Juan 8:2-12  ¿Quién va a tirar la primera piedra?

Los Proverbios hablan mucho sobre el peligro del adulterio, por ejemplo en 6:32:

Pero al que comete adulterio le faltan sesos;
el que así actúa se destruye a sí mismo.

El adulterio es uno de varios pecados que merece la pena de muerte según la ley del Antiguo Testamento:

Si un hombre es sorprendido durmiendo con la esposa de otro, los dos morirán, tanto el hombre que se acostó con ella como la mujer. Así extirparás el mal que haya en medio de Israel (Deuteronomio 22:22).

Levítico 20 incluye una lista de relaciones sexuales perversas (fuera del matrimonio), las cuales también merecen la muerte. Jesús obedecía la ley, y sabemos que todavía se practicaba apedrear en el primer siglo (por ejemplo, Esteban en Hechos 7), pero nunca vemos a Jesús apedrear a nadie. Ejecutar a alguien tampoco era tan simple; Deuteronomio 17:1-7 describe un procedimiento bastante complicado.

A nosotros nos puede parecer radical matar a alguien que comete adulterio, pero Dios toma en serio la necesidad de mantener a su pueblo puro. Juan 8 nos presenta con una respuesta alternativa al pecado obvio. Andar como Jesús exige mucho amor y misericordia, incluso para alguien que viola uno de los Diez Mandamientos, como un adúltero.

El ministerio empieza al amanecer

Al amanecer se presentó de nuevo en el templo. Toda la gente se le acercó, y él se sentó a enseñarles.

Varias veces vemos a Jesús levantarse temprano de mañana: para orar, para reunirse con los discípulos en la playa (Juan 21) y, aquí, para enseñar a la gente. En esa hora aparentemente ya había mucha gente en el templo, y Jesús es la atracción principal. Nosotros estamos acostumbrados a pararse a predicar o enseñar, pero, como todos los rabinos de esa época, Jesús se sentó. Y casi siempre parece muy tranquilo en su estilo de enseñar; no lo vemos como muy animado o gritando (a diferencia de muchos predicadores actuales).

¿Dónde está el hombre adúltero?

Los maestros de la ley y los fariseos llevaron entonces a una mujer sorprendida en adulterio, y poniéndola en medio del grupo le dijeron a Jesús:

―Maestro, a esta mujer se le ha sorprendido en el acto mismo de adulterio. En la ley Moisés nos ordenó apedrear a tales mujeres. ¿Tú qué dices?

Lo que sucedió aquí nos presenta varias preguntas:

  1. ¿Por qué estaban viendo lo que pasa en la vida privada de la gente? ¿O era posible que la esposa del hombre, o el marido de la mujer, los encontró y habló con los fariseos?
  2. Parece una falta de respecto interrumpir la enseñanza de Jesús con esta distracción.
  3. Es muy humillante para la mujer ser presentada delante de todos; carecen totalmente de amor o de misericordia.
  4. Convenientemente ignoran la parte de la ley que dice que los dos tienen que morir. Refleja el estatus inferior de las mujeres en esa era, algo que Dios nunca pretendió. Jesús fue notable en dar honor a la mujer.

A veces es mejor no decir nada

Con esta pregunta le estaban tendiendo una trampa, para tener de qué acusarlo. Pero Jesús se inclinó y con el dedo comenzó a escribir en el suelo. 

No sabemos lo que Jesús escribió, pero hay muchas conjeturas, entre ellas “hipócrita,” o, posiblemente, algunos de los pecados de esos maestros y fariseos.

Varias veces Jesús demuestra que a menudo es mejor no decir nada. Él sabía que era una trampa; si Jesús la deja salir libre, pueden acusarlo de no obedecer la ley. Pero sería horrible apedrearla allí, y podrían acusar a Jesús frente a los romanos, quienes no permitieron que los judíos llevaran a cabo sus propias ejecuciones (Juan 18:31).

¿Quién va a tirar la primera piedra?

Y, como ellos lo acosaban a preguntas, Jesús se incorporó y les dijo:

―Aquel de ustedes que esté libre de pecado, que tire la primera piedra.

Jesús ratificó la ley; no pueden acusarle de estar en contra de la ley, y también les ofreció la oportunidad de irse con dignidad. Pero, dado que ellos lo acosaban a preguntas, Jesús es obligado a señalar a ellos.

Algunos están muy listos para tirar piedras. Ellos están observando por cada falla, para condenar y juzgar a la persona. Jesús nos ofrece una alternativa radical: Solo el que esté libre del pecado tiene el derecho de hablar sobre el pecado de otros. Tú, ¿eres más apto para condenar y juzgar, o mostrar compasión y perdonar?

E inclinándose de nuevo, siguió escribiendo en el suelo. 

Otra vez vemos que no hay que decir mucho. Jesús no los condenó; ni tenía que regañarlos por todos sus pecados. Él dejó que el Espíritu Santo hiciera su obra en ellos. Jesús era el único libre de pecado, pero en lugar de tirar piedras, volvió a escribir en el suelo.

Al oír esto, se fueron retirando uno tras otro, comenzando por los más viejos, hasta dejar a Jesús solo con la mujer, que aún seguía allí. 

Los mayores eran más conscientes de su pecado, y lo suficientemente humildes para retirarse y no pelear con Jesús. ¿Estarías tú entre los primeros? ¿O es difícil para ti humillarte y confesar que no eres perfecto?

Jesús no vino a condenar

10 Entonces él se incorporó y le preguntó: ―Mujer, ¿dónde están? ¿Ya nadie te condena?

11 ―Nadie, Señor.

―Tampoco yo te condeno. Ahora vete, y no vuelvas a pecar.

No hay excusa para el pecado, pero tampoco hay excusa para un espíritu crítico, que condena y humilla a otros. El amor y la misericordia son tan importantes como la santidad.

Jesús salvó su vida; ahora ella tiene que arrepentirse y no pecar más. Por desgracia, Jesús ofrece a muchas personas el perdón y la oportunidad de comenzar de nuevo, y ellos regresan a su pecado, o condenan a otros por pecados tal vez menos graves. Juan 3:17-21 dice:

Dios no envió a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para salvarlo por medio de él. El que cree en él no es condenado, pero el que no cree ya está condenado por no haber creído en el nombre del Hijo unigénito de Dios. Esta es la causa de la condenación: que la luz vino al mundo, pero la humanidad prefirió las tinieblas a la luz, porque sus hechos eran perversos. Pues todo el que hace lo malo aborrece la luz, y no se acerca a ella por temor a que sus obras queden al descubierto. En cambio, el que practica la verdad se acerca a la luz, para que se vea claramente que ha hecho sus obras en obediencia a Dios.

¿Hay algún pecado que tú tengas que abandonar? Jesús te ayudará a andar libre del pecado.

El que sigue a Jesús no anda en tinieblas

12 Una vez más Jesús se dirigió a la gente, y les dijo: ―Yo soy la luz del mundo. El que me sigue no andará en tinieblas, sino que tendrá la luz de la vida.

Parece que todo el tiempo la multitud estaba observando, y Jesús les ofrece consejos muy simples para evitar el pecado: Seguirle. Jesús es la luz del mundo. Si andamos con Él será imposible andar en tinieblas; su luz iluminará nuestro camino.

En él estaba la vida,
y la vida era la luz de la humanidad.
Esta luz resplandece en las tinieblas,
y las tinieblas no han podido extinguirla.

(Juan 1:4-5)

¿Andas en las tinieblas? ¿Dirías que tienes la luz de vida? ¿Está brillando tu luz? Si no, ¿estás realmente siguiendo a Jesús? Si no, probablemente estás tirando piedras, o sientas que están tirando piedras  a ti. Cristo te ama. Él no tira piedras. Te recibe y te acepta tal como eres. Si te sientes humillado y condenado por fariseos, Cristo te dice: “Vete, y no vuelvas a pecar.” No tires piedras. Cristo te salvó de ellas, ahora ten la misma compasión y misericordia de otros pecadores.

 

Andar como Jesús anduvo en la tentación   Lucas 4:1-14

¡No puede ser! Acabo de tomar la decisión de coger el camino angosto y dejarlo todo para caminar con Jesús. ¡Y me dices que tengo un enemigo que va a tentarme a volver al camino espacioso! ¿Tengo que aprender a guerrear?” Lo siento, pero así es. Antes de empezar su ministerio, Jesús tuvo que pasar una prueba muy dura: 40 días de tentaciones cara a cara con el diablo. Él resistió todas esas tentaciones, pero no fue el final de las pruebas; toda su vida Él fue tentado. Puede que ya hayas caído y el diablo te esté tentando con el pensamiento que nunca serás un buen cristiano. Puede que aquí, al principio de este caminar nuevo con Jesús, estés tentado a tirar la toalla y rendirte. Una parte importante del crecimiento es ejercer nuestra fe en las batallas espirituales, del mismo modo que hacemos ejercicio con pesas cuando queremos desarrollarnos físicamente. Aprender a resistir y vencer la tentación es un comienzo.

Si estamos descuidando nuestra vida espiritual, habrá más tentación, aunque la persona que está lejos de Dios no se dé cuenta. Mientras caminamos cerca de Jesús, lleno del Espíritu, estamos menos propensos a caer en la tentación, pero vemos en esta porción que no estamos exentos de ella.  De hecho, a veces la tentación más fuerte viene después de una gran experiencia espiritual. En el caso de Jesús, fue inmediatamente después de su bautismo en agua y el Espíritu.

1Jesús, lleno del Espíritu Santo, volvió del Jordán, y fue llevado por el Espíritu al desierto.

Oramos en el Padre Nuestro “No nos metas en tentación,” pero Jesús fue llevado por el Espíritu al lugar de la tentación, al desierto. Ya sea que Dios te haya traído allí con un propósito o estás allí a causa de tu rebelión, ¿estás en un desierto? Casi siempre luchamos con la tentación en los desiertos de la vida.

Las fuentes de la tentación

Dios nunca nos tienta, pero puede permitir la tentación:

Que nadie, al ser tentado, diga: «Es Dios quien me tienta». Porque Dios no puede ser tentado por el mal, ni tampoco tienta él a nadie. Todo lo contrario, cada uno es tentado cuando sus propios malos deseos lo arrastran y seducen. Luego, cuando el deseo ha concebido, engendra el pecado; y el pecado, una vez que ha sido consumado, da a luz la muerte (Santiago 1:13-15).

La tentación tiene tres fuentes:

  1. Tus propios deseos; tu concupiscencia que te atrae. Hay que evaluar tus deseos, evitar esas situaciones en las que tienes más probabilidades de ser seducido, y rechazar esos deseos carnales antes de que se traduzcan en actos pecaminosos. Aprende a reconocer la tentación. Todos tenemos deseos de la carne, dados por Dios. La cuestión es cómo los manejamos, para satisfacerlos de una manera que agrada a Dios. Si el hombre carnal quiere ver porno, él abre esa aplicación en su teléfono sin pensarlo dos veces. El hombre espiritual sabe que es una tentación que puede dar a luz al pecado, romper su comunión con Cristo y llevar a la muerte. Ahora, cuando llegue esa tentación, di al Señor: “Estoy tentado de ver porno. Ayúdame a no dejarme seducir por esa tentación.”
  2. La gente y las cosas del mundo. Evita compañeros, lugares, programas en la televisión y páginas de Internet que te arrastran y seducen. Puedes evitar mucha tentación del mundo si realmente quieres. Si un amigo te ofrece un negocio que gana un montón de dinero rápido, debería ser una luz roja: ¡Tentación! ¡Tengo que huir de aquí! Si eras alcohólico y un amigo te invita a la cantina, ¡peligro!
  3. Aquí, con Jesús, fue el diablo, pero rara vez es tan obvio. Satanás anda alrededor como león rugiente (pero a veces vestido como un cordero), buscando a alguien para tentar y devorar. Nadie está exento; puede ser la oveja que está sola, débil o descarriada, o el Hijo de Dios.

La tentación no es pecado

Es común tener tentaciones muy feas (por ejemplo, matar o violar a alguien), pero eso no significa que tú estés en pecado o seas un mal cristiano. Nuestra carne es corrupta y muy posiblemente tuvimos años de ser seducidos por sus deseos. El mundo está bajo el control del maligno, y no hay límite para las cosas perversas que Satanás usará para tentarnos. Pero recuerda: ¡la tentación no es pecado!

40 días de tentaciones

Por cuarenta días era tentado por el diablo. Y no comió nada en aquellos días, pasados los cuales, tuvo hambre.

Tradicionalmente, hemos pensado que Jesús pasó 40 días de ayuno, con algunas tentaciones al final. Pero la mejor traducción del griego dice que hubo 40 días de tentaciones; solo tenemos registradas las últimas tentaciones (y las más fuertes). Muchas veces el diablo te tienta día tras día con la misma tentación. El primer día es fácil; sales de la iglesia fortalecido y rechazas la tentación. Pero después de varias semanas de que Satanás te presente la misma imagen (¡casi como una realidad virtual!), te cansas, y en un momento de desaliento y debilidad, caes. ¡Persevera firme en tu fe y en el Espíritu! ¡Sigue resistiendo!

Si tú estás en una temporada de tentación fuerte, considera un ayuno para fortalecerte espiritualmente. El ayuno le dio a Jesús más fuerza espiritual, pero también lo dejó más vulnerable a la tentación del pan. Jesús estaba solo (¡excepto por la poderosa comunión del Padre y el Espíritu Santo!). La tentación casi siempre es más fuerte cuando estamos solos. Acuérdate que Dios está allí 24/7. También puedes enviar un mensaje a un hermano de confianza, compartiendo la tentación y pidiendo oración. Y, si es posible, puedes dejar la soledad de tu casa, a visitar a alguien o dar un paseo.

La primera tentación: Satisfacer el deseo de la carne

Entonces el diablo le dijo: Si eres Hijo de Dios, di a esta piedra que se convierta en pan.

La primera tentación fue algo que podría parecer inocente. Dios ya proveyó pan (el maná) para los hebreos en el desierto. Más tarde Jesús multiplicaría pan para multitudes. Comer pan no es pecado. Podemos racionalizar que una tentación no está mala, pero no importa cuán legítimo pueda parecer algo, ¡nunca obedezcas al diablo!

¿Cuál fue la naturaleza de esta tentación?

  • Cuestionar tu relación con Dios y tentarte a defenderte y hacer algo indebido para probar a otros que tienes poder espiritual y una conexión con Dios. La palabra griega traducida “si” también puede ser “dado que.” Pueda que el diablo no dude que Cristo es el Hijo de Dios; él sabe que Cristo puede hacerlo, pero también sabe que sería pecaminoso usar su poder para satisfacer sus necesidades personales.
  • Hacer algo para satisfacer tus apetitos carnales, ya sea sexo ilícito, o algo que parece inocente, como pan. Muchas veces significa no esperar el tiempo del Señor (para algo bueno), sino tratar de avanzar el plan de Dios con tu fuerza. Por ejemplo, en el matrimonio el sexo es una gran bendición, pero es una fuerte tentación tener relaciones antes de casarte.
  • La palabra de Jesús tuvo el poder de crear el universo y resucitar a un hombre muerto, y hay mucho poder en la palabra que nosotros proclamamos en su Nombre. Debemos estar seguros que hablamos de acuerdo con la voluntad de Dios.

Satanás a menudo siembra una semilla con una tentación. Puede ser que en ese momento, fortalecido por su ayuno y sabiendo que la tentación vino del diablo, Jesús pudo resistir. Pero en otra ocasión cuando estaba solo y muy hambriento, esa semilla podría dar a luz: “Es cierto que por mi palabra creé el universo. Olvídate del pan. Yo puedo crear un rico filete por medio de una palabra.” Por supuesto eso no sucedería con Jesús, pero nosotros tenemos que destruir la semilla, no permitir un ambiente favorable para que crezca, y mantener la vigilancia.

En este caso fue solo un pensamiento, pero muchas veces eso es suficiente para seducirnos. La tentación es más fuerte si se puede oler el pan recién horneado, o saborearlo.

Escrito está

Jesús, respondiéndole, dijo: Escrito está: No sólo de pan vivirá el hombre, sino de toda palabra de Dios.

En cada caso Jesús no discutió con Satanás, ni lo reprendió; simplemente declaró lo que dice la Palabra de Dios (aquí citó Deuteronomio 8:3). Tienes que estudiar y memorizar la Palabra, para que permanezca en ti. En el momento de tentación no habrá tiempo para buscar un versículo en tu teléfono o tu Biblia – tienes que tener la Palabra en tu corazón. La Palabra de Dios es tu pan, tu vida y tu espada (Efesios 6:17); no solamente unas pocas promesas o versículos favoritos, sino toda la palabra de Dios.

Jesús no contempló la posibilidad de hacer lo que el diablo quería. Si empezamos a evaluar las posibilidades y las consecuencias de algo que viene del maligno, será más fácil caer en la tentación. Si hay una duda, es mejor decir “no” desde el principio.

Satanás no intentó convencer a Jesús ni cuestionó la Palabra de Dios; cambió sus tácticas.

La segunda tentación: la fama, el poder, y la gloria

Y le llevó el diablo a un alto monte, y le mostró en un momento todos los reinos de la tierra. Y le dijo el diablo: A ti te daré toda esta potestad, y la gloria de ellos; porque a mí me ha sido entregada, y a quien quiero la doy. Si tú postrado me adorares, todos serán tuyos. (RVR)

¿Es posible que así como el Espíritu lo llevó al desierto, el diablo le llevó a este monte alto? Podría ser. Esta vez el diablo es más sabio, y le mostró los reinos. Los hombres responden mucho a lo que ven.

Ésta fue una tentación de tomar el camino fácil a las riquezas, el poder, y la fama. Jesús sabe que el Padre le ha prometido toda potestad y un reino (no solo de esta tierra, sino de todo el universo), pero ésta sería una manera de evitar la agonía de la cruz. Jesús nos ordena que llevemos nuestra cruz y lo sigamos, y que crucifiquemos al viejo hombre y sus deseos. Nadie, ni siquiera Jesús, quiere ser crucificado. Muchas veces la tentación del diablo es evitar el duro trabajo y dolor de hacer las cosas a la manera de Dios. ¿Puede ser que Satanás quiera impedir el propósito de Dios para tu vida?

Es muy atrevido que el diablo le pida a Jesús que se postre y lo adore, pero cuando alguien le ofrece a un hombre poder y fama, puede hacer cosas muy tontas.

¿Es cierto que los reinos de esta tierra han sido entregados a Satanás, y él puede dárselos a quien quiera? Hasta algún punto. ¿Podría haber alguien a quien Satanás le haya dado un reino en el mundo hoy? Nosotros vamos a heredar un reino en el futuro también; la tentación es impacientarse y tratar de reclamar algo antes de tiempo.

Adora y sirve sólo a Dios

Respondiendo Jesús, le dijo: Vete de mí, Satanás, porque escrito está: Al Señor tu Dios adorarás, y a él solo servirás. (RVR, cita Deuteronomio 6:13)

¡Jesús está harto del diablo! ¿Adorar a un ángel que Él creó? ¡Eso es ridículo! Está bien decirle al diablo: ¡Vete!

Satanás puede ofrecer el mundo y sus placeres a nosotros también, pero hay un costo muy alto y eterno a pagar por adorarle y servirle. La tentación de un camino fácil a las riquezas, fama y poder es fuerte, aunque no pensaríamos en postrarnos delante de Satanás. Pero, aun sin postrarte delante del diablo, ¿estás realmente adorando a Dios? Es más que cantar unas alabanzas en la iglesia; es un estilo de vida, una vida de servicio a Dios. ¿Cuánto tiempo pasas llenando tu mente con cosas impías en la televisión e Internet? Si es más de lo que gastas en la presencia de Dios y sirviéndole, ¿es posible que realmente estés adorando a Satanás? Jesús dijo: “a Él solo servirás.” ¿A quién estás sirviendo? Incluso tu trabajo debes hacer como para el Señor.

La tercera tentación: Torcer las escrituras y tentar a Dios

El diablo lo llevó luego a Jerusalén e hizo que se pusiera de pie en la parte más alta del templo, y le dijo: —Si eres el Hijo de Dios, ¡tírate de aquí! 10 Pues escrito está: »“Ordenará que sus ángeles te cuiden. Te sostendrán en sus manos 11 para que no tropieces con piedra alguna”».

Satanás también conoce la Palabra y la tuerce (aquí cita el Salmo 91:11 y 12). Una cosa es sacar versículos de la Biblia (a menudo fuera del contexto), o aun tener un conocimiento amplio de la Palabra, y otra cosa es obedecer y andar conforme al espíritu de la Palabra. Aquí hay otro “viaje;” esta vez a la santa ciudad, al templo, al mismo centro de la adoración del verdadero Dios. Una vez más, no sabemos si físicamente estaban en Jerusalén, permitiendo que sus ciudadanos los vieran en el pináculo del templo, o si estaban allí espiritualmente. ¿Crees que Satanás va a la iglesia? ¡Seguro!

Hay varias tentaciones aquí, entre ellas la de suicidarse. ¿Permitiría Dios que Jesús muriera tirándose del templo para probarse a sí mismo como el Hijo de Dios? Quien sabe, pero creo que Satanás pensó que Jesús moriría. La tentación también tocó el orgullo humano y la tendencia a enaltecernos. Dios no es nuestro mago en el cielo, y siempre tenemos que rechazar pruebas necias de su poder y palabra.

No pongas a Dios a pruebas

12 —También está escrito: “No pongas a prueba al Señor tu Dios” —le replicó Jesús.

Jesús no está impresionado con el conocimiento bíblico de Satanás. Esta vez Jesús no dijo “escrito está” sino “dicho está,” pero todavía refiere a la palabra de Dios (Deuteronomio 6:16). Puede ser entendido en dos maneras:

  1. Jesús estaría tentando a su Padre si hace algo presuntuoso para probarse a Satanás y ver si Dios va a rescatarlo.
  2. Jesús está hablando directamente al diablo, diciendo “Basta ya. Yo soy el Señor, tu Dios. Es prohibido para ti ponerme a prueba.”

¡No juegues con Dios ni trates de manipularlo!

Jesús fue tentado en todo, como tú

Esta experiencia capacitó a Jesús a entender nuestra lucha con la tentación. ¡Nunca, por toda la eternidad, había sido tentado! Éstas fueron tentaciones reales, con la posibilidad real de pecar. Y ésta no fue la única vez que fue tentado. Hebreos 4:14-16 dice:

Por lo tanto, ya que en Jesús, el Hijo de Dios, tenemos un gran sumo sacerdote que ha atravesado los cielos, aferrémonos a la fe que profesamos. Porque no tenemos un sumo sacerdote incapaz de compadecerse de nuestras debilidades, sino uno que ha sido tentado en todo de la misma manera que nosotros, aunque sin pecado. Así que acerquémonos confiadamente al trono de la gracia para recibir misericordia y hallar la gracia que nos ayude en el momento que más la necesitemos.

Aquí hay cuatro cosas muy importantes para ayudarte en la tentación:

  • Tú tienes a un sumo sacerdote que está intercediendo por ti ahora mismo. Él es por ti, y te apoya con su intercesión cuando estás pasando por pruebas.
  • Sigue firme en tu fe. Declara lo que dice la Palabra de Dios acerca de quién eres y lo que Cristo ha hecho por ti.
  • Tu tentación no es única; Jesús fue tentado en todo igual como tú.
  • Acércate a Dios en oración; allí hallarás misericordia y gracia para ayudarte en el momento más difícil de tentación.

Por eso era preciso que en todo se asemejara a sus hermanos, para ser un sumo sacerdote fiel y misericordioso al servicio de Dios, a fin de expiar los pecados del pueblo. Por haber sufrido él mismo la tentación, puede socorrer a los que son tentados (Hebreos 2:17-18).

Un versículo importante para memorizar

Las tentaciones que enfrentan en su vida no son distintas de las que otros atraviesan. Y Dios es fiel; no permitirá que la tentación sea mayor de lo que puedan soportar. Cuando sean tentados, él les mostrará una salida, para que puedan resistir (1 Corintios 10:13, NTV).

O la Reina Valera:

No os ha sobrevenido ninguna tentación que no sea humana; pero fiel es Dios, que no os dejará ser tentados más de lo que podéis resistir, sino que dará también juntamente con la tentación la salida, para que podáis soportar.

Aquí hay otras cosas valiosas para ayudarte en tu lucha contra la tentación:

  • Satanás ha estado observando la raza humana durante muchos años y sabe muy bien cuáles son las tentaciones más aptas para hacernos caer.
  • Dios es fiel en la tentación.
  • Dios es Señor de las tentaciones; Él permite solo lo que Él sabe que puedes soportar. Si la tentación es fuerte, Él sabe que tienes una gran fuerza.
  • Aunque sea muy fuerte, tú puedes soportar esta tentación actual.
  • En medio de cada tentación, Dios te mostrará una salida. Siempre hay una salida. Nunca estás obligado a caer en la tentación, pero tienes que resistirla y tener la voluntad de buscar a Dios para esa salida. La triste verdad es que muchas veces queremos caer en la tentación.

Cuando Jesús estaba orando en Getsemaní en su angustia, dio este consejo a sus discípulos para superar la tentación:

Estén alerta y oren para que no caigan en tentación. El espíritu está dispuesto, pero el cuerpo es débil (Mateo 26:41).

El final de la tentación en el desierto

13 Así que el diablo, habiendo agotado todo recurso de tentación, lo dejó hasta otra oportunidad.

Mateo añade (4:11): Entonces el diablo lo dejó, y unos ángeles acudieron a servirle.

Habrá tiempos de tentaciones fuertes. A veces podemos caer en ellas, y en vez de 40 días, puede que pasemos años en el desierto. Pero si resistimos la tentación, el diablo tiene que huir (Santiago 4:7). Él se alejará de ti por un tiempo y puedes experimentar un descanso de sus ataques, pero seguro que volverá.

Puede ser que tú te sientas tentado con algo toda tu vida. Por ejemplo, si la porno era un problema para ti en el pasado, es posible que siempre sea una tentación fuerte. Para otro hombre podría ser el alcohol. Satanás te observa y te tienta conforme a tus debilidades y lo que te sedujo en el pasado. No te apures cuando eso pasa. Reconócela como una tentación, dile “no,” y sigue adelante. No significa que eres un mal cristiano si estás tentado con cosas muy feas. Con tiempo y más madurez espiritual, a menudo las tentaciones cambian y son más sutiles; sé vigilante para ellas.

Dios está observando todo el proceso. Él puede dejarte en las manos del diablo por un tiempo para probarte, pero nunca te abandonará. Y cuando pasas la prueba, tal como Jesús, Él puede mandar ángeles (o hermanos cristianos) para ministrarte.

14 Jesús regresó a Galilea en el poder del Espíritu, y se extendió su fama por toda aquella región.

Jesús empezó estos 40 días lleno del Espíritu. Fue tentado y probado fuertemente. Estoy seguro que a veces en el ayuno, hambriento y cara a cara con el diablo, no sentía mucha presencia del Espíritu. Es una de las tentaciones que nosotros también enfrentamos: La tentación de incredulidad; pensar que Dios me ha desamparado, y nunca voy a salir de este desierto. Sí, Jesús fue tentado en todo como tú y yo. Si tú estás en un desierto ahora y estás tentado a creer las mentiras del diablo, esfuérzate y se valiente, porque si permaneces firme en tu fe, el día vendrá cuando sales del desierto y volverás en el poder del Espíritu a tu familia, tu ministerio o tu caminar con el Señor.

El primer hombre, Adán, fue tentado y no pasó la prueba. El segundo Adán, Jesús, pasó la prueba, y ahora puede arrancar su ministerio público. Jesús nunca buscó publicidad; de hecho casi siempre pidió a la gente quien Él sanó o liberó no decir nada a nadie, pero todavía se extendió su fama por toda aquella región.

¡Soporta con paciencia las pruebas y las tentaciones!

Dios bendice a los que soportan con paciencia las pruebas y las tentaciones, porque después de superarlas, recibirán la corona de vida que Dios ha prometido a quienes lo aman (Santiago 1:12, NTV).

La Nueva Traducción Viviente captura el sentido del griego; la palabra puede ser traducida “prueba” o “tentación.” Las tentaciones son pruebas, ¿verdad? Pruebas que revelan cuan serio estamos para resistir al diablo y el pecado. Ninguna prueba o tentación es agradable, pero tal como vemos en la vida de Jesús, hay una bella recompensa después de superarlas. El consejo aquí es para soportarlas con paciencia. Ni “soportar” ni “paciencia” tienen una sensación positiva para nosotros, pero cuando superamos las tentaciones, Dios tiene una corona de vida esperándonos.

¿Cuáles son las tentaciones más fuertes para ti en este momento? ¿Cómo te va resistiéndolas? ¿Es posible que Dios le haya permitido a Satanás probarte y tentarte en preparación para algo grande que el Señor tiene para ti?

 

El peligro de la hipocresía    Mateo 23

Este es un capítulo muy fuerte. Queremos andar como Jesús anduvo y hacer discípulos sinceros. Él dijo que no deberíamos juzgar a otros, y es un pecado chismear o socavar el ministerio de otros. Pero si vamos a andar como Él, a veces tenemos que exponer la falsa doctrina y la hipocresía. La Biblia nunca nos enseña a tolerar o ignorar el pecado. Por supuesto, este es Jesús hablando aquí; Él es Dios, es perfecto y tiene todo el derecho de juzgar el pecado. Antes de hablar de los demás, tenemos que examinarnos a nosotros mismos:

¿Por qué te fijas en la astilla que tiene tu hermano en el ojo, y no le das importancia a la viga que está en el tuyo?  ¿Cómo puedes decirle a tu hermano: “Déjame sacarte la astilla del ojo”, cuando ahí tienes una viga en el tuyo?  ¡Hipócrita!, saca primero la viga de tu propio ojo, y entonces verás con claridad para sacar la astilla del ojo de tu hermano (Mateo 7:3-5).

Y Pablo dice en Romanos 2:1:

No tienes excusa tú, quienquiera que seas, cuando juzgas a los demás, pues al juzgar a otros te condenas a ti mismo, ya que practicas las mismas cosas.

Es un equilibrio delicado: por un lado, amar y honrar a otros y sus ministerios; por otro lado, la responsabilidad de proteger a nuestras familias e iglesias. No queremos ser negativos y centrarnos en el pecado de otros; es mejor dedicar nuestros esfuerzos a proclamar una palabra de fe y edificación, y exaltar a Jesús. Pero hay ocasiones en que tenemos que decir la verdad. Este capítulo nos permite examinar a nosotros mismos a la luz de la Palabra, para que, con una conciencia limpia, podamos ayudar a otros a evitar estos errores.

Los “ayes” en Lucas

Hay otra ocasión en que Jesús dijo “ayes” parecidos, en Lucas 11:37-54. Un fariseo lo invitó a cenar a su casa, pero Jesús no se lavó las manos antes de comer y el fariseo se ofendió. En ese pasaje, Jesús habló primero a los fariseos, pero también estuvieron presentes los expertos de la ley, y ellos le dijeron: Maestro, al hablar así nos insultas también a nosotros (11:45). ¡Entonces Jesús también renunció a ellos! No es sorprendente que, después de renunciarlos, estuvieran más en contra de Jesús. Lucas (11:53-54) termina diciendo: Cuando Jesús salió de allí, los maestros de la ley y los fariseos, resentidos, se pusieron a acosarlo a preguntas.  Estaban tendiéndole trampas para ver si fallaba en algo. A nadie le gusta ser señalado; es fácil hacer enemigos hablando sobre el pecado y la hipocresía, pero eso no molestaba a Jesús.

Practica lo que predicas

1Después de esto, Jesús dijo a la gente y a sus discípulos: «Los maestros de la ley y los fariseos tienen la responsabilidad de interpretar a Moisés. Así que ustedes deben obedecerlos y hacer todo lo que les digan. Pero no hagan lo que hacen ellos, porque no practican lo que predican.

Dios ha colocado a personas en su iglesia con el don y el llamado de enseñar la Palabra. Es una gran responsabilidad ante Dios. Mi oración cuando preparo un mensaje siempre es: “Señor, guárdame del error y ayúdame a interpretar correctamente tu Palabra, y nunca guiar mal a una de tus ovejas.” Santiago 3:1 es una palabra instructiva: Hermanos míos, no pretendan muchos de ustedes ser maestros, pues, como saben, seremos juzgados con más severidad. Si Dios nos ha dado el privilegio de ser un maestro, no es para exaltarnos, sino para humillarnos y compartir su Palabra con gran temor de Dios. Si tú eres un maestro en la iglesia, ¿cómo te juzgará Dios? Es muy serio tomar el puesto de maestro. Si eres un líder y le ofreces a alguien la oportunidad de enseñar, debes estar seguro de que Dios lo ha llamado.

Jesús nos manda honrar el oficio de pastor o maestro en la iglesia; a pesar de sus deficiencias personales, siempre tienes que escuchar la verdadera Palabra de Dios y poner en práctica lo que dice. El problema fue el testimonio y el ejemplo de estos maestros: No practicaban lo que enseñaban. Hoy en día es fácil engañar a la gente. Puedes predicar una palabra asombrosa en Internet, la televisión o una mega iglesia. Nadie sabe si estás haciendo lo que enseñas. Por eso es importante conocer los frutos y el testimonio de un pastor o maestro. ¿Y tú? En tu hogar, tu trabajo y tu iglesia, ¿haces lo que dices?

No cargues a otros con cargas que tú no llevas

Atan cargas pesadas y las ponen sobre la espalda de los demás, pero ellos mismos no están dispuestos a mover ni un dedo para levantarlas.

Un pastor o maestro puede predicar cosas difíciles en la Palabra con la expectativa que la iglesia camine conforme a esa palabra, pero no sobrecargues a otros con cosas que tú no estás haciendo o no quieres hacer. Si enseñamos algo, debemos estar listos para ayudar a la gente a ponerlo en práctica y ser honestos con nuestras luchas al respecto.

El peligro de hacer todo por las apariencias

»Todo lo hacen para que la gente los vea: Usan filacterias grandes y adornan sus ropas con borlas vistosas; se mueren por el lugar de honor en los banquetes y los primeros asientos en las sinagogas, y porque la gente los salude en las plazas y los llame “Rabí”.

¿Cuál es el motivo de tu corazón? Por supuesto, está bien hacer buenas obras, pero ¿es para honrar y glorificar a Dios, o para que otros te vean como muy espiritual? ¿Es un pecado sentarte en el primer asiento en una cena si alguien te lo ofrece? No, pero otra vez se trata del corazón. ¿Alimenta tu orgullo y te hace sentir importante? ¿Te ofendes si no te ofrecen una silla importante? Jesús nos enseñó a tomar el lugar más bajo, y esperar a ser invitado a otro asiento mejor (Lucas 14:7-14).

¿Es pecado tener una Biblia grande? Claro que no, pero si en secreto quieres impresionar a la gente con el gran gigante de la fe que eres por esas cosas externas, hay un problema. ¿Es tu título muy importante para ti? ¿Te ofendes si alguien no te saluda en la calle como pastor?

¿No llames a nadie “padre”?

»Pero no permitan que a ustedes se les llame “Rabí”, porque tienen un solo Maestro y todos ustedes son hermanos. Y no llamen “padre” a nadie en la tierra, porque ustedes tienen un solo Padre, y él está en el cielo.10 Ni permitan que los llamen “maestro”, porque tienen un solo Maestro, el Cristo.

Estos versículos han causado ansiedad en algunos líderes. Parece que Jesús prohíbe el uso de cualquier título. Su énfasis aquí es que todos somos iguales, y está mal elevar a unos hermanos sobre otros. Es difícil cuadrar lo que Cristo dice con la insistencia de muchos de ser llamados pastor, apóstol,  profeta o maestro. En la iglesia católica, a los sacerdotes generalmente se llaman “padre.” ¿Es un pecado? ¿Es pecado llamar a mi papá “padre”? Creo que no; no tenemos que ser muy rígidos con esto. Debemos discernir el espíritu de lo que Cristo dijo;  el único verdadero Maestro que tenemos es Cristo, y el único Padre perfecto está en el cielo.

¿Quién es el más importante?

11 El más importante entre ustedes será siervo de los demás.12 Porque el que a sí mismo se enaltece será humillado, y el que se humilla será enaltecido.

Siempre es tentador buscar fama y poder. Quieres ser un buen cristiano, un buen pastor o un exitoso maestro de la Palabra, y eso está bien. Pero la tendencia natural del hombre es enorgullecerse: “Soy pastor, he trabajado arduamente, y tengo una gran iglesia. Deben reconocerlo y servirme.” Pero, ¿por qué estás ministrando? ¿Quieres agradar a Dios? ¿O presumir? Tenemos que buscar todas las oportunidades para servir y humillarnos. Confía en Dios para humillarte y exaltarte en su tiempo y a su manera.

¿Hay cosas que estás haciendo para enaltecerte a ti mismo? ¿Qué más puedes hacer para humillarte? ¿Cómo te ha humillado Dios en el pasado cuando tú te enalteciste?

Ahora Jesús empieza la famosa lista de “ayes.” “Ay” puede traducirse “¡Qué aflicción les espera!”

Prevenir que otros entren al reino

13 ¡Ay de ustedes, maestros de la ley y fariseos, hipócritas! Les cierran a los demás el reino de los cielos, y ni entran ustedes ni dejan entrar a los que intentan hacerlo.

Jesús no deja dudas: Estos hipócritas no van a entrar en el reino de los cielos. Es triste, pero esa es la decisión que ellos han tomado. Lo que Jesús condena es que desalienten a aquellos que quieren entrar, a aquellos que ya están en ese camino angosto. No solo no entran por la puerta estrecha, sino que se detienen en la puerta y la cierran para que nadie más pueda entrar.

En Lucas, Jesús dice que se han adueñado de la llave del conocimiento, o habían quitado la llave de la ciencia (11:52). Parece que enseñaron deliberadamente algunas cosas, posiblemente con su propia interpretación y para su propio beneficio, e ignoraron las cosas más importantes de la Palabra.

Aprovechar a la gente vulnerable

14 ¡Ay de ustedes, maestros de la ley y fariseos, hipócritas! porque devoran las casas de las viudas, y como pretexto hacen largas oraciones; por esto recibirán mayor condenación.

La viuda y el huérfano están cerca del corazón de Jesús. Son vulnerables, y en lugar de cuidarlos y mantenerlos, los escribas y los fariseos los devoraron. Tienen la apariencia de ser muy espirituales, con sus largas oraciones, pero son solo un pretexto para aprovecharlos. La NTV dice: Estafan descaradamente a las viudas para apoderarse de sus propiedades, y luego pretenden ser piadosos haciendo largas oraciones en público.

Me hace pensar en las pobres ancianas que escuchan una solicitud de fondos de un ministerio por televisión, y desde el corazón responden y envían lo poco que tienen. No saben que el ministro está comprando un avión o carro de lujo con ese dinero.

Un evangelismo distorsionado

15 »¡Ay de ustedes, maestros de la ley y fariseos, hipócritas! Recorren tierra y mar para ganar un solo adepto, y cuando lo han logrado lo hacen dos veces más merecedor del infierno que ustedes.

Evangelizan, pero no llevan a esa persona a una relación viva con Dios. En lugar de formarlos en la Palabra de Dios, los guían en su legalismo e hipocresía. Es genial llevar a alguien a los pies de Jesús y es importante discipular a esa persona, pero ¡ten cuidado con el ejemplo que ofreces! No quieres que él siga tus huellas pecaminosas. Esto puede suceder con alguien que sigue más a un apóstol, pastor o doctrina que a Cristo.

Juramentos

16 »¡Ay de ustedes, guías ciegos!, que dicen: “Si alguien jura por el templo, no significa nada; pero, si jura por el oro del templo, queda obligado por su juramento”. 17 ¡Ciegos insensatos! ¿Qué es más importante: el oro, o el templo que hace sagrado al oro? 18 También dicen ustedes: “Si alguien jura por el altar, no significa nada; pero, si jura por la ofrenda que está sobre él, queda obligado por su juramento”.  19 ¡Ciegos! ¿Qué es más importante: la ofrenda, o el altar que hace sagrada la ofrenda? 20 Por tanto, el que jura por el altar jura no solo por el altar, sino por todo lo que está sobre él. 21 El que jura por el templo jura no solo por el templo, sino por quien habita en él. 22 Y el que jura por el cielo jura por el trono de Dios y por aquel que lo ocupa.

Este es el “ay” más largo. ¡Qué triste ser un guía ciego! No es la primera vez que Jesús los llama “guías ciegos.” En Mateo 15:12-14 Jesús dijo que lo que contamina a una persona no es externo sino interno. Los discípulos le dijeron: ¿Sabes que los fariseos se escandalizaron al oír eso? Y Jesús les respondió: Toda planta que mi Padre celestial no haya plantado será arrancada de raíz. Déjenlos; son guías ciegos. Y, si un ciego guía a otro ciego, ambos caerán en un hoyo.

Es interesante que Jesús dijo “Déjenlos.” Debemos tener mucho cuidado con el guía que elegimos. Y tú, ¿eres un guía ciego? ¿O estás siguiendo a un ciego? La verdad es que ambos caerán. Cuando Jesús habló de guías ciegos en otra ocasión (Lucas 6:39-40), agregó: El discípulo no está por encima de su maestro, pero todo el que haya completado su aprendizaje, a lo sumo llega al nivel de su maestro. Si eres guiado por una persona ciega, solo alcanzarás ese nivel. ¡Jesús también los llama “necios” e “insensatos!”

Jesús dijo que no debes jurar:

También han oído que se dijo a sus antepasados: “No faltes a tu juramento, sino cumple con tus promesas al Señor”. Pero yo les digo: No juren de ningún modo: ni por el cielo, porque es el trono de Dios; ni por la tierra, porque es el estrado de sus pies; ni por Jerusalén, porque es la ciudad del gran Rey. Tampoco jures por tu cabeza, porque no puedes hacer que ni uno solo de tus cabellos se vuelva blanco o negro. Cuando ustedes digan “sí”, que sea realmente sí; y, cuando digan “no”, que sea no. Cualquier cosa de más, proviene del maligno (Mateo 5:33-37).

Ellos ya estaban equivocados porque jurar era muy importante para ellos. El problema específico aquí es que le dieron más importancia al oro en las ofrendas del templo que a la adoración de Dios.

El peligro de dejar lo más importante

23 »¡Ay de ustedes, maestros de la ley y fariseos, hipócritas! Dan la décima parte de sus especias: la menta, el anís y el comino. Pero han descuidado los asuntos más importantes de la ley, tales como la justicia, la misericordia y la fidelidad. Debían haber practicado esto sin descuidar aquello.24 ¡Guías ciegos! Cuelan el mosquito, pero se tragan el camello.

Los escribas y fariseos eran muy fieles con sus diezmos. Exactamente 10%. Y eso está bien, pero estaban orgullosos de su obediencia a esos detalles. ¡Qué fácil es sentirte bien porque cumples con algunos requisitos legalistas! ¡Y cuán difícil es obedecer las cosas más importantes en la Palabra de Dios! Como el amor, y, en este caso, la justicia, la misericordia y la fidelidad. En Lucas (11:42) Jesús dijo que descuidan la justicia y el amor de Dios. Esas son cosas del corazón que tienen que ver con la relación con otras personas y con Dios. Qué triste que hay muchos “buenos cristianos” que carecen de misericordia para sus familias o gente menos afortunada.

La NTV explica mejor el verso 24: ¡Cuelan el agua para no tragarse por accidente un mosquito, pero se tragan un camello! Es tan fácil lidiar con la obediencia estricta en las cosas pequeñas e ignorar las cosas más importantes.

Es común en algunas iglesias dar mucho énfasis al diezmo. De hecho, el diezmo era un requisito de la ley del Antiguo Testamento. Todo le pertenece a Jesús; es fácil sentir que podemos usar el 90% de manera egoísta, cuando debemos entregar todo lo que tenemos a Cristo. Si hablamos mucho sobre el diezmo, deberíamos hablar más sobre las cosas más importantes de la ley.

Limpia primero lo de dentro

25 »¡Ay de ustedes, maestros de la ley y fariseos, hipócritas! Limpian el exterior del vaso y del plato, pero por dentro están llenos de robo y de desenfreno.26 ¡Fariseo ciego! Limpia primero por dentro el vaso y el plato, y así quedará limpio también por fuera.

Puede ser un cristiano bien vestido y bien peinado, con una Biblia grande, que ora en voz alta y conoce todas las alabanzas, pero ¿cómo está su corazón? Demasiado a menudo el corazón es malvado. Los fariseos condenaron a Jesús porque no mantuvo todas sus costumbres de lavarse las manos y limpiar los platos. Es la vieja cuestión de las apariencias, y nuestra tendencia a evaluar a otros de acuerdo con ellas. Incluso el profeta Samuel cayó en ese error, y Dios tuvo que reprenderlo: La gente se fija en las apariencias, pero yo me fijo en el corazón (1 Samuel 16:7).

Varias veces Jesús habló de la importancia de la santidad interior:

¿No se dan cuenta de que todo lo que entra en la boca va al estómago y después se echa en la letrina? Pero lo que sale de la boca viene del corazón y contamina a la persona. Porque del corazón salen los malos pensamientos, los homicidios, los adulterios, la inmoralidad sexual, los robos, los falsos testimonios y las calumnias. Estas son las cosas que contaminan a la persona, y no el comer sin lavarse las manos (Mateo 15:17-20).

Lucas (11:39-41, NTV) nos da otra perspectiva:

Ustedes, los fariseos, son tan cuidadosos para limpiar la parte exterior de la taza y del plato pero están sucios por dentro, ¡llenos de avaricia y de perversidad! ¡Necios! ¿No hizo Dios tanto el interior como el exterior? Por lo tanto, limpien el interior dando de sus bienes a los pobres, y quedarán completamente limpios.

Aquí Jesús señala la avaricia y la perversidad dentro de ellos, que Él pudo ver claramente. Y, en un giro interesante, dice que dar de sus bienes a los pobres limpia el interior.

27»¡Ay de ustedes, maestros de la ley y fariseos, hipócritas!, que son como sepulcros blanqueados. Por fuera lucen hermosos, pero por dentro están llenos de huesos de muertos y de podredumbre. 28 Así también ustedes, por fuera dan la impresión de ser justos, pero por dentro están llenos de hipocresía y de maldad.

Ésta es una repetición de la diferencia entre las apariencias externas y lo que hay dentro, pero son palabras muy fuertes. Los llama sepulcros blanqueados, llenos de huesos de muertos.

En Lucas (11:44, NTV) Jesús emplea otra imagen con el mismo sentido: son como tumbas escondidas en el campo. Las personas caminan sobre ellas sin saber de la corrupción que están pisando.

¡Serpientes, generación de víboras!

29 »¡Ay de ustedes, maestros de la ley y fariseos, hipócritas! Construyen sepulcros para los profetas y adornan los monumentos de los justos. 30 Y dicen: “Si hubiéramos vivido nosotros en los días de nuestros antepasados, no habríamos sido cómplices de ellos para derramar la sangre de los profetas”.31 Pero así quedan implicados ustedes al declararse descendientes de los que asesinaron a los profetas.  32 ¡Completen de una vez por todas lo que sus antepasados comenzaron! 33 »¡Serpientes! ¡Camada de víboras! ¿Cómo escaparán ustedes de la condenación del infierno?

Los escribas y fariseos creían que eran mucho mejores que los judíos del pasado que mataron a los profetas. ¡Incluso les construyeron sepulcros y adornaron los monumentos de los justos! Pero otra vez, todo es por apariencias. Jesús dice que tienen el mismo espíritu que sus antepasados y, de hecho, van a matar al Hijo de Dios. Él tiene algunas de sus palabras más fuertes para ellos: son serpientes y generación de víboras. Seguramente van al infierno.

34 Por eso yo les voy a enviar profetas, sabios y maestros. A algunos de ellos ustedes los matarán y crucificarán; a otros los azotarán en sus sinagogas y los perseguirán de pueblo en pueblo. 35 Así recaerá sobre ustedes la culpa de toda la sangre justa que ha sido derramada sobre la tierra, desde la sangre del justo Abel hasta la de Zacarías, hijo de Berequías, a quien ustedes asesinaron entre el santuario y el altar de los sacrificios. 36 Les aseguro que todo esto vendrá sobre esta generación.

Jesús los culpa por todos los justos que fueron perseguidos y murieron. Muchos creen que la destrucción de Jerusalén en el año 70 d.C. fue el cumplimiento de esta profecía.

37 »¡Jerusalén, Jerusalén, que matas a los profetas y apedreas a los que se te envían! ¡Cuántas veces quise reunir a tus hijos, como reúne la gallina a sus pollitos debajo de sus alas, pero no quisiste!38 Pues bien, la casa de ustedes va a quedar abandonada. 39 Y les advierto que ya no volverán a verme hasta que digan: “¡Bendito el que viene en el nombre del Señor!”»

Estas son las palabras de un amante rechazado. Jesús tenía tanto amor y tantas bendiciones para ellos,  pero ¡ellos no lo querían! Eran muy presuntuosos. Creían que estaban honrando la Palabra de Dios y haciendo todo bien. Eran muy religiosos, pero estaban fallando en las cosas más importantes, ¡especialmente rechazando al Hijo de Dios! No pienses que no podemos caer en la misma presunción. Debemos examinarnos honestamente y arrepentirnos de los errores que Jesús condenó aquí. No queremos ser como estos hipócritas y hacer discípulos destinados al infierno. Primero tenemos que evitar  estos errores nosotros mismos, y luego formar discípulos que odian la hipocresía y se concentran en cumplir la Gran Comisión.

 

¿Has nacido de nuevo? Juan 3

1Había un hombre de los fariseos que se llamaba Nicodemo, un principal entre los judíos.

Cuando Jesús caminó en esta tierra, Él era un fenómeno. Atrajo multitudes. Alimentó a 5000 con 5 panes y 2 peces. La mayoría de ellos eran personas comunes y corrientes; Cristo no era popular entre los líderes de los judíos, y con buena razón: Ellos temían a los romanos y no querían perder la poca independencia que disfrutaban.

¿Quién era este Nicodemo?

Nicodemo era miembro del Sanedrín, el consejo gobernante que quería matar a Jesús. Nicodemo era también un fariseo, la gente más religiosa de esa época, y los críticos más feroces de Jesús, en gran parte porque decían que Él no guardaba la ley. La verdad es que a lo largo de los años los hombres habían agregado muchas cosas a la Palabra de Dios, y Jesús no honraba esas cosas; Cristo guardaba perfectamente la verdadera ley dada por Dios.

Nicodemo no parece un hombre quien buscaría a Jesús o creería en Él. Su nombre significa “pueblo victorioso,” pero no tenía victoria; tenía posición y dinero, pero quería algo más. Para superar todas las barreras y buscar a Jesús, tenía que haber una urgencia en Nicodemo. Había oído hablar de Jesús, pero no lo conocía. Tenía que investigar para ver por qué era tan famoso.

¿Qué has oído acerca de Jesús? ¿Realmente lo conoces? Nicodemo buscaba a Cristo. Tú estás leyendo este libro porque quieres estar más cerca de Jesús. La vida de Nicodemo estaba a punto de cambiar. Si todavía no tienes una relación viva con Jesús, la tuya también está a punto de cambiar.

Una visita secreta

Este fue de noche a visitar a Jesús. —Rabí —le dijo—, sabemos que eres un maestro que ha venido de parte de Dios, porque nadie podría hacer las señales que tú haces si Dios no estuviera con él.

Primero, Nicodemo tenía que hablar con alguien que sabría donde estaría Jesús de noche. Cristo no tenía casa ni oficina ni una sinagoga o lo que llamamos una iglesia; siempre caminaba y cambiaba de ubicación, y casi siempre estaba rodeado por una multitud, o los doce discípulos. Nicodemo tuvo que ver a Jesús en privado, sin nadie alrededor. Si la noticia llegaba a sus compañeros en el Sanedrín que él iba a hablar con Jesús, él podría perder su posición. Posiblemente se disfrazó, se vistió de campesino o pescador, y fue muy tarde en la noche.

Este era un hombre que había estudiado a Jesús y le llama Rabí, un título de respeto que significa “maestro.” Había escuchado la enseñanza de Jesús, y estaba impresionado con su autoridad. Dice “sabemos” que has venido de Dios; tal vez algunos de los demás fariseos también creían eso, pero no querían hacerlo público (algunos dijeron que Jesús vino de Satanás). Nicodemo también quedó impresionado con las señales que Jesús hizo; cree que sería imposible hacerlas si Dios no estuviera con Él. Es una importante confirmación del poder de Dios en su vida, pero también sabemos que, hasta cierto punto, el diablo puede hacer señales para engañar a la gente (por ejemplo, las plagas en Egipto).

Esas dos cosas (la palabra, y las señales o milagros confirmando la palabra), siempre eran parte del ministerio de Jesús, y también de los discípulos. Deben ser parte de nuestro ministerio hoy. Debe haber alguna evidencia, alguna señal, de que nuestra enseñanza es la verdad.

Una discusión teológica

Rabí, sabemos que has venido de Dios como maestro; porque nadie puede hacer estas señales que tú haces, si no está Dios con él. Nicodemo no cuestiona a Jesús; simplemente declara lo poco que sabe de Él. Hasta ahora ha sido una discusión teológica. A mucha gente le gusta discutir temas religiosos:

  • ¿Por qué hay tantos hipócritas en la iglesia?
  • ¿Qué de las contradicciones en la Biblia?
  • ¿Por qué permite Dios tanto sufrimiento en el mundo?
  • ¿Se casó Caín con su hermana?

Puede ser un buen juego mental, pero no tienen nada que ver con la vida real. Jesús no responde a lo que dice, pero cambia el tema por completo y va inmediatamente a un nivel más profundo (¡a Jesús le encantó hacer eso!):

—De veras te aseguro que quien no nazca de nuevo no puede ver el reino de Dios —dijo Jesús.

Cómo ver el reino de Dios

Nicodemo puede creer que ya está en el reino de Dios. Es un judío, del pueblo escogido de Dios. Es un fariseo, bien estudiado, y vive en Jerusalén, la ciudad santa. Muchos creen que ya están en el reino porque fueron bautizados cuando eran infantes, son de una familia cristiana o asisten a una iglesia.

¿Quieres ver el reino? ¿Qué es el reino de Dios? No es un lugar; Jesús dijo que el reino está dentro de nosotros (Lucas 17:21), pero oramos en el Padre Nuestro “que venga tu reino.” Hay un reino venidero, cuando Dios va a establecer su reino aquí en la tierra. El reino de Dios está presente dondequiera que Dios es honrado y obedecido como Rey; donde Él está a cargo. Puede ser tu corazón, tu familia o tu iglesia. La Biblia dice que es un reino de paz, justicia y amor; un reino perfecto. Queremos extender su reino, porque ofrece la mejor vida posible en esta tierra. La mayoría de nosotros ocupamos el trono de nuestras vidas; hacemos las cosas a nuestra manera. Para entrar en el reino tienes que entregar tu vida entera, tu familia, tu dinero, tus sueños y tu futuro a Jesús, confiando que Él sabe mejor que tu cómo vivir. Tú puedes entronar a Jesús en tu vida ahora, y entrar en su reino.

Nicodemo no está pensando en ese nivel espiritual; no ha llegado a ese punto de abandonar todo para buscar a Dios y entrar en su reino.

¿Cómo se puede nacer de nuevo?

—¿Cómo puede uno nacer de nuevo siendo ya viejo? —preguntó Nicodemo—. ¿Acaso puede entrar por segunda vez en el vientre de su madre y volver a nacer?

Nicodemo no es estúpido; él sabe que lo que Jesús dice es imposible. Cuando tratamos de comprender la Biblia o una relación con Dios de manera lógica, parece imposible. La ciencia dice que nadie puede caminar sobre las aguas. Un hombre muerto por cuatro días no puede ser resucitado. No se puede alimentar a miles de personas con unos panes y peces. Pero Dios quiere cambiar nuestro pensamiento y nuestra visión. Ahora tenemos que ver la vida con los ojos de fe, con los ojos de Dios. Jesús está hablando de una vida sobrenatural. ¿Estás cansado de la vida en la carne, una vida limitada por las leyes naturales? Dios te ofrece una vida sobrenatural, donde no hay nada imposible.

Es cierto que nadie puede volver al vientre de su madre, pero eso no significa que no pueda nacer de nuevo en otra dimensión.

—Yo te aseguro que quien no nazca de agua y del Espíritu no puede entrar en el reino de Dios —respondió Jesús—. Lo que nace del cuerpo es cuerpo; lo que nace del Espíritu es espíritu. No te sorprendas de que te haya dicho: “Tienen que nacer de nuevo”.

Todos nacemos de la carne. Tú no tienes la opción de decir “no, no quiero ser parte de esa familia, en ese país, con tanto sufrimiento.” Eres el resultado del amor entre tu papá y mamá (ojalá – a veces no es así). Pero ahora tú puedes tomar una decisión para nacer espiritualmente; no tomar esa decisión es decidir que no quieres entrar en el reino. Hay un dicho: nacido una vez, muere dos veces; nacido dos veces, muere una vez. Todos vamos a morir en esta carne, pero no tienes que morir espiritualmente. Sin Cristo, ya estás muerto espiritualmente, pero Él quiere revivir tu espíritu y darte una nueva vida.

¿Cómo puedes nacer de nuevo? Tienes que volverte como niño otra vez. Humíllate y deja todo a los pies de Jesús, entregando el control de tu vida a Él. Estás cansado del pecado, pero Él te perdona, y empiezas de nuevo, una criatura nueva. Ahora quieres conocer a Cristo y caminar con Él.

La persona nacida del Espíritu es como el viento

El viento sopla de donde quiere, y oyes su sonido; mas ni sabes de dónde viene, ni a dónde va; así es todo aquel que es nacido del Espíritu. (RVR)

Hay algo misterioso, algo difícil de comprender, acerca de la persona nacida del Espíritu. No anda conforme a las normas de este mundo; tiene una vida sobrenatural. Puede parecer diferente que la mayoría de la gente y sentirse malentendido. Nosotros queremos saber de dónde vinimos y hacia dónde vamos; queremos saberlo todo, pero parte de humillarte a ti mismo es confesar que no lo sabes todo. Ya no dirigimos nuestras vidas, sino que somos guiados por Jesús.

Respondió Nicodemo y le dijo: ¿Cómo puede hacerse esto? (RVR)

¡Genial! ¡Parece que Nicodemo ya está empezando a entender lo que Jesús ha dicho! Quiere saber cómo hacerlo. Pero Jesús no dice “¡Me alegro! Solo tienes que orar esta oración.” Jesús siempre dice la verdad; no teme ofender a nadie. Dice las cosas como son, y no tiene ninguna prisa por conseguir una “conversión” más, incluso si es alguien importante como este fariseo.

10 —Tú eres maestro de Israel, ¿y no entiendes estas cosas? —respondió Jesús—. 11 Te aseguro que hablamos de lo que sabemos y damos testimonio de lo que hemos visto personalmente, pero ustedes no aceptan nuestro testimonio. 12 Si les he hablado de las cosas terrenales, y no creen, ¿entonces cómo van a creer si les hablo de las celestiales?

Jesús espera que un maestro de la religión, alguien con amplio conocimiento bíblico, sepa estas cosas. Pero incluso hoy, hay maestros en la iglesia que no entienden estas verdades espirituales. Gran parte de la enseñanza de Jesús tenía que ver con la vida cotidiana, y era difícil para mucha gente aceptarla. Hay cosas mucho más profundas que Jesús quería compartir con ellos (cosas celestiales), pero Él sabe que no podían recibir esa enseñanza.

Jesús habló de lo que sabe; fue testigo de lo que había visto en el cielo. ¿Cómo sabes si puedes recibir el testimonio de alguien?

  • Examina el fruto de su vida: ¿Refleja a Jesucristo? ¿Anda en la verdad, en el amor y en la justicia?
  • ¿Habla de la Biblia, o solo de sus propios pensamientos?
  • ¿Glorifica a Dios?
  • ¿Confirma el Espíritu Santo dentro de ti que es la verdad?

Jesús tiene que ser levantado

13 Nadie subió al cielo, sino el que descendió del cielo; el Hijo del Hombre, que está en el cielo. 14 Y como Moisés levantó la serpiente en el desierto, así es necesario que el Hijo del Hombre sea levantado, 15 para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna. (RVR)

Ahora Jesús se revela a Nicodemo; veamos si él todavía puede aceptar lo que Jesús dice.

  • Jesús estaba en el cielo. Hay un cielo, una dimensión espiritual en un nivel completamente diferente de este universo, y Jesús descendió de ese cielo para vivir aquí en la tierra.
  • Es posible tener vida eterna y entrar en ese cielo.
  • La oferta está abierta para todos los creen en Jesús; el que no cree está perdido.

La clave aquí es algo radical, algo que Jesús ha compartido con muy pocos: Él tiene que ser levantado. Yo dudo si Nicodemo haya entendido lo que eso significa. Para muchos, la cruz era un escándalo: ¿Cómo puede el Padre permitir que su hijo amado sufra la muerte más cruel? Pero solo un sacrificio perfecto sería eficaz para pagar el precio de nuestro pecado, y eso no tiene sentido para muchos.

Jesús lo compara con algo muy extraño que sucedió en el éxodo (Números 21:4-9). Una vez más la gente estaba murmurando. Dios estaba harto de sus quejas y envió serpientes para que los mordiera. Cuando Moisés clamó a Dios, el Señor le ordenó que hiciera una serpiente de bronce y la levantara. Todos los que miraron a la serpiente fueron sanados. ¡Qué raro que Dios usara un símbolo de la misma criatura que tentó a Eva en el Edén!

De tal manera amó Dios al mundo

16 Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna. (RVR)

Jesús habla aquí de una vida bendecida para toda la eternidad; la otra alternativa es una eternidad en el infierno, perdido. Todos vamos a vivir eternamente. Puede que tú ya estés en un infierno viviente. Cristo vino para salvarte y darte una vida plena y abundante ahora, y una vida eterna con Él en el cielo. ¿Tienes esa esperanza? Si has aceptado a Jesús, ¿tienes la certeza que Cristo está preparando un lugar para ti en el cielo, y un día vas a ver a Jesús cara a cara?

Dios te ama. Ese es un concepto difícil para algunos que nunca han experimentado el amor verdadero. Piensan de Dios como un juez, siempre dispuesto para castigar cualquier ofensa. Muchos tenían un padre muy severo que siempre los castigaba y los pegaba. Por desgracia, muchos han sufrido la condena de un sacerdote o pastor, hermanos en la iglesia o un padre cristiano. Pero el amor de Dios es probado por lo que nos dio: la salvación, y su Hijo unigénito. Ese es amor verdadero.

Jesús no vino para condenar al mundo

17 Dios no envió a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para salvarlo por medio de él. 

Es cierto que hay un juicio venidero. Vemos en el versículo siguiente que hay muchos que ya han sido condenados; pero Jesús no vino para condenar, sino para salvar. Él pagó el precio por todo lo malo que tú has hecho. Quiere librarte de la culpa y darte una vida nueva.

18 El que cree en él no es condenado, pero el que no cree ya está condenado por no haber creído en el nombre del Hijo unigénito de Dios.

Solo hay dos opciones: ser salvo, o ser condenado. ¿Crees que hay muchos caminos hacia Dios? Jesús dijo: “Yo soy el camino, la verdad, y la vida, nadie viene al Padre sino por mí” (Juan 14:6). La única manera de ser salvo y ver el reino de Dios es creer en el nombre de Jesús. ¿Qué significa creer en su nombre? En la Biblia, un nombre representa todo lo que una persona es. Creer en el nombre de Jesús es creer que es el unigénito Hijo de Dios, es Dios y hombre, vino a este mundo, andaba entre nosotros y vivía una vida perfecta. Murió en la cruz y resucitó para pagar el precio de tu pecado, y vendrá otra vez para establecer su reino.

Los que toman la decisión de no entregar sus vidas a Jesús y no creer en Él ya han sido condenados. Dios no los condena; son condenados por el pecado y la rebelión que es parte de nuestra naturaleza. Dios llegó al extremo de enviar a su propio hijo para morir en la cruz, para salvarnos de esa condena.

Seis veces en esta porción Jesús habla de “creer” o tener fe. Hebreos 11:1 dice que la fe es la garantía de lo que se espera, la certeza de lo que no se ve. La fe viene por el oír, y el oír por la Palabra de Dios. Lee el evangelio de Marcos, por ejemplo. Leyendo lo que hizo Jesús, Dios te confirmará que es la verdad, y tu fe crecerá.

¿Amas más las tinieblas?

19 Esta es la causa de la condenación: que la luz vino al mundo, pero la humanidad prefirió las tinieblas a la luz, porque sus hechos eran perversos. 20 Pues todo el que hace lo malo aborrece la luz, y no se acerca a ella por temor a que sus obras queden al descubierto.

¿Cuál amas más? ¿La luz, o las tinieblas? ¿Hay cosas feas, sucias y corruptas que te atraen? ¿Tienes temor a la luz? ¿Cómo son tus obras? No somos condenados por Dios, sino por las decisiones que tomamos. Muchos hombres saben que pueden venir a la luz, pueden venir a Cristo y ser salvos, pero no quieren dejar el alcohol, la fiesta, las mujeres y la vida en las tinieblas. Algunos jóvenes dicen “quiero disfrutar mi vida ahora; tal vez cuando sea mayor pueda aceptar a Jesús.”

La persona que anda en tinieblas teme la luz; sabe que está mal y quiere esconder lo que está haciendo. Apague la porno cuando escuche a su esposa entrar en la casa. Esconde lo que está robando de su trabajo. Prefiere la oscuridad de la cantina, y gente que no le reprende por su adulterio y pecado. Por eso a veces aborrece al cristiano que anda en santidad; teme que sus obras sean reprendidas. Es posible que tú puedas engañar a tu esposa o jefe, pero no puedes engañar a Dios. Todo está expuesto por su luz.

¿Realmente vale la pena perder tu familia, tu trabajo y posiblemente tu vida, porque te gustan las tinieblas? El que anda en las tinieblas es esclavo de ellas. Hay verdadera libertad cuando andas en la luz, no para pecar, sino para disfrutar del reino de Dios. Se siente mucho mejor. Te invito a venir a la luz ahora.

Todo manifestado por la luz

21 En cambio, el que practica la verdad se acerca a la luz, para que se vea claramente que ha hecho sus obras en obediencia a Dios».

Es maravilloso andar transparente, con nada que esconder, y un corazón puro. Posiblemente has servido a Dios en secreto y nadie sabe de tus buenas obras. Como el pecado, la Biblia dice que todas nuestras obras serán publicadas de los tejados. Todo el mundo sabrá.

En otra ocasión Jesús dijo:

No hay nada encubierto que no llegue a revelarse, ni nada escondido que no llegue a conocerse. Así que todo lo que ustedes han dicho en la oscuridad se dará a conocer a plena luz, y lo que han susurrado a puerta cerrada se proclamará desde las azoteas.

»A ustedes, mis amigos, les digo que no teman a los que matan el cuerpo, pero después no pueden hacer más. Les voy a enseñar más bien a quién deben temer: teman al que, después de dar muerte, tiene poder para echarlos al infierno. Sí, les aseguro que a él deben temerle. ¿No se venden cinco gorriones por dos moneditas? Sin embargo, Dios no se olvida de ninguno de ellos. Así mismo sucede con ustedes: aun los cabellos de su cabeza están contados. No tengan miedo; ustedes valen más que muchos gorriones.

»Les aseguro que a cualquiera que me reconozca delante de la gente, también el Hijo del hombre lo reconocerá delante de los ángeles de Dios. Pero al que me desconozca delante de la gente se le desconocerá delante de los ángeles de Dios (Lucas 12:2-9).

No sabemos si Nicodemo nació de nuevo esa noche; si se arrepintió y entró en el reino de Dios. Pero creyó en Jesús; cuando Cristo murió en la cruz, Nicodemo trajo mirra y aloe para ungir su cuerpo, y, junto con José de Arimatea, lo sepultaron.

Tú tienes la oportunidad de tomar la decisión más importante de tu vida. Tú puedes nacer de nuevo, empezar una vida nueva, y vivir eternamente en el reino de Dios. Y si ya estás en su reino, tú puedes andar como Jesús anduvo, compartir este mensaje e invitar a otros a su reino.