Más de lo que tú puedes imaginar 1 Corintios 2:8-15

Ninguno de los gobernantes de este mundo la entendió, porque de haberla entendido no habrían crucificado al Señor de la gloria. Sin embargo, como está escrito:

«Ningún ojo ha visto,
ningún oído ha escuchado,
ninguna mente humana ha concebido
lo que Dios ha preparado para quienes lo aman.»

10 Ahora bien, Dios nos ha revelado esto por medio de su Espíritu, pues el Espíritu lo examina todo, hasta las profundidades de Dios.

¡No confíes en tus sentidos!

Si tú confías en tus ojos, oídos o mente, tú podrías hacer algo similar a lo que hicieron los líderes políticos y religiosos alrededor del 30 d.C.: clavar al Hijo de Dios en una cruz y matarlo. No los disculpa, pero Pablo dice que lo hicieron en ignorancia. Si sólo hubieran entendido, nunca habrían cometido un acto tan horrible. Pero, por cierto, el sacrificio necesario para nuestros pecados nunca habría sido ofrecido. ¿No te alegras que Dios pueda usar las cosas que nosotros hacemos en la ignorancia? ¿Alguna vez has actuado tontamente? Tal vez no entendiste los sentimientos de tu esposa y mataste a su espíritu con palabras crueles, o con tu silencio. O tomaste una decisión sin comprender completamente las consecuencias, y lastimaste a un ser querido, a la misma vez que perdiste dinero y credibilidad.

Corres el riesgo de cometer el mismo error en la esfera espiritual. Las mentes más brillantes se han unido para teologizar sobre cómo terminará el mundo, cómo la soberanía absoluta de Dios descarta la posibilidad de apartarse de Cristo, o cómo las Escrituras que no les agradan ya no se aplican hoy. En lugar de caminar por la fe, andamos por la vista; terminamos llenos de miedo y juzgamos mal a otras personas. Nos metemos en peleas con los que más amamos, porque respondemos a las palabras de enojo que escuchamos, en lugar de escuchar sus corazones.

Si dependes de tu intelecto y tus sentidos, vas a luchar con esta carta a los corintios, y con la vida cristiana.

Tres verdades fundamentales en este pasaje:

  1. Dios ha preparado algo más allá de la comprensión – ¡para ti!
  2. Hay una condición para recibirlo: tienes que amar a Dios. Después de todo, ese es el primer y más importante mandamiento. La palabra griega que Pablo usa aquí para amor es ágape; el amor incondicional de Dios. Es posible que pensara en el contexto de la cita de Isaías 64:4, donde dice de Dios: “quien actúa a favor de los que esperan en él. Tú recibes a quienes hacen el bien con gusto; a quienes siguen caminos de justicia.” ¿Dirías que amas a Dios? ¿Cómo puedes estar seguro? Jesús dijo que si lo amas, vas a obedecerlo. Al igual que con tu esposa: Si repetidamente menosprecias sus deseos o te niegas a hacer algo que es importante para ella, ¿cuánto realmente la amas?
  3. Lo que Dios ha preparado no es bien conocido; solo nos damos cuenta de ello a través de la revelación del Espíritu.

¿Estás emocionado y animado a saber que Dios tiene algo tan increíble preparado listo para ti? ¿Tienes  curiosidad por averiguar qué es?

10El Espíritu lo examina todo, hasta las profundidades de Dios. 11 En efecto, ¿quién conoce los pensamientos del ser humano sino su propio espíritu que está en él? Así mismo, nadie conoce los pensamientos de Dios sino el Espíritu de Dios. 12 Nosotros no hemos recibido el espíritu del mundo sino el Espíritu que procede de Dios, para que entendamos lo que por su gracia él nos ha concedido.

¡Dios te da comprensión!

Crucificaron a Jesús porque carecían de comprensión, pero ¡el Espíritu de Dios te da esa comprensión! Jesús dijo: el Consolador, el Espíritu Santo, a quien el Padre enviará en mi nombre, les enseñará todas las cosas y les hará recordar todo lo que les he dicho; Él los guiará a toda la verdad (Juan 14:26; 16:13). ¡Ahora tienes la pista interior para discernir los pensamientos más íntimos de Dios! ¡Eso es mejor que toda la inteligencia que el gobierno y las empresas de tecnología tienen sobre nosotros! ¿Te  imaginas los beneficios de:

  • Conocer los pensamientos de Dios?
  • Pensar como Él piensa?
  • Ver las cosas desde su punto de vista?
  • Saber qué hacer en cualquier situación?

A lo largo de la historia, algunos siempre han reclamado un conocimiento especial y secreto sobre Dios, que ha dado origen a muchas herejías y sectas (como el gnosticismo en la iglesia primitiva). Pero aquí nos dice que incluso las cosas más profundas acerca de Dios son reveladas a cualquier creyente por el Espíritu. Sabemos que a Dios le encanta revelarse a sí mismo: en la creación, en las Escrituras y en Jesucristo. Tiene sentido: si te adoptó como hijo, también te incluirá en su círculo más íntimo y compartirá su corazón contigo. El Espíritu da conocimiento, y también la comprensión y la sabiduría para usarlo correctamente. Dios es un dador, y libremente te dará todo lo que Él sabe que eres capaz de manejar.

Hay otro gran beneficio para el creyente lleno del Espíritu: El Espíritu todo lo escudriña. Él sabe lo que está sucediendo dentro de cada persona. Ciertamente, no te revela los pensamientos de otros para fines egoístas o para satisfacer tu curiosidad, pero te dará comprensión y discernimiento cuando estés orando acerca de una decisión de casarte o entrar en un acuerdo comercial. Es difícil averiguar lo que esté sucediendo dentro de otra persona, pero cuando caminas íntimamente con el Espíritu, Él te dará ojos espirituales para discernir su corazón.

13 Esto es precisamente de lo que hablamos, no con las palabras que enseña la sabiduría humana sino con las que enseña el Espíritu, de modo que expresamos verdades espirituales en términos espirituales. 14 El que no tiene el Espíritu no acepta lo que procede del Espíritu de Dios, pues para él es locura. No puede entenderlo, porque hay que discernirlo espiritualmente.

Dios te enseña a hablar

¿Alguna vez te has metido en un problema porque dijiste algo estúpido? ¿Quién no? La Biblia habla extensamente sobre los problemas que causan nuestras lenguas, y lo difíciles que son para controlar. Gracias a Dios, además de ayudarte a discernir los pensamientos de Dios, el Espíritu puede enseñarte a hablar. Te ayudará a discernir conscientemente si lo que estás diciendo es más acorde con la sabiduría humana o el corazón de Dios. No es fácil, porque vamos a ver que muchas veces nuestro discurso es falso, egoísta y manipulador.

Por desgracia, cuando hablas de esta manera, algunas personas que no te comprenderán, o pueden pensar que estás loco. Incluso hay personas en la iglesia que carecen de discernimiento espiritual y no podrán aceptar lo que dices. No descartes a alguien por no tener al Espíritu solo porque no está de acuerdo contigo. Es importante dejar que el Espíritu escudriñe tu propio corazón y revele tus pensamientos internos. Sin embargo, la respuesta de otros a la verdad espiritual puede dar una idea de su relación con Dios.

15 En cambio, el que es espiritual lo juzga todo, aunque él mismo no está sujeto al juicio de nadie.

El hombre espiritual juzga todo

¿Qué significa que tú no estás “sujeto al juicio de nadie?” Pablo probablemente está pensando principalmente en la incapacidad de los incrédulos para hacer juicios correctos, ya que no tienen el Espíritu de Dios. Cuando tú caminas cerca del Señor, no serán tan problemáticas las opiniones de otros, porque lo que realmente importa es la opinión de Dios. Pero ten cuidado de ser tan “espiritual” que arrogantemente resistes a la corrección de un hermano, o ignoras su “juicio” porque no estás sujeto a ello. El hombre espiritual también tiene un corazón humilde y sumiso, y da la bienvenida a la corrección.

El juzgar es mal entendido por muchos. Casi todos conocen lo que Jesús dijo: No juzguéis para que no sean juzgados (Mateo 7:1-2). Pero más adelante en esta misma carta, Pablo habla de creyentes en preparación para juzgar a los ángeles y otros en la eternidad. Hay una diferencia entre hacer juicios y ser crítico. El hombre espiritual está atento a otras personas y situaciones, y necesita hacer juicios justos sobre ellas. La Biblia Amplificada aclara aún más: se analiza, investiga, indaga, pregunta y discierne todas las cosas. ¡Solo evites arrogantemente establecerte a ti mismo como juez, y actuar como si estuvieras por encima de todos los demás porque eres tan espiritual!

16«¿Quién ha conocido la mente del Señor
para que pueda instruirlo?»

Nosotros, por nuestra parte, tenemos la mente de Cristo.

Tú tienes la mente de Cristo

Hay una joya más en este capítulo, cuya importancia casi podrías pasar por alto. Pablo ya te ofreció la oportunidad de conocer los pensamientos más íntimos de Dios (por medio de su Espíritu que mora en nosotros), pero ahora dice que en realidad tenemos la misma mente de Cristo. Viene en respuesta a una pregunta (“¿quién ha conocido la mente del Señor?”), a la cual tendemos a responder: “nadie.” Pero Pablo nos sorprende al decir que, en realidad, podemos conocer su mente. Es parte de ser unido con Cristo, tener su Espíritu morando en nosotros y permanecer en Él. Entonces tiene sentido que también tendríamos su mente, su comprensión y su conocimiento acerca de todo. Si realmente puedes tener la mente de Cristo, ¿qué más quieres?