Cuando tu peor temor se hace realidad: 1 Samuel 28

Jesús dijo: Entren por la puerta estrecha. Porque es ancha la puerta y espacioso el camino que conduce a la destrucción, y muchos entran por ella. Pero estrecha es la puerta y angosto el camino que conduce a la vida, y son pocos los que la encuentran. (Mateo 7:13-14) Dios llamó a Saúl al camino estrecho; sólo se encuentra la autoridad real en ese camino. Sin embargo, como todos nosotros, Saúl luchó con las restricciones del camino estrecho, y la atracción del ancho. Varias veces Dios lo llamó a volver a la senda estrecha, pero Saúl tomó muchas decisiones que lo colocaron en el camino de la destrucción. Ahora él está aprendiendo que ese camino no es tan atractivo, pero se le ha engañado para creer que ya es tarde y no puede volver. El miedo que destruye la fe domina su vida y lo mantiene alejado de Dios. Ahora sus peores temores están haciéndose realidad.

¿En cuál camino estás andando? Dios te llama a entrar por la puerta estrecha y caminar por el camino angosto con Él, y te dará la gracia para hacerlo. No escuches la mentira que es demasiado tarde, o que no puedes soportar el camino angosto. Dios te manda: ¡No temas! Habrá batallas por delante. No es fácil. Pero es mucho mejor que el camino a la destrucción.

Ya han pasado unos cuarenta años que Saúl sabía que Dios le quitaría su reinado. Ya sabía quién sería su sucesor, y gastó mucha energía persiguiéndolo. Pero Dios no odiaba a Saúl; le amaba. Lo escogió de todos los hombres de Israel para ser el primer rey. No fue contra Saúl; fue por Saúl. Sí, Saúl estaba cosechando lo que sembró. Es cierto que ya no pudo recuperar su reinado, pero Dios no lo condenó al infierno. Siempre tuvo la oportunidad de arrepentirse y volver con todo el corazón a Dios. Ahora tendrá su última oportunidad.  Saúl ha llegado al final.

Otra batalla con los filisteos

Toda su vida Saúl había batallado con los filisteos. Tuvo algunas victorias impresionantes, pero las cosas son diferentes ahora. Su mentor ha muerto y Dios lo ha dejado. Saúl está solo.

Ya Samuel había muerto. Todo Israel había hecho duelo por él, y lo habían enterrado en Ramá, que era su propio pueblo. Saúl, por su parte, había expulsado del país a los adivinos y a los hechiceros.

Los filisteos concentraron sus fuerzas y fueron a Sunén, donde acamparon. Saúl reunió entonces a los israelitas, y armaron su campamento en Guilboa. Pero cuando vio Saúl al ejército filisteo, le entró tal miedo que se descorazonó por completo. (3-5)

Saúl está cansado de la batalla. Él hace lo que tiene que hacer: reunir a las tropas y establecer el campamento; pero su corazón no está en ello. De hecho, está lleno de terror; un temor intenso, agudo y abrumador. ¿Sabes lo que es estar aterrorizado? ¿De qué tienes miedo ahora? ¿Hay algún enemigo con el que hayas luchado toda tu vida? ¿Sientes como está a punto de destruirte? Tú puedes estar cansado de la batalla, pero no te rindas. No te des por vencido, y no tengas miedo. Tú puedes luchar contra ese enemigo el resto de tu vida. Recuerda, si tú quieres ser fuerte, tienes que ser probado. Dios permitió los ataques de los filisteos para demostrar su poder y gloria. Ellos obligaron a Israel a confiar en Él. Cuando buscaban a Dios, siempre les dio la victoria.

¿Qué estás mirando?

El problema de Saúl comenzó con sus ojos. Cuando vio al ejército filisteo, el temor llenó su corazón. Al igual Pedro, cuando quitó la mirada de Jesús en ese mar tempestuoso y se hundió. Saúl estaba mirando las circunstancias. No pudo ver a Dios. Nuestros ojos a menudo nos meten en problemas. Las cosas no siempre son lo que parecen. ¿Recuerdas a Eliseo y su criado cuando sus enemigos los rodearon?

Por la mañana, cuando el criado del hombre de Dios se levantó para salir, vio que un ejército con caballos y carros de combate rodeaba la ciudad.

—¡Ay, mi señor! —exclamó el criado—. ¿Qué vamos a hacer?

—No tengas miedo —respondió Eliseo—. Los que están con nosotros son más que ellos.

Entonces Eliseo oró: « Señor, ábrele a Guiezi los ojos para que vea.» El Señor así lo hizo, y el criado vio que la colina estaba llena de caballos y de carros de fuego alrededor de Eliseo. (2 Reyes 6:15-17)

Saúl no tenía los ojos de fe. ¿Y tú? ¿Qué estás mirando? Cuando tu corazón se llene de temor, ¡despierta! Probablemente estás mirando lo equivocado. Mantén tus ojos en Jesús.

 Cuando Dios es silencioso

Por eso consultó al Señor, pero él no le respondió ni en sueños, ni por el urim ni por los profetas. (6)

Saúl hizo lo correcto – pero no hubo respuesta. Ningún sueño. Ninguna orientación del Urim y Tumim (los lotes o piedras sagradas que los sacerdotes del Antiguo Testamento lanzarían como dados para discernir la voluntad de Dios). Saúl había matado a muchos sacerdotes y probablemente había alienado al resto. Samuel estaba muerto. Es posible que no haya profeta que le hable. Saúl solo buscó a Dios cuando necesitaba algo, y ahora Dios se había apartado de él. Silencio.

¿Te ha pasado a ti? Quieres escuchar de Dios, pero nada funciona. Ayunas, lees la Biblia y llamas a tus consejeros de confianza. Pero nada. Cuando Dios no te responde, hay que preguntarte ¿por qué? Dios no es sordo. Dios no ha cambiado. Muchas veces la causa es nuestro pecado, u oídos tan cerrados y tan acostumbrados al ruido del mundo que en el momento de necesidad ya no podemos escuchar la voz tierna del Espíritu. Pero a veces Dios puede estar probándote. ¿Te acuerdas de los discípulos en la tormenta?

De repente, se levantó en el lago una tormenta tan fuerte que las olas inundaban la barca. Pero Jesús estaba dormido. Los discípulos fueron a despertarlo.

—¡Señor —gritaron—, sálvanos, que nos vamos a ahogar!

—Hombres de poca fe —les contestó—, ¿por qué tienen tanto miedo?

Entonces se levantó y reprendió a los vientos y a las olas, y todo quedó completamente tranquilo.  (Mateo 8:24-26)

Está claro que Jesús esperaba que los discípulos ya tuvieran suficiente experiencia y fe para reprender a los vientos y las olas, y confiar en Jesús lo suficiente para no tener temor. Posiblemente ahora, en el silencio, Dios está probando tu fe. O, puede ser que Jesús esté dándote la oportunidad que Pedro tuvo en otra ocasión, para andar sobre las aguas.

Una y otra vez Saúl había visto la intervención milagrosa del Señor en las batallas con los filisteos. Ya tenía mucha experiencia como guerrero y sabía qué hacer. Posiblemente el Señor lo estaba probando para ver cómo respondería al silencio, pero, por desgracia, una vez más Saúl escoge el mal.

En tu desesperación puedes considerar cosas que normalmente no harías, como ir al diablo. He visto a gente que llama a espiritistas cuando oran por sanidad y no hay milagro. Saúl sabía que adivinos y médiums no eran la salida correcta; los había expulsado del país. Pero también sabía que podían ponerse en contacto con el mundo espiritual. Ya tenía experiencia personal con demonios. Ahora decide ir al lado oscuro.

Cuando echas algo fuera de tu vida, no vuelvas de nuevo a ello. No guardes la dirección de un espiritista o una novia vieja – por si acaso la necesites. He conocido a hombres que botan su pornografía, pero esconden algunos DVD o revistas, por si acaso. No busques a Satanás simplemente porque parece que Dios no te responde.

 Saúl consulta a una médium

Así que Saúl les dijo a sus consejeros: —Busquen a una mujer que sea médium, para ir y preguntarle qué hacer.

Sus consejeros le respondieron: —Hay una médium en Endor.

Entonces Saúl se disfrazó con ropa común en lugar de ponerse las vestiduras reales y fue a la casa de la mujer por la noche, acompañado de dos de sus hombres. —Tengo que hablar con un hombre que ha muerto —le dijo—. ¿Puedes invocar a su espíritu para mí?

—¿Está tratando de que me maten? —preguntó la mujer—. Usted sabe que Saúl ha expulsado a todos los médiums y a todos los que consultan los espíritus de los muertos. ¿Por qué me tiende una trampa?

Pero Saúl le hizo un juramento en el nombre del Señor y le prometió: —Tan cierto como que el Señor vive, nada malo te pasará por hacerlo. (7-10, NTV)

Ya sabes que estás mal cuando estás en el territorio del diablo y no quieres que nadie lo sepa. Andas furtivamente por la noche, en algún disfraz. Tienes que esconderte y cubrirte. Por lo general, llevas a otros contigo. Saúl no estuvo sólo en su pecado; tomó a dos hombres con él, y obligó a la mujer a violar su propia ley. Puedes sentirte presionado a tomar juramentos. Cuando juras por el Señor para cubrir tu pecado, tú estás realmente en problemas. Nunca juegues con el diablo, ni siquiera pienses en cualquier contacto con espiritistas, médiums, brujas o algo remotamente satánico. Renuncia a cualquier fascinación que tengas con “el lado oscuro.”

 ¿Una palabra de Samuel?

La mujer entonces dijo: ¿A quién te haré venir? Y él respondió: Hazme venir a Samuel.

Y viendo la mujer a Samuel, clamó en alta voz, y habló aquella mujer a Saúl, diciendo: ¿Por qué me has engañado? pues tú eres Saúl.

Y el rey le dijo: No temas. ¿Qué has visto?

Y la mujer respondió a Saúl: He visto dioses que suben de la tierra.

 Él le dijo: ¿Cuál es su forma?

Y ella respondió: Un hombre anciano viene, cubierto de un manto.

Saúl entonces entendió que era Samuel, y humillando el rostro a tierra, hizo gran reverencia.

 (11-14, RVR)

Su descripción de Samuel le suena bien a Saúl. Incluso estaba vestido con su túnica – tal vez la misma túnica que Saúl había agarrado y arrancado (1 Samuel 15:27-28). ¿Pueden los médiums llamar a los muertos? Las Escrituras no niegan la realidad del mundo espiritual – solo prohíbe el contacto con él. ¿Fue realmente Samuel? A través de los siglos, los creyentes no han estado de acuerdo acerca de quién era él. Algunos creen que Dios pudo haber permitido que Samuel apareciera para darle una última advertencia. Eso no significa que fue correcto buscarlo, o que debemos esperar que Dios haga lo mismo por nosotros.

Yo creo que fue un demonio. Hay varias razones:

  • Aunque los adivinos pueden tener poder, no hay evidencia de que puedan hacer aparecer el espíritu de un hombre.
  • Ella dice que vio “dioses” o “un dios” que suben de la tierra. Sabemos que hay un solo Dios, y no es Samuel. Alguien que pretende ser un dios sería un demonio.
  • Aun en esta circunstancia extrema, Dios no honraría a una adivina para traer una palabra profética.
  • Como vamos a ver, “Samuel” viene con una palabra de muerte. Es Satanás quien vino para robar, matar y destruir. Casi siempre junto con una palabra de juicio, Dios todavía nos da la oportunidad de arrepentirnos.
  • Saúl estaba cayendo en algo claramente condenado en la ley (Deuteronomio 18:10-14, Levítico 20:27).
  • Nunca dice que Saúl vio a Samuel. La adivina lo vio y se lo describió a Saúl.

Cuando ella vio a “Samuel,” se dio cuenta de que Saúl la había engañado, y gritó, temiendo por su vida. Saúl es engañado y es un engañador al igual que Satanás, el padre de la mentira. Cuando estás en pecado, atemorizado y lejos de Dios, estás muy abierto al engaño. Ten mucho cuidado.

Samuel le dijo a Saúl: —¿Por qué me molestas, haciéndome subir?

—Estoy muy angustiado —respondió Saúl—. Los filisteos me están atacando, y Dios me ha abandonado. Ya no me responde, ni en sueños ni por medio de profetas. Por eso decidí llamarte, para que me digas lo que debo hacer. (15)

Qué triste. Después de todos esos años como rey, Saúl todavía no tenía la fuerza para actuar por su cuenta. Suena como un niño pequeño, dependiente de otros para sobrevivir: “Necesito que alguien me diga qué hacer.” Es cierto que clamó a Dios, y Dios no le habló. Pero cuando Dios estaba hablando, Saúl no le hizo caso.

Si tú te encuentras en una situación desesperada y tienes un mentor piadoso, llámalo. Pero no dejes que un mentor tome el lugar de Dios. No corras de persona a persona para recibir una palabra. Desafortunadamente, Samuel estaba muerto, y Saúl nunca desarrolló su propia relación con Dios. Mantén abierta la comunicación con Dios. Él te dará un consejo piadoso, pero también quiere que madures.

Como de costumbre, Saúl estaba atrapado en sus sentimientos:

  • “Estoy muy angustiado.”
  • “Los filisteos me están atacando.”
  • “Dios me ha abandonado.”
  • “La vida es dura.”
  • “Todo se deshace.”
  • “No sé qué hacer.”

Yo me he sentido así. Estoy seguro de que tú te has sentido así también. David lo experimentó, pero David vino a Dios con un corazón abierto y arrepentido. Él fue más allá de sus sentimientos a una visión nueva de Dios y sus planes. No te dejes caer en la trampa egocéntrica “ay de mí.” Solo te hundirás aún más en la desesperación.

Samuel le replicó: —Pero si el Señor se ha alejado de ti y se ha vuelto tu enemigo, ¿por qué me consultas a mí? El Señor ha cumplido lo que había anunciado por medio de mí: él te ha arrebatado de las manos el reino, y se lo ha dado a tu compañero David. Tú no obedeciste al Señor, pues no llevaste a cabo la furia de su castigo contra los amalecitas; por eso él te condena hoy. El Señor te entregará a ti y a Israel en manos de los filisteos. Mañana tú y tus hijos se unirán a mí, y el campamento israelita caerá en poder de los filisteos. (16-19)

Saúl le había causado a Samuel muchos dolores de cabeza en la vida; ahora le molesta en la tumba.

Es cierto que Dios arrebató el reino de las manos de Saúl. Mientras estaba vivo, Samuel le dijo a Saúl exactamente lo que sucedería. Es trágico cuando se te advierte de las consecuencias, pero sigues haciendo lo mismo. En verdad, la paga del pecado siempre es la muerte (Romanos 6:23). Esta palabra puede ser una maldición de Satanás sobre Saúl, sus hijos y todo el país. Yo no creo que Saúl vaya al cielo, pero estoy confiado que Samuel estaba con el Señor. Cuando “Samuel” dice que se unirán a él, es posible que al día siguiente Saúl se uniera a este demonio en el infierno.

La peor pesadilla de Saúl se está haciendo realidad, y le parece que no hay nada que él pueda hacer al respecto. Es demasiado tarde. Para la noche siguiente, él y sus hijos estarán muertos, e Israel será derrotado. Saúl nunca clamó al Señor en ese momento con arrepentimiento genuino. No sabremos hasta que lleguemos al cielo si él pudo haber salvado su vida y las de sus hijos con una última victoria.

La última cena de Saúl

Entonces Saúl cayó al suelo cuan largo era, paralizado por el miedo a causa de las palabras de Samuel. También estaba desfallecido de hambre, porque no había comido nada en todo el día ni en toda la noche.

Cuando la mujer lo vio tan deshecho, le dijo: —Señor, obedecí sus órdenes a riesgo de mi vida. Ahora haga lo que digo, y déjeme que le dé algo de comer para que pueda recuperar sus fuerzas para el viaje de regreso.

Pero Saúl se negó a comer. Entonces sus consejeros también le insistieron que comiera. Así que finalmente cedió, se levantó del suelo y tomó asiento.

La mujer había estado engordando un becerro, así que fue con rapidez y lo mató. Tomó un poco de harina, la amasó y horneó pan sin levadura. Entonces les llevó la comida a Saúl y a sus consejeros, y comieron. Después salieron en la oscuridad de la noche. (20-25)

¿Cómo respondes a las malas noticias? Revela qué clase de hombre eres. Tú probablemente has visto las películas de hombres frente a la muerte con gran valentía y dignidad. Saúl no fue uno de ellos. No podemos culpar a Saúl por estar angustiado y negarse a comer. Sin fuerza y lleno de miedo, se desplomó. A veces alguien cae bajo el poder del Espíritu Santo, pero este no es el Espíritu de Dios. Es el impacto de las palabras del enemigo y el temor, combinado con su hambre.

Él era un caso desahuciado. Afortunadamente la médium lo cuidó; fue su “última cena.” Si vamos a tener una última cena, como la cena de Jesús con sus discípulos, debe ser bendecida por el Señor y compartida con hermanos cariñosos.

Satanás puede llamar a tu puerta. Ese viejo enemigo que te ha perseguido toda tu vida puede aparecer de nuevo. Los filisteos están de vuelta. El terror y la desesperación llenan tu corazón. Te parece que no hay salida. Dios es silencioso. Todos tus amigos te abandonan, y estás solo. Saúl llegó al final del camino ancho. Al día siguiente se quitará la vida. El diablo quiere destruirte y no se detendrá en nada. No dejes que tu vida llegue a este punto.