Efesios 3:14-21  Subiendo a la cima

Aquí llegamos al final del capítulo 3, y al final de la base doctrinal de los cuatro pasos que vamos a estudiar en los capítulos 4 a 6. Es esencial comprender estos primeros capítulos para comenzar esos pasos. Aquí está la cumbre de la carta, el corazón de la vida cristiana y uno de los pasajes más ricos de la Biblia.

Puede costar años completar los cuatro largos pasos de los capítulos 4 a 6. Ellos exigen una gran participación de nuestra parte. A diferencia, este capítulo es una obra soberana de Dios. Sin esta experiencia será imposible hacer los pasos. Por esa razón, antes de comenzarlos, Pablo tiene que doblar sus rodillas. Él sabe que está en tierra santa. Sabe que solo mediante una obra sobrenatural se puede comprender esta revelación. Los propósitos de Dios que Pablo divulgó en los primeros capítulos forman la base de sus peticiones. Cuando tú ores por tu familia, iglesia o comunidad, primero busca a Dios para su propósito en la situación, y luego intercede por ellos basándose en ese propósito.

En estos versículos, casi como Moisés, vamos a subir una montaña para entrar en comunión íntima con Dios. Acerquémonos al trono de Dios con reverencia y humildad, con corazones abiertos para recibir esta gran bendición.

Padre nuestro…

14 Por esta causa doblo mis rodillas ante el Padre de nuestro Señor Jesucristo, 15de quien toma nombre toda familia en los cielos y en la tierra, (RVR)

¿Cómo te llamas? ¿Quién eres? En la Biblia un nombre es muy importancia: comunica el carácter y la esencia de la persona. Cuando naciste, tu padre te dio su nombre. Adán tuvo el privilegio de nombrar a los animales, y tú tienes el privilegio de nombrar a tus hijos. Aquí Pablo dice que ahora tú tienes un nombre nuevo; naciste de nuevo en una familia nueva. Como un hijo adoptivo, recibes el nombre de tu Padre, con todos los privilegios que ese nombre trae.

Al principio, el lenguaje parece un poco confuso: ¿En cuáles familias está pensando Pablo? ¿Quiere decir que aun familias paganas toman su nombre de Dios? ¿Y cuáles familias hay en los cielos? El contexto aclara la confusión: Pablo acaba de hablar de la unidad de judíos y gentiles en una sola familia. Está hablando de la iglesia, la familia de creyentes, judíos y gentiles, aquí en la tierra, y la iglesia triunfante en el cielo, aquellos que ya han muerto en Cristo. De hecho, la mejor traducción del griego pasa patria (toda familia) inserta “la”: toda la familia de Dios. Tu membresía en esa familia proporciona dos claves para experimentar todo lo que Dios ha planeado para ti:

  • La importancia de relación, de familia y de la conexión con tu Padre y tus hermanos. Ésta es la intimidad del hogar.
  • Tu inclusión en una gran iglesia universal de todas las edades y de todas las naciones. Ésta es una visión inmensa. Tú eres parte de algo muy grande.

 La primera petición

16 Pido en oración que, de sus gloriosos e inagotables recursos, los fortalezca con poder en el ser interior por medio de su Espíritu. (NTV)

para que os dé, conforme a las riquezas de su gloria, el ser fortalecidos con poder en el hombre interior por su Espíritu; (RVR)

Campamento base: Para ser fortalecido en el hombre interior

Antes de subir una montaña tienes que fortalecerte, hacer ejercicios y alimentarte bien. Y así es también espiritualmente. El hombre de espíritu débil, el hombre vacío en su interior, no puede comprender ni experimentar lo que Dios quiere hacer.

  • ¿Fortalecido a qué medida? Conforme a las riquezas de su gloria. Sus recursos son gloriosos e inagotables. No es posible medir su gloria. No hay límite a lo que Él nos puede dar.
  •  ¿Con qué? Con poder. Necesitas poder, más que conocimiento o cosas materiales.
  • ¿Dónde? En el hombre interior. Un hombre puede levantar pesas todos los días en el gimnasio y ser débil en el hombre interior. ¿Estás listo para los rigores de los cuatro pasos? Solo el hombre fortalecido en el interior puede soportar las pruebas, las tentaciones y las batallas de esos pasos.
  • ¿Cómo? Por su Espíritu. Haz todo lo posible para facilitar el fluir y la plenitud del Espíritu en tu vida. Es bueno fortalecerte con los medios de gracia (la Biblia, la oración, el ayuno, la Santa Cena, el bautismo y nuestra participación en la iglesia), pero aquí Pablo está pidiendo que Dios te el ser fortalecido. Es un don.

¿Has experimentado ese poder? ¿Quieres experimentarlo? ¿Cómo está tu hombre interior? Para subir a esa comunión íntima con Dios, necesitas un hombre interior fortalecido. El enclenque no puede sobrevivir a los rigores de la subida.

Segunda petición

17 Entonces Cristo habitará en el corazón de ustedes a medida que confíen en él (NTV)

para que habite Cristo por la fe en vuestros corazones, (RVR)

Comenzar la subida: Cristo habita en tu corazón

Dios nos fortalece. Eso prepara el corazón para ser una morada para Cristo. Por fe crees que Él vive en ti. Al subir la montaña, fortalecido en el hombre interior, crees que alcanzarás la cima.

Al comenzar la subida en la frescura de la mañana, te das cuenta de que no estás solo, sino en la gran compañía de muchos hermanos con el mismo destino. Eso en sí es estimulante. Pero, por desgracia, hay muchos en esta subida que están tan entusiasmados con el compañerismo y la experiencia, que nunca se dan cuenta de que Dios mismo habita en su corazón. No tienen esa fe para depender de alguien que no pueden ver. Pueden pasar toda su vida en las actividades de la iglesia (como un club social santificado) sin conocer una relación con el Cristo vivo. Es por eso que Pablo hace esta petición rara. Se supone que Cristo habita en el corazón de cada creyente, pero Pablo sabe que no es así.

¿Dirías tú que estás experimentando la plenitud de Cristo habitando en tu corazón? Cuando Cristo habita allí, Él te llenará de su amor. Bañado en ese amor, puedes subir al siguiente nivel.

 Tercera petición

17 Echarán raíces profundas en el amor de Dios, y ellas los mantendrán fuertes. (NTV)

a fin de que, arraigados y cimentados en amor, (RVR)

Fuerza en el calor del día: Arraigados y cimentados en amor

Ya has pasado varias horas (o meses, o años) subiendo. La frescura de la mañana ha dado paso a un sol fuerte y ardiente. La fuerza que tenías ya se ha ido. Estás cansado y dudas de la sabiduría de intentar una subida tan fuerte. Pablo sabe que, sin raíces profundas en el amor de Dios, no tendrás la fuerza para seguir adelante. Sin esas raíces, muchos se dan por vencidos. Deciden que no vale la pena, y vuelven al campamento base. Allí se dedican a las actividades de la iglesia. Aun leen sus Biblias, oran y escuchan música cristiana. Pero nunca conocen el amor de Dios.

En cada instancia en estos versículos, Pablo usa la palabra griega ágape: el amor incondicional de Dios. Dios derrama ese amor en tu corazón cuando aceptas a Jesús y lo experimentas en comunión con otros hermanos. Ser arraigado y cimentado en el amor es tener un estilo de vida de amor.

¿Tienes esas raíces? Sin amor no eres nada. El amor es lo más importante. Este amor es como las raíces profundas de un gran árbol que le dan estabilidad y alimento. También es el fundamento sólido para una casa que puede soportar adversidad y tormentas.

Muchos están contentos con estas raíces. Para alguien que nunca ha conocido el amor verdadero, es una gran bendición. En este punto en la subida hay todavía pastos verdes, árboles y aguas de reposo. Muchos creen que aquí está la vida próspera y bendecida que Cristo nos prometió. Ya puedes ver que más alto habrá viento y frío, y un camino mucho más difícil. Pablo sabe que solo una obra sobrenatural nos impulsará a seguir subiendo. Él sigue orando.

Cuarta petición

18 Espero que puedan comprender, como corresponde a todo el pueblo de Dios, cuán ancho, cuán largo, cuán alto y cuán profundo es su amor. 19 Es mi deseo que experimenten el amor de Cristo, aun cuando es demasiado grande para comprenderlo todo. (NTV)

seáis plenamente capaces de comprender con todos los santos cuál sea la anchura, la longitud, la profundidad y la altura, y de conocer el amor de Cristo, que excede a todo conocimiento, (RVR)

Casi llegando: Conocer el amor de Cristo

Ahora tienes la plena comprensión y experiencia del amor de Dios. Aunque Pablo habla de la anchura, la longitud, la profundidad y la altura de ese amor, por supuesto no puedes medirlo. Una vez más, es una obra soberana de Dios, que ilumina nuestras mentes. Es lo suficiente ancho para incluir a todos. Su longitud es infinita; para toda la vida y toda la eternidad. Su profundidad es hasta el pecador más perverso y lo más profundo del desaliento, la desesperación y aun la muerte. Y su altura exalta a Cristo al cielo y llena nuestros corazones de adoración.

Es con todos los santos que podemos comprender este amor. ¡Es muy difícil experimentar amor cuando estés solo! En la rica comunión de hermanos y hermanas en la iglesia, aprendemos más acerca del amor de Cristo.

Pablo dice que su amor excede a todo conocimiento. Tenemos que experimentar y conocer el amor de Cristo; no es solo mental o intelectual. Pero en esta vida nunca es posible plenamente experimentar su amor: ¡siempre habrá más! Me recuerda lo que debería suceder en un matrimonio: Con más tiempo y conocimiento, su amor debería crecer. ¿Dirías que estás experimentando cada vez más del amor de Cristo? O, si eres honesto, ¿dirías que casi no experimentas su amor?

Ultima petición

Entonces serán completos con toda la plenitud de la vida y el poder que proviene de Dios. (NTV)

para que seáis llenos de toda la plenitud de Dios. (RVR)

La cima de la vida cristiana: Llenos de toda la plenitud de Dios

¡Se puede llenar con toda la plenitud de Dios! ¿Estás lleno? ¿Has conocido a alguien lleno de su plenitud? Su plenitud fluye de su amor. Tú puedes tener mucho conocimiento de la Biblia y la teología, pero si no has conocido el amor de Cristo, será imposible llenarse con su plenitud.

El Espíritu Santo te llena con la vida y el poder de Dios, comenzando con el bautismo en el Espíritu, pero luego tienes que mantener la plenitud del Espíritu con manifestaciones de sus dones, con oración, con alabanzas y ministrando a otros. Siempre hay más. Dios es infinito.

¡Gloria a Dios!

20 Y ahora, que toda la gloria sea para Dios, quien puede lograr mucho más de lo que pudiéramos pedir o incluso imaginar mediante su gran poder, que actúa en nosotros.21 ¡Gloria a él en la iglesia y en Cristo Jesús por todas las generaciones desde hoy y para siempre! Amén. (NTV)

Y a Aquel que es poderoso para hacer todas las cosas mucho más abundantemente de lo que pedimos o entendemos, según el poder que actúa en nosotros, a él sea gloria en la iglesia y en Cristo Jesús por todas las edades, por los siglos de los siglos. Amén. (RVR)

Aquí, en la cima, casi estamos en el cielo. ¡Tenemos que alabar a Dios! Esta doxología termina esta primera parte de Efesios.

Ahora Dios está libre para actuar en tu vida. Él quiere hacerlo, para su gloria. Ahora Dios te asombrará con todas las maravillas que hará por ti. Son mucho más allá de la prosperidad promovida en la televisión y en muchas iglesias. Mucho más allá de peticiones para un nuevo auto o casa o riqueza. Hay un gran impulso aquí para orar con mucho denuedo y fe. Él puede hacer las cosas mucho más abundantemente de lo que pedimos o entendemos. ¡Ni siquiera puedes imaginar las grandes cosas que Dios puede hacer!

Nos gustaría quedarnos siempre aquí en la cima de la montaña con Dios. De hecho, tenemos que mantener esta perspectiva y vivir fortalecidos en el hombre interior, cimentados en el amor de Dios, y llenos del Espíritu. Pero lamentablemente todavía estás aquí en esta tierra. Todavía tienes trabajo, familia, tentaciones y una batalla con el diablo. Tienes que bajar y comenzar el arduo trabajo de los cuatro pasos al varón perfecto, pero ¡mantén esta intimidad con Dios!

La primera parte de Efesios contiene mucha teoría y teología: la inclusión de los gentiles en el pueblo de Dios, la gracia de Dios en nuestra salvación, uniendo todas las cosas en Cristo, y la iglesia testificando a los principados y potestades de la gran sabiduría de Dios. Son cosas muy impresionantes, pero puede parecer que no tienen mucho que ver con la vida diaria. Vamos a entrar en cuatro pasos muy prácticos que impactan tu vida ahora mismo, pero primero tenemos que lidiar con esta cuestión de amor y la plenitud de Dios.

La triste realidad es que pocos dirían que tienen un concepto tan grande del amor de Dios. No conocen tal amor. No han subido esta montaña. No están llenos de toda la plenitud de Dios. De vez en cuando pueden sentir algo como el amor en sus corazones. Pero, ¿estar bañado en el amor de Cristo? ¿Tener toda la vida motivada por ese amor? Son pocos los que tienen esa experiencia. Si es tuya, eres muy bendecido. Si no es tu experiencia, vamos a orar juntos cada día esta oración de Pablo. Sabemos que es la voluntad de Dios porque está en la Biblia. Basta ya con pobreza espiritual. Basta con toda la prosperidad material. Ya es hora de la prosperidad espiritual. Es hora de conocer este gran amor de Dios y de estar lleno de su plenitud. Ya es hora de comenzar en los cuatro pasos y llegar a ser un varón perfecto. ¿Estás listo?

 

El final: 1 Samuel 31

Este es un capítulo duro. Quieres terminar un libro con algo poderoso; un final feliz. Pero ya sabemos que no habrá un final feliz. Durante mucho tiempo hemos visto a Saúl en su declive deprimente. Saúl fue hecho para reinar. Dios lo escogió y le dio todo, y Saúl lo desperdició. Nunca aprendió a usar su autoridad. Debido a su desobediencia repetida, Dios lo rechazó, retiró su Espíritu Santo y envió malos espíritus que lo oprimían. Ahora Saúl ha llegado al final del camino. No es de extrañar, termina su vida de la manera más cobarde posible.

Los filisteos fueron a la guerra contra Israel, y los israelitas huyeron ante ellos. Muchos cayeron muertos en el monte Guilboa. (1)

Cuando estás en una batalla perdida, no sigas luchando. Sabe cuándo rendirte y buscar ayuda, algo que Saúl debería haber hecho hace mucho tiempo. Si él hubiera pedido la ayuda de David, podría haber evitado la derrota de Israel, su propia muerte y la muerte de sus hijos.

Y siguiendo los filisteos a Saúl y a sus hijos, mataron a Jonatán, a Abinadab y a Malquisúa, hijos de Saúl. Y arreció la batalla contra Saúl, y le alcanzaron los flecheros, y tuvo gran temor de ellos. (2-3, RVR)

¿Puedes sentir la desesperación? No hay marcha atrás. Saúl está mirando la muerte a la cara, cosechando lo que ha sembrado. Puede salir valientemente, arrojándose sobre la misericordia de Dios en arrepentimiento para salvar su alma, pero Saúl nunca ha sido uno de humillarse.

Entonces dijo Saúl a su escudero: Saca tu espada, y traspásame con ella, para que no vengan estos incircuncisos y me traspasen, y me escarnezcan. Mas su escudero no quería, porque tenía gran temor. Entonces tomó Saúl su propia espada y se echó sobre ella. Y viendo su escudero a Saúl muerto, él también se echó sobre su espada, y murió con él. Así murió Saúl en aquel día, juntamente con sus tres hijos, y su escudero, y todos sus varones. (4-6, RVR)

Ninguna opción era buena. Saúl no pudo soportar la idea de ser asesinado por los filisteos, por lo que eligió el suicidio: el último acto de desesperación y el final cobarde para una vida desperdiciada. Ciertamente Saúl no es el único. Muchos hombres me han dicho que se matarían a sí mismos antes de ser capturados y confrontados con más tiempo encarcelados, o para salvar a sus familias de más dolor si vuelven a caer en las drogas o el pecado sexual. De forma torcida tiene lógica. No pienses que hay algo malo contigo si tú has pensado en el suicidio. El diablo usará todas las tentaciones posibles en su intento de destruirte.

Cuando los israelitas que se encontraban al otro lado del valle de Jezreel y más allá del Jordán vieron que el ejército israelita había huido y que Saúl y sus hijos estaban muertos, abandonaron sus ciudades y huyeron. Entonces los filisteos entraron y ocuparon sus ciudades.

Al día siguiente, cuando los filisteos salieron a despojar a los muertos, encontraron los cuerpos de Saúl y de sus tres hijos en el monte Gilboa. Entonces le cortaron la cabeza a Saúl y le quitaron su armadura. Luego proclamaron las buenas noticias de la muerte de Saúl en su templo pagano y a la gente en toda la tierra de Filistea. Pusieron su armadura en el templo de Astoret, y colgaron su cuerpo en la muralla de la ciudad de Bet-sán.

Pero cuando el pueblo de Jabes de Galaad se enteró de lo que los filisteos le habían hecho a Saúl, todos los valientes guerreros viajaron toda la noche hasta Bet-sán y bajaron los cuerpos de Saúl y de sus hijos de la muralla. Llevaron los cuerpos a Jabes, donde los incineraron. Luego tomaron los huesos y los enterraron debajo del árbol de tamarisco en Jabes y ayunaron por siete días. (7-13, NTV)

Primera de Crónicas dice que Saúl murió por su rebelión. Era infiel a Dios y no obedeció su palabra. Consultó a una adivina, y no consultó a Dios. “Por esta causa [Dios] lo mató.” (1 Crónicas 10:13-14) La vida de Saúl refleja esa mezcla misteriosa de la obra soberana de Dios y la responsabilidad del hombre. Dios lo escogió, lo llamó y lo equipó con todo lo que necesitaba para reinar. Saúl perdió su vida y su reino debido a sus malas decisiones. Saúl se quitó la vida, pero Crónicas dice que Dios lo mató.

Saúl terminó su propia historia, pero lamentablemente para él, no es el final de la historia. Nadie tiene el poder para poner fin a su historia. Esta vida es solo un ensayo general y formación para la eternidad. Dios deseaba que Saúl tomara una parte en ese reino eterno. En cambio, pasará la eternidad atormentado y separado de Dios. Había experimentado el éxtasis de adoración al Dios vivo, y el tormento de los espíritus malignos, y eligió la segunda opción.

Dios te hizo para reinar

La historia de Dios apenas estaba comenzando. Su trabajo no se detendrá a causa de la desobediencia de un hombre. Claro, habrá muchas batallas en el camino. Adán, Elí y Saúl decepcionaron a Dios. Habrá muchos que no alcancen su potencial para ejercer la autoridad de Dios en su reino. Incluso David, el hombre conforme al corazón de Dios, tuvo algunas fallas graves. La historia de la iglesia está llena de pecado y de hombres que abusan de la autoridad que Dios les dio. Satanás es implacable en su determinación de destruir el reino de Dios y asumir el trono. Pero sabemos que algo increíble sucedió en el Calvario, cuando el Hijo de Dios pagó el precio por nuestro pecado, se humilló a sí mismo hasta el punto de la muerte en una cruz y, definitivamente, derrotó el poder del maligno. Su gloriosa resurrección y ascensión a la diestra de su Padre para reinar eternamente son solo el comienzo de un reino de justicia y paz. Puede ser muy costoso y tomar mucho tiempo, pero Dios tendrá a toda la gente necesaria para compartir ese reinado y llevar a cabo el establecimiento de su reino. Él quiere que tú participes en ello. Toma tu lugar legítimo y aprende a ejercer autoridad real ahora. Pueden ser cosas en la vida de Saúl que te recuerdan a ti mismo. Es de esperar que tú no hayas tomado las mismas malas decisiones, pero si las has tomado, no es demasiado tarde para volver al Señor y hacer las cosas bien. Dios quiere usar todo lo que te ha sucedido hasta el momento para prepararte a reinar con Él eternamente. A pesar de que ha sido dañado por el pecado, todavía llevas la imagen real de Dios. Usa esa autoridad para el bien de su reino. No es un camino fácil, pero tú no estás solo. Levántate y toma tu lugar como hijo adoptivo de Dios. ¡Dios te hizo para reinar!

Cuando tu peor temor se hace realidad: 1 Samuel 28

Jesús dijo: Entren por la puerta estrecha. Porque es ancha la puerta y espacioso el camino que conduce a la destrucción, y muchos entran por ella. Pero estrecha es la puerta y angosto el camino que conduce a la vida, y son pocos los que la encuentran. (Mateo 7:13-14) Dios llamó a Saúl al camino estrecho; sólo se encuentra la autoridad real en ese camino. Sin embargo, como todos nosotros, Saúl luchó con las restricciones del camino estrecho, y la atracción del ancho. Varias veces Dios lo llamó a volver a la senda estrecha, pero Saúl tomó muchas decisiones que lo colocaron en el camino de la destrucción. Ahora él está aprendiendo que ese camino no es tan atractivo, pero se le ha engañado para creer que ya es tarde y no puede volver. El miedo que destruye la fe domina su vida y lo mantiene alejado de Dios. Ahora sus peores temores están haciéndose realidad.

¿En cuál camino estás andando? Dios te llama a entrar por la puerta estrecha y caminar por el camino angosto con Él, y te dará la gracia para hacerlo. No escuches la mentira que es demasiado tarde, o que no puedes soportar el camino angosto. Dios te manda: ¡No temas! Habrá batallas por delante. No es fácil. Pero es mucho mejor que el camino a la destrucción.

Ya han pasado unos cuarenta años que Saúl sabía que Dios le quitaría su reinado. Ya sabía quién sería su sucesor, y gastó mucha energía persiguiéndolo. Pero Dios no odiaba a Saúl; le amaba. Lo escogió de todos los hombres de Israel para ser el primer rey. No fue contra Saúl; fue por Saúl. Sí, Saúl estaba cosechando lo que sembró. Es cierto que ya no pudo recuperar su reinado, pero Dios no lo condenó al infierno. Siempre tuvo la oportunidad de arrepentirse y volver con todo el corazón a Dios. Ahora tendrá su última oportunidad.  Saúl ha llegado al final.

Otra batalla con los filisteos

Toda su vida Saúl había batallado con los filisteos. Tuvo algunas victorias impresionantes, pero las cosas son diferentes ahora. Su mentor ha muerto y Dios lo ha dejado. Saúl está solo.

Ya Samuel había muerto. Todo Israel había hecho duelo por él, y lo habían enterrado en Ramá, que era su propio pueblo. Saúl, por su parte, había expulsado del país a los adivinos y a los hechiceros.

Los filisteos concentraron sus fuerzas y fueron a Sunén, donde acamparon. Saúl reunió entonces a los israelitas, y armaron su campamento en Guilboa. Pero cuando vio Saúl al ejército filisteo, le entró tal miedo que se descorazonó por completo. (3-5)

Saúl está cansado de la batalla. Él hace lo que tiene que hacer: reunir a las tropas y establecer el campamento; pero su corazón no está en ello. De hecho, está lleno de terror; un temor intenso, agudo y abrumador. ¿Sabes lo que es estar aterrorizado? ¿De qué tienes miedo ahora? ¿Hay algún enemigo con el que hayas luchado toda tu vida? ¿Sientes como está a punto de destruirte? Tú puedes estar cansado de la batalla, pero no te rindas. No te des por vencido, y no tengas miedo. Tú puedes luchar contra ese enemigo el resto de tu vida. Recuerda, si tú quieres ser fuerte, tienes que ser probado. Dios permitió los ataques de los filisteos para demostrar su poder y gloria. Ellos obligaron a Israel a confiar en Él. Cuando buscaban a Dios, siempre les dio la victoria.

¿Qué estás mirando?

El problema de Saúl comenzó con sus ojos. Cuando vio al ejército filisteo, el temor llenó su corazón. Al igual Pedro, cuando quitó la mirada de Jesús en ese mar tempestuoso y se hundió. Saúl estaba mirando las circunstancias. No pudo ver a Dios. Nuestros ojos a menudo nos meten en problemas. Las cosas no siempre son lo que parecen. ¿Recuerdas a Eliseo y su criado cuando sus enemigos los rodearon?

Por la mañana, cuando el criado del hombre de Dios se levantó para salir, vio que un ejército con caballos y carros de combate rodeaba la ciudad.

—¡Ay, mi señor! —exclamó el criado—. ¿Qué vamos a hacer?

—No tengas miedo —respondió Eliseo—. Los que están con nosotros son más que ellos.

Entonces Eliseo oró: « Señor, ábrele a Guiezi los ojos para que vea.» El Señor así lo hizo, y el criado vio que la colina estaba llena de caballos y de carros de fuego alrededor de Eliseo. (2 Reyes 6:15-17)

Saúl no tenía los ojos de fe. ¿Y tú? ¿Qué estás mirando? Cuando tu corazón se llene de temor, ¡despierta! Probablemente estás mirando lo equivocado. Mantén tus ojos en Jesús.

 Cuando Dios es silencioso

Por eso consultó al Señor, pero él no le respondió ni en sueños, ni por el urim ni por los profetas. (6)

Saúl hizo lo correcto – pero no hubo respuesta. Ningún sueño. Ninguna orientación del Urim y Tumim (los lotes o piedras sagradas que los sacerdotes del Antiguo Testamento lanzarían como dados para discernir la voluntad de Dios). Saúl había matado a muchos sacerdotes y probablemente había alienado al resto. Samuel estaba muerto. Es posible que no haya profeta que le hable. Saúl solo buscó a Dios cuando necesitaba algo, y ahora Dios se había apartado de él. Silencio.

¿Te ha pasado a ti? Quieres escuchar de Dios, pero nada funciona. Ayunas, lees la Biblia y llamas a tus consejeros de confianza. Pero nada. Cuando Dios no te responde, hay que preguntarte ¿por qué? Dios no es sordo. Dios no ha cambiado. Muchas veces la causa es nuestro pecado, u oídos tan cerrados y tan acostumbrados al ruido del mundo que en el momento de necesidad ya no podemos escuchar la voz tierna del Espíritu. Pero a veces Dios puede estar probándote. ¿Te acuerdas de los discípulos en la tormenta?

De repente, se levantó en el lago una tormenta tan fuerte que las olas inundaban la barca. Pero Jesús estaba dormido. Los discípulos fueron a despertarlo.

—¡Señor —gritaron—, sálvanos, que nos vamos a ahogar!

—Hombres de poca fe —les contestó—, ¿por qué tienen tanto miedo?

Entonces se levantó y reprendió a los vientos y a las olas, y todo quedó completamente tranquilo.  (Mateo 8:24-26)

Está claro que Jesús esperaba que los discípulos ya tuvieran suficiente experiencia y fe para reprender a los vientos y las olas, y confiar en Jesús lo suficiente para no tener temor. Posiblemente ahora, en el silencio, Dios está probando tu fe. O, puede ser que Jesús esté dándote la oportunidad que Pedro tuvo en otra ocasión, para andar sobre las aguas.

Una y otra vez Saúl había visto la intervención milagrosa del Señor en las batallas con los filisteos. Ya tenía mucha experiencia como guerrero y sabía qué hacer. Posiblemente el Señor lo estaba probando para ver cómo respondería al silencio, pero, por desgracia, una vez más Saúl escoge el mal.

En tu desesperación puedes considerar cosas que normalmente no harías, como ir al diablo. He visto a gente que llama a espiritistas cuando oran por sanidad y no hay milagro. Saúl sabía que adivinos y médiums no eran la salida correcta; los había expulsado del país. Pero también sabía que podían ponerse en contacto con el mundo espiritual. Ya tenía experiencia personal con demonios. Ahora decide ir al lado oscuro.

Cuando echas algo fuera de tu vida, no vuelvas de nuevo a ello. No guardes la dirección de un espiritista o una novia vieja – por si acaso la necesites. He conocido a hombres que botan su pornografía, pero esconden algunos DVD o revistas, por si acaso. No busques a Satanás simplemente porque parece que Dios no te responde.

 Saúl consulta a una médium

Así que Saúl les dijo a sus consejeros: —Busquen a una mujer que sea médium, para ir y preguntarle qué hacer.

Sus consejeros le respondieron: —Hay una médium en Endor.

Entonces Saúl se disfrazó con ropa común en lugar de ponerse las vestiduras reales y fue a la casa de la mujer por la noche, acompañado de dos de sus hombres. —Tengo que hablar con un hombre que ha muerto —le dijo—. ¿Puedes invocar a su espíritu para mí?

—¿Está tratando de que me maten? —preguntó la mujer—. Usted sabe que Saúl ha expulsado a todos los médiums y a todos los que consultan los espíritus de los muertos. ¿Por qué me tiende una trampa?

Pero Saúl le hizo un juramento en el nombre del Señor y le prometió: —Tan cierto como que el Señor vive, nada malo te pasará por hacerlo. (7-10, NTV)

Ya sabes que estás mal cuando estás en el territorio del diablo y no quieres que nadie lo sepa. Andas furtivamente por la noche, en algún disfraz. Tienes que esconderte y cubrirte. Por lo general, llevas a otros contigo. Saúl no estuvo sólo en su pecado; tomó a dos hombres con él, y obligó a la mujer a violar su propia ley. Puedes sentirte presionado a tomar juramentos. Cuando juras por el Señor para cubrir tu pecado, tú estás realmente en problemas. Nunca juegues con el diablo, ni siquiera pienses en cualquier contacto con espiritistas, médiums, brujas o algo remotamente satánico. Renuncia a cualquier fascinación que tengas con “el lado oscuro.”

 ¿Una palabra de Samuel?

La mujer entonces dijo: ¿A quién te haré venir? Y él respondió: Hazme venir a Samuel.

Y viendo la mujer a Samuel, clamó en alta voz, y habló aquella mujer a Saúl, diciendo: ¿Por qué me has engañado? pues tú eres Saúl.

Y el rey le dijo: No temas. ¿Qué has visto?

Y la mujer respondió a Saúl: He visto dioses que suben de la tierra.

 Él le dijo: ¿Cuál es su forma?

Y ella respondió: Un hombre anciano viene, cubierto de un manto.

Saúl entonces entendió que era Samuel, y humillando el rostro a tierra, hizo gran reverencia.

 (11-14, RVR)

Su descripción de Samuel le suena bien a Saúl. Incluso estaba vestido con su túnica – tal vez la misma túnica que Saúl había agarrado y arrancado (1 Samuel 15:27-28). ¿Pueden los médiums llamar a los muertos? Las Escrituras no niegan la realidad del mundo espiritual – solo prohíbe el contacto con él. ¿Fue realmente Samuel? A través de los siglos, los creyentes no han estado de acuerdo acerca de quién era él. Algunos creen que Dios pudo haber permitido que Samuel apareciera para darle una última advertencia. Eso no significa que fue correcto buscarlo, o que debemos esperar que Dios haga lo mismo por nosotros.

Yo creo que fue un demonio. Hay varias razones:

  • Aunque los adivinos pueden tener poder, no hay evidencia de que puedan hacer aparecer el espíritu de un hombre.
  • Ella dice que vio “dioses” o “un dios” que suben de la tierra. Sabemos que hay un solo Dios, y no es Samuel. Alguien que pretende ser un dios sería un demonio.
  • Aun en esta circunstancia extrema, Dios no honraría a una adivina para traer una palabra profética.
  • Como vamos a ver, “Samuel” viene con una palabra de muerte. Es Satanás quien vino para robar, matar y destruir. Casi siempre junto con una palabra de juicio, Dios todavía nos da la oportunidad de arrepentirnos.
  • Saúl estaba cayendo en algo claramente condenado en la ley (Deuteronomio 18:10-14, Levítico 20:27).
  • Nunca dice que Saúl vio a Samuel. La adivina lo vio y se lo describió a Saúl.

Cuando ella vio a “Samuel,” se dio cuenta de que Saúl la había engañado, y gritó, temiendo por su vida. Saúl es engañado y es un engañador al igual que Satanás, el padre de la mentira. Cuando estás en pecado, atemorizado y lejos de Dios, estás muy abierto al engaño. Ten mucho cuidado.

Samuel le dijo a Saúl: —¿Por qué me molestas, haciéndome subir?

—Estoy muy angustiado —respondió Saúl—. Los filisteos me están atacando, y Dios me ha abandonado. Ya no me responde, ni en sueños ni por medio de profetas. Por eso decidí llamarte, para que me digas lo que debo hacer. (15)

Qué triste. Después de todos esos años como rey, Saúl todavía no tenía la fuerza para actuar por su cuenta. Suena como un niño pequeño, dependiente de otros para sobrevivir: “Necesito que alguien me diga qué hacer.” Es cierto que clamó a Dios, y Dios no le habló. Pero cuando Dios estaba hablando, Saúl no le hizo caso.

Si tú te encuentras en una situación desesperada y tienes un mentor piadoso, llámalo. Pero no dejes que un mentor tome el lugar de Dios. No corras de persona a persona para recibir una palabra. Desafortunadamente, Samuel estaba muerto, y Saúl nunca desarrolló su propia relación con Dios. Mantén abierta la comunicación con Dios. Él te dará un consejo piadoso, pero también quiere que madures.

Como de costumbre, Saúl estaba atrapado en sus sentimientos:

  • “Estoy muy angustiado.”
  • “Los filisteos me están atacando.”
  • “Dios me ha abandonado.”
  • “La vida es dura.”
  • “Todo se deshace.”
  • “No sé qué hacer.”

Yo me he sentido así. Estoy seguro de que tú te has sentido así también. David lo experimentó, pero David vino a Dios con un corazón abierto y arrepentido. Él fue más allá de sus sentimientos a una visión nueva de Dios y sus planes. No te dejes caer en la trampa egocéntrica “ay de mí.” Solo te hundirás aún más en la desesperación.

Samuel le replicó: —Pero si el Señor se ha alejado de ti y se ha vuelto tu enemigo, ¿por qué me consultas a mí? El Señor ha cumplido lo que había anunciado por medio de mí: él te ha arrebatado de las manos el reino, y se lo ha dado a tu compañero David. Tú no obedeciste al Señor, pues no llevaste a cabo la furia de su castigo contra los amalecitas; por eso él te condena hoy. El Señor te entregará a ti y a Israel en manos de los filisteos. Mañana tú y tus hijos se unirán a mí, y el campamento israelita caerá en poder de los filisteos. (16-19)

Saúl le había causado a Samuel muchos dolores de cabeza en la vida; ahora le molesta en la tumba.

Es cierto que Dios arrebató el reino de las manos de Saúl. Mientras estaba vivo, Samuel le dijo a Saúl exactamente lo que sucedería. Es trágico cuando se te advierte de las consecuencias, pero sigues haciendo lo mismo. En verdad, la paga del pecado siempre es la muerte (Romanos 6:23). Esta palabra puede ser una maldición de Satanás sobre Saúl, sus hijos y todo el país. Yo no creo que Saúl vaya al cielo, pero estoy confiado que Samuel estaba con el Señor. Cuando “Samuel” dice que se unirán a él, es posible que al día siguiente Saúl se uniera a este demonio en el infierno.

La peor pesadilla de Saúl se está haciendo realidad, y le parece que no hay nada que él pueda hacer al respecto. Es demasiado tarde. Para la noche siguiente, él y sus hijos estarán muertos, e Israel será derrotado. Saúl nunca clamó al Señor en ese momento con arrepentimiento genuino. No sabremos hasta que lleguemos al cielo si él pudo haber salvado su vida y las de sus hijos con una última victoria.

La última cena de Saúl

Entonces Saúl cayó al suelo cuan largo era, paralizado por el miedo a causa de las palabras de Samuel. También estaba desfallecido de hambre, porque no había comido nada en todo el día ni en toda la noche.

Cuando la mujer lo vio tan deshecho, le dijo: —Señor, obedecí sus órdenes a riesgo de mi vida. Ahora haga lo que digo, y déjeme que le dé algo de comer para que pueda recuperar sus fuerzas para el viaje de regreso.

Pero Saúl se negó a comer. Entonces sus consejeros también le insistieron que comiera. Así que finalmente cedió, se levantó del suelo y tomó asiento.

La mujer había estado engordando un becerro, así que fue con rapidez y lo mató. Tomó un poco de harina, la amasó y horneó pan sin levadura. Entonces les llevó la comida a Saúl y a sus consejeros, y comieron. Después salieron en la oscuridad de la noche. (20-25)

¿Cómo respondes a las malas noticias? Revela qué clase de hombre eres. Tú probablemente has visto las películas de hombres frente a la muerte con gran valentía y dignidad. Saúl no fue uno de ellos. No podemos culpar a Saúl por estar angustiado y negarse a comer. Sin fuerza y lleno de miedo, se desplomó. A veces alguien cae bajo el poder del Espíritu Santo, pero este no es el Espíritu de Dios. Es el impacto de las palabras del enemigo y el temor, combinado con su hambre.

Él era un caso desahuciado. Afortunadamente la médium lo cuidó; fue su “última cena.” Si vamos a tener una última cena, como la cena de Jesús con sus discípulos, debe ser bendecida por el Señor y compartida con hermanos cariñosos.

Satanás puede llamar a tu puerta. Ese viejo enemigo que te ha perseguido toda tu vida puede aparecer de nuevo. Los filisteos están de vuelta. El terror y la desesperación llenan tu corazón. Te parece que no hay salida. Dios es silencioso. Todos tus amigos te abandonan, y estás solo. Saúl llegó al final del camino ancho. Al día siguiente se quitará la vida. El diablo quiere destruirte y no se detendrá en nada. No dejes que tu vida llegue a este punto.

 

Saúl, hombre de familia: 1 Samuel 18, 19, 20, 23

No es por casualidad que un capítulo sobre la familia de Saúl llegue casi al final de su historia. En su búsqueda de fama y fortuna, la familia de un hombre a menudo sufre. Muchos hombres solo se despiertan cuando se enteran que la fama y el dinero son pasajeros. De repente, le hacen falta las relaciones que nunca tomó el tiempo para desarrollar. Hombres capaces, con ministerios y carreras exitosos, pueden ser terribles esposos y padres. En su lecho de muerte nadie lamenta no haber dedicado más tiempo o energía a su trabajo; sus pesares se centran en su familia. No esperes hasta que mueras para arreglar las cosas en tu hogar.

En casa ves al verdadero hombre. Nuestros problemas personales por lo general son mucho más obvios allí. Tú no eres una sola carne con alguien en tu trabajo (¡a menos que trabajes con tu esposa!). Tu éxito al amar a una mujer (y no estoy hablando del sexo) valida tu masculinidad tanto como tus grandes logros en el mundo. Tu relación con ella toca las profundidades de tu ser, y muy a menudo lo que toca es vergüenza, fracaso e incompetencia. Se espera que un hombre mayor tenga la fuerza y ​​la profundidad de carácter para amar, ponerse a sí mismo de lado y soportar la ira y el resentimiento de su familia por sus fracasos, pero a menudo es difícil sanar las heridas de muchos años de descuidar a la familia.

Las relaciones entre padre e hijo también tienden a ser emocionalmente intensas. Muchos hombres toda su vida anhelan al padre que nunca tenían; no pueden dejar su ira hacia él por sus fracasos. Y aunque amamos a nuestros hijos, frecuentemente sentimos conflicto y culpa acerca de nuestras relaciones con ellos.

La familia es muy importante para Dios. Los hijos de un anciano deben ser creyentes que no tengan una reputación de ser desenfrenados ni rebeldes. (Tito 1:6, NTV) El anciano debe dirigir bien a su propia familia, y que sus hijos lo respeten y lo obedezcan.  Pues, si un hombre no puede dirigir a los de su propia casa, ¿cómo podrá cuidar de la iglesia de Dios? (1 Timoteo 3:4-5, NTV)

Es probable que si la vida pública de Saúl fue un desastre, su vida familiar fue aún peor. Si tuviera la oportunidad de jubilarse, podría pasar tiempo con ellos, como compensación por todos los años ausente, luchando batallas y persiguiendo a David, pero no sería fácil. Jonatán todavía recordaba cómo Saúl casi lo mató porque comió miel, y no estaba muy cómodo con su obsesión por matar a su mejor amigo. A veces es más difícil tratar los asuntos del corazón en tu propia casa que luchar contra los filisteos.

Lo que sabemos de la familia de Saúl

No sabemos nada acerca del padre de Saúl o su relación, y muy poco sobre su familia. Saúl nunca tuvo la oportunidad de disfrutar de su familia en la jubilación. Tenemos que leer entre líneas para saber qué clase de padre era.

  • Saúl se casó con Ahinoam, y tuvieron cuatro hijos: Jonatán, Abinadab, Malquisúa, e Is-Boset (o Isúi o Es-Baal), y dos hijas: Merab y Mical.
  • No sabemos nada más acerca de Abinadab y Malquisúa, excepto que murieron junto con Jonatán y su padre en la batalla final, víctimas de la inseguridad y los fracasos de Saúl.
  • Is-Boset fue el único sobreviviente después de la muerte de Saúl, y el heredero legítimo del trono. Con la ayuda de su tío Abner, él gobernó durante aproximadamente dos años, hasta que David estableció su reinado en toda la nación. Dos de sus propios capitanes lo decapitaron en su cama.
  • Saúl también tenía dos hijos, Armoní y Mefiboset, con una concubina llamada Rizpa. A diferencia de David, no hay registro de otras mujeres.
  • David entregó los dos hijos de Rizpa, junto con los cinco hijos de Merab (nietos de Saúl) a los gabaonitas, como compensación por lo que Saúl había hecho contra esa nación. Todos fueron asesinados. Después de la muerte de sus hijos, 2 Samuel 21:10 dice: Rizpa hija de Ayá tomó un saco y lo tendió para acostarse sobre la peña, y allí se quedó desde el comienzo de la siega hasta que llegaron las lluvias. No permitía que las aves en el día ni las fieras en la noche tocaran los cadáveres. Parece que todos alrededor de Saúl sufrieron.
  • Jonatán tuvo un hijo, Mefiboset (el nombre de su tío; también llamado Meri-Baal). Él tenía cinco años cuando Jonatán murió. Debido a su pacto con Jonatán, David lo cuidó hasta su muerte. Él tuvo un hijo, Micaías, de quien no sabemos nada, excepto sus numerosos descendientes enumerados en 1 Crónicas 8.

 Jonatán y David

Para un hombre con tantos problemas, Saúl engendró a un hijo excepcional. ¡Tal vez fue la influencia de su madre! Jonatán estaba destinado al trono, y probablemente habría sido un buen rey. Era un hombre valiente, lleno de vida y del Espíritu. Ya había demostrado que era mejor hombre que su padre. Tenía un escudero ferozmente leal. Era un espíritu afín con David, e hizo un pacto con él. En lugar de resentir que David heredara un trono que debería haber sido el suyo, él gentilmente aceptó su destino.

Aconteció que cuando él hubo acabado de hablar con Saúl, el alma de Jonatán quedó ligada con la de David, y lo amó Jonatán como a sí mismo. Y Saúl le tomó aquel día, y no le dejó volver a casa de su padre. E hicieron pacto Jonatán y David, porque él le amaba como a sí mismo. Y Jonatán se quitó el manto que llevaba, y se lo dio a David, y otras ropas suyas, hasta su espada, su arco y su talabarte. (18:1-4, RVR)

Darle a David estos artículos personales era una fuerte expresión de amor, y un reconocimiento de que el sucesor de su padre necesitaría el manto del príncipe. Más tarde, él ayudó a David a huir de Saúl.

Entonces Jonatán hizo un pacto solemne con David diciendo: —¡Que el Señor destruya a todos tus enemigos!

Y Jonatán hizo que David reafirmara su voto de amistad, porque amaba a David tanto como a sí mismo.

En cuanto se fue el niño, David salió de su escondite cerca del montón de piedras y se inclinó ante Jonatán tres veces, rostro en tierra; y besándose el uno al otro, lloraron el uno con el otro; y David lloró más. Finalmente, Jonatán le dijo a David: «Ve en paz, porque nos hemos jurado lealtad el uno al otro en el nombre del Señor. Él es testigo del vínculo que hay entre nosotros y nuestros hijos para siempre». Después David se fue, y Jonatán regresó a la ciudad. (20:16-17, 41-42, NTV)

Las amistades entre hombres pueden ser muy ricas, pero muchos hombres nunca las experimentan. ¿Te sentirías cómodo estando tan cerca de otro hombre? ¿Alguna vez has tenido una amistad como ésta? La mayoría de los hombres la anhelan, pero también la temen; temen que sus debilidades e inseguridades sean reveladas.

La cultura latina siempre ha sido abierta con expresiones de afecto entre los hombres, pero hoy en día un hombre que habla de amar a otro hombre es sospechoso de ser gay, y muchos hombres tienen el temor subyacente de posiblemente ser gay. Sin embargo, una de las mejores maneras de lidiar con la atracción por el mismo sexo es tener amistades sanas y no sexuales con otros hombres.

Parece que Jonatán vio a David sólo una vez más, mientras Saúl lo perseguía:

Un día, cerca de Hores, David recibió la noticia de que Saúl estaba camino a Zif para buscarlo y matarlo. Jonatán fue a buscar a David y lo animó a que permaneciera firme en su fe en Dios. «No tengas miedo —le aseguró Jonatán—, ¡mi padre nunca te encontrará! Tú vas a ser el rey de Israel, y yo voy a estar a tu lado, como mi padre bien lo sabe». Luego los dos hicieron un pacto solemne delante del Señor. Después Jonatán regresó a su casa, mientras que David se quedó en Hores. (23:15-18, NTV)

¡Qué hermoso ejemplo del plan de Dios para la amistad! Jonatán buscó a David en uno de los momentos más difíciles de su vida. Renovaron su pacto, y Jonatán animó a David. Lo más importante, él ayudó a David a encontrar fortaleza en Dios. Cuando el enemigo está persiguiéndote, solo el Señor te dará la fuerza que necesitas. ¿Tienes a alguien quien te busque y ora contigo en los momentos más difíciles? ¿Hay alguien a quien puedas ministrar de esa manera?

Las hijas de Saúl

Cierto día, Saúl le dijo a David: —Estoy listo para darte a mi hija mayor, Merab, por esposa. Pero antes deberás demostrar que eres un guerrero de verdad al pelear las batallas del Señor.

Pues Saúl pensó: «Voy a enviar a David contra los filisteos y dejar que ellos lo maten, en vez de hacerlo yo mismo».

—¿Quién soy yo, y quién es mi familia en Israel para que yo sea el yerno del rey? —exclamó David—. ¡La familia de mi padre no es nadie!

Así que, cuando llegó el momento para que Saúl le diera su hija Merab en matrimonio a David, Saúl se la dio a Adriel, un hombre de Mehola. (18:17-19, NTV)

Saúl no muestra mucho respeto por su hija; la usa como un peón para sus propios fines. En lugar de bendecirla, desea matar a su futuro esposo. ¿Por qué rechazó David la oferta del rey? No lo sabemos, pero posiblemente Dios le mostró la intención perversa de Saúl, o ya estaba enamorado de su hermana menor. Como ya hemos visto en varias ocasiones, David era humilde.

Cuando un hombre está en rebelión a Dios, todo sale mal. Saúl no puede escapar de la atracción de otras personas hacia David: ¡Su segunda hija estaba enamorada de David! Pero Saúl simplemente lo ve como una oportunidad más para matar a David. No le importa si se rompe el corazón de su hija en el proceso:

Mientras tanto, Mical, otra hija de Saúl, se había enamorado de David, y cuando Saúl se enteró se puso contento.  «¡Me da otra oportunidad para que los filisteos lo maten!», se dijo Saúl a sí mismo; pero a David le dijo: —Hoy tienes una segunda oportunidad para llegar a ser mi yerno.

Después Saúl instruyó a sus siervos para que le dijeran a David: «El rey te aprecia mucho, al igual que nosotros. ¿Por qué no aceptas lo que el rey te ofrece y te conviertes en su yerno?». Cuando los hombres de Saúl le dijeron estas cosas a David, él respondió: «¿Cómo puede un hombre pobre y de familia humilde reunir la dote por la hija de un rey?».

Cuando los hombres de Saúl le informaron al rey, él les dijo: «Díganle a David que lo único que quiero por dote son los prepucios de cien filisteos. Vengarme de mis enemigos es todo lo que realmente quiero». Pero lo que Saúl tenía en mente era que mataran a David en la pelea.

David estuvo encantado de aceptar la oferta. Antes de que se cumpliera la fecha límite, él y sus hombres salieron y mataron a doscientos filisteos. Así que David cumplió con el requisito del rey entregándole los prepucios de ellos. Entonces Saúl le entregó a su hija Mical por esposa. (18:20-27, NTV)

La prueba fue la matanza de los filisteos, pero ¿qué clase de hombre quiere cien prepucios? ¿Y qué clase de hombre cumple con esta solicitud? ¡Un hombre enamorado! Un hombre al que le gusta el desafío, y un joven atrevido. Imaginar a David satisfaciendo los requisitos de Saúl es bastante feo. Parece extremo, pero David felizmente lo hizo, y Saúl no tuvo más remedio que darle su hija.

Cuando Saúl se dio cuenta de que el Señor estaba con David, y cuánto su hija Mical lo amaba, le tuvo aún más miedo y quedó como enemigo de David por el resto de su vida.

Cada vez que los comandantes filisteos atacaban, David tenía más éxito en contra de ellos que todos los demás oficiales de Saúl; por eso el nombre de David llegó a ser muy famoso. (18:28-30, NTV)

Dios posiblemente arregló el matrimonio con Mical para proteger a su ungido, ya que salvó la vida de David:

Entonces Saúl mandó tropas para que vigilaran la casa de David. Se les dio la orden de que mataran a David cuando saliera a la mañana siguiente, pero Mical, la esposa de David, le advirtió: «Si no te escapas esta noche, te matarán por la mañana». Así que ella lo ayudó a salir por una ventana, y él huyó y escapó. Luego ella tomó un ídolo y lo puso en la cama de su esposo, lo cubrió con mantas y puso un cojín de pelo de cabra sobre la cabeza.

Cuando las tropas llegaron para arrestar a David, ella les dijo que estaba enfermo y que no podía levantarse de la cama. Pero Saúl envió a las tropas de nuevo para prender a David y les ordenó: «¡Tráiganmelo con cama y todo para que lo mate!». Pero cuando llegaron para llevarse a David, descubrieron que lo que estaba en la cama era solo un ídolo con un cojín de pelo de cabra en la cabeza.

—¿Por qué me traicionaste así y dejaste escapar a mi enemigo? —le reprochó Saúl a Mical.

—Tuve que hacerlo —contestó ella—. Me amenazó con matarme si no lo ayudaba. (19:11-17, NTV)

No sería fácil ser la hija de Saúl. Siempre es difícil ser hijo de un pastor o líder, pero la pobre Mical tenía una vida muy dura. Ella era la hija del rey y la esposa del futuro rey, quien también era el principal rival de su padre. David mantenía a su padre calmado con su música, pero estaba en constante peligro de muerte. Las mujeres a menudo sufren más en los conflictos familiares, y lo más probable es que Mical no estuviera preparada para este desafío. Por desgracia, ella siguió el camino de su padre, mintiendo, engañando e idolatrando. Engañó a Saúl y luego cubrió mintiendo sobre su marido.

Eso en sí sería suficiente para herirla y dañar al matrimonio, pero de alguna manera Saúl la sacó de la casa de David y la entregó a otro hombre: Saúl, por su parte, había entregado su hija Mical, esposa de David, a Paltiel hijo de Lais, oriundo de Galín. (25:44) Después de la muerte de Saúl David exigió que Is-Boset la devuelva: Además, David envió unos mensajeros a decirle a Isboset hijo de Saúl: «Devuélveme a mi esposa Mical, por la que di a cambio cien prepucios de filisteos.»

Por tanto, Is-Boset mandó que se la quitaran a Paltiel hijo de Lais, que era su esposo,  pero Paltiel se fue tras ella, llorando por todo el camino hasta llegar a Bajurín. Allí Abner le ordenó que regresara, y Paltiel obedeció. (2 Samuel 3:14-16)

Mical fue la primera entre las esposas y concubinas de David. Ella debería haber sido la madre del próximo rey, incluso en la línea del mesías. Pero no es de extrañar, todos estos eventos destruyeron su amor por David y la hicieron amarga. Como su padre, ella terminó su vida sola.

Sucedió que, al entrar el arca del Señor a la Ciudad de David, Mical hija de Saúl se asomó a la ventana; y cuando vio que el rey David estaba saltando y bailando delante del Señor, sintió por él un profundo desprecio.

Cuando David volvió para bendecir a su familia, Mical, la hija de Saúl, le salió al encuentro y le reprochó:

—¡Qué distinguido se ha visto hoy el rey de Israel, desnudándose como un cualquiera en presencia de las esclavas de sus oficiales!

David le respondió: —Lo hice en presencia del Señor, quien en vez de escoger a tu padre o a cualquier otro de su familia, me escogió a mí y me hizo gobernante de Israel, que es el pueblo del Señor. De modo que seguiré bailando en presencia del Señor, y me rebajaré más todavía, hasta humillarme completamente. Sin embargo, esas mismas esclavas de quienes hablas me rendirán honores.

Y Mical hija de Saúl murió sin haber tenido hijos. (2 Samuel 6:16, 20-23)

Un hombre a menudo deja a la familia atrás en su búsqueda de la grandeza. Padre, no esperes para disfrutar tu familia. Tú tienes un impacto duradero en tus hijos. Si tienes la bendición de tener un hijo tan notable como Jonatán, no tengas celos de él. Regocíjate en su virilidad y anímala. No sabotees los sueños o los matrimonios de tus hijos, y no los lleves a la tumba contigo.

 

Cómo aprovechar al máximo el resto de tu vida: 1 Samuel 17- 26

Todo lo que el hombre sembrare, eso también segará. (Gálatas 6:7, RVR)

Esa realidad es más obvia en la vejez. Has tenido muchos años para sembrar semillas, ya sean buenas o malas. Saúl tuvo una cosecha muy fea, porque había sembrado mucha mala semilla y había tomado algunas decisiones tontas. Sin embargo, por la gracia de Dios, aún podría recuperarse y terminar su vida bastante bien, si estuviera dispuesto a humillarse y hacer algunos cambios. ¿Qué debe hacer un hombre en esa situación?

Deja de lado el miedo, y anima a un hombre más joven en su fe

El capítulo 17 realmente pertenece a un libro sobre David. Él es el héroe; Saúl luce patético. Es la misma rutina: Saúl y sus tropas se reúnen para enfrentar a los filisteos y su nueva “arma secreta,” el gigante Goliat, que sale todos los días para desafiar a Israel.

Al oír lo que decía el filisteo, Saúl y todos los israelitas se consternaron y tuvieron mucho miedo. (17:11)

Ten cuidado con lo que escuchas. Saúl no estaba escuchando a Dios; solo podía escuchar los insultos de Goliat. Los hombres siguen a su líder, y otra vez el miedo y la cobardía de Saúl infectan a todo el ejército. Israel habría enfrentado una cierta derrota si Dios no hubiera enviado a un matador de gigantes, a un joven con un corazón para Dios:

—No se preocupe por este filisteo —le dijo David a Saúl—. ¡Yo iré a pelear contra él!

—¡No seas ridículo! —respondió Saúl—. ¡No hay forma de que tú puedas pelear contra ese filisteo y ganarle! Eres tan solo un muchacho, y él ha sido un hombre de guerra desde su juventud. (17:32-33, NTV)

El corazón incrédulo dice “no puedes” – y los hechos a menudo parecen confirmarlo. La fe no ignora los hechos; los enfrenta, pero llega a una conclusión diferente. Hay mucha lógica en lo que dice Saúl; un joven más débil podría desanimarse y rendirse en este punto. Si tú tienes a un Saúl que es implacablemente negativo, no te rindas. Dile lo que Dios ha hecho y mantente firme por el honor de tu Señor, impasible de lo que Él ha puesto en tu corazón.

Pero David insistió:

—He estado cuidando las ovejas y las cabras de mi padre. Cuando un león o un oso viene para robar un cordero del rebaño, yo lo persigo con un palo y rescato el cordero de su boca. Si el animal me ataca, lo tomo de la quijada y lo golpeo hasta matarlo. Lo he hecho con leones y con osos, y lo haré también con este filisteo pagano, ¡porque ha desafiado a los ejércitos del Dios viviente!  ¡El mismo Señor que me rescató de las garras del león y del oso me rescatará de este filisteo! (34-37a, NTV)

David se fortaleció en su fe al aplicar de lo que aprendió en batallas anteriores. David creyó que lo que Dios hizo por esas ovejas, Él lo haría también por el ejército de Israel. Dios ama la fe de un niño. Regocíjate en la fe y el denuedo de un joven y ofrécele orientación – pero no lo desanimes con tus temores. Fue humillante para Saúl, pero al menos el rey finalmente alienta a David:

—Anda, pues —dijo Saúl—, y que el Señor te acompañe. (37b)

Mejor tarde que nunca. Es posible que hayas experimentado algunos momentos difíciles, y ahora seas un cínico. Ya no quieres matar más gigantes, y eso está bien, pero haz lo que puedas para alentar la fe de jóvenes matadores de gigantes. Los necesitamos. No queremos desalentarlos. Si sus corazones están rectos, Dios los usará tan seguramente como Él usó a David.

No sobrecargues a un joven con tu equipaje 

Después Saúl le dio a David su propia armadura: un casco de bronce y una cota de malla. David se los puso, se ciñó la espada y probó dar unos pasos porque nunca antes se había vestido con algo semejante.

—No puedo andar con todo esto —le dijo a Saúl—. No estoy acostumbrado a usarlo.

Así que David se lo quitó. (38-39, NTV)

Fue muy simbólico e inesperadamente considerado, pero lo que encaja con Saúl no encaja con David. Es demasiado pesado. David no estaba acostumbrado a pelear con todo eso.  Los líderes mayores bien intencionados pueden tratar de sobrecargarte con sus cosas. Se ve y se siente bien poner la armadura del rey. El mundo la valora, pero Dios no. Solo te estorba. En lugar de añadir más peso, elimina el exceso de equipaje y confía en el Señor. David fue lo suficientemente sabio para quitarlo. Tú tampoco necesitas la armadura del mundo.

Si eres demasiado viejo para la batalla, puedes tener un gran ministerio equipando a los guerreros más jóvenes. Tú tienes mucho que ofrecer, pero ten cuidado de sobrecargarlos con demasiadas cosas, o cosas que no son de Dios.

Todos sabemos lo que pasó con Goliat. Fue un cambio de juego. La muerte del gigante fue una derrota más para Saúl, y David se convirtió en un héroe nacional.

Cuidado con los celos

Todo lo que Saúl le pedía a David que hiciera, él lo hacía con éxito. Como resultado, Saúl lo hizo comandante sobre los hombres de guerra, un nombramiento que fue bien recibido tanto por el pueblo como por los oficiales de Saúl.

Cuando el ejército de Israel regresaba triunfante después que David mató al filisteo, mujeres de todas las ciudades de Israel salieron para recibir al rey Saúl. Cantaron y danzaron de alegría con panderetas y címbalos. Este era su canto:

«Saúl mató a sus miles,
¡y David, a sus diez miles!».

Esto hizo que Saúl se enojara mucho. «¿Qué es esto? —dijo—. Le dan crédito a David por diez miles y a mí solamente por miles. ¡Solo falta que lo hagan su rey!». Desde ese momento Saúl miró con recelo a David. (18:5-9, NTV)

Es triste perder la unción de Dios; es aún peor ser eclipsado por un muchacho. Pero Saúl necesitaba a David, él había salvado a Israel y era el único que trajo alivio a Saúl de los espíritus malignos. Es difícil crucificar el orgullo, tomar el lugar más bajo y reconocer que otro hombre puede ser mejor. Tú puedes dar paso a él y alegrarte de que Dios sea glorificado y su iglesia haya prosperado, o puedes ponerte celoso y tratar de destruirlo. No es de extrañar, Saúl sucumbió a los celos, y lo consumieron. ¿Estás celoso de alguien que parece tener mayor éxito y unción? ¿Tienes envidia de su juventud, buen aspecto y dones?

Los celos dan paso al miedo. La gente amaba a David, pero Saúl le temía. Tal vez sin saberlo, Saúl puso a David en una posición en la que podía distinguirse aún más. Cuando Dios está con alguien, va a tener éxito en todo lo que hace.

Después Saúl tenía miedo de David porque el Señor estaba con David pero se había apartado de él. Finalmente lo echó de su presencia y lo nombró comandante sobre mil hombres, y David dirigía fielmente a las tropas en batalla.

David siguió teniendo éxito en todo lo que hacía porque el Señor estaba con él. Cuando Saúl reconoció esto, le tuvo aún más miedo.  Pero todos en Israel y en Judá amaban a David porque tenía tanto éxito al dirigir a sus tropas en batalla. (12-16, NTV)

Únete a los profetas

En medio de su pecado e incredulidad, de alguna manera Saúl tuvo un encuentro más, y uno muy dramático, con el Espíritu de Dios. La situación era extraña: Saúl estaba persiguiendo a David, y lo llevó directamente a una escuela de profetas. Al parecer, David y Samuel habían ido allí para profetizar, adorar al Señor y estar llenos del Espíritu. Es la última vez que los tres están juntos.

Así que David escapó y fue a Ramá para ver a Samuel, y le contó todo lo que Saúl le había hecho. Entonces Samuel llevó a David a vivir con él en Naiot. Cuando Saúl se enteró de que David estaba en Naiot de Ramá, envió tropas para capturarlo. Pero cuando llegaron y vieron que Samuel dirigía a un grupo de profetas que estaban profetizando, el Espíritu de Dios vino sobre los hombres de Saúl y ellos también comenzaron a profetizar. Cuando Saúl se enteró de lo que había pasado, envió a otras tropas, ¡pero ellos también profetizaron! Lo mismo sucedió por tercera vez. Finalmente, Saúl mismo fue a Ramá y llegó al gran pozo en Secú.

—¿Dónde están Samuel y David? —preguntó.

—Están en Naiot de Ramá —le informó alguien.

Pero camino a Naiot de Ramá, el Espíritu de Dios vino incluso sobre Saúl, ¡y él también comenzó a profetizar por todo el camino hasta Naiot!  Se quitó la ropa a tirones y quedó desnudo acostado sobre el suelo todo el día y toda la noche, profetizando en presencia de Samuel. La gente que lo vio exclamó: ¿También Saúl entre los profetas? (18-24, NTV)

¿Qué hubiera pasado si Saúl hubiera dejado de perseguir a David, le hubiera entregado el reino y pasado el resto de su vida en presencia del Señor con los profetas? ¿Estaba Dios misericordiosamente dándole una oportunidad más?

¿Necesitamos un Naiot en Ramá hoy?

¿No sería genial si la presencia del Espíritu fuese tan fuerte en nuestras iglesias? ¿Puedes imaginar a la gente entrando y cayendo bajo el poder del Espíritu, profetizando y hablando en lenguas? Si Dios pudiera tocar a Saúl, ¡Él puede tocar a cualquiera! Saúl estuvo acostado desnudo todo el día y la noche. No necesitamos a nadie desnudo, pero ¿podríamos dar al Espíritu esa libertad?

¿Qué tal un refugio como Naiot en Ramá, para un encuentro con Dios y sus profetas?

  • Un lugar de renovación para alguien huyendo de su casa.
  • Un lugar tan ungido que los asesinos, buscando la vida de un hombre, caerían bajo el poder de Dios.
  • Un lugar para hombres lastimados, como David.
  • Un lugar seguro cuando estés perseguido por el enemigo.
  • Un lugar de culto 24/7, donde puedes escuchar la voz del Espíritu en la compañía de los profetas.

No mates a los hombres de Dios

En medio de la profecía, David se escapa y Saúl deja de perseguirlo temporalmente. Pero en lugar de nutrir lo que Dios hizo, él se dejó dominar por su miedo y celos. Claramente inspirado por Satanás, Saúl comete su peor delito todavía.

Entonces el rey Saúl inmediatamente mandó traer a Ahimelec y a toda su familia, quienes servían como sacerdotes en Nob. Cuando llegaron, Saúl le gritó:

—¡Escúchame, hijo de Ahitob!

—¿Qué quiere, mi rey? —le preguntó Ahimelec.

—¿Por qué han conspirado contra mí, tú y ese hijo de Isaí? —le preguntó Saúl—. ¿Por qué le diste alimento y una espada? ¿Por qué consultaste a Dios por él? ¿Por qué lo instigaste a matarme, como está tratando de hacer hoy mismo?

—Pero señor —respondió Ahimelec—, ¿hay alguien entre todos sus siervos que sea tan fiel como su yerno David? ¡Él es el capitán de su escolta y un miembro altamente honrado de su casa! Por cierto, ¡esta no fue la primera vez que consulté a Dios por él! Que el rey no me acuse a mí y a mi familia de este asunto, porque yo no sabía nada de un complot en contra de usted. (22:11-15, NTV)

Dios le dio a Saúl una salida. El hombre de Dios le habló la verdad de sentido común, pero la mente de Saúl estaba distorsionada por la mentira y el engaño del diablo. Él podría haberse humillado a sí mismo, agradeciendo al sacerdote por ayudar a su yerno. Se habría liberado a sí mismo de más juicio. Pero con un corazón endurecido por el pecado y la envidia, no temía a Dios ni respetaba a sus siervos.

—¡Ahimelec, ten por seguro que morirás junto con toda tu familia! —gritó el rey.

Y le ordenó a su escolta:

—¡Maten a estos sacerdotes del Señor, porque son aliados de David y conspiradores con él! ¡Ellos sabían que él huía de mí, pero no me lo dijeron!

Pero los hombres de Saúl se negaron a matar a los sacerdotes del Señor.

Entonces Saúl le dijo a Doeg:

—Hazlo tú.

Así que ese día Doeg el edomita los atacó y los mató: ochenta y cinco sacerdotes en total que aún llevaban puestas sus vestiduras sacerdotales. Después se dirigió a Nob, la ciudad de los sacerdotes, y mató a las familias de los sacerdotes —hombres y mujeres, niños y recién nacidos— y a todo el ganado, burros, ovejas y cabras. (22:16-19, NTV)

Fue un edomita gentil que mató a los sacerdotes; ningún judío lo haría. Cuando Dios le ordenó a Saúl que destruyera a Amelec por completo, él desobedeció (1 Samuel 15); ahora Saúl no vacila en destruirlo todo. Sin embargo, no logró nada: David todavía estaba libre, y Saúl había hecho algo abominable a los ojos del Señor.

Responder a la injusticia

Saúl no era tan despistado como pareciera. Quebrado y endurecido, atado en su pecado e incapaz de cambiar, todavía estaba tierno con David. Varias veces David tuvo la oportunidad de matarlo. Aquí David lo sorprendió y le habló:

Cuando David terminó de hablar, Saúl le respondió:

—¿Realmente eres tú, David, hijo mío?

Enseguida comenzó a llorar  y le dijo a David:

—Eres mejor persona que yo, porque has devuelto bien por mal. Es cierto, has sido increíblemente bondadoso conmigo hoy, porque cuando el Señor me puso en un lugar donde pudiste haberme matado, no lo hiciste. ¿Quién otro dejaría ir a su enemigo cuando lo tiene en su poder? Que el Señor te recompense bien por la bondad que hoy me has demostrado.  Ahora me doy cuenta de que ciertamente tú serás el rey, y de que el reino de Israel prosperará bajo tu gobierno.  Júrame, entonces, por el Señor, que cuando esto suceda, ¡no matarás a mi familia ni destruirás a mis descendientes!

Entonces David le prometió esto a Saúl con un juramento. Después Saúl volvió a su casa, pero David y sus hombres regresaron a su fortaleza. (24:16-22, NTV)

Nadie habría culpado a David si hubiera matado a Saúl. Nadie tenía que saberlo. Pero David tenía un corazón para Dios. Él siempre honró a sus ancianos y a aquellos en autoridad, negándose a tocar al rey ungido. David no tomó las cosas en sus propias manos, sino que dejó a Saúl en las manos del Señor. Pero también fue sabio: No se quedó con Saúl para ser objeto de su abuso. David regresó con sus hombres a la fortaleza y dejó que Saúl se autodestruyera.

Saúl tuvo la oportunidad de rendirse aquí, pero, como la mayoría de los hombres, su orgullo no lo permitió. Siguió persiguiendo a David. Nunca pensó en humillarse, arrepentirse y buscar al Señor. Él podía salvar su vida y disfrutar de sus últimos años; solo tenía que entregar el reino al sucesor elegido por Dios, que también era parte de su familia. Pero, otra vez más, escogió lo malo.

Si te encuentras en una situación como la de David:

  • Mantén tu honor y haz lo correcto, incluso cuando veas corrupción en quienes están en autoridad.
  • Resiste la tentación de socavarlos – pero haz lo que puedas para evitar el peor de su veneno.
  • Ora por ellos. Tú puedes orar con fe que la “montaña” sea removida al mar, pero ten en cuenta que puede que no suceda. Dios a menudo tiene un propósito para esa montaña.
  • Ni siquiera pienses en el asesinato. ¡Seriamente!
  • Abandona las batallas que no tienen sentido y dirige tu energía al enemigo real.
  • David tocaba el arpa para Saúl. Puede ser difícil, y puede que te sientas incómodo, pero si hay oportunidades para ministrarles, permite que Dios te use.

Aprovecha al máximo el resto de tu vida

Dios quiere que aprendas de tus errores y seas un mentor para ayudar a los jóvenes a evitarlos. Yo conozco a muchos hombres destruidos por la decepción y el fracaso. Hay algo muy refrescante para mí con un joven apasionado por Jesús, lleno de fe y energía para servir al Rey de reyes. No te apartes de ellos. No seas cínico, y no desalientes su pasión.

Tú probablemente has tenido decepciones. En lugar de vivir en el pasado con tus pesares, puedes aprovechar al máximo lo que tienes:

  • Acepta la muerte de algunos sueños. Está bien llorarlos.
  • Humíllate y reconoce tu parte de responsabilidad por lo que ha sucedido en tu vida.
  • Abandona el juego de la culpa y aprovecha al máximo el tiempo que te queda.

Dios te dará alternativas viables. Hay varias cosas que Saúl podría hacer:

  • Podría invertir tiempo en su yerno y sucesor. Saúl pudo influenciar y apoyar a David, y al mismo tiempo crecer.
  • Saúl tenía un hijo impresionante (Jonatán). Podría pasar tiempo con él para conocerlo mejor.
  • Podría afiliarse a los profetas. La gente ya decía: “¿Saúl entre los profetas?” Saúl podría tener una tercera carrera en la escuela de los profetas.
  • Podría pasar tiempo con sus dos hijas y aprender a ser un buen abuelo.
  • Saúl tuvo sus victorias. Podría revivir su relación con el Señor, reflexionando sobre lo que Dios había hecho en el pasado y recibiendo una fresca unción del Señor.

Claro que sería un golpe duro perder su reino, pero Saúl podría usar los años que le quedaban para prepararse para el reino venidero y ayudar a otros a desarrollar su autoridad real. Sí, Saúl fracasó y perdió su reino, pero todavía tenía algunas buenas opciones. Tenía mucho a su favor. Y tú también lo tienes. Resiste la amargura y la negatividad. Dios quiere que aproveches al máximo el resto de tu vida.