¿Por qué vino Jesús a este mundo?

Hoy celebramos la gloriosa victoria de Jesucristo sobre el pecado, la muerte, y el pecado. Leyendo la historia de todo lo que paso en la última semana de su vida, me puse a pensar: ¿Cómo sucedió este milagro de Dios mismo andando aquí en esta tierra y muriendo en la cruz?

Primero, reflexioné en Filipenses 2:5 a 11. En estos 7 versos – sí, 7, el número de perfección, tenemos un resumen de toda la vida de nuestro Señor Jesús:

  • Desde la eternidad el Hijo del Padre
  • Su nacimiento, muerte, y resurrección
  • Y ahora su exaltación

Haya, pues, en vosotros este sentir que hubo también en Cristo Jesús,

Tenemos que andar como Jesús anduvo, con el mismo sentir y la misma actitud. Esta es una manera divina de pensar. Nos cuesta, porque nuestros pensamientos no son los pensamientos de Dios.

Ningunos de nosotros hicimos una decisión para entrar en esta vida. Para nacer y ser parte de alguna familia. Era la decisión (o falta de autodominio) de nuestros padres.

Pero algo sucedió en el salón del trono del cielo. Era una decisión costosa y dolorosa para Jesús; una de la decisiones más radicales de toda la historia. Sería mucho más fácil y más cómodo para él quedarse en el cielo.

Ahora, como adultos, usted y yo tenemos el mismo privilegio de evaluar y reflexionar en nuestras vidas, y hacer decisiones de lo que vamos a hacer en el futuro. Entonces podemos humillarnos, y nacer de nuevo, y comenzar de nuevo, y ser como niño otra vez. Qué maravilla, ¿verdad? ¿Ha nacido de nuevo usted?

¿Fuese posible que Dios está llamándole a hacer una decisión tan radical?

  • Algo parecido a los pescadores abandonando todo para seguir a Jesús.
  • O un hombre rico vendiendo todo para ser un discípulo de Jesús.

el cual, siendo en forma de Dios, no estimó el ser igual a Dios como cosa a que aferrarse,

¿Cómo comenzar este proceso? Evaluamos todo lo que somos y lo que tenemos. No negamos quien somos. En el caso de Cristo:

  • Él era en forma de Dios.
  • Era igual a Dios.
  • Era Dios.
  • Moraba en la gloria del cielo, adorado por ángeles.
  • Su pasatiempo era creando nuevos universos.

Nosotros también reflexionamos en todo lo que tenemos:

  • El estatus
  • La educación
  • Nuestros bienes
  • Incluso la familia

Y conscientemente decidimos no aferrarnos a ellos. Decidimos hacer algo radical. En el caso de Cristo, fue motivado por amor. Fue motivado por la visión de un reino de príncipes y sacerdotes reinando con él sobre este universo. No pudo estar tranquilo en el cielo sabiendo que él tenía la oportunidad de pagar el precio por nuestra salvación. Jesús quería más. Quería hacer algo grande con su vida.

Todo el mundo diría que estuvo loco para dejar esa vida y descender a esta tierra:

  • Comenzó como una semilla en el vientre de una muchacha.
  • Ella dio a luz en condiciones muy feas.
  • Jesús tenía una vida muy humilde.
  • Nació como un bebe completamente dependiente de sus padres.
  • En ese pesebre Jesús solamente estaba pensando en la leche de su mamá.
  • Tenía que crecer poco a poco y aprender quien fue.

¿Y usted? ¿Está listo para algo más en esta vida?

sino que se despojó a sí mismo, tomando forma de siervo, hecho semejante a los hombres;

Se rebajó voluntariamente. Son pocos que voluntariamente se despojan a sí mismo. Parece locura. ¿Quién quiere ser un siervo? Casi siempre, si alguien pierde su posición y sus riquezas es resultado de un divorcio, una enfermedad, o perdiendo su trabajo. Alguna tragedia. ¿Pero voluntariamente?

Qué lindo es cantar canciones de navidad, y tener un portal bonito, y dar presentes a la familia. Eso es bueno. Pero Dios nos llama a algo mucho más profundo. Si queremos comprender el nacimiento, si queremos conocer a este Jesús, tenemos que humillarnos. Tenemos que servir a otros. Cristo era un siervo de todos.

Es la costumbre en muchas iglesias lavar los pies jueves santo. De hecho, Cristo nos mandó hacer eso. Él dijo que el que quiere ser grande tiene que ser el siervo de todos. Y lavó los pies de sus discípulos para demostrar eso. Pero no es solamente lavando los pies una vez al año. Es una actitud de servicio toda la vida. En cada momento buscamos la oportunidad para servir. Muchos hombres quieren ser servidos por sus mujeres; el ejemplo de Jesús es para el hombre servir a su mujer.

Pero incluso es fácil servir. Jesús fue mucho más allá de unos actos de servicio.

y estando en la condición de hombre, se humilló a sí mismo, haciéndose obediente hasta la muerte, y muerte de cruz.

Hay tres palabras muy importantes y profundas aquí: se humilló, obediente, y muerte.

Hay que humillarse para confesar que usted es un pecador que necesita un salvador. Hay que humillarse para arrepentirse y nacer de nuevo como un niño. Pero humildad va mucho más allá de esas cosas importantes. Humildad es un estilo de vida. Hebreos dice que Jesús aprendió obediencia por lo que padeció. Y nosotros tenemos que aprender obediencia. Obedecer es someterse a otros. Voluntariamente. Si no es voluntariamente es esclavitud. Decidimos que vamos a obedecer las leyes y vamos a obedecer al jefe. Hijos van a obedecer a sus padres y mujeres van a obedecer a sus maridos. Y más importantes, todos vamos a obedecer a Dios. Si el hombre no ofrece ese modelo de humillación y obediencia, él no puede esperar lo mismo de los demás.

El ejemplo de Jesús es una humillación extrema: Hasta la muerte, y la muerte más cruel posible. Dos días atrás todo se paró en el país, supuestamente para recordar la muerte de Jesús. Había procesiones y mucha lamentación. Está bien recordar lo que Cristo hizo para nosotros. Hay que recordar que nació para morir. Pero si lo dejamos allí no sirve para mucho. Hay que tener el mismo sentir de Cristo. Hay que andar como Cristo anduvo.

¿Qué significa para nosotros ser obedientes hasta la muerte? Comienza crucificando la carne y sus deseos. Clavando el viejo hombre y la vieja mujer a la cruz. ¿Pero saben qué? Se puede crucificar la carne y todavía vivir una vida muy cómoda y prospera. Pero el ejemplo de Cristo no permite eso. Cristo llama al marido poner su vida por su mujer. Y Jesús manda a todos a entregar la vida por sus hermanos. Puede ser feo. La cruz no es nada bonita. La cruz no es un adorno en la pared o en una cadena. Es la muerte más agonizante posible.

No había mucho gozo cuando Cristo murió. No hay mucha victoria si todo se acaba allí con la muerte. Pero tenemos que pasar por la humillación y la muerte para llegar al próximo versículo. Nuestra obediencia suelta el gran poder de Dios

Por lo cual Dios también le exaltó hasta lo sumo, y le dio un nombre que es sobre todo nombre,

Cristo resucitó de los muertos. Su victoria es una garantía de victoria y nueva vida para nosotros también. Cuando entregamos la vida a Dios y la dejamos en sus manos, él puede hacer maravillas.

De lo más humilde nacimiento en un pesebre en un pueblito pequeño de una madre muy joven Dios le exaltó hasta lo sumo. Le dio un nombre sobre todo nombre.

10 para que en el nombre de Jesús se doble toda rodilla de los que están en los cielos, y en la tierra, y debajo de la tierra; 11 y toda lengua confiese que Jesucristo es el Señor, para gloria de Dios Padre.

Hay resultados muy lindos cuando nos humillamos a nosotros mismos, y Dios recibe la gloria. ¿Está usted dispuesto a experimentar humillación y prueba y aun muerte para que Dios sea glorificado en su vida?

Hermano, doble la rodilla para dar reverencia a este Jesús. Adórele. Dele gracias por todo lo que hizo para usted. Y entonces confiéselo como Señor de su vida.

Otro pasaje que habla de quien Cristo era antes de la encarnación es Juan 1:1-18.  Juan no nos cuenta detalles del nacimiento como Mateo y Lucas. Para él, esas cosas no son tan importantes. Él quiere ir mas adentro, a decirnos quien es que vino a este mundo. Vamos a ver varios nombres importantes para Jesús en estos versículos.

En el principio era el Verbo, y el Verbo era con Dios, y el Verbo era Dios. Este era en el principio con Dios.

Jesús es el Verbo. El verbo es la comunicación de Dios con nosotros. Varias traducciones dicen “Palabra.” Él es la Palabra viva de Dios. Dios se ha revelado en la Biblia (la palabra escrita), y también se reveló perfectamente en Jesucristo (la Palabra viva). Si usted quiere ver a Dios, mire a Jesús.

En el principio era el Verbo. Desde toda la eternidad Jesús ha existido.

TLA: Antes de que todo comenzara
ya existía aquel que es la Palabra.

No hay ningún tiempo cuando Jesús no existía. Él es Dios. Siempre estaba con su Padre. ¡Nunca estaba separado de su Padre! Para dejar esa gloria y venir a esta tierra era algo muy radical.

Todas las cosas por él fueron hechas, y sin él nada de lo que ha sido hecho, fue hecho.

Jesús es el Creador. Génesis 1 dice: Y dijo Dios: Que sea luz. ¡Todo fue creado por la Palabra, el Verbo, nuestro Señor Jesucristo!

Para mí, es aún más impresionante que el que hizo todas estas maravillas se rebajó voluntariamente para nacer en un pesebre en Belén.

En él estaba la vida, y la vida era la luz de los hombres.

Jesús es la Vida. Jesús dijo: Yo soy el camino, la verdad, y la vida. El vino para traer la vida sobrenatural del cielo aquí a la tierra. Solo Jesús ofrece la vida abundante.

Jesús también es la Luz. La vida de Jesucristo es la luz que necesitamos.

La luz en las tinieblas resplandece, y las tinieblas no prevalecieron contra ella.

Jesús dijo: Tú eres la luz del mundo. Nuestra luz también resplandece. Las tinieblas tratan de apagar la luz – pero no pueden.

¿Está usted dispuesto a compartir la vida? Hay mucha gente muriéndose, andando en las tinieblas. Jesús le ofrece a usted ríos de agua viva. Pero el propósito del rio no es tener un lago o presa dentro de usted. ¡Que Dios nos libre de nuestro egoísmo! Cristo vino por amor de todos. Ahora, a veces nosotros tenemos que arriesgar algo. Tenemos que dejar nuestra comodidad para el bien de otros.

Estamos en una lucha con las fuerzas de oscuridad. A veces hay tinieblas en nuestras mentes, en nuestros corazones. Jesús quiere brillar su luz. A veces le parece que las tinieblas prevalecerán contra la luz. Usted puede ser una sola vela pequeña en un mundo muy oscuro, pero una vela alumbra un gran salón.

Una de esas luces era Juan Bautista.

Hubo un hombre enviado de Dios, el cual se llamaba Juan. Este vino por testimonio, para que diese testimonio de la luz, a fin de que todos creyesen por él. No era él la luz, sino para que diese testimonio de la luz.

¿Es usted un testigo de la luz? ¿Pueden otros ver la luz de Jesús en su vida? Nuestra tarea es dar testimonio de la luz. Dios quiere que todos creyesen por medio de Jesús. ¿Tiene usted esa carga para su ciudad? ¿Para el mundo entero?

Aquella luz verdadera, que alumbra a todo hombre, venía a este mundo.

Cristo alumbra a todo hombre (y mujer). Jesús es la única verdadera luz. Hay muchas luces en el mundo. A veces es difícil discernir la verdadera luz. Incluso hay iglesias con tantas luces que es difícil ver a Jesús. Pero solo la verdadera luz puede alumbrar el corazón

10 En el mundo estaba, y el mundo por él fue hecho; pero el mundo no le conoció.

En su nacimiento, ¿quién conoció a Jesús? Unos pastores, unos magos de otro país. Muy pocos se dieron cuenta de que el Hijo de Dios estaba andando entre ellos. Estaba trabajando como carpintero. Iba a la misma sinagoga. Pero no lo conoció. Qué raro, verdad, ¿que el mismo mundo que él hizo no lo conoció?

Hay muchos que asisten iglesias edificadas por Jesús, donde él está todos los domingos. Pero no le conocen.

11 A lo suyo vino, y los suyos no le recibieron.

La palabra dice que no quieren estar en la luz porque sus obras son malignas.

  • No quieren someterse.
  • No quieren humillarse.
  • Son orgullosos y andan en tinieblas.
  • No quieren sus corazones revelados por la luz de Jesús.

Usted sepa cómo es no ser recibido por su familia. Ser rechazado por su fe. Jesús sabe cómo es no ser recibido por los suyos.

El Cristo resucitado está aquí esta mañana. Pero usted tiene que recibirlo. ¿Y qué pasa cuando lo recibe?

12 Mas a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios; 13 los cuales no son engendrados de sangre, ni de voluntad de carne, ni de voluntad de varón, sino de Dios.

¡Aleluya! ¡Que increíble ser engendrado por Dios! ¡Nacer de nuevo! ¡Ser adoptado en su familia! Cristo nació para hacerlo posible. La oferta es para todos. Todos que reciben a Jesús y creen en su nombre. Dios da potestad a usted de ser hecho hijo e hija de Dios. Y ahora volvemos otra vez al nacimiento de Jesús.

14 Y aquel Verbo fue hecho carne, y habitó entre nosotros (y vimos su gloria, gloria como del unigénito del Padre), lleno de gracia y de verdad.

Este es el testimonio de uno de los discípulos más amados de Jesús. Uno de los tres más íntimos. Juan estuvo allí en el Monte de la Transfiguración y vio la gloria de Jesús. Le tocó. Le conoció. Y a través de su testimonio en este evangelio y en sus tres cartas nosotros podemos conocer el Verbo también.

15 Juan dio testimonio de él, y clamó diciendo: Este es de quien yo decía: El que viene después de mí, es antes de mí; porque era primero que yo.

Juan era un fiel testigo. Preparó el camino para Jesús. El Señor necesita a muchos como Juan hoy en día. Cristo viene otra vez. Tenemos que dar testimonio y preparar la iglesia y todo el mundo para la venida del Señor.

16 Porque de su plenitud tomamos todos, y gracia sobre gracia.

DHH: una bendición inmerecida tras otra.

Ese rio de agua viva está aquí. Hay una plenitud para todos.

17 Pues la ley por medio de Moisés fue dada, pero la gracia y la verdad vinieron por medio de Jesucristo. 18 A Dios nadie le vio jamás; el unigénito Hijo, que está en el seno del Padre, él le ha dado a conocer.

¡Jesús le ha dado a conocer el Padre! Esta es la introducción a su evangelio. Lea, estudie, medite en este evangelio de Juan. Y usted también conocerá mejor al unigénito Hijo de Dios.

¿Ha tomado usted de su plenitud? ¿Necesita tomar de nuevo de su plenitud? ¿Necesita esa gracia sobre gracia? El Cristo resucitado ya no es un bebe en un pesebre. Ya no está colgado en una cruz. El reina en poder. Tome de su plenitud. Él quiere llenar su vida, con su vida abundante. Él quiere brillar su luz en la oscuridad dentro de su corazón. Venga a la cruz. Venga a Cristo. Venga a recibir gracia de nuestro Salvador vivo.

Preparándose para la muerte

Andar como anduvo Jesús. Es genial hablar sobre su gran amor, los milagros y el entrenamiento de los Doce, pero Jesús siempre tenía sus ojos en la cruz. Su propósito al venir a esta tierra era morir como un sacrificio perfecto por nuestros pecados.

La muerte es fea. No era parte del plan original de Dios. Fue el diablo quien vino a matar, hurtar y destruir. La muerte entró en nuestra raza cuando Adán y Eva pecaron en rebelión contra el mandato de Dios. La muerte es el último enemigo (1 Corintios 15:26), pero es un camino que cada uno de nosotros tiene que andar (si Jesús no regresa primero). Nadie quiere pensar en la muerte, pero me ayuda saber que Jesús anda conmigo en esa angustia, ya sea mi muerte o la de un ser querido. ¿Qué podemos aprender del Hijo de Dios cuando la muerte nos acerca?

Lucas 22:39-46  Busca comunión con Dios

39 Y saliendo, se fue, como solía, al monte de los Olivos; y sus discípulos también le siguieron.

Jesús salió de la ciudad por un lugar tranquilo y aislado, donde pudo prepararse para su agonía. Era un refugio, en la naturaleza, en una montaña. Era un lugar favorito de Jesús, que Él frecuentaba con sus discípulos. Ya sea una cabaña en una montaña o frente al mar, deja tu rutina para buscar a Dios. Haz lo que tengas que hacer para prepararte espiritualmente.

40 Cuando llegó a aquel lugar, les dijo: Orad que no entréis en tentación. 41 Y él se apartó de ellos a distancia como de un tiro de piedra; y puesto de rodillas oró,

Es mejor no estar solo. Cuando enfrentas la muerte cara a cara, necesitas a otros contigo, pero tú decides cuánto tiempo vas a estar con ellos. Jesús compartió su corazón con sus discípulos en el Aposento Alto (lee Juan 13 a 16). Fue un tiempo muy rico. Si acompañas a alguien cercano a la muerte, haz lo que sea necesario para darle la oportunidad de estar con la gente más importante de su vida. Mi cuñada, antes de morir, quería pasar una tarde en un bote en la Bahía de Nueva York con amigos y familiares. Desafortunadamente, nunca sucedió, y ella solo tenía unos minutos de vez en cuando con esas personas. En una película (“Get Low”), un hombre celebró su funeral antes de morir y pasó un momento maravilloso con amigos y familiares.

Es importante tener a otros cerca, pero una persona moribundo se cansa fácilmente y tiene mucho en qué pensar. El propósito principal de ir a la montaña es orar. Con todos los médicos y visitantes, puede ser una lucha, pero busca ese tiempo de comunión con Dios y ayuda a un amigo moribundo a conseguirlo.

Luchando con la voluntad de Dios

42 diciendo: Padre, si quieres, pasa de mí esta copa; pero no se haga mi voluntad, sino la tuya.

Habla honestamente con el Señor. Jesús conocía muy bien la voluntad de su Padre, pero en su humanidad, como cualquier hombre, no quería morir. Nadie quiere sufrir. Siempre es apropiado pedir curación y pedir que la copa amarga pase de ti.

Puede ser una lucha, pero es importante alcanzar el punto de rendición. Confía en Dios; tu vida está en sus manos, y Él sabe lo que está haciendo. Él estará contigo en el valle de la sombra de la muerte. En algún momento, todos vamos a morir. Es importante aceptar lo que Dios ha planeado para ti y estar en paz con Él. Si estás caminando con un moribundo, dale la oportunidad de hablar, y anímalo a encomendarse totalmente al Señor.

43 Y se le apareció un ángel del cielo para fortalecerle.

Ésta es la lucha de tu vida. Te quitará toda tu fuerza. No puedes hacerlo por tu cuenta, pero Dios te dará la fuerza para soportar el dolor y la separación de tus seres queridos. Tú puedes pedirle que ese mismo ángel te fortalezca, y Dios puede usarte para que seas ese “ángel.” Pídele que te ayude a ministrar fuerza al que sufre.

44 Y estando en agonía, oraba más intensamente; y era su sudor como grandes gotas de sangre que caían hasta la tierra.

Aún después de someterse a la voluntad de su Padre y recibir la fuerza del ángel, Jesús continuó agonizando en oración. Habrá días desalentadores y deprimentes, incluso después de aceptar que vas a morir y te rindes a la voluntad de Dios. En este caso, Jesús sudó gotas de sangre. Su vida misma se estaba derramando en esta gran lucha interior. No es fácil. No intentes minimizar la angustia de una persona moribunda. Ten cuidado con las palabras súper-espirituales: “Confía en Dios. ¿Dónde está tu fe? Pronto vas a estar con el Señor.” La angustia es parte de la muerte.

¿Por qué duermes?

45 Cuando se levantó de la oración, y vino a sus discípulos, los halló durmiendo a causa de la tristeza; 46 y les dijo: ¿Por qué dormís? Levantaos, y orad para que no entréis en tentación.

No cuentes con el apoyo de tu familia y amigos. Ellos también están tristes y sufrirán depresión, ira y muchas otras emociones. Cuando más los necesitas, ellos pueden sentirse abrumados por sus propios sentimientos y agotamiento, incapaces de proporcionar el apoyo que necesitas. Solo Dios será tu compañero perfecto en este duro camino. ¡A veces el moribundo ministra a los demás!

Si tú te encuentras en la posición de los discípulos, acompañando a alguien en sus últimos días, escucha el clamor de su corazón. Si él te pide que ores, ora. Si él quiere estar solo, déjalo en paz. No seas tan egocéntrico que tu propia tristeza le prive de la comunión o de la oración que él anhela de ti en esos momentos.

El diablo siempre quiere aprovechar el dolor para tentarnos y hacernos dudar de Dios o caer en pecado. Sé firme espiritualmente para que no caigas en esa tentación. Solo unas pocas horas después, Pedro negó a Jesús tres veces. Él cayó en esa tentación. A veces, puedes sentirte tentado a distanciarte de la persona que está muriendo, pero ese es el momento en que más necesita tu amor. Si tú estás muriendo, puedes sentirte tentado a dudar del amor de Dios, o incluso de su existencia. Ya sea la oración, las alabanzas grabadas o el ministerio de un pastor o hermano en Cristo, no te duermes. Haz lo que sea necesario para mantenerte alerta espiritualmente.

Lucas 23:26-46: Ayuda a alguien a cargar su cruz

26 Cuando se lo llevaban, echaron mano de un tal Simón de Cirene, que volvía del campo, y le cargaron la cruz para que la llevara detrás de Jesús. 27 Lo seguía mucha gente del pueblo, incluso mujeres que se golpeaban el pecho, lamentándose por él. 

La muerte es muy humillante. Siempre podías llevar la cruz que la vida te dio, pero ahora tu cuerpo te está fallando. Jesús era carpintero y estaba acostumbrado a cargar madera pesada, pero ya había perdido mucha sangre y no podía cargar la cruz. Cuando la muerte se acerca, perdemos el control. Ya no podemos tomar nuestras propias decisiones; algún médico o pariente lo hace por nosotros. Jesús no pudo escapar de su sentencia de muerte, a pesar de que tenía el poder de llamar a los ángeles para liberarlo. Es humillante ver mujeres golpeándose el pecho, sufriendo el dolor y agonía que estamos experimentando.

Habrá un momento en el que tendré que decir “Ya no puedo cargar esta cruz,” y la entregaré a otra persona para que me acompañe en el tramo final del viaje. ¿Podrías tu ser un Simón de Cirene? ¿Hay alguien a quien tú puedas ayudar a llevar una cruz?

28 Jesús se volvió hacia ellas y les dijo: —Hijas de Jerusalén, no lloren por mí; lloren más bien por ustedes y por sus hijos. 29 Miren, va a llegar el tiempo en que se dirá: “¡Dichosas las estériles, que nunca dieron a luz ni amamantaron!” 30 Entonces »“dirán a las montañas: ‘¡Caigan sobre nosotros!’,  y a las colinas: ‘¡Cúbrannos!’ ” 31 Porque si esto se hace cuando el árbol está verde, ¿qué no sucederá cuando esté seco?

Si realmente tenemos la esperanza del cielo, podemos decir como dijo Jesús: No llores por mí. La persona que muere en Cristo va al paraíso con el Señor. Son aquellos dejados atrás quienes van a sufrir. Estamos en los días postreros, y vamos a experimentar mucha persecución y sufrimiento en los años venideros. Es importante mantener la perspectiva que Jesús tuvo aquí, e incluso animar a aquellos que vamos a dejar atrás.

32 También llevaban con él a otros dos, ambos criminales, para ser ejecutados. 33 Cuando llegaron al lugar llamado la Calavera, lo crucificaron allí, junto con los criminales, uno a su derecha y otro a su izquierda.

34 —Padre —dijo Jesús—, perdónalos, porque no saben lo que hacen.

En esta vida siempre habrá personas que te ofenden, incluso en las últimas horas de tu vida. Desafortunadamente, hay muchas personas que no saben lo que están haciendo y actúan en ignorancia. Algunos son sinceros; realmente pueden creer que están sirviendo al Señor, o al estado. Tenemos que evitar un complejo de persecución,  lo que es muy común en la iglesia actual.

Se necesita mucha gracia para perdonar a la persona que te está matando. Hoy hay historias de mártires que perdonan al hombre que está a punto de decapitarlos. Varias veces Jesús dijo que Dios no nos perdonará si nosotros no perdonamos a otros (Mateo 6: 14-15; 18: 21-35). En los días previos a la muerte, es esencial examinar el corazón para ver si hay alguien a quien debas perdonar. Intenta ponerte en contacto con esa persona y arreglar las cuentas antes de morir. Mantén ese corazón de perdón hasta la muerte, agradecido a Dios por la confianza de que todos tus pecados son perdonados. Si tú estás cuidando a un moribundo, con mucha ternura ayúdalo a examinar su corazón y perdonar a cualquiera que lo haya ofendido.

Juan y Jacobo querían sentarse a la derecha e izquierda de Jesús, en su reino. Ahora, en su muerte, Jesús tiene criminales a su derecha y a su izquierda.

No puedes llevarte nada contigo

Mientras tanto, echaban suertes para repartirse entre sí la ropa de Jesús.

Esta ropa era la única posesión de Jesús, y la perdió aquí. Él probablemente estaba completamente desnudo en la cruz. Es difícil ver a otros tomar un automóvil querido o luchar por una posesión atesorada, pero la muerte hace que sea muy obvio que las cosas materiales no son tan importantes. Si no estás apegado a ellas, será más fácil dejarlas ir cuando se acerque la muerte. Jesús tenía prendas gloriosas esperándolo en el cielo, las cuales Pedro, Jacobo y Juan vieron en el Monte de la Transfiguración. Su túnica era solo para su vida terrenal. Toda esa ropa y otras cosas no son realmente tuyas.

Tú puedes ayudar a una persona moribunda a disponer de sus bienes. Se necesita mucha sensibilidad y mucho amor, pero es mejor que ver a la gente echar suertes y luchar por ellos.

35 La gente, por su parte, se quedó allí observando, y aun los gobernantes estaban burlándose de él. —Salvó a otros —decían—; que se salve a sí mismo, si es el Cristo de Dios, el Escogido. 36 También los soldados se acercaron para burlarse de él. Le ofrecieron vinagre 37 y le dijeron: —Si eres el rey de los judíos, sálvate a ti mismo. 38 Resulta que había sobre él un letrero, que decía: «Éste es el Rey de los judíos.»

He visto a alguien sufrir en su lecho de muerte, con una multitud de familiares y amigos mirándolo. Puede ser que en ese momento quiera estar solo. Es muy fácil para alguien burlarse de la persona enferma y hablar sobre su pasado, sus errores y sus debilidades. Intenta ayudar a un moribundo a mantener su dignidad. Jesús podría haber dicho muchas cosas desde la cruz, o maldecirlos. Él no dijo nada. Ellos no tenían idea de lo que estaban diciendo.

Hoy estarás conmigo en el paraíso

39 Uno de los criminales allí colgados empezó a insultarlo: —¿No eres tú el Cristo? ¡Sálvate a ti mismo y a nosotros!

40 Pero el otro criminal lo reprendió: —¿Ni siquiera temor de Dios tienes, aunque sufres la misma condena? 41 En nuestro caso, el castigo es justo, pues sufrimos lo que merecen nuestros delitos; éste, en cambio, no ha hecho nada malo.

42 Luego dijo: —Jesús, acuérdate de mí cuando vengas en tu reino.

43 —Te aseguro que hoy estarás conmigo en el paraíso —le contestó Jesús.

Ésta es la última oportunidad de salvación. Una vez que estás muerto, no hay posibilidad de arrepentimiento y perdón. Hay algunos, como el primer criminal, que solo piensan en cosas superficiales en ese momento.  Algunas personas se enojan con Dios (y con todos los demás) cuando se acercan a la muerte. En lugar de humillarse, se aferran a su orgullo. Es interesante que Jesús nunca respondió al primer criminal. Tal vez Él sabía que era demasiado tarde para arrepentirse y ser salvo.

Incluso con sus últimas respiraciones, Jesús estaba ministrando a los demás y dándoles la bienvenida a su reino. ¡Que nosotros podamos dar testimonio de la bondad de Dios y atraer a otros a su reino en nuestros lechos de muerte!

Consumado es

44 Desde el mediodía y hasta la media tarde toda la tierra quedó sumida en la oscuridad, 45 pues el sol se ocultó. Y la cortina del santuario del templo se rasgó en dos. 46 Entonces Jesús exclamó con fuerza:

—¡Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu!

Y al decir esto, expiró.

Con sus últimas palabras, Jesús entregó su vida a su Padre. He escuchado muchas historias de un hombre moribundo que espera ver a un ser querido antes de morir; una vez que lo vio, sintió la paz de morir. Parece que tenemos cierto control sobre el momento exacto.

La muerte es cruel. Incluso el creyente más fuerte puede sentirse abandonado por Dios. ¡Está bien gritarle al Señor! Por supuesto, esta fue la primera vez en toda la eternidad que Jesús fue separado de su padre, mientras que Él llevó los pecados de toda la humanidad. Esa es una carga abrumadora que ni siquiera podemos empezar a comprender. En el Evangelio de Juan, Jesús dice: “Consumado es” (Juan 19:30).  Él logró lo que vino a hacer. Su trabajo y su vida habían terminado. Qué triste es ver morir a alguien con el remordimiento de problemas no resueltos y relaciones arruinadas. Trata de vivir de la manera que puedas decir “Consumado es,” sabiendo que has hecho la voluntad de Dios y puedes esperar escuchar “bien hecho, buen siervo y fiel.”

Cuando lleguemos a ese punto, la gran empresa que levantamos, la hermosa casa que construimos y la gran cuenta bancaria no importan. Sí, podemos dejar una herencia a nuestros hijos, pero qué hermoso sería morir también rodeado de hijos espirituales, y algunos de los discípulos que hemos formado. Qué glorioso saber que empezamos una multiplicación de discípulos que han alcanzado miles de almas para salvación.

No sabemos cuándo vamos a morir. Jesús sabía cómo terminaría su vida, pero muy pocos de nosotros lo sabemos. A veces, la muerte llega a una edad avanzada; a veces después de una enfermedad prolongada, donde se nos dice cuánto tiempo nos queda. Pero a menudo un hombre sale de su casa por la mañana y pierde la vida en un accidente de tráfico. Los hombres en buen estado físico pueden morir repentinamente de un ataque cardíaco o ser asesinados. Tenemos que vivir nuestras vidas como si este pudiera ser nuestro último día. Mantén cuentas cortas con otras personas. No esperes para arreglar las cosas con Dios. No desperdicies tu tiempo o tu vida; haz que cada momento cuente. Aprende de Jesús cómo acercarse a la muerte, la tuya o la de alguien más.

 

Los discípulos de Jesucristo

En nuestra meta de andar como Jesús anduvo y aprender a hacer discípulos, tiene sentido estudiar a los hombres que anduvieron cerca del Señor aquí en la tierra. Ya hemos estudiado su llamado y primera misión. Sus nombres aparecen en Mateo 10:2-4:

Éstos son los nombres de los doce apóstoles: primero Simón, llamado Pedro, y su hermano Andrés; Jacobo y su hermano Juan, hijos de Zebedeo; Felipe y Bartolomé; Tomás y Mateo, el recaudador de impuestos; Jacobo, hijo de Alfeo, y Tadeo; Simón el Zelote y Judas Iscariote, el que lo traicionó.

Ambas listas de discípulos (también aparece en Lucas 6:14-16) nombran primero a Pedro, luego a su hermano, los hijos de Zebedeo, Felipe y Bartolomé, y luego a los demás, siempre terminando con el traidor. Está claro que había orden entre ellos. Lo frustrante es la falta de más información acerca de los apóstoles. Claro que hay muchas biografías inspiradoras de hombres y mujeres que han caminado con Jesús a través de los siglos, pero mi deseo es permanecer en las Escrituras. Aprendemos mucho acerca del caminar de Pablo, pero de los Doce, hay mucho escrito sobre uno solo, su líder.

Pedro

Pedro es como un amigo para muchos cristianos, y con buena razón. Muchos pueden identificarse con “La Roca.” De hecho, su nombre aparece unas 170 veces en el Nuevo Testamento (dependiendo de la traducción). A pesar de la competencia que tenía con Juan, el Evangelio de Juan tiene más referencias que cualquier otro evangelio; aunque muchas de esas referencias tienen un contexto negativo, parece que existía un cariño entre ellos. El libro de los Hechos tiene la mayoría de las referencias (60), pero Pedro desaparece después del concilio de Jerusalén en Hechos 15; el resto del libro está dedicado a Pablo. Después de Hechos, Pedro solo aparece en la carta de Pablo a los gálatas, y en las dos cartas que Pedro escribió.

Podemos formar una imagen de Pedro (una casa en Capernaúm, casado, impulsivo) de la citas bíblicas. Algunas de las más conocidas son:

  • —Señor, si eres tú —respondió Pedro—, mándame que vaya a ti sobre el agua. —Ven —dijo Jesús. Pedro bajó de la barca y caminó sobre el agua en dirección a Jesús (Mateo 14:28-29).
  • Al ver esto, Simón Pedro cayó de rodillas delante de Jesús y le dijo: —¡Apártate de mí, Señor; soy un pecador! (Lucas 5:8)
  • —Tú eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente —afirmó Simón Pedro (Mateo 16:16).
  • —Señor —contestó Simón Pedro—, ¿a quién iremos? Tú tienes palabras de vida eterna (Juan 6:68).
  • Jesús se volvió y le dijo a Pedro: —¡Aléjate de mí, Satanás! Quieres hacerme tropezar; no piensas en las cosas de Dios sino en las de los hombres (Mateo 16:23).
  • La noche del arresto de Cristo: Luego volvió a sus discípulos y los encontró dormidos. «Simón —le dijo a Pedro—, ¿estás dormido? ¿No pudiste mantenerte despierto ni una hora? (Marcos 14:37)
  • Simón Pedro, que tenía una espada, la desenfundó e hirió al siervo del sumo sacerdote, cortándole la oreja derecha. (El siervo se llamaba Malco.) (Juan 18:10)
  • Al instante un gallo cantó por segunda vez. Pedro se acordó de lo que Jesús le había dicho: «Antes de que el gallo cante por segunda vez, me negarás tres veces.» Y se echó a llorar (Marcos 14:72).
  • Pedro, sin embargo, salió corriendo al sepulcro. Se asomó y vio sólo las vendas de lino. Luego volvió a su casa, extrañado de lo que había sucedido (Lucas 24:12).
  • Cuando terminaron de desayunar, Jesús le preguntó a Simón Pedro: —Simón, hijo de Juan, ¿me amas más que éstos? —Sí, Señor, tú sabes que te quiero —contestó Pedro. —Apacienta mis corderos —le dijo Jesús (Juan 21:15).
  • En pentecostés: Entonces Pedro, con los once, se puso de pie y dijo a voz en cuello: «Compatriotas judíos y todos ustedes que están en Jerusalén, déjenme explicarles lo que sucede; presten atención a lo que les voy a decir (Hechos 2:14).
  • —No tengo plata ni oro —declaró Pedro—, pero lo que tengo te doy. En el nombre de Jesucristo de Nazaret, ¡levántate y anda! (Hechos 3:6)
  • Era tal la multitud de hombres y mujeres, que hasta sacaban a los enfermos a las plazas y los ponían en colchonetas y camillas para que, al pasar Pedro, por lo menos su sombra cayera sobre alguno de ellos (Hechos 5:15).
  • De repente apareció un ángel del Señor y una luz resplandeció en la celda. Despertó a Pedro con unas palmadas en el costado y le dijo: «¡Date prisa, levántate!» Las cadenas cayeron de las manos de Pedro (Hechos 12:7).
  • Pues bien, cuando Pedro fue a Antioquía, le eché en cara su comportamiento condenable.  Antes que llegaran algunos de parte de Jacobo, Pedro solía comer con los gentiles. Pero cuando aquéllos llegaron, comenzó a retraerse y a separarse de los gentiles por temor a los partidarios de la circuncisión.  Entonces los demás judíos se unieron a Pedro en su hipocresía, y hasta el mismo Bernabé se dejó arrastrar por esa conducta hipócrita (Gálatas 2:11-13).

Si nunca has estudiado la vida de Pedro, busca cada una de estas referencias en la Biblia y lee su contexto. ¿Qué aprendes acerca de Pedro? ¿Con qué parte de esta historia puedes identificarte? ¿Qué puedes decir acerca de su carácter? ¿Cuáles son sus fortalezas y debilidades?

Sus cartas son muy ricas; he escrito un libro sobre ellas, Cartas de la Roca.

Juan y Jacobo

Después de Pedro, se menciona a Juan con más frecuencia (pero solo 34 veces), aunque Juan escribió mucho más que Pedro: el Evangelio, tres epístolas y Apocalipsis. Basado en las Escrituras que se refieren a Juan, se le ha llamado impetuoso, agresivo, imprudente, celoso, apasionado y ambicioso:

  • Juan le respondió diciendo: Maestro, hemos visto a uno que en tu nombre echaba fuera demonios, pero él no nos sigue; y se lo prohibimos, porque no nos seguía. Pero Jesús dijo: No se lo prohibáis (Marcos 9:38-39).
  • Cuando se cumplió el tiempo en que él había de ser recibido arriba, afirmó su rostro para ir a Jerusalén. Y envió mensajeros delante de él, los cuales fueron y entraron en una aldea de los samaritanos para hacerle preparativos. Mas no le recibieron, porque su aspecto era como de ir a Jerusalén. Viendo esto sus discípulos Jacobo y Juan, dijeron: Señor, ¿quieres que mandemos que descienda fuego del cielo, como hizo Elías, y los consuma? (Lucas 9:51-54)

En su Evangelio, Juan generalmente se refiere a sí mismo como aquel “a quien Jesús amaba,” y la imagen que tenemos de Juan es de él inclinado en el pecho de Jesús en el Aposento Alto. Pareció suavizarse significativamente a lo largo de los años, y fue probablemente el último apóstol en morir.

Jacobo era el hermano mayor de Juan, y a menudo se menciona junto con Juan. Jesús los llamó los “Hijos del trueno”; eran hijos de Zebedeo. Su madre, Salomé, era una de las mujeres que acompañaban a Jesús, atendiendo sus necesidades diarias. Jacobo fue el primer apóstol en morir mártir (Hechos 12:2). Estos hermanos, junto con Pedro, constituyeron el círculo íntimo de los discípulos.

Andrés

El primer apóstol en seguir a Jesucristo, Andrés fue el hermano de Pedro, y lo presentó a Jesús. Él era un discípulo de Juan el Bautista, y, junto con su hermano, fue llamado a ser pescador de hombres. Andrés vio los panes y los peces, pero no tuvo la fe para ver cómo Jesús los usaría para alimentar a la multitud:

Uno de sus discípulos, Andrés, hermano de Simón Pedro, le dijo: Aquí está un muchacho, que tiene cinco panes de cebada y dos pececillos; mas ¿qué es esto para tantos? (Juan 6:8-9)

Andrés, Pedro, los hijos de Zebedeo y Felipe eran todos de Betsaida y todos eran pescadores.

Natanael

Natanael también tenía el nombre de Bartolomé. Era de Caná en Galilea; es muy posible que la pareja en la boda de Caná fuera familia o amigos de Natanael.

Hay más escrito acerca de su llamado a seguir a Jesús que sobre cualquier otro discípulo:

Al día siguiente, Jesús decidió salir hacia Galilea. Se encontró con Felipe, y lo llamó: —Sígueme.

Felipe era del pueblo de Betsaida, lo mismo que Andrés y Pedro. Felipe buscó a Natanael y le dijo: —Hemos encontrado a Jesús de Nazaret, el hijo de José, aquel de quien escribió Moisés en la ley, y de quien escribieron los profetas.

—¡De Nazaret! —replicó Natanael—. ¿Acaso de allí puede salir algo bueno?

—Ven a ver —le contestó Felipe.

Cuando Jesús vio que Natanael se le acercaba, comentó: —Aquí tienen a un verdadero israelita, en quien no hay falsedad.

—¿De dónde me conoces? —le preguntó Natanael.

—Antes de que Felipe te llamara, cuando aún estabas bajo la higuera, ya te había visto.

—Rabí, ¡tú eres el Hijo de Dios! ¡Tú eres el Rey de Israel! —declaró Natanael.

—¿Lo crees porque te dije que te vi cuando estabas debajo de la higuera? ¡Vas a ver aun cosas más grandes que estas!

Y añadió: —Ciertamente les aseguro que ustedes verán abrirse el cielo, y a los ángeles de Dios subir y bajar sobre el Hijo del hombre  (Juan 1:43-51).

No sabemos nada más acerca de Natanael.

Felipe

Además de la llamada de Felipe y su papel en llevar a Natanael a Jesús, existen estas tres referencias:

  • Faltaba muy poco tiempo para la fiesta judía de la Pascua. Cuando Jesús alzó la vista y vio una gran multitud que venía hacia él, le dijo a Felipe: —¿Dónde vamos a comprar pan para que coma esta gente? Esto lo dijo solo para ponerlo a prueba, porque él ya sabía lo que iba a hacer (Juan 6:4-6).
  • Entre los que habían subido a adorar en la fiesta había algunos griegos. Estos se acercaron a Felipe, que era de Betsaida de Galilea, y le pidieron: —Señor, queremos ver a Jesús. Felipe fue a decírselo a Andrés, y ambos fueron a decírselo a Jesús. (Juan 12:20-22). Felipe era un nombre griego, y parece que él hablaba ese idioma y era la conexión con esa comunidad. El hecho de que él fue a Andrés confirma el orden entre los apóstoles; por alguna razón no se sentía cómodo acercándose solo a Jesús.
  • —Señor —dijo Felipe—, muéstranos al Padre y con eso nos basta. —¡Pero, Felipe! ¿Tanto tiempo llevo ya entre ustedes, y todavía no me conoces? El que me ha visto a mí ha visto al Padre. ¿Cómo puedes decirme: “Muéstranos al Padre”? (Juan 14:8-9)

No confundas a este apóstol Felipe con el evangelista Felipe en el libro de los Hechos.

Judas Iscariote

Todos conocen a Judas Iscariote, el tesorero del grupo, porque traicionó a Jesús:

  • Entonces entró Satanás en Judas, uno de los doce, al que llamaban Iscariote (Lucas 22:3).
  • Cuando Judas, el que lo había traicionado, vio que habían condenado a Jesús, sintió remordimiento y devolvió las treinta monedas de plata a los jefes de los sacerdotes y a los ancianos. —He pecado —les dijo— porque he entregado sangre inocente. —¿Y eso a nosotros qué nos importa? —respondieron—. ¡Allá tú! Entonces Judas arrojó el dinero en el santuario y salió de allí. Luego fue y se ahorcó (Mateo 27:3-5).

Mateo

También llamado Leví, era un publicano, o recaudador de impuestos. Mejor educado que la mayoría de los discípulos, él escribió el primer Evangelio. Era el hijo de Alfeo.

Después de esto salió Jesús y se fijó en un recaudador de impuestos llamado Leví, sentado a la mesa donde cobraba. —Sígueme —le dijo Jesús. Y Leví se levantó, lo dejó todo y lo siguió. Luego Leví le ofreció a Jesús un gran banquete en su casa, y había allí un grupo numeroso de recaudadores de impuestos y otras personas que estaban comiendo con ellos. Pero los fariseos y los maestros de la ley que eran de la misma secta les reclamaban a los discípulos de Jesús: —¿Por qué comen y beben ustedes con recaudadores de impuestos y pecadores? —No son los sanos los que necesitan médico, sino los enfermos —les contestó Jesús— (Lucas 5:27-31).

Tomás (arameo), también llamado Dídimo (griego)

Los dos nombres significan gemelo, aunque no sabemos nada acerca de ese gemelo. Mejor conocido por sus dudas, las tres referencias a Tomás no nos dejan con una impresión muy positiva.

Cuando Jesús iba a resucitar a Lázaro, Tomás sabía que ya sería peligroso viajar a Judá, pero parece que no tenía mucha fe:

Entonces Tomás, apodado el Gemelo, dijo a los otros discípulos: —Vayamos también nosotros, para morir con él  (Juan 11:16).

En el Aposento Alto, Tomás todavía no parece muy listo:

Ustedes ya conocen el camino para ir adonde yo voy». Dijo entonces Tomás: —Señor, no sabemos a dónde vas, así que ¿cómo podemos conocer el camino? —Yo soy el camino, la verdad y la vida —le contestó Jesús—. Nadie llega al Padre sino por mí  (Juan 14:4-6).

Tomás es más famoso por sus dudas después de la resurrección:

Tomás, al que apodaban el Gemelo, y que era uno de los doce, no estaba con los discípulos cuando llegó Jesús. Así que los otros discípulos le dijeron: —¡Hemos visto al Señor!

—Mientras no vea yo la marca de los clavos en sus manos, y meta mi dedo en las marcas y mi mano en su costado, no lo creeré —repuso Tomás.

Una semana más tarde estaban los discípulos de nuevo en la casa, y Tomás estaba con ellos. Aunque las puertas estaban cerradas, Jesús entró y, poniéndose en medio de ellos, los saludó. —¡La paz sea con ustedes! Luego le dijo a Tomás: —Pon tu dedo aquí y mira mis manos. Acerca tu mano y métela en mi costado. Y no seas incrédulo, sino hombre de fe.

—¡Señor mío y Dios mío! —exclamó Tomás.

—Porque me has visto, has creído —le dijo Jesús—; dichosos los que no han visto y sin embargo creen (Juan 20:24-29).

Hay leyendas sobre todos los discípulos acerca de su ministerio en la iglesia primitiva y su muerte. Es difícil confirmar la mayoría de ellas, pero una de las más seguras es que Tomás trajo el evangelio a la India.

Los últimos tres

Jacobo, llamado “el Menor” para diferenciarlo de Jacobo, el hijo de Zebedeo, era el hijo de Alfeo. Posiblemente era el hermano de Mateo; los dos eran hijos de un Alfeo.

Tadeo fue el segundo Judas. Lucas dice que era hijo de Jacobo. Solo se menciona una vez, y es mejor conocido por no ser el Iscariote:

Judas (no el Iscariote) le dijo: —¿Por qué, Señor, estás dispuesto a manifestarte a nosotros, y no al mundo?  (Juan 14:22)

Ha habido muchas conjeturas acerca de Simón el Cananista, o Zelote. Posiblemente era un patriota de Israel y un político radical; o simplemente podría significar “celoso.” Nada más se sabe sobre él.

Entonces, ¿qué aprendemos?

Para mí, la lección más obvia es la posibilidad de caminar fielmente e íntimamente con Jesús, y aún permanecer en relativa oscuridad. Cada uno de estos doce hombres fue elegido personalmente por Jesús después de una noche intensa de oración con su Padre. Todos fueron enviados. Cada uno recibió autoridad para sanar, echar fuera demonios y proclamar el reino, y lo hicieron. Pero cuando se escribieron los Evangelios, no había prácticamente nada que decir sobre la mayoría de ellos.

Probablemente a muchos les gustaría ser un Pedro: audaz, caminando sobre el agua, un hombre varonil. O al menos ser parte del círculo íntimo de Jesús. Tal vez un “discípulo a quien Jesús amaba” como Juan. ¿Significa que a Jesús le gustaba más Juan que a los demás? Yo no lo creo, pero tenían una relación especial.

Desafortunadamente, no todos podemos ser parte del círculo íntimo. Hay un orden obvio entre estos discípulos, y si Dios me ha escogido para ser un Jacobo el Menor (y no el famoso Jacobo, hijo de Zebedeo), tengo que aceptarlo. El foco está en el que estoy siguiendo, no en mí.

Esperemos que podamos tener más fe que Tomás, y ciertamente no ser un instrumento del diablo, como Judas. Pero el diablo se metió con Pedro también, lo que llevó a Jesús a reprenderlo: “Apártate de mí, Satanás.”

Estas son cosas importantes para recordar al discipular a otros. Caminar con Jesús no siempre significa que vamos a ser el centro de atención. No necesariamente significa que tendremos un gran ministerio. Lo que más me impresiona es que cada uno de estos hombres podría estar con Jesús, y ese es mi deseo principal mientras busco caminar cerca de Él.

 

Liderar como Jesús lideró

Andar como Jesús anduvo. Ciertamente Jesús era un líder. De hecho, Él era el mejor líder que ha pisado esta tierra. Liderar como Jesús lideró. Hacer discípulos como Cristo hizo discípulos. Tenemos mucho que aprender de Él. Si andamos como Él anduvo, seremos grandes líderes y haremos grandes discípulos.

Hemos visto a aquellos que Cristo llamó, designó y envió como apóstoles. Hasta ahora, tenían responsabilidades limitadas: sanar a los enfermos, liberar a los endemoniados y predicar el reino. Eso es un gran comienzo, pero cualquier pastor te dirá que ser un líder implica mucho más. Pedro se destacó como un líder natural. Jesús reconoció y alentó aquel liderazgo, pero las mismas cualidades que Dios usaría poderosamente le causaron dolores de cabeza a Jesús. Pedro tenía muchas lecciones para aprender. Los líderes son más propensos a cometer errores que la persona tranquila que se queda atrás.

De las enseñanzas de Jesús y su ejemplo, ¿qué podemos aprender acerca del liderazgo y el tipo de discípulo que queremos formar?

Jesús, ¡haz lo que pidiéremos! Mateo 20:20-28

20 Entonces la madre de Jacobo y de Juan, junto con ellos, se acercó a Jesús y, arrodillándose, le pidió un favor.

Su solicitud refleja el deseo de cada madre de que su hijo tenga éxito. Es difícil decir si Jacobo y Juan se metieron en esto, o si ella los alentó a acercarse a Jesús. La versión de Marcos (Marcos 10:35-45) no la menciona, pero expone la arrogancia de sus hijos: Maestro, querríamos que nos hagas lo que pidiéremos (RVR).

¿Has venido al Señor de esa manera? Es bastante atrevido, pero Jesús no condena automáticamente su deseo de un favor por estarfuera de lugar. Él está dispuesto a escuchar su petición.

21 —¿Qué quieres? —le preguntó Jesús.

—Ordena que en tu reino uno de estos dos hijos míos se siente a tu derecha y el otro a tu izquierda.

En lugar de confiar en Jesús para decidir quién debe sentarse a su derecha e izquierda (y aceptar su decisión), esperan que Jesús haga lo que le piden. Juan fue el “discípulo amado” (Juan 13:23 y 21:7). A menudo había una competencia entre Pedro y Juan, y tal vez Juan quería anticipar cualquier intento de Pedro para ganar esta posición.

Es la naturaleza humana querer ser el primero, al menos la naturaleza humana caída. Queremos los mejores lugares, más influencia y más dinero. ¿Estarías tentado de pedirle a Jesús este favor si hubieras sido uno de los Doce? ¿Cómo crees que se sintieron Pedro y Jesús?

22 —No saben lo que están pidiendo —les replicó Jesús—. ¿Pueden acaso beber el trago amargo de la copa que yo voy a beber?

—Sí, podemos.

Jesús era un maestro en el manejo de situaciones incómodas. Él no los reprende, pero responde con una pregunta para ellos. ¡Aprende a usar preguntas como lo hizo Jesús! ¡No te apresures a reprender a alguien! Los hermanos no tienen idea de lo que significa estar tan cerca de Jesús. El liderazgo se ve glamoroso, pero es mucho más complicado que glamoroso. Pregúntale a cualquier pastor o líder del gobierno.

Jacobo y Juan se apresuraron a afirmar que podían beber de la copa que Jesús iba a beber, pero no sabían lo que eso significa. Sin embargo, en nuestra carrera hacia la cima, nosotros también podemos hacer muchas promesas y declaraciones que no sabemos cómo cumplir (o tratar de cumplir).

23 —Ciertamente beberán de mi copa —les dijo Jesús—, pero el sentarse a mi derecha o a mi izquierda no me corresponde concederlo. Eso ya lo ha decidido mi Padre.

Jesús muy gentilmente los rehúsa. Parte del liderazgo es aceptar la autoridad de aquellos que están  sobre ti. Jesús no dice que iría a su Padre para interceder por ellos, ni siquiera dice que le gustaría tenerlos sentados a su lado. Qué interesante saber que el Padre preparó estos lugares y eligió a dos personas que se sentarán al lado de Jesús. Podríamos tratar de adivinar quiénes serían, pero es mejor evitar ese tipo de especulación y dejar que Dios sea Dios.

24 Cuando lo oyeron los otros diez, se indignaron contra los dos hermanos.

Podemos entender fácilmente su indignación, pero le brinda a Jesús una gran oportunidad para instruirlos.

Dos clases de liderazgo

25 Jesús los llamó y les dijo: —Como ustedes saben, los gobernantes de las naciones oprimen a los súbditos, y los altos oficiales abusan de su autoridad. 

Hay dos tipos de liderazgo muy diferentes. Primero, los líderes mundanos:

  • Se enseñorean sobre los que están debajo de ellos. (los jefes gobiernan con tiranía a sus súbditos, DHH; tratan a su pueblo con prepotencia, NTV)
  • Creen que el liderazgo es una oportunidad para ejercer su autoridad (hacen alarde de su autoridad, NTV). Si es necesario, usan la fuerza para lograr el cumplimiento.

26 Pero entre ustedes no debe ser así. Al contrario, el que quiera hacerse grande entre ustedes deberá ser su servidor, 27 y el que quiera ser el primero deberá ser esclavo de los demás; 28 así como el Hijo del hombre no vino para que le sirvan, sino para servir y para dar su vida en rescate por muchos.

La segunda opción es liderar como Jesús:

  • No mires al mundo en busca de modelos a seguir. El primer paso hacia el verdadero liderazgo es descartar cualquier idea de enseñorearse sobre los demás.
  • La palabra clave es “servidor,” o incluso “esclavo.”
    • Si tú quieres llegar a ser grande, si buscas una alta posición en el reino, busca todas las oportunidades para servir.
    • Deja de lado tus derechos y conviértete en un esclavo voluntario: de Jesús, y también al servicio de otros.
    • Resiste cualquier inclinación a forzar a otros a servirte.
    • Estudia el ejemplo de la servidumbre de Jesús.
  • El líder está dispuesto a dar su vida por aquellos a quienes sirve. Ningún costo es demasiado grande. No hay muchos líderes con esa disposición.

Es fácil para un líder caer en la actitud exigente de “haz lo que te pidiere.” Comienza con las demandas que hacemos a aquellos que están debajo de nosotros, pero arrogantemente puede asumir esa actitud incluso con Dios. ¡Lucha contra eso!

Lavado de pies: Juan 13:13-17

La noche de su traición y arresto, justo antes de la primera Santa Cena, Jesús nos ofreció una poderosa imagen de servidumbre. Por lo general, era la tarea del sirviente o esclavo de la casa lavar los pies polvorientos de los visitantes. Obviamente no era un trabajo agradable; nadie corrió a hacerlo. Jesús sorprendió a sus discípulos al levantarse de la mesa para lavarse los pies. Característicamente, Pedro protesta: Él prefiere lavar los pies de Jesús, pero Jesús insiste en que Pedro se humille y permita que su Señor lo sirva de esta manera.

13 Ustedes me llaman Maestro y Señor, y dicen bien, porque lo soy. 

Jesús nunca niega su posición. El servicio y la humildad no tienen nada que ver con fingir que tu posición no es importante, pero no te jactes de ella, y no la uses para tu propio beneficio. No exijas que la gente se incline ante ti o te llame por algún título. Jesús evitó los títulos, pero aceptó ser llamado Maestro y Señor. Sin embargo, la implicación de esa posición es muy diferente de lo que podríamos esperar.

14 Pues si yo, el Señor y el Maestro, les he lavado los pies, también ustedes deben lavarse los pies los unos a los otros. 15 Les he puesto el ejemplo, para que hagan lo mismo que yo he hecho con ustedes. 

Ha habido considerable debate sobre el lavado de los pies. ¿Necesitamos realmente seguir el ejemplo de Jesús, o simplemente encontrar otras maneras de humillarnos y servir? Creo que ambos son importantes. Jesús dice explícitamente que debemos hacer lo que Él hizo. Obviamente, servir es mucho más profundo que un lavado de pies de vez en cuando, pero al igual que la Cena del Señor es un gran recordatorio del sacrificio de Jesús, lavar los pies nos recuerda la necesidad de servir humildemente a otros.

¿Cuánto tiempo ha pasado desde que había un lavado de pies en tu iglesia? Las iglesias que lo practican a menudo lo limitan a la Semana Santa. ¿Por qué no sorprender a la gente y hacerlo un par de veces al año? ¿De qué otras maneras puedes “lavar los pies” la próxima semana?

16 Ciertamente les aseguro que ningún siervo es más que su amo, y ningún mensajero es más que el que lo envió. 17 ¿Entienden esto? Dichosos serán si lo ponen en práctica.

Jesús ya dijo esto en relación con ellos esperando una persecución (Mateo 10:24). ¿Cómo nos atrevemos a pensar que, como líderes en su Cuerpo, estamos por encima de tareas humillantes como lavar los pies?

¿Quién es el más importante? Lucas 22: 24-30

¿Te comparas a ti mismo con los demás? ¿Eras la mascota del profe en la escuela? ¿O tal vez el favorito de un familiar? ¿Has competido por un puesto en la iglesia o en el trabajo? Cualquiera de ellos puede resultar en cosas feas.

No es sorprendente que los discípulos de Jesús no fueran inmunes a los juegos de poder. Pero, por desgracia, esta controversia se presentó en el Aposento Alto, justo después del poderoso ejemplo de lavar los pies. No habían captado el mensaje después de la petición de Jacobo y Juan.

24 Tuvieron además un altercado sobre cuál de ellos sería el más importante. 25 Jesús les dijo: —Los reyes de las naciones oprimen a sus súbditos, y los que ejercen autoridad sobre ellos se llaman a sí mismos benefactores. 26 No sea así entre ustedes. Al contrario, el mayor debe comportarse como el menor, y el que manda como el que sirve. 

Existe el “dictador benévolo;” ha habido muchos en la historia del mundo. La gente puede soportar su tiranía porque son atendidos. Algunos pastores y líderes cristianos también han asumido esa postura, pero todo lo que huele a autoritarismo está fuera de lugar en la iglesia. Esa es una palabra difícil para muchos pastores que creen que pueden gobernar su iglesia con mano dura.

Aquí Jesús incluye la edad con la actitud de un siervo. Por lo general, los jóvenes son vistos como inexpertos e inmaduros. Esto no es un llamado a colocar a los jóvenes en el liderazgo, aunque a veces puede ser apropiado. Más bien, es un llamado a no solo a evitar el autoritarismo que puede acompañar a la edad, sino también a ser como el “más joven,” o, como veremos en un momento, como un niño. Es humillarse voluntariamente y tomar una posición más baja. Entonces tendremos el corazón para liderar como Jesús lideró.

27 Porque, ¿quién es más importante, el que está a la mesa o el que sirve? ¿No lo es el que está sentado a la mesa? Sin embargo, yo estoy entre ustedes como uno que sirve. 

En el mundo, es obvio que la persona atendida es más importante que la que sirve. No es así en el reino. El cristiano y, especialmente, el líder, se deleita en tomar el lugar más bajo, prefiriendo servir a los demás en lugar de ser servido.

¿Qué te trae más satisfacción? ¿Qué otros te sirvan? ¿O aprovechar cada oportunidad  para servir a otras personas?

28 Ahora bien, ustedes son los que han estado siempre a mi lado en mis pruebas. 29 Por eso, yo mismo les concedo un reino, así como mi Padre me lo concedió a mí, 30 para que coman y beban a mi mesa en mi reino, y se sienten en tronos para juzgar a las doce tribus de Israel.

Ser un siervo no es incompatible con el poder o la autoridad. Jesús, el servidor más grande de todos, tuvo el reino de los cielos conferido a Él, y Él les pasa ese reino a sus discípulos. Sí, pueden servir mesas aquí en la tierra, pero en el cielo van a comer y beber en la mesa del Señor. ¡Y se sentarán en tronos como jueces!

¿Estás dispuesto a humillarte ahora y confiar en que Dios te levantará en el futuro, si así lo desea?

El más joven es el mayor: Lucas 9:46-48

La discusión en el Aposento Alto no fue la única vez que surgió este tema sobre quién sería el mayor. En otra ocasión Jesús dio otra perspectiva de la grandeza:

46 Entonces entraron en discusión sobre quién de ellos sería el mayor. 47 Y Jesús, percibiendo los pensamientos de sus corazones, tomó a un niño y lo puso junto a sí, 48 y les dijo: Cualquiera que reciba a este niño en mi nombre, a mí me recibe; y cualquiera que me recibe a mí, recibe al que me envió; porque el que es más pequeño entre todos vosotros, ése es el más grande.

Los niños en los días de Jesús no tenían derechos, y ciertamente no serían vistos como grandes en el reino. Los discípulos reflejan esa actitud cuando intentaron mantener a los niños alejados de Jesús (Marcos 10:13-14, también Mateo 19:13-14 y Lucas 18:15-16), pero Jesús se indignó con los discípulos. Los valores del reino a menudo se oponen a los valores del mundo, especialmente nuestra comprensión de la grandeza.

¿Qué palabras vienen a la mente para describir a alguien que es grande? ¿Cómo se compara con la definición de Jesús? ¿Qué gente ha sido grande a los ojos del mundo? ¿Quién dirías que es grande a los ojos de Jesús?

Debes ser como un niño: Mateo 18:3-7

Jesús ha dado varias perspectivas sobre liderazgo y grandeza. Ahora lleva esta cuestión del niño un paso dramático más allá: ni siquiera puedes entrar al reino a menos que te vuelvas como niño.

Entonces dijo: —Les aseguro que a menos que ustedes cambien y se vuelvan como niños, no entrarán en el reino de los cielos.Por tanto, el que se humilla como este niño será el más grande en el reino de los cielos. 5Y el que recibe en mi nombre a un niño como éste, me recibe a mí. 

Una cosa es adoptar una actitud de servicio y humillarte, pero Jesús requiere mucho más, no solo de los líderes, sino de cualquier persona en su reino: Hay que cambiar y ser como niños pequeños.

Pero si alguien hace pecar a uno de estos pequeños que creen en mí, más le valdría que le colgaran al cuello una gran piedra de molino y lo hundieran en lo profundo del mar. 7¡Ay del mundo por las cosas que hacen pecar a la gente! Inevitable es que sucedan, pero ¡ay del que hace pecar a los demás!

Esta es una severa advertencia para los líderes. En tu posición como pastor o líder cristiano, si haces que un creyente sencillo y humilde tropiece, enfrentarás un juicio severo. ¡Esas son palabras muy fuertes! ¿Cuántos creyentes, en su búsqueda de posición, influencia y poder, han hecho tropezar a los creyentes más jóvenes?

Jesús tiene una palabra aleccionadora para el idealista: ¡habrá tropiezos! ¡La gente te hará cosas malas que te ofenden! Ten cuidado de ser demasiado duro contigo mismo si alguien más te ha hecho  tropezar, pero sé honesto acerca de tu responsabilidad en la situación.

  • ¿Hay algo que estás haciendo en este momento que está causando que alguien tropiece?
  • ¿Estás pisoteando a los «pequeños» en tu búsqueda de la cima?
  • ¿Eres como Jacobo y Juan, en busca de posición e influencia? O como su madre, ¿tratando de manipular la situación en beneficio de alguien cercano a ti?
  • ¿Cómo estás demostrando el corazón de un siervo?

Ya sea en casa, en el trabajo o en la iglesia, ¿lideras como Jesús lideró? ¿Qué tipo de discípulo estás formando? ¿Qué ejemplo les ofreces?