Éxodo 4:27 – 5:21: Seis pasos para iniciar la misión

Moisés aceptó a regañadientes el llamado de Dios para volver a Egipto y liberar a los hebreos. ¿Cuál es tu misión? Estos son los primeros pasos que Moisés dio para comenzar la suya. ¿Podrían ayudar a iniciar la tuya también?

27 Ahora bien, el Señor le había dicho a Aarón: «Ve al desierto para encontrarte con Moisés». Así que Aarón fue a encontrarse con Moisés en el monte de Dios y lo abrazó. 28 Moisés le contó todo lo que el Señor le había ordenado que dijera y también le contó acerca de las señales milagrosas que el Señor lo mandó a realizar.

Primer paso: Reunir el equipo de liderazgo

Los esclavos no sabían que su liberación estaba cerca, pero Dios ya estaba arreglando todo. Él había trabajado en Moisés durante años; ahora Él mueve a Aarón al lado de su hermano como su portavoz. Ese era el plan de Dios: Solo dos hombres emprendieron una de las misiones más difíciles de la historia. Para un solo hombre, el estrés sería casi insoportable, pero cuando dos están unidos en el Espíritu, Jesús dijo que todo sería posible (Mateo 18:18-20).

  • ¿Tienes a alguien que trabaje contigo? ¿Alguien cuyo corazón late con el tuyo y con el del Señor? ¿Tal vez tu esposa?
  • ¿Eres un Aarón, llamado por Dios para ayudar a un Moisés?
  • Es posible que ya estés trabajando con un equipo. ¡Tú eres bendecido! ¡Son un tesoro! ¡Asegúrate de tratarlos bien!

29 Luego Moisés y Aarón reunieron a todos los ancianos israelitas, 30 y Aarón, además de repetirles todo lo que el Señor le había dicho a Moisés, realizó también las señales a la vista del pueblo, 31 con lo que el pueblo creyó. Y al oír que el Señor había estado pendiente de ellos y había visto su aflicción, los israelitas se inclinaron y adoraron al Señor.

Segundo paso: Habla con la iglesia

Tu primera parada debe ser la iglesia, aunque podría parecer más fácil prescindir de ella. La iglesia no siempre es el cuerpo glorioso que debería ser, pero Dios ha escogido trabajar a través de ella. ¿Cómo se comunica la visión a gente oprimida y desesperada?

  • Comienza con el liderazgo establecido. Tú no estás en competencia con ellos. Comparte humildemente la tarea que Dios te ha encomendado. Ellos pueden ser escépticos, pero no dejes que eso te impida obedecer el llamado de Dios.
  • Asegúrate de que la palabra que compartes es del Señor, y luego proclámala con valentía y fe. Ten cuidado de no embellecerla o tratar de hacerla más atractiva.
  • Confía en Dios para confirmar la palabra con señales y prodigios.
  • Estás en una misión de Dios. Predica su palabra. Sé obediente y confía en el Espíritu para manifestarse en una confirmación milagrosa. Ojalá que ellos respondan con fe, pero no te sorprendas si su fe es débil, especialmente cuando las cosas no suceden tan rápidas como ellos esperan. No dejes que sus dudas te desalienten; mantente firme en tu fe.
  • A pesar del gran llamado que has recibido, no descuides servir al pueblo con el amor de Dios. Cada persona era importante para Jesús. No te olvides del pequeño solo porque tienes una gran misión. Del mismo modo que Dios envió a Moisés con esa palabra, tal vez Él me ha enviado con esta palabra, para que sepas que tú eres realmente importante para Él, y que Él sabe todo lo que está sucediendo en tu vida.
  • La respuesta natural a un movimiento tan obvio de Dios es la adoración. Moisés no tenía que animarlos a adorar, ni tenía experiencia en dirigir la adoración. Ni una banda de adoración ni un gran sistema de sonido son necesarios. Cuando la gente está dispuesta a adorar, interrumpe tu programa, anímalos y únete a ellos. Esa adoración es esencial.
  • Registra este tremendo tiempo en tu memoria. Anótalo en tu diario. Graba un video del servicio si puedes. Vas a necesitar el aliento en los días por venir. Ellos pueden ser breves, pero Dios proporciona estos momentos de ánimo para confirmar que Él está contigo. Puede ser un buen rato antes del próximo; aférrate a ellos y atesóralos.

5:1Después de eso, Moisés y Aarón se presentaron ante el faraón y le dijeron:

—Así dice el Señor, Dios de Israel: “Deja ir a mi pueblo para que celebre en el desierto una fiesta en mi honor.”

—¿Y quién es el Señor —respondió el faraón— para que yo le obedezca y deje ir a Israel? ¡Ni conozco al Señor, ni voy a dejar que Israel se vaya!

—El Dios de los hebreos nos ha salido al encuentro —contestaron—. Así que debemos hacer un viaje de tres días, hasta el desierto, para ofrecer sacrificios al Señor nuestro Dios. De lo contrario, podría castigarnos con plagas o matarnos a filo de espada.

Paso tres: Ir al mundo para enfrentar al enemigo con la Palabra de Dios

Muchos hombres fracasan aquí: Tienen un llamado de Dios, preparan un equipo de ministerio y animan a la iglesia. Pero la confrontación es difícil, especialmente con el faraón. De repente esa «fiesta en el desierto» suena tonta. La amenaza de plagas o la espada de un Dios que Faraón no reconoce probablemente no van a moverlo. Ahora se necesita verdadera fe. Una cosa es predicar con unción en la iglesia; otra es ir con esa misma unción a los funcionarios públicos y hacer una solicitud que tú ya sabes no será bien recibida.

Lo importante aquí es la obediencia de Moisés. El faraón es el problema de Dios. Mientras Moisés sigue cuidadosamente lo que Dios le dice que haga, Dios lo cuidará. Pero si lo desobedece, él tiene que tratar con Dios.

—Moisés y Aarón —replicó el rey de Egipto—, ¿por qué distraen al pueblo de sus quehaceres? ¡Vuelvan a sus obligaciones! Dense cuenta de que es mucha la gente de este país, y ustedes no la dejan trabajar.

Ese mismo día el faraón les ordenó a los capataces y a los jefes de cuadrilla:«Ya no le den paja a la gente para hacer ladrillos. ¡Que vayan ellos mismos a recogerla! Pero sigan exigiéndoles la misma cantidad de ladrillos que han estado haciendo. ¡No les reduzcan la cuota! Son unos holgazanes, y por eso me ruegan: “Déjanos ir a ofrecerle sacrificios a nuestro Dios.”Impónganles tareas más pesadas. Manténganlos ocupados. Así no harán caso de mentiras.»

10 Los capataces y los jefes de cuadrilla salieron de allí y fueron a decirle al pueblo: «Así dice el faraón: “Ya no voy a darles paja. 11 Vayan ustedes mismos a recogerla donde la encuentren. Pero eso sí, ¡en nada se les rebajará la tarea!” »

12 Fue así como el pueblo se esparció por todo Egipto para recoger rastrojo y usarlo en lugar de paja. 13 Los capataces no dejaban de apremiarlos y decirles: «Cumplan con su tarea diaria, como cuando se les daba paja.»

Paso cuatro: Prepárate para los contratiempos en la batalla

¿Qué estaba Moisés pensando? Está claro que no estaba preparado para la respuesta de Faraón. Tal vez Moisés esperaba que el faraón estuviera de acuerdo con todo lo que le pidieron, pero no. No hubo liberación. En cambio, las cosas se pusieron mucho peor, y eso es lo que sucede a menudo cuando nos ponemos serios en la batalla con las fuerzas de maldad. La oposición es tan fuerte que muchas personas se dan por vencidas y vuelven a la seguridad de la iglesia para cantar alabanzas y escuchar mensajes de prosperidad y bendiciones.

Ya sea que trates de lidiar con la injusticia o ayudar a tu familia o la iglesia, el enemigo puede atacar y ponerlos en tu contra. La carga puede parecer tan insoportable que ellos prefieren servir al enemigo y permanecer esclavos, que hacer el trabajo duro para liberarse.

14 Además, esos mismos capataces del faraón golpeaban a los jefes de cuadrilla israelitas que ellos mismos habían nombrado, y les preguntaban: «¿Por qué ni ayer ni hoy cumplieron con su cuota de ladrillos, como antes lo hacían?»

15 Los jefes de cuadrilla israelitas fueron entonces a quejarse ante el faraón. Le dijeron:

—¿Por qué Su Majestad trata así a sus siervos?16 ¡Ya ni paja recibimos! A pesar de eso, ¡se nos exige hacer ladrillos y, como si fuera poco, se nos golpea! ¡La gente de Su Majestad no está actuando bien!

Paso cinco: Prepárate para los ataques de las personas cuyo apoyo necesitas

En una prisión siempre hay algunos reclusos que tienen la confianza de la administración. Obtienen información sobre los demás reos y ayudan a que la cárcel funcione sin problemas. Están en una posición difícil: tienen que satisfacer tanto a la administración como a los reclusos, o pueden tener serios problemas con ambos.

Los jefes de cuadrilla hebreos tenían acceso al mismo Faraón, lo cual demuestra que el trabajo de los esclavos hebreos era muy importante para él. Pero los capataces del faraón los golpearon por algo que eran incapaces de llevar a cabo, y esos golpes no ayudaron la causa de Moisés. La ayuda de los jefes de cuadrilla sería fundamental para animar a la gente a seguir a Moisés. Sin su apoyo, la tarea de Moisés sería mucho más difícil. Casi imposible.

17 —¡Haraganes, haraganes! —exclamó el faraón—. ¡Eso es lo que son! Por eso andan diciendo: “Déjanos ir a ofrecerle sacrificios al Señor.” 18 Ahora, ¡vayan a trabajar! No se les va a dar paja, pero tienen que entregar su cuota de ladrillos.

19 Los jefes de cuadrilla israelitas se dieron cuenta de que estaban en un aprieto cuando se les dijo que la cuota diaria de ladrillos no se les iba a rebajar. 20 Así que al encontrarse con Moisés y Aarón, que los estaban esperando a la salida, 21 les dijeron: «¡Que el Señor los examine y los juzgue! ¡Por culpa de ustedes somos unos apestados ante el faraón y sus siervos! ¡Ustedes mismos les han puesto la espada en la mano, para que nos maten!»

Paso seis: Dificultades personales ciegan la gente a los propósitos de Dios

Moisés y Aarón querían reunirse con los jefes de cuadrilla, tal vez para animarlos o hacer todo lo posible para rescatar la misión, pero Moisés y Aarón se han convertido en el enemigo número uno. ¿Cómo te sentirías si tus líderes clave le estuvieren pidiendo a Dios que te juzgue? La situación de los esclavos va de mal en peor. Ni siquiera pueden pensar en el gran plan de liberación de Dios. Es muy difícil para gente sufrida pensar en grandes verdades espirituales; solo quieren sobrevivir. Las palabras de Moisés sobre el amor de Dios les parecen una fantasía a ellos.

¡Mantente firme!

En este punto, todo el mundo está en contra de Moisés: tanto el faraón, como los ancianos y jefes de cuadrilla (hebreos), como la gente, que no puede soportar mucho más. ¡La mayoría de los hombres renunciarían y volverían a sus ovejas!

Pero la mayoría de los hombres no se involucran en batallas tan fuertes; están demasiado ocupados con su propia comodidad y felicidad, y no son tontos. Especialmente con toda la información que tenemos hoy, ya saben cuánto hay en contra del reino de Dios. Tal vez tú eres uno de los pocos que se ha atrevido a creer que Dios es capaz de moverse ahora con el mismo poder que demostraba en aquel entonces. Tal vez tú hayas experimentado algo de lo que Moisés experimentó en estos primeros pasos. Es posible que estés muy desanimado y dispuesto a renunciar en este momento. Me gustaría decirte que Dios va a arreglar todo y será fácil, pero eso sería una mentira. Él puede, pero rara vez sucede de esa manera. Lo mejor que puedo ofrecerte en este momento es el estímulo de que Moisés pasó por lo mismo. Todo el proyecto parecía un desastre, y no mejoró cuando salieron de Egipto. ¿Pero sabes qué? ¡Israel llegó a la tierra prometida! ¡Dios era fiel a su palabra! ¡No te rindas! Si Dios te ha llamado y te ha dado una palabra, ¡sigue adelante! No te desanimes por los ataques de la iglesia o del enemigo. Estudia estos primeros pasos de Moisés en el desarrollo de su misión, a ver si se relacionan con tu situación. Mantén tus ojos en Jesús, y sé fiel a su llamado. Mantente firme: ¡tienes una parte importante en el plan de Dios!