Como avanzar con confianza  Éxodo 6:2-12 y 6:28-7:13 

En otra ocasión, Dios habló con Moisés y le dijo: «Yo soy el Señor. Me aparecí a Abraham, a Isaac y a Jacob bajo el nombre de Dios Todopoderoso, pero no les revelé mi verdadero nombre, que es el Señor.También con ellos confirmé mi pacto de darles la tierra de Canaán, donde residieron como forasteros. He oído además el gemir de los israelitas, a quienes los egipcios han esclavizado, y he recordado mi pacto.

Un recordatorio de quién es Dios

Con la misión reafirmada, Dios le recuerda a Moisés quién es Él, pasado, presente y futuro:

  • Las promesas están en tiempo futuro.
  • La naturaleza de Dios es siempre presente, el gran «YO SOY.»
  • En en el medio está el recordatorio de la fidelidad de Dios en el pasado.

Rápidamente olvidamos el carácter de Dios y sus hechos pasados. Eso es entendible para Moisés; él estaba solo y enfrentaba a una tarea enorme, pero nosotros tenemos la Biblia, testimonios de creyentes a lo largo de los siglos, oportunidades casi infinitas para escuchar mensajes de aliento en Internet, y el apoyo amoroso de la iglesia. ¿Cuál es nuestra excusa?

Es fácil concentrarte en la circunstancia inmediata y olvidar a quién estás sirviendo. Estamos rodeados de una cultura obsesionada con todo, excepto el Dios del universo. Múltiples distracciones nos mantienen alejados del Señor y de su Palabra. Por eso es tan importante mantener la comunión con Dios y estudiar las Escrituras.

Moisés tiene que recordar:

  • El nombre de Dios: YO SOY. Él le reveló su nombre por primera vez a Moisés en la zarza ardiente. Él es el Creador, el Alfa y la Omega, y el único Señor.
  • Moisés tuvo el privilegio de una revelación más profunda que los patriarcas (Abraham, Isaac y Jacob). A Dios le encanta revelarse, ya sea en visiones, a través de Jesucristo o en la Biblia. Probablemente se ha revelado a ti de alguna manera. Moisés es parte de una revelación progresiva que culminó en la revelación de Jesucristo.
  • Dios es un Dios de pacto, el cual depende de la fidelidad de ambas partes. Dios es totalmente fiel. Moisés puede estar seguro de que Dios va a sacar a la gente de Egipto, porque Él toma muy en serio su promesa de la tierra a Abraham y sus descendientes. Tú eres parte de un nuevo pacto por medio de Jesucristo, un pacto sellado con su sangre, que recuerdas y reafirmas cada vez que tomas la Cena del Señor. Dios será absolutamente fiel al completar la buena obra que Él comenzó en ti, y te llevará a una comunión eterna con Él en el cielo. ¿Eres fiel a tu parte del pacto?
  • Dios escucha tu gemir. A veces, no puedes expresar esos gemidos en palabras (Romanos 8:22, 23, 26). Cualquiera que sea la forma, dile a Dios lo que hay en tu corazón. Podría parecer que Él no responde al gemir de Moisés, pero, sí, siempre escucha. Puede que tú no veas nada sucediendo, pero Dios ha oído tu gemir y está trabajando ahora a tu favor.

Así que ve y diles a los israelitas: “Yo soy el Señor, y voy a quitarles de encima la opresión de los egipcios. Voy a librarlos de su esclavitud; voy a liberarlos con gran despliegue de poder y con grandes actos de justicia.Haré de ustedes mi pueblo; y yo seré su Dios. Así sabrán que yo soy el Señor su Dios, que los libró de la opresión de los egipcios. Y los llevaré a la tierra que bajo juramento prometí darles a Abraham, Isaac y Jacob. Yo, el Señor, les daré a ustedes posesión de ella.” »

Las promesas de Dios

Basado en el carácter de Dios y su fidelidad a este pueblo en el pasado, la parte final de la respuesta de Dios a Moisés es en todo tiempo futuro. Ocho veces (en el contexto de tres repeticiones de «YO SOY»), Dios dice lo que va a hacer, y lo que Israel va a experimentar. Son promesas, y puesto que el gran «YO SOY» las hace, no son meras palabras.

¡Qué bueno que tenemos a un Dios conocedor del futuro! No es solo la historia bíblica antigua y las grandes cosas que Él hizo por Israel en el pasado. No es solo la vida de Jesús en la tierra o el poderoso mover del Espíritu Santo en la iglesia primitiva. Somos parte del plan de Dios para toda la eternidad. Él conoce el futuro, y no le sorprende lo que está sucediendo en tu vida o en el mundo de hoy. ¿Conoces las promesas de la Biblia que se aplican a ti? ¿Hay promesas que Dios te ha dado específicamente a ti?

Mira lo que Dios les promete, y cómo las mismas promesas se aplican a ti hoy:

  • Él los liberará del yugo de su esclavitud. Quienquiera o lo que sea que te esclavice no es rival para el poder de Dios. Lo puedes experimentar de inmediato, pero muchas veces tenemos que esperar. La promesa es que Él te liberará de ese yugo. No es la voluntad de Dios que estés esclavizado.
  • Él los redimirá (los comprará de nuevamente) con el brazo extendido y grandes proezas. Experimentamos la redención de Dios lo más poderosamente en Jesucristo. Él pagó el precio de tu salvación con su propia sangre. Su brazo extendido se moverá con el mismo poder para ti que ejerció para Israel.
  • Él hará de ellos su propio pueblo. El deseo de Dios desde el principio ha sido por un pueblo que tiene comunión con Él, para adorarle y servirle. Él te hace libre, paga el precio de tu pecado y te da una nueva vida. Eres suyo. Quiere moldearte y formarte como parte de la novia gloriosa de su Hijo. ¿Quieres ser moldeado por Dios?
  • Él será su Dios. ¿Qué más quieres? ¡El Señor del universo quiere ser tu Dios!
  • Ellos sabrán que Él es Dios. Al experimentar sus prodigios y ver sus obras poderosas, tú también tendrás la certeza y el conocimiento de que Él es Dios.
  • Va a llevarlos a la tierra prometida. Mucho mejor que una propiedad en el Medio Oriente, Él tiene una vivienda eterna preparada para ti en el cielo. Él hará lo que sea necesario para llevarte allí.
  • Él les dará esa tierra como una posesión. Tú eres un coheredero con Jesús de toda la provisión increíble de Dios. Esto significa que aún no lo tienes todo. Puede haber algunas cosas que tienes que agarrar ahora; a otras hay que esperar, como la ansiosa expectativa de un niño en Navidad.

Es posible que Israel no estuviera consciente de estas promesas. Incluso si las hubieran oído, como nosotros, tienen que recordárselas con frecuencia, junto con el plan de Dios.

Moisés probablemente pensaba que ganaria a la gente con este sermón, lo cual recibió directamente del Señor. Si tú eres un predicador, Dios puede darte una palabra ungida. Se espera una gran respuesta de la iglesia, pero no siempre es así. Moisés necesita aliento, con su gente aferrándose a esta palabra, pero no sucedió así. ¿Que impide a la gente recibir lo que Dios tiene para ellos?

Moisés les dio a conocer esto a los israelitas, pero por su desánimo y las penurias de su esclavitud ellos no le hicieron caso.

El desánimo y las penurias cierran los oídos

Cuando le cuesta a la gente sobrevivir, y está aplastada por la depresión y el desánimo, probablemente no será capaz de recibir la Palabra de Dios, la cual puede sonar increíble y sin relación con su sufrimiento. Sé paciente con ellos. No los acuses de incredulidad o pecado. Probablemente no puedas hacer mucho para aliviar su duro trabajo, pero ámalos, ora por ellos y sigue obedeciendo fielmente la palabra que Dios te ha dado. No permitas que su desánimo quite tu confianza en las promesas de Dios.

10 Entonces el Señor habló con Moisés y le dijo: 11 —Ve y habla con el faraón, el rey de Egipto. Dile que deje salir de su país a los israelitas.

Si los suyos no le escuchan, ¿cómo puede Moisés esperar que el faraón lo escuche? Después de su fracaso inicial en el palacio, habría sido bueno saber que su propio pueblo le cree y lo apoya. Pero muchas veces el líder no puede contar con ese apoyo, sino solo con el apoyo de Dios. Y ese apoyo es lo más importante, porque Dios definitivamente sacará a su pueblo de Egipto, y Moisés cuenta con una parte clave en él. Dios también tiene un trabajo para ti que es importante en su plan.

12 Pero Moisés se enfrentó al Señor y le dijo: —¿Y cómo va a hacerme caso el faraón, si ni siquiera los israelitas me creen? Además, no tengo facilidad de palabra.

 28 Cuando el Señor habló con Moisés en la tierra de Egipto, 29 le dijo: —¡Yo soy el Señor! Dile al faraón, rey de Egipto, todo lo que te digo.

30 Pero Moisés discutió con el Señor argumentando: —¡No puedo hacerlo! ¡Soy tan torpe para hablar! ¿Por qué debe escucharme el faraón?

¿Podría ser que Moisés no escuchó lo que el Señor le acaba de decir? Vino a Dios con una oración de queja, y Dios reafirmó su carácter y sus propósitos, pero Moisés no es mucho más fuerte que el resto de su pueblo. También está desalentado, y cuando las cosas son tan difíciles, tendemos a volver al punto de partida y centrarnos en nuestras deficiencias. ¿Hay algún pecado, debilidad o algo de tu pasado que sea un recordatorio constante de que eres diferente? ¿O que no eres capaz? ¿O simplemente no puedes hacerlo?

7:1—Toma en cuenta —le dijo el Señor a Moisés— que te pongo por Dios ante el faraón. Tu hermano Aarón será tu profeta. Tu obligación es decir todo lo que yo te ordene que digas; tu hermano Aarón, por su parte, le pedirá al faraón que deje salir de su país a los israelitas. Yo voy a endurecer el corazón del faraón, y aunque haré muchas señales milagrosas y prodigios en Egipto, él no les hará caso. Entonces descargaré mi poder sobre Egipto; ¡con grandes actos de justicia sacaré de allí a los escuadrones de mi pueblo, los israelitas! Y cuando yo despliegue mi poder contra Egipto y saque de allí a los israelitas, sabrán los egipcios que yo soy el Señor.

La provisión de Dios para Moisés

¡Dios es tan misericordioso con Moisés! No lo reprende por dudar. En su lugar, lleva a Moisés un paso más: Él ha hecho a Moisés como Dios ante Faraón. ¿Qué significa eso? Ciertamente, no es que Moisés fue elevado a la divinidad. Pero como representante de Dios, es como si el Señor mismo estuviera de pie ante Faraón. Y no es diferente cuando tú ministras en el Nombre de Jesús; es como si Jesús mismo estuviera haciendo el trabajo. Y Él es; Él mora en ti y trabaja a través de ti.

Dios también le recuerda a Moisés el portavoz quien Él proporcionó, elevando a Aarón al papel de profeta, diciendo las palabras que Moisés le da. Nada ha cambiado. No hay ninguna corrección a medio plazo. Lo que sucede no es ninguna sorpresa para Dios. Moisés solo tiene que comunicar las palabras que Dios le da. Dios le explica exactamente lo que va a ocurrir:

  • Dios va a endurecer el corazón del faraón.
  • Faraón no escuchará a Moisés. ¡Eso es difícil para un predicador! Su propio pueblo no escucha a Moisés, y mucho menos el faraón. Es tentador callarse. Pero, ¡la Palabra de Dios nunca se devuelve vacía! Si alguien escucha o no, nuestro trabajo es proclamar la Palabra.
  • Dios multiplicará señales y maravillas, pero incluso los milagros no siempre tocan los corazones endurecidos.
  • Descargará su poder sobre Egipto. Una cosa es tener la unción sobre ti, y otra tener la mano del juicio.
  • Él sacará a su pueblo de Egipto, ¡a pesar de toda la evidencia a lo contrario!
  • Tanto Israel como Egipto sabrán que Él es Dios.

Moisés y Aarón cumplieron al pie de la letra las órdenes del Señor.Cuando hablaron con el faraón, Moisés tenía ochenta años y Aarón ochenta y tres.

El Señor les dijo a Moisés y a Aarón: «Cuando el faraón les pida que hagan un milagro, le dirás a Aarón que tome la vara y la arroje al suelo ante el faraón. Así la vara se convertirá en serpiente.»

10 Moisés y Aarón fueron a ver al faraón y cumplieron las órdenes del Señor. Aarón arrojó su vara al suelo ante el faraón y sus funcionarios, y la vara se convirtió en serpiente.11 Pero el faraón llamó a los sabios y hechiceros y, mediante sus artes secretas, también los magos egipcios hicieron lo mismo: 12 Cada uno de ellos arrojó su vara al suelo, y cada vara se convirtió en una serpiente. Sin embargo, la vara de Aarón se tragó las varas de todos ellos. 13 A pesar de esto, y tal como lo había advertido el Señor, el faraón endureció su corazón y no les hizo caso.

¡Moisés lo está haciendo muy bien! Él no ve ningún éxito en este momento, ¡pero eso no lo detiene! Cumplieron las órdenes del Señor, al pie de la letra. Ya sea que veamos los resultados o no, ¡eso es el único camino al éxito! Eso es todo lo que tenemos que hacer. ¡Dios se encargará del resto!

Es posible que tú fielmente prediques la Palabra de Dios. Incluso Dios puede ungirte para hacer señales y milagros. Tú puedes hacer todo bien. ¡Pero no pasa nada! La gente no se salva. La iglesia no crece. ¡Nadie te está escuchando! ¡No te preocupes! ¡Sigue escuchando la Palabra de Dios, y haz lo que te dice que hagas!