El final: 1 Samuel 31

Este es un capítulo duro. Quieres terminar un libro con algo poderoso; un final feliz. Pero ya sabemos que no habrá un final feliz. Durante mucho tiempo hemos visto a Saúl en su declive deprimente. Saúl fue hecho para reinar. Dios lo escogió y le dio todo, y Saúl lo desperdició. Nunca aprendió a usar su autoridad. Debido a su desobediencia repetida, Dios lo rechazó, retiró su Espíritu Santo y envió malos espíritus que lo oprimían. Ahora Saúl ha llegado al final del camino. No es de extrañar, termina su vida de la manera más cobarde posible.

Los filisteos fueron a la guerra contra Israel, y los israelitas huyeron ante ellos. Muchos cayeron muertos en el monte Guilboa. (1)

Cuando estás en una batalla perdida, no sigas luchando. Sabe cuándo rendirte y buscar ayuda, algo que Saúl debería haber hecho hace mucho tiempo. Si él hubiera pedido la ayuda de David, podría haber evitado la derrota de Israel, su propia muerte y la muerte de sus hijos.

Y siguiendo los filisteos a Saúl y a sus hijos, mataron a Jonatán, a Abinadab y a Malquisúa, hijos de Saúl. Y arreció la batalla contra Saúl, y le alcanzaron los flecheros, y tuvo gran temor de ellos. (2-3, RVR)

¿Puedes sentir la desesperación? No hay marcha atrás. Saúl está mirando la muerte a la cara, cosechando lo que ha sembrado. Puede salir valientemente, arrojándose sobre la misericordia de Dios en arrepentimiento para salvar su alma, pero Saúl nunca ha sido uno de humillarse.

Entonces dijo Saúl a su escudero: Saca tu espada, y traspásame con ella, para que no vengan estos incircuncisos y me traspasen, y me escarnezcan. Mas su escudero no quería, porque tenía gran temor. Entonces tomó Saúl su propia espada y se echó sobre ella. Y viendo su escudero a Saúl muerto, él también se echó sobre su espada, y murió con él. Así murió Saúl en aquel día, juntamente con sus tres hijos, y su escudero, y todos sus varones. (4-6, RVR)

Ninguna opción era buena. Saúl no pudo soportar la idea de ser asesinado por los filisteos, por lo que eligió el suicidio: el último acto de desesperación y el final cobarde para una vida desperdiciada. Ciertamente Saúl no es el único. Muchos hombres me han dicho que se matarían a sí mismos antes de ser capturados y confrontados con más tiempo encarcelados, o para salvar a sus familias de más dolor si vuelven a caer en las drogas o el pecado sexual. De forma torcida tiene lógica. No pienses que hay algo malo contigo si tú has pensado en el suicidio. El diablo usará todas las tentaciones posibles en su intento de destruirte.

Cuando los israelitas que se encontraban al otro lado del valle de Jezreel y más allá del Jordán vieron que el ejército israelita había huido y que Saúl y sus hijos estaban muertos, abandonaron sus ciudades y huyeron. Entonces los filisteos entraron y ocuparon sus ciudades.

Al día siguiente, cuando los filisteos salieron a despojar a los muertos, encontraron los cuerpos de Saúl y de sus tres hijos en el monte Gilboa. Entonces le cortaron la cabeza a Saúl y le quitaron su armadura. Luego proclamaron las buenas noticias de la muerte de Saúl en su templo pagano y a la gente en toda la tierra de Filistea. Pusieron su armadura en el templo de Astoret, y colgaron su cuerpo en la muralla de la ciudad de Bet-sán.

Pero cuando el pueblo de Jabes de Galaad se enteró de lo que los filisteos le habían hecho a Saúl, todos los valientes guerreros viajaron toda la noche hasta Bet-sán y bajaron los cuerpos de Saúl y de sus hijos de la muralla. Llevaron los cuerpos a Jabes, donde los incineraron. Luego tomaron los huesos y los enterraron debajo del árbol de tamarisco en Jabes y ayunaron por siete días. (7-13, NTV)

Primera de Crónicas dice que Saúl murió por su rebelión. Era infiel a Dios y no obedeció su palabra. Consultó a una adivina, y no consultó a Dios. “Por esta causa [Dios] lo mató.” (1 Crónicas 10:13-14) La vida de Saúl refleja esa mezcla misteriosa de la obra soberana de Dios y la responsabilidad del hombre. Dios lo escogió, lo llamó y lo equipó con todo lo que necesitaba para reinar. Saúl perdió su vida y su reino debido a sus malas decisiones. Saúl se quitó la vida, pero Crónicas dice que Dios lo mató.

Saúl terminó su propia historia, pero lamentablemente para él, no es el final de la historia. Nadie tiene el poder para poner fin a su historia. Esta vida es solo un ensayo general y formación para la eternidad. Dios deseaba que Saúl tomara una parte en ese reino eterno. En cambio, pasará la eternidad atormentado y separado de Dios. Había experimentado el éxtasis de adoración al Dios vivo, y el tormento de los espíritus malignos, y eligió la segunda opción.

Dios te hizo para reinar

La historia de Dios apenas estaba comenzando. Su trabajo no se detendrá a causa de la desobediencia de un hombre. Claro, habrá muchas batallas en el camino. Adán, Elí y Saúl decepcionaron a Dios. Habrá muchos que no alcancen su potencial para ejercer la autoridad de Dios en su reino. Incluso David, el hombre conforme al corazón de Dios, tuvo algunas fallas graves. La historia de la iglesia está llena de pecado y de hombres que abusan de la autoridad que Dios les dio. Satanás es implacable en su determinación de destruir el reino de Dios y asumir el trono. Pero sabemos que algo increíble sucedió en el Calvario, cuando el Hijo de Dios pagó el precio por nuestro pecado, se humilló a sí mismo hasta el punto de la muerte en una cruz y, definitivamente, derrotó el poder del maligno. Su gloriosa resurrección y ascensión a la diestra de su Padre para reinar eternamente son solo el comienzo de un reino de justicia y paz. Puede ser muy costoso y tomar mucho tiempo, pero Dios tendrá a toda la gente necesaria para compartir ese reinado y llevar a cabo el establecimiento de su reino. Él quiere que tú participes en ello. Toma tu lugar legítimo y aprende a ejercer autoridad real ahora. Pueden ser cosas en la vida de Saúl que te recuerdan a ti mismo. Es de esperar que tú no hayas tomado las mismas malas decisiones, pero si las has tomado, no es demasiado tarde para volver al Señor y hacer las cosas bien. Dios quiere usar todo lo que te ha sucedido hasta el momento para prepararte a reinar con Él eternamente. A pesar de que ha sido dañado por el pecado, todavía llevas la imagen real de Dios. Usa esa autoridad para el bien de su reino. No es un camino fácil, pero tú no estás solo. Levántate y toma tu lugar como hijo adoptivo de Dios. ¡Dios te hizo para reinar!