Ayunar como Jesús ayunó

El ayuno es otra forma de comunicación con Dios. No hay duda de que es bueno ayunar, y es bíblico, pero el Nuevo Testamento dice muy poco al respecto.

La única enseñanza de Jesús acerca del ayuno

Inmediatamente después de su enseñanza sobre la oración en el Sermón del Monte, Jesús dijo:

»Cuando ayunen, no pongan cara triste como hacen los hipócritas, que demudan sus rostros para mostrar que están ayunando. Les aseguro que estos ya han obtenido toda su recompensa. Pero tú, cuando ayunes, perfúmate la cabeza y lávate la cara para que no sea evidente ante los demás que estás ayunando, sino solo ante tu Padre, que está en lo secreto; y tu Padre, que ve lo que se hace en secreto, te recompensará (Mateo 6:16-18).

¿Que aprendemos aquí acerca del ayuno?

  • Jesús dice “cuando,” y no “si.” Era su expectativa que el ayuno sería parte de la vida del creyente.
  • El ayuno, como la oración, es privado. Claro que hay ayunos congregacionales, y a veces tenemos que compartir con un familiar que estamos ayunando. Pero debemos seguir con la vida normal; la expectativa de Jesús es que estemos con otras personas, y que mantengamos nuestra rutina diaria.
  • A veces se puede retirarse de tu vida normal por un tiempo intenso de ayuno y oración.
  • El Padre promete recompensarnos. La redacción es casi igual a lo que Jesús dijo acerca de la oración.
  • Si ayunamos para impresionar a otros con nuestra espiritualidad, esa será nuestra recompensa; Dios no está impresionado.

El ayuno en la vida de Jesús y sus discípulos

Los 40 días de tentaciones en el desierto fue el único ayuno registrado de Jesús:

Después de ayunar cuarenta días y cuarenta noches, tuvo hambre (Mateo 4:2).

Ese ayuno parece haber preparado a Jesús para la intensa prueba y tentación con el diablo. Con esos 40 días Jesús siguió el ejemplo de grandes hombres del Antiguo Testamento, sobre todo el “campeón” del ayuno, Moisés, quien probablemente ayunó más que nadie, y con razón: él tenía una tarea sumamente difícil.

Una de las críticas de los líderes religiosos acerca de Jesús y sus discípulos fue su falta de ayunar:

Algunos le dijeron a Jesús: ―Los discípulos de Juan ayunan y oran con frecuencia, lo mismo que los discípulos de los fariseos, pero los tuyos se la pasan comiendo y bebiendo.

Jesús les replicó: ―¿Acaso pueden obligar a los invitados del novio a que ayunen mientras él está con ellos? Llegará el día en que se les quitará el novio; en aquellos días sí ayunarán (Lucas 5:33-35).

Esta parte es clara:

  • El ayuno era normal para gente religiosa. Dos grupos muy distintos, ambos reconocidos como muy espirituales (los discípulos de Juan Bautista y los fariseos), ayunaban con frecuencia. Aunque Jesús pudo haber incluido a los fariseos entre los hipócritas que Él condenó en Mateo 6, vería a los discípulos de Juan como sinceros.
  • No es la primera vez que Jesús fue interrogado acerca de festejar; sus discípulos también tenían la reputación de gozarse de la vida, con mucha comida y bebida.
  • Jesús no defiende ni justifica a sus discípulos. No sabemos si su audiencia se dio cuenta de que Jesús se refirió a sí mismo como el Novio, o si cuestionaron cuándo y cómo el Novio sería quitado. Sabemos que muchos de los judíos no lo aceptaron como el Mesías, pero es lógico que en presencia del Novio los discípulos se regocijen y celebren.
  • Mientras esperamos su venida, el ayuno debe ser parte de nuestras vidas.

Ahora Jesús utiliza tres ejemplos de sentido común para comunicar la misma idea:

Les contó esta parábola: ―Nadie quita un retazo de un vestido nuevo para remendar un vestido viejo. De hacerlo así, habrá rasgado el vestido nuevo, y el retazo nuevo no hará juego con el vestido viejo.  Ni echa nadie vino nuevo en odres viejos. De hacerlo así, el vino nuevo hará reventar los odres, se derramará el vino y los odres se arruinarán.  Más bien, el vino nuevo debe echarse en odres nuevos.  Y nadie que haya bebido vino añejo quiere el nuevo, porque dice: “El añejo es mejor” (Lucas 5:36-39).

Se encuentra pasajes casi idénticos en Mateo 9:14-17 y Marcos 2:18-22. Es claro que la parábola tiene que ver con el ayuno, pero, ¿cómo?

  • Hay un vestido viejo que necesita reparación. La persona también tiene un vestido nuevo, pero los dos son incompatibles. Quitar un retazo del nuevo se arruina ese y no funciona con el viejo. Mejor tirar el viejo y guardar el nuevo.

 

  • Vino nuevo no es compatible con odres viejos. Si intentas llenar los viejos, el odre se arruina, y el vino nuevo se pierde. El viejo odre ya cumplió su función; ahora tienes que tirarlo y usar un odre nuevo.

 

  • El tercer ejemplo parece como una contradicción. Los primeros nos animan a abandonar lo viejo y quedarnos con lo nuevo. Pero con vino, añejo es mejor. Parece que su mensaje es no mirar atrás, y no caer en la nostalgia y volver al vino añejo. Puede parecer mejor, pero tarde o temprano tienes que ir con el vino nuevo.

En el contexto del ayuno, entonces, parece que Jesús quiere decir que las normas y prácticas del viejo pacto no necesariamente se aplican en el reino que Él está proclamando. Tratar de aplicarlas o modificarlas para el nuevo pacto no funcionará. Él está haciendo todo nuevo. Sí, sus discípulos van a ayunar, pero no se verá como se veía bajo la ley.

La única otra vez que Jesús mencionó el ayuno era en el caso del muchacho endemoniado que los discípulos no podían ayudar (Mateo 17:14-20 y Marcos 9:14-29). Jesús les dijo a sus discípulos que ese género no sale excepto con el ayuno y la oración, e implica que el ayuno aumenta la autoridad espiritual.

Hay dos ayunos registrados en Hechos:

Ministrando éstos al Señor, y ayunando, dijo el Espíritu Santo: Apartadme a Bernabé y a Saulo para la obra a que los he llamado. Entonces, habiendo ayunado y orado, les impusieron las manos y los despidieron (Hechos 13:2-3).

El ayuno les dio más autoridad para esta tarea tan especial de escuchar a Dios, separar a unos como misioneros y despedirlos. Parece que Pablo y Bernabé aprendieron de esta experiencia, porque cuando instalaron a líderes en una iglesia nueva, estaban en ayuno:

Y constituyeron ancianos en cada iglesia, y habiendo orado con ayunos, los encomendaron al Señor en quien habían creído (Hechos 14:23).

El ayuno en el Antiguo Testamento

La palabra hebrea que se traduce “ayuno” literalmente significa “cubrir la boca;” en algunos casos usaban una palabra que significa “afligirse el alma.” Es una manera de negarse a sí mismo y humillarse. El Señor incluye ayuno, llantos y lamentos como signos del verdadero arrepentimiento: «Ahora bien —afirma el Señor—, vuélvanse a mí de todo corazón, con ayuno, llantos y lamentos» (Joel 2:12).

El único ayuno requerido bajo la ley era para el día de expiación (Levítico 23:27-29). La penalidad para no participar era la muerte. Varias veces un rey convocó un ayuno nacional, y había ayunos para ocasiones especiales, para buscar a Dios o para arrepentirse. David ayunó por la curación de su hijo (2 Samuel 12:16). Para un tiempo de buscar a Dios, Daniel oró y ayunó, y a la misma vez se humilló con tela de áspera y cenizas: “Así que dirigí mis ruegos al Señor Dios, en oración y ayuno. También me puse ropa de tela áspera y arrojé cenizas sobre mi cabeza” (Daniel 9:3).

La enseñanza de Jesús en el Sermón del Monte no era nueva; también quedó claro en el Antiguo Testamento que para un ayuno eficaz el corazón tiene que estar bien con Dios:

Dejen de traerme sus regalos sin sentido. ¡El incienso de sus ofrendas me da asco! En cuanto a sus celebraciones de luna nueva, del día de descanso y de sus días especiales de ayuno, todos son pecaminosos y falsos. ¡No quiero más de sus piadosas reuniones! (Isaías 1:13, NTV)

El pasaje más largo y más famoso acerca del ayuno (Isaías 58) amplifica el mismo tema:

1»¡Grita con toda tu fuerza, no te reprimas!
Alza tu voz como trompeta.
Denúnciale a mi pueblo sus rebeldías;
sus pecados, a los descendientes de Jacob.
Porque día tras día me buscan,
y desean conocer mis caminos,
como si fueran una nación
que practicara la justicia,
como si no hubieran abandonado
mis mandamientos.
Me piden decisiones justas,
y desean acercarse a mí,
y hasta me reclaman:
“¿Para qué ayunamos, si no lo tomas en cuenta?
¿Para qué nos afligimos, si tú no lo notas?”

Buscar a Dios, escuchar las enseñanzas acerca de sus caminos, orar a Dios (pedir decisiones justas), desear acercarse a Él y ayunar: todos son buenos, pero no impresionan a Dios si el corazón no está bien. Israel hizo todas esas cosas. Estaban perplejos porque les parecía que Dios no tuvo en cuenta su ayuno, sino estaban ciegos: andaban en desobediencia y rebelión (habían abandonado sus mandamientos) y no practicaban la justicia. ¡Suenan como muchos cristianos hoy!

»¡Les diré por qué! —les contesto—.
Es porque ayunan para complacerse a sí mismos.
Aun mientras ayunan,
oprimen a sus trabajadores.
¿De qué les sirve ayunar,
si siguen con sus peleas y riñas?
Con esta clase de ayuno,
nunca lograrán nada conmigo.
Ustedes se humillan
al hacer penitencia por pura fórmula:
inclinan la cabeza
como cañas en el viento,
se visten de tela áspera
y se cubren de cenizas.
¿A eso le llaman ayunar?
¿Realmente creen que eso agrada al Señor?

¡Dios afirma que es bueno ayunar! El cielo atenderá los ruegos de alguien que ayuna correctamente, pero el ayuno es más que negarse comida (u otra cosa placentera). Es más que mortificarse religiosamente, hacer duelo e inclinar la cabeza como un junco. ¡Es posible ayunar para complacerse a sí mismo! Mientras ayunan, oprimen a sus trabajadores y entran en peleas y riñas.

»El ayuno que he escogido,
¿no es más bien romper las cadenas de injusticia
y desatar las correas del yugo,
poner en libertad a los oprimidos
y romper toda atadura?
¿No es acaso el ayuno compartir tu pan con el hambriento
y dar refugio a los pobres sin techo,
vestir al desnudo
y no dejar de lado a tus semejantes?
Si así procedes,
tu luz despuntará como la aurora,
y al instante llegará tu sanidad;
tu justicia te abrirá el camino,
y la gloria del Señor te seguirá.
Llamarás, y el Señor responderá;
pedirás ayuda, y él dirá: “¡Aquí estoy!”

Sí, es bueno buscar a Dios y abstenerse de comer, pero Él nos llama a acompañar el ayuno con actos de justicia:

  • Romper las cadenas de injusticia.
  • Desatar las correas del yugo.
  • Poner en libertad a los oprimidos.
  • Romper toda atadura.
  • Compartir el pan con el hambriento.
  • Dar refugio a los pobres que están sin hogar.
  • Vestir al desnudo.
  • No esconderse de parientes que precisen ayuda.

Con ese ayuno, Dios nos promete que:

  • Nuestra luz despuntará como la aurora.
  • Nuestra sanidad llegará al instante.
  • Nuestra justicia nos abrirá el camino.
  • La gloria del Señor nos seguirá.
  • El Señor responderá cuando llamamos.
  • Él dirá “¡Aquí estoy!” cuando pedimos ayuda.

»Si desechas el yugo de opresión,
el dedo acusador y la lengua maliciosa,
10 si te dedicas a ayudar a los hambrientos
y a saciar la necesidad del desvalido,
entonces brillará tu luz en las tinieblas,
y como el mediodía será tu noche.
11 El Señor te guiará siempre;
te saciará en tierras resecas,
y fortalecerá tus huesos.
Serás como jardín bien regado,
como manantial cuyas aguas no se agotan.
12 Tu pueblo reconstruirá las ruinas antiguas
y levantará los cimientos de antaño;
serás llamado “reparador de muros derruidos”,
“restaurador de calles transitables”.

13 »Si dejas de profanar el sábado,
y no haces negocios en mi día santo;
si llamas al sábado “delicia”,
y al día santo del Señor, “honorable”;
si te abstienes de profanarlo,
y lo honras no haciendo negocios
ni profiriendo palabras inútiles,
14 entonces hallarás tu gozo en el Señor;
sobre las cumbres de la tierra te haré cabalgar,
y haré que te deleites
en la herencia de tu padre Jacob».
El Señor mismo lo ha dicho.

El ayuno puede ser poderoso, pero Dios prefiere una vida santificada todos los días. Específicamente Dios nos llama a:

  • Desechar el yugo de opresión.
  • Dejar de señalar con el dedo acusador.
  • Dejar de esparcir rumores maliciosos.
  • Dedicarnos a ayudar a los hambrientos y saciar la necesidad del desvalido.
  • Dejar de profanar el sábado y hacer negocios ese día.
  • No usar palabras inútiles.
  • Disfrutarnos en los servicios en la iglesia y honrar a Dios.

Entonces Dios promete:

  • Hacer brillar nuestra luz en las tinieblas.
  • Hacer nuestra noche como el mediodía.
  • Guiarnos siempre.
  • Saciarnos en tierras resecas.
  • Fortalecer nuestros huesos.
  • Hacernos un jardín bien regado y manantial cuyas aguas no se agotan.
  • Llamarnos “reparador de muros derruidos” y “restaurador de calles transitables.”
  • Que hallemos gozo en el Señor.
  • Hacernos cabalgar sobre las cumbres de la tierra.
  • Hacer que nos deleitemos en nuestra herencia.

Conclusiones

Este no es un estudio exhaustivo sobre el ayuno, y no intenta tocar cuestiones prácticas de cómo ayunar. Hay muchos libros y páginas en Internet para ayudarnos en esas cuestiones; aquí he querido estudiar los pasajes en los evangelios sobre el ayuno y motivarte a ayunar de una manera que agrada a Dios. Si el ayuno no ha sido parte de tu vida espiritual, puede ser muy rico empezar a ayunar. Busca a Dios y sé obediente cuando Él te llame a ayunar.

 

3 respuestas a «Ayunar como Jesús ayunó»

  1. Mi duda era si ayunar esta bien, en realidad lo quiero hacer para una mejor comunión con Dios pero Dios me hablo cuando habri la biblia en Isaías 58 y si no entendi mal no es necesario a no ser que yo lo quiera hacer por que incluso jesus enseña que no es necesario aplicar lo viejo a lo nuevo ya que sus discípulos tampoco ayunaban. Me podrías decir si estoy en lo correcto o no solo quiero hacer lo que a Dios le agrada, gracias.

    1. Bendiciones hermano. Me alegro que usted esta escudrinando las escrituras y quiere agradar a Dios en todo. Si lo entiendo bien, usted tiene una duda si es necesario ayunar o no. Yo creo que no se debe ayunar por obligacion ni para agradar a los hombres, sino en obediencia al Espiritu Santo. Y creo que su Espiritu va a poner ese deseo en su corazon en su tiempo. Creo que sí, el ayuno es para nosotros tambien. En Mateo 6:16 Jesus dice «cuando ayunan» y nos da instrucciones de como ayunar. En Marcos 2:20 Jesus dice cuando cuando el esposo (Cristo) es quitado, entonces ayunaran. Y hay ejemplos de los creyentes ayunando en Hechos.

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