Saúl, hombre de familia: 1 Samuel 18, 19, 20, 23

No es por casualidad que un capítulo sobre la familia de Saúl llegue casi al final de su historia. En su búsqueda de fama y fortuna, la familia de un hombre a menudo sufre. Muchos hombres solo se despiertan cuando se enteran que la fama y el dinero son pasajeros. De repente, le hacen falta las relaciones que nunca tomó el tiempo para desarrollar. Hombres capaces, con ministerios y carreras exitosos, pueden ser terribles esposos y padres. En su lecho de muerte nadie lamenta no haber dedicado más tiempo o energía a su trabajo; sus pesares se centran en su familia. No esperes hasta que mueras para arreglar las cosas en tu hogar.

En casa ves al verdadero hombre. Nuestros problemas personales por lo general son mucho más obvios allí. Tú no eres una sola carne con alguien en tu trabajo (¡a menos que trabajes con tu esposa!). Tu éxito al amar a una mujer (y no estoy hablando del sexo) valida tu masculinidad tanto como tus grandes logros en el mundo. Tu relación con ella toca las profundidades de tu ser, y muy a menudo lo que toca es vergüenza, fracaso e incompetencia. Se espera que un hombre mayor tenga la fuerza y ​​la profundidad de carácter para amar, ponerse a sí mismo de lado y soportar la ira y el resentimiento de su familia por sus fracasos, pero a menudo es difícil sanar las heridas de muchos años de descuidar a la familia.

Las relaciones entre padre e hijo también tienden a ser emocionalmente intensas. Muchos hombres toda su vida anhelan al padre que nunca tenían; no pueden dejar su ira hacia él por sus fracasos. Y aunque amamos a nuestros hijos, frecuentemente sentimos conflicto y culpa acerca de nuestras relaciones con ellos.

La familia es muy importante para Dios. Los hijos de un anciano deben ser creyentes que no tengan una reputación de ser desenfrenados ni rebeldes. (Tito 1:6, NTV) El anciano debe dirigir bien a su propia familia, y que sus hijos lo respeten y lo obedezcan.  Pues, si un hombre no puede dirigir a los de su propia casa, ¿cómo podrá cuidar de la iglesia de Dios? (1 Timoteo 3:4-5, NTV)

Es probable que si la vida pública de Saúl fue un desastre, su vida familiar fue aún peor. Si tuviera la oportunidad de jubilarse, podría pasar tiempo con ellos, como compensación por todos los años ausente, luchando batallas y persiguiendo a David, pero no sería fácil. Jonatán todavía recordaba cómo Saúl casi lo mató porque comió miel, y no estaba muy cómodo con su obsesión por matar a su mejor amigo. A veces es más difícil tratar los asuntos del corazón en tu propia casa que luchar contra los filisteos.

Lo que sabemos de la familia de Saúl

No sabemos nada acerca del padre de Saúl o su relación, y muy poco sobre su familia. Saúl nunca tuvo la oportunidad de disfrutar de su familia en la jubilación. Tenemos que leer entre líneas para saber qué clase de padre era.

  • Saúl se casó con Ahinoam, y tuvieron cuatro hijos: Jonatán, Abinadab, Malquisúa, e Is-Boset (o Isúi o Es-Baal), y dos hijas: Merab y Mical.
  • No sabemos nada más acerca de Abinadab y Malquisúa, excepto que murieron junto con Jonatán y su padre en la batalla final, víctimas de la inseguridad y los fracasos de Saúl.
  • Is-Boset fue el único sobreviviente después de la muerte de Saúl, y el heredero legítimo del trono. Con la ayuda de su tío Abner, él gobernó durante aproximadamente dos años, hasta que David estableció su reinado en toda la nación. Dos de sus propios capitanes lo decapitaron en su cama.
  • Saúl también tenía dos hijos, Armoní y Mefiboset, con una concubina llamada Rizpa. A diferencia de David, no hay registro de otras mujeres.
  • David entregó los dos hijos de Rizpa, junto con los cinco hijos de Merab (nietos de Saúl) a los gabaonitas, como compensación por lo que Saúl había hecho contra esa nación. Todos fueron asesinados. Después de la muerte de sus hijos, 2 Samuel 21:10 dice: Rizpa hija de Ayá tomó un saco y lo tendió para acostarse sobre la peña, y allí se quedó desde el comienzo de la siega hasta que llegaron las lluvias. No permitía que las aves en el día ni las fieras en la noche tocaran los cadáveres. Parece que todos alrededor de Saúl sufrieron.
  • Jonatán tuvo un hijo, Mefiboset (el nombre de su tío; también llamado Meri-Baal). Él tenía cinco años cuando Jonatán murió. Debido a su pacto con Jonatán, David lo cuidó hasta su muerte. Él tuvo un hijo, Micaías, de quien no sabemos nada, excepto sus numerosos descendientes enumerados en 1 Crónicas 8.

 Jonatán y David

Para un hombre con tantos problemas, Saúl engendró a un hijo excepcional. ¡Tal vez fue la influencia de su madre! Jonatán estaba destinado al trono, y probablemente habría sido un buen rey. Era un hombre valiente, lleno de vida y del Espíritu. Ya había demostrado que era mejor hombre que su padre. Tenía un escudero ferozmente leal. Era un espíritu afín con David, e hizo un pacto con él. En lugar de resentir que David heredara un trono que debería haber sido el suyo, él gentilmente aceptó su destino.

Aconteció que cuando él hubo acabado de hablar con Saúl, el alma de Jonatán quedó ligada con la de David, y lo amó Jonatán como a sí mismo. Y Saúl le tomó aquel día, y no le dejó volver a casa de su padre. E hicieron pacto Jonatán y David, porque él le amaba como a sí mismo. Y Jonatán se quitó el manto que llevaba, y se lo dio a David, y otras ropas suyas, hasta su espada, su arco y su talabarte. (18:1-4, RVR)

Darle a David estos artículos personales era una fuerte expresión de amor, y un reconocimiento de que el sucesor de su padre necesitaría el manto del príncipe. Más tarde, él ayudó a David a huir de Saúl.

Entonces Jonatán hizo un pacto solemne con David diciendo: —¡Que el Señor destruya a todos tus enemigos!

Y Jonatán hizo que David reafirmara su voto de amistad, porque amaba a David tanto como a sí mismo.

En cuanto se fue el niño, David salió de su escondite cerca del montón de piedras y se inclinó ante Jonatán tres veces, rostro en tierra; y besándose el uno al otro, lloraron el uno con el otro; y David lloró más. Finalmente, Jonatán le dijo a David: «Ve en paz, porque nos hemos jurado lealtad el uno al otro en el nombre del Señor. Él es testigo del vínculo que hay entre nosotros y nuestros hijos para siempre». Después David se fue, y Jonatán regresó a la ciudad. (20:16-17, 41-42, NTV)

Las amistades entre hombres pueden ser muy ricas, pero muchos hombres nunca las experimentan. ¿Te sentirías cómodo estando tan cerca de otro hombre? ¿Alguna vez has tenido una amistad como ésta? La mayoría de los hombres la anhelan, pero también la temen; temen que sus debilidades e inseguridades sean reveladas.

La cultura latina siempre ha sido abierta con expresiones de afecto entre los hombres, pero hoy en día un hombre que habla de amar a otro hombre es sospechoso de ser gay, y muchos hombres tienen el temor subyacente de posiblemente ser gay. Sin embargo, una de las mejores maneras de lidiar con la atracción por el mismo sexo es tener amistades sanas y no sexuales con otros hombres.

Parece que Jonatán vio a David sólo una vez más, mientras Saúl lo perseguía:

Un día, cerca de Hores, David recibió la noticia de que Saúl estaba camino a Zif para buscarlo y matarlo. Jonatán fue a buscar a David y lo animó a que permaneciera firme en su fe en Dios. «No tengas miedo —le aseguró Jonatán—, ¡mi padre nunca te encontrará! Tú vas a ser el rey de Israel, y yo voy a estar a tu lado, como mi padre bien lo sabe». Luego los dos hicieron un pacto solemne delante del Señor. Después Jonatán regresó a su casa, mientras que David se quedó en Hores. (23:15-18, NTV)

¡Qué hermoso ejemplo del plan de Dios para la amistad! Jonatán buscó a David en uno de los momentos más difíciles de su vida. Renovaron su pacto, y Jonatán animó a David. Lo más importante, él ayudó a David a encontrar fortaleza en Dios. Cuando el enemigo está persiguiéndote, solo el Señor te dará la fuerza que necesitas. ¿Tienes a alguien quien te busque y ora contigo en los momentos más difíciles? ¿Hay alguien a quien puedas ministrar de esa manera?

Las hijas de Saúl

Cierto día, Saúl le dijo a David: —Estoy listo para darte a mi hija mayor, Merab, por esposa. Pero antes deberás demostrar que eres un guerrero de verdad al pelear las batallas del Señor.

Pues Saúl pensó: «Voy a enviar a David contra los filisteos y dejar que ellos lo maten, en vez de hacerlo yo mismo».

—¿Quién soy yo, y quién es mi familia en Israel para que yo sea el yerno del rey? —exclamó David—. ¡La familia de mi padre no es nadie!

Así que, cuando llegó el momento para que Saúl le diera su hija Merab en matrimonio a David, Saúl se la dio a Adriel, un hombre de Mehola. (18:17-19, NTV)

Saúl no muestra mucho respeto por su hija; la usa como un peón para sus propios fines. En lugar de bendecirla, desea matar a su futuro esposo. ¿Por qué rechazó David la oferta del rey? No lo sabemos, pero posiblemente Dios le mostró la intención perversa de Saúl, o ya estaba enamorado de su hermana menor. Como ya hemos visto en varias ocasiones, David era humilde.

Cuando un hombre está en rebelión a Dios, todo sale mal. Saúl no puede escapar de la atracción de otras personas hacia David: ¡Su segunda hija estaba enamorada de David! Pero Saúl simplemente lo ve como una oportunidad más para matar a David. No le importa si se rompe el corazón de su hija en el proceso:

Mientras tanto, Mical, otra hija de Saúl, se había enamorado de David, y cuando Saúl se enteró se puso contento.  «¡Me da otra oportunidad para que los filisteos lo maten!», se dijo Saúl a sí mismo; pero a David le dijo: —Hoy tienes una segunda oportunidad para llegar a ser mi yerno.

Después Saúl instruyó a sus siervos para que le dijeran a David: «El rey te aprecia mucho, al igual que nosotros. ¿Por qué no aceptas lo que el rey te ofrece y te conviertes en su yerno?». Cuando los hombres de Saúl le dijeron estas cosas a David, él respondió: «¿Cómo puede un hombre pobre y de familia humilde reunir la dote por la hija de un rey?».

Cuando los hombres de Saúl le informaron al rey, él les dijo: «Díganle a David que lo único que quiero por dote son los prepucios de cien filisteos. Vengarme de mis enemigos es todo lo que realmente quiero». Pero lo que Saúl tenía en mente era que mataran a David en la pelea.

David estuvo encantado de aceptar la oferta. Antes de que se cumpliera la fecha límite, él y sus hombres salieron y mataron a doscientos filisteos. Así que David cumplió con el requisito del rey entregándole los prepucios de ellos. Entonces Saúl le entregó a su hija Mical por esposa. (18:20-27, NTV)

La prueba fue la matanza de los filisteos, pero ¿qué clase de hombre quiere cien prepucios? ¿Y qué clase de hombre cumple con esta solicitud? ¡Un hombre enamorado! Un hombre al que le gusta el desafío, y un joven atrevido. Imaginar a David satisfaciendo los requisitos de Saúl es bastante feo. Parece extremo, pero David felizmente lo hizo, y Saúl no tuvo más remedio que darle su hija.

Cuando Saúl se dio cuenta de que el Señor estaba con David, y cuánto su hija Mical lo amaba, le tuvo aún más miedo y quedó como enemigo de David por el resto de su vida.

Cada vez que los comandantes filisteos atacaban, David tenía más éxito en contra de ellos que todos los demás oficiales de Saúl; por eso el nombre de David llegó a ser muy famoso. (18:28-30, NTV)

Dios posiblemente arregló el matrimonio con Mical para proteger a su ungido, ya que salvó la vida de David:

Entonces Saúl mandó tropas para que vigilaran la casa de David. Se les dio la orden de que mataran a David cuando saliera a la mañana siguiente, pero Mical, la esposa de David, le advirtió: «Si no te escapas esta noche, te matarán por la mañana». Así que ella lo ayudó a salir por una ventana, y él huyó y escapó. Luego ella tomó un ídolo y lo puso en la cama de su esposo, lo cubrió con mantas y puso un cojín de pelo de cabra sobre la cabeza.

Cuando las tropas llegaron para arrestar a David, ella les dijo que estaba enfermo y que no podía levantarse de la cama. Pero Saúl envió a las tropas de nuevo para prender a David y les ordenó: «¡Tráiganmelo con cama y todo para que lo mate!». Pero cuando llegaron para llevarse a David, descubrieron que lo que estaba en la cama era solo un ídolo con un cojín de pelo de cabra en la cabeza.

—¿Por qué me traicionaste así y dejaste escapar a mi enemigo? —le reprochó Saúl a Mical.

—Tuve que hacerlo —contestó ella—. Me amenazó con matarme si no lo ayudaba. (19:11-17, NTV)

No sería fácil ser la hija de Saúl. Siempre es difícil ser hijo de un pastor o líder, pero la pobre Mical tenía una vida muy dura. Ella era la hija del rey y la esposa del futuro rey, quien también era el principal rival de su padre. David mantenía a su padre calmado con su música, pero estaba en constante peligro de muerte. Las mujeres a menudo sufren más en los conflictos familiares, y lo más probable es que Mical no estuviera preparada para este desafío. Por desgracia, ella siguió el camino de su padre, mintiendo, engañando e idolatrando. Engañó a Saúl y luego cubrió mintiendo sobre su marido.

Eso en sí sería suficiente para herirla y dañar al matrimonio, pero de alguna manera Saúl la sacó de la casa de David y la entregó a otro hombre: Saúl, por su parte, había entregado su hija Mical, esposa de David, a Paltiel hijo de Lais, oriundo de Galín. (25:44) Después de la muerte de Saúl David exigió que Is-Boset la devuelva: Además, David envió unos mensajeros a decirle a Isboset hijo de Saúl: «Devuélveme a mi esposa Mical, por la que di a cambio cien prepucios de filisteos.»

Por tanto, Is-Boset mandó que se la quitaran a Paltiel hijo de Lais, que era su esposo,  pero Paltiel se fue tras ella, llorando por todo el camino hasta llegar a Bajurín. Allí Abner le ordenó que regresara, y Paltiel obedeció. (2 Samuel 3:14-16)

Mical fue la primera entre las esposas y concubinas de David. Ella debería haber sido la madre del próximo rey, incluso en la línea del mesías. Pero no es de extrañar, todos estos eventos destruyeron su amor por David y la hicieron amarga. Como su padre, ella terminó su vida sola.

Sucedió que, al entrar el arca del Señor a la Ciudad de David, Mical hija de Saúl se asomó a la ventana; y cuando vio que el rey David estaba saltando y bailando delante del Señor, sintió por él un profundo desprecio.

Cuando David volvió para bendecir a su familia, Mical, la hija de Saúl, le salió al encuentro y le reprochó:

—¡Qué distinguido se ha visto hoy el rey de Israel, desnudándose como un cualquiera en presencia de las esclavas de sus oficiales!

David le respondió: —Lo hice en presencia del Señor, quien en vez de escoger a tu padre o a cualquier otro de su familia, me escogió a mí y me hizo gobernante de Israel, que es el pueblo del Señor. De modo que seguiré bailando en presencia del Señor, y me rebajaré más todavía, hasta humillarme completamente. Sin embargo, esas mismas esclavas de quienes hablas me rendirán honores.

Y Mical hija de Saúl murió sin haber tenido hijos. (2 Samuel 6:16, 20-23)

Un hombre a menudo deja a la familia atrás en su búsqueda de la grandeza. Padre, no esperes para disfrutar tu familia. Tú tienes un impacto duradero en tus hijos. Si tienes la bendición de tener un hijo tan notable como Jonatán, no tengas celos de él. Regocíjate en su virilidad y anímala. No sabotees los sueños o los matrimonios de tus hijos, y no los lleves a la tumba contigo.