Liderar como Jesús lideró

Andar como Jesús anduvo. Ciertamente Jesús era un líder. De hecho, Él era el mejor líder que ha pisado esta tierra. Liderar como Jesús lideró. Hacer discípulos como Cristo hizo discípulos. Tenemos mucho que aprender de Él. Si andamos como Él anduvo, seremos grandes líderes y haremos grandes discípulos.

Hemos visto a aquellos que Cristo llamó, designó y envió como apóstoles. Hasta ahora, tenían responsabilidades limitadas: sanar a los enfermos, liberar a los endemoniados y predicar el reino. Eso es un gran comienzo, pero cualquier pastor te dirá que ser un líder implica mucho más. Pedro se destacó como un líder natural. Jesús reconoció y alentó aquel liderazgo, pero las mismas cualidades que Dios usaría poderosamente le causaron dolores de cabeza a Jesús. Pedro tenía muchas lecciones para aprender. Los líderes son más propensos a cometer errores que la persona tranquila que se queda atrás.

De las enseñanzas de Jesús y su ejemplo, ¿qué podemos aprender acerca del liderazgo y el tipo de discípulo que queremos formar?

Jesús, ¡haz lo que pidiéremos! Mateo 20:20-28

20 Entonces la madre de Jacobo y de Juan, junto con ellos, se acercó a Jesús y, arrodillándose, le pidió un favor.

Su solicitud refleja el deseo de cada madre de que su hijo tenga éxito. Es difícil decir si Jacobo y Juan se metieron en esto, o si ella los alentó a acercarse a Jesús. La versión de Marcos (Marcos 10:35-45) no la menciona, pero expone la arrogancia de sus hijos: Maestro, querríamos que nos hagas lo que pidiéremos (RVR).

¿Has venido al Señor de esa manera? Es bastante atrevido, pero Jesús no condena automáticamente su deseo de un favor por estarfuera de lugar. Él está dispuesto a escuchar su petición.

21 —¿Qué quieres? —le preguntó Jesús.

—Ordena que en tu reino uno de estos dos hijos míos se siente a tu derecha y el otro a tu izquierda.

En lugar de confiar en Jesús para decidir quién debe sentarse a su derecha e izquierda (y aceptar su decisión), esperan que Jesús haga lo que le piden. Juan fue el “discípulo amado” (Juan 13:23 y 21:7). A menudo había una competencia entre Pedro y Juan, y tal vez Juan quería anticipar cualquier intento de Pedro para ganar esta posición.

Es la naturaleza humana querer ser el primero, al menos la naturaleza humana caída. Queremos los mejores lugares, más influencia y más dinero. ¿Estarías tentado de pedirle a Jesús este favor si hubieras sido uno de los Doce? ¿Cómo crees que se sintieron Pedro y Jesús?

22 —No saben lo que están pidiendo —les replicó Jesús—. ¿Pueden acaso beber el trago amargo de la copa que yo voy a beber?

—Sí, podemos.

Jesús era un maestro en el manejo de situaciones incómodas. Él no los reprende, pero responde con una pregunta para ellos. ¡Aprende a usar preguntas como lo hizo Jesús! ¡No te apresures a reprender a alguien! Los hermanos no tienen idea de lo que significa estar tan cerca de Jesús. El liderazgo se ve glamoroso, pero es mucho más complicado que glamoroso. Pregúntale a cualquier pastor o líder del gobierno.

Jacobo y Juan se apresuraron a afirmar que podían beber de la copa que Jesús iba a beber, pero no sabían lo que eso significa. Sin embargo, en nuestra carrera hacia la cima, nosotros también podemos hacer muchas promesas y declaraciones que no sabemos cómo cumplir (o tratar de cumplir).

23 —Ciertamente beberán de mi copa —les dijo Jesús—, pero el sentarse a mi derecha o a mi izquierda no me corresponde concederlo. Eso ya lo ha decidido mi Padre.

Jesús muy gentilmente los rehúsa. Parte del liderazgo es aceptar la autoridad de aquellos que están  sobre ti. Jesús no dice que iría a su Padre para interceder por ellos, ni siquiera dice que le gustaría tenerlos sentados a su lado. Qué interesante saber que el Padre preparó estos lugares y eligió a dos personas que se sentarán al lado de Jesús. Podríamos tratar de adivinar quiénes serían, pero es mejor evitar ese tipo de especulación y dejar que Dios sea Dios.

24 Cuando lo oyeron los otros diez, se indignaron contra los dos hermanos.

Podemos entender fácilmente su indignación, pero le brinda a Jesús una gran oportunidad para instruirlos.

Dos clases de liderazgo

25 Jesús los llamó y les dijo: —Como ustedes saben, los gobernantes de las naciones oprimen a los súbditos, y los altos oficiales abusan de su autoridad. 

Hay dos tipos de liderazgo muy diferentes. Primero, los líderes mundanos:

  • Se enseñorean sobre los que están debajo de ellos. (los jefes gobiernan con tiranía a sus súbditos, DHH; tratan a su pueblo con prepotencia, NTV)
  • Creen que el liderazgo es una oportunidad para ejercer su autoridad (hacen alarde de su autoridad, NTV). Si es necesario, usan la fuerza para lograr el cumplimiento.

26 Pero entre ustedes no debe ser así. Al contrario, el que quiera hacerse grande entre ustedes deberá ser su servidor, 27 y el que quiera ser el primero deberá ser esclavo de los demás; 28 así como el Hijo del hombre no vino para que le sirvan, sino para servir y para dar su vida en rescate por muchos.

La segunda opción es liderar como Jesús:

  • No mires al mundo en busca de modelos a seguir. El primer paso hacia el verdadero liderazgo es descartar cualquier idea de enseñorearse sobre los demás.
  • La palabra clave es “servidor,” o incluso “esclavo.”
    • Si tú quieres llegar a ser grande, si buscas una alta posición en el reino, busca todas las oportunidades para servir.
    • Deja de lado tus derechos y conviértete en un esclavo voluntario: de Jesús, y también al servicio de otros.
    • Resiste cualquier inclinación a forzar a otros a servirte.
    • Estudia el ejemplo de la servidumbre de Jesús.
  • El líder está dispuesto a dar su vida por aquellos a quienes sirve. Ningún costo es demasiado grande. No hay muchos líderes con esa disposición.

Es fácil para un líder caer en la actitud exigente de “haz lo que te pidiere.” Comienza con las demandas que hacemos a aquellos que están debajo de nosotros, pero arrogantemente puede asumir esa actitud incluso con Dios. ¡Lucha contra eso!

Lavado de pies: Juan 13:13-17

La noche de su traición y arresto, justo antes de la primera Santa Cena, Jesús nos ofreció una poderosa imagen de servidumbre. Por lo general, era la tarea del sirviente o esclavo de la casa lavar los pies polvorientos de los visitantes. Obviamente no era un trabajo agradable; nadie corrió a hacerlo. Jesús sorprendió a sus discípulos al levantarse de la mesa para lavarse los pies. Característicamente, Pedro protesta: Él prefiere lavar los pies de Jesús, pero Jesús insiste en que Pedro se humille y permita que su Señor lo sirva de esta manera.

13 Ustedes me llaman Maestro y Señor, y dicen bien, porque lo soy. 

Jesús nunca niega su posición. El servicio y la humildad no tienen nada que ver con fingir que tu posición no es importante, pero no te jactes de ella, y no la uses para tu propio beneficio. No exijas que la gente se incline ante ti o te llame por algún título. Jesús evitó los títulos, pero aceptó ser llamado Maestro y Señor. Sin embargo, la implicación de esa posición es muy diferente de lo que podríamos esperar.

14 Pues si yo, el Señor y el Maestro, les he lavado los pies, también ustedes deben lavarse los pies los unos a los otros. 15 Les he puesto el ejemplo, para que hagan lo mismo que yo he hecho con ustedes. 

Ha habido considerable debate sobre el lavado de los pies. ¿Necesitamos realmente seguir el ejemplo de Jesús, o simplemente encontrar otras maneras de humillarnos y servir? Creo que ambos son importantes. Jesús dice explícitamente que debemos hacer lo que Él hizo. Obviamente, servir es mucho más profundo que un lavado de pies de vez en cuando, pero al igual que la Cena del Señor es un gran recordatorio del sacrificio de Jesús, lavar los pies nos recuerda la necesidad de servir humildemente a otros.

¿Cuánto tiempo ha pasado desde que había un lavado de pies en tu iglesia? Las iglesias que lo practican a menudo lo limitan a la Semana Santa. ¿Por qué no sorprender a la gente y hacerlo un par de veces al año? ¿De qué otras maneras puedes “lavar los pies” la próxima semana?

16 Ciertamente les aseguro que ningún siervo es más que su amo, y ningún mensajero es más que el que lo envió. 17 ¿Entienden esto? Dichosos serán si lo ponen en práctica.

Jesús ya dijo esto en relación con ellos esperando una persecución (Mateo 10:24). ¿Cómo nos atrevemos a pensar que, como líderes en su Cuerpo, estamos por encima de tareas humillantes como lavar los pies?

¿Quién es el más importante? Lucas 22: 24-30

¿Te comparas a ti mismo con los demás? ¿Eras la mascota del profe en la escuela? ¿O tal vez el favorito de un familiar? ¿Has competido por un puesto en la iglesia o en el trabajo? Cualquiera de ellos puede resultar en cosas feas.

No es sorprendente que los discípulos de Jesús no fueran inmunes a los juegos de poder. Pero, por desgracia, esta controversia se presentó en el Aposento Alto, justo después del poderoso ejemplo de lavar los pies. No habían captado el mensaje después de la petición de Jacobo y Juan.

24 Tuvieron además un altercado sobre cuál de ellos sería el más importante. 25 Jesús les dijo: —Los reyes de las naciones oprimen a sus súbditos, y los que ejercen autoridad sobre ellos se llaman a sí mismos benefactores. 26 No sea así entre ustedes. Al contrario, el mayor debe comportarse como el menor, y el que manda como el que sirve. 

Existe el “dictador benévolo;” ha habido muchos en la historia del mundo. La gente puede soportar su tiranía porque son atendidos. Algunos pastores y líderes cristianos también han asumido esa postura, pero todo lo que huele a autoritarismo está fuera de lugar en la iglesia. Esa es una palabra difícil para muchos pastores que creen que pueden gobernar su iglesia con mano dura.

Aquí Jesús incluye la edad con la actitud de un siervo. Por lo general, los jóvenes son vistos como inexpertos e inmaduros. Esto no es un llamado a colocar a los jóvenes en el liderazgo, aunque a veces puede ser apropiado. Más bien, es un llamado a no solo a evitar el autoritarismo que puede acompañar a la edad, sino también a ser como el “más joven,” o, como veremos en un momento, como un niño. Es humillarse voluntariamente y tomar una posición más baja. Entonces tendremos el corazón para liderar como Jesús lideró.

27 Porque, ¿quién es más importante, el que está a la mesa o el que sirve? ¿No lo es el que está sentado a la mesa? Sin embargo, yo estoy entre ustedes como uno que sirve. 

En el mundo, es obvio que la persona atendida es más importante que la que sirve. No es así en el reino. El cristiano y, especialmente, el líder, se deleita en tomar el lugar más bajo, prefiriendo servir a los demás en lugar de ser servido.

¿Qué te trae más satisfacción? ¿Qué otros te sirvan? ¿O aprovechar cada oportunidad  para servir a otras personas?

28 Ahora bien, ustedes son los que han estado siempre a mi lado en mis pruebas. 29 Por eso, yo mismo les concedo un reino, así como mi Padre me lo concedió a mí, 30 para que coman y beban a mi mesa en mi reino, y se sienten en tronos para juzgar a las doce tribus de Israel.

Ser un siervo no es incompatible con el poder o la autoridad. Jesús, el servidor más grande de todos, tuvo el reino de los cielos conferido a Él, y Él les pasa ese reino a sus discípulos. Sí, pueden servir mesas aquí en la tierra, pero en el cielo van a comer y beber en la mesa del Señor. ¡Y se sentarán en tronos como jueces!

¿Estás dispuesto a humillarte ahora y confiar en que Dios te levantará en el futuro, si así lo desea?

El más joven es el mayor: Lucas 9:46-48

La discusión en el Aposento Alto no fue la única vez que surgió este tema sobre quién sería el mayor. En otra ocasión Jesús dio otra perspectiva de la grandeza:

46 Entonces entraron en discusión sobre quién de ellos sería el mayor. 47 Y Jesús, percibiendo los pensamientos de sus corazones, tomó a un niño y lo puso junto a sí, 48 y les dijo: Cualquiera que reciba a este niño en mi nombre, a mí me recibe; y cualquiera que me recibe a mí, recibe al que me envió; porque el que es más pequeño entre todos vosotros, ése es el más grande.

Los niños en los días de Jesús no tenían derechos, y ciertamente no serían vistos como grandes en el reino. Los discípulos reflejan esa actitud cuando intentaron mantener a los niños alejados de Jesús (Marcos 10:13-14, también Mateo 19:13-14 y Lucas 18:15-16), pero Jesús se indignó con los discípulos. Los valores del reino a menudo se oponen a los valores del mundo, especialmente nuestra comprensión de la grandeza.

¿Qué palabras vienen a la mente para describir a alguien que es grande? ¿Cómo se compara con la definición de Jesús? ¿Qué gente ha sido grande a los ojos del mundo? ¿Quién dirías que es grande a los ojos de Jesús?

Debes ser como un niño: Mateo 18:3-7

Jesús ha dado varias perspectivas sobre liderazgo y grandeza. Ahora lleva esta cuestión del niño un paso dramático más allá: ni siquiera puedes entrar al reino a menos que te vuelvas como niño.

Entonces dijo: —Les aseguro que a menos que ustedes cambien y se vuelvan como niños, no entrarán en el reino de los cielos.Por tanto, el que se humilla como este niño será el más grande en el reino de los cielos. 5Y el que recibe en mi nombre a un niño como éste, me recibe a mí. 

Una cosa es adoptar una actitud de servicio y humillarte, pero Jesús requiere mucho más, no solo de los líderes, sino de cualquier persona en su reino: Hay que cambiar y ser como niños pequeños.

Pero si alguien hace pecar a uno de estos pequeños que creen en mí, más le valdría que le colgaran al cuello una gran piedra de molino y lo hundieran en lo profundo del mar. 7¡Ay del mundo por las cosas que hacen pecar a la gente! Inevitable es que sucedan, pero ¡ay del que hace pecar a los demás!

Esta es una severa advertencia para los líderes. En tu posición como pastor o líder cristiano, si haces que un creyente sencillo y humilde tropiece, enfrentarás un juicio severo. ¡Esas son palabras muy fuertes! ¿Cuántos creyentes, en su búsqueda de posición, influencia y poder, han hecho tropezar a los creyentes más jóvenes?

Jesús tiene una palabra aleccionadora para el idealista: ¡habrá tropiezos! ¡La gente te hará cosas malas que te ofenden! Ten cuidado de ser demasiado duro contigo mismo si alguien más te ha hecho  tropezar, pero sé honesto acerca de tu responsabilidad en la situación.

  • ¿Hay algo que estás haciendo en este momento que está causando que alguien tropiece?
  • ¿Estás pisoteando a los «pequeños» en tu búsqueda de la cima?
  • ¿Eres como Jacobo y Juan, en busca de posición e influencia? O como su madre, ¿tratando de manipular la situación en beneficio de alguien cercano a ti?
  • ¿Cómo estás demostrando el corazón de un siervo?

Ya sea en casa, en el trabajo o en la iglesia, ¿lideras como Jesús lideró? ¿Qué tipo de discípulo estás formando? ¿Qué ejemplo les ofreces?