¿Has nacido de nuevo? Juan 3

1Había un hombre de los fariseos que se llamaba Nicodemo, un principal entre los judíos.

Cuando Jesús caminó en esta tierra, Él era un fenómeno. Atrajo multitudes. Alimentó a 5000 con 5 panes y 2 peces. La mayoría de ellos eran personas comunes y corrientes; Cristo no era popular entre los líderes de los judíos, y con buena razón: Ellos temían a los romanos y no querían perder la poca independencia que disfrutaban.

¿Quién era este Nicodemo?

Nicodemo era miembro del Sanedrín, el consejo gobernante que quería matar a Jesús. Nicodemo era también un fariseo, la gente más religiosa de esa época, y los críticos más feroces de Jesús, en gran parte porque decían que Él no guardaba la ley. La verdad es que a lo largo de los años los hombres habían agregado muchas cosas a la Palabra de Dios, y Jesús no honraba esas cosas; Cristo guardaba perfectamente la verdadera ley dada por Dios.

Nicodemo no parece un hombre quien buscaría a Jesús o creería en Él. Su nombre significa “pueblo victorioso,” pero no tenía victoria; tenía posición y dinero, pero quería algo más. Para superar todas las barreras y buscar a Jesús, tenía que haber una urgencia en Nicodemo. Había oído hablar de Jesús, pero no lo conocía. Tenía que investigar para ver por qué era tan famoso.

¿Qué has oído acerca de Jesús? ¿Realmente lo conoces? Nicodemo buscaba a Cristo. Tú estás leyendo este libro porque quieres estar más cerca de Jesús. La vida de Nicodemo estaba a punto de cambiar. Si todavía no tienes una relación viva con Jesús, la tuya también está a punto de cambiar.

Una visita secreta

Este fue de noche a visitar a Jesús. —Rabí —le dijo—, sabemos que eres un maestro que ha venido de parte de Dios, porque nadie podría hacer las señales que tú haces si Dios no estuviera con él.

Primero, Nicodemo tenía que hablar con alguien que sabría donde estaría Jesús de noche. Cristo no tenía casa ni oficina ni una sinagoga o lo que llamamos una iglesia; siempre caminaba y cambiaba de ubicación, y casi siempre estaba rodeado por una multitud, o los doce discípulos. Nicodemo tuvo que ver a Jesús en privado, sin nadie alrededor. Si la noticia llegaba a sus compañeros en el Sanedrín que él iba a hablar con Jesús, él podría perder su posición. Posiblemente se disfrazó, se vistió de campesino o pescador, y fue muy tarde en la noche.

Este era un hombre que había estudiado a Jesús y le llama Rabí, un título de respeto que significa “maestro.” Había escuchado la enseñanza de Jesús, y estaba impresionado con su autoridad. Dice “sabemos” que has venido de Dios; tal vez algunos de los demás fariseos también creían eso, pero no querían hacerlo público (algunos dijeron que Jesús vino de Satanás). Nicodemo también quedó impresionado con las señales que Jesús hizo; cree que sería imposible hacerlas si Dios no estuviera con Él. Es una importante confirmación del poder de Dios en su vida, pero también sabemos que, hasta cierto punto, el diablo puede hacer señales para engañar a la gente (por ejemplo, las plagas en Egipto).

Esas dos cosas (la palabra, y las señales o milagros confirmando la palabra), siempre eran parte del ministerio de Jesús, y también de los discípulos. Deben ser parte de nuestro ministerio hoy. Debe haber alguna evidencia, alguna señal, de que nuestra enseñanza es la verdad.

Una discusión teológica

Rabí, sabemos que has venido de Dios como maestro; porque nadie puede hacer estas señales que tú haces, si no está Dios con él. Nicodemo no cuestiona a Jesús; simplemente declara lo poco que sabe de Él. Hasta ahora ha sido una discusión teológica. A mucha gente le gusta discutir temas religiosos:

  • ¿Por qué hay tantos hipócritas en la iglesia?
  • ¿Qué de las contradicciones en la Biblia?
  • ¿Por qué permite Dios tanto sufrimiento en el mundo?
  • ¿Se casó Caín con su hermana?

Puede ser un buen juego mental, pero no tienen nada que ver con la vida real. Jesús no responde a lo que dice, pero cambia el tema por completo y va inmediatamente a un nivel más profundo (¡a Jesús le encantó hacer eso!):

—De veras te aseguro que quien no nazca de nuevo no puede ver el reino de Dios —dijo Jesús.

Cómo ver el reino de Dios

Nicodemo puede creer que ya está en el reino de Dios. Es un judío, del pueblo escogido de Dios. Es un fariseo, bien estudiado, y vive en Jerusalén, la ciudad santa. Muchos creen que ya están en el reino porque fueron bautizados cuando eran infantes, son de una familia cristiana o asisten a una iglesia.

¿Quieres ver el reino? ¿Qué es el reino de Dios? No es un lugar; Jesús dijo que el reino está dentro de nosotros (Lucas 17:21), pero oramos en el Padre Nuestro “que venga tu reino.” Hay un reino venidero, cuando Dios va a establecer su reino aquí en la tierra. El reino de Dios está presente dondequiera que Dios es honrado y obedecido como Rey; donde Él está a cargo. Puede ser tu corazón, tu familia o tu iglesia. La Biblia dice que es un reino de paz, justicia y amor; un reino perfecto. Queremos extender su reino, porque ofrece la mejor vida posible en esta tierra. La mayoría de nosotros ocupamos el trono de nuestras vidas; hacemos las cosas a nuestra manera. Para entrar en el reino tienes que entregar tu vida entera, tu familia, tu dinero, tus sueños y tu futuro a Jesús, confiando que Él sabe mejor que tu cómo vivir. Tú puedes entronar a Jesús en tu vida ahora, y entrar en su reino.

Nicodemo no está pensando en ese nivel espiritual; no ha llegado a ese punto de abandonar todo para buscar a Dios y entrar en su reino.

¿Cómo se puede nacer de nuevo?

—¿Cómo puede uno nacer de nuevo siendo ya viejo? —preguntó Nicodemo—. ¿Acaso puede entrar por segunda vez en el vientre de su madre y volver a nacer?

Nicodemo no es estúpido; él sabe que lo que Jesús dice es imposible. Cuando tratamos de comprender la Biblia o una relación con Dios de manera lógica, parece imposible. La ciencia dice que nadie puede caminar sobre las aguas. Un hombre muerto por cuatro días no puede ser resucitado. No se puede alimentar a miles de personas con unos panes y peces. Pero Dios quiere cambiar nuestro pensamiento y nuestra visión. Ahora tenemos que ver la vida con los ojos de fe, con los ojos de Dios. Jesús está hablando de una vida sobrenatural. ¿Estás cansado de la vida en la carne, una vida limitada por las leyes naturales? Dios te ofrece una vida sobrenatural, donde no hay nada imposible.

Es cierto que nadie puede volver al vientre de su madre, pero eso no significa que no pueda nacer de nuevo en otra dimensión.

—Yo te aseguro que quien no nazca de agua y del Espíritu no puede entrar en el reino de Dios —respondió Jesús—. Lo que nace del cuerpo es cuerpo; lo que nace del Espíritu es espíritu. No te sorprendas de que te haya dicho: “Tienen que nacer de nuevo”.

Todos nacemos de la carne. Tú no tienes la opción de decir “no, no quiero ser parte de esa familia, en ese país, con tanto sufrimiento.” Eres el resultado del amor entre tu papá y mamá (ojalá – a veces no es así). Pero ahora tú puedes tomar una decisión para nacer espiritualmente; no tomar esa decisión es decidir que no quieres entrar en el reino. Hay un dicho: nacido una vez, muere dos veces; nacido dos veces, muere una vez. Todos vamos a morir en esta carne, pero no tienes que morir espiritualmente. Sin Cristo, ya estás muerto espiritualmente, pero Él quiere revivir tu espíritu y darte una nueva vida.

¿Cómo puedes nacer de nuevo? Tienes que volverte como niño otra vez. Humíllate y deja todo a los pies de Jesús, entregando el control de tu vida a Él. Estás cansado del pecado, pero Él te perdona, y empiezas de nuevo, una criatura nueva. Ahora quieres conocer a Cristo y caminar con Él.

La persona nacida del Espíritu es como el viento

El viento sopla de donde quiere, y oyes su sonido; mas ni sabes de dónde viene, ni a dónde va; así es todo aquel que es nacido del Espíritu. (RVR)

Hay algo misterioso, algo difícil de comprender, acerca de la persona nacida del Espíritu. No anda conforme a las normas de este mundo; tiene una vida sobrenatural. Puede parecer diferente que la mayoría de la gente y sentirse malentendido. Nosotros queremos saber de dónde vinimos y hacia dónde vamos; queremos saberlo todo, pero parte de humillarte a ti mismo es confesar que no lo sabes todo. Ya no dirigimos nuestras vidas, sino que somos guiados por Jesús.

Respondió Nicodemo y le dijo: ¿Cómo puede hacerse esto? (RVR)

¡Genial! ¡Parece que Nicodemo ya está empezando a entender lo que Jesús ha dicho! Quiere saber cómo hacerlo. Pero Jesús no dice “¡Me alegro! Solo tienes que orar esta oración.” Jesús siempre dice la verdad; no teme ofender a nadie. Dice las cosas como son, y no tiene ninguna prisa por conseguir una “conversión” más, incluso si es alguien importante como este fariseo.

10 —Tú eres maestro de Israel, ¿y no entiendes estas cosas? —respondió Jesús—. 11 Te aseguro que hablamos de lo que sabemos y damos testimonio de lo que hemos visto personalmente, pero ustedes no aceptan nuestro testimonio. 12 Si les he hablado de las cosas terrenales, y no creen, ¿entonces cómo van a creer si les hablo de las celestiales?

Jesús espera que un maestro de la religión, alguien con amplio conocimiento bíblico, sepa estas cosas. Pero incluso hoy, hay maestros en la iglesia que no entienden estas verdades espirituales. Gran parte de la enseñanza de Jesús tenía que ver con la vida cotidiana, y era difícil para mucha gente aceptarla. Hay cosas mucho más profundas que Jesús quería compartir con ellos (cosas celestiales), pero Él sabe que no podían recibir esa enseñanza.

Jesús habló de lo que sabe; fue testigo de lo que había visto en el cielo. ¿Cómo sabes si puedes recibir el testimonio de alguien?

  • Examina el fruto de su vida: ¿Refleja a Jesucristo? ¿Anda en la verdad, en el amor y en la justicia?
  • ¿Habla de la Biblia, o solo de sus propios pensamientos?
  • ¿Glorifica a Dios?
  • ¿Confirma el Espíritu Santo dentro de ti que es la verdad?

Jesús tiene que ser levantado

13 Nadie subió al cielo, sino el que descendió del cielo; el Hijo del Hombre, que está en el cielo. 14 Y como Moisés levantó la serpiente en el desierto, así es necesario que el Hijo del Hombre sea levantado, 15 para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna. (RVR)

Ahora Jesús se revela a Nicodemo; veamos si él todavía puede aceptar lo que Jesús dice.

  • Jesús estaba en el cielo. Hay un cielo, una dimensión espiritual en un nivel completamente diferente de este universo, y Jesús descendió de ese cielo para vivir aquí en la tierra.
  • Es posible tener vida eterna y entrar en ese cielo.
  • La oferta está abierta para todos los creen en Jesús; el que no cree está perdido.

La clave aquí es algo radical, algo que Jesús ha compartido con muy pocos: Él tiene que ser levantado. Yo dudo si Nicodemo haya entendido lo que eso significa. Para muchos, la cruz era un escándalo: ¿Cómo puede el Padre permitir que su hijo amado sufra la muerte más cruel? Pero solo un sacrificio perfecto sería eficaz para pagar el precio de nuestro pecado, y eso no tiene sentido para muchos.

Jesús lo compara con algo muy extraño que sucedió en el éxodo (Números 21:4-9). Una vez más la gente estaba murmurando. Dios estaba harto de sus quejas y envió serpientes para que los mordiera. Cuando Moisés clamó a Dios, el Señor le ordenó que hiciera una serpiente de bronce y la levantara. Todos los que miraron a la serpiente fueron sanados. ¡Qué raro que Dios usara un símbolo de la misma criatura que tentó a Eva en el Edén!

De tal manera amó Dios al mundo

16 Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna. (RVR)

Jesús habla aquí de una vida bendecida para toda la eternidad; la otra alternativa es una eternidad en el infierno, perdido. Todos vamos a vivir eternamente. Puede que tú ya estés en un infierno viviente. Cristo vino para salvarte y darte una vida plena y abundante ahora, y una vida eterna con Él en el cielo. ¿Tienes esa esperanza? Si has aceptado a Jesús, ¿tienes la certeza que Cristo está preparando un lugar para ti en el cielo, y un día vas a ver a Jesús cara a cara?

Dios te ama. Ese es un concepto difícil para algunos que nunca han experimentado el amor verdadero. Piensan de Dios como un juez, siempre dispuesto para castigar cualquier ofensa. Muchos tenían un padre muy severo que siempre los castigaba y los pegaba. Por desgracia, muchos han sufrido la condena de un sacerdote o pastor, hermanos en la iglesia o un padre cristiano. Pero el amor de Dios es probado por lo que nos dio: la salvación, y su Hijo unigénito. Ese es amor verdadero.

Jesús no vino para condenar al mundo

17 Dios no envió a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para salvarlo por medio de él. 

Es cierto que hay un juicio venidero. Vemos en el versículo siguiente que hay muchos que ya han sido condenados; pero Jesús no vino para condenar, sino para salvar. Él pagó el precio por todo lo malo que tú has hecho. Quiere librarte de la culpa y darte una vida nueva.

18 El que cree en él no es condenado, pero el que no cree ya está condenado por no haber creído en el nombre del Hijo unigénito de Dios.

Solo hay dos opciones: ser salvo, o ser condenado. ¿Crees que hay muchos caminos hacia Dios? Jesús dijo: “Yo soy el camino, la verdad, y la vida, nadie viene al Padre sino por mí” (Juan 14:6). La única manera de ser salvo y ver el reino de Dios es creer en el nombre de Jesús. ¿Qué significa creer en su nombre? En la Biblia, un nombre representa todo lo que una persona es. Creer en el nombre de Jesús es creer que es el unigénito Hijo de Dios, es Dios y hombre, vino a este mundo, andaba entre nosotros y vivía una vida perfecta. Murió en la cruz y resucitó para pagar el precio de tu pecado, y vendrá otra vez para establecer su reino.

Los que toman la decisión de no entregar sus vidas a Jesús y no creer en Él ya han sido condenados. Dios no los condena; son condenados por el pecado y la rebelión que es parte de nuestra naturaleza. Dios llegó al extremo de enviar a su propio hijo para morir en la cruz, para salvarnos de esa condena.

Seis veces en esta porción Jesús habla de “creer” o tener fe. Hebreos 11:1 dice que la fe es la garantía de lo que se espera, la certeza de lo que no se ve. La fe viene por el oír, y el oír por la Palabra de Dios. Lee el evangelio de Marcos, por ejemplo. Leyendo lo que hizo Jesús, Dios te confirmará que es la verdad, y tu fe crecerá.

¿Amas más las tinieblas?

19 Esta es la causa de la condenación: que la luz vino al mundo, pero la humanidad prefirió las tinieblas a la luz, porque sus hechos eran perversos. 20 Pues todo el que hace lo malo aborrece la luz, y no se acerca a ella por temor a que sus obras queden al descubierto.

¿Cuál amas más? ¿La luz, o las tinieblas? ¿Hay cosas feas, sucias y corruptas que te atraen? ¿Tienes temor a la luz? ¿Cómo son tus obras? No somos condenados por Dios, sino por las decisiones que tomamos. Muchos hombres saben que pueden venir a la luz, pueden venir a Cristo y ser salvos, pero no quieren dejar el alcohol, la fiesta, las mujeres y la vida en las tinieblas. Algunos jóvenes dicen “quiero disfrutar mi vida ahora; tal vez cuando sea mayor pueda aceptar a Jesús.”

La persona que anda en tinieblas teme la luz; sabe que está mal y quiere esconder lo que está haciendo. Apague la porno cuando escuche a su esposa entrar en la casa. Esconde lo que está robando de su trabajo. Prefiere la oscuridad de la cantina, y gente que no le reprende por su adulterio y pecado. Por eso a veces aborrece al cristiano que anda en santidad; teme que sus obras sean reprendidas. Es posible que tú puedas engañar a tu esposa o jefe, pero no puedes engañar a Dios. Todo está expuesto por su luz.

¿Realmente vale la pena perder tu familia, tu trabajo y posiblemente tu vida, porque te gustan las tinieblas? El que anda en las tinieblas es esclavo de ellas. Hay verdadera libertad cuando andas en la luz, no para pecar, sino para disfrutar del reino de Dios. Se siente mucho mejor. Te invito a venir a la luz ahora.

Todo manifestado por la luz

21 En cambio, el que practica la verdad se acerca a la luz, para que se vea claramente que ha hecho sus obras en obediencia a Dios».

Es maravilloso andar transparente, con nada que esconder, y un corazón puro. Posiblemente has servido a Dios en secreto y nadie sabe de tus buenas obras. Como el pecado, la Biblia dice que todas nuestras obras serán publicadas de los tejados. Todo el mundo sabrá.

En otra ocasión Jesús dijo:

No hay nada encubierto que no llegue a revelarse, ni nada escondido que no llegue a conocerse. Así que todo lo que ustedes han dicho en la oscuridad se dará a conocer a plena luz, y lo que han susurrado a puerta cerrada se proclamará desde las azoteas.

»A ustedes, mis amigos, les digo que no teman a los que matan el cuerpo, pero después no pueden hacer más. Les voy a enseñar más bien a quién deben temer: teman al que, después de dar muerte, tiene poder para echarlos al infierno. Sí, les aseguro que a él deben temerle. ¿No se venden cinco gorriones por dos moneditas? Sin embargo, Dios no se olvida de ninguno de ellos. Así mismo sucede con ustedes: aun los cabellos de su cabeza están contados. No tengan miedo; ustedes valen más que muchos gorriones.

»Les aseguro que a cualquiera que me reconozca delante de la gente, también el Hijo del hombre lo reconocerá delante de los ángeles de Dios. Pero al que me desconozca delante de la gente se le desconocerá delante de los ángeles de Dios (Lucas 12:2-9).

No sabemos si Nicodemo nació de nuevo esa noche; si se arrepintió y entró en el reino de Dios. Pero creyó en Jesús; cuando Cristo murió en la cruz, Nicodemo trajo mirra y aloe para ungir su cuerpo, y, junto con José de Arimatea, lo sepultaron.

Tú tienes la oportunidad de tomar la decisión más importante de tu vida. Tú puedes nacer de nuevo, empezar una vida nueva, y vivir eternamente en el reino de Dios. Y si ya estás en su reino, tú puedes andar como Jesús anduvo, compartir este mensaje e invitar a otros a su reino.