La santidad del matrimonio, y el problema del adulterio y divorcio

¡Este tema es tan complicado y controversial que sería más fácil pasarlo por alto! ¡Pero también es un tema que toca a casi todos nosotros! Y dado que el Nuevo Testamento es muy claro que el adúltero no puede entrar en el Reino de los Cielos, es importante para nosotros entender la clara enseñanza bíblica, y andar como Jesús anduvo en esta área tan importante. Hay libros escritos sobre estos temas; aquí solamente vamos a dar una introducción. Yo sé que voy contra la corriente actual en mucho de lo que voy a decir aquí. De verdad, estoy muy preocupado con la actitud y práctica de muchos cristianos en estas áreas; puede impactar su salvación. Así que, mejor estar incómodo e impopular ahora, que estar sorprendido en el futuro, cara a cara con el Señor.

El fundamento

Por eso el hombre deja a su padre y a su madre, y se une a su mujer, y los dos serán (se funden, se convierten en) una sola carne (un solo ser) (Génesis 2:24).

Siempre es bueno volver al principio, algo que Jesús hizo varias veces en sus enseñanzas. El plan de Dios para el matrimonio tiene su origen en la creación. Hay algo sobrenatural, incluso misterioso, que sucede en la unión (emocional, espiritual y sexual) de un hombre y una mujer. ¿Con cuantas mujeres es posible ser una sola carne? Es claro que el plan de Dios es la unión de un hombre y una mujer para toda la vida. Aunque los patriarcas del Antiguo Testamento tenían varias esposas, es claro que nunca era lo ideal para Dios. Todavía sufrimos las consecuencias de la unión de Agar y Abraham (el conflicto entre los judíos y los árabes). David fue castigado fuertemente por ser mujeriego, y las muchas mujeres de Solomon le apartaron del Señor.

Pablo cita este verso de Génesis cuando describe la unión con una prostituta: ¿No saben que el que se une a una prostituta se hace un solo cuerpo con ella? Pues la Escritura dice: «Los dos llegarán a ser un solo cuerpo» (1 Corintios 6:16), y lo cita otra vez  en su enseñanza sobre el matrimonio: «Por eso dejará el hombre a su padre y a su madre, y se unirá a su esposa, y los dos llegarán a ser un solo cuerpo» (Efesios 5:31).

Jesús afirmó este plan de Dios cuando respondió a una pregunta acerca del divorcio:

En eso, unos fariseos se le acercaron y, para ponerlo a prueba, le preguntaron: ―¿Está permitido que un hombre se divorcie de su esposa?

―¿Qué les mandó Moisés? —replicó Jesús.

―Moisés permitió que un hombre le escribiera un certificado de divorcio y la despidiera —contestaron ellos.

 ―Esa ley la escribió Moisés para ustedes por lo obstinados que son [por la dureza de vuestros corazones, RVR]—aclaró Jesús—.  Pero al principio de la creación Dios “los hizo hombre y mujer”.  “Por eso dejará el hombre a su padre y a su madre, y se unirá a su esposa,  y los dos llegarán a ser un solo cuerpo”. Así que ya no son dos, sino uno solo.  Por tanto, lo que Dios ha unido, que no lo separe el hombre.

Vueltos a casa, los discípulos le preguntaron a Jesús sobre este asunto.

―El que se divorcia de su esposa y se casa con otra comete adulterio contra la primera —respondió—.  Y, si la mujer se divorcia de su esposo y se casa con otro, comete adulterio (Marcos 10:2-12).

Vamos a estudiar el divorcio más adelante, pero los puntos principales de esta porción son:

  • Los fariseos quieren saber si es permitido o no divorciarse.
  • Jesús no los contesta, sino les pregunta lo obvio: ¿Qué dice la ley?
  • Deuteronomio 24:1-4 dio un proceso en caso de divorcio; pero no dice que está bien con Dios.
  • La única razón por la cual la ley parece permitir un divorcio fue una concesión a la dureza de sus corazones. Nunca era la voluntad de Dios.
  • Dios mismo une al hombre y la mujer en matrimonio; nadie – ni la esposa, el esposo, o un juez – tiene el derecho de separar lo que Dios ha unido.

Para Jesucristo, el gran problema del divorcio es que viola completamente el plan de Dios, revela la dureza del corazón, y muchas veces conduce al adulterio. Y el adulterio es algo muy serio para Dios.

La gravedad del adulterio

Uno de los diez mandamientos:

No cometerás adulterio (Éxodo 20:14).

El mandamiento contra la codicia es relacionado:

No codiciarás la casa de tu prójimo, no codiciarás la mujer de tu prójimo, ni su siervo, ni su criada, ni su buey, ni su asno, ni cosa alguna de tu prójimo (Éxodo 20:17).

El castigo para el adulterio

No había otra oportunidad para el adúltero; tenían que quitar el mal de en medio de Israel y matarlo:

»Si alguien comete adulterio con la mujer de su prójimo, tanto el adúltero como la adúltera serán condenados a muerte (Levitico 20:10).

»Si un hombre es sorprendido durmiendo con la esposa de otro, los dos morirán, tanto el hombre que se acostó con ella como la mujer. Así extirparás el mal que haya en medio de Israel (Deuteronomio 22:22).

Proverbios habla bastante acerca del adulterio. Proverbios 6:32 explica la verdad acerca de lo que al principio puede parecer muy placentero:

Pero el hombre que comete adulterio es un necio total, porque se destruye a sí mismo.

El adulterio es muy egoísta; no solamente destruye a sí mismo, sino también la esposa, la otra mujer, y ambas familias.

Jesús en el Sermón del Monte

Jesús profundizó sobre lo que es el adulterio. Conforme a su enseñanza, casi todos adulteran en el corazón:

Oísteis que fue dicho: No cometerás adulterio. Pero yo os digo que cualquiera que mira a una mujer para codiciarla, ya adulteró con ella en su corazón.

Por tanto, si tu ojo derecho te es ocasión de caer, sácalo, y échalo de ti; pues mejor te es que se pierda uno de tus miembros, y no que todo tu cuerpo sea echado al infierno. Y si tu mano derecha te es ocasión de caer, córtala, y échala de ti; pues mejor te es que se pierda uno de tus miembros, y no que todo tu cuerpo sea echado al infierno (Mateo 5:27-30).

Creo que no hay ningún argumento que bíblicamente el adulterio es un pecado muy grave. El castigo era la muerte, y si no hay arrepentimiento, el adúltero no puede entrar en el reino (1 Corintios 6:9).

El divorcio

El Antiguo Testamento no habla mucho acerca del divorcio, pero Malaquías 2:13-16 lo condena fuertemente:

Otra cosa que ustedes hacen es inundar de lágrimas el altar del Señor; lloran y se lamentan porque él ya no presta atención a sus ofrendas ni las acepta de sus manos con agrado. Y todavía preguntan por qué. Pues porque el Señor actúa como testigo entre tú y la esposa de tu juventud, a la que traicionaste aunque es tu compañera, la esposa de tu pacto.  ¿Acaso no hizo el Señor un solo ser, que es cuerpo y espíritu? Y ¿por qué es uno solo? Porque busca descendencia dada por Dios. Así que cuídense ustedes en su propio espíritu, y no traicionen a la esposa de su juventud.  «Yo aborrezco el divorcio —dice el Señor, Dios de Israel—, y al que cubre de violencia sus vestiduras», dice el Señor Todopoderoso. Así que cuídense en su espíritu, y no sean traicioneros.

  • Este hombre era muy religioso: ofrendaba, lloraba en el altar, y buscaba al Señor. Pero Dios no le hace caso, porque ha traicionado a la esposa de su juventud.
  • La mujer es su compañera, la esposa del pacto de matrimonio.
  • Dios los hace un solo ser, en cuerpo y espíritu.
  • Dios aborrece el divorcio.

Ya vimos en Marcos 10 que la persona que se divorcia y se casa de nuevo con otra persona comete adulterio. Lucas 16:18 dice lo mismo: Todo el que repudia a su mujer, y se casa con otra, adultera; y el que se casa con la repudiada del marido, adultera.

Mateo 19:3-9 es un pasaje paralelo a Marcos 10, pero Mateo incluye la reacción de los discípulos (versos 10 y 11):

Le dijeron sus discípulos: Si así es la condición del hombre con su mujer, no conviene casarse.

Entonces él les dijo: No todos son capaces de recibir esto, sino aquellos a quienes es dado. Pues hay eunucos que nacieron así del vientre de su madre, y hay eunucos que son hechos eunucos por los hombres, y hay eunucos que a sí mismos se hicieron eunucos por causa del reino de los cielos. El que sea capaz de recibir esto, que lo reciba.

Los discípulos reconocen que Jesús no ofrece ninguna posibilidad para el divorcio. ¡Su conclusión es que entonces es mejor no casarse! Y Jesús básicamente concuerda que es una enseñanza dura que no todos son capaces de recibir, aunque es su clara esperanza que nosotros seamos capaces. La norma es el matrimonio de un hombre y una mujer para toda la vida. La excepción es el eunuco, y Jesús nos da tres clases de eunucos:

  • Algunos que por naturaleza, del nacimiento, no tienen atracción a mujeres ni interés en casarse. Puede incluir alguien con atracción al mismo género, pero no es un permiso para actuar sobre esa atracción. Tiene que mantenerse célibe.
  • Otros son hechos eunucos por los hombres. Para varias razones era común en Grecia y Roma castrar a niños (contra su voluntad). Jesús no aprueba esa práctica aquí.
  • Otros hacen la decisión de abstenerse de relaciones sexuales y matrimonio para servir a Dios. Pablo afirma esa decisión (1 Corintios 7), y es el fundamento del sacerdocio célibe en la iglesia católica. Aunque no es una decisión popular ni común en la iglesia evangélica, es bíblica.

¿Es posible casarse por segunda vez?

La mujer está ligada a su esposo mientras él vive; pero, si el esposo muere, ella queda libre para casarse con quien quiera, con tal de que sea en el Señor (1 Corintios 7:39), y se supone que aplica a un viudo también, pero Pablo cree que sería más feliz si no se casara (verso 40). Pablo afirma lo mismo en Romanos: Por ejemplo, la casada está ligada por ley a su esposo solo mientras este vive; pero, si su esposo muere, ella queda libre de la ley que la unía a su esposo. Por eso, si se casa con otro hombre mientras su esposo vive, se le considera adúltera. Pero, si muere su esposo, ella queda libre de esa ley, y no es adúltera aunque se case con otro hombre (Romanos 7:2-3).

La persona tiene que ser en el Señor. Es un principio claro del Antiguo y Nuevo Testamento: Los creyentes solamente pueden casarse con otros creyentes.  Una de las tentaciones más comunes es tener a una novia que no conoce al Señor.

Esta es la única situación donde la Biblia claramente dice que es lícito casarse de nuevo. Pablo habla más acerca de esta cuestión el mismo capítulo 7 de 1 Corintios:

10 A los casados les doy la siguiente orden (no yo, sino el Señor): que la mujer no se separe de su esposo. 11 Sin embargo, si se separa, que no se vuelva a casar; de lo contrario, que se reconcilie con su esposo. Así mismo, que el hombre no se divorcie de su esposa.

12 A los demás les digo yo (no es mandamiento del Señor): Si algún hermano tiene una esposa que no es creyente, y ella consiente en vivir con él, que no se divorcie de ella. 13 Y, si una mujer tiene un esposo que no es creyente, y él consiente en vivir con ella, que no se divorcie de él. 14 Porque el esposo no creyente ha sido santificado por la unión con su esposa, y la esposa no creyente ha sido santificada por la unión con su esposo creyente. Si así no fuera, sus hijos serían impuros, mientras que, de hecho, son santos.

15 Sin embargo, si el cónyuge no creyente decide separarse, no se lo impidan. En tales circunstancias, el cónyuge creyente queda sin obligación; Dios nos ha llamado a vivir en paz.

Es una orden (un mandato) del Señor: Una mujer no puede separarse de su esposo, y un hombre no puede divorciarse.

  • En el caso de una separación (o, se supone, un divorcio), la única opción es reconciliación con el conyugue.
  • El hecho que el conyugue no conoce a Jesús no es base para un divorcio; el creyente tiene que quedarse en el matrimonio con la fe que la persona aceptará a Jesús.
  • Muchos han creído que si el incrédulo deja al conyugue (verso 15), el creyente es libre para casarse de nuevo. Pero Pablo no dice eso; simplemente dice que el creyente es “sin obligación” para hacer un esfuerzo para mantener el matrimonio. Otra vez, este es un área de color gris, y no quiero ser dogmático. Pero en estas áreas (sobre todo cuando es una cuestión de mi salvación), más vale prevenir que curar, sobre todo porque no será posible curar después de la muerte.

Los eruditos del pasado que escribieron acerca de este versículo no eran tan listos a concedernos libertad para volver a casarse como la iglesia de hoy en día. Albert Barnes (un erudito bíblico del siglo 19 en los Estados Unidos) escribió:

“Un hermano o una hermana no está obligado”… Muchos han supuesto que esto significa que estarían en libertad de casarse de nuevo cuando la esposa o marido incrédulo se hubiese ido; pero esto es contrario a la cepa del argumento del apóstol. El sentido de la expresión “no está obligado” es que si se va, el que queda no está obligado por el lazo matrimonial a hacer provisión para el que partió. No se debe hacer actos que pudieran ser perjudiciales para la religión por un esfuerzo violento para obligar al marido o esposa que se marcha a vivir con el que está abandonado, sino que tiene la libertad de vivir separadamente, y debe considerarlo apropiado hacerlo.

El Nuevo Testamento Griego del Expositor dice del verso 15:

Si la libertad de los inocentes divorciados se extiende al nuevo matrimonio, no aparece: la Iglesia Romana toma la opinión negativa; la Iglesia Luterana dice “en vista de 1 Corintios 7:11, la inferencia de que el divorciado debe permanecer soltero es el más seguro.”

Y el teólogo Woodford escribió en 1881:

La separación aquí mencionada no es una separación que permita al hombre o la mujer cristianos casarse de nuevo durante la vida del cónyuge pagano. Es separación, no divorcio.

La “excepción” de Mateo

Muchos cristianos, basado en dos pasajes en Mateo, creen que Jesús ofrece una “excepción” que también permite el divorcio:

También fue dicho: Cualquiera que repudie a su mujer, dele carta de divorcio. Pero yo os digo que el que repudia a su mujer, a no ser por causa de fornicación, hace que ella adultere; y el que se casa con la repudiada, comete adulterio (Mateo 5:31-32).

Y yo os digo que cualquiera que repudia a su mujer, salvo por causa de fornicación, y se casa con otra, adultera; y el que se casa con la repudiada, adultera (Mateo 19:9).

El argumento es que Jesús parece dar permiso para casarse con otra si es “por causa de fornicación.” El problema es que no dice explícitamente que el volverse a casar está bien si hay fornicación. Y el problema mayor es, ¿qué significa cuando Jesús dice “fornicación”? No es la palabra griega para adulterio, sino la griega “porneia,” que hace referencia a cualquier pecado sexual (obviamente la raíz de nuestra palabra “pornografía”). Algunos creen que esta “excepción” es para una pareja comprometida (como José y María), que en ese día requería un divorcio para terminarlo. Es obvio que Jesús no quiere decir que está bien divorciarse de un conyugue que se masturba o usa pornografía. Incluso en el caso de infidelidad, por supuesto la voluntad de Dios es el arrepentimiento, perdón, y restauración.

Dado que Jesús habla tan claramente acerca del peligro del adulterio en un segundo matrimonio, y el adulterio (si no se arrepiente y deja la relación adúltera) lo hace imposible entrar en el Reino, yo prefiero estar seguro, y no jugar con algo tan serio. Tradicionalmente, ni la iglesia Católica ni la evangélica han creído que estos versículos permiten a uno volver a casarse.

Crisóstomo, el padre de la iglesia primitiva, escribió: “Porque aquel que es manso, y pacificador, y pobre de espíritu, y misericordioso, ¿cómo despedirá a su esposa? Él que es usado para reconciliar a otros, ¿cómo estará en desacuerdo con aquella que es suya?”

¿Qué significa todo esto para ti?

¡Hay mucho aquí para reflexión y oración! Algunos pensamientos:

  • Obviamente el matrimonio es muy importante para Dios. Tenemos que compartir su concepto exaltado de ello, y dar gracias que Él es por buenos matrimonios. No hay ningún lugar para el matrimonio gay.
  • Si eres soltero, ora mucho antes de entrar en el matrimonio. Es un compromiso por la vida. Asegúrate de que la otra persona es un verdadero creyente.
  • Si tú aceptas la interpretación dada aquí, el divorcio está fuera de la cuestión. La única posibilidad bíblica para un segundo matrimonio es la muerte del conyugue. (Y ni siquiera pienses en ello – ¡el asesinato también está prohibido en los Diez Mandamientos!)
  • Si estás divorciado y ninguno de los dos se ha vuelto a casar, haz todo lo posible para reconciliarse. Dé a Dios la oportunidad de trabajar en ambos corazones.
  • Si tú te divorciaste y te volviste a casar, y te preocupa que Dios pueda considerar que estás en adulterio, ora por la sabiduría y la guía del Espíritu Santo. Por lo general parece que otro divorcio no es la solución.
  • Si estás en adulterio (o lo contemplas), cierra esa puerta ahora mismo. Arrepiéntete y acércate al Señor, y haz lo necesario para restaurar las relaciones dañadas.
  • Hay una multitud de situaciones individuales. Puedas pedir consejo a alguien que comparte este entendimiento de la enseñanza bíblica, y ora para que el Espíritu Santo te revele lo que debes hacer.
  • El adulterio y el divorcio no son pecados imperdonables, especialmente si el pecado ocurrió antes de tu salvación. ¡Todo es hecho nuevo en Cristo! Jesús fue compasivo con la mujer adúltera (Juan 8), y es compasivo con nosotros en nuestro pecado. Pero también le dijo a la mujer: “Ve y no peques más.”
  • Ciertamente no queremos excluir de la iglesia a alguien divorciado, pero tampoco podemos condonar el pecado. Al mismo tiempo que tenemos que volver a la verdad bíblica, necesitamos hacer todo lo posible para ayudar a los matrimonios a prosperar, y ayudar a la gente a vencer a los pecados que destruyen los matrimonios.