¿Por qué, Señor? Éxodo 5:22-23 

22 Moisés se volvió al Señor y le dijo: —¡Ay, Señor! ¿Por qué tratas tan mal a este pueblo? ¿Para esto me enviaste? 23 Desde que me presenté ante el faraón y le hablé en tu nombre, no ha hecho más que maltratar a este pueblo, que es tu pueblo. ¡Y tú no has hecho nada para librarlo!

Pobre Moisés. Estaba feliz de pastorear ovejas y disfrutar de su familia en Madián. Él no pidió esta tarea, ni buscó plata o fama. ¡Moisés ya está harto de esta misión! Lo mismo sucede muchas veces con nosotros: subestimamos la dificultad de la tarea y sufrimos de una corta memoria (o selectiva).

Dios le dijo claramente que el corazón del faraón se endurecería (4:21), pero sospecho que Moisés pensó que él y Aarón serían bien recibidos en el palacio y enviados a la tierra prometida con la bendición de Faraón. Ciertamente, Moisés no esperaba problemas con su propio pueblo. En lugar de agradecer su ayuda, los hebreos están listos para enviarlo de vuelta a Madián. ¡Y con buena razón! Claro que la esclavitud era agonizante, pero estaban acostumbrados a ella y sabían cómo manejarla. Los jefes de cuadrilla israelitas tenían una buena relación con los egipcios. Pero Moisés trasteó con el sistema, y ahora ellos se enfrentan a una carga imposible. Su propia gente está enojada con él, es una broma para el faraón, e incluso su esposa no está contenta con él (4:23).

Desafiar el sistema

Las cosas no han cambiado mucho en miles de años. Todavía creemos que Dios debe hacer milagros, cambiar los corazones y hacer la vida más fácil. Ese es el evangelio popular: salud, riqueza y felicidad. Por desgracia, no es la realidad. Solo después de un viaje largo y duro, y de muchas batallas, entrarían estos esclavos en la tierra que fluye leche y miel (y ni siquiera ellos – todos ellos murieron en el desierto). A menudo las cosas empeoran antes de mejorar. El diablo aprovecha eso para hacernos  reconsiderar dejar nuestra esclavitud al pecado. Lo familiar puede tener una poderosa influencia sobre nosotros. Hacer grandes cambios y desafiar a los poderes actuales puede parecer abrumador. Es por eso que los reclusos a veces deliberadamente fracasan poco antes de su salida de la prisión. La seguridad de la cárcel les parece mejor que el mundo libre desconocido, y ellos tienen toda la razón. Tener tres comidas y una cama sin muchas responsabilidades puede parecer bastante atractivo, si no te importa la libertad muy limitada y faltar ciertas cosas, como una mujer. Pero Dios te diseñó para algo mucho mejor que la vida en prisión, la esclavitud al faraón o cualquier otra atadura que puedas tener. Sin embargo, cuando tu desafías el statu quo, ya sea en el gobierno, el trabajo o incluso la iglesia, todo el infierno puede desatarse. Y sucede también cuando tú das los primeros pasos para cambiar tu propia vida o matrimonio. Prepárate para ello. Espera contragolpes, acusaciones, incomprensión y algunos días muy duros.

¿A dónde puedes ir?

Moisés hizo lo único que pudo hacer: correr hacia el Señor. Esa es una buena elección. ¿A dónde más podría ir? Incluso su esposa probablemente no quería saber nada al respecto, y Aarón no era muy feliz de verse obligado a participar en esta aventura.

La oración de Moisés ciertamente no es un ejemplo de gran fe. Se puede llamar una oración de queja. ¿Pero sabes algo? ¡Dios puede soportarlo! ¡Ni siquiera reprende a Moisés! ¿Tienes la libertad de expresar ira o frustración a Dios?

¿Por qué?

¿Tienes algunas preguntas «por qué» para Dios? Todo el mundo las tiene. Muchas veces nunca recibimos una respuesta para ellas. A menudo suenan más como quejas, y puede ser que estemos clamando a la persona equivocada. ¿Fue Dios quien aumentó la carga sobre los hebreos? ¡Claro que no! ¡Fue el faraón! ¡Dios les envió un libertador! Muchas veces cuando le preguntamos a Dios “¿por qué?,” si realmente reflexionamos sobre ello, deberíamos comprender que fue Satanás o el hombre pecador quien causó el problema. Por supuesto, Dios es soberano, y de alguna manera creemos que eso lo hace responsable. Pero también Él nos ha dado libre albedrío, y así es como, empezando con Adán y Eva, entramos en todo este lío con el diablo y el pecado.

Dios envió a otro libertador, mucho mayor que Moisés: su propio Hijo. Si Moisés pensó que su tarea era difícil, Jesús lo tenía mucho peor. ¡Lo crucificaron!

Dudar tu vocación

La segunda pregunta que Moisés tiene para el Señor es acerca de su vocación; subestimaba su dificultad: «¿Para esto me enviaste?» ¿Sólo para hacer la vida difícil y poner a mi propio pueblo en mi contra? Si eres pastor, tal vez lo has sentido. Creías que Dios te envió a una ciudad para levantar una poderosa iglesia de creyentes llenos del Espíritu. Hasta ahora, no hay poder y no hay muchos verdaderos creyentes. Predicas la Palabra y de vez en cuando alguien acepta al Señor. Las ofrendas van para abajo. Otros pastores dn la ciudad no te reciben y piensan que eres arrogante o engreído porque estás desafiando la rutina y tradición de sus iglesias.

Podemos hacerle esta pregunta a Dios acerca de varias cosas: «¿Es por eso que me diste a esta mujer?» Tú pensabas que el matrimonio sería puro placer. Tal vez incluso ayudarte a alcanzar un mejor estado económico. O, si eres un tradicionalista, buena comida, una casa limpia y una madre para tus hijos. Es posible que ya hayas visto que estabas equivocado.

La raíz de nuestras preguntas “¿por qué?”

Ambas preguntas a menudo pueden revelar un fuerte egocentrismo y superficialidad. Puede ser que solo vemos la superficie y cómo la vida podría ser más fácil. Queremos que todo esté hecho ahora. Dios ve las cosas desde la perspectiva de la eternidad, y por lo general no tiene mucha prisa. Su agenda es mucho más profunda que la nuestra; está preocupado por su propia gloria, por promulgar un cambio profundo y duradero, y por formar el carácter de una persona que va a reinar con Él.

¿Por qué no haces tu parte, Señor?

En esencia, la última queja de Moisés es: He guardado tus reglas, hice lo que tenía que hacer, y tú no has hecho nada.

Es tan fácil pensar que Dios está obligado a bendecirte y darte lo que estás pidiendo, si tan solo oras con fe, haces una confesión positiva, vas a la iglesia y vives una vida recta. Especialmente si estás en la voluntad de Dios. Aquí está muy claro: su voluntad es rescatar y liberar a su pueblo. Puede haber cosas que tú estás esperando que sean claramente su voluntad; sin embargo, Dios no responde cómo o cuándo tú crees que debería hacerlo. Si Moisés hubiera reflexionado por un momento, tal vez él habria recordado que Dios ya dijo que esto tomaría un tiempo.

La tentación siempre es darse por vencido:

  • «Si volvemos a Faraón de nuevo, ¿qué más va a hacer contra nosotros?»
  • «¿Voy a hacer las cosas aún peor para el pueblo? ¿Me matarán? «
  • «Tal vez debería callarme y no proclamar la Palabra de Dios, ni dar este paso de fe.»

Ésta es una verdadera prueba de fe:

  • ¿Fue realmente Dios quien llamó a Moisés a esta misión?
  • ¿Es Dios capaz de cambiar el corazón del faraón?
  • Si Moisés sigue la voluntad de Dios, ¿será liberado el pueblo?

¿O sería mejor para Moisés tomar las cosas en sus propias manos? ¿Tal vez organizar un sindicato o asesinar al faraón?  ¿O incitar una insurrección armada, como él intentó cuarenta años antes?

¿Alguna vez has dudado si Dios realmente sabe lo que está haciendo? En tu caso, ¿has estado tentado a dejar de hacer las cosas a la manera de Dios y hacerlas a tu manera o a la manera del mundo? ¿Cuáles ¿»por qué»? preguntas tienes para Dios? ¿Cómo piensas que Él respondería a ellas?

 

Una respuesta a «¿Por qué, Señor? Éxodo 5:22-23 »

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