Efesios 2:11-22  Dios cumple su plan (segunda parte): Reconciliación entre todos creyentes

Dios tiene un plan para toda la historia: Cristo en el centro del universo y todo unido en Él. Tú eres parte de ese plan, si eres reconciliado con Dios y unido con Jesús. Tu nueva vida comienza con la salvación que Pablo describió en la primera parte de este capítulo. Cuando se restaura la relación con Dios, Él puede sanar nuestra relación con los demás, y restaurar las relaciones en familias, iglesias y la sociedad.

En el primer siglo, esta reconciliación comenzó con la destrucción del muro de separación entre judíos y gentiles, un muro edificado por los mismos judíos. Ellos usaban el nombre gentil (con un sentido negativo) para todos los que no fuesen judíos. Pero Dios nunca quería este muro de separación. Desde el principio Dios deseaba usar a Israel como ejemplo para atraer a otros a su reino.

Igual como en otras situaciones, era el orgullo que perpetuaba la alienación. El orgullo de los judíos se centró en algo un poquito extraño: la circuncisión. Pablo conocía muy bien el orgullo que es la fuente del prejuicio y la persecución, y siempre luchó para mantener ese muro derribado. Incluso entre los cristianos hay una tendencia pecaminosa y orgullosa de edificar muros. Pablo señala el orgullo de los judíos, pero los gentiles también tienen que guardarse del orgullo espiritual. Recordar de dónde vinimos debe mantenernos humildes.

No olvides cómo eras

11 No olviden que ustedes, los gentiles, antes estaban excluidos. Eran llamados «paganos incircuncisos» por los judíos, quienes estaban orgullosos de la circuncisión, aun cuando esa práctica solo afectaba su cuerpo, no su corazón. (NTV)

El templo que conocían Jesús y Pablo tenía tres cortes en el nivel principal: para los sacerdotes, los hombres israelitas y las mujeres. Para llegar a la corte de los gentiles se tenía que descender 19 escalones, donde un muro los mantenía separados. Rótulos en el muro advertían que alguien que traspasara el muro sería ejecutado. Han encontrado dos de estos rótulos (en el griego), uno en 1871 y otro en 1938. Los gentiles podían ver el templo, pero nunca podían entrar en él. Físicamente eran excluidos.

La circuncisión era la marca que definía la separación. Aunque fue ordenada por Dios, era algo externo, como gran parte de la religión judía. La tentación, como se nota en la interacción de Jesús con los fariseos, era fijarse en las apariencias, y descuidar el alma y el espíritu.

Los gentiles (la mayoría de nosotros) condenan esa hipocresía, pero tenemos que recordar que es solo por la gracia de Dios que somos incluidos en su reino. Y tenemos que guardarnos del anti-semitismo; una plaga y un pecado que muchos cristianos han manifestado a través de los siglos. ¡Cuidado con el orgullo espiritual! Todos somos indignos y debemos humillarnos ante al gran amor de nuestro Dios.

Completamente perdidos

12 En esos tiempos, ustedes vivían apartados de Cristo. No se les permitía ser ciudadanos de Israel, y no conocían las promesas del pacto que Dios había hecho con ellos. Ustedes vivían en este mundo sin Dios y sin esperanza. (NTV)

Aunque el judío tuviera una religión externa, al menos era un ciudadano del pueblo escogido y tenía pactos con Dios, su palabra y sus promesas. Es parecido a muchos países latinos que eran católicos. Aunque para muchos era cultural, al menos había principios morales y conocimiento de los fundamentos de la fe cristiana. Al igual que Estados Unidos era un país más o menos cristiano, con mucha influencia de la Biblia en sus leyes.

Estos paganos, o gentiles, no tenían conocimiento ninguno de Dios:

  • Vivían separados de Cristo.
  • No se les permitía ser ciudadanos de Israel.
  • No conocían las promesas de Dios.
  • No eran parte de los pactos que Dios hizo con Israel.
  • Vivían en el mundo sin Dios.
  • Vivían sin esperanza.

Es decir, estaban completamente perdidos. No tienes que ser un gentil, o un pagano del primer siglo, para sentirte excluido, separado y sin esperanza. Lamentablemente hay mucha alienación y soledad incluso en el Cuerpo de Cristo. ¿Lo has experimentado? Dios quiere incluirte en su familia y darte esperanza nueva.

La situación parecía imposible para los gentiles, pero otra vez hay un gran “pero” que completamente transformó sus vidas.

Unidos a Cristo

13 Pero ahora han sido unidos a Cristo Jesús. Antes estaban muy lejos de Dios, pero ahora fueron acercados por medio de la sangre de Cristo. (NTV)

¡Gloria a Dios! ¡Ya no estamos alejados de Dios, sino cerca!

El cambio comienza con la unión con Cristo descrita en la primera parte del capítulo. No solo estamos cerca de Dios, sino que estamos unidos a Cristo. ¿Cómo puede ser? La sangre de Jesucristo nos redimió, nos justificó y perdonó nuestros pecados. Los judíos sacrificaban animales bajo el antiguo pacto, pero su sangre no podía unirlos con Dios. Nuestra unión no es intelectual, filosófica, política o militar. Es espiritual. Todo esfuerzo para fomentar la unidad tiene que empezar allí.

Cristo es nuestra paz

14 Pues Cristo mismo nos ha traído la paz. Él unió a judíos y a gentiles en un solo pueblo cuando, por medio de su cuerpo en la cruz, derribó el muro de hostilidad que nos separaba. (NTV)

Porque él es nuestra paz, que de ambos pueblos hizo uno, derribando la pared intermedia de separación. (RVR)

Antes había un muro de hostilidad que nos separaba de Dios y de su pueblo escogido. El muro en el templo en Jerusalén todavía existía cuando Pablo escribió esta carta (se cayó cuando los romanos destruyeron el templo en el año 70). Ya fue derribado espiritualmente con la muerte de Jesús, pero a veces tenemos que esperar para ver la manifestación física de algo que ya ha sucedido en el espíritu. Se encuentra paz en una persona, en Jesús, sea paz entre judíos y gentiles, o paz dentro de una iglesia, o paz en una familia. Cuando nos unamos a Cristo y nos centramos en Él, vamos a tener paz con los demás que disfrutan de la misma unión. Si esa paz nos evade, hay que examinar el estado de la relación con el que es nuestra paz.

Ya no hay judío, griego u otro grupo étnico en Cristo. Somos un solo cuerpo. No quiere decir que los que hablen algún idioma no se congreguen juntos, o que nunca haya un lugar para las congregaciones mesiánicas, pero ten mucho cuidado de no edificar nuevos muros de separación.

La verdadera prueba de nuestro amor cristiano no es tanto dentro de la iglesia, sino con gente muy diferente de nosotros. Pablo pudo haber estado pensando en esta enseñanza de Jesús:

»Han oído la ley que dice: “Ama a tu prójimo” y odia a tu enemigo. Pero yo digo: ¡ama a tus enemigos! ¡Ora por los que te persiguen!  Si solo amas a quienes te aman, ¿qué recompensa hay por eso? Hasta los corruptos cobradores de impuestos hacen lo mismo.  Si eres amable solo con tus amigos ¿en qué te diferencias de cualquier otro? Hasta los paganos hacen lo mismo. (Mateo 5:43-47)

¿Qué lugar tiene la ley hoy?

15 Lo logró al poner fin al sistema de leyes de mandamientos y ordenanzas. Hizo la paz entre judíos y gentiles al crear de los dos grupos un nuevo pueblo en él. (NTV)

Aboliendo en su carne las enemistades, la ley de los mandamientos expresados en ordenanzas, para crear en sí mismo de los dos un solo y nuevo hombre, haciendo la paz. (RVR)

Aquí está la respuesta a una pregunta común, especialmente entre los judíos mesiánicos y los adventistas: ¿Qué parte tiene la ley en la vida cristiana? Cristo puso fin al sistema de leyes de mandamientos y ordenanzas. Lo abolió en su carne cuando murió en la cruz. No es para decir que las leyes del Antiguo Testamento no revelan algo de la voluntad de Dios para nosotros. Pero el sistema de leyes fue abolido; el sistema de sacrificios y ceremonias del antiguo pacto. También se aplica al sistema antiguo de encontrar la paz con Dios por medio de la obediencia a la ley. Pablo ya dijo en la primera parte de este capítulo que no es por obras, sino por la fe y la gracia de Dios. Cristo abolió la condena de una ley que declaraba que la obediencia perfecta era necesaria para ser aceptado por Dios.

Otra vez Pablo repite que Cristo hizo paz entre judíos y gentiles. Jesús creó algo completamente nuevo en sí mismo: un solo hombre o pueblo; una raza nueva. Pablo describe la unidad de este pueblo en otras escrituras:

 En esta nueva naturaleza no hay griego ni judío, circunciso ni incircunciso, culto ni inculto, esclavo ni libre, sino que Cristo es todo y está en todos. (Colosenses 3:11)

Ya no hay judío ni griego, esclavo ni libre, hombre ni mujer, sino que todos ustedes son uno solo en Cristo Jesús. (Gálatas 3:28)

No quiere decir que esas distinciones ya no existen. Por ejemplo, otros pasajes claramente hablan de las funciones distintas del hombre y la mujer. Pero en Cristo todos somos iguales, y somos uno.

La hostilidad destruida

16 Cristo reconcilió a ambos grupos con Dios en un solo cuerpo por medio de su muerte en la cruz, y la hostilidad que había entre nosotros quedó destruida. (NTV)

Y mediante la cruz reconciliar con Dios a ambos en un solo cuerpo, matando en ella las enemistades. (RVR)

¡La tercera vez! Cuando la Biblia repite algo tres veces es muy importante. La enemistad y hostilidad en ese entonces era entre judío y gentil, pero esto puede aplicarse hoy en día a cualquier grupo que confiesa a Cristo pero se mantiene separado, ya sea por orgullo o por cuestiones culturales. Estamos despreciando la obra de Cristo en la cruz si no perseguimos la reconciliación entre todos los grupos que confiesan a Cristo. ¡Tenemos que hacer todo lo posible para ser un solo cuerpo! ¡Cuánto sufre Jesús por todas las divisiones en su iglesia!

Aún más importante que la hostilidad entre los grupos étnicos, también hubo (y aún existe para los inconversos) la enemistad entre todos nosotros y Dios.

¡Proclama estas Buenas Nuevas de paz!

17 Cristo les trajo la Buena Noticia de paz tanto a ustedes, los gentiles, que estaban lejos de él, como a los judíos, que estaban cerca. (NTV)

Es el mismo mensaje para todo el mundo: Jesucristo, y la paz con Dios y con otros por medio de Él. Este era el mensaje de Cristo y los apóstoles. ¡Nuestro mundo necesita este mensaje de paz! ¿Traes esas Buenas Nuevas a quienes están lejos de ti (en otras culturas o locales) y a los que están cerca (tu familia, amistades y compañeros de trabajo)?

Acceso libre al Padre

18 Ahora todos podemos tener acceso al Padre por medio del mismo Espíritu Santo gracias a lo que Cristo hizo por nosotros. (NTV)

Antes, era muy difícil incluso para los judíos tener acceso a Dios, pero Cristo abrió el camino para que todos entraran directamente en la presencia del Padre. Todos tenemos el mismo acceso, y todos tenemos el mismo Espíritu. No necesitas ningún sacerdote para hablar con Dios. ¿Estás aprovechando este gran privilegio?

Aquí vemos claramente la Trinidad: Debido a la obra del Hijo, el Espíritu Santo mora en nosotros y nos ayuda a entrar en la presencia del Padre. El Espíritu nos enseña como orar, nos ayuda en nuestras debilidades, y nos une.

Miembros de la familia de Dios

19 Así que ahora ustedes, los gentiles, ya no son unos desconocidos ni extranjeros. Son ciudadanos junto con todo el pueblo santo de Dios. Son miembros de la familia de Dios. (NTV)

Pablo ya habló de nuestra adopción en el capítulo uno. Ahora, en resumen, afirma que los gentiles también son ciudadanos del reino de Dios, y son hijos adoptados de su familia. Somos una gran familia que se congrega en varias “casas” de adoración. Hay que hacer todo lo posible para mantener la unidad con otras “casas” que también forman parte del pueblo santo.

Antes de ser un ciudadano de algún país (lo cual también es importante), eres un ciudadano del cielo, del reino de Dios. Y antes de ser parte de tu familia terrenal (algo precioso para nosotros), eres un miembro de la familia de Dios. Por eso, en Cristo somos “hermanos” y “hermanas.”

A veces te puedes sentir desconocido y extraño en tu propia cultura, tu propio país y tu propia familia. Es un sentido muy incómodo, pero es normal para el cristiano. De verdad es más alarmante si te sientes muy cómodo en este mundo.

Somos la casa de Dios

20 Juntos constituimos su casa, la cual está edificada sobre el fundamento de los apóstoles y los profetas. Y la piedra principal es Cristo Jesús mismo. (NTV)

Ya Pablo dijo en 1:23 que somos el cuerpo de Jesús. Ahora él introduce otra metáfora: Una casa. Acaba de decir que nos congregamos en varias casas – pero tal vez mejor dicho varios cuartos en la misma casa, porque todos los creyentes juntos son la casa de Jesús. El fundamento de esta casa es la enseñanza y obra de los apóstoles (en el Nuevo Testamento) y los profetas (del Antiguo y Nuevo Testamento). Puede incluir apóstoles y profetas de hoy, pero el fundamento no cambia: Siempre es la enseñanza bíblica.

Otra vez, Cristo está en el centro de esta casa. Él es la piedra principal. Si una iglesia no tiene a Cristo en ese lugar principal, o si no sigue las enseñanzas de los apóstoles en el Nuevo Testamento, no es parte de la casa de Jesús. Siempre hay que tener mucho cuidado de que ningún hombre o doctrina sea la piedra principal. Lamentablemente, en la práctica, es muy común.

Vamos formando un templo santo

21 Estamos cuidadosamente unidos en él y vamos formando un templo santo para el Señor. (NTV)

En [Cristo] todo el edificio, bien coordinado, va creciendo para ser un templo santo en el Señor. (RVR)

Ahora Pablo da un paso más en la descripción de la iglesia: somos un templo santo. ¡Qué imagen increíble! ¡Qué visión exaltada de la iglesia! Pero, ¿quién cuidadosamente nos une? ¿Te parece que los creyentes de todo el mundo van creciendo para convertirse en este glorioso templo? ¿Quién diseña y supervisa su construcción? Los contratistas deben ser Jesús y el Espíritu Santo. De hecho, este podría ser el proyecto más importante en toda la historia. Lee las instrucciones bíblicas detalladas para la construcción del tabernáculo y los templos. Esos edificios desaparecieron hace mucho tiempo, pero este es un templo duradero. Debe ser bien construido para sobrevivir a los ataques del diablo.

Pedro también describe esta casa:

Cristo es la piedra viva, rechazada por los seres humanos pero escogida y preciosa ante Dios. Al acercarse a él, también ustedes son como piedras vivas, con las cuales se está edificando una casa espiritual. De este modo llegan a ser un sacerdocio santo, para ofrecer sacrificios espirituales que Dios acepta por medio de Jesucristo. (1 Pedro 2:4-5)

Por desgracia, el templo que yo veo subir es bastante feo. Me parece muy casual, con variedad de diseños. Cada grupo parece tener su propio plan, hacer lo suyo y prestar poca atención a lo que otros hacen. En lugar de ayudar a los demás, intentan superarse unos a otros haciendo que su parte se vea más impresionante. Es difícil ver la mano del contratista, Jesucristo.

Este templo (de Jesucristo) debe ser un escaparate para el mundo de unidad y construcción excepcional. La gente debe ser atraída por su belleza abrumadora. Cristo mora en este templo sagrado. Debe ser digno de nuestro Salvador. Tengo que confesar que estoy perplejo: ¿por qué Él permite que se vea cómo es? Pero yo no soy Jesús; sólo tengo que hacer mi parte.

Recuerda que este es un templo espiritual. Nuestro enfoque debe estar allí. ¿Está este proyecto en la cima de nuestras agendas? ¿Se han reunido líderes cristianos para hablar acerca de este templo y la mejor manera de construirlo? ¿Aún creemos que esto es realidad? ¿O son éstas meras palabras floridas que Pablo utiliza?

Tenemos que evitar poner demasiado énfasis en los edificios. No es pecado construir un templo hermoso para congregarnos, pero fácilmente puede convertirse en un ídolo, consumiendo mucha energía y dinero. Cristo nunca mencionó que se construyeran grandes casas o templos para su familia.

22 Por medio de él, ustedes, los gentiles, también llegan a formar parte de esa morada donde Dios vive mediante su Espíritu. (NTV)

La gloria shekinah que moraba en el templo en Jerusalén ahora se manifiesta cuando la familia de Dios se congrega en unidad para adorarle. Dios mora en este templo. Su Espíritu llena el templo. Pero si ese templo no está limpio, si hay peleas en el templo, el Espíritu Santo no va a morar allí. Tal vez eso explica la ausencia del poder del Espíritu en muchas iglesias. Si este es un templo apropiado para Dios, tenemos que ser edificados juntos, con cada piedra viva en su lugar. Yo no veo ese énfasis en muchas iglesias. ¿Crees que tú estás siendo edificado junto con otros hermanos en tu iglesia para formar una morada para Dios? ¿Tienes un concepto de cuán radical es esta visión y realidad de una nueva comunidad en Cristo? Es el contexto de toda la obra que Cristo quiere hacer en nosotros.

 

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