Lucas 22  La Santa Cena

Era la noche más importante en la vida terrenal de Jesucristo; ocupa más espacio en los evangelios que cualquier otro día en su vida (¡9 capítulos!). Empezó con un acto radical de humildad y servicio: lavando los pies de los discípulos. Compartió los pensamientos más íntimos de su corazón en Juan 14-16, y tenemos su oración más larga registrada, en Juan 17. Cuando salieron del aposento alto fue traicionado y arrestado. Y esa noche Jesús inició la Santa Cena.

14 Cuando era la hora, se sentó a la mesa, y con él los apóstoles. 15 Y les dijo: !!Cuánto he deseado comer con vosotros esta pascua antes que padezca!

Esta cena era algo que Jesús anticipaba con muchas ansias. La NVI dice: He tenido muchísimos deseos. ¿Cuántas cosas “deseaba” Jesús en su vida terrenal? ¡Esta es la única registrada! Creo que desde toda la eternidad Jesús estaba pensando en esa noche.

16 Porque os digo que no la comeré más, hasta que se cumpla en el reino de Dios.

Esta era su “ultima cena,” hasta que come y bebe de nuevo en el reino. Es el cierre de tres años extraordinarios, cuando el Hijo de Dios andaba en esta tierra con doce hombres, y nos dio un ejemplo para seguir: invertirse en otros con potencial para ser líderes en la iglesia. También es una anticipación del reino venidero, cuando vamos a compartir esta cena con los creyentes de todos los siglos.

Jesús inicia la Cena

17 Y habiendo tomado la copa, dio gracias, y dijo: Tomad esto, y repartidlo entre vosotros; 18 porque os digo que no beberé más del fruto de la vid, hasta que el reino de Dios venga.

Hay cuatro copas de vino que beben en la pascua; esta era la primera. Otra vez Jesús habla del Reino; dijo: “no comeré” y “no beberé” más hasta que el reino venga. Él ahora está esperando las bodas del Cordero. Nosotros también deseamos mucho participar en esa cena con Jesucristo; rogamos en el Padre Nuestro: “Que venga tu reino.”

19 Y tomó el pan y dio gracias, y lo partió y les dio, diciendo: Esto es mi cuerpo, que por vosotros es dado; haced esto en memoria de mí. 20 De igual manera, después que hubo cenado, tomó la copa, diciendo: Esta copa es el nuevo pacto en mi sangre, que por vosotros se derrama.

Sacramentos

La Santa Cena es un sacramento. ¿Qué es un sacramento? Algo simbólico que Jesús nos mandó hacer; como aquí nos manda: Haced esto en memoria de mí. La iglesia católica tiene 7 sacramentos (Bautismo, Confirmación, Eucaristía, Confesión o Penitencia, Unción de los enfermos, Orden Sacerdotal, y Matrimonio). La iglesia evangélica/cristiana tiene dos: Bautismo y la Santa Cena.

Sabemos que el bautismo no salva; no hay nada mágica en esas aguas, pero creemos que hay algo que pasa espiritualmente cuando obedecemos el mandato de Jesús. Es un “medio de gracia.” Es interesante que los dos sacramentos hablan de muerte: En el bautismo crucificamos al viejo hombre y somos sepultados en identificación con Jesús; entonces subimos de las aguas, nacido de nuevo en una resurrección. La Cena es un memorial al sacrificio de Cristo en la cruz, y la salvación que nos ofrece.

Los católicos creen que el pan y el vino realmente se convierten en la carne y sangre de Jesús; por esa razón tienen tanto cuidado con cada gota del vino y todo el pan. ¿Por qué creen eso? Porque Jesús dijo: Esto es mi cuerpo. Pero es un ejemplo de la importancia de una interpretación cuidadosa de la Palabra de Dios. Los paganos del primer siglo dijeron que los cristianos eran caníbales, porque hablaron de “comer el cuerpo” de Jesús. El pan y el jugo son símbolos impactantes de recibir a Jesús. La Biblia habla de nuestra “unión” con Jesús, de “Cristo en nosotros, la esperanza de gloria.” ¿Sabes que la presencia de Jesús en nosotros es tan real como el jugo y el pan que tomamos en la Cena?

¿Con cuanta frecuencia se debe celebrar la Cena? Parece que en la iglesia primitiva era varias veces en la semana. El mínimo pueda ser mensual, pero más frecuente probablemente es mejor. Para los católicos la Eucaristía es la parte más importante de la misa; la triste realidad para muchos cristianos es que la Cena no tiene mucha importancia. Fácilmente puede convertirse en un ritual, o superstición, pero es un tiempo de comunión íntima con Jesús.

Poder espiritual en la Cena

Como un medio de gracia, el pan y el jugo son más que símbolos. Hay algo poderoso en nuestra obediencia para celebrar la Cena. Por esa razón Pablo escribió en 1 Corintios 11:

26 Así, pues, todas las veces que comiereis este pan, y bebiereis esta copa, la muerte del Señor anunciáis hasta que él venga. 27 De manera que cualquiera que comiere este pan o bebiere esta copa del Señor indignamente, será culpado del cuerpo y de la sangre del Señor. 28 Por tanto, pruébese cada uno a sí mismo, y coma así del pan, y beba de la copa. 29 Porque el que come y bebe indignamente, sin discernir el cuerpo del Señor, juicio come y bebe para sí. 30 Por lo cual hay muchos enfermos y debilitados entre vosotros, y muchos duermen. 31 Si, pues, nos examinásemos a nosotros mismos, no seríamos juzgados.

Si muchos se enfermaron, se debilitaron, e incluso murieron porque tomaron la Cena de una manera indigna, ¡tiene que ser muy poderosa! ¿Qué más aprendemos de estos versículos acerca de la Cena?

  • Anunciamos la muerte de Jesús: al mundo, a los principados y potestades, y al diablo.
  • Vamos a celebrarla “hasta que Él venga;” mirando para atrás a la cruz, y para adelante a las Bodas del Cordero.
  • Es posible comer y beber indignamente; resulta en ser culpable de pecar contra el cuerpo y la sangre de Jesús. Si no discernimos el cuerpo del Señor, comemos y bebemos juicio para sí.

La Cena es muy santa; nos acercarnos a la mesa con mucha reverencia. Para evitar problemas, tenemos que examinarnos: ¿Hay pecado? ¿Cómo está la relación con Cristo? Si no estamos bien, seremos juzgados por Dios. Si hay hipocresía o si estamos jugando con Dios, estamos tomando la cena indignamente, y perdemos la bendición.

Una participación con la sangre y el cuerpo de Cristo

Hay otro aspecto que Pablo nos enseña en 1 Corintios 10:

16 La copa de bendición que bendecimos, ¿no es la comunión de (participación con, entramos en comunión con) la sangre de Cristo? El pan que partimos, ¿no es la comunión del cuerpo de Cristo? 17 Siendo uno solo el pan, nosotros, con ser muchos, somos un cuerpo; pues todos participamos de aquel mismo pan. 18 Mirad a Israel según la carne; los que comen de los sacrificios, ¿no son partícipes del altar?

El pan también es un símbolo de nuestra unidad como el cuerpo de Jesús. Es un solo pan, pero cada persona toma un pedacito en la comunión.

Espiritualmente participamos (tenemos comunión con) la sangre de Jesús cuando tomamos la copa; lo mismo con el pan y el cuerpo de Jesús. Es algo muy espiritual, muy profundo. Así era para Israel y sus sacrificios – eran partícipes del altar donde los ofrecían. Algunos Corintios estaban participando en la mesa de Cristo – y la mesa de ídolos u otros dioses:

19 ¿Qué digo, pues? ¿Que el ídolo es algo, o que sea algo lo que se sacrifica a los ídolos? 20 Antes digo que lo que los gentiles sacrifican, a los demonios lo sacrifican, y no a Dios; y no quiero que vosotros os hagáis partícipes con los demonios. 21 No podéis beber la copa del Señor, y la copa de los demonios; no podéis participar de la mesa del Señor, y de la mesa de los demonios. 22 ¿O provocaremos a celos al Señor? ¿Somos más fuertes que él?

Un ídolo es solamente madera o piedra, pero detrás de cada ídolo hay un demonio. Cuando alguien ofrece un sacrificio a un ídolo, está participando (tiene comunión con), ese demonio, en la misma manera que nosotros tenemos comunión con Cristo en la santa cena. Hay algo muy perverso en participar con ambas: la mesa de Cristo y la mesa de demonios.

Satanás presente en el Aposento Alto

Hablar de demonios, y aunque puede parecer increíble, el mismo diablo estaba presente allí con Jesús y los discípulos. ¿Por qué no lo echó fuera Jesús? Dios utiliza al diablo para sus propósitos. Hay tres tentaciones, tres cosas dolorosas registradas en Lucas 22 para Jesús en esa noche que estuvo tan especial para Él.

21 Mas he aquí, la mano del que me entrega está conmigo en la mesa.22 A la verdad el Hijo del Hombre va, según lo que está determinado; pero !!ay de aquel hombre por quien es entregado!23 Entonces ellos comenzaron a discutir entre sí, quién de ellos sería el que había de hacer esto.

Traición, por amor al dinero

A veces es así para nosotros también. En los momentos más importantes y más espirituales, la mano de un traidor, de un enemigo, está con nosotros en la mesa. Si tú has sido traicionado por un compañero de trabajo o un amigo, tú sabes que dolorosa es. Es aun peor cuando es un hermano en la iglesia o un miembro de tu familia. Jesús sabe cómo se siente ser traicionado.

Judas era el tesorero del grupo. Él amaba el dinero (ve Juan 6:70; 12:5-6; 13:29). Cuando los líderes de los judíos le ofrecieron 30 piezas de plata para traicionar a su Maestro, lo aceptó.

El evangelio de San Juan dice que cuando Jesús ofreció pan a Judas y él lo tomó, Satanás entro en él. Judas tenía una última oportunidad para arrepentirse, pero estaba cegado y engañado. Jesús nos da esa oportunidad para arrepentirnos cuando nos ofrece el símbolo de su cuerpo quebrantado. Debemos estar muy impactados cuando pensamos en lo que significan el pan y la copa, pero el corazón endurecido ha perdido esa sensibilidad.

¿Quién sería el mayor?

Es casi como Judas abrió la puerta para el diablo, porque Satanás siempre quiere ser primero, siempre busca posición.

24 Hubo también entre ellos una disputa sobre quién de ellos sería el mayor.

Jesús se humilló para lavar los pies de los discípulos. Su vida era un modelo del servicio. Pero allí, después de la misma santa cena, entran en una disputa sobre quién sería el mayor. Es la estrategia del diablo sembrar divisiones y celos en la iglesia. Él fue el primero que se levantó y se exaltó para ser el mayor. En nuestra naturaleza caída, nosotros queremos ser el mayor también, pero Jesús dice que en el reino, todo está al revés del mundo:

25 Pero él les dijo: Los reyes de las naciones se enseñorean de ellas, y los que sobre ellas tienen autoridad son llamados bienhechores; 26 mas no así vosotros, sino sea el mayor entre vosotros como el más joven, y el que dirige, como el que sirve.27 Porque, ¿cuál es mayor, el que se sienta a la mesa, o el que sirve? ¿No es el que se sienta a la mesa? Mas yo estoy entre vosotros como el que sirve.

La cena es un llamado al servicio y a la humildad. A la misma vez, Dios nos promete que el que se humilla a si mismo será exaltado. Hay una recompensa para nuestro servicio a Cristo. Esta cena nos recuerda de las bodas del Cordero cuando Jesús regresa en gloria, y recibimos nuestras coronas.

28 Pero vosotros sois los que habéis permanecido conmigo en mis pruebas. 29 Yo, pues, os asigno un reino, como mi Padre me lo asignó a mí,30 para que comáis y bebáis a mi mesa en mi reino, y os sentéis en tronos juzgando a las doce tribus de Israel.

Nosotros también vamos a reinar con Cristo – si permanecemos en Él. Si Cristo tenía pruebas, estoy seguro que tú, tu familia, y tu iglesia van a pasar por pruebas también. Es importante permanecer en ese matrimonio, permanecer en la iglesia donde Cristo te colocó, y permanecer firme en tu fe en Jesús. Habrá una recompensa para esa fidelidad. ¿Quieres un reino? ¿Quieres comer y beber a la mesa de Jesús? No tenemos que luchar para posición; Jesús se entregó a su Padre y se sometió a la muerte cruel de la cruz, pero Dios le exaltó a lo más alto.

Zarandeados como a trigo

Por temor, por estar muy confiado en nosotros mismos, podemos negar a Jesús. Judas no era el único blanco del diablo.

31 Dijo también el Señor: Simón, Simón, he aquí Satanás os ha pedido para zarandearos como a trigo; 32 pero yo he rogado por ti, que tu fe no falte; y tú, una vez vuelto, confirma a tus hermanos.

Cristo sabe los planes de Satanás. El diablo tiene que pedir permiso de Dios, y muchas veces Dios lo le concede. Dice “os ha pedido” – son todos que Satanás quiere zarandear, pero Pedro es el blanco principal, porque él es el líder. ¿Puede ser que Satanás ha pedido para zarandearte como a trigo? Dios sabe cuánto puedes soportar, y no permite a Satanás tentarte más allá. ¡Jesús está orando por ti! Tal vez tienes a un hijo u otro familiar que Satanás está zarandeando. Jesús está rogando por él también. Volverá, y tendrá un ministerio hermoso.

33 Él le dijo: Señor, dispuesto estoy a ir contigo no sólo a la cárcel, sino también a la muerte.34 Y él le dijo: Pedro, te digo que el gallo no cantará hoy antes que tú niegues tres veces que me conoces.

Ten cuidado con las promesas que haces al Señor. El orgullo viene antes de una caída. 1 Corintios 10:12 dice: Por lo tanto, si alguien piensa que está firme, tenga cuidado de no caer. Solo estamos de pie por la gracia de Dios. Hay veces cuando negamos a Jesús por el temor de hombre. No testificamos a alguien porque no queremos ser rechazados. Caemos en pecado porque no podemos decir “no.” Tomamos decisiones necias que niegan nuestro compromiso a Cristo. Por dicha, Pedro salió llorando y afligido cuando el gallo cantó, y Jesús le miró. Pero aun pasó por unos días muy oscuros hasta que Cristo le restauró en Juan 21.

Es tentador para nosotros buscar una salida fácil de los problemas. Es muy doloroso desear algo, solo para estar decepcionado por alguien que amas. Jesús podía evitar el dolor de estar en la mesa con su traidor, o ver la inmadurez de sus discípulos en su disputa de quien sería el mayor. Él podía simplemente cancelar la cena; todavía sería arrestado y enviado a la cruz. Pero Él tenía unas cosas muy importantes para compartir esa noche en el Aposento Alto, y ahora nosotros también podemos participar en su cuerpo y sangre por medio de la Santa Cena y nuestra fe en lo que simbolizan.