Juan 4:3-42  Cómo ayudar a otros a caminar con Cristo

¿Alguna vez has compartido tu fe con otra persona? ¿Cómo respondió? Muchos cristianos tienen miedo de evangelizar, y la mayoría lo hace muy poco. Pero Jesús nos manda a compartir nuestra fe:

Por tanto, vayan y hagan discípulos de todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo, enseñándoles a obedecer todo lo que les he mandado a ustedes (Mateo 28:19-20).

Cuando venga el Espíritu Santo sobre ustedes, recibirán poder y serán mis testigos tanto en Jerusalén como en toda Judea y Samaria, y hasta los confines de la tierra (Hechos 1:8).

Y Jesús nos advirtió:

Si alguien se avergüenza de mí y de mis palabras en medio de esta generación adúltera y pecadora, también el Hijo del hombre se avergonzará de él cuando venga en la gloria de su Padre con los santos ángeles (Marcos 8:38).

En este primer volumen nos hemos centrado en la relación personal con Jesús. Ahora, con esa base, podemos pensar en otros. Si vamos a andar como Jesús anduvo, tenemos que compartir esta vida maravillosa. Aquí, acompañando a Jesucristo de camino para Galilea, vamos a aprender cómo evangelizar y relacionarnos con otros, y ver que alguien con muy poco conocimiento pueda evangelizar.

Jesús se fue de Judea y volvió a Galilea. En el camino, tenía que pasar por Samaria. 

¿Jesús tenía que pasar por Samaria?

Ningún judío tenía que pasar por allí; ninguno quería pasar por Samaria. Es cierto que estaba entre Judea y Galilea, y el camino más directo pasaba por Samaria, pero los judíos tomaron un camino más largo para evitarla, siguiendo el rio Jordán al este de Samaria. Los judíos odiaban a los samaritanos. ¿Por qué?

Después del exilio de Israel a Babilonia, los asirios trajeron a otras gentes para llenar la tierra. Ellos se casaron con los judíos restantes, y mezclaron su religión con la adoración del verdadero Dios. Tenían un templo en el monte Gerizim; no aceptaron a Jerusalén como el centro del culto. Cuando los judíos volvieron de su cautividad, en vez de evangelizarlos y enseñarles la Palabra de Dios, los condenaron.

Hay “samaritanos” entre nosotros: gente de otros grupos religiosos que quieren saber más acerca de Jesús. Muchas veces están abiertos, si hablamos sinceramente con ellos en lugar de condenarlos. Es demasiado fácil ser como esos judíos y odiar a gente diferente a nosotros.

Jesús tenía que pasar por Samaria porque su Padre le envió allá en una misión, y el Padre puede enviarte a lugares donde nadie más quiere ir. Él desafía nuestros prejuicios, porque Él ama a todos, incluso a los samaritanos y a la gente despreciada por nuestro mundo. Cuando caminamos con Jesús, a menudo tomamos un camino angosto y poco transitado.

Entonces llegó a una aldea samaritana llamada Sicar, cerca del campo que Jacob le dio a su hijo José.Allí estaba el pozo de Jacob; y Jesús, cansado por la larga caminata, se sentó junto al pozo cerca del mediodía. 

Hacía mucho calor. Ya habían caminado por varias horas, y en su naturaleza humana, Jesús estaba cansado. Se sentó a descansar junto a un pozo muy histórico, el pozo de Jacob. Dios a menudo usa las cosas cotidianas para guiarnos, como la necesidad de descansar.

El pozo era conveniente, pero Jesús también sabía que tarde o temprano alguien vendría para sacar agua; el pozo era un lugar donde la gente de la comunidad se congregaba.

¿Dónde está el pozo en tu comunidad?

Si quieres que Dios te use, debes estar en un lugar donde haya gente a quienes puedas ministrar, con los ojos y los oídos abiertos y un corazón disponible para aprovechar cada oportunidad que Dios te dé. Si estás sentado en un parque, no te escondas en tu teléfono o un libro – debe ser obvio que estás dispuesto a hablar con la persona que Dios te envíe.

Poco después, llegó una mujer samaritana a sacar agua, y Jesús le dijo: —Por favor, dame un poco de agua para beber.

Él estaba solo en ese momento porque sus discípulos habían ido a la aldea a comprar algo para comer.

Crea un ambiente adecuado

Jesús envió a sus discípulos a la aldea para comprar sus almuerzos. Sería una buena preparación para viajes misioneros: experimentar lo es ser extranjeros y comprar algo en un pueblo donde era obvio que no pertenecen.  Jesús también quiso crear un ambiente adecuado para platicar; sabía que con 13 personas presentes sería difícil entrar en una conversación con un samaritano. ¿Qué puedes hacer para crear un buen ambiente para ministrar a alguien?

Prueba las aguas

Jesús vio cada situación como un posible encuentro divino. Cuando caminamos con Jesús, Dios está preparando el camino por delante, y cada persona que encontramos puede ser enviada por Dios. No esperes para que la otra persona inicie una conversación. Puede ser difícil iniciarla con alguien que no conoces, pero no tienes que predicar o testificar. Pedir un pequeño favor es una buena manera de abrirla (“¿Usted tiene la hora?” “¿Usted conoce de un buen restaurant cerca de aquí?”). Si la persona responde, entramos más en la conversación. Si no, esperamos por otra oportunidad. Jesús dijo que pescaríamos a hombres, no cazaríamos a ellos.

Sería inusual que una mujer vaya al pozo sola, en el calor del mediodía. No era seguro; las mujeres casi siempre iban juntas, temprano de mañana o en la tarde. Y sería inusual que un hombre hablara con una mujer que no conoce (a menos que quisiera más que beber agua), aunque vamos a ver que esta mujer estaba acostumbrada a estar con muchos hombres. Todas esas cosas no impidieron que Jesús le hablara, pero llamaron la atención de la mujer:

La mujer se sorprendió, ya que los judíos rechazan todo trato con los samaritanos. Entonces le dijo a Jesús:

—Usted es judío, y yo soy una mujer samaritana. ¿Por qué me pide agua para beber?

Jesús quebrantó las normas en dos puntos: ser judío y ser hombre. Ella podría simplemente darle el agua, o pudiera actuar tímida, decirle “no,” y salir. Pero la petición de Jesús le interesa. No le da agua a Jesús (¡no sabemos si Jesús alguna vez recibió el agua que pidió!). Ella se sorprendió, y respondió a Jesús con una pregunta. Podrías interpretar su respuesta como un rechazo, o podrías sentirte ofendido, pero si vas a ser usado por el Señor hay que aprender a manejar las ofensas y el rechazo. Seguramente siempre habrá mucho en este mundo.

Cómo crear interés

Una buena manera de crear interés en alguien es hacer o decir algo fuera de lo común, algo radical, que le sorprende. Los samaritanos eran inmundos para los judíos; no usaban nada en común. El mundo va a notar algo diferente en nosotros:

  • Amamos a todos.
  • Cada persona es importante.
  • No tenemos prejuicios.
  • Rechazamos el racismo y toda superioridad de raza, clase o religión.

10 Jesús contestó: —Si tan solo supieras el regalo que Dios tiene para ti y con quién estás hablando, tú me pedirías a mí, y yo te daría agua viva.

Nuestra tendencia es presentar el regalo de Dios y Jesucristo, y posiblemente hablar de algo (el pecado, arrepentimiento) que ni tiene sentido para la persona ni se relaciona con su vida. Jesús hablaba a menudo en parábolas y dejó que el Espíritu Santo abriera el entendimiento.

Cómo profundizar

Tal como la mujer no le respondió a la solicitud de Jesús por agua, Jesús no responde su pregunta, sino que dice algo para provocar interés y preguntas por su parte:

  • Hay un regalo desconocido que Dios tiene para ella: “¿Qué es el regalo de Dios?”
  • A todos les gusta un regalo: “¿Puede ser que Dios tenga un regalo para mí? Siento como que no merezco nada de Dios.”
  • “¿Quién es este hombre? Nunca he conocido a alguien como Él.”
  • “¿Por qué me anima a pedirle a Él? Otros hombres siempre han querido algo de mí.”
  • “¿Qué es el agua viva?”

La idea es darles varias opciones para seguir hablando. Tienes que prestar mucha atención a su respuesta para saber cómo progresar. A menudo somos muy rápidos para hablar de la salvación y cubrir todos los puntos del evangelio. Analiza a la persona y busca un puente, algo que entiende de su propia experiencia.

11 —Pero señor, usted no tiene ni una soga ni un balde —le dijo ella—, y este pozo es muy profundo. ¿De dónde va a sacar esa agua viva? 12 Además, ¿se cree usted superior a nuestro antepasado Jacob, quien nos dio este pozo? ¿Cómo puede usted ofrecer mejor agua que la que disfrutaron él, sus hijos y sus animales?

La puerta está abierta, pero en este momento es obvio que la mujer no quiere hablar sobre su vida personal, sino que vuelve a cosas terrenales, e incluso discute con Jesús:

  • Jesús habla de agua viva, pero ella piensa en agua natural: Jesús no tiene forma de sacar agua, aun menos agua viva. Hay muchas personas que no tienen ningún concepto de cosas sobrenaturales o espirituales; solamente piensan en lo que pueden obtener naturalmente.
  • Ella percibe que Jesús se cree superior a Jacob, y se levanta para defender a su antepasado y su religión. La gente naturalmente se resiste a la persona que parece muy religiosa o se cree superior a otros.

Este es un punto crítico. Si Jesús se defiende a sí mismo y discute con ella, probablemente va a perder toda posibilidad de tocar su alma.

13 Jesús contestó: —Cualquiera que beba de esta agua pronto volverá a tener sed, 14 pero todos los que beban del agua que yo doy no tendrán sed jamás. Esa agua se convierte en un manantial que brota con frescura dentro de ellos y les da vida eterna.

Una manera de entrar a una comunidad nueva o cerrada es ofrecerles algo nuevo y mejor. La sed es universal; todos beben agua. Jesús no viene a nosotros hablando de cosas celestiales; Él nos toca en el nivel más básico y nos ofrece vida abundante. ¿Puedes pensar en algunas necesidades o experiencias universales que Jesús puede transformar? ¿Cómo puedes comunicárselo a la gente sedienta que te rodean?

Agua viva

Jesús se aprovecha de sus preguntas para profundizar sobre la naturaleza del agua viva, pero en vez de hablar directamente a la mujer, habla de “cualquiera” y “todos.” Le ofrece una clara opción: agua del pozo que siempre ha bebido (pero siempre tiene sed otra vez), o el agua que Jesús le ofrece.

Sabiamente, Jesús no entra en controversias religiosas; casi siempre es mejor evitarlas. Y no te defiendas a ti mismo. Jesús ofrece agua sobrenatural, agua que fluye del corazón de su Padre. El agua que Jesús ofrece a ella – y a ti – es muy especial:

  • El que beba el agua viva no tendrá sed jamás. Hay una diferencia fundamental en lo que Jesús ofrece.
  • Esa agua se convierte en un manantial.
  • Esta agua brota con frescura dentro de nosotros.
  • Tiene poder sobrenatural para darnos vida eterna.

Entonces, ¿por qué cantamos y hablamos muchas veces sobre la sed que tenemos? Yo creo que muchas personas vienen a la iglesia y toman un vaso de agua viva y se sienten bien, pero no conocen la presencia del Espíritu Santo, la fuente que brota con frescura en su interior.

¿Y qué es esa vida eterna?

“Y esta es la vida eterna: que te conozcan a ti, el único Dios verdadero, y a Jesucristo, a quien tú has enviado” (Juan 17:3).

La vida eterna no es una cuestión de años interminables, sino de una relación real con Dios. Tú puedes experimentar la vida eterna ahora, en relación con Cristo, y saborearla en relación con otras personas. Así vemos la importancia de lo que Jesús nos modela junto a ese pozo: conectarnos genuinamente con alguien.

15 —Por favor, señor —le dijo la mujer—, ¡déme de esa agua! Así nunca más volveré a tener sed y no tendré que venir aquí a sacar agua.

Como muchas personas hoy que solo quieren a Jesús para sus bendiciones y la promesa de una vida mejor y más cómoda, ella solo está pensando en su conveniencia y calidad de vida; no está pensando en la vida eterna. Tal vez está tan cansada de la vida cotidiana que no puede pensar en la vida eterna.

Un error común

Para muchos cristianos, parece que la mujer ha llegado al punto de aceptar a Jesús. Ya ha dicho “¡Dame de esa agua! ¡Quiero aceptar tu oferta, Jesús!” Pero sería una decisión muy superficial, porque no hay arrepentimiento ni sometimiento al señorío de Jesucristo. Engañamos a muchas personas cuando oramos con ellas en este punto y las bendecimos como si ya estuvieran salvas. Jesús no le da el agua porque Él sabe que ella no está lista; quiere la bendición, no quiere la relación.

16 Jesús le dijo: —Ve y trae a tu esposo.

Una nueva táctica

En vez de regañarla por su falta de interés en cosas espirituales, Jesús cambia las tácticas. Cuando la persona no responde en el nivel espiritual, escucha al Señor por alguna dirección o revelación que pueda abrir su corazón. No tengas miedo de tocar algo doloroso; las cuestiones de familia, matrimonio y sexo casi siempre llaman su atención, sobre todo en este caso, porque un extranjero (y un hombre) toca algo tan íntimo. En este momento el Espíritu puso en el corazón de Jesús para hablar de su matrimonio.

17 —No tengo esposo —respondió la mujer.

Está aquí que muchos de nosotros nos desanimamos, creyendo que no hemos oído la voz del Espíritu. Muchas personas podrían pedir disculpas y decir que tienen que buscar a sus compañeros en la aldea. Pero precisamente en ese momento Jesús opera en lo que llamamos el “don de palabra de ciencia.” Es un don que Dios puede dar a cualquier creyente; es útil no solamente dentro de la iglesia, sino también para ministrar y evangelizar a aquellos fuera de la iglesia.

—Es cierto —dijo Jesús—. No tienes esposo 18 porque has tenido cinco esposos y ni siquiera estás casada con el hombre con el que ahora vives. ¡Ciertamente dijiste la verdad!

Este encuentro empezó con Jesús simplemente descansando junto a un pozo, cansado y sediento. Pero Dios tenía planeado algo mucho más profundo, y ahora Jesús opera con conocimiento sobrenatural. Jesús no la condena, simplemente dice lo que es la situación, y esa revelación sobrenatural confirma a la mujer que éste es un varón de Dios.

19 —Señor —dijo la mujer—, seguro que usted es profeta. 20 Así que dígame, ¿por qué ustedes, los judíos, insisten en que Jerusalén es el único lugar donde se debe adorar, mientras que nosotros, los samaritanos, afirmamos que es aquí, en el monte Gerizim, donde adoraron nuestros antepasados?

Ella todavía no quiere pasar a ese nivel íntimo; está incómoda, se siente vulnerable y se esconde en un argumento religioso, en cosas superfluas. Es muy común escapar de una situación incómoda con esas cuestiones: “¿Quién era la esposa de Caín? ¿Se casó con su hermana?” “¿Por qué permite Dios el sufrimiento?” O hablar de las diferencias entre la iglesia católica, otras sectas, y varios grupos evangélicos, o señalar todos los hipócritas en la iglesia.

En este caso, puede ser que ella realmente quiera saber quién tiene la razón. Otra vez, si discutimos y condenamos a alguien por su error, se puede perder la oportunidad de ministrar a la persona. No permitas que las cuestiones religiosas te distraigan del mensaje.

Verdadera adoración

21 Jesús le contestó: —Créeme, mujer, que se acerca el tiempo en que no tendrá importancia si se adora al Padre en este monte o en Jerusalén.

Muchas de estas cuestiones religiosas, que tienen tanta importancia para nosotros, se centran en cosas temporales y no tienen verdadera relevancia. Pero aquí le dan a Jesús la oportunidad de claramente presentar la verdad. Sí, queremos respetar a otros y demoramos en condenarlos. Pero Jesús sabe que es hora para decir la verdad:

22 Ustedes, los samaritanos, saben muy poco acerca de aquel a quien adoran, mientras que nosotros, los judíos, conocemos bien a quien adoramos, porque la salvación viene por medio de los judíos. 

Se necesita discernimiento para saber cuándo confrontar creencias equivocadas. Si es algo que tiene un impacto eternal, tenemos la responsabilidad de decir la verdad (por lo que es importante saber la verdad, para discernir el error). Muchos quieren ser vistos como tolerantes e inclusivos, y se quedan callados cuando temas controversiales entran en la conversación, como la creencia común que todas las religiones nos llevan a Dios. En ese punto tenemos que abrir la boca y decir: “Pues, ¿qué piensas de Jesús cuando dice ‘yo soy el camino, la verdad y la vida, y nadie viene al Padre aparte de mí’? ¿Era mentiroso? ¿O loco? ¿O crees que dijo la verdad?”

23 Pero se acerca el tiempo —de hecho, ya ha llegado— cuando los verdaderos adoradores adorarán al Padre en espíritu y en verdad. El Padre busca personas que lo adoren de esa manera. 24 Pues Dios es Espíritu, por eso todos los que lo adoran deben hacerlo en espíritu y en verdad.

¿Qué significa adorar a Dios en espíritu y en verdad? “En verdad” tiene que ver con un conocimiento correcto de quién es Dios y qué ha hecho. “En espíritu” significa que ni el lugar (una “iglesia” tradicional o un almacén) ni las diversas formas (un culto muy calmado, o gente danzando y gritando) de adorar a Dios tienen tanta importancia. La verdadera adoración proviene de nuestro conocimiento y experiencia, y es guiado por el Espíritu Santo, quien siempre quiere exaltar a Jesús. Antes de “el tiempo” (que Jesús dice ha llegado con su ministerio), la adoración en el templo consistía en rituales y leyes. Se trataba de cosas que se pueden hacer (sacrificios, ofrendas, oraciones leídas) y luego creer que uno está bien con Dios. Son cosas exteriores, y no necesariamente algo del corazón y del Espíritu.

¿Cómo es tu adoración? ¿Entiendes lo que es adorar en espíritu y en verdad? ¿Animas a otras personas a adorar así? ¿Dirías que tú eres un verdadero adorador?

25 La mujer dijo: —Sé que el Mesías está por venir, al que llaman Cristo. Cuando él venga, nos explicará todas las cosas.

Por fin esta mujer demuestra un poco de interés espiritual. Aparentemente ella tenía cierta esperanza de un Mesías, y la fe para una mejor comprensión cuando llegó. Posiblemente tenía muchas preguntas; lo que le interesa del ministerio de Jesús es la explicación de todas las cosas. Pero todavía no permite que Jesús toque su corazón.

26 Entonces Jesús le dijo: —¡Yo soy el Mesías! (Yo soy, el que habla contigo, RVR)

Ésta es una de las pocas veces que Jesús claramente declara quién es. Aunque no es muy obvio en la traducción, Él también afirma que es Dios, usando el nombre de Dios: YO SOY.

Los discípulos vuelven

Hay momentos en que parece que alguien interrumpe nuestra evangelización precisamente en el momento equivocado, pero tenemos que confiar en que Dios lo ha permitido. Puede ser que la mujer no esté lista para recibir más.

27 Justo en ese momento, volvieron sus discípulos. Se sorprendieron al ver que Jesús hablaba con una mujer, pero ninguno se atrevió a preguntarle: «¿Qué quieres de ella?» o «¿Por qué le hablas?». 28 La mujer dejó su cántaro junto al pozo y volvió corriendo a la aldea mientras les decía a todos: 29 «¡Vengan a ver a un hombre que me dijo todo lo que he hecho en mi vida! ¿No será este el Mesías?». 30 Así que la gente salió de la aldea para verlo.

La mujer posiblemente notó la expresión en las caras de los discípulos, quienes estaban incrédulos que Jesús estuviera hablando con una mujer, y una mujer samaritana (aunque Jesús tenía el hábito de escandalizar a sus discípulos). Ella sale corriendo, tan apurada que dejó su cántaro allí. Pero esta mujer ahora se convierte en una evangelista (una mejor evangelista que los discípulos, que seguramente no habían hablado nada acerca de Jesús en la aldea). Ella no es salva, y tiene muy poco conocimiento del evangelio, pero estar en la presencia de Jesús cambia a una persona, y ella tiene la fe que Él podría ser el Mesías.

Ella dice que “me dijo todo lo que he hecho en mi vida.” Posiblemente platicaban de muchas cosas más, las cuales no están registradas en Juan. Para ser evangelista no necesitas mucha experiencia o educación. Simplemente invita a otras personas a venir y ver quién es este Cristo que tú has llegado a conocer.

Los campos ya están blancos para la siega

31 Mientras tanto, los discípulos le insistían a Jesús: —Rabí, come algo.

32 Jesús les respondió: —Yo tengo una clase de alimento que ustedes no conocen.

33 «¿Le habrá traído alguien de comer mientras nosotros no estábamos?», se preguntaban los discípulos unos a otros.

La samaritana no es la única que carece de una perspectiva espiritual. Jesús habla de alimento espiritual, y los discípulos solo pueden pensar en comida física.

34 Entonces Jesús explicó: —Mi alimento consiste en hacer la voluntad de Dios, quien me envió, y en terminar su obra. 35 Ustedes conocen el dicho: “Hay cuatro meses entre la siembra y la cosecha”, pero yo les digo: despierten y miren a su alrededor, los campos ya están listos para la cosecha. 36 A los segadores se les paga un buen salario, y los frutos que cosechan son personas que pasan a tener la vida eterna. ¡Qué alegría le espera tanto al que siembra como al que cosecha! 37 Ya saben el dicho: “Uno siembra y otro cosecha”, y es cierto. 38 Yo los envié a ustedes a cosechar donde no sembraron; otros ya habían hecho el trabajo, y ahora a ustedes les toca levantar la cosecha.

Con sus discípulos Jesús habla directamente:

  • Ellos fueron a buscar comida, y parece que solamente están pensando en esa comida. La conversación con la mujer alimentó a Jesús espiritualmente. Él fue enviado con un propósito, y siempre quiere discernir la voluntad de su Padre. Siente una urgencia por terminar la obra que le fue dada. ¿Sabes cuál es tu misión? ¿Sabrás cuando la terminas? ¿Te has saciado haciendo la voluntad de Dios?
  • Ellos están ciegos, cegados por su sexismo y racismo, y están dormidos. Hay muchos que creen que la cosecha está por venir, pero Jesús dice que si tu abres tus ojos, hay mucha gente a tu alrededor lista para la cosecha.
  • ¿Qué es el fruto que Dios espera de nosotros? Personas que reciben vida eterna. ¿Tienes una vida fructífera?
  • Ya sea si se está sembrando o cosechando, debemos experimentar mucha alegría en participar en la evangelización.
  • Parece que la misma persona que siembra rara vez cosecha. ¿Estás sembrando la buena semilla de la Palabra de Dios, confiado que no volverá vacía? ¿Estás alerta para la gente lista para la cosecha?
  • Los discípulos deben estar agradecidos por el arduo trabajo de otros que fielmente predicaron la Palabra. Tú puedes ser el fruto de alguien que predicó a tu mamá hace muchos años. ¿Has pensado en las varias personas que han sembrado en tu vida?

Una gran cosecha en Samaria

39 Muchos samaritanos de esa aldea creyeron en Jesús, porque la mujer había dicho: «¡Él me dijo todo lo que hice en mi vida!». 40 Cuando salieron a verlo, le rogaron que se quedara en la aldea. Así que Jesús se quedó dos días, 41 tiempo suficiente para que muchos más escucharan su mensaje y creyeran. 42 Luego le dijeron a la mujer: «Ahora creemos, no solo por lo que tú nos dijiste, sino porque lo hemos oído en persona. Ahora sabemos que él es realmente el Salvador del mundo».

No sabemos qué pasó con la mujer. ¿Se casó con su “novio”? ¿Seguía evangelizando? ¿O era su parte sólo para traer a otros a Jesús? No sabemos, y no hay registro de una iglesia allí. Es interesante que no menciona ningún milagro; en otros lugares los milagros atrajeron a la gente, pero aquí solo dice que escucharon su mensaje y creyeron. Una mujer con una reputación mala en su aldea, que sabía casi nada de la Biblia o de Jesús, fue responsable de la conversión de una gran parte de su ciudad. ¡Imagina lo que Dios puede hacer contigo!

Sí, Jesús tenía que pasar por Samaria. Dios tenía mucha gente allí. ¿Hay algún lugar por el que tú tienes que pasar? ¿Tienes los ojos abiertos a los campos listos para la cosecha?