¿Estás listo para la batalla? Éxodo 13:17-22

17 Cuando el faraón dejó salir a los israelitas, Dios no los llevó por el camino que atraviesa la tierra de los filisteos, que era el más corto, pues pensó: «Si se les presentara batalla, podrían cambiar de idea y regresar a Egipto.» 18 Por eso les hizo dar un rodeo por el camino del desierto, en dirección al Mar Rojo. Los israelitas salieron de Egipto en formación de combate.

Parece una contradicción:

  • Los hijos de Israel salieron de Egipto listos para la batalla. Yo no esperaría que los esclavos tuvieran muchas armas, pero podrían haber conseguido unas de los egipcios, o tenían algunas escondidas. O tal vez significa que estaban preparados mentalmente para la batalla.
  • Ellos pensaban que estaban listos para la batalla, pero Dios sabía que no lo estaban. Podrían tener todas las armas del mundo, pero Dios sabe que pudieran tener dudas sobre este viaje si encuentran batallas. Por increíble que parezca, podrían haber decidido enfrentar las consecuencias y volver a Egipto.

Afortunadamente, Dios los estaba guiando. Si hubieran seguido su GPS, WAZE o a los comerciantes que viajaban entre Egipto y Canaán, seguramente habrían encontrado una fuerte oposición. Sin embargo, la guía de Dios significaba un viaje mucho más largo. Llegarían a Canaán en un par de semanas por el camino de la tierra de los filisteos. Seguir a Dios llevaría cuarenta años.

¿En cuál camino andas tú?

Es aquí que un líder piadoso como Moisés es tan importante. Muchos pastores piensan en el éxito y la comodidad, y quieren coger la ruta rápida a una iglesia grande y famosa, sin desarrollar los cimientos del discipulado en el desierto. Moisés estaba escuchando al Señor, y tomó el camino más difícil.

¿Cuál camino tomarías tú? ¿En cuál camino estás andando? Arrogantemente, ¿optas por la vía más rápida, fácil, ancha y popular? ¿Te burlas de aquellos que atraviesan el desierto, que dicen que están siguiendo a Dios?

¿Estás listo para la batalla?

¿Crees que estás listo para pelear? Debes estarlo, porque seguramente habrá batallas. Pero puede ser que Dios te esté blindando de batallas reales en este momento, porque Él sabe que ellas podrían destruir tu fe. Si te encuentras en una batalla seria en este momento, puede ser por una de estas dos razones:

1: No estás siguiendo al Señor

  • Si estás haciendo tu propia voluntad, puede que estés enfrentando a los mismos enemigos que Dios quiere que evites.
  • Es posible que tengas dudas acerca de servir a Dios. No esperabas que fuera tan duro ser cristiano, y tu vida vieja en el mundo parece muy atractiva.
  • ¡No te dejes engañar! Si estos israelitas regresaran a Egipto, es casi seguro que morirían o serían esclavizados de nuevo. ¡No pueden regresar!
  • ¡Y tú tampoco puedes regresar! Una vez que Dios te ha liberado del mundo, volver a él niega todo lo que Jesús hizo para salvarte con su muerte en la cruz. ¡Solo te esperan la muerte y la destrucción!

2: ¡Dios sabe que estás listo para la batalla!

También es posible que tú hayas servido fielmente al Señor, hayas cumplido tu tiempo en el desierto, y realmente estés listo para la batalla.

  • Encontrarte en una batalla no significa que estás haciendo algo mal, o que Dios está enojado contigo, o que Él te ha abandonado.
  • Israel podría pasar por la tierra de los filisteos en ese momento, o más tarde, pero ese enemigo no iba a desaparecer. Las batallas eran parte de tomar posesión de la tierra prometida.
  • Hay muchos enemigos en el mundo hoy en día que luchan contra el Señor y su iglesia.

¡Dios sabe que eres lo suficientemente fuerte! ¡Él está contigo en la batalla! ¡Sé valiente, y levántate y pelea en el nombre de Jesús!

19 Moisés se llevó consigo los restos de José, según éste se lo había pedido a los israelitas bajo juramento. Éstas habían sido las palabras de José: «Pueden contar ustedes con que Dios vendrá en su ayuda. Cuando eso suceda, llévense de aquí mis restos.»

¿Cómo se puede honrar a tus antepasados?

Moisés no pasó por alto los pequeños detalles. En la prisa por salir de Egipto, sería fácil pensar que conseguir los huesos de José no era tan importante. Pero fue José quien trajo a la nación a Egipto. Él profetizó que Dios vendría en su ayuda y los sacaría de Egipto, y ahora José finalmente va a volver a la tierra de su nacimiento.

Sé sensible a lo que han pedido tus antepasados, quizás por una iglesia que fundaron, o por su familia. Sería fácil pensar que están muertos y no sabrán si tú sigues sus deseos o no. ¿Sabría José si Moisés respetara sus deseos y cumpliera el juramento? Tal vez, desde el cielo, o quizás no. Pero es importante para ti modelar respeto por tus antepasados y por su trabajo en el Señor. ¿No quieres que se cumplan tus deseos?

20 Los israelitas partieron de Sucot y acamparon en Etam, donde comienza el desierto. 21 De día, el Señor iba al frente de ellos en una columna de nube para indicarles el camino; de noche, los alumbraba con una columna de fuego. De ese modo podían viajar de día y de noche. 22 Jamás la columna de nube dejaba de guiar al pueblo durante el día, ni la columna de fuego durante la noche.

¡El primer campamento!

¡El primero de muchos! ¡En el siguiente capítulo vamos a descubrir que habría una gran sorpresa en ese lugar! Pero primero Dios les asegura que fue Él quien los trajo a este lugar.

Una columna para guiarlos

¿No te gustaría esa columna de fuego y nube? ¡Qué recordatorio de la presencia, protección y guía de Dios!

  • El Señor fue delante de ellos. Y tú, ¿sigues al Señor? ¿O planeas tu propio camino, y luego le pides que lo bendiga?
  • Nunca dejó su lugar. ¡No hay cuestión de abandono aquí! Dios les está asegurando su fidelidad. Muchos experimentan esa clara presencia durante sus primeros días caminando con el Señor, pero luego a menudo, su presencia se vuelve menos obvia, por lo que puedes aprender a caminar con fe.
  • Podrían viajar de día o de noche. Suena bien tener la columna de fuego, pero también puede ser una molestia. Por ejemplo, puedes estar acostado cuando llegue la palabra de levantarte y seguir la columna de fuego. Sería muy obvio para todos si eliges rebelarte y seguir tu propio camino.
  • Había una sola columna, la cual requiere unidad absoluta. ¿Qué le ha pasado a la iglesia hoy? Parece que todos reclaman su propia columna, y corren como locos, dispersos, sin una dirección unida.

Algo mejor que la columna

Pues, ¿qué piensas? ¿Todavía quieres la columna? ¿Sabes que tienes algo mucho mejor? Tú tienes el Espíritu de Dios que mora dentro de ti, y el fuego de ese Espíritu para guiarte y aconsejarte. Está contigo día y noche. Él nunca te dejará ni te abandonará. La cuestión para nosotros, como la era para los hebreos, es cómo respondemos al Espíritu:

  • ¿Estás siguiendo su consejo?
  • ¿Has aprendido a escuchar su voz?
  • ¿Tienes alguna idea de dónde vas ahora? ¿O eres como un niño, zarandeado por las olas de cada enseñanza nueva, llevado de aquí para allá por cada profeta y engañado por falsos apóstoles?

Dios quiere guiarte con la misma claridad con la cual dirigió a Israel. Él no quiere que vagues por tu propia cuenta en el desierto. Seguramente Dios no te ha olvidado. ¿Estás caminando con el pueblo de Dios, con un pastor que está en comunicación con el Señor? ¿Eres consciente del fuego de Dios que mora en ti? Si no lo tienes, pídele por el bautismo de fuego. Israel estaba a punto de meterse en situaciones difíciles. Si todo no está en orden, van a perecer en el desierto. Dios quiere que tú también estés preparado para todo lo que pueda suceder en el desierto de este mundo.

 

¡Liberación! Éxodo 12:29-41 

En el capítulo 11 de Éxodo, Dios anuncia la última plaga: la matanza de todos los primogénitos de Egipto. Los capítulos 12 y 13 describen los preparativos para esa primera pascua, las instrucciones para celebrar la pascua en el futuro y la consagración de los primogénitos hebreos. En medio de esas instrucciones (casi escondido) el faraón finalmente deja ir al pueblo:

29 A medianoche el Señor hirió de muerte a todos los primogénitos egipcios, desde el primogénito del faraón en el trono hasta el primogénito del preso en la cárcel, así como a las primeras crías de todo el ganado. 30 Todos en Egipto se levantaron esa noche, lo mismo el faraón que sus funcionarios, y hubo grandes lamentos en el país. No había una sola casa egipcia donde no hubiera algún muerto.

31 Esa misma noche mandó llamar el faraón a Moisés y a Aarón, y les ordenó: «¡Largo de aquí! ¡Aléjense de mi pueblo ustedes y los israelitas! ¡Vayan a adorar al Señor, como lo han estado pidiendo! 32 Llévense también sus rebaños y sus ganados, como lo han pedido, ¡pero váyanse ya, que para mí será una bendición!»

Esta vez el faraón no esperó al día siguiente. No eligió pasar otra noche bajo el juicio de Dios, como lo hizo con las ranas. Esta vez su hijo murió, y finalmente llegó al final de sí mismo y su rebelión. ¿Por qué tenemos que perderlo todo para despertar y finalmente someternos a Dios? ¿Es posible que Faraón realmente creyera que podría prevalecer sobre el Dios del universo? ¿De verdad crees que tú puedes luchar contra Dios y ganar?

Dios prefiere tratar con nosotros gentilmente. Hazte un favor: Si Dios está llamando tu atención, escucha. No esperes hasta que pierdas a tu hijo, a tu familia o tu vida. Sí, es así de grave. Yo lo he visto suceder con demasiada frecuencia.

Moisés se mantuvo firme, y finalmente obtuvo todo lo que Dios dijo que conseguiría. ¡No te conformes con menos!

Hubiera sido genial tener un avivamiento en Egipto, empezando con el palacio del faraón, pero habían luchado contra Dios por demasiado tiempo y estaban bajo su juicio. Faraón hará otro intento vano de desafiar al Dios Todopoderoso, pero muy pronto él y su ejército morirán en las aguas del Mar Rojo, e Israel pasará por medio del mar, en paz. Hay momentos en que tenemos que dejar a la gente en manos de Dios y salir del lugar para evitar su juicio. Eso puede incluir una iglesia, pero asegúrate de que sea el Señor quien te manda salir. Puede parecer una salida fácil, pero como descubrió Israel, estar en el desierto tampoco es fácil.

¡Bendíceme!

Hubo una sorpresa en las palabras de despedida del faraón: «Bendíceme.» ¿Había una parte de faraón que realmente creía que Moisés estaba en contacto con el Dios vivo y tenía el poder de bendecirlo?  Después de sufrir todas las plagas, ¿estaba convencido de que Dios es real? Incluso en su pecado y rebelión, parece anhelar la bendición de Dios, pero no lo suficiente como para humillarse y someterse a Dios. Lo mismo ocurre con muchas personas que saben que Jesús es real: Quieren continuar en su pecado, pero también quieren la bendición de Dios. Nunca dice si Moisés lo bendijo o no.

33 El pueblo egipcio, por su parte, instaba a los israelitas a que abandonaran pronto el país. «De lo contrario —decían—, ¡podemos darnos por muertos!»34 Entonces los israelitas tomaron las artesas de masa todavía sin leudar y, luego de envolverlas en sus ropas, se las echaron al hombro. 35 Después, siguiendo las instrucciones que Moisés les había dado, pidieron a los egipcios que les dieran objetos de oro y de plata, y también ropa.36 El Señor hizo que los egipcios vieran con buenos ojos a los israelitas, así que les dieron todo lo que les pedían. De este modo los israelitas despojaron por completo a los egipcios.

Por favor, ¡váyanse!

¡Mira el temor de Dios! ¡Parece que el pueblo de Egipto captó el mensaje mucho antes que su rey! Con demasiada frecuencia los cristianos se mezclan con el mundo, pero aquí la distinción entre el pueblo de Dios y aquellos que están bajo su juicio es muy clara. Los egipcios tienen miedo de los creyentes; ¡ya no quieren sufrir! No siempre traemos bendiciones a quienes nos rodean; si están en pecado, podemos ser un aguijón en su costado.

En este caso, mientras los egipcios les rogaron irse, el Señor hizo que los egipcios miraran con agrado a los hebreos.

Afortunadamente, los hebreos obedecieron el mandato de Moisés. ¿Te imaginas esclavos pidiendo oro y plata y ropa de sus opresores? ¡Y los egipcios se los dan! ¡Habla sobre Dios transformando la situación! Esto era algo nuevo para Israel: pedir, ¡y recibir!

Dios puede hacer que la gente te mire con agrado. No significa que despojemos a todos los que nos rodean, o que codiciemos lo que tienen. Pero cuando el favor de Dios está sobre ti, y te indica claramente que pidas cosas mucho más allá de lo que esperas, ¡sé obediente y pide! Pide poco y obtendrás poco. Si Dios te está guiando, pide mucho, y ve cómo Dios te puede sorprender al traer las riquezas del mundo a su servicio. Más adelante veremos que usaron gran parte de la plata y el oro en la construcción del tabernáculo, y la gente lo ofreció con alegría y abundancia por la obra de Dios. Por desgracia, también usaron el oro para fabricar un ídolo, el becerro de oro. ¡No permitas que la plata que Dios te da se convierta en un ídolo!

Debido a la falta de tiempo, la gente llevó el pan sin levadura, dando origen a la celebración de la Pascua.

37 Esa noche el pueblo de Israel salió de Ramsés y emprendió viaje hacia Sucot. Eran unos seiscientos mil hombres además de las mujeres y los niños. 38 Con ellos salió una gentuza que no era israelita, junto con grandes rebaños y manadas.39 Hornearon pan plano de la masa sin levadura que habían sacado de Egipto. La masa no tenía levadura porque los israelitas fueron expulsados de Egipto con tanto apuro que no tuvieron tiempo de preparar pan ni cualquier otro alimento.

40 El pueblo de Israel había vivido cuatrocientos treinta años en Egipto. 41 De hecho, fue precisamente el día en que se cumplían los cuatrocientos treinta años que toda esa gran multitud del Señor salió de Egipto.

¿Cuándo vendrá tu liberación?

¡Cuatrocientos treinta años fueron mucho tiempo! A pesar de la opresión, y los intentos de Faraón de matar a los bebés varones, la población había aumentado. No sabemos quiénes eran la gentuza que no era israelita, de toda clase, que subieron con ellos, pero pueden haber sido egipcios que se convirtieron y eligieron caminar con el pueblo de Dios. Al parecer, fueron recibidos como parte de la comunidad.

Moisés ha demostrado fe y la perseverancia ante una gran oposición. Después de mucha lucha, Moisés finalmente logró la primera parte de su misión. Ahora él tendrá la oportunidad de conocer a estos ex esclavos, mientras él los pastorea y los lleva a la tierra prometida.

¿Estás en contra de un faraón, preguntándote si alguna vez llegará tu liberación? ¡Dios puede cambiar las cosas para que ese opresor llegue y te pida tu bendición! ¿Estás preparado para moverte cuando Dios dice que es hora? ¿Estás listo para dejar todo atrás y agarrar un poco de pan sin levadura? ¿Hay personas que Dios ha hecho que te mire con agrado? ¿Les has pedido ayuda, o estás dispuesto a hacerlo?

 

 

La plaga de tinieblas Éxodo 10:21-29  

Dios envió a Moisés para liberar a su pueblo y traer esperanza, pero parece que él solo ha causado más dolor. Día tras día, semana tras semana, Dios afligió a Egipto con plagas: sangre, ranas, piojos, úlceras…ocho plagas hasta el momento. Los hebreos todavía no confían mucho en Moisés, y Egipto está devastado.

Vale la pena leer los capítulos 7 hasta 11 de Éxodo y estudiar todas las plagas. Algunas cosas se destacan de ellos:

  • Al principio, los magos egipcios duplicaron la plaga. ¡El diablo y sus demonios sin duda tienen poder! Podían duplicar la plaga, pero no podían quitarla.
  • En la mayoría de los casos, los hebreos y la tierra donde vivían estaban exentos de las plagas. Era otra demostración para el faraón de que Dios estaba actuando en favor de su pueblo.
  • Había una gran variedad en la manera de generar la plaga:
    • La mano o la vara extendida (podría ser de Aarón o Moisés).
    • A veces, simplemente sucedió en el momento que Dios designó.
    • Otras veces Moisés arrojó hollín o polvo en el aire.
  • Los egipcios fueron advertidos acerca del granizo, y podrían salvar a sus esclavos y ganado si obedecieran la palabra de Dios y los llevaran adentro. Los que se burlaban de la palabra de Dios sufrieron pérdidas.
  • En el transcurso de las plagas, el país fue cada vez más devastado. Dios no quiere destruirnos (por lo general Él comienza con un  juicio relativamente ligero), pero será cada vez más grave a medida que endurezcamos nuestros corazones. Con el tiempo, nuestras vidas terminan totalmente devastadas. A pesar de esa destrucción, de alguna manera muchos se adaptan a las consecuencias del juicio, y pueden seguir con su rebelión, creyendo que de alguna manera será posible sobrevivir.
  • Los funcionarios del faraón terminaron rogándole que cediera, para salvar al país.

Cada plaga siguió un patrón similar:

  • Moisés exige al faraón que dejara ir al pueblo, y anuncia una plaga si se niega. Faraón siempre se negó.
  • Cuando la plaga se vuelve insoportable, el faraón llama a Moisés, se compromete a dejarlos ir, y Dios le concede alivio.
  • Tan pronto como las cosas mejoran, el corazón del faraón se endurece de nuevo, y no los deja irse.

 

Hoy no es muy diferente:

  • Dios nos habla a través de la Escritura o un sermón acerca de algo que tenemos que cambiar, junto con las consecuencias de la desobediencia.
  • Cuando empezamos a experimentar la mano dura del Señor, clamamos a Él por alivio, y al menos pretendemos arrepentirnos. A menudo Dios tiene misericordia de nosotros.
  • Una vez que Dios nos libra de la aflicción y las cosas vuelven a la normalidad, muchas veces nos olvidamos del arrepentimiento; caemos en pecado nuevamente, y el proceso comienza de nuevo.

El faraón solo se rindió cuando Dios mató a su primogénito. Todos los egipcios sufrieron como resultado de la rebelión de su rey; todos los primogénitos murieron. Pero antes de esa última plaga, habrá una más que sigue el patrón familiar, la cual nos muestra los pasos que nosotros también podemos tomar en nuestro servicio a Dios.

21 El Señor le dijo a Moisés: «Levanta los brazos al cielo, para que todo Egipto se cubra de tinieblas, ¡tinieblas tan densas que se puedan palpar!»

Primer paso: oír la voz de Dios

En todo lo que hizo, Moisés tuvo que esperar en Dios y estar en un lugar que poudiera oír su voz. Nunca fue al faraón a menos que Dios lo enviara, y él nunca inventó una plaga. Esto suena obvio, pero hoy en día demasiados están haciendo lo suyo, totalmente fuera de contacto con Dios. Antes de hacer alguna declaración, reclamar algo o proclamar una profecía, asegúrate de haber oído realmente la voz de Dios.

22 Moisés levantó los brazos al cielo, y durante tres días todo Egipto quedó envuelto en densas tinieblas. 23 Durante ese tiempo los egipcios no podían verse unos a otros, ni moverse de su sitio. Sin embargo, en todos los hogares israelitas había luz.

Segundo paso: La obediencia

Dios ordenó diversas formas para iniciar las plagas. Más tarde, Moisés aprendió cuán serio es Dios acerca de los detalles (como cuando golpeó la roca en lugar de hablarle). Puede que no parezca importante si fuese Moisés o Aarón quien extendió su vara, o si simplemente extendió una mano, pero nuestra parte es solo obedecer y confiar Dios para lograr el resultado deseado. No importa si tiene sentido para nosotros o no. El hecho de que una vez Moisés arrojó polvo en el aire no significa que tú conseguirás el mismo resultado si tiras polvo. Nos gusta obligar a Dios a hacer las cosas de cierta manera; a Él le gusta cambiarlas para probarnos y ver si estamos prestando atención.

24 Entonces el faraón mandó llamar a Moisés y le dijo: —Vayan y rindan culto al Señor. Llévense también a sus hijos, pero dejen atrás sus rebaños y sus ganados.

Tercer paso: persevera y mantente firme

Después de todo lo que Moisés ha experimentado, puede ser tentador aceptar la oferta del faraón. Es cierto que Moisés ha logrado la mayor parte de lo que pidió, y ¡siempre podrían reconstruir sus rebaños más tarde o convertirse en vegetarianos!

Pero, ¡no te conformes con menos de lo que Dios te ha prometido! No importa si tu faraón te da dolores de cabeza y te acusa de ser rígido o fanático, ¡mantente firme en la Palabra de Dios!

25 A esto replicó Moisés: —¡Al contrario!, tú vas a darnos los sacrificios y holocaustos que hemos de presentar al Señor nuestro Dios, 26 y además nuestro ganado tiene que ir con nosotros. ¡No puede quedarse aquí ni una sola pezuña! Para rendirle culto al Señor nuestro Dios tendremos que tomar algunos de nuestros animales, y no sabremos cuáles debemos presentar como ofrenda hasta que lleguemos allá.

Cuarto paso: mantén a Dios en el centro y haz de la adoración una prioridad

Si el objetivo era solo salir de Egipto, Moisés podría aceptar la oferta del faraón. Pero el ganado era necesario para mucho más que alimento; era una parte esencial de su culto. Es cierto que todavía no habían recibido detalles sobre los sacrificios y las ofrendas, pero Israel tenía una comprensión elemental de ellos. No escatimes en tus ofrendas a Dios. Asegúrate de que en la emoción de la liberación no descuides la adoración. Claro que el faraón no respeta esa necesidad de adorar a Dios, y el mundo no va a entender la verdadera adoración. Recuerda, cuando Dios se está moviendo, su deseo principal es glorificarse a sí mismo. No le robes su gloria.

27 Pero el Señor endureció el corazón del faraón, y éste no quiso dejarlos ir, 28 sino que le gritó a Moisés: —¡Largo de aquí! ¡Y cuidado con volver a presentarte ante mí! El día que vuelvas a verme, puedes darte por muerto.

Quinto paso: Espera resistencia

Tú puedes hacer todo bien, y todavía encontrarte frente a un muro. Esta vez el faraón ha alcanzado su límite. Él está cansado de tratar con Moisés, y, de hecho, el juicio final (y lo más devastador) está cerca.

Muchos han luchado con el concepto de que Dios endurezca el corazón del faraón. ¿Por qué culpar al rey si Dios fue quien lo hizo resistir? Pero no es tan simple como puede parecer al principio:

  • Los esclavos hebreos eran de gran valor para el faraón; él no estaba dispuesto a dejarlos salir del país.
  • No fue Dios quien aumentó la carga sobre los esclavos.
  • El faraón los había abusado brutalmente durante muchos años.
  • Por cada vez que Dios endureció el corazón del faraón, el rey endureció su propio corazón. ¡El faraón no era inocente, ni fue manipulado por Dios! Dios quería asegurarse que tuviera la oportunidad de plenamente mostrar su poder, atemorizar a los egipcios y juzgarlos por su maltrato a Israel, y a la misma vez edificar la fe de su pueblo.

29 —¡Bien dicho! —le respondió Moisés—. ¡Jamás volveré a verte!

Sexto paso: Espera en Dios la respuesta adecuada

Cuando la puerta está cerrada, no la empujes. Espera en Dios por el siguiente paso. Para Moisés, esto puede haber sido un alivio. Todas estas comparecencias ante el faraón no fueron muy agradables, aunque posiblemente le dio placer desatar otra plaga.

  • ¿Estás tratando con alguien duro de corazón? ¿O tal vez el mismo diablo?
  • ¿Estás cansado del rechazo y los abusos repetidos?
  • ¿Estás esperando en Dios para oír qué hacer a continuación, o estás tentado a tomar las cosas en tus propias manos? ¿Quieres hacer la obra del Señor a su manera?
  • ¿Estás siendo presionado para cambiar lo que Dios ha dicho que debes hacer?
  • ¿Le estás dando a la adoración su lugar apropiado?

Reflexiona sobre una tarea que Dios te ha encomendado, a ver si estos mismos pasos se aplican.