Domingo de Ramas

Hay muchas cosas que el diablo ha robado de nosotros. Por ejemplo, el arcoíris. Es la señal del pacto que Dios hizo con nosotros después del diluvio. Es algo hermoso y espiritual. Pero hoy en día es el símbolo del movimiento gay. Otra cosa es la celebración de días importantes en la vida de nuestro Señor Jesucristo. Cuando se lee el Antiguo Testamento se nota cuán importante es al Señor recordar y celebrar lo que Él ha hecho. Por ejemplo, la pascua y la fiesta de tiendas recordando la liberación de su esclavitud en Egipto y la fidelidad de Dios en el éxodo. La última semana de la vida de Jesús ocupa una tercera parte de los evangelios. Pero por desgracia, para muchos cristianos, semana santa es católica o pagana o un tiempo de festejar. Hoy es domingo de ramas, la entrada triunfal de Jesucristo en Jerusalén. Más que en cualquier otro día en su vida, este día Él recibió la alabanza que merece. Hoy yo quiero honrar a mi Señor. Quiero sentir lo sintió mi Jesús.

Jesús no enseña. No libera a nadie. No hay milagros. No sana a nadie. Pero este es su día. Podemos ver el corazón de nuestro Señor. Estamos al final de los tres años de ministerio más potentes e impresionantes de toda la historia, y la triste realidad es que vamos a ver que muy pocos conocían al Hijo de Dios. ¿Puede ser igual hoy? ¿Puede ser que en medio de toda la bulla y los programas en la iglesia, pocos de verdad conocen el corazón de Cristo?

Lucas 19

29 Y aconteció que llegando cerca de Betfagé y de Betania, al monte que se llama de los Olivos, envió dos de sus discípulos, 30 diciendo: Id a la aldea de enfrente, y al entrar en ella hallaréis un pollino atado, en el cual ningún hombre ha montado jamás; desatadlo, y traedlo. 31 Y si alguien os preguntare: ¿Por qué lo desatáis? le responderéis así: Porque el Señor lo necesita.

Este era el espectáculo más importante del ministerio de Jesús. Y no costó ni un centavo a nadie. No había publicidad. No tenían que hacer muchas cosas. El Padre estaba preparando todo. Ya tenía un burrito apartado para Jesús. Sabemos de Mateo que la madre del burrito lo acompañaba, pero Jesús montó el pollino. Quería uno que nadie había montado todavía. ¿Por qué? Este burrito fue santificado para esta tarea santa desde el vientre de su madre.  Vemos en el Antiguo Testamento la importancia de un ternero que nunca había trabajado para la obra del Señor.

Parece que los discípulos no tenían idea ninguna de lo que Jesús tenía planeado. En Juan dice que solamente más tarde lo entendieron. Pero ya habían aprendido que es mejor no cuestionar o discutir: “Pero, ¡es pecado robar a alguien de su burrito! Y a mí no me gusta la comida mexicana. (ja ja) ¿No tenemos que pagar algo? ¿Cuándo vamos a devolverlos?” No, ellos ya saben que simplemente tienen que obedecer lo que Jesús dice.

La única explicación es: El Señor lo necesita. Y eso es suficiente. ¿Hay algo que usted tiene que el Señor necesita? ¿Un carro? ¿Dinero? ¿Su tiempo? Si el Señor dice que lo necesita, ¿estás dispuesto a soltarlo?

32 Fueron los que habían sido enviados, y hallaron como les dijo. 33 Y cuando desataban el pollino, sus dueños les dijeron: ¿Por qué desatáis el pollino? 34 Ellos dijeron: Porque el Señor lo necesita.

Este es el andar que Jesús quiere para cada uno de nosotros. Un andar sobrenatural. Escuchar siempre para la palabra de Jesús, esa voz suave del Espíritu Santo. Dice que habían sido enviados. Cuando el Señor te envía, Él prepara todo delante de ti. Jesús los envió, y ellos fueron. Tenemos que desarrollar un hábito de obedecer. No hacer las cosas a nuestra manera, sino oír la voz del Señor y obedecerla. Entonces vamos a hallar todo tal como Jesús nos ha dicho. Dios prepara los corazones. Habrá provisión sobrenatural.

Los discípulos se encontraron en una situación que puede ser complicada. Posiblemente ellos acercaron la asna y su pollino calladamente, con la esperanza que nadie los vería. Pero la asna lloró, y aparecieron sus dueños. Los discípulos no pelearon, no discutieron con ellos, no los ofrecieron plata. La situación es del Señor, y Él la resolverá. Simplemente dan la palabra de Jesús a los dueños, y es suficiente.

Ahora, yo he visto dos errores aquí que tenemos que evitar:

De camino los discípulos ven un caballo hermoso. Razonan: Cristo quiere ser humilde y montar un burrito, pero Él merece un caballo. Cuando sueltan el caballo y los dueños aparecen, declaran en fe: ¡El Señor lo necesita! Y son golpeados duros por los dueños. No podemos tomar la palabra de Dios y usarla a nuestra manera.

O, en el futuro tienen necesidad de un burrito para una procesión y se acuerdan de este día. Oran y piden a Dios para un pollino y cuando ven uno, lo desatan y dicen: El Señor lo necesita. Y lo mismo sucede otra vez. Esto suena ridículo, pero los cristianos lo hacen todo el tiempo.

35 Y lo trajeron a Jesús; y habiendo echado sus mantos sobre el pollino, subieron a Jesús encima. 36 Y a su paso tendían sus mantos por el camino.

Esta es una entrada muy extraña para un rey. ¿Un burrito? ¿Y las prendas de la gente para su alfombra real? No, un rey montaría un caballo blanco y noble. Habría una alfombra roja. A propósito, Jesús escoge un burrito para demostrar su humildad. Era un hombre de la gente común. No andaba con los ricos y poderosos. Y la gente de corazón tendía sus mantos por el camino. No estaban pensando en su marca famosa que valía miles de dólares. Tendían sus prendas sucias y bien usadas para Jesús. No había banderas elegantes. Tomaron ramas de palmera.

Claro que nosotros queremos hacer todo con excelencia. El Señor merece lo mejor. Pero yo temo que muchas veces con nuestros templos grandes y equipo de sonido sofisticado y las luces y tantas cosas que perdemos de vista nuestro Señor montado en un burrito. Perdemos esa humildad. Es como una experiencia que tenía en Colombia. Fui a un congreso en una iglesia mega conocida por la presencia de Dios. Tiene todas las pantallas y banda profesional y coro y tienda de dos plantas. Salí de allí para predicar en una iglesia pequeña en lo que se llama allí una “invasión”. Subimos y subimos en el monte y llegamos a un edificio muy humilde con piso de tierra. Pero sentí una presencia poderosa del Señor en ese lugar.

Tenemos que buscar ese corazón humilde de Jesús. Tal vez tenemos que montar un burrito.

37 Cuando llegaban ya cerca de la bajada del monte de los Olivos, toda la multitud de los discípulos, gozándose, comenzó a alabar a Dios a grandes voces por todas las maravillas que habían visto, 38 diciendo: !!Bendito el rey que viene en el nombre del Señor; paz en el cielo, y gloria en las alturas!

Esto suena muy bien. Y es la verdad. Sus palabras son un eco del anuncio de los ángeles en el nacimiento de Jesús. Mateo añade: ¡Hosanna al Hijo de David! Es posible que creen que Jesús es el Mesías, pero lo ven como el que va a reinar en Jerusalén como David. Va a liberar al país de los romanos. Y todavía hay gente hoy en día que pone su esperanza en lo político para su salvación. Muchos cristianos han caído en eso con Trump en los Estados Unidos. Doy gracias por un candidato para presidente de Costa Rica que ama a Jesús. Pero él no va a salvar al país, solo Jesús puede salvar un país.

El problema es que unos días después, cuando lo hace claro que Jesús no va a ascender a ningún trono en Jerusalén, la misma gente cambió de actitud y clamaron “crucifícalo.” ¿Qué pasó con toda esta multitud? ¿Por qué solo había 120 en el aposento alto después de la resurrección? Es posible compartir en la emoción y las alabanzas sin de verdad conocer a Jesús. Jesús recibe la alabanza de esta multitud. No juzga a nadie. Pero quiere una relación más profunda que esta celebración. A veces no sabemos por qué estamos alabando a Jesús. Todo el mundo lo hace. La música es buena. Se siente bien.

Aquí dice que es por todas la maravillas que habían visto. ¿Qué es la razón de tu alabanza? ¿Has visto maravillas del Señor? Jesús está agradecido con nuestra alabanza, pero también quiere ese andar de obediencia y un crecimiento en nuestra relación personal con Él. Y hay que tener cuidado de no caer en la trampa de buscar un reino físico aquí. Jesús dijo que su reino no es de este mundo.

39 Entonces algunos de los fariseos de entre la multitud le dijeron: Maestro, reprende a tus discípulos. 40 Él, respondiendo, les dijo: Os digo que si éstos callaran, las piedras clamarían.

Los fariseos eran los hombres más espirituales de los judíos de ese día. Es interesante que hay varios de ellos entre esa multitud. Pero a veces hay gente religiosa que solo quiere juzgar a los que tienen esa libertad de adorar. Están ofendidos por la exuberancia y emoción de su alabanza. Tienen toda la razón que ningún hombre debe recibir este tipo de alabanza, pero no se dan cuenta de que Jesús no es un hombre. Es Dios, y merece toda nuestra alabanza.

Hay algunos que critican los cristianos por la danza y las grandes voces en sus cultos. Posiblemente no han visto las maravillas del Señor que muchos de nosotros hemos visto. ¡Alguien tiene que alabar a Jesús! Si no son nosotros, ¡las piedras clamarían! Tenemos que guardarnos del espíritu religioso de los fariseos, porque todavía hay muchos fariseos hoy en día.

Este era un día lleno de adoración. Estaban exaltando a Jesús. Pero el Rey está llorando.

41 Y cuando llegó cerca de la ciudad, al verla, lloró sobre ella, 42 diciendo: !!Oh, si también tú conocieses, a lo menos en este tu día, lo que es para tu paz! Mas ahora está encubierto de tus ojos. 43 Porque vendrán días sobre ti, cuando tus enemigos te rodearán con vallado, y te sitiarán, y por todas partes te estrecharán, 44 y te derribarán a tierra, y a tus hijos dentro de ti, y no dejarán en ti piedra sobre piedra, por cuanto no conociste el tiempo de tu visitación.

Desde el fundamento de este mundo Dios tenía ansias de ver a su hijo entrar como rey en la ciudad santa. Este debe ser un día muy especial para ellos. Pero a pesar de esta multitud, Jesús sabe que la ciudad va a rechazarle.

No conocieron lo que pudo traerlos paz. Tenían de oportunidad de conocer verdadera paz.

No conocieron el tiempo de su visitación. No reconocieron que Dios mismo vino a visitarlos.

Hoy es el día de salvación. No esperes. Porque hay un juicio venidero. Hay un tiempo cuando el corazón endurecido pierde la oportunidad de arrepentirse. La verdad, la persona de Jesús, esta encubierta de sus ojos.

Puede ser que este es tu día. Hoy Jesús te ofrece paz. Hoy es el tiempo de tu visitación. No pierdas la oportunidad de aceptar a Jesús hoy. No sabes lo que va a pasar mañana.

Es bueno a veces llorar. Es bueno sentir duelo por gente que va al infierno. Jesús tiene un corazón tierno. Y en medio de todas las alabanzas de ese día, Él no pierde de vista la necesidad de la gente. Cuando Dios nos prospera a veces no queremos pensar en todo el sufrimiento y dolor y pobreza de este mundo. Ya no lloramos por la gente perdida. Y a veces no queremos enfrentarnos con la verdad que pueden perder todo porque rechazaron al Hijo de Dios.

45 Y entrando en el templo, comenzó a echar fuera a todos los que vendían y compraban en él, 46 diciéndoles: Escrito está: Mi casa es casa de oración; mas vosotros la habéis hecho cueva de ladrones.

Parece de Marcos que esto sucedió al día siguiente. Si Jesús tenía alguna oportunidad de ganar a la gente religiosa, los sacerdotes y los fieles en el templo, la perdió ahora. Habían convertido la religión en un negocio. Todo era plata. Vendiendo y comprando, y robando a la gente común. Todavía pasa hoy en día. La iglesia es la casa de Dios. Sobre todo es una casa de oración, de adoración, para acercarnos a Dios.

Aquí vemos la ira de Jesús. Muchos piensan en Cristo como manso. Pero cuando El ve la hipocresía y abusos hechos en su nombre, se enoja. Y echa fuera de su templo a los abusadores. Hay veces cuando todavía purifica su templo.

Vemos en Jesús aquí el gozo de recibir las alabanzas de la multitud, pero también tristeza e ira. Y pocos que verdaderamente conocían su corazón. Y tú, ¿de verdad conoces a Jesús? ¿Sientes enojado por cosas feas que son hechas en el nombre de Jesús?

Hoy tenemos la oportunidad de prepararnos para otro domingo de ramas, cuando nosotros también vamos a tener palmas en las manos.

Apocalipsis 7

Después de esto miré, y he aquí una gran multitud, la cual nadie podía contar, de todas naciones y tribus y pueblos y lenguas, que estaban delante del trono y en la presencia del Cordero, vestidos de ropas blancas, y con palmas en las manos; 10 y clamaban a gran voz, diciendo:

La salvación pertenece a nuestro Dios que está sentado en el trono, y al Cordero.

¿Vas a ser parte de esa multitud? Toma un tiempo y júntate con esta multitud en el cielo, y clama a gran voz su alabanza. Entonces tenemos el privilegio de observar todos los ángeles y los ancianos y los cuatro seres vivientes:

11 Y todos los ángeles estaban en pie alrededor del trono, y de los ancianos y de los cuatro seres vivientes; y se postraron sobre sus rostros delante del trono, y adoraron a Dios, 12 diciendo:

Amén. La bendición y la gloria y la sabiduría y la acción de gracias y la honra y el poder y la fortaleza, sean a nuestro Dios por los siglos de los siglos. Amén.

¿Quieres experimentar un poco del cielo? Póstrate sobre tu rostro, y alaba con los ángeles estas palabras.

13 Entonces uno de los ancianos habló, diciéndome: Estos que están vestidos de ropas blancas, ¿quiénes son, y de dónde han venido? 14 Yo le dije: Señor, tú lo sabes. Y él me dijo: Estos son los que han salido de la gran tribulación, y han lavado sus ropas, y las han emblanquecido en la sangre del Cordero. 15 Por esto están delante del trono de Dios, y le sirven día y noche en su templo;

¿Tienes ropas blancas? ¿Están limpias tus ropas? ¿Están emblanquecidas más que cualquier cloro puede limpiarlas? ¿Emblanquecidas en la sangre del Cordero? Hay algunos que tiene que lavar sus ropas.

Apocalipsis 19:8 dice: Y a ella se le ha concedido que se vista de lino fino, limpio y resplandeciente; porque el lino fino es las acciones justas de los santos.

Para servir a Dios y estar delante de su trono ocupas ropa limpia, y lino fino, resplandeciente.

y el que está sentado sobre el trono extenderá su tabernáculo sobre ellos. 16 Ya no tendrán hambre ni sed, y el sol no caerá más sobre ellos, ni calor alguno; 17 porque el Cordero que está en medio del trono los pastoreará, y los guiará a fuentes de aguas de vida; y Dios enjugará toda lágrima de los ojos de ellos.

¿Qué hará Jesús para nosotros?

  • Extenderá su tabernáculo sobre nosotros
  • Nos llenara; nos saciara – no tendremos hambre ni sed
  • El sol no caerá más sobre nosotros. A mí me gusta el sol y el calor. Pero él está pensando aquí del trabajo duro en el sol fuerte del día. Ya no tenemos que sufrir en ese sol.
  • Nos pastoreará – él está en medio del trono
  • Nos guiará a fuentes de aguas de vida
  • Enjugará toda lagrima de nuestros ojos

En Apocalipsis habían salido de la gran tribulación. Conocían mucha hambre, y persecución, y muchas lágrimas. Pero ahora Jesús está ministrando a ellos con tanto amor. Eso no es solamente para ese futuro. Ahora mismo Jesús quiere extender su tabernáculo sobre nosotros. Quiere pastorearnos y guiarnos a fuentes de aguas de vida. Y enjugar toda lagrima de nuestros ojos.

¿Quién serías tú ese domingo de ramas? ¿Vas a estar allí con los ángeles en esa gran multitud en el cielo?

  • ¿eres un discípulo obediente que escucha para la palabra de Jesús y vas en obediencia?
  • ¿uno de la multitud que de verdad no tiene una relación personal con Jesús?
  • ¿un fariseo?
  • ¿tienes ropa sucia? ¿faltas lino fino porque faltas acciones justas?
  • ¿quieres conocer mejor el corazón humilde de Jesús? ¿O llorar con tu Señor? ¿O enojarte por los abusos en la iglesia?

Es posible que estás leyendo esto y sabes en tu corazón que este es el día de tu visitación. Hoy Jesús te ofrece una paz que nunca has conocido. Puede ser que tienes años en la iglesia y alabas y gritas con los demás, pero eres como uno de la multitud aquí, y de verdad no conoces a Jesús. Dios lo arregló que leyeras este mensaje. Entrega tu vida a Jesús ahora. Pídele perdón y recíbelo como tu Señor y Salvador.

Si eres un creyente, no tienes que esperar para el cielo para recibir este ministerio de Jesús. Él quiere extender su tabernáculo sobre ti ahora. Él quiere enjugar las lágrimas de tus ojos. Él quiere guiarte a fuentes de agua de vida, y saciar tu hambre y sed.