Montes tirados al mar, tres claves para oración contestada, y Jesús agonizando en oración

Montes tirados al mar

¡Qué bendición tener la fe para tirar un monte al mar (o simplemente obtener lo que pedimos en oración)! Jesús dice que es posible. En esta primera porción nos enseña lo que es necesario, y lo hace parecer muy sencillo:

―Tengan fe en Dios —respondió Jesús—. Les aseguro que, si alguno le dice a este monte: “Quítate de ahí y tírate al mar”, creyendo, sin abrigar la menor duda de que lo que dice sucederá, lo obtendrá. Por eso les digo: Crean que ya han recibido todo lo que estén pidiendo en oración, y lo obtendrán. Y cuando estén orando, si tienen algo contra alguien, perdónenlo, para que también su Padre que está en el cielo les perdone a ustedes sus pecados (Marcos 11:22-25).

Mateo nos da la misma historia y su contexto (pero no incluye el último verso acerca del perdón):

Muy de mañana, cuando volvía a la ciudad, tuvo hambre. Al ver una higuera junto al camino, se acercó a ella, pero no encontró nada más que hojas. ―¡Nunca más vuelvas a dar fruto! —le dijo. Y al instante se secó la higuera. Los discípulos se asombraron al ver esto. ―¿Cómo es que se secó la higuera tan pronto? —preguntaron ellos.

―Les aseguro que, si tienen fe y no dudan —les respondió Jesús—, no solo harán lo que he hecho con la higuera, sino que podrán decirle a este monte: “¡Quítate de ahí y tírate al mar!”, y así se hará. Si ustedes creen, recibirán todo lo que pidan en oración (Mateo 21:18-22).

Primero, unas palabras importantes:

  • Tengan fe. La fe tiene que ser en Dios. Cuando decimos algo, hay que decirlo creyendo.
  • Jesús quiere dar énfasis a la certeza de lo que dice: Les aseguro.
  • No es solo para gigantes de la fe, es para alguno, cualquier creyente.
  • Cuando pedimos algo, hay que creer que ya hemos recibido todo lo que hemos pedido. Hecho está. Ahora puedes dar gracias a Dios por su respuesta.

Hay dos cosas que nos pueden robar de la respuesta:

  • La menor duda. Es muy común tener alguna duda. Luchamos con las dudas. Pero Jesús dice que la menor duda puede detener el mover de Dios.
  • Falta de perdón. Si hay pecado que no hemos confesado a Dios, para que no hemos recibido su perdón, no veremos el milagro. Y para ser perdonado, primero tenemos que perdonar a otros. Jesús sabe que a veces te des cuenta que tienes que perdonar a alguien mientras estás orando.

El medio hermano de Jesús escribió:

Si a alguno de ustedes le falta sabiduría, pídasela a Dios, y él se la dará, pues Dios da a todos generosamente sin menospreciar a nadie. Pero que pida con fe, sin dudar, porque quien duda es como las olas del mar, agitadas y llevadas de un lado a otro por el viento. Quien es así no piense que va a recibir cosa alguna del Señor; es indeciso e inconstante en todo lo que hace (Santiago 1:5-8).

  • Otra vez, es cualquiera, porque Dios da a todos generosamente. Incluso a ti.
  • El único requisito es pedirle con fe.
  • Aquí, la duda es muy seria. La persona que duda no va a recibir cosa alguna del Señor.

La higuera puede parecer muy insignificante, pero si aprendemos a caminar con esa fe, podemos andar con ese poder. Con fe podemos decir algo (¡incluso algo que parece frívolo como quitar un monte y tirarlo al mar!), y lo obtendremos.

¿Cuáles son tus dudas? Confiésalas al Señor y pide su ayuda para vencerlas. Tu fe no depende de tus emociones, sino de las verdades de la Palabra de Dios. Estudia la Biblia, la apologética (las razones por nuestra fe) y los testimonios de otros creyentes. Evita literatura, sitios web o amigos que socavan tu fe. Congrégate con otras personas de fe; la adoración, la predicación de la Palabra y la presencia de Dios silencian las dudas.

¿Eres indeciso e inconstante en todo lo que haces? Puede ser que tienes un problema más fundamental que simples dudas acerca de tu fe. Examínate a ti mismo para ver las raíces de ello, y busca ayuda si es necesario. Cristo te quiere firme en tu fe, no agitado y llevado de un lado a otro por el viento.

Claves para oración contestada del aposento alto

Puede parecer que Jesús no escogió sus palabras con mucho cuidado, porque hay varios “cheques en blanco” para la oración, usando la palabra “todo.” Por ejemplo, hay cuatro promesas de oración contestada en su discurso en el aposento alto:

Cualquier cosa que ustedes pidan en mi nombre, yo la haré; así será glorificado el Padre en el Hijo.  Lo que pidan en mi nombre, yo lo haré (Juan 14:13-14).

Si permanecen en mí y mis palabras permanecen en ustedes, pidan lo que quieran, y se les concederá (Juan 15:7).

No me escogieron ustedes a mí, sino que yo los escogí a ustedes y los comisioné para que vayan y den fruto, un fruto que perdure. Así el Padre les dará todo lo que le pidan en mi nombre (Juan 15:16).

En aquel día ya no me preguntarán nada. Ciertamente les aseguro que mi Padre les dará todo lo que le pidan en mi nombre.  Hasta ahora no han pedido nada en mi nombre. Pidan y recibirán, para que su alegría sea completa (Juan 16:23-24).

Otra vez Jesús usa palabras impresionantes:

  • Es “cualquier cosa,” “todo lo que le pidan” al Padre. Pueden pedir “lo que quieran, y se les concederá.”
  • Jesús utiliza varias palabras para dar más fuerza a la promesa: Ciertamente les aseguro que mi Padre les dará todo lo que le pidan en mi nombre.
  • Dios es glorificado cuando Él contesta nuestras peticiones (¡y Él quiere glorificarse!).
  • La oración contestada nos ayuda a cumplir con nuestra comisión para ser fructíferos. Cuando la petición tiene que ver con ese fruto, seguro que Dios nos la concederá.
  • Experimentamos la plena alegría de Jesús cuando Dios contesta nuestras oraciones.
  • En este caso, la oración consiste de peticiones. ¡Está bien pedirle a Dios!

Con todo ese ánimo, ¿por qué no obtenemos más de lo que pedimos de Dios?

  • Hay que pedir “en su nombre;” como si fuese Jesús mismo haciendo la petición. Tenemos que alinear nuestros corazones con el suyo. Tal vez Juan se acordó de esa noche en el aposento alto cuando escribió: Esta es la confianza que tenemos al acercarnos a Dios: que, si pedimos conforme a su voluntad, él nos oye (1 Juan 5:14). La petición tiene que ser “conforme a su voluntad.”
  • Tenemos que permanecer en Jesús y sus palabras en nosotros. Si descuidamos esa relación con Jesús y no andamos conforme a su Palabra, toda nuestra vida espiritual se verá afectada. Nuestra vida de oración sufrirá, y nos faltará esa comunión con Cristo.
  • La otra razón viene de Santiago 4:2-3: No tienen, porque no piden. Y, cuando piden, no reciben porque piden con malas intenciones, para satisfacer sus propias pasiones. A veces es simplemente que no pedimos; no estamos pasando suficiente tiempo en oración. Pero más común es pedir egoístamente, para nuestro placer y beneficio.

Un ejemplo de Jesús agonizando en oración

Esta es la última oración registrada de Jesús:

Luego fue Jesús con sus discípulos a un lugar llamado Getsemaní, y les dijo: «Siéntense aquí mientras voy más allá a orar».  Se llevó a Pedro y a los dos hijos de Zebedeo, y comenzó a sentirse triste y angustiado. «Es tal la angustia que me invade, que me siento morir —les dijo—. Quédense aquí y manténganse despiertos conmigo».

Yendo un poco más allá, se postró sobre su rostro y oró: «Padre mío, si es posible, no me hagas beber este trago amargo. Pero no sea lo que yo quiero, sino lo que quieres tú».

Luego volvió adonde estaban sus discípulos y los encontró dormidos. «¿No pudieron mantenerse despiertos conmigo ni una hora? —le dijo a Pedro—. Estén alerta y oren para que no caigan en tentación. El espíritu está dispuesto, pero el cuerpo es débil».

Por segunda vez se retiró y oró: «Padre mío, si no es posible evitar que yo beba este trago amargo, hágase tu voluntad».

Cuando volvió, otra vez los encontró dormidos, porque se les cerraban los ojos de sueño. Así que los dejó y se retiró a orar por tercera vez, diciendo lo mismo.

Volvió de nuevo a los discípulos y les dijo: «¿Siguen durmiendo y descansando? Miren, se acerca la hora, y el Hijo del hombre va a ser entregado en manos de pecadores. ¡Levántense! ¡Vámonos! ¡Ahí viene el que me traiciona!» (Mateo 26:36-46)

En la angustia, necesitamos el apoyo y la presencia de amados hermanos en Cristo. Lamentablemente, los tres discípulos más cercanos de Jesús no pudieron cumplir esa simple solicitud; no pudieron velar con Jesús ni por una hora. Estaban dormidos. Y nosotros caemos en lo mismo: Dormimos y descansamos cuando más necesitamos vigilar y resistir al maligno. Oramos en el Padre Nuestro: “No nos metas en la tentación;” Jesús dice aquí que tenemos que orar y estar alerta para no caer en la tentación. La triste realidad para muchos de nosotros con respecto a la oración es que el cuerpo (la carne) es débil.

Algunos enseñan que nunca se debe decir “si es tu voluntad” en nuestras oraciones. Dicen que es una falta de fe; simplemente tenemos que declarar lo que queremos que Dios haga; casi mandamos a Dios a hacer las cosas de acuerdo con nuestra voluntad. Pero eso va en contra de la sumisión evidente en el Padre Nuestro (Hágase tu voluntad aquí en la tierra como en el cielo), y también en esta oración de Jesús. Jesús pidió evitar la cruz “si es posible,” pero se sometió a la voluntad de su Padre: “no sea lo que yo quiero, sino lo que quieres tú.” Estaba luchando por su vida; tres veces pidió lo mismo. Es posible que el autor de Hebreos haya hecho referencia a esta oración:

En los días de su vida mortal, Jesús ofreció oraciones y súplicas con fuerte clamor y lágrimas al que podía salvarlo de la muerte, y fue escuchado por su reverente sumisión (Hebreos 5:7).

Dice que fue escuchado, pero no recibió lo que estaba pidiendo. Entonces, a pesar de todas estas promesas de recibir lo que pedimos, a fin de cuentas todavía tenemos que someternos a la voluntad de Dios. Pero, ¿no crees que Él sabe mejor? ¡Toda buena dádiva viene de nuestro Padre! ¡Confía en Él!

¡Ora!

Hemos visto una y otra vez que Dios quiere comunicarse con nosotros y contestar nuestras oraciones, y nos ha dado muchas promesas preciosas para animarnos a orar. La oración es un asunto profundo; hay muchos libros escritos al respecto, pero no es complicada ni difícil. ¡Lo más importante es hacerlo!