también era alto y guapo. Pero la apariencia de Saúl nunca le importó a Dios. Él no se fija en las apariencias externas, sino al corazón. El mundo valora al hombre guapo o a la mujer hermosa. Si somos honestos, tendemos a lo mismo. ¿Estás impresionado con aquellos que parecen los más espirituales? Puede ser que no lo sean. Alguien que lucha con muchas pruebas puede tener un corazón que agrada a Dios. Y tú, ¿te fijas más en tu corazón? o ¿mirando tu aspecto en el espejo? No te dejes guiar por las apariencias. Trata de discernir la condición del corazón. No hay nada malo en hacer ejercicio o estar bien cuidado – a menos que no haya nada dentro. La mayoría de nosotros tenemos algo que no nos gusta de nuestra apariencia física, pero realmente eso no le importa a Dios. Él te hizo como eres.

Ese día se presentaron todos los hijos de Isa , pero el futuro rey no estaba entre ellos. Dios había escogido al más joven, que atendía las ovejas. ¿Cuántas veces ignora Dios nuestra elección, y escoge a alguien despreciado por el mundo? Por casualidad, David también era bien parecido:

Envió, pues, por él, y le hizo entrar; y era rubio, hermoso de ojos, y de buen parecer. Entonces Jehová dijo: Levántate y úngelo, porque éste es. Y Samuel tomó el cuerno del aceite, y lo ungió en medio de sus hermanos; y desde aquel día en adelante el Espíritu de Jehová vino con poder sobre David. Se levantó luego Samuel, y se volvió a Ramá. (12-13, RVR)

La vida de David estaba a punto de cambiar. David necesitaba la unción y poder del Espíritu para servir a Dios, al igual que Saúl la tenía al principio y los discípulos en Hechos la tendrían. Y tú necesitas esa misma unción. Ya hemos visto al Espíritu derramado en varias ocasiones en este libro. ¿Ha venido con poder sobre ti?

David en el palacio de Saúl

Dios tiene un gran sentido del humor. ¡Arregló que Saúl invitaría a su sucesor a su casa!:

El Espíritu del Señor se apartó de Saúl, y en su lugar el Señor le envió un espíritu maligno para que lo atormentara. Sus servidores le dijeron: —Como usted se dará cuenta, un espíritu maligno de parte de Dios lo está atormentando. Así que ordene Su Majestad a estos siervos suyos que busquen a alguien que sepa tocar el arpa. Así, cuando lo ataque el espíritu maligno de parte de Dios, el músico tocará, y Su Majestad se sentirá mejor.

—Bien —les respondió Saúl—, consíganme un buen músico y tráiganlo.

Uno de los cortesanos sugirió: —Conozco a un muchacho que sabe tocar el arpa. Es valiente, hábil guerrero, sabe expresarse y es de buena presencia. Además, el Señor está con él. Su padre es Isaí, el de Belén.

Entonces Saúl envió unos mensajeros a Isaí para decirle: «Mándame a tu hijo David, el que cuida del rebaño.» Isaí tomó un asno, alimento, un odre de vino y un cabrito, y se los envió a Saúl por medio de su hijo David. Cuando David llegó, quedó al servicio de Saúl, quien lo llegó a apreciar mucho y lo hizo su escudero.  Luego Saúl le mandó este mensaje a Isaí: «Permite que David se quede a mi servicio, pues me ha causado muy buena impresión.»

Cada vez que el espíritu de parte de Dios atormentaba a Saúl, David tomaba su arpa y tocaba. La música calmaba a Saúl y lo hacía sentirse mejor, y el espíritu maligno se apartaba de él. (14-23)

Las cosas empezaron bien entre Saúl y David. Eso puede suceder aun cuando una relación termina amarga. Saúl nunca había oído hablar de David, pero por casualidad su criado sabía de este chico de buen aspecto que toca la lira, habla bien y es un hombre valiente. ¿Lo más importante? Dios estaba con David. Tenía todo lo que Saúl carecía (espiritualmente). Eso atrajo a Saúl, pero también dio lugar a intensos celos. Podemos apagar y entristecer al Espíritu hasta que nos deje, y el Espíritu había dejado a Saúl como resultado de su desobediencia.

¿Un espíritu maligno de Dios?

Más preocupante es lo que puede venir en lugar del Espíritu Santo. Cuando estás en rebelión y sin el Espíritu Santo, te abres a los espíritus malignos. Pero, ¿envía Dios demonios? ¿No es esa la obra de Satanás?

No es la única vez en las Escrituras cuando un espíritu maligno viene de Dios (ve Jueces 9:23, 1 Reyes 22:22, 2 Corintios 12:7). Dios es soberano. Si nos centramos demasiado en el diablo, podemos pensar que este es un gran concurso de iguales, pero Satanás hace sólo lo que le es permitido. Dios puede atar al diablo y todos sus demonios de inmediato y por completo, pero los usa para lograr sus propósitos. En este caso, Dios quería colocar a David en el palacio del rey.

El historiador judío Josefo escribió en el primer siglo: “Pero en cuanto a Saúl, algunos trastornos extraños y demoníacos vinieron sobre él, y trajeron tales asfixias que estaban a punto de estrangularlo.” No sabemos la naturaleza de su tormento; no era constante, pero era obvio para quienes lo rodeaban. No te preocupes mucho con esa cuestión de si un cristiano puede ser poseído por un demonio; el griego del Nuevo Testamento habla de ser “demonizado”, no “poseído” por un demonio. Cuando un cristiano una y otra vez cede a tentación y vive en pecado, será atormentado y oprimido por espíritus malignos, y con el tiempo Satanás comienza a edificar una fortaleza en su vida.

Alivio del tormento

Dios envió el espíritu maligno a Saúl, y luego utilizó la música de adoración (por su sucesor recién ungido) para traerle alivio. ¿Qué tocaba David que era tan eficaz? Un músico experto que no conocía a Dios podía tocar la misma música sin efecto ninguno. No hay poder mágico en la música, pero cuando los creyentes llenos del Espíritu Santo exaltan a Dios en adoración, los espíritus malignos huyen. La adoración es mucho más que entretenimiento, es un medio poderoso para derrotar al enemigo y acercarse a Dios. Pero prepárate para una lucha:

Al día siguiente, el espíritu maligno de parte de Dios se apoderó de Saúl, quien cayó en trance en su propio palacio. Andaba con una lanza en la mano y, mientras David tocaba el arpa, como era su costumbre, Saúl se la arrojó, pensando: «¡A éste lo clavo en la pared!» Dos veces lo intentó, pero David logró esquivar la lanza. (18:10-11, ve también 19:9-10)

En este trance, Saúl intentó asesinar al ungido de Dios. Espera una reacción fuerte del diablo cuando te enfrentas a sus poderes malignos. Gente en pecado o demonizada a menudo encuentran consuelo escuchando música cristiana, leyendo la Biblia o asistiendo a la iglesia, pero si no hay un arrepentimiento genuino, la consolación será temporal. Saúl encontró alivio, pero no duró mucho. Él nunca se arrepintió. En cambio, se obsesionó con matar al mismo hombre que lo ayudó.

¿Te ves a ti mismo en este capítulo?

¿Eres un Saúl? ¿Se ha apartado el Espíritu de Dios de ti debido a tu pecado repetido? ¿Continúas la farsa como cristiano o ministro después de que el poder se ha ido? ¿Estás atormentado por espíritus malignos, u obsesionado con los celos de otro hombre que Dios está usando? Humíllate, arrepiéntete de todo tu corazón y dedícate de nuevo a seguir a Jesús. Llena tu vida de adoración a Dios. Busca a un hermano lleno del Espíritu Santo para ministrarte. Cuando tu vida esté en orden, esos espíritus huirán.

¿Eres un Samuel? Tal vez Dios te ha usado poderosamente, pero ahora eres mayor y sientes que tu tiempo se ha acabado. ¿Todavía tienes duelo por alguien que se apartó del Señor? ¿Sientes que de alguna manera fuiste responsable? ¿Está diciéndote Dios que es hora de dejarlo ir y seguir adelante? Dios necesita tu sabiduría y madurez para levantar nuevos líderes. Todavía tienes mucho que ofrecer al pueblo de Dios. ¡Uno no se jubila del Reino de Dios!

¿O eres un David? Has recibido una palabra de que Dios tiene grandes cosas para ti, pero estás trabajando bajo alguien celoso que trata de sabotear todo lo que haces. Al ver su pecado, tú puedes sentirte tentado a socavarlo o abandonar el lugar. Pero Dios puede tenerte allí con un propósito. Puede ser que Él te esté preparando en ese horno, poniendo a prueba tu confianza en Dios para el momento adecuado, y tu buena voluntad de honrar a alguien en autoridad. Deja que Dios lo juzgue en su tiempo. No trates de manipular la situación. Si tú tienes la oportunidad de ministrarle, hazlo. Recuerda, no estás luchando contra carne y sangre. Mantente alerta a las dimensiones espirituales de la batalla, y permanece en adoración y comunión con Dios. Sobre todo, seguir siendo humilde. Aprende de los errores que has presenciado, y date cuenta de que eres lo que eres por la gracia de Dios.

Si te quedas en el camino de Saúl, te llevará a la perdición. Sería genial si todos fuésemos un David, pero eso no es posible. Parte de la madurez es aceptar donde Dios te ha llamado, y prosperar y ser fiel allí.

 

Efesios 3:1-13  Cómo Dios cumple su plan: La iglesia testifica a principados invisibles

1Cuando pienso en todo esto, yo, Pablo, prisionero de Cristo Jesús por el bien de ustedes, los gentiles… (NTV)

Por esta causa yo Pablo, prisionero de Cristo Jesús por vosotros los gentiles (RVR)

En dos capítulos cortos Pablo nos ha dado mucho en que pensar. Lo más importante es el plan de Dios para incluir a los gentiles en el Reino de los Cielos. Pablo luchó por ello hasta Jerusalén y una confrontación con Pedro mismo (ve Hechos 15 y Gálatas 2:11-13). Cuando escribió esta carta, Pablo estaba encarcelado a causa de esta misión a los gentiles. Los judíos estaban celosos y decididos a callarlo; querían matarlo (ve Hechos 21:27-36). Es posible que sin Pablo, Jesucristo hubiera permanecido tan solo como otro rabino o profeta dentro de una secta judía.

El ministerio de Pablo

A propósito, doy por sentado que ustedes saben que Dios me encargó de manera especial extenderles su gracia a ustedes, los gentiles. Tal como antes les escribí brevemente, Dios mismo me reveló su misterioso plan. Cuando lean esto que les escribo, entenderán la percepción que tengo de este plan acerca de Cristo.Dios no se lo reveló a las generaciones anteriores, pero ahora, por medio de su Espíritu, lo ha revelado a sus santos apóstoles y profetas. (NTV)

si es que habéis oído de la administración de la gracia de Dios que me fue dada para con vosotros; que por revelación me fue declarado el misterio, como antes lo he escrito brevemente, leyendo lo cual podéis entender cuál sea mi conocimiento en el misterio de Cristo, misterio que en otras generaciones no se dio a conocer a los hijos de los hombres, como ahora es revelado a sus santos apóstoles y profetas por el Espíritu: (RVR)

No sabemos cuándo Pablo los escribió brevemente acerca de esta gracia especial, pero está claro que su encuentro con Jesucristo y la revelación que recibió acerca de los gentiles fue el fundamento de su vida y ministerio.

En el verso 2, Pablo dice algo que se puede aplicar a cualquier persona en un ministerio en otras culturas; a cualquier misionero. Dios le dio una gracia especial para establecer relaciones y plantar iglesias entre los gentiles. Todos sabían que Pablo era un fariseo, pero en obediencia a Dios él dirigió su ministerio a otro grupo, y Dios le dio la gracia para comunicarse con ellos y ser acepto por ellos. Es una gracia que Dios todavía le da a alguien llamado a ministrar en otra cultura o idioma. Era la responsabilidad de Pablo administrar esa gracia en beneficio de las iglesias y del Reino de Dios.

Una vez más, Pablo coloca a los apóstoles y profetas en un lugar especial: Reciben revelación de Dios acerca de sus planes. No habrá más revelación al nivel del Nuevo Testamento o el misterio revelado a Pablo, pero, por medio del Espíritu, Dios todavía quiere revelar sus planes a los apóstoles y profetas de la iglesia. Casi siempre un ministerio comienza con una revelación del plan de Dios; tal vez para una ciudad o un grupo de personas.

El plan de Dios

Y el plan de Dios consiste en lo siguiente: tanto los judíos como los gentiles que creen la Buena Noticia gozan por igual de las riquezas heredadas por los hijos de Dios. Ambos pueblos forman parte del mismo cuerpo y ambos disfrutan de la promesa de las bendiciones porque pertenecen a Cristo Jesús. Por la gracia y el gran poder de Dios, se me ha dado el privilegio de servirlo anunciando esta Buena Noticia. (NTV)

que los gentiles son coherederos y miembros del mismo cuerpo, y copartícipes de la promesa en Cristo Jesús por medio del evangelio, del cual yo fui hecho ministro por el don de la gracia de Dios que me ha sido dado según la operación de su poder. (RVR)

Pablo repite lo que ya dijo en el capítulo 2, usando tres palabras para describir la posición de los gentiles:

  • Coherederos: Cada creyente disfruta igualmente las riquezas heredadas por los hijos de Dios.
  • Miembros del mismo cuerpo: No hay una iglesia judía y otra gentil. Para Dios, no hay una iglesia pentecostal y otra luterana. Todos somos miembros del mismo Cuerpo de Jesús.
  • Copartícipes: Todos disfrutamos de las mismas bendiciones prometidas a nosotros en Cristo Jesús.

Este es el plan de Dios: Establecer un cuerpo unido de todas las naciones, disfrutando de todos los privilegios y bendiciones de sus hijos adoptivos. Este plan fue revelado a Pablo por el Espíritu. Una revelación casi siempre está acompañada por una comisión: Alguien es enviado para que la revelación se haga realidad. Pablo fue hecho ministro por el don de la gracia de Dios. Es bueno estudiar y prepararse para un ministerio, pero solo Dios puede hacerte un ministro, y cada ministro necesita este don de la gracia de Dios y la operación del poder de Dios en su vida. Me parece que hay muchos en el ministerio que nunca han recibido una revelación del plan de Dios para sus vidas. No son llamados. Dios nunca los hizo ministros, y no están ministrando ni en la gracia ni en el poder de Dios.

Tesoros inagotables

Aunque soy el menos digno de todo el pueblo de Dios, por su gracia él me concedió el privilegio de contarles a los gentiles acerca de los tesoros inagotables que tienen a disposición por medio de Cristo. Fui elegido para explicarles a todos el misterioso plan que Dios, el Creador de todas las cosas, mantuvo oculto desde el comienzo. (NTV)

A mí, que soy menos que el más pequeño de todos los santos, me fue dada esta gracia de anunciar entre los gentiles el evangelio de las inescrutables riquezas de Cristo, y de aclarar a todos cuál sea la dispensación del misterio escondido desde los siglos en Dios, que creó todas las cosas; (RVR)

Parece que Pablo todavía sentía vergüenza por su vida pasada. Nunca podía olvidar el rostro de Esteban cuando fue apedreado, el primer mártir cristiano (Hechos 8 y 9:1). Pablo se considera a sí mismo el más pequeño, el menos digno, de todo el pueblo de Dios. Es por eso que el privilegio de anunciar las Buenas Nuevas a los gentiles era tan precioso a Pablo.

Como muchos que están llamados a un ministerio diferente, Pablo no solo ministraba a los gentiles, sino que también tenía que aclarar esta nueva revelación a otros; sobre todo a los judíos. Esa era la parte más difícil de su llamado.

Él añade que este Dios es el Creador de todas las cosas. Por supuesto, Dios tiene el derecho de crear un nuevo hombre, un pueblo nuevo en Cristo, que incluye los gentiles. Esta nueva creación disfruta de riquezas infinitas:

  • Resurrección de la muerte y perdón del pecado.
  • Tronos, donde están sentados con Cristo en victoria.
  • Reconciliación con Dios.
  • Participación en una comunidad nueva.
  • El fin de hostilidad, y una nueva paz.
  • Acceso al Padre por medio del Hijo y del Espíritu.
  • Todas las riquezas del Padre que vamos a heredar.

¿Conoces algunos de estos tesoros inagotables? ¿Estás disfrutando de las riquezas inescrutables de Cristo?

Testigos a gobernantes invisibles

10 El propósito de Dios con todo esto fue utilizar a la iglesia para mostrar la amplia variedad de su sabiduría a todos los gobernantes y autoridades invisibles que están en los lugares celestiales. 11 Ese era su plan eterno, que él llevó a cabo por medio de Cristo Jesús nuestro Señor. (NTV)

10 para que la multiforme sabiduría de Dios sea ahora dada a conocer por medio de la iglesia a los principados y potestades en los lugares celestiales, 11 conforme al propósito eterno que hizo en Cristo Jesús nuestro Señor, (RVR)

El plan de Dios para la iglesia va mucho más allá de:

  • Cultos gloriosos con alabanzas ungidas por el Espíritu.
  • Compañerismo cariñoso.
  • Buena enseñanza de cómo experimentar las bendiciones de Dios.
  • Programas en Internet, televisión y radio.
  • Templos hermosos.

Sí, Dios quiere que la iglesia sea un ejemplo para todo el mundo de su poder y amor. Él quiere sanar y salvar e impactar a toda la sociedad con los valores de su Reino. Pero su plan para la iglesia va mucho más allá de este mundo. Alcanza hasta los lugares celestiales. Hay principados, gobernantes, autoridades y potestades invisibles que aún no saben cuán grande es la sabiduría y el poder de Dios. Y sí, (yo sé que parece increíble), Él ha escogido a nosotros (su iglesia) para mostrarles su carácter y sabiduría. Este nuevo pueblo, que incluye todas las razas, culturas y clases, es único. El amor y la unidad que demostramos a pesar de todas nuestras diferencias es un testimonio poderoso del milagro de Dios en nosotros.

Dios no usa a los ángeles para evangelizar al mundo, sino a nosotros. Estamos llamados a testificar a nuestras familias, compañeros de trabajo y a todo el mundo acerca de quién es Dios y lo que Él ha hecho por nosotros. No creo que lo hagamos muy bien. Pero también estamos llamados a “evangelizar” a gobernantes que aún no podemos ver. Este es un gran privilegio – y responsabilidad. Pocos son conscientes de esa responsabilidad. Aparentemente esos gobernantes están observándonos para ver si Dios realmente puede transformar una vida. Quieren saber si son meras palabras, y si la iglesia va a fracasar como fracasó Israel.

  • ¿Es posible que, basándose en lo que han observado en la iglesia estos principados tengan un concepto equivocado de Dios?
  • ¿Cómo podemos deshonrar así al que entregó su vida por nosotros?
  • Como buenos hijos que aman a nuestro Padre, ¿no tenemos que hacer todo lo posible para cumplir con este llamado y mostrarles un buen ejemplo del amor, la gracia, la bondad y poder de nuestro Dios?
  • ¿Quieres que los principados celestiales se burlen de Jesucristo porque parece que Él murió en vano?

Libre acceso a la presencia de Dios

12 Gracias a Cristo y a nuestra fe en él, podemos entrar en la presencia de Dios con toda libertad y confianza.13 Por eso les ruego que no se desanimen a causa de mis pruebas en este lugar. Mi sufrimiento es por ustedes, así que deberían sentirse honrados. (NTV)

12 en quien tenemos seguridad y acceso con confianza por medio de la fe en él; 13 por lo cual pido que no desmayéis a causa de mis tribulaciones por vosotros, las cuales son vuestra gloria. (RVR)

A primera vista, puede parecer que Pablo no era un buen testigo para esos principados. A causa de su obediencia a su llamado está encarcelado, sufriendo y atribulado. ¡Él podría tener una vida muy cómoda como fariseo! Pero el testimonio es: Dios nos ayuda en la prueba y nos consuela en la tribulación. Esos gobernantes deben observar que hay un poder sobrenatural que opera en Pablo que le permite continuar ministrando y regocijándose a pesar de la persecución.

Pablo señala uno de los privilegios más impresionantes del cristiano: por medio de tu fe en Jesús y su palabra, puedes entrar libremente en la presencia de Dios con toda confianza y libertad. Es algo que no se ve. Es por la fe. Puede ser que tú no sientas nada. Pero, a pesar de los ataques del diablo, tenemos seguridad en Cristo. ¡Podemos morar con Cristo en lugares celestiales! Todos los días Pablo se aprovechaba ese privilegio.

 La iglesia es el plan de Dios

Pablo ha revelado el enfoque del plan de Dios: un Cuerpo de Cristo unido. Ese es el misterio que los judíos resistieron con tanta fuerza. Dios no tiene dos planes paralelos: uno para Israel y otro para los creyentes en el Mesías judío. No hay dos pactos vigentes. Los pactos del Antiguo Testamento han dado un paso gigante hacia adelante en el Nuevo Pacto en Jesucristo. Ésta no es la que algunos llaman una “Teología de Reemplazo.” Es una teología de cumplimiento; una expansión enorme de la obra salvadora de Dios. Ahora el plan de Dios no se centra en una familia, en un pequeño país en el Medio Oriente. El rey davídico que fue prometido ha llegado, y su nombre es Jesús. Él no reina en un palacio en Jerusalén, sino en la sala del trono celestial de Dios Todopoderoso, a la diestra de su Padre. No se ofrecen más sacrificios en un templo en Jerusalén; su sacrificio en la cruz fue el último, perfecto, sacrificio. Los creyentes reunidos en su nombre son los templos del Dios vivo, no sólo en Monte Sión, sino en millones de lugares en todo el mundo. El cuerpo de Jesucristo hace la obra del Padre en todas las naciones de la tierra: predicando y demostrando el Reino, sanando y siendo perfeccionados en santidad. Y acabamos de ver que este plan va más allá de la tierra; va a la infinidad de los reinos celestiales.

Todo comenzó con la llamada de un hombre: Abraham. A través de los siglos, Dios reveló su plan aún más, terminando en la vida y enseñanzas de su Hijo. Hay un solo fluir de la obra de Dios. Se está moviendo hacia la plena manifestación del Reino de Dios, con Jesús como Rey. La iglesia está en el centro del plan de Dios, y debe ser muy importante en nuestras vidas también.

Una última oportunidad para redimirse: I Samuel 15: 1-35

Dios es muy paciente con nosotros, y misericordioso. Está claro que Saúl no merece otra oportunidad. Ya recibió su sentencia: Va a perder su reino. Pero Dios nos ama tanto que nos da muchas oportunidades. Aquí Él envía a Samuel con una nueva tarea para Saúl. El rey está en apuros, pero esto le ofrece la oportunidad de reflexionar y cambiar.

Después Samuel dijo a Saúl: Jehová me envió a que te ungiese por rey sobre su pueblo Israel; ahora, pues, está atento a las palabras de Jehová. (1, RVR)

Éste es un saludo extraño para un padre espiritual a su hijo. No creo que Saúl hubiera olvidado quién era Samuel, pero Samuel quería recordarle el papel importante que había desempeñado en su vida: Él instaló a Saúl en el trono y trajo la noticia del juicio de Dios. Samuel sabe que Saúl no está escuchando muy bien la voz del Señor. Él quiere enfatizar la importancia de esta tarea. Es una cuestión de vida o muerte para Saúl.

«Así dice el Señor Todopoderoso: “He decidido castigar a los amalecitas por lo que le hicieron a Israel, pues no lo dejaron pasar cuando salía de Egipto. Así que ve y ataca a los amalecitas ahora mismo. Destruye por completo todo lo que les pertenezca; no les tengas compasión. Mátalos a todos, hombres y mujeres, niños y recién nacidos, toros y ovejas, camellos y asnos.” » (2-3)

La tarea

Durante muchos años Dios quería juzgar a Amalec. Los amalecitas atacaron a Israel en su camino desde Egipto. Ese día Dios dijo: «Yo borraré por completo, bajo el cielo, todo rastro de los amalecitas.» Y Moisés añadió: «¡La guerra del Señor contra Amalec será de generación en generación!» (Éxodo 17:14-15) Puede ser que los amalecitas habían oído hablar de esta maldición, pero pasaron muchos años y Dios no había hecho nada, y los amalecitas decidieron que era una amenaza vacía. Pero Dios no olvida. Él solo estaba esperando el momento adecuado, y el hombre adecuado. Parece un triunfo garantizado para Saúl. Él sabe exactamente qué hacer, y ciertamente Dios le dará la victoria.

Has clamado a Dios con el salmista: “¿Hasta cuándo, Señor?” (Salmo 13) Tú puedes sentirte tentado a tomar las cosas con tus propias manos y vengarte de aquellos que te han ofendido a ti o al Señor. A veces Dios parece lento para cumplir sus promesas, pero Él sabe lo que está haciendo. Cuando Él quiere que hagas algo, Él te hará saber.

  • ¿Te ha dado una misión?
  • ¿Te está probando?
  • ¿Te encuentras en una batalla en este momento?
  • ¿Es tu propia creación, o es de Dios?

Si Dios te envió en una misión, ¡Él estará contigo!

¡Saúl completamente destruye a los amalecitas!

Saúl reunió al ejército y le pasó revista en Telayin: eran doscientos mil soldados de infantería más diez mil soldados de Judá. Luego se dirigió a la ciudad de Amalec y tendió una emboscada en el barranco.  Los quenitas se apartaron de los amalecitas, pues Saúl les dijo: «¡Váyanse de aquí! Salgan y apártense de los amalecitas. Ustedes fueron bondadosos con todos los israelitas cuando ellos salieron de Egipto. Así que no quiero destruirlos a ustedes junto con ellos.»

Saúl atacó a los amalecitas desde Javilá hasta Sur, que está cerca de la frontera de Egipto. A Agag, rey de Amalec, lo capturó vivo, pero a todos los habitantes los mató a filo de espada. (4-8)

¡Qué gran comienzo! Esta vez Saúl está bien preparado, con un ejército de 210,000 soldados. Él cuidadosamente advirtió a todos los extranjeros que abandonaran el país, ya que él está decidido a matar a todos. El rey es capturado, y todo el pueblo destruido. ¿Ha aprendido Saúl de sus errores? ¿Al  fin él hace algo bien?

Pero…de repente la escena cambia. Ese “pero” en la obediencia puede ser desastroso.

El «pero» que destruyó a Saúl

Pero Saúl y el pueblo perdonaron a Agag, y a lo mejor de las ovejas y del ganado mayor, de los animales engordados, de los carneros y de todo lo bueno, y no lo quisieron destruir; mas todo lo que era vil y despreciable destruyeron. (9, RVR)

¿Qué están pensando? ¿Olvidaron lo que dijo Dios? Ellos hacen lo que tiene sentido para ellos: destruir lo que es débil y despreciado, pero preservar lo que es bueno. Aplicamos nuestro razonamiento a la palabra de Dios: “Esos pobres corderos. Son especímenes perfectos. Simplemente no podemos destruirlos. Además, ¡podemos sacrificarlos a Dios!”

Nos deshacemos de las cosas débiles y despreciadas, y nos sentimos bien. Pero nos aferramos a lo que el mundo dice es bueno, y desobedecemos a Dios. Saúl tenía la responsabilidad como rey de garantizar que todo se hiciere de acuerdo con la orden de Dios, pero él participó en el pecado de su ejército.

Ésta no era la primera vez que Israel desobedeció la orden de Dios para destruir todo. Saúl tenía que saber sobre el pecado de Acán, que trajo la derrota a la nación después de la caída de los muros de Jericó (Josué 7). E Israel fue afligido durante siglos por la gente que no pudieron destruir cuando entraron en la tierra prometida. Dios nos manda a destruir a todos los enemigos en nuestras vidas, pero por lo general no lo hacemos, y terminamos luchando contra ellos durante muchos años. ¿Hay algunas «vacas sagradas» en tu vida?

Samuel se enfrenta a Saúl

Luego el Señor le dijo a Samuel: «Lamento haber hecho a Saúl rey, porque no me ha sido leal y se ha negado a obedecer mi mandato». Al oírlo, Samuel se conmovió tanto que clamó al Señor durante toda la noche. (10-11, NTV)

Justo cuando parecía que Saúl estaba haciendo bien, desobedeció y se apartó del Señor. Él es totalmente egocéntrico y preocupado por su propia importancia. El mensaje que Samuel recibió de Dios fue tan fuerte que el profeta pasó la noche clamando al Señor. ¿Estás dispuesto a perder una noche de sueño para interceder por alguien en rebelión? Samuel estaba con Saúl desde el principio y vio sus fracasos, pero él todavía no podía renunciar a Saúl. ¿Sabes lo que es estar conmovido por todo el pecado y los problemas que ves a tu alrededor? Ruego a Dios que Él nunca tenga que lamentarse por tu desobediencia, o potencial perdido o el fracaso de tu vocación. Eso es trágico, y aterrador, si tienes algún temor de Dios.

 Un monumento en su propio honor

Temprano a la mañana siguiente Samuel fue a buscar a Saúl. Alguien le dijo: «Saúl fue a la ciudad de Carmelo a levantar un monumento en su propio honor y después continuó a Gilgal». (12, NTV)

Después de su victoria en 1 Samuel 14, Saúl levantó un altar al Señor, pero ahora se revela su verdadero corazón. Mientras Dios lamentaba su pecado y su desobediencia, Saúl fue a erigir un monumento en su propio honor. Al parecer, estaba tan alejado del Señor que podía desobedecer órdenes claras y pensar que lo estaba haciendo muy bien. Y nosotros hoy en la iglesia, ¿construimos monumentos en nuestro propio honor? ¿Una escuela? ¿Un nuevo templo? ¿Un ministerio? ¡Que Dios nos libre de tal arrogancia!

Cansado y agobiado, Samuel alcanza a Saúl al fin del día. Con orgullo y alegría Saúl sale a recibirlo:

Cuando por fin Samuel lo encontró, Saúl lo saludó con alegría. —Que el Señor te bendiga —le dijo—. Llevé a cabo el mandato del Señor. (13, NTV)

¿Estaba mintiendo, o estaba tan engañado que realmente pensó que había hecho todo bien? He conocido a muchos cristianos envueltos en sí mismos y ciegos a la realidad, confiados en que eran el hombre de Dios para la hora.

Balidos de oveja y mugidos de vaca

—Y entonces, ¿qué significan esos balidos de oveja que me parece oír? —le reclamó Samuel—. ¿Y cómo es que oigo mugidos de vaca?

—Son las que nuestras tropas trajeron del país de Amalec —respondió Saúl—. Dejaron con vida a las mejores ovejas y vacas para ofrecerlas al Señor tu Dios, pero todo lo demás lo destruimos. (14-15)

Solo había un pequeño problema con la historia de Saúl: los balidos de oveja y mugidos de vaca. ¡Las mismas que Saúl tuvo que destruir! Saúl tenía la excusa perfecta, e incluso es espiritual: ¡Iban a ofrecerlas al Señor! Tal vez Saúl creyó que esto agradaría a Dios. Conozco a muchos cristianos que aceptarían esta explicación. Suena bien, si tú no te tomas en serio la palabra de Dios, y crees que hay lugar para modificar sus órdenes para tu propia conveniencia. Pero es demasiado para Samuel:

¡Basta! —lo interrumpió Samuel—. Voy a comunicarte lo que el Señor me dijo anoche.

—Te escucho —respondió Saúl.

Entonces Samuel le dijo: —¿No es cierto que, aunque te creías poca cosa, has llegado a ser jefe de las tribus de Israel? ¿No fue el Señor quien te ungió como rey de Israel, y te envió a cumplir una misión? Él te dijo: “Ve y destruye a esos pecadores, los amalecitas. Atácalos hasta acabar con ellos.” ¿Por qué, entonces, no obedeciste al Señor? ¿Por qué echaste mano del botín e hiciste lo que ofende al Señor? (16-19)

Saúl comenzó su reinado con una autoimagen baja, pero ahora su ego fue inflado. Había olvidado lo que Dios había hecho en su vida. Lo más importante es que había desobedecido el claro mandamiento de Dios. Es fácil condenar a Saúl, pero cuando Dios no está en el centro, tendemos a oscilar entre esos dos extremos. Nosotros podemos olvidar rápidamente nuestro quebrantamiento y pecado, y la liberación de Dios. Desobedecemos a Dios, y luego miramos hacia abajo a aquellos que todavía están perdidos en sus pecados.

—¡Pero yo sí obedecí al Señor! —insistió Saúl—. ¡Cumplí la misión que él me encargó! Traje al rey Agag, pero destruí a todos los demás. Entonces mis tropas llevaron lo mejor de las ovejas, de las cabras, del ganado y del botín para sacrificarlos al Señor tu Dios en Gilgal. (20-21, NTV)

Adán fue el primero quien echó la culpa a otro. Todos lo hacen. Saúl no acepta su responsabilidad como líder: “Yo sí obedecí; yo cumplí.” Pero “las tropas” llevaron los animales. ¿Y era sólo un lapsus cuando Saúl llama al Señor “tu Dios” cuando habló con Samuel? (Ésta era la segunda vez que Saúl lo dijo – también en el verso 15.) ¿Puede ser que Dios ya no era el Señor de Saúl? ¿O nunca era?

100% obediencia requerida

Saúl pudo haber cumplido con el 95% de lo que Dios quería – y pensar que estaba haciendo muy bien. Muchos cristianos de hoy estarían de acuerdo. Pero Dios no está interesado en el 95% de obediencia. Él requiere el 100%. Cuando fallamos, Él es misericordioso – si somos honestos y llegamos a Él en humildad y arrepentimiento genuino. Dios sabe que somos humanos y cometemos errores, a pesar de que algunas personas (¡especialmente los jefes!) pueden creer que son infalibles. Si tú caes en pecado, no te cubras. No hagas excusas, y no eches la culpa, como lo hizo Saúl: “¡Pero yo sí obedecí!” Sé real y honesto, y suficientemente humilde para reconocer lo que has hecho. Samuel no está impresionado con la excusa de Saúl, y tampoco está Dios.

 Obediencia versus religión

Samuel respondió:

«¿Qué le agrada más al Señor:
que se le ofrezcan holocaustos y sacrificios,
o que se obedezca lo que él dice?
El obedecer vale más que el sacrificio,
y el prestar atención, más que la grasa de carneros.
La rebeldía es tan grave como la adivinación,
y la arrogancia, como el pecado de la idolatría.
Y como tú has rechazado la palabra del Señor,
él te ha rechazado como rey.»
(22-23)

¿Quieres agradar a Dios? Obedécele. Ya hemos oído ese mensaje varias veces en este libro. Para obedecer tienes que escuchar la voz de Dios y saber su voluntad. No elijas lo que tengas ganas de hacer – e ignorar partes de la Biblia que no te complazcan. No seas como Saúl, actuando como juez de la palabra de Dios. A menudo destruimos lo débil y despreciado de nuestra cultura, y salvamos lo que el mundo valora – supuestamente para usar en servicio a Dios. ¡Ten cuidado de rechazar la palabra del Señor por tus acciones!

Dios dice que la rebelión es como la adivinación o la hechicería, y la arrogancia es idolatría. Esa hubiera sido una sorpresa para Saúl, tal como es para la mayoría de cristianos. Rebelión y arrogancia eran grandes problemas para Saúl – y para muchos de nosotros. Todos esos animales que Saúl iba a sacrificar significaban absolutamente nada al Señor si él no estaba caminando en obediencia. Ciertamente el obedecer vale más que el sacrificio. Todos nuestros cultos de adoración y templos hermosos afligen el corazón de Dios si no escuchamos su palabra y la obedecemos.

El defecto fatal de Saúl

—¡He pecado! —admitió Saúl—. He quebrantado el mandato del Señor y tus instrucciones, porque temí al pueblo y consentí a la voz de ellos. Pero te ruego que perdones mi pecado, y que regreses conmigo para adorar al Señor.

—No voy a regresar contigo —le respondió Samuel—. Tú has rechazado la palabra del Señor, y él te ha rechazado como rey de Israel.

Cuando Samuel se dio vuelta para irse, Saúl le agarró el borde del manto, y se lo arrancó. Entonces Samuel le dijo:

—Hoy mismo el Señor ha arrancado de tus manos el reino de Israel, y se lo ha entregado a otro más digno que tú. En verdad, el que es la Gloria de Israel no miente ni cambia de parecer, pues no es hombre para que se arrepienta.

—¡He pecado! —respondió Saúl—. Pero te pido que por ahora me sigas reconociendo ante los ancianos de mi pueblo y ante todo Israel. Regresa conmigo para adorar al Señor tu Dios.

Samuel regresó con él, y Saúl adoró al Señor. (24-31)

Es triste, pero a menudo requiere algo desastroso para llamar nuestra atención, como ser arrestado o ver a tu esposa dejarte por otro hombre. Cuando Saúl escuchó las consecuencias de su pecado, su confesión reveló un defecto fatal: “temí al pueblo y consentí a la voz de ellos.”

Puede ser que Saúl estuviera preparado para hacer lo correcto, pero era débil y temía a sus propios hombres. Los soldados le trajeron los animales y Saúl no tuvo la fuerza para comandar su masacre. Su debilidad interna y la falta de defensa de lo que correcto causaron su caída. Si tienes miedo de los hombres, no eres apto para el liderazgo cristiano. Si rechazas la palabra de Dios para agradar a los hombres, serás rechazado por Dios.

¿Qué tan sincero fue Saúl? En estas situaciones, muchos se arrepienten con la esperanza de evitar las consecuencias del pecado. No es genuino. ¿Por qué la adoración era tan importante para Saúl? ¿Hubo una parte de él que buscó a Dios y fue tocada por la adoración? He visto a muchos hombres con grandes problemas que honestamente deseaban adorar a Dios. Es posible que Saúl estuviera espiritualmente hambriento, pero también tuviera mucha confusión interior. Él quería adorar al Señor, pero Saúl quería que Samuel lo acompañara. ¿Por qué? Para que Saúl fuese honrado ante los ancianos y el pueblo de Israel. Parece que era más importante para Saúl verse bien con la gente que con Dios. Si parece que no contó con el apoyo de Samuel, el pueblo lo despreciaría. Pero Samuel discernió su motivación y no quiso acompañarlo en su adoración falsa. Desesperado, Saúl agarró la túnica de Samuel y la arrancó. Finalmente Samuel accedió a ir a adorar con él.

Antes de que Samuel se fuese, había una cosa más que hacer. Saúl no había matado al rey amalecita. El viejo profeta tenía que hacerlo.

Después dijo Samuel: Traedme a Agag rey de Amalec. Y Agag vino a él alegremente. Y dijo Agag: Ciertamente ya pasó la amargura de la muerte.

Y Samuel dijo: Como tu espada dejó a las mujeres sin hijos, así tu madre será sin hijo entre las mujeres. Entonces Samuel cortó en pedazos a Agag delante de Jehová en Gilgal.

Se fue luego Samuel a Ramá, y Saúl subió a su casa en Gabaa de Saúl. Y nunca después vio Samuel a Saúl en toda su vida; y Samuel lloraba a Saúl; y Jehová se arrepentía de haber puesto a Saúl por rey sobre Israel. (32-35, RVR)

Es bueno saber que tú no eres el único con remordimiento. Dios mismo lamentó haber hecho a Saúl rey de Israel.

Lecciones para padres espirituales

Samuel no era un padre demasiado involucrado en la vida de su hijo espiritual. Pasó un tiempo con Saúl y luego lo dejó para poner en práctica lo que le había enseñado.

  • Basó su aporte en la vida de Saúl en la palabra de Dios, no sus propios pensamientos acerca de lo que debería hacer.
  • El fracaso con sus propios hijos no impidió que Samuel fuera un padre espiritual para Saúl. De hecho, sus propios fracasos lo motivaron y lo ayudaron a ser un padre a Saúl.
  • Samuel no disculpa la desobediencia de Saúl ni minimiza su gravedad. No tuvo miedo de enfrentar a Saúl con la verdad. Es posible estar tan cerca de alguien que no quieres hacer nada para poner en peligro esa relación. Ten cuidado si tú te sientes así.

Samuel lloró por Saúl el resto de su vida. Tú puedes saber cómo se sentía Samuel. Puede ser tu propio hijo o alguien que tú hayas guiado como mentor. Tú no puedes, y no debes, controlar lo que hace. Él cometerá errores. Esperemos que él aprenda de ellos, pero es posible que no lo haga. Si tú has invertido en él y lo amas, duele verlo caer, así como duele ver caer a tus propios hijos.

Samuel hizo lo que Dios le mandó que hiciera. Fue Dios quien eligió a Saúl como rey. Después de todo, el hecho de que Saúl haya fallado no fue culpa de Samuel. Samuel podría haberse considerado un fracaso, pero había sido fiel. Tú no puedes asumir la responsabilidad por el fracaso de tu hijo espiritual o por su éxito. Gracias a Dios por la oportunidad de hablarle a su vida, de amarlo y de andar con él en los momentos buenos y malos, como lo hizo Samuel con Saúl. ¿Dónde estaría Saúl sin Samuel? Probablemente en la granja arando con sus bueyes.

Cuando Saúl se dio cuenta de que Samuel iba a dejarlo, agarró desesperadamente la túnica de Samuel. Sin embargo, el momento había llegado cuando la relación terminaría. Puede llegar el momento en que esa relación de mentor tenga que terminar. Si Saúl hubiera llamado a Samuel, él probablemente habría venido, pero eso nunca sucedió. Estoy seguro de que Samuel siempre oró por Saúl mientras lloraba por él.

Cómo evitar el pecado de Saúl

Qué fácil es engañarnos a nosotros mismos, pensando que estamos obedeciendo a Dios cuando solo somos selectivamente obedientes. Dios está más preocupado por la obediencia que por la religión. Creemos que con un par de “sacrificios” o rituales religiosos (¿ayunos? ¿oraciones?) podemos complacerlo. ¿Cómo está tu obediencia? ¿Noventa por ciento? ¿Cincuenta por ciento? Dios perdona tu pecado, pero aún requiere de 100% de obediencia. ¿Cómo nos atrevemos a decir que sabemos mejor que Dios qué es mejor? ¿Cómo nos atrevemos a decidir qué aceptar y qué rechazar en su palabra? ¡Cuidado con la trampa que destruyó a Saúl! Pensó que había hecho todo bien, cuando en realidad estaba en grave pecado. Me recuerda a la gente que Jesús condena en Mateo 7:21-23:

»No todo el que me dice: “Señor, Señor”, entrará en el reino de los cielos, sino sólo el que hace la voluntad de mi Padre que está en el cielo. Muchos me dirán en aquel día: “Señor, Señor, ¿no profetizamos en tu nombre, y en tu nombre expulsamos demonios e hicimos muchos milagros?” Entonces les diré claramente: “Jamás los conocí. ¡Aléjense de mí, hacedores de maldad!”

Haz todo lo que necesites para librarte de la rebelión y la arrogancia. El proceso puede ser doloroso. Dios te humillará y te quebrantará, pero te ayudará a evitar estas trampas.

 

Saúl casi mata a su hijo a causa de su machismo exagerado: 1 Samuel 14: 24-52

Lleno del Espíritu de Dios, Jonatán atacó valientemente al enemigo. Su padre, espiritualmente vacío, estaba sentado debajo de un árbol de granadas. Estaba fuera de contacto con la realidad y enfrentaba un desastre seguro en la batalla con los filisteos. Hombres desesperados y fuera de control a menudo demuestran una bravuconería machista.

Los israelitas desfallecían de hambre, pues Saúl había puesto al ejército bajo este juramento: «¡Maldito el que coma algo antes del anochecer, antes de que pueda vengarme de mis enemigos!» Así que aquel día ninguno de los soldados había probado bocado. (24)

Un juramento insensato

Saúl obviamente no fue responsable dela victoria de Jonatán, pero de alguna manera lo hizo sentir poderoso, y lo dejó con ganas de más. Resulta que tontamente obligó a sus tropas a ayunar con este juramento. Dios puede llamar ayuno, pero esto no tenía nada que ver con Dios, y ciertamente no era una estrategia típica de batalla. Se trataba de Saúl. Las tropas no pudieron comer “antes de que pueda vengarme de mis enemigos.” La batalla con los filisteos se había convertido en algo personal. Después de tantos fracasos, Saúl estaba decidido a demostrar su valor: ¡Él todavía era el rey! Él mostraría su fuerza con un ayuno – y obligaría a sus tropas a ayunar, sin pensar en su bienestar.

La necedad de su decisión se revela en su fruto. Los hombres quedaron agotados, desfalleciendo de hambre, y con temor del juramento. ¿Así es como se prepara un ejército para la batalla? ¿No es sentido común que las tropas estén bien alimentadas? ¿No quiere que se sientan bien y seguros, en lugar de estar bajo la amenaza de una maldición?

La provisión milagrosa de Dios

Mientras Saúl retuvo la comida, Dios milagrosamente la proporcionó: Al llegar a un bosque, notaron que había miel en el suelo.  Cuando el ejército entró en el bosque, vieron que la miel corría como agua, pero por miedo al juramento nadie se atrevió a probarla. (25-26)

Imagínate a estos hombres, muriendo de hambre, y viendo toda esta rica miel. ¡Pero no pudieron tocarla! Líderes inseguros y arrogantes que se jactan, como Saúl, lastiman a la misma gente que deben cuidar, ocultando su debilidad por el acaparamiento de cualquier poder y control que puedan conseguir. No están pensando bien, así que las cosas pueden ponerse feas y aterradoras. Hoy en día hay demasiados mujeres y niños que han sufrido la inseguridad de un esposo o padre. Tal vez tú también hayas sufrido bajo un jefe inseguro.

Jonatán rompe el juramento

Mientras su padre hace un tonto de sí mismo, ¿qué está haciendo nuestro hombre Jonatán?

Sin embargo, Jonatán, que no había oído a su padre poner al ejército bajo juramento, alargó la vara que llevaba en la mano, hundió la punta en un panal de miel, y se la llevó a la boca. En seguida se le iluminó el rostro. Pero uno de los soldados le advirtió:

—Tu padre puso al ejército bajo un juramento solemne, diciendo: “¡Maldito el que coma algo hoy!” Y por eso los soldados desfallecen.

—Mi padre le ha causado un gran daño al país —respondió Jonatán—. Miren cómo me volvió el color al rostro cuando probé un poco de esta miel. ¡Imagínense si todo el ejército hubiera comido del botín que se le arrebató al enemigo! ¡Cuánto mayor habría sido el estrago causado a los filisteos! (27-30)

¿No crees que Dios arregló esto deliberadamente? ¡Probablemente se estaba riendo! Jonatán estaba en el campo de batalla. No sabía nada acerca de esta prohibición. Vio la miel, la comió, y fue revivido de inmediato. Jonatán tuvo el valor de decir lo que las tropas ya sabían: su padre no estaba considerando lo que era mejor para ellos o para la nación. Si no estuvieran tan hambrientos, la victoria habría sido mucho mayor. ¿Deshonró Jonatán a su padre y a su rey? Nunca fue reprendido por lo que hizo. ¿Hasta qué punto honramos a nuestros padres o alguien en autoridad? Si están en pecado, ¿estamos obligados a obedecerlos? ¿O también los honramos diciéndoles la verdad?

Mientras tanto, las cosas iban de mal en peor para el ejército hambriento.

Aquel día los israelitas mataron filisteos desde Micmás hasta Ayalón. Y como los soldados estaban exhaustos, echaron mano del botín. Agarraron ovejas, vacas y terneros, los degollaron sobre el suelo, y se comieron la carne con todo y sangre. Entonces le contaron a Saúl:

—Los soldados están pecando contra el Señor, pues están comiendo carne junto con la sangre.

—¡Son unos traidores! —replicó Saúl—. Hagan rodar una piedra grande, y tráiganmela ahora mismo.

También les dijo: —Vayan y díganle a la gente que cada uno me traiga su toro o su oveja para degollarlos y comerlos aquí; y que no coman ya carne junto con la sangre, para que no pequen contra el Señor.

Esa misma noche cada uno llevó su toro, y lo degollaron allí.  Luego Saúl construyó un altar al Señor. Éste fue el primer altar que levantó.  Y dijo:

—Vayamos esta noche tras los filisteos. Antes de que amanezca, quitémosles todo lo que tienen y no dejemos a nadie con vida.

—Haz lo que te parezca mejor —le respondieron.

—Primero debemos consultar a Dios —intervino el sacerdote.

Saúl entonces le preguntó a Dios: «¿Debo perseguir a los filisteos? ¿Los entregarás en manos de Israel?» Pero Dios no le respondió aquel día. (31-37)

Saúl viene al rescate

Algo está mal. Dios no está hablando, y Saúl está alarmado. Debido a que los hombres hicieron este tonto juramento de no comer nada, terminan quebrantando la ley que realmente importa, y pecan contra Dios. Nunca habría sucedido si hubieran comido. Cuando tú dedicas tu energía a reglas onerosas hechas por hombres y quitas los placeres legítimos de tu vida, corres el riesgo de sufrir tentaciones más graves. Ten cuidado con las reglas que parecen espirituales, pero se basan en orgullo o control, en lugar de las Escrituras.

Apenas unos días atrás, Saúl fue severamente castigado por su desobediencia. Ahora él viene al rescate como el gran defensor de la ley. Para reforzar su imagen como un gigante espiritual, Saúl construye un altar al Señor, dándole gracias por la victoria. Suena bien, pero presta atención a los mensajes sutiles que los escritores ponen en la Biblia; algunas palabras pueden comunicar mucho: ¡Éste fue el primer altar que Saúl levantó! ¿Qué pasó después de su gran victoria sobre los amonitas en el capítulo 11? ¿No construyó un altar cuando fue ungido rey? ¿O un altar de arrepentimiento cuando Dios lo juzgó? ¿Por qué esperó hasta ahora? ¿Había experimentado un despertar espiritual? ¿Realmente estaba agradecido a Dios?

Saúl probó sangre, y quería más. Está en una buena racha, y quiere asegurarse de la bendición de Dios. Al igual que el ayuno, un altar parece lo correcto, aunque Saúl no tenía ninguna intención de buscar a Dios allí. Saúl ya había hecho sus planes. El sacerdote tenía que sugerir que se consultara al Señor antes de esta gran batalla. No es sorprendente que Dios no respondió cuando Saúl finalmente oró, porque el rey no tenía una relación con Dios. Pero de alguna manera él sabía que era pecado, lo cual bloqueaba la respuesta de Dios:

Así que Saúl dijo: —Todos ustedes, jefes del ejército, acérquense y averigüen cuál es el pecado que se ha cometido hoy. ¡El Señor y Salvador de Israel me es testigo de que, aun si el culpable es mi hijo Jonatán, morirá sin remedio!

Nadie se atrevió a decirle nada. Les dijo entonces a todos los israelitas: —Pónganse ustedes de un lado, y yo y mi hijo Jonatán nos pondremos del otro.

—Haz lo que te parezca mejor —respondieron ellos.

Luego le rogó Saúl al Señor, Dios de Israel, que le diera una respuesta clara. La suerte cayó sobre Jonatán y Saúl, de modo que los demás quedaron libres. Entonces dijo Saúl: —Echen suertes entre mi hijo Jonatán y yo.

Y la suerte cayó sobre Jonatán. (38-42)

Ojalá Saúl aprendiera algo de sus errores, pero no.  Él mantiene la apariencia de fuerza con otro juramento tonto. Por supuesto Saúl no sabe que fue su hijo que quebrantó el primer juramento, pero los soldados lo saben. Ellos no iban a traicionar a Jonatán, pero ahora Dios contestó la oración de Saúl, señalando a su hijo. Nunca he estado muy seguro de por qué Dios honró echando suertes, pero a menudo lo hizo, y esta vez la suerte cayó sobre Jonatán.

Saúl le dijo: —Cuéntame lo que has hecho.

—Es verdad que probé un poco de miel con la punta de mi vara —respondió Jonatán—. ¿Y por eso tengo que morir?

—Jonatán, si tú no mueres, ¡que Dios me castigue sin piedad! —exclamó Saúl.

Los soldados le replicaron: —¡Cómo va a morir Jonatán, siendo que le ha dado esta gran victoria a Israel! ¡Jamás! Tan cierto como que el Señor vive, que ni un pelo de su cabeza caerá al suelo, pues con la ayuda de Dios hizo esta proeza.

Así libraron a Jonatán de la muerte. Saúl, a su vez, dejó de perseguir a los filisteos, los cuales regresaron a su tierra. (43-46)

¡Mira la perversidad de Saúl! Para salvar la cara y mantener la apariencia de fuerza, mataría a su propio hijo. Saúl estaba dispuesto a sacrificar a su familia por su orgullo.

¿Has conocido a padres que están celosos del éxito de sus hijos? ¿Tal vez tu papá? ¿O tú? Es bastante común. Saúl estaba tan absorto en sí mismo, que en lugar de regocijarse por el éxito y virilidad de su hijo, lo iba a matar. Pero sus tropas habían soportado mucho, y se amotinarían antes de permitir eso. Saúl se vio obligado a retroceder, y la vida de Jonatán se salvó. Pero en lugar de reconocer sus malas decisiones y retirarse con gracia, Saúl se mantuvo firme, aun a costa de que pareciera un idiota y perdiera el respeto del ejército. Tuvo que abandonar sus grandes planes de matar a todos los filisteos, los cuales volvieron a casa muy vivos. Si hubiera sido más sabio, los habría derrotado de una vez, pero ahora va a experimentar una guerra amarga con ellos por el resto de su vida.

Un gran despliegue de machismo no es la verdadera fuerza, y no engaña a nadie. Es feo, y te hace quedar mal. No construyas altares para mantener las apariencias. No permitas que tu orgullo y problemas personales perjudiquen tu relación con su familia. No caigas en la trampa de un legalismo que supuestamente demuestra tu fuerza y ​​espiritualidad. Ten cuidado con las declaraciones que hagas. He escuchado pastores declarar muchas cosas en un momento de fervor espiritual, pero luego se avergüenzan cuando no suceden. Esas declaraciones suenan impresionantes, pero pueden no tener nada que ver con Dios. Sé real y no tengas miedo de reconocer tus errores.

 ¿Gala de valor?

Sorprendentemente, el capítulo termina con una nota positiva:

Después de consolidar su reinado sobre Israel, Saúl luchó contra todos los enemigos que lo rodeaban, incluso contra los moabitas, los amonitas, los edomitas, los reyes de Sobá y los filisteos; y a todos los vencía haciendo gala de valor. También derrotó a los amalecitas y libró a Israel de quienes lo saqueaban.

Durante todo el reinado de Saúl se luchó sin cuartel contra los filisteos. Por eso, siempre que Saúl veía a alguien fuerte y valiente, lo alistaba en su ejército. (47-48, 52)

De alguna manera, Saúl se convirtió en un guerrero valiente – o al menos pudo detectar hombres fuertes y valientes, y atraerlos a su servicio, porque Saúl no era particularmente valiente ni poderoso. A pesar de sus errores, su reinado duró muchos años más. Quizás aprendió de sus fracasos y finalmente se convirtió en un rey exitoso.

 

Efesios 2:11-22  Dios cumple su plan (segunda parte): Reconciliación entre todos creyentes

Dios tiene un plan para toda la historia: Cristo en el centro del universo y todo unido en Él. Tú eres parte de ese plan, si eres reconciliado con Dios y unido con Jesús. Tu nueva vida comienza con la salvación que Pablo describió en la primera parte de este capítulo. Cuando se restaura la relación con Dios, Él puede sanar nuestra relación con los demás, y restaurar las relaciones en familias, iglesias y la sociedad.

En el primer siglo, esta reconciliación comenzó con la destrucción del muro de separación entre judíos y gentiles, un muro edificado por los mismos judíos. Ellos usaban el nombre gentil (con un sentido negativo) para todos los que no fuesen judíos. Pero Dios nunca quería este muro de separación. Desde el principio Dios deseaba usar a Israel como ejemplo para atraer a otros a su reino.

Igual como en otras situaciones, era el orgullo que perpetuaba la alienación. El orgullo de los judíos se centró en algo un poquito extraño: la circuncisión. Pablo conocía muy bien el orgullo que es la fuente del prejuicio y la persecución, y siempre luchó para mantener ese muro derribado. Incluso entre los cristianos hay una tendencia pecaminosa y orgullosa de edificar muros. Pablo señala el orgullo de los judíos, pero los gentiles también tienen que guardarse del orgullo espiritual. Recordar de dónde vinimos debe mantenernos humildes.

No olvides cómo eras

11 No olviden que ustedes, los gentiles, antes estaban excluidos. Eran llamados «paganos incircuncisos» por los judíos, quienes estaban orgullosos de la circuncisión, aun cuando esa práctica solo afectaba su cuerpo, no su corazón. (NTV)

El templo que conocían Jesús y Pablo tenía tres cortes en el nivel principal: para los sacerdotes, los hombres israelitas y las mujeres. Para llegar a la corte de los gentiles se tenía que descender 19 escalones, donde un muro los mantenía separados. Rótulos en el muro advertían que alguien que traspasara el muro sería ejecutado. Han encontrado dos de estos rótulos (en el griego), uno en 1871 y otro en 1938. Los gentiles podían ver el templo, pero nunca podían entrar en él. Físicamente eran excluidos.

La circuncisión era la marca que definía la separación. Aunque fue ordenada por Dios, era algo externo, como gran parte de la religión judía. La tentación, como se nota en la interacción de Jesús con los fariseos, era fijarse en las apariencias, y descuidar el alma y el espíritu.

Los gentiles (la mayoría de nosotros) condenan esa hipocresía, pero tenemos que recordar que es solo por la gracia de Dios que somos incluidos en su reino. Y tenemos que guardarnos del anti-semitismo; una plaga y un pecado que muchos cristianos han manifestado a través de los siglos. ¡Cuidado con el orgullo espiritual! Todos somos indignos y debemos humillarnos ante al gran amor de nuestro Dios.

Completamente perdidos

12 En esos tiempos, ustedes vivían apartados de Cristo. No se les permitía ser ciudadanos de Israel, y no conocían las promesas del pacto que Dios había hecho con ellos. Ustedes vivían en este mundo sin Dios y sin esperanza. (NTV)

Aunque el judío tuviera una religión externa, al menos era un ciudadano del pueblo escogido y tenía pactos con Dios, su palabra y sus promesas. Es parecido a muchos países latinos que eran católicos. Aunque para muchos era cultural, al menos había principios morales y conocimiento de los fundamentos de la fe cristiana. Al igual que Estados Unidos era un país más o menos cristiano, con mucha influencia de la Biblia en sus leyes.

Estos paganos, o gentiles, no tenían conocimiento ninguno de Dios:

  • Vivían separados de Cristo.
  • No se les permitía ser ciudadanos de Israel.
  • No conocían las promesas de Dios.
  • No eran parte de los pactos que Dios hizo con Israel.
  • Vivían en el mundo sin Dios.
  • Vivían sin esperanza.

Es decir, estaban completamente perdidos. No tienes que ser un gentil, o un pagano del primer siglo, para sentirte excluido, separado y sin esperanza. Lamentablemente hay mucha alienación y soledad incluso en el Cuerpo de Cristo. ¿Lo has experimentado? Dios quiere incluirte en su familia y darte esperanza nueva.

La situación parecía imposible para los gentiles, pero otra vez hay un gran “pero” que completamente transformó sus vidas.

Unidos a Cristo

13 Pero ahora han sido unidos a Cristo Jesús. Antes estaban muy lejos de Dios, pero ahora fueron acercados por medio de la sangre de Cristo. (NTV)

¡Gloria a Dios! ¡Ya no estamos alejados de Dios, sino cerca!

El cambio comienza con la unión con Cristo descrita en la primera parte del capítulo. No solo estamos cerca de Dios, sino que estamos unidos a Cristo. ¿Cómo puede ser? La sangre de Jesucristo nos redimió, nos justificó y perdonó nuestros pecados. Los judíos sacrificaban animales bajo el antiguo pacto, pero su sangre no podía unirlos con Dios. Nuestra unión no es intelectual, filosófica, política o militar. Es espiritual. Todo esfuerzo para fomentar la unidad tiene que empezar allí.

Cristo es nuestra paz

14 Pues Cristo mismo nos ha traído la paz. Él unió a judíos y a gentiles en un solo pueblo cuando, por medio de su cuerpo en la cruz, derribó el muro de hostilidad que nos separaba. (NTV)

Porque él es nuestra paz, que de ambos pueblos hizo uno, derribando la pared intermedia de separación. (RVR)

Antes había un muro de hostilidad que nos separaba de Dios y de su pueblo escogido. El muro en el templo en Jerusalén todavía existía cuando Pablo escribió esta carta (se cayó cuando los romanos destruyeron el templo en el año 70). Ya fue derribado espiritualmente con la muerte de Jesús, pero a veces tenemos que esperar para ver la manifestación física de algo que ya ha sucedido en el espíritu. Se encuentra paz en una persona, en Jesús, sea paz entre judíos y gentiles, o paz dentro de una iglesia, o paz en una familia. Cuando nos unamos a Cristo y nos centramos en Él, vamos a tener paz con los demás que disfrutan de la misma unión. Si esa paz nos evade, hay que examinar el estado de la relación con el que es nuestra paz.

Ya no hay judío, griego u otro grupo étnico en Cristo. Somos un solo cuerpo. No quiere decir que los que hablen algún idioma no se congreguen juntos, o que nunca haya un lugar para las congregaciones mesiánicas, pero ten mucho cuidado de no edificar nuevos muros de separación.

La verdadera prueba de nuestro amor cristiano no es tanto dentro de la iglesia, sino con gente muy diferente de nosotros. Pablo pudo haber estado pensando en esta enseñanza de Jesús:

»Han oído la ley que dice: “Ama a tu prójimo” y odia a tu enemigo. Pero yo digo: ¡ama a tus enemigos! ¡Ora por los que te persiguen!  Si solo amas a quienes te aman, ¿qué recompensa hay por eso? Hasta los corruptos cobradores de impuestos hacen lo mismo.  Si eres amable solo con tus amigos ¿en qué te diferencias de cualquier otro? Hasta los paganos hacen lo mismo. (Mateo 5:43-47)

¿Qué lugar tiene la ley hoy?

15 Lo logró al poner fin al sistema de leyes de mandamientos y ordenanzas. Hizo la paz entre judíos y gentiles al crear de los dos grupos un nuevo pueblo en él. (NTV)

Aboliendo en su carne las enemistades, la ley de los mandamientos expresados en ordenanzas, para crear en sí mismo de los dos un solo y nuevo hombre, haciendo la paz. (RVR)

Aquí está la respuesta a una pregunta común, especialmente entre los judíos mesiánicos y los adventistas: ¿Qué parte tiene la ley en la vida cristiana? Cristo puso fin al sistema de leyes de mandamientos y ordenanzas. Lo abolió en su carne cuando murió en la cruz. No es para decir que las leyes del Antiguo Testamento no revelan algo de la voluntad de Dios para nosotros. Pero el sistema de leyes fue abolido; el sistema de sacrificios y ceremonias del antiguo pacto. También se aplica al sistema antiguo de encontrar la paz con Dios por medio de la obediencia a la ley. Pablo ya dijo en la primera parte de este capítulo que no es por obras, sino por la fe y la gracia de Dios. Cristo abolió la condena de una ley que declaraba que la obediencia perfecta era necesaria para ser aceptado por Dios.

Otra vez Pablo repite que Cristo hizo paz entre judíos y gentiles. Jesús creó algo completamente nuevo en sí mismo: un solo hombre o pueblo; una raza nueva. Pablo describe la unidad de este pueblo en otras escrituras:

 En esta nueva naturaleza no hay griego ni judío, circunciso ni incircunciso, culto ni inculto, esclavo ni libre, sino que Cristo es todo y está en todos. (Colosenses 3:11)

Ya no hay judío ni griego, esclavo ni libre, hombre ni mujer, sino que todos ustedes son uno solo en Cristo Jesús. (Gálatas 3:28)

No quiere decir que esas distinciones ya no existen. Por ejemplo, otros pasajes claramente hablan de las funciones distintas del hombre y la mujer. Pero en Cristo todos somos iguales, y somos uno.

La hostilidad destruida

16 Cristo reconcilió a ambos grupos con Dios en un solo cuerpo por medio de su muerte en la cruz, y la hostilidad que había entre nosotros quedó destruida. (NTV)

Y mediante la cruz reconciliar con Dios a ambos en un solo cuerpo, matando en ella las enemistades. (RVR)

¡La tercera vez! Cuando la Biblia repite algo tres veces es muy importante. La enemistad y hostilidad en ese entonces era entre judío y gentil, pero esto puede aplicarse hoy en día a cualquier grupo que confiesa a Cristo pero se mantiene separado, ya sea por orgullo o por cuestiones culturales. Estamos despreciando la obra de Cristo en la cruz si no perseguimos la reconciliación entre todos los grupos que confiesan a Cristo. ¡Tenemos que hacer todo lo posible para ser un solo cuerpo! ¡Cuánto sufre Jesús por todas las divisiones en su iglesia!

Aún más importante que la hostilidad entre los grupos étnicos, también hubo (y aún existe para los inconversos) la enemistad entre todos nosotros y Dios.

¡Proclama estas Buenas Nuevas de paz!

17 Cristo les trajo la Buena Noticia de paz tanto a ustedes, los gentiles, que estaban lejos de él, como a los judíos, que estaban cerca. (NTV)

Es el mismo mensaje para todo el mundo: Jesucristo, y la paz con Dios y con otros por medio de Él. Este era el mensaje de Cristo y los apóstoles. ¡Nuestro mundo necesita este mensaje de paz! ¿Traes esas Buenas Nuevas a quienes están lejos de ti (en otras culturas o locales) y a los que están cerca (tu familia, amistades y compañeros de trabajo)?

Acceso libre al Padre

18 Ahora todos podemos tener acceso al Padre por medio del mismo Espíritu Santo gracias a lo que Cristo hizo por nosotros. (NTV)

Antes, era muy difícil incluso para los judíos tener acceso a Dios, pero Cristo abrió el camino para que todos entraran directamente en la presencia del Padre. Todos tenemos el mismo acceso, y todos tenemos el mismo Espíritu. No necesitas ningún sacerdote para hablar con Dios. ¿Estás aprovechando este gran privilegio?

Aquí vemos claramente la Trinidad: Debido a la obra del Hijo, el Espíritu Santo mora en nosotros y nos ayuda a entrar en la presencia del Padre. El Espíritu nos enseña como orar, nos ayuda en nuestras debilidades, y nos une.

Miembros de la familia de Dios

19 Así que ahora ustedes, los gentiles, ya no son unos desconocidos ni extranjeros. Son ciudadanos junto con todo el pueblo santo de Dios. Son miembros de la familia de Dios. (NTV)

Pablo ya habló de nuestra adopción en el capítulo uno. Ahora, en resumen, afirma que los gentiles también son ciudadanos del reino de Dios, y son hijos adoptados de su familia. Somos una gran familia que se congrega en varias “casas” de adoración. Hay que hacer todo lo posible para mantener la unidad con otras “casas” que también forman parte del pueblo santo.

Antes de ser un ciudadano de algún país (lo cual también es importante), eres un ciudadano del cielo, del reino de Dios. Y antes de ser parte de tu familia terrenal (algo precioso para nosotros), eres un miembro de la familia de Dios. Por eso, en Cristo somos “hermanos” y “hermanas.”

A veces te puedes sentir desconocido y extraño en tu propia cultura, tu propio país y tu propia familia. Es un sentido muy incómodo, pero es normal para el cristiano. De verdad es más alarmante si te sientes muy cómodo en este mundo.

Somos la casa de Dios

20 Juntos constituimos su casa, la cual está edificada sobre el fundamento de los apóstoles y los profetas. Y la piedra principal es Cristo Jesús mismo. (NTV)

Ya Pablo dijo en 1:23 que somos el cuerpo de Jesús. Ahora él introduce otra metáfora: Una casa. Acaba de decir que nos congregamos en varias casas – pero tal vez mejor dicho varios cuartos en la misma casa, porque todos los creyentes juntos son la casa de Jesús. El fundamento de esta casa es la enseñanza y obra de los apóstoles (en el Nuevo Testamento) y los profetas (del Antiguo y Nuevo Testamento). Puede incluir apóstoles y profetas de hoy, pero el fundamento no cambia: Siempre es la enseñanza bíblica.

Otra vez, Cristo está en el centro de esta casa. Él es la piedra principal. Si una iglesia no tiene a Cristo en ese lugar principal, o si no sigue las enseñanzas de los apóstoles en el Nuevo Testamento, no es parte de la casa de Jesús. Siempre hay que tener mucho cuidado de que ningún hombre o doctrina sea la piedra principal. Lamentablemente, en la práctica, es muy común.

Vamos formando un templo santo

21 Estamos cuidadosamente unidos en él y vamos formando un templo santo para el Señor. (NTV)

En [Cristo] todo el edificio, bien coordinado, va creciendo para ser un templo santo en el Señor. (RVR)

Ahora Pablo da un paso más en la descripción de la iglesia: somos un templo santo. ¡Qué imagen increíble! ¡Qué visión exaltada de la iglesia! Pero, ¿quién cuidadosamente nos une? ¿Te parece que los creyentes de todo el mundo van creciendo para convertirse en este glorioso templo? ¿Quién diseña y supervisa su construcción? Los contratistas deben ser Jesús y el Espíritu Santo. De hecho, este podría ser el proyecto más importante en toda la historia. Lee las instrucciones bíblicas detalladas para la construcción del tabernáculo y los templos. Esos edificios desaparecieron hace mucho tiempo, pero este es un templo duradero. Debe ser bien construido para sobrevivir a los ataques del diablo.

Pedro también describe esta casa:

Cristo es la piedra viva, rechazada por los seres humanos pero escogida y preciosa ante Dios. Al acercarse a él, también ustedes son como piedras vivas, con las cuales se está edificando una casa espiritual. De este modo llegan a ser un sacerdocio santo, para ofrecer sacrificios espirituales que Dios acepta por medio de Jesucristo. (1 Pedro 2:4-5)

Por desgracia, el templo que yo veo subir es bastante feo. Me parece muy casual, con variedad de diseños. Cada grupo parece tener su propio plan, hacer lo suyo y prestar poca atención a lo que otros hacen. En lugar de ayudar a los demás, intentan superarse unos a otros haciendo que su parte se vea más impresionante. Es difícil ver la mano del contratista, Jesucristo.

Este templo (de Jesucristo) debe ser un escaparate para el mundo de unidad y construcción excepcional. La gente debe ser atraída por su belleza abrumadora. Cristo mora en este templo sagrado. Debe ser digno de nuestro Salvador. Tengo que confesar que estoy perplejo: ¿por qué Él permite que se vea cómo es? Pero yo no soy Jesús; sólo tengo que hacer mi parte.

Recuerda que este es un templo espiritual. Nuestro enfoque debe estar allí. ¿Está este proyecto en la cima de nuestras agendas? ¿Se han reunido líderes cristianos para hablar acerca de este templo y la mejor manera de construirlo? ¿Aún creemos que esto es realidad? ¿O son éstas meras palabras floridas que Pablo utiliza?

Tenemos que evitar poner demasiado énfasis en los edificios. No es pecado construir un templo hermoso para congregarnos, pero fácilmente puede convertirse en un ídolo, consumiendo mucha energía y dinero. Cristo nunca mencionó que se construyeran grandes casas o templos para su familia.

22 Por medio de él, ustedes, los gentiles, también llegan a formar parte de esa morada donde Dios vive mediante su Espíritu. (NTV)

La gloria shekinah que moraba en el templo en Jerusalén ahora se manifiesta cuando la familia de Dios se congrega en unidad para adorarle. Dios mora en este templo. Su Espíritu llena el templo. Pero si ese templo no está limpio, si hay peleas en el templo, el Espíritu Santo no va a morar allí. Tal vez eso explica la ausencia del poder del Espíritu en muchas iglesias. Si este es un templo apropiado para Dios, tenemos que ser edificados juntos, con cada piedra viva en su lugar. Yo no veo ese énfasis en muchas iglesias. ¿Crees que tú estás siendo edificado junto con otros hermanos en tu iglesia para formar una morada para Dios? ¿Tienes un concepto de cuán radical es esta visión y realidad de una nueva comunidad en Cristo? Es el contexto de toda la obra que Cristo quiere hacer en nosotros.

 

.Un verdadero hombre de Dios: I Samuel 14: 1-23

La derrota de Israel parece garantizada:

  • Miles de soldados filisteos bien equipados están cercándolos.
  • Los seiscientos soldados israelitas están desarmados, aterrorizados y escondidos en cuevas.
  • Su líder y rey (Saúl) está destrozado.

No hay ninguna esperanza para Israel, ¿verdad?

Equivocado. Estamos hablando del pueblo de Dios. Incluso en la situación más desesperada, hay un “pero” con Dios; una oportunidad para que Él haga lo imposible. Él es un Dios de milagros. El hombre que Él usa aquí es el tipo de hombre que Dios necesita hoy. Por casualidad es el hijo de Saúl, el mismo Jonatán responsable de este problema, porque él atacó a la guarnición de los filisteos.

Cierto día, Jonatán hijo de Saúl, sin decirle nada a su padre, le ordenó a su escudero: «Ven acá. Vamos a cruzar al otro lado, donde está el destacamento de los filisteos.» Y es que Saúl estaba en las afueras de Guibeá, bajo un granado en Migrón, y tenía con él unos seiscientos hombres. El efod lo llevaba Abías hijo de Ajitob, que era hermano de Icabod, el hijo de Finés y nieto de Elí, sacerdote del Señor en Siló.

Nadie sabía que Jonatán había salido, y para llegar a la guarnición filistea Jonatán tenía que cruzar un paso entre dos peñascos, llamados Bosés y Sene.  El primero estaba al norte, frente a Micmás; el otro, al sur, frente a Gueba.  Así que Jonatán le dijo a su escudero:

—Vamos a cruzar hacia la guarnición de esos paganos. Espero que el Señor nos ayude, pues para él no es difícil salvarnos, ya sea con muchos o con pocos.

—¡Adelante! —respondió el escudero—. Haga usted todo lo que tenga pensado hacer, que cuenta con todo mi apoyo.

—Bien —dijo Jonatán—; vamos a cruzar hasta donde están ellos, para que nos vean.  Si nos dicen: “¡Esperen a que los alcancemos!”, ahí nos quedaremos, en vez de avanzar. Pero si nos dicen: “¡Vengan acá!”, avanzaremos, pues será señal de que el Señor nos va a dar la victoria.

Así pues, los dos se dejaron ver por la guarnición filistea.

—¡Miren —exclamaron los filisteos—, los hebreos empiezan a salir de las cuevas donde estaban escondidos!

Entonces los soldados de la guarnición les gritaron a Jonatán y a su escudero: —¡Vengan acá! Tenemos algo que decirles.

—Ven conmigo —le dijo Jonatán a su escudero—, porque el Señor le ha dado la victoria a Israel.

Jonatán trepó con pies y manos, seguido por su escudero. A los filisteos que eran derribados por Jonatán, el escudero los remataba. En ese primer encuentro, que tuvo lugar en un espacio reducido, Jonatán y su escudero mataron a unos veinte hombres. (1-14)

Me gusta Jonatán. Me identifico con él. Yo lo llamo “un hombre de hombre.” ¿No te gustaría pasar tiempo con él?

Jonatán era un hombre audaz

¡Qué contraste con el ejército israelita oculto, que huyó al otro lado del Jordán, paralizado por el miedo ante esta situación imposible! Jonatán miró a sus paisanos y sabía que no iban a enfrentar al enemigo. Así que él lo hizo. Él ve la necesidad y el fracaso de su padre, y decide que alguien tiene que actuar. Tenía toda la razón al no decirle nada a su padre: Jonatán sabía que Saúl le prohibiría ir. No sólo es Saúl un cobarde, sino que él también impide que los demás actúen con fe. Cuando los hombres valientes quieren levantarse, los cobardes tratan de detenerlos con sus argumentos lógicos.

Hace años, cuando leí sobre el Día D (una batalla clave de la Segunda Guerra Mundial), me sentí abrumado por emoción: la tristeza por la increíble pérdida de vidas, pero también la envidia. Ese día hubo un coraje y una audacia que rara vez vemos hoy. ¿Tenían miedo los soldados? ¡Por supuesto! Pero había líderes audaces, dispuestos a hacer lo necesario para cambiar el rumbo de la guerra.

El mundo de hoy en día está sufriendo por falta de hombres audaces. Hoy vemos mucha cobardía, cuando más necesitamos líderes valientes para enfrentar los desafíos de la familia, la iglesia y el gobierno. El enemigo ha tenido éxito en robarnos de nuestra masculinidad, haciéndonos débiles, cobardes e ineficaces. Dios te diseñó para tomar la iniciativa e impactar tu mundo con santa osadía, una cualidad esencial del hombre de Dios.

  • La audacia se define como valor, osadía y atrevimiento al hablar o actuar. La valentía se define como esfuerzo, vigor, decisión.
  • Tres veces Dios le ordenó a Josué que fuera fuerte y valiente (Josué 1).
  • Dios hizo a David audaz y fuerte de corazón.
  • “Los perversos huyen aun cuando nadie los persigue, pero los justos son tan valientes como el león.” (Proverbios 28:1, NTV)
  • Los creyentes en Hechos 4 le piden a Dios que hablasen la palabra sin temor, con denuedo y valor.

¿Cómo puedes convertirte en un hombre audaz y valiente? Busca a Dios. Cuanto más reflejes la imagen de Dios, más audaz serás.

El mundo piensa del hombre audaz como muy macho, mujeriego, fumando y tomando. Es muy independiente y siempre está listo para pelear y pisotear a todos a su alrededor. Jonatán era un hombre audaz – pero no como esa imagen del hombre del mundo. Fue un denuedo gobernado por el Señor.

Jonatán era un hombre de fe

Tal vez él se hizo muy amigo de David porque su corazón también latía con el corazón de Dios: “Ven, pasemos a la guarnición de estos incircuncisos; quizá haga algo Jehová por nosotros, pues no es difícil para Jehová salvar con muchos o con pocos.” La reputación de Dios estaba en juego, y él sabía que Dios quiere revelar su poder salvador.

La fe se demuestra al ir a un lugar donde Dios puede usarte, donde la fe se combina con santa osadía. La fe está dispuesta a ser vulnerable y tomar riesgos, confiando en que Dios te va a usar y proteger. La falta de fe puede impedir que hables con tu vecino sobre Cristo o que ores por la sanación de alguien, en caso de que no se sane y tú parezcas estúpido.

La fe es ver las cosas desde la perspectiva de Dios: “Para Dios no es difícil salvarnos, ya sea con muchos o con pocos.» ¿Tienes esa fe para la salvación de tu familia? ¿Puedes decir con Jeremías: “Oh Señor Jehová! he aquí que tú hiciste el cielo y la tierra con tu gran poder, y con tu brazo extendido, ni hay nada que sea difícil para ti?” (Jeremías 32:17, RVR) ¿O sólo ves los obstáculos? La fe es consciente de ellos, pero también es consciente de un Dios mucho más grande. La fe tiene una clara comprensión de quiénes somos en Cristo, y quién es nuestro enemigo. La fe nos da la confianza de que Dios está con nosotros.

La fe también incluye buscar a Dios y confiar en que Él te guiará. No pongas a Dios a prueba. No recomiendo buscar una señal como lo hizo Jonatán, pero la fe confía en que Dios te apoyará cuando des un paso de fe. Jonatán se puso a disposición de Dios, confiando en que Él haría un milagro, si era su voluntad. También creía que Dios lo protegería si no sucediera. Lo que Jonatán hizo fue muy diferente de la presunción que hoy se llama fe. Él no salió «declarando» la victoria y exigiendo que Dios hiciera lo que él quería que hiciera. La fe se somete a Dios, y con confianza le espera para mostrar el camino. Cuando Dios confirmó su dirección, Jonatán estaba listo para obedecer.

Dios está buscando a hombres que combinen la audacia con la fe, que vean los desafíos y los campos de batalla como oportunidades para que Él trabaje. Dios puede usar a un solo hombre, completamente entregado a Él, cuya pasión masculina está dirigida por una relación dinámica con su Creador. Tenemos que escapar de la mentalidad “más grande es mejor.” La fe como una semilla de mostaza puede mover montañas. Un hombre valiente y listo para salir con fe puede cambiar el mundo. Pero para hacer eso, ese hombre necesita dos cualidades más.

Jonatán tenía amistades genuinas

Los hombres audaces pueden ser individualistas, y los hombres de fe a menudo luchan en las relaciones. Pero amistades cercanas son parte del plan de Dios para nosotros. El hombre de Dios – como Jonatán – sabe cómo compartir su corazón y su vida con los demás. Él se acercó a otros hombres, y ellos respondieron. Él ya había elegido un escudero, y ahora se embarcaron juntos en esta aventura. Pero era algo más que una relación de trabajo. El escudero dice: “Yo estoy contigo en cuerpo y alma.” ¿Te gustaría escuchar esas palabras de un amigo? ¿Alguna vez has tenido esa clase de amigo?

La verdadera masculinidad como la de Jonatán atrae a otros: a mujeres, sí,  pero también a otros hombres. Esas relaciones profundas alientan nuestra valentía. Un hombre de Dios comparte su corazón e inspira compromiso. Los hombres cuyos corazones están unidos tendrán un impacto en nuestro mundo.

Jonatán quería glorificar a Dios

Un hombre de Dios está preocupado por el nombre y la gloria de Dios. El hombre que busca su propia gloria no puede ser usado por Dios.

Hay pocos hombres con estas cuatro cualidades: audacia, fe, buenas amistades y celos por la gloria de Dios. De todo el ejército de Israel, Jonatán parece ser el único “hombre de verdad.” Es probable que tú no encuentres muchos como él. El pecado nos ha marcado profundamente. Pero cuando te encuentras con un hombre como Jonatán, acércate a él, trabaja con él, dale tu apoyo y aprende de él.

Esta experiencia no está fuera de tu alcance. Dios te hizo hombre, y Él quiere que tú seas plenamente hombre. Deja que el ejemplo y la fuerza de Jonatán te alienten.

¿Y dónde estaba Saúl?

¡Qué contraste entre la cobardía del padre y la masculinidad piadosa de su hijo! A pesar de Saúl, Jonatán salvó a Israel ese día.

Mientras tanto, Saúl y sus seiscientos hombres acamparon en las afueras de Guibeá alrededor del árbol de granadas de Migrón. Entre los hombres de Saúl estaba Ahías, el sacerdote, que vestía el efod, el chaleco sacerdotal. Ahías era hijo de Ahitob, hermano de Icabod, hijo de Finees, hijo de Elí, sacerdote del Señor que había servido en Silo.

Nadie se dio cuenta de que Jonatán había dejado el campamento israelita. (2-3, NTV)

Como hemos visto, Dios usó a Jonatán para llenar a los filisteos de pánico. Cuando nosotros hacemos nuestra parte (tal vez el 10% del trabajo), Dios se levanta y hace el 90%.

Cundió entonces el pánico en el campamento filisteo y entre el ejército que estaba en el campo abierto. Todos ellos se acobardaron, incluso los soldados de la guarnición y las tropas de asalto. Hasta la tierra tembló, y hubo un pánico extraordinario. Desde Guibeá de Benjamín, los centinelas de Saúl podían ver que el campamento huía en desbandada. Saúl dijo entonces a sus soldados: «Pasen revista, a ver quién de los nuestros falta.» Así lo hicieron, y resultó que faltaban Jonatán y su escudero.

Entonces Saúl le pidió a Ahías que trajera el arca de Dios. (En aquel tiempo el arca estaba con los israelitas.)  Pero mientras hablaban, el desconcierto en el campo filisteo se hizo peor, así que Saúl le dijo al sacerdote: «¡No lo hagas!»

En seguida Saúl reunió a su ejército, y todos juntos se lanzaron a la batalla. Era tal la confusión entre los filisteos, que se mataban unos a otros.  Además, los hebreos que hacía tiempo se habían unido a los filisteos, y que estaban con ellos en el campamento, se pasaron a las filas de los israelitas que estaban con Saúl y Jonatán.  Y los israelitas que se habían escondido en los montes de Efraín, al oír que los filisteos huían, se unieron a la batalla para perseguirlos. Así libró el Señor a Israel aquel día, y la batalla se extendió más allá de Bet Avén. (15-23)

Con valentía y fe, Jonatán fue a la batalla. Vemos ahora que algunos judíos habían abandonado al ejército de Israel y se unieron a los filisteos, pero el ejemplo de Jonatán los anima a volver al ejército de Israel. Otros que se escondieron también vuelven a la batalla. Cuando un verdadero hombre de Dios se levanta en fe y valor, los hombres que se apartaron del Señor o se retiraron, volverán a la batalla.

¿Y Saúl? ¡Estaba sentado bajo un árbol de granadas! ¿Qué estaba haciendo allí cuando su ejército estaba a punto de ser devastado?

Saúl está desconectado de su mundo

Muchos hombres están sentados bajo los árboles de granadas, en lugar de impactar poderosamente su mundo. El enemigo viene contra su matrimonio, su familia, su iglesia y su país – y ellos están en casa, pegados a Internet o la tele. Están paralizados, desperdiciando sus vidas y retirados de sus esposas, familias y amigos. Es una fuerte tentación. ¡Resístela! Si tú has caído preso de esa parálisis, arrepiéntete, levántate y muévete. Busca a un Jonatán, y haz guerra junto con él.

Saúl tenía una religión retorcida

Aquí hay dos historias completamente diferentes. No es por casualidad que nadie notó que Jonatán se había ido. Estaban en mundos tan diferentes que ni siquiera sabían lo que Jonatán hizo. Dios estaba en el campo de batalla, con Jonatán y su escudero. Dios envió el pánico a los filisteos y rescató a Israel. Saúl vio la acción desde lejos, buscando una explicación de lo que Dios estaba haciendo y averiguando quién había dejado el campamento. No podía creer que uno de sus hombres fuera responsable de esta gran victoria.

Saúl estaba rodeado de hombres “religiosos” que formaban parte del sacerdocio institucionalizado. Ahías llevaba un efod, el manto sacerdotal. Los sacerdotes con él eran los nietos perversos de Elí. Para cubrir todas las bases, Saúl pidió el arca. El pánico en el campamento de los filisteos fue cada vez mayor, y Saúl estaba perdiendo tiempo precioso. Estaba demasiado ocupado siendo religioso para involucrarse en lo que Dios estaba haciendo. Él todavía estaba preparándose, mientras Dios ya estaba peleando la batalla.

Muchos hombres se esconden hoy en las iglesias, discutiendo teología, profecías o el programa para el domingo. Están perdidos en una religión muerta, mientras Dios está trabajando. Están buscando una explicación teológica adecuada, mientras que Dios está derrotando al enemigo. Ellos recuerdan con cariño los “días de gloria” de la iglesia, mientras que Dios se está moviendo en otros lugares. Ellos siempre se preparan para la batalla, cuando Dios ya les ha dado la victoria, si solamente se levantan y hacen algo.

Saúl es el ejemplo perfecto del hombre castrado. ¿Quieres perder tu virilidad? Entonces, sigue el camino de la desobediencia y usa la religión para tu propio beneficio, como Saúl. Céntrate en ti mismo y en tu reputación, tu apariencia y tus habilidades – o la falta de ellas. En cierto modo, es el camino más fácil – pero mucho menos gratificante.

Las diferencias entre padre e hijo son increíbles. ¡Es alentador saber que puedes tener a un padre como Saúl, y aun así salir bien! ¡O ser un mal padre como Saúl, y tener a un hijo maravilloso! Nuestras almas anhelan ser como Jonatán: un hombre de audacia y fe; un buen amigo, y fiel. Un hombre que transforma su mundo y se mueve en poder y fuerza para la gloria de Dios. Acércate a Jesús, el mejor modelo de virilidad. Cuanto más su imagen se restaure en ti, más vivo te sentirás como hombre. ¿Qué clase de hombre quieres ser?