Cambio: Una reflexión para un año nuevo

Seis mil, seiscientos, treinta y ocho millas (10,682 kilómetros). Ese fue un viaje que hicimos una vez en carro, de Nueva York a la costa oeste de los Estados Unidos. De camino pasamos momentos maravillosos con amigos y familiares. Yo noté la misma cosa en cada lugar: Todos están bregando con dolor, pérdida, o tribulación. Pasamos tiempo en casas preciosas. En muchos casos, todo parecía perfecto. De sus cartas y mensajes en Facebook sus vidas parecen llenas de puras bendiciones. Pudiera haber sido enterrado muy adentro, pero después de unas horas platicando (o tal vez por la mañana siguiente), algo profundo saldría.

¿Es que nosotros somos parte de un círculo de personas disfuncionales? ¿O es posible que la condición humana implica sufrimiento y lucha? ¿Has mirado a tu alrededor, tal vez en la iglesia, y te has preguntado por qué todos parecen tan victoriosos? ¿Eres el único que no tiene una familia perfecta? ¡Si ellos solo supieran tus luchas! ¡Si tú solo supieras las de ellos! Mi conclusión después de treinta y cinco años en el ministerio es que el cristiano-siempre-victorioso, caminando en las nubes, es una ilusión. Es raro encontrar a alguien que tiene todo  perfecto, a menos que están muy fuera de contacto con la realidad.

Y eso me lleva al punto de este mensaje para un nuevo año. La tradición es hacer resoluciones, identificando algo que deseamos cambiar. Para muchos son una broma, porque se supone que casi nadie realmente puede cambiar. Pero yo creo que el cambio es algo que Dios quiere para nosotros, y así te ofrezco estas sugerencias:

  • Separa un tiempo para reflexionar sobre en el año pasado. Identifica áreas de victoria, alegría, y crecimiento. Son regalos – probablemente mejor que cualquier regalo que recibes para Navidad. Da gracias a Dios por ellos. Entonces, examina tu corazón y haz una lista de áreas de dolor y lucha.
  • Marca las cosas que no puedes cambiar. Piénsalo bien; puedes descubrir que tienes más poder que creías para cambiar las cosas, pero habrá otras cosas donde tu influencia es limitada. Por ejemplo, si estás luchando en tu matrimonio, habrá cambios que tú puedes hacer para mejorar la relación. Sin embargo, a fin de cuentas, tú no puedes controlar tu cónyuge, ¡y no es una opción cambiar para un nuevo cónyuge! Reconoce las cosas que estén fuera de tu control, y renuncia tus intentos inútiles y frustrantes para controlarlas. Entonces reconoce que Dios es soberano y Él tiene el control, aunque no manipula a la gente como pudieras querer. En ayuno y oración, entrega a Dios esas cosas fuera de tu control, confiando que Él puede cambiarlas.

 

  • Prepara una lista de las cosas que puedes cambiar, y ora acerca de los cambios que Dios quiere que tú haces. Mejorar tu dieta y condición física es obvio. Pero cambiar una situación difícil en tu iglesia o trabajo no sea tan obvio. ¿Debes salir de la iglesia? ¿O te está llamando Dios a permanecer allí y ser un agente de cambio? En oración, decide cual cambio tiene prioridad. ¡Ten cuidado con el desánimo! ¡No se puede cambiar todo a la vez! Selecciona uno o dos, y en oración entrega el resto a Dios. Luego pídele que te muestre cómo hacer los cambios necesarios.

 

  • Mantén un diario. Te ayuda ser honesto y darse cuenta de tus éxitos y fracasos para tomar los pasos audaces (y difíciles) para cambiar tu vida. Me gusta leer lo que escribí veinte años atrás en mis diarios. A veces es un doloroso recordatorio de lo poco que he cambiado durante esos años. En otras ocasiones, puedo regocijarme en un cambio significativo, aunque sucedió tan lentamente que ni siquiera era consciente de ello.

 

  • ¡No seas muy duro contigo mismo! Ni aun lo recordé, pero en mis veinte me puse un plazo para tener mi vida en orden cuando llegué a los cincuenta años. Me deprimí cuando me di cuenta de que todavía yo no era perfecto. Ahora, cuando hablo con gente mayor, veo que nunca vamos a «llegar» mientras que estamos en esta tierra. La vida es un proceso de aprendizaje continuo. Las batallas y tentaciones cambian, pero apenas cuando piensas que tienes todo resuelto, la vida te envía una nueva bola curva. Si puedes ver la vida como una aventura con Dios que te prepara para la eternidad, puede ser más fácil para manejar.

 

  • Aprovéchate de todos los medios de gracia. ¡Necesitas toda la ayuda posible! ¡El Espíritu de Dios sabe mejor que nadie como transformar tu vida! Camina en la plenitud del Espíritu, llenando tus pensamientos con la Palabra y adoración. Ora continuamente y mantén comunión con otros creyentes. Mirar la televisión o pasar horas en el Internet pueden ser entretenidos, pero no sirve para facilitar el fluir del Espíritu.

 

  • Es una bendición de Dios tener a alguien dispuesto a ayudarte ser honesto. Puede ser tu cónyuge, aunque a menudo es mejor tener a alguien que no está tan invertido en tu vida. Si no tienes a nadie, pídele a Dios que te de alguien, mantén los ojos abiertos a las posibilidades, y no tengas miedo de pedir ayuda de alguien.

Es fácil caer en una rutina, especialmente a medida que envejecemos. Dichos como «No se puede enseñar a un viejo perro nuevos trucos» comunican a gente mayor que ellos no pueden cambiar. Es cierto que es más difícil cambiar algo que ha sido parte de tu vida para muchos años. Tenemos muchos mecanismos de afrontamiento que nos permiten vivir con nuestras disfunciones. Quizá ya sea tiempo para desmantelar algunos y abrazar algo nuevo que Dios tiene para ti. Han dicho que las siete últimas palabras de la iglesia son «Nunca lo hicimos de esa manera antes.» Ese era el problema de los líderes religiosos judíos en rechazar a Jesús, ¿verdad? Los cambios que trajo Jesús eran demasiados radicales y amenazantes. ¡No caigas en el mismo error!

Un ejemplo del peligro de resistir el cambio

Encontré esta carta, que al parecer es auténtica, enviada del gobernador del estado de Nueva York al presidente de los Estados Unidos. Es un gran ejemplo de cómo resistir el cambio y así perder la oportunidad de algo nuevo que Dios tiene para nosotros:

31 de enero 1829

Presidente Jackson;

El sistema de canales de este país está siendo amenazado por la propagación de una nueva forma de transporte conocido como ferrocarriles. El gobierno federal debe preservar los canales por los siguientes motivos:

Uno, si los barcos son suplantados por los ferrocarriles, resultará un grave desempleo. Los capitanes, cocineros, conductores, mozos, y técnicos se quedarán sin medios de subsistencia, junto con los numerosos agricultores no empleados en el cultivo de heno para los caballos.

Dos, constructores de barcos sufrirán y los responsables de transporte por cadenas, látigo, y arneses se quedarán en indigencia.

Tres, los barcos del canal son absolutamente esenciales para la defensa de los Estados Unidos. En el caso de guerra con Inglaterra, el Canal de Erie sería el único medio por el que alguna vez pudiéramos mover los suministros tan vitales para hacer la guerra moderna.

Como usted bien sabe, señor Presidente, vagones de ferrocarril se tiran a la enorme velocidad de quince millas (24 km) por hora por los motores que, además de poner en peligro la vida y la integridad física de los pasajeros, rugen y esnifan su camino a través del campo, prendiendo fuego a los cultivos, y asustando a los animales, a las mujeres, y a los niños. El Todopoderoso ciertamente nunca tuvo la intención de que la gente debe viajar a una velocidad tan vertiginosa.

Atentamente,
Martin Van Buren
Gobernador de Nueva York

Qué bueno que gente más sensata, que estaban abiertos al cambio, prevalecieron, y hoy tú no estás viajando en caballos y barcazas. El argumento sonaba muy convincente en el momento. Un hombre inteligente como Van Buren (que llegó a ser presidente) lo creía, y aun clamó a Dios para respaldarle. ¿Estás resistiendo los cambios necesarios en tu vida, tu familia, o tu iglesia? Sabemos que están presionando la iglesia a hacer algunos cambios que tenemos que resistir, porque van contra la Palabra inmutable de Dios. Pero ten cuidado de ser dogmático acerca de algo que no es claramente bíblico.

Una escritura para un nuevo año: Romanos 8:28-30

La vida no es fácil. De hecho, puede ser abrumador. Tenemos que entregar a Dios un montón de cosas que están fuera de nuestro control. Pero suceden milagros, y Dios te ayudará hacer cambios para ser más como Cristo; ese es su propósito para ti. Muchas veces Dios me ha dado una Escritura para guiarme a través de un período de mi vida. Si no tienes ninguno en este momento, te ofrezco versículos 28-30 de Romanos 8. Todo el capítulo es uno de los más ricos de la Biblia, pero estos versículos en particular se aplican a este tema del cambio:

Ahora bien, sabemos que Dios dispone todas las cosas para el bien de quienes lo aman, los que han sido llamados de acuerdo con su propósito.  Porque a los que Dios conoció de antemano, también los predestinó a ser transformados según la imagen de su Hijo, para que él sea el primogénito entre muchos hermanos.  A los que predestinó, también los llamó; a los que llamó, también los justificó; y a los que justificó, también los glorificó.

El Dios que no cambia siempre está provocando cambios: Él te llama, está trabajando arduamente a conformarte a la imagen de Jesús, y Él te glorificará.

Versículo 28 es una promesa bíblica favorita, pero hay una condición importante: es para aquellos que aman a Dios y son llamados conforme a su propósito. No son las cosas que te ayudan a bien, como implica la Reina Valera. Dios utiliza todo para tu beneficio, aunque muchas de las cosas pueden ser malas. Ellas mismas pueden servir para tu destrucción en lugar de tu bien, pero Dios es capaz de redimir siquiera a ellas.

Algunos puntos claves de estos versos:

  • Amar a Dios es el primer mandamiento, y entonces el amor para los demás. ¿Cómo está tu amor? Intenta a ser un hombre o mujer de amor en el nuevo año. Dios puede poner a personas antipáticas en tu camino para enseñarte a amar. ¡Ellos aun puede hacerlo difícil para amar a Dios mismo! Si estás caminando en el amor, todo lo demás será mucho más fácil.

 

  • Si estás leyendo esto, probablemente Dios te ha llamado. No fue por casualidad que Él te llamó. Dios tiene un propósito específico para tu vida. ¿Sabes lo que es? Parte del cambio de este año puede ser descubrir y comenzar a caminar en ello. Deja las cosas que no te ayudan, y dedica más tiempo y energía al desarrollo de lo que Dios sabe te satisfacerá de verdad.

 

  • No será fácil, pero decide a aceptar todo lo que viene a tu vida como permitido por un Dios soberano que te ama. No siempre entiendes cómo Él pudiera utilizarlo para tu bien, pero confía en Él y lo que dice su palabra. Mira cómo ves la mano de Dios trabajar activamente en cada circunstancia y espera que algo bueno saldrá de cada una.

 

  • El cambio puede sentir arriesgado o temeroso. Hay gran seguridad en saber que Dios te conoció de antemano. Te formó, ya sabe todo sobre ti, y tiene un futuro increíble para ti.

 

  • Ese futuro tiene que ver con relación: En primer lugar, y lo más impresionante, a tu «hermano mayor» Jesucristo, sino también a una gran familia de hermanos y hermanas. Puede ser difícil relacionarse con otros. Puede parecer más fácil dedicarte al trabajo u otras cosas, pero el cambio profundo viene en relación con otros.

 

  • El propósito principal de Dios es conformarte a la imagen de Jesús. Eso significa un cambio radical, ya que la mayoría de nosotros tenemos un largo camino por recorrer antes de ser como Cristo. De hecho, no vamos a ser completamente como Él hasta que lo vemos cara a cara. ¿Quieres ser como Jesús? ¡Entonces prepárate para que los cambios comiencen!

 

  • A veces, pensando en los cambios necesarios y lo lento que suceden, caemos en auto-condenación. Por medio de Jesucristo (tu abogado), Dios Padre (el juez) te ha justificado. Eso significa que te declaró no culpable. Eres perdonado de todos sus pecados. ¡Regocíjate en esa libertad!

 

  • Dios comenzó la buena obra en ti, y es fiel para terminar lo que comenzó (Filipenses 1:6). Aunque te puede parecer increíble, tú serás glorificado. Recuérdate del futuro hermoso que Dios tiene para ti con Él, por toda la eternidad. ¡Recibe nueva esperanza y nuevas fuerzas!

¡Prepárate para una gran aventura en el nuevo ano! ¡Dios está contigo!