1 Samuel 17: David y Goliat

El capítulo 15 de 1 Samuel es el punto de cambio en el libro: Saúl, el primer rey de Israel, pierde su reinado a causa de su desobediencia. Dios dijo que uno mejor (David) sería rey, pero la transición era un proceso largo y doloroso. La primera parte de 1 Samuel tiene su enfoque en Saúl, pero empezando con el capítulo 16, el enfoque es David. Saúl está presente hasta el final trágico del libro (cuando se suicida), pero va bajándose más y más, y David sube.

Hay una relación muy interesante entre el rey rechazado y su sucesor:

  • Saúl era el suegro de David. David se casó con su hija Michal. Saúl creía que sería una oportunidad para matar a David cuando le dio el precio de 100 prepucios de los filisteos. Pero con gusto David cumplió.
  • El hijo de Saúl, Jonatán, era el mejor amigo de David.
  • David tocaba música en el palacio para aliviar los ataques del diablo contra Saúl
  • Saúl tenía muchos celos de David y lo persiguió y varias veces intentó a matarlo

¡Era una relación muy complicada y compleja! Aunque David ya fue ungido como rey, tenía que esperar muchos años para ascender al trono, y en esos años Dios estaba moldeándole. David tenía algo en común con Moisés: el campo de su preparación fue el rebaño, y mucho tiempo a solas con Dios. La soledad es dura, pero también es una oportunidad para acercarnos más a Dios. En esos tiempos David empezó a escribir los Salmos que todavía son de mucha bendición para nosotros.

Ahora, en 1 Samuel 17, Dios se aprovecha de una oportunidad para presentar a David al país. Es una de las historias mejor conocidas de la Biblia, con razón; hay unas cosas muy importantes para nosotros aquí.

Cansado del camino, frente a la batalla

1Los filisteos juntaron sus ejércitos para la guerra, y se congregaron en Soco, que es de Judá, y acamparon entre Soco y Azeca, en Efes-damim. También Saúl y los hombres de Israel se juntaron, y acamparon en el valle de Ela, y se pusieron en orden de batalla contra los filisteos. Y los filisteos estaban sobre un monte a un lado, e Israel estaba sobre otro monte al otro lado, y el valle entre ellos.

Saúl ya perdió su reino, pero el pueblo de Israel no lo sabe. Es una lucha diaria para él para mantener el ánimo y permanecer en la batalla. Esta era la historia de su vida; una batalla tras otra. Una vez más se juntaron y una vez más acamparon, pero Saúl está cansado y no tiene las fuerzas para guerrear. No está en ninguna condición para una batalla fuerte.

Es posible que tú te sientes como Saúl. Ya has experimentado muchas batallas y estás cansado. Puedes sentir que no tienes las fuerzas para una batalla más; que ya se acabó la vida. Dios parece muy lejos. Todavía hay esperanza mi hermano, aunque el diablo no tiene misericordia. Él se aprovecha de nuestro cansancio y debilidad para atacar aún más fuerte. Para Saúl era un paladín, pero para ti puede ser una enfermedad, un accidente, o problemas familiares o económicos. El problema parece gigantesco, e imposible.

El paladín

Salió entonces del campamento de los filisteos un paladín, el cual se llamaba Goliat, de Gat, y tenía de altura seis codos y un palmo (3 metros). Y traía un casco de bronce en su cabeza, y llevaba una cota de malla; y era el peso de la cota cinco mil siclos de bronce (57 kilos). Sobre sus piernas traía grebas de bronce, y jabalina de bronce entre sus hombros. El asta de su lanza era como un rodillo de telar, y tenía el hierro de su lanza seiscientos siclos de hierro; e iba su escudero delante de él.

Satanás trabaja mucho con apariencias. Hace todo lo posible para sembrar temor en el corazón. Todos estos detalles añaden al sentido que esta es una situación imposible.

Y se paró y dio voces a los escuadrones de Israel, diciéndoles: ¿Para qué os habéis puesto en orden de batalla? ¿No soy yo el filisteo, y vosotros los siervos de Saúl? Escoged de entre vosotros un hombre que venga contra mí. Si él pudiere pelear conmigo, y me venciere, nosotros seremos vuestros siervos; y si yo pudiere más que él, y lo venciere, vosotros seréis nuestros siervos y nos serviréis. 10 Y añadió el filisteo: Hoy yo he desafiado al campamento de Israel; dadme un hombre que pelee conmigo.

Yo creo que el diablo ha desafiado a la iglesia. Habla muchas mentiras y exageraciones. Se mofa de nosotros. Nos hace sentir muy pequeños y sin poder. En este momento él tiene la ofensiva; el establece las normas para la batalla. Él presenta la batalla como ganar todo o perder todo y ataca nuestra virilidad.

Ya es tiempo recuperar la batalla del enemigo. Él no tiene el control; Dios tiene el control. ¿Hay algún desafío que él se ha presentado a usted?

11 Oyendo Saúl y todo Israel estas palabras del filisteo, se turbaron y tuvieron gran miedo.

Estas palabras tenían exactamente el impacto deseado. Se turbaron y tuvieron gran miedo. En otras ocasiones Saúl se levantó en el poder de Dios para animar a su ejército y vencer al enemigo, pero ahora Dios se ha apartado de él, y el temor se ha apoderado de él. Saúl es inútil como líder de su pueblo. Sin alguna intervención de Dios, parece que Israel va a ser esclavos otra vez; esclavos de los filisteos. Satanás quiere que tú vuelvas a tu vieja esclavitud al pecado, pero esta vez será aun peor. Es fácil pensar que no hay posibilidad de volver a Dios, pero Dios nunca rechazo a Saúl como hombre, sino como rey. Él tuvo la oportunidad para humillarse y volver como siervo de Dios, pero no quiso.

Un muchacho que puede vencer al enemigo

12 Y David era hijo de aquel hombre efrateo de Belén de Judá, cuyo nombre era Isaí, el cual tenía ocho hijos; y en el tiempo de Saúl este hombre era viejo y de gran edad entre los hombres. 13 Y los tres hijos mayores de Isaí habían ido para seguir a Saúl a la guerra. Y los nombres de sus tres hijos que habían ido a la guerra eran: Eliab el primogénito, el segundo Abinadab, y el tercero Sama; 14 y David era el menor. Siguieron, pues, los tres mayores a Saúl.

David era el menor. Cuando Samuel fue a la casa de David, su padre ni siquiera pensó en David como posiblemente escogido por Dios.

A veces los que el mundo dice son los más importantes están siguiendo a alguien equivocado; en este caso son los primeros tres hermanos de David.

Ahora hay un “pero” importante. Los “peros” de la Biblia son importantes. A veces el “pero” (y no hablo de la mascota) es el mejor amigo del hombre.

15 Pero David había ido y vuelto, dejando a Saúl, para apacentar las ovejas de su padre en Belén.

David había ido también, en pos de sus hermanos, pero no le gustó lo que vio allí, y dejó a Saúl. Dejó el ejército, y volvió al redil para apacentar ovejas.

A veces tenemos que reconocer que estamos en un camino equivocado,  volver al redil de Dios, y dejar a alguien que antes tenía la unción de Dios pero ya no la tiene.

16 Venía, pues, aquel filisteo por la mañana y por la tarde, y así lo hizo durante cuarenta días.

Satanás es paciente. Persevera. Viene por la mañana y por la tarde para acusarnos y mofarse de nosotros. Se puede resistir sus tentaciones y acusaciones para unos días, pero después de 40 días es fácil rendirse y caer en la tentación o la desesperación.

17 Y dijo Isaí a David su hijo: Toma ahora para tus hermanos un efa de este grano tostado, y estos diez panes, y llévalo pronto al campamento a tus hermanos. 18 Y estos diez quesos de leche los llevarás al jefe de los mil; y mira si tus hermanos están buenos, y toma prendas de ellos.

No hay ningún pensamiento en la mente de Isaí que David puede guerrear; era muy  joven. Solo pudo traer panes y quesos y servir como mensajero, lo que es muy humillante para el muchacho.

David llega al campo de batalla

19 Y Saúl y ellos y todos los de Israel estaban en el valle de Ela, peleando contra los filisteos. 20 Se levantó, pues, David de mañana, y dejando las ovejas al cuidado de un guarda, se fue con su carga como Isaí le había mandado; y llegó al campamento cuando el ejército salía en orden de batalla, y daba el grito de combate. 21 Y se pusieron en orden de batalla Israel y los filisteos, ejército frente a ejército.

Todos los días hicieron lo mismo: Se pusieron en orden de batalla, como un ritual, lo que siempre hacían en el pasado. Pero no hay batalla, y no hay esperanza de ganar. Dan el grito de combate, pero entonces vuelven al campo, más cansado y desanimado que nunca.

Lo mismo pasa con muchos cristianos. Vamos como siempre al culto. Cantamos, declaramos, gritamos. Pero muchas veces el corazón no está en lo que hacemos. No tenemos la fe que Dios va a hacer algo grande; ya estamos derrotados.

22 Entonces David dejó su carga en mano del que guardaba el bagaje, y corrió al ejército; y cuando llegó, preguntó por sus hermanos, si estaban bien. 23 Mientras él hablaba con ellos, he aquí que aquel paladín que se ponía en medio de los dos campamentos, que se llamaba Goliat, el filisteo de Gat, salió de entre las filas de los filisteos y habló las mismas palabras, y las oyó David. 24 Y todos los varones de Israel que veían aquel hombre huían de su presencia, y tenían gran temor.

¡Que malo ejemplo para el joven David! ¿Qué ha pasado con los varones de Israel? Cuando el líder (puede ser el rey, el pastor, o el padre) pierde su ánimo y su fe, todos sufren. Huyen de la batalla. Son débiles. El temor paraliza.

¿Cómo respondes tú a las acusaciones del diablo? ¿Cuándo un gigante aparece en tu casa o tu iglesia? ¿Quieres esconderte? ¿O sales confiado a la batalla, para enfrentar al enemigo?

25 Y cada uno de los de Israel decía: ¿No habéis visto aquel hombre que ha salido? Él se adelanta para provocar a Israel. Al que le venciere, el rey le enriquecerá con grandes riquezas, y le dará su hija, y eximirá de tributos a la casa de su padre en Israel.

Parece que sería mucha motivación, pero no. Todos tienen demasiado temor.

26 Entonces habló David a los que estaban junto a él, diciendo: ¿Qué harán al hombre que venciere a este filisteo, y quitare el oprobio de Israel? Porque ¿quién es este filisteo incircunciso, para que provoque a los escuadrones del Dios viviente?

De todo ese ejército parece que David era el único sin temor. No huyó. Ya está pensando en vencer al gigante. Ya refleja un corazón conforme al corazón de Dios. Alguien tiene que quitar el oprobio del pueblo de Dios, pero no hay más nadie.

Alguien hoy en día tiene que quitar el oprobio de la iglesia de Jesucristo. Muchos ven a los cristianos como hipócritas. ¿Dónde está el poder? Encuentran obstáculos y lloran de persecución. Nos olvidamos de quien es Dios. David tiene una perspectiva clara y sana. Él sirve al Dios viviente, el Dios todopoderoso. Si Dios es por ti, ¿quién contra ti?

No puedes

27 Y el pueblo le respondió las mismas palabras, diciendo: Así se hará al hombre que le venciere. 28 Y oyéndole hablar Eliab su hermano mayor con aquellos hombres, se encendió en ira contra David y dijo: ¿Para qué has descendido acá? ¿y a quién has dejado aquellas pocas ovejas en el desierto? Yo conozco tu soberbia y la malicia de tu corazón, que para ver la batalla has venido.

Por desgracia, muchas veces cuando alguien se levanta en fe sencilla, el mundo se burla de él. La iglesia se burla de él. La familia se burla de él. Se burla de tu trabajo, de las “pocas ovejas” que tienes. Por alguna razón están amenazados por alguien con fe, y lo atacan. Dicen cosas para hacerte dudar la sinceridad de tu fe y lo que quieres hacer para la gloria de Dios. “Soberbia, malicia de corazón.” Son mentiras, pero esas palabras duelen y siembran dudas.

29 David respondió: ¿Qué he hecho yo ahora? ¿No es esto mero hablar?

Puede que tú sabes cómo es. Tú eras el menor de varios hermanos, o el más pequeño en un grupo de amigos. No importa lo que hiciste, siempre echaron la culpa a ti. Te criticaba. Tú intentabas hacer lo mejor, pero siempre había una crítica. Siempre señalan a ti. Pero David es muy sabio. Sabe que son meras palabras.

Es una lección muy importante que podemos aprender de David: Separar la realidad de las palabras y discernir que es verdad. Hablan mucho de noticias falsas hoy en día; es difícil saber que se puede creer. Es cierto que las palabras lastiman, pero es importante aprender a no estar muy impactado por las palabras. Es mero hablar. Hay un refrán que repetimos mucho como niños: Los palos y las piedras pueden romper mis huesos, pero las palabras nunca me harán daño. Pues, la verdad es que las palabras pueden hacernos mucho daño si no aprendemos que es mero hablar.

30 Y apartándose de él hacia otros, preguntó de igual manera; y le dio el pueblo la misma respuesta de antes. 31 Fueron oídas las palabras que David había dicho, y las refirieron delante de Saúl; y él lo hizo venir. 32 Y dijo David a Saúl: No desmaye el corazón de ninguno a causa de él; tu siervo irá y peleará contra este filisteo.

De entre todo el ejército hay un solo hombre listo para ir y pelear. David escucha a todos, pregunta a todos para confirmar la situación, y ahora llama la atención de Saúl, y el rey le llama.

33 Dijo Saúl a David: No podrás tú ir contra aquel filisteo, para pelear con él; porque tú eres muchacho, y él un hombre de guerra desde su juventud.

Por desgracia hay gente como Saúl en la iglesia también. No están haciendo nada para el Señor, pero cuando otra persona se levanta con la unción de Dios para hacer algo, son todo negativo. Desaniman a los más jóvenes hasta que no quieren hacer nada.

¿Has oído algo parecido? Tú no eres estudiado, eres muy joven en el Señor, no tienes títulos.

No puedes. ¿Por qué? Porque David es un muchacho y Goliat un hombre de guerra desde su juventud. ¿Cuál es la razón que dan a ti? ¿Sabes que esas cosas no importan a Dios? Quita de tu mente esas palabras: No puedes. Esas palabras de otros pueden convertirse en tu autoimagen: Yo no puedo. ¡No puedo hacer nada! Dios te dice: ¡Sí! ¡Puedes! ¡Todo lo puedes en Cristo que te fortalece!

La fe de David

34 David respondió a Saúl: Tu siervo era pastor de las ovejas de su padre; y cuando venía un león, o un oso, y tomaba algún cordero de la manada, 35 salía yo tras él, y lo hería, y lo libraba de su boca; y si se levantaba contra mí, yo le echaba mano de la quijada, y lo hería y lo mataba. 36 Fuese león, fuese oso, tu siervo lo mataba; y este filisteo incircunciso será como uno de ellos, porque ha provocado al ejército del Dios viviente.

David no hizo caso de la negatividad e incredulidad de Saúl. Son meras palabras. Es posible que Dios le reveló algo del corazón del rey, o puede ser que simplemente era obvio, pero David no toma una actitud superior al rey, la cual es una falla de muchos jóvenes. Menosprecian a los que tienen el poder. Pero no, David se llama a sí mismo: “tu siervo”. Habla con humildad, pero también con mucha fe.

David aplica lo que aprendía en la vida diaria, en situaciones más pequeñas, a esta situación más difícil. Así Dios nos edifica la fe y nos enseña cómo enfrentar a problemas en la vida. De la misma manera que Dios te ayudó superar un problema pequeño, Él te ayudará con esta prueba grande. ¿Cómo has visto la mano de Dios ayudarte en problemas pequeños de tu vida? ¿Cómo puedes aplicar lo que aprendiste al problema que te enfrenta ahora?

David no está tan confiado porque se cree ser alguien muy especial; Goliat es un incircunciso, un pagano, que ha provocado al ejército del Dios viviente. ¡Claro que Dios va a levantarse para honrarse y vencer al enemigo!

37 Añadió David: Jehová, que me ha librado de las garras del león y de las garras del oso, él también me librará de la mano de este filisteo. Y dijo Saúl a David: Ve, y Jehová esté contigo.

David también es muy consciente de cómo Dios le ha librado de las garras del león y del oso. Tiene una fe sólida que Dios hará lo mismo con Goliat. No confía en sus armas, en sus fuerzas, o su inteligencia; toda su confianza está en Dios.

Echa de ti las cargas del mundo

38 Y Saúl vistió a David con sus ropas, y puso sobre su cabeza un casco de bronce, y le armó de coraza. 39 Y ciñó David su espada sobre sus vestidos, y probó a andar, porque nunca había hecho la prueba. Y dijo David a Saúl: Yo no puedo andar con esto, porque nunca lo practiqué. Y David echó de sí aquellas cosas.

Puede ser el mundo, o incluso hermanos en la iglesia, pero hay muchas personas que quieren cargarte con toda clase de cosas. Cosas que ellos usan para sobrevivir. Pero son una carga insoportable. Se tiene que practicar mucho para llevar todas esas cosas del mundo, pero la verdad es que es muy difícil andar con todo eso.

Si tú tienes muchas cosas que no son necesarias, que pesan demasiado, hoy tú puedes tomar esa decisión de echarlas, ser libre, y confiar en Dios.

David enfrenta a Goliat

40 Y tomó su cayado en su mano, y escogió cinco piedras lisas del arroyo, y las puso en el saco pastoril, en el zurrón que traía, y tomó su honda en su mano, y se fue hacia el filisteo. 41 Y el filisteo venía andando y acercándose a David, y su escudero delante de él. 42 Y cuando el filisteo miró y vio a David, le tuvo en poco; porque era muchacho, y rubio, y de hermoso parecer. 43 Y dijo el filisteo a David: ¿Soy yo perro, para que vengas a mí con palos? Y maldijo a David por sus dioses.

Cuando tú te levantas para desafiar al enemigo prepárate para toda clase de maldición y amenaza. Si no tienes una fe firme en ese momento sería fácil dudar y tener miedo e incluso dejar la batalla para volver a la seguridad del redil. David ha tomado un paso muy valiente, y no es fácil.

44 Dijo luego el filisteo a David: Ven a mí, y daré tu carne a las aves del cielo y a las bestias del campo. 45 Entonces dijo David al filisteo: Tú vienes a mí con espada y lanza y jabalina; mas yo vengo a ti en el nombre de Jehová de los ejércitos, el Dios de los escuadrones de Israel, a quien tú has provocado. 46 Jehová te entregará hoy en mi mano, y yo te venceré, y te cortaré la cabeza, y daré hoy los cuerpos de los filisteos a las aves del cielo y a las bestias de la tierra; y toda la tierra sabrá que hay Dios en Israel. 47 Y sabrá toda esta congregación que Jehová no salva con espada y con lanza; porque de Jehová es la batalla, y él os entregará en nuestras manos.

Cuando Satanás y sus siervos empiezan a amenazarte, tenemos que declarar y proclamar la Palabra de Dios y la verdad. Hay varias cosas muy importantes aquí:

  • David mantiene el enfoque completamente en Dios. La batalla es de Dios. Goliat ha provocado a Dios; está en contra del pueblo de Dios. No es algo personal, como que David tiene que probarse como hombre.
  • No confíes en las armas de este mundo. David no tenía lanza ni espada ni jabalina. Él tenía algo mucho más poderoso: el nombre del Dios de los ejércitos.
  • David quiere que todo el mundo sepa quién es Dios. Claro que Dios va a entregar al enemigo en su mano.
  • Dios también quiere probarse a la congregación, a la iglesia. Hay demasiados como Saúl que no saben cómo vencer al enemigo.
  • La batalla es espiritual. No tenemos lucha contra sangre y carne, sino contra principados y potestades. Tenemos que dejar a Dios pelear la batalla.

48 Y aconteció que cuando el filisteo se levantó y echó a andar para ir al encuentro de David, David se dio prisa, y corrió a la línea de batalla contra el filisteo. 49 Y metiendo David su mano en la bolsa, tomó de allí una piedra, y la tiró con la honda, e hirió al filisteo en la frente; y la piedra quedó clavada en la frente, y cayó sobre su rostro en tierra. 50 Así venció David al filisteo con honda y piedra; e hirió al filisteo y lo mató, sin tener David espada en su mano. 51 Entonces corrió David y se puso sobre el filisteo; y tomando la espada de él y sacándola de su vaina, lo acabó de matar, y le cortó con ella la cabeza. Y cuando los filisteos vieron a su paladín muerto, huyeron.

Un solo muchacho que se levanta en fe cambia la historia. El enemigo huye delante de un verdadero varón de Dios. Toda la confianza de los filisteos fue puesta en Goliat. Sin él, son vencidos. La cobardía e incredulidad de Saúl era un cáncer que contamino a todo el ejército de Israel. Ahora la fe de David anima a todo ese ejército.

52 Levantándose luego los de Israel y los de Judá, gritaron, y siguieron a los filisteos hasta llegar al valle, y hasta las puertas de Ecrón. Y cayeron los heridos de los filisteos por el camino de Saaraim hasta Gat y Ecrón. 53 Y volvieron los hijos de Israel de seguir tras los filisteos, y saquearon su campamento. 54 Y David tomó la cabeza del filisteo y la trajo a Jerusalén, pero las armas de él las puso en su tienda.

¿Crees que Dios quiere saquear el campamento del enemigo? ¿Por qué estamos temblando y huyendo del enemigo y todas sus palabras? ¿Dónde están los hombres y mujeres que tienen un corazón conforme al corazón de Dios? ¡La batalla es de Dios! ¡Levántate en su Nombre para derrotar al enemigo!

2 respuestas a «1 Samuel 17: David y Goliat»

  1. Increible estudio gloria a mi senor y es verdad y lo declaro todo se puede en dios ya que el es nuestra fortaleza el nos a dado victoria contra el mundo y el enemigo que esra bajo sus pies Amen

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