Una invitación de Jesús: ¿Quieres andar como yo anduve?

La primera carta de San Juan dice (2:5-6):

Por esto sabemos que estamos en él:

El que dice que permanece en él, debe andar como él anduvo. (RVR)

Ésta es una prueba; es posible saber si estás en Cristo, o, como dicen otras traducciones, si estás unido a Él, o si vives en Él. ¿Eres de verdad salvo? ¿Hay veces cuando tienes dudas? ¿Está todo bien con Dios?

Hablar es fácil. Es posible hacer una oración para salvación y asistir a todas las actividades en la iglesia sin estar unido a Cristo y sin vivir en Él. Por desgracia, la fe de muchos es meras palabras, como dice Santiago 2:20: la fe sin obras es muerta. Tú puedes decir que eres cristiano y todo está bien con Dios y estás permaneciendo en Él. Pero, ¿cómo está tu diario andar?

La prueba de una fe viva es andar como anduvo Cristo

¡Guao! ¿Es posible andar como Jesús?

¡Sí! ¡O no sería escrito aquí en la Biblia!

¡Es posible andar como Cristo anduvo! ¡Eso en sí es algo muy profundo!

¡Es la voluntad de Dios para ti!

¡Él te ayudará a hacerlo!

Unos años atrás era de moda llevar una pulsera con “WWJD”  (“What Would Jesus Do?,” ¿Que haría Jesús?). Tenían razón en enfocarse en esa pregunta; lástima que más de ellos no hacían lo que Jesús hizo.

Permanecer en Jesús

La palabra “permanecer” es la misma que Juan usa en el capítulo 15 de su evangelio:

Permanezcan en mí, y yo permaneceré en ustedes. Así como ninguna rama puede dar fruto por sí misma, sino que tiene que permanecer en la vid, así tampoco ustedes pueden dar fruto si no permanecen en mí. »Yo soy la vid y ustedes son las ramas. El que permanece en mí, como yo en él, dará mucho fruto; separados de mí no pueden ustedes hacer nada. El que no permanece en mí es desechado y se seca, como las ramas que se recogen, se arrojan al fuego y se queman. Si permanecen en mí y mis palabras permanecen en ustedes, pidan lo que quieran, y se les concederá. Mi Padre es glorificado cuando ustedes dan mucho fruto y muestran así que son mis discípulos. »Así como el Padre me ha amado a mí, también yo los he amado a ustedes. Permanezcan en mi amor. 10 Si obedecen mis mandamientos, permanecerán en mi amor, así como yo he obedecido los mandamientos de mi Padre y permanezco en su amor.

Estos son versículos bien conocidos y merecen varios estudios profundos, pero para nuestros propósitos, vamos a resaltar solamente los puntos claves:

  • La palabra “permanecer” aparece once veces.
  • Nosotros tenemos que permanecer en Cristo, Él quiere permanecer en nosotros (pero hay condiciones), Cristo permanece en el amor de su Padre, y sus palabras tienen que permanecer en nosotros.
  • No es una opción para algunos creyentes súper espirituales permanecer en Cristo. El que no permanece en Cristo arderá en el fuego.
  • El secreto de una vida fructuosa es permanecer en Cristo.
  • El secreto de oración contestada es permanecer en Cristo.
  • La clave para permanecer es guardar los mandamientos de Jesús.

Si Cristo vive en nosotros, y guardamos su palabra, vamos a andar como anduvo Cristo. Él nos ha dado su Espíritu Santo para guiarnos y darnos el poder para hacerlo.

¿Estás permaneciendo en Jesús?

¿Cómo te va? ¿Dirías que estás permaneciendo en Cristo? ¿Estás andando como anduvo Cristo? El comienzo es ser honesto. No puedes engañar a Dios. Muchos no quieren predicar estos pasajes. Muchos dicen que Dios nunca pretendió que en realidad haríamos lo que dice aquí. Pero no es para nosotros cambiar lo que Jesús dijo. No quiero dar una falsa esperanza a nadie. La verdadera fe no tiene nada que ver con reclamar muchas cosas y vivir cómodo en este mundo; tiene todo que ver con andar como anduvo Cristo.

Dios no quiere condenar a nadie con esta palabra, pero, sí, está tratando de llamar nuestra atención. Hay urgencia; Él tiene que preparar la novia (la iglesia) para su Hijo. Él quiere llenar su casa, pero la mayoría de los invitados no tienen aceite en sus lámparas (Mateo 25:1-13) y no tienen ropa de boda (Mateo 22:1-14). El mundo está cansado de nuestra hipocresía y harto de la falta de poder en los que se llaman cristianos. Tienen hambre espiritual. Hay mucha necesidad de sanidad y liberación, y pocos verdaderos milagros. ¡Y la solución es tan obvia y tan sencilla! ¡Es Jesús!

El primer paso

¿Qué piensas? ¿Quieres andar como anduvo Cristo? Si vamos a andar con Él, tenemos que empezar en algún punto. Aquí está la entrada, en Mateo 7:13-14:

Entrad por la puerta estrecha; porque ancha es la puerta, y espacioso el camino que lleva a la perdición, y muchos son los que entran por ella; porque estrecha es la puerta, y angosto el camino que lleva a la vida, y pocos son los que la hallan. (RVR)

La gente entra naturalmente por la puerta ancha y anda por el camino amplio. Ese camino es muy obvio: está lleno de luces y muchas atracciones; todos los días la tele e Internet promueven sus placeres. Al contrario, hay que buscar y hallar el camino angosto, que no parece muy atractivo. Solamente unos pocos siervos del Señor anuncian cómo hallar la puerta estrecha y entrar en ese camino. ¿Estás entre los pocos que han entrado por esa puerta? ¿Te encuentras en un camino arduo? ¿Te dijo alguien que caminar con Cristo sería fácil? ¿Has pensado en volver al camino espacioso y más cómodo?

Casi toda la multitud que seguía a Jesús todavía estaba en el camino que conduce a la perdición; puede ser que la mayoría de las multitudes de “creyentes” en los estadios e iglesias mega también estén en ese camino. Miles caminaron con Jesús cuando el vino fluyó, el pan se multiplicó y los ciegos recibieron su vista, pero solo quedaron 120 después de su crucifixión. ¡Incluso perdió a uno de los 12, y casi perdió a Pedro! ¡No es fácil ser cristiano! ¡No es fácil andar como anduvo Jesús! ¿Estás seguro que quieres? Piénsalo bien. ¿De verdad crees que la alternativa es un castigo eternal en el infierno?

¿Quieres ser un discípulo de Jesús?

Un discípulo es un estudiante que aprende de su maestro y sigue su enseñanza. En Lucas 14 Jesús compartió cinco requisitos para el discipulado.

25 Grandes multitudes iban con él; y volviéndose, Jesús les dijo: 26 Si alguno viene a mí, y no aborrece a su padre, y madre, y mujer, e hijos, y hermanos, y hermanas, y aun también su propia vida, no puede ser mi discípulo.

  1. Aborrecer a tu familia

Tienes que odiar a toda la gente que más amas. ¿Pero no es cierto que Jesús nos mandó amar aun a nuestros enemigos? Por supuesto. Siempre es peligroso elegir solo unas pocas palabras de cualquier maestro; hay que analizar toda su enseñanza. Jesús a propósito dice algo muy radical para despertarlos; Él quiere decir que siempre tenemos que darle prioridad a Cristo.

La propia familia de Jesús no entendió su misión. Es muy común que la familia te rechace cuando te conviertes en un “fanático.” Así, en el pasado, algunas familias católicas rechazaron a un hijo que se bautizó evangélico, y algunas veces los musulmanes matan a uno que se bautiza. Habrá situaciones en las que tengamos que elegir entre Cristo y la familia; tenemos que seguir a Cristo.

  1. Aborrecer tu propia vida

Eso no significa que si Dios te ha bendecido, y estás agradecido por la linda familia y buen trabajo que Él te ha dado, que no puedes ser su discípulo. Pero si amas tu vida demasiado, vas a hacer todo lo posible para salvarla, incluso renunciar a Cristo. Muchos de los discípulos en la iglesia primitiva perdieron la vida porque eran discípulos de Cristo, y vemos muchos mártires en el mundo hoy en día. El instinto natural es salvar tu propia vida, pero Jesús dice que tenemos que poner nuestras vidas por otros. Hay algunos que han tenido una vida tan perdida que la aborrecen; son buenos candidatos para ser discípulos de Jesús.  

27 Y el que no lleva su cruz y viene en pos de mí, no puede ser mi discípulo. (RVR)

  1. Llevar tu cruz

En ese momento sus discípulos no tenían idea que Jesús moriría en una cruz, pero ¡cada persona tiene una cruz! Tienes que crucificar tu carne y tus deseos, y negarte a ti mismo.

¿Qué es tu cruz? Puede ser muy pesada. Puede ser una persona, una debilidad, una aflicción o una obligación. 

  1. Ir en pos de Jesús

Jesús conduce. Él va primero. Nosotros lo seguimos a Él. Si sigues en sus huellas, vas a andar como Él anduvo.

El último requisito está en el verso 33, pero primero Cristo nos da dos ejemplos para ayudarnos a entender lo que acaba de decir:

28 »Supongamos que alguno de ustedes quiere construir una torre. ¿Acaso no se sienta primero a calcular el costo, para ver si tiene suficiente dinero para terminarla? 29 Si echa los cimientos y no puede terminarla, todos los que la vean comenzarán a burlarse de él, 30 y dirán: “Este hombre ya no pudo terminar lo que comenzó a construir”.

Termina lo que comienzas

Es genial aceptar a Cristo y empezar en este camino cristiano, y no es muy difícil en la emoción de un culto ungido en la iglesia, con el apoyo de amigos y familia. Pero es más importante terminar el camino. Lo difícil es andar como Cristo anduvo día tras día, en tu hogar y tu trabajo. Por desgracia, muchas veces no compartimos el costo del discipulado con alguien que acepta a Jesús. Hay que analizar y calcular el costo; no solo para el caminar personal con Jesús, sino también con proyectos para el Señor, y en toda la vida.

La iglesia está llena de proyectos iniciados con gran fe; hombres que comenzaron a edificar una iglesia o una obra para el Señor, pero no la pudieron acabar. La mayoría de nosotros tenemos algún proyecto que comenzamos, pero luego, debido al cansancio o la falta de tiempo o recursos, lo abandonamos. No es muy difícil comenzar un proyecto. Hay muchos visionarios, pero ellos tienen que trabajar con los ingenieros que pueden hacer que la visión se haga realidad.

Cuando inicies un proyecto, termínalo, y no inicies algo si no estás seguro de poder terminarlo. Yo sé que la fe es importante. A veces tenemos que tomar un paso de fe, sin saber si tenemos todos los recursos necesarios para terminarlo. Hay algunos que dicen que es una falta de fe planificar, que solo tenemos que ser guiados por el Espíritu. Pero aquí Jesús dice que antes de actuar, el sabio se sienta, ora, planea, y calcula lo que necesita. Es importante para Jesús que nadie se burle de sus discípulos porque no terminan lo que empezaron. Eso no honra a Jesús.

En este contexto, Jesús está hablando principalmente de entender bien lo que implica entrar por la puerta estrecha y caminar por el camino angosto. Es peligroso tomar esa decisión por obligación, con prisa o con mucha emoción. Es la decisión más importante de tu vida. ¡De verdad! Piénsalo bien. ¿Cómo podría impactar a tu familia y tu estilo de vida?

Considera el costo de la guerra

31 »O supongamos que un rey está a punto de ir a la guerra contra otro rey. ¿Acaso no se sienta primero a calcular si con diez mil hombres puede enfrentarse al que viene contra él con veinte mil? 32 Si no puede, enviará una delegación mientras el otro está todavía lejos, para pedir condiciones de paz.

Entrando por esa puerta estrecha no te salva de la guerra. ¡Satanás todavía ataca y tienta a los que están en el camino angosto! De hecho, estás “marchando a la guerra” cuando tomas la decisión de ser un discípulo de Cristo. No hay tanta guerra en el camino espacioso, porque allí ya estás en el campo del diablo.

Aunque las fuerzas del ejército de Dios pueden parecer pocas, podemos vencer los poderes y principados celestiales, y todas las cosas del mundo. Pero tienes que analizar al enemigo y elegir tus batallas, guiado por Dios. El Señor puede enviarte a hacer guerra contra un enemigo muy numeroso con muy pocas personas, pero Dios también te ha dado inteligencia, y te dará sabiduría.

Sé realista sobre las batallas que te enfrentan. Abre los ojos para ver cuáles son tus enemigos. Por supuesto, no vamos a buscar la paz con el diablo, pero puede haber batallas en tu trabajo, tu comunidad o tu familia que tengas que confesar que no puedes ganar. A veces tienes que humillarte y buscar otra solución al problema.

El “otro rey” al que tienes que enfrentar puede ser Dios mismo. Tú has sido el rey de tu vida, pero ahora sabes que hay alguien más fuerte. Tú puedes luchar con Dios toda la vida, y perderla eternamente. O tú puedes hacer la paz con Dios, entregarle tu vida, rendirte a Él y ser su discípulo.

Hay una lección aquí para la guerra espiritual. He visto a hombres entrar en una ciudad que es una fortaleza del diablo. Hablan con gran confianza de cómo van a ganar esa ciudad para Cristo y destruir al enemigo, pero no han considerado el costo para ellos y sus familias. No han considerado que su iglesia es pequeña, y que la gente no está acostumbrada al ayuno y la guerra espiritual. No consideran que haya desunión entre las iglesias en ese lugar. Y pueden irse después de unos meses con su fe y su familia destruidas.

En estos dos ejemplos, en contexto, Jesús está diciendo que es muy costoso ser su discípulo. Ten cuidado de cómo presentas el evangelio. Claro que hay cosas muy hermosas, como el perdón de pecados, la vida eterna y el poder del Espíritu Santo. Pero también hay mucho que tenemos que renunciar. No es fácil llevar una cruz todos los días. ¿Has calculado el costo de seguir a Jesús?

Jesús terminó esta parte de su mensaje con un costo adicional, el quinto requisito del discipulado. Para algunos, esto puede ser lo más difícil. Puedes espiritualizar llevando la cruz y odiando a la familia, pero esto es algo muy concreto:

33 Así, pues, cualquiera de vosotros que no renuncia a todo lo que posee, no puede ser mi discípulo. (RVR)

  1. Renunciar a todo lo que posees

Es muy difícil para los ricos ser discípulos de Jesús; tienen mucho que renunciar. Es más fácil para la persona pobre que tiene muy poco, o el prisionero que ya ha perdido todo.

¿Qué significa renunciar a todo lo que posees? A veces Jesús mandó a un hombre rico que vendiera todo y dárselo a los pobres, pero puede ser también un cambio de mentalidad. Ahora tus posesiones no son tuyas. Tienes que poner todo a los pies de Cristo; entregar todo a Él. Y si Él te dice que hay que regalar ese carro a alguien que lo necesite, tienes que obedecerlo. La vida no consiste solo de nuestras posesiones y cosas materiales. Tenemos que soltarlas. Hay muchas personas que no pueden dar ese paso. Esto es algo muy concreto que impacta mucho el diario andar. Es similar a lo que Pablo dijo en 1 Corintios 7:29-31:

Lo que quiero decir, hermanos, es que nos queda poco tiempo. De aquí en adelante los que tienen esposa deben vivir como si no la tuvieran; los que lloran, como si no lloraran; los que se alegran, como si no se alegraran; los que compran algo, como si no lo poseyeran; los que disfrutan de las cosas de este mundo, como si no disfrutaran de ellas; porque este mundo, en su forma actual, está por desaparecer.

No es pecado disfrutar de las cosas del mundo, así como no es pecado tener una esposa. Es una cuestión del corazón. A lo largo de este pasaje Cristo ha hablado en extremos (para odiar a la familia y su propia vida), y debemos equilibrar lo que dice aquí con otros pasajes. Pero Cristo no tenía nada, y si vamos a andar como Cristo anduvo, no es posible estar muy involucrados en las cosas materiales de este mundo. (Vamos a hablar mucho más sobre el dinero y esas cosas en el segundo volumen de esta serie.) Como Jesús dijo en Mateo 6:32-33:

Los paganos andan tras todas estas cosas, pero el Padre celestial sabe que ustedes las necesitan. Más bien, busquen primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas les serán añadidas.

Si quieres ser un discípulo de Jesús, Él lo exige todo. No puede ser Cristo y tu esposa, o Cristo y tu trabajo, o Cristo y tus deportes. Cristo tiene que ser todo para ti. Número uno. Prioridad. Jesús sabía que pocos aceptarían estos requisitos. Serían pocos que andarían como Él anduvo, pero eso está bien. Mira lo que hizo un solo hombre para transformar el mundo. Dios no necesita a muchos. Una iglesia de 15 personas andando como anduvo Jesús es mucho más poderosa que una iglesia de mil personas involucradas en sus posesiones y todas las cosas de este mundo, andando en el camino espacioso.

¿Estás listo para dar estos pasos y andar como Cristo anduvo?