Juan 2: Llena las tinajas vacías

Jesús te ha llamado a dejar todo para nacer de nuevo y seguirlo como su discípulo en el camino angosto. Vimos en el capítulo anterior que hay tentaciones, pruebas, y guerra en ese camino; aquí vamos a relajar un poco. Jesús también sabe cómo divertirse. Este capítulo fluye directamente del primer capítulo del evangelio de San Juan, con estas palabras: “al tercer día.” Estamos al principio del ministerio de Jesucristo, después de sus tentaciones. El primer día Juan Bautista le presentó como el Mesías, y el segundo día Jesús llamó a sus primeros discípulos. Ellos – como tú – apenas están empezando a aprender cómo es la vida caminando con Jesús.

1Al tercer día se celebró una boda en Caná de Galilea, y la madre de Jesús se encontraba allí. También habían sido invitados a la boda Jesús y sus discípulos. 

Caná estaba a 13.5 km (8 millas) de Nazaret. Puede ser que los novios sean amigos o parientes de la familia. Cuando invitan a Jesús, también invitan a sus discípulos. José no está mencionado en ningún contexto  en el ministerio de Jesús; ya había fallecido, no sabemos cuándo. Es interesante que Dios permitió a Jesús perder a su padre terrenal a una edad temprana.

Cuando andamos como Jesús anduvo, participamos en ocasiones familiares

En sí misma, una boda no parece muy espiritual, pero celebra algo fundamental para nuestra raza, algo instituido por Dios: la unión de un hombre y una mujer para ser una sola carne y multiplicarse en la tierra. Una boda era una gran celebración, y los judíos sabían cómo celebrar. El vino jugó una parte importante. Es una lástima que algunos cristianos son tan serios que es difícil para ellos reír y celebrar, y algunos ni siquiera participan en reuniones familiares porque “ellos no son salvos” o porque habrá mucho alcohol y música mundana. El ejemplo de Jesús es participar entusiasmado, sin pecar. Son oportunidades muy ricas para mostrarles que hermoso es andar con Cristo. Cuando tú recibes una invitación, antes de rehusar, ora al respecto. Claro que Dios sabe tu situación familiar y tu fuerza espiritual, y a veces sería mejor no participar.

Cuando andamos como Jesús, honramos el matrimonio

¿Quién adivinaría que Jesús haría su primer milagro en una boda, y hacer algo que no parece muy importante? Nadie fue salvo, ni sanado, ni liberado. Pero en el plan de Dios, su Hijo hizo su primer milagro en una boda, y así Dios afirmó la santidad y la importancia del matrimonio. Qué trágico que hoy en día muchos (incluso cristianos) están evitando el matrimonio; creen que ese compromiso no es importante. Aun peor, hombres se están casando con hombres y mujeres con mujeres.

La boda de Jesús

¿Fue difícil para Jesús ir a la boda, sabiendo que nunca se casaría? Pues, se está preparando para la boda más impresionante de toda la historia, y creo que ese día en Caná Él estaba pensando en esa boda. Como todos los novios, Jesús anhela ese día por venir, pero tiene que esperar el tiempo de su Padre, y el Padre quiere toda la gente posible en esa boda; quiere el cielo lleno.

Si tú eres un discípulo de Jesucristo, tú también estás invitado a su boda. De hecho, tú eres su novia; toda la iglesia, cada creyente, es la novia del Cordero, pero para entrar en esa boda necesitas el traje de boda:

»Cuando el rey entró a ver a los invitados, notó que allí había un hombre que no estaba vestido con el traje de boda.  “Amigo, ¿cómo entraste aquí sin el traje de boda?”, le dijo. El hombre se quedó callado.  Entonces el rey dijo a los sirvientes: “Átenlo de pies y manos, y échenlo afuera, a la oscuridad, donde habrá llanto y rechinar de dientes”.  Porque muchos son los invitados, pero pocos los escogidos» (Mateo 22:11-14).

La invitación a esta boda está abierta a todos. Increíblemente, hay muchos invitados que no quieren ir:

Jesús volvió a hablarles en parábolas, y les dijo:  «El reino de los cielos es como un rey que preparó un banquete de bodas para su hijo.  Mandó a sus siervos que llamaran a los invitados, pero estos se negaron a asistir al banquete.  Luego mandó a otros siervos y les ordenó: “Digan a los invitados que ya he preparado mi comida: Ya han matado mis bueyes y mis reses cebadas, y todo está listo. Vengan al banquete de bodas”.  Pero ellos no hicieron caso y se fueron: uno a su campo, otro a su negocio.  Los demás agarraron a los siervos, los maltrataron y los mataron.  El rey se enfureció. Mandó su ejército a destruir a los asesinos y a incendiar su ciudad.  Luego dijo a sus siervos: “El banquete de bodas está preparado, pero los que invité no merecían venir.  Vayan al cruce de los caminos e inviten al banquete a todos los que encuentren”.  Así que los siervos salieron a los caminos y reunieron a todos los que pudieron encontrar, buenos y malos, y se llenó de invitados el salón de bodas (Mateo 22:1-10).

Los escogidos esperan la llamada a la boda, responden a la invitación con mucho gusto y se visten con el traje de boda. Jesús te da esa vestidura blanca y pura cuando lo recibes como Señor y Salvador. Qué triste que muchos llegarán a esa boda sin ese traje, y serán atados y echados afuera, donde habrá llanto y crujir de dientes. ¿Estás llevando esa ropa? Los primeros dos capítulos de este libro te muestran como ser salvo y recibir esa ropa. ¿Estás andando en santidad? Este libro te enseña andar como Jesús anduvo. ¿Tienes la certeza de que eres escogido por Dios? El hecho que estás leyendo este libro demuestra que Dios te ha escogido y está llamándote a andar consigo.

Vimos que en este Evangelio, al tercer día Jesús está en las bodas. En el contexto amplio, el primer día Jesús fue proclamado a todo el mundo como Salvador y Mesías. Al segundo día (ahora), está llamando y preparando a sus discípulos. Estamos esperando al tercer día, cuando Él venga otra vez para su novia:

Después oí voces como el rumor de una inmensa multitud, como el estruendo de una catarata y como el retumbar de potentes truenos, que exclamaban:

«¡Aleluya!
Ya ha comenzado a reinar el Señor,
nuestro Dios Todopoderoso.
¡Alegrémonos y regocijémonos
y démosle gloria!
Ya ha llegado el día de las bodas del Cordero.
Su novia se ha preparado,
y se le ha concedido vestirse
de lino fino, limpio y resplandeciente».

(El lino fino representa las acciones justas de los santos).

El ángel me dijo: «Escribe: “¡Dichosos los que han sido convidados a la cena de las bodas del Cordero!”» (Apocalipsis 19:6-9)

¡Qué día maravilloso! ¿Vas a estar allí? ¿Y tu familia? ¿Qué tienes que hacer para prepararte para esa boda?

El fruto de la vid

Cuando el vino se acabó, la madre de Jesús le dijo: ―Ya no tienen vino.

Ya estaban bebiendo mucho. No es el propósito de este estudio entrar en la controversia de si este vino tenía alcohol o no. Es muy claro que muchas veces cuando la Biblia habla del vino, tenía alcohol (así la prohibición de embriagarse con vino  en Efesios 5:18).

La última vez que Jesús tomó vino fue la noche de su arresto. Él está esperando su boda para tomar vino de nuevo. Esa noche en el aposento alto Jesús dijo a sus discípulos:

—¡Cuánto he querido celebrar con ustedes esta cena de Pascua antes de mi muerte!  Porque les digo que no la celebraré de nuevo hasta que se cumpla en el reino de Dios.

Entonces tomó en sus manos una copa y, habiendo dado gracias a Dios, dijo: —Tomen esto y repártanlo entre ustedes;  porque les digo que no volveré a beber del producto de la vid, hasta que venga el reino de Dios.

Después tomó el pan en sus manos y, habiendo dado gracias a Dios, lo partió y se lo dio a ellos, diciendo: —Esto es mi cuerpo, entregado a muerte en favor de ustedes. Hagan esto en memoria de mí.

Lo mismo hizo con la copa después de la cena, diciendo: —Esta copa es el nuevo pacto confirmado con mi sangre, la cual es derramada en favor de ustedes (Lucas 22:15-20).

Cuando compartimos la Santa Cena estamos afirmando nuestro compromiso con ese pacto, recordándonos del sacrificio de Jesús en la cruz, y anticipando las bodas de Jesús, cuando viene el reino de Dios y Él bebe el vino otra vez.

La importancia de planificación

María ya aprendió que cuando hay un problema, Jesús puede solucionarlo. Una madre puede ser manipuladora, y María no estaba exenta de manipular a su hijo. Estoy seguro de que ella tenía buenas intenciones, pero no entendía todas las implicaciones de sus palabras. Ella sabía que esta pareja recién casada – y sus familias – enfrentaron un gran problema. No sabemos si no compraron suficiente vino, o si los invitados bebieron demasiado. No estaban tomando para embriagarse, pero el vino era muy importante. Tal vez tú sepas que, en el mundo, todavía es muy serio no tener suficiente cerveza o alcohol en una boda.

La falla que vemos aquí es una falta de planificación, un problema muy común para individuos e iglesias. Claro que tenemos que ser guiados por el Espíritu, y dejamos el futuro en las manos del Señor. Él puede cambiar nuestros planes si Él quiere, pero hay muchos ejemplos de planificación en la Biblia, incluso para esta boda del Cordero:

»El reino de los cielos será entonces como diez jóvenes solteras que tomaron sus lámparas y salieron a recibir al novio. Cinco de ellas eran insensatas y cinco prudentes. Las insensatas llevaron sus lámparas, pero no se abastecieron de aceite. En cambio, las prudentes llevaron vasijas de aceite junto con sus lámparas. Y, como el novio tardaba en llegar, a todas les dio sueño y se durmieron. A medianoche se oyó un grito: “¡Ahí viene el novio! ¡Salgan a recibirlo!” Entonces todas las jóvenes se despertaron y se pusieron a preparar sus lámparas. Las insensatas dijeron a las prudentes: “Dennos un poco de su aceite porque nuestras lámparas se están apagando”. “No —respondieron estas—, porque así no va a alcanzar ni para nosotras ni para ustedes. Es mejor que vayan a los que venden aceite, y compren para ustedes mismas”. Pero mientras iban a comprar el aceite llegó el novio, y las jóvenes que estaban preparadas entraron con él al banquete de bodas. Y se cerró la puerta. Después llegaron también las otras. “¡Señor! ¡Señor! —suplicaban—. ¡Ábrenos la puerta!” “¡No, no las conozco!”, respondió él.

»Por tanto —agregó Jesús—, manténganse despiertos porque no saben ni el día ni la hora (Mateo 25:1-13).

¿Tienes una visión para tu futuro? ¿Para tu familia? ¿Estás planeando para emergencias? Vivimos en tiempos muy difíciles. Es sabio tener suficiente dinero guardado en la casa para sobrevivir varios meses, junto con alimentos básicos. ¿Has hablado con tu familia de qué hacer en caso de perder toda comunicación o experimentar alguna emergencia en la escuela, en la calle, o en el trabajo? ¿Estás preparado para la llegada del Novio?

Ese día en Caná, cuando María dijo que no tenían vino, Jesús respondió:

―Mujer, ¿eso qué tiene que ver conmigo? Todavía no ha llegado mi hora.

Andar como Jesús es conocer tus límites

Jesús tenía un entendimiento muy claro de su misión, y sabía que el suministro de vino para una boda no era parte de ella. La familia puede ser el lugar más difícil para mantener nuestros límites, pero como vamos a ver en un momento, esos límites no tienen que ser rígidos.

Eclesiastés 3:1-8 dice que hay un tiempo para todo, y parte de un límite es un sentido del tiempo de Dios para nosotros. Jesús esperó el tiempo de su Padre para arrancar su ministerio. Ahora, ésta sería una oportunidad para impresionar a su madre y parientes y amistades, pero sería peligroso para Jesús llamar la atención a su ministerio antes de tiempo. Vemos una y otra vez cómo huyó al monte o al mar para evitar demasiada atención.

Ya hablamos de la importancia de tener planes. Puede ser que tu mamá, tu cónyuge o tu familia tengan planes para ti. Tú puedes tener planes para tu vida. ¿Pero son ellos los planes del Señor? Tenemos que buscar a Dios y entregar nuestros planes a Él. A veces es difícil resistir la presión de tu madre u otro ser querido, pero Jesucristo es nuestro Señor y Él manda. A veces los planes pueden ser buenos, pero aún no es el tiempo del Señor. Puede ser que tú estás en espera por el tiempo de Dios para seguir adelante con los planes que Él tiene para ti. Ten cuidado de no perseguir tus planes cuando parece que Dios está cerrando la puerta; podemos meternos en muchos problemas así.

Una cosa sabemos que es el tiempo del Señor: La salvación. La Biblia dice “Hoy es el día de salvación” (2 Corintios 6:2). Hay muchas excusas: quieres experimentar más del mundo, ordenar tu vida antes de aceptar a Cristo o no ser un hipócrita. No esperes. No sabes lo que pueda pasar mañana. Hoy es el día de la salvación.

Su madre dijo a los sirvientes: ―Hagan lo que él les ordene.

Otra cosa que había aprendido María: vale la pena hacer lo que Jesús nos manda hacer. En el verso 4 notamos que Jesús estaba molesto por la presión de su madre para solucionar un problema que no era suyo para solucionar. Como muchas madres, ella no quería aceptar esa respuesta y dejarla así. Ella obligó a Jesús a hacer algo: habló a los sirvientes y los instruyó que hicieran lo que Jesús les ordene hacer. Ahora Jesús se ve obligado a hacer algo, o se verá mal y hará que su madre se vea mal.

Andar como Jesús anduvo es honrar a nuestros padres

Puede parecer que Jesús, a los 12 años, no honró a José y María cuando se quedó en Jerusalén para escuchar la enseñanza de los maestros de la ley (Lucas 2:41-52). Pero ahora, en vez de discutir con María u obstinadamente insistir en no hacer nada, Él honra a su madre.

La importancia de la perseverancia

Hay algo admirable en la perseverancia de María. ¿Tienes la fe para perseverar? María sabía que la palabra de Jesús tiene mucha autoridad; lo había observado muchas veces en casa. Y sabía que cuando Jesús dice algo, tienes que hacerlo. María tenía la fe para decirle a Jesús el problema, de escuchar su palabra, y ponerla en práctica. Sin la obediencia de los sirvientes, la presencia y la palabra de Jesús no harían mucho. Así como el hombre prudente que edificó su casa en la roca (Mateo 7:24-27), tenemos que obedecer y poner en práctica la palabra de Dios.

Había allí seis tinajas de piedra, de las que usan los judíos en sus ceremonias de purificación. En cada una cabían unos cien litros. Jesús dijo a los sirvientes: ―Llenen de agua las tinajas. Y los sirvientes las llenaron hasta el borde.

Cuando andas como Jesús, busca la tinaja vacía que el Señor puede usar

Jesús va a hacer un milagro, pero Él necesita algo para hacerlo. No creó vino del aire ni suministró botellas de vino; Él usa lo que ya tenemos. Estas tinajas tenían una capacidad de entre 75 y 110 litros (20-26 galones; en 2017 arqueólogos descubrieron tinajas como éstas en Caná). Estas tinajas ya estaban allí, y estaban vacías. Yo puedo escuchar a alguien decir: “¡Pero son para el rito de purificación! ¡Son para el agua! ¡No podemos usarlas para el vino!” Pero tenemos que confiar en Jesús y entregar lo que tenemos a Él. Puede ser muy poco, pero Jesús lo necesita. Ponlo en el altar y pon a disposición de Jesús todos tus talentos y tus bienes; entonces Él puede hacer sus milagros. Cristo puede multiplicar lo poco que tengas, como hizo con unos pocos panes y peces para alimentar a las multitudes (Marcos 6:30-44). Jesús puede llenar el vacío en tu vida también.

Fue un orden simple, pero fue una prueba de su obediencia. ¿Van a obedecer al hijo del carpintero? O dirán: “No tiene sentido llenar estas tinajas de agua. El problema está en el vino. Esto es una locura.” Pero eran sirvientes e, igual que nosotros, su parte era obedecer. Nosotros podemos determinar en parte el alcance del milagro que recibimos. Jesús simplemente dijo: “Llénenlas.” Si los sirvientes son perezosos y no quieren llevar tinajas muy pesadas, pueden llenarlas hasta la mitad. Pero las llenaron hasta el borde. Cuando tú haces algo por el Señor, hazlo al máximo. Llénalas hasta arriba. Usa toda tu fuerza y tus talentos.

―Ahora saquen un poco y llévenlo al encargado del banquete —les dijo Jesús. Así lo hicieron. 

Toma de la plenitud que Dios te ha dado para compartir con otros

¡Algunos tienen sus tinajas llenas pero no sacan nada! El milagro de Dios no es para un espectáculo, sino para el beneficio de otros. ¡Tienen que llevarlo a los demás y probarlo! Hay cristianos que vienen cada domingo a la iglesia y se van llenos. Reciben milagros y alimento del Señor, pero nunca saborean sus maravillas. No sacan nada de esa plenitud para compartir con otros.

De nuevo vemos la necesidad de la fe y la obediencia. Parece que el agua se convirtió en vino cuando el maestresala la probó. Los sirvientes llevaron el agua a su amo a pesar de la posibilidad de ser regañados por traerle agua. Pero lo hicieron en obediencia a Jesús, y mientras iban, Jesús hizo el milagro.

¿Hay tinajas llenas que Jesús te ha dado? Puede ser que no estés experimentando nada porque no has tomado el siguiente paso de fe. Puede que no sepas qué decir, o estás esperando alguna unción especial, pero cuando obedeces su palabra, Dios realizará su milagro. Toma de lo que Jesús ha hecho en tu vida, llévalo a otros y verás milagros.

El encargado del banquete probó el agua convertida en vino sin saber de dónde había salido, aunque sí lo sabían los sirvientes que habían sacado el agua. Entonces llamó aparte al novio 10 y le dijo: ―Todos sirven primero el mejor vino y, cuando los invitados ya han bebido mucho, entonces sirven el más barato; pero tú has guardado el mejor vino hasta ahora.

Si quieres andar como anduvo Jesús, haz todo con excelencia

No era su idea cambiar agua en vino. No fue dirigido hacerlo por su Padre. Puede parecer algo sin mucha importancia, especialmente si crees que tomar vino es un pecado. Pero todo lo que Jesús hizo, lo hizo con excelencia. Si andamos como Cristo anduvo, ofreceremos lo mejor que tenemos, no solo a Dios y en la iglesia, sino también en el trabajo y en el hogar.

¿Has probado el vino nuevo?

¡Imagina la sorpresa del novio! Su problema está resuelto, y no solamente resuelto, sino abundantemente, con el mejor vino de la historia del mundo. ¿Has probado del amor y poder de Jesús? Él quiere darte lo mejor, y en abundancia. No quiere destruir tu vida; Él vino para darte una vida mejor. Tampoco quería ver una boda arruinada por la falta de vino. Tú puedes creer que el vino se acabó en tu vida. Puedes sentirte desesperanzado, creyendo que los días mejores de tu vida se han acabado, pero no es así. Planeamos conforme a nuestra sabiduría, y muchas veces fracasamos. Buscamos todas las formas posibles de suministrar el vino necesario, pero no tenemos los recursos, y parece que se acabó la fiesta. Tenemos que llegar al final de nuestros recursos, y por fin clamar a Jesús. Él toma las tinajas vacías de tu vida y las llena, y llena tu corazón vacío con su amor, gozo y poder. Nos da lo mejor, porque ha reservado lo mejor para el final.

11 Esta, la primera de sus señales, la hizo Jesús en Caná de Galilea. Así reveló su gloria, y sus discípulos creyeron en él.

¿Has visto la gloria de Jesús? ¿Has visto su poder y amor? Cuando ves la grandeza del Señor, tienes que responder a Él. Sus discípulos creyeron en Él. Su fe fue fortalecida por este milagro, y Jesús quiere fortalecer tu fe también. Él quiere llenar tus tinajas vacías y darte una nueva esperanza, y Él quiere caminar contigo, para que tú puedas caminar como Él caminó.