Orando el Salmo 55

¿Hay veces cuando es difícil para ti orar? Quieres hablar con Dios, pero no sabes cómo expresar lo que hay en tu corazón. O pueda que hay tanto dolor que no hay palabras. En esos momentos es bueno orar las escrituras, especialmente los Salmos. Orando este Salmo, me impresiona que fue David quien lo escribió; David, el gran rey, el hombre conforme al corazón de Dios. Tenía riquezas, poder, mujeres y buen aspecto.

Si estoy leyendo – y orando – el Salmo con mi computadora, me gusta leerlo en varias traducciones. Aquí estoy usando principalmente la Nueva Traducción Viviente, pero voy a incluir otras traducciones también.

Escucha mi oración, oh Dios;
¡no pases por alto mi grito de auxilio!

Señor, me siento que no puedo soportar más. ¿Quién más me ayudará? Estoy clamando a ti. En desesperación doy un grito de auxilio. Creo que tú eres un Dios bueno, un Dios de amor. Por eso vengo a ti ahora en fe, abriendo mi corazón a ti.

Por favor, escúchame y respóndeme,
porque las dificultades me abruman, ¡mis angustias me perturban!

¿Cómo puedo nombrar todas las dificultades en mi vida ahora mismo? Me siento angustiado, pensando en la gente que he lastimado, todo el sufrimiento en el mundo, y los problemas en mi país. No sé qué hacer, ni cómo pensar. Me siento abrumado por mi debilidad, mi pecado, y mi falta de fe. Dicen que en Cristo hay victoria, paz y gozo. ¿Por qué me siento tan perturbado? Por favor, ayúdame y muéstrame lo que debo hacer.

Mis enemigos me gritan,
me lanzan perversas amenazas a viva voz.
Me cargan de problemas
y con rabia me persiguen.

Tú sabes Señor que he intentado amar a todos y vivir en paz con ellos. Tú sabes que en el pasado yo habría respondido con palabras feas, y peleado con ellos. Pero quiero dar un buen testimonio. Es cierto que tú dijiste que nuestros enemigos serían de la misma familia. Perseguían a ti también, Jesús. Pero es cansado oír sus perversas amenazas y sus gritos. ¡Solo quiero vivir en paz!

Las amenazas del enemigo
y la opresión de los impíos,
pues me causan sufrimiento
y en su enojo me insultan.

¿Por qué están tan enojados? Sus insultas me lastiman. Y no son solamente los enemigos aquí en la tierra; el enemigo real, el diablo, me amenaza, me condena, me tienta. Veo opresión a todos lados. ¡Estoy sufriendo a causa de todo esto!

Mi corazón late en el pecho con fuerza;
me asalta el terror de la muerte.

Mi corazón está dolorido dentro de mí,
Y terrores de muerte sobre mí han caído.

Se me estremece el corazón dentro del pecho,
y me invade un pánico mortal.

A veces pienso que voy a tener un infarto. ¡O aun morir! ¡Mi corazón está tan adolorido! Me despierto en la noche con el estómago en nudos, asaltado por el terror de la muerte. Confío en ti, y creo que si muero voy a estar contigo para siempre, pero todavía me invade ese pánico mortal.

No entiendo por qué la vida es tan dura. ¿Por qué un siervo tuyo como David sufrió tanto? David, el gran guerrero, ¿fue invadido por un pánico mortal?

El miedo y el temblor me abruman,
y no puedo dejar de temblar.

Tu Palabra dice que tu perfecto amor echa fuera todo el temor. Pero tengo miedo que voy a perder mi trabajo, mi casa, mi familia, mi salud – ¡a veces aun mi salvación! Yo sé que un hombre tiene que ser valiente, pero a veces no puedo dejar de temblar.

Si tan solo tuviera alas como una paloma,
¡me iría volando y descansaría!
Volaría muy lejos,
a la tranquilidad del desierto.

Me iría muy lejos de aquí;
me quedaría a vivir en el desierto.

Tengo que confesar que a veces es tentador dejar todo – el trabajo, la casa, la familia – y huir a otro país. Empezar de nuevo. Encontrar a otra mujer. Yo sé que muchos de estos “demonios” me seguirían a otro lugar, pero me gustaría escapar. Encontrar algún lugar tranquilo. Hay veces cuando termino un día lleno de conflictos en el trabajo y vuelvo a casa buscando tranquilidad solo para encontrar más problemas. Y a veces incluso si quiero un refugio en la iglesia, ¡hay problemas allá también!

Qué rápido me escaparía
lejos de esta furiosa tormenta de odio.

Presuroso volaría a mi refugio,
para librarme del viento borrascoso
y de la tempestad.

¿Dónde puedo encontrar paz, un refugio? Bajo tus alas. En tu presencia. A veces voy corriendo a tu presencia, adoro a ti, y siento paz. Que engaño que muchos buscan ese escape en la tele, en alcohol, en drogas, en los placeres del mundo. Tú eres mi refugio en medio de la tempestad. Cuando parece que todo el mundo me odia, tú me amas Señor.

Confúndelos, Señor, y frustra sus planes.

¡Destrúyelos, Señor! ¡Confunde su lenguaje!
Porque veo violencia y conflicto en la ciudad.

Yo tengo una inquietud con las muchas veces en el Antiguo Testamento cuando clamaron a ti para destruir a sus enemigos. La venganza es tuya, Señor. Nos mandas a amar a nuestros enemigos. Pero entonces pienso en la gente que roba, o atacan a alguien en la calle. O hacen planes para defraudarme. Y clamo con David: ¡Frustra sus planes! Los enemigos de la iglesia, los enemigos de mi país, los demonios del infierno: ¡Confúndelos! ¡Destrúyelos! ¡Hay mucha violencia y conflicto! ¡Levántate Señor y pelea contra tus enemigos!

10 Día y noche patrullan sus murallas para cuidarla de invasores,
pero dentro de ella hay intrigas y maldad.

El verdadero peligro es la maldad que hay dentro de la ciudad.

Es fácil pensar que todos los problemas vienen de afuera: de los extranjeros, del diablo, de los inconversos. A veces estamos ciegos a las intrigas y maldad que hay dentro de nosotros mismos, dentro de la casa, dentro de la iglesia. Jesús, tu dijiste que una casa dividida contra sí no permanecerá. Primero tenemos que atar al hombre fuerte y entonces podemos saquear su casa. Ayúdame “patrullar las murallas” de mi casa y mi iglesia. Pero también dame los ojos para ver el verdadero peligro.

11 Todo se viene abajo;
las amenazas y el engaño abundan por las calles.

El fraude y la opresión no se apartan de sus plazas.

Clamo a ti por mi ciudad. Hay corrupción, hay fraude, hay opresión…hay toda clase de maldad. Y tarde o temprano todo se viene abajo. Ayúdanos ser sal y luz, traer la Palabra de Dios a estas calles, y demostrar Jesucristo a ellos por medio de nuestras vidas.

12 No es un enemigo el que me hostiga,
eso podría soportarlo.
No son mis adversarios los que me insultan con tanta arrogancia,
de ellos habría podido esconderme.
13 En cambio, eres tú, mi par, mi guía, y mi familiar
mi compañero y amigo íntimo.
14 Unía una bella amistad contigo, convivíamos en la casa de Dios.
Juntos comunicábamos dulcemente los secretos. ¡Cuánto compañerismo disfrutábamos
cuando caminábamos juntos hacia la casa de Dios!

Creo que esto es lo más duro. Gracias Señor que me has protegido de la traición de un amigo íntimo. Pienso en la traición de Judas. Ayúdame ser un amigo fiel a otros. Lo más doloroso es la traición de un compañero en el ministerio. Un hermano amado con quien tenía un compañerismo dulce. Mi corazón duele por los que han sido traicionados por su conyugue. Te pido por sanidad, sabiduría y consuelo para los que están sufriendo como David sufría aquí.

15 Que la muerte aceche a mis enemigos;
que la tumba se los trague vivos,
porque la maldad habita en ellos.

Otra vez, para mi es difícil desear la muerte para mis enemigos. Es una situación fuerte; la maldad habita en ellos. Para mí, a este lado de la cruz, pido por su liberación. Yo creo que tú puedes echar fuera esa maldad. No creo que es tu voluntad que la maldad habite en nadie. No quieres enviar a nadie al infierno. Y yo de verdad no quiero ver a nadie morir en su pecado. Sálvalos. Convéncelos por tu Espíritu. Líbralos de su maldad. Y limpia mi corazón; que el mal nunca habite en mí.

16 Pero clamaré a Dios,
y el Señor me rescatará y me salvará.
17 Mañana, tarde y noche
clamo en medio de mi angustia,
y el Señor oye mi voz.

Esa es mi fe. Por eso a ti clamo. Creo que tú me rescatarás. Ya me salvaste. Hiciste al extremo de enviar a tu hijo unigénito para morir por mi salvación. Eres por mí. Nunca cansas de oír mi voz de súplica. Todo el día clamo a ti. No siempre me libras de mi angustia; muchas veces clamo en medio de la angustia.

18  El redimirá en paz mi alma de la guerra contra mí. Él me rescata y me mantiene a salvo
de la batalla que se libra en mi contra,
aunque muchos todavía se me oponen.
19 Dios, quien siempre ha gobernado,
me oirá, y los humillará y los afligirá.
Pues mis enemigos se niegan a cambiar de rumbo;
no tienen temor de Dios.

De verdad es una guerra. No solo una batalla, sino una batalla tras otra. Una guerra que a veces parece que es por la vida. Quiero que esos enemigos cambien de rumbo – pero es posible que nunca suceda. La verdad es que no tienen temor de ti. Gracias que me redimiste. Pagaste el precio por mi pecado en la cruz y ahora tengo paz contigo y paz interior. Tú eres Rey. Tú siempre has gobernado. Eres soberano. Confío en ti para humillarlos y afligirlos.

20 En cuanto a mi compañero, él traicionó a sus amigos;
violó su pacto y no cumplió sus promesas.
21 Sus palabras son tan suaves como la mantequilla,
pero sus pensamientos son belicosos y en su corazón hay guerra.
Sus palabras son tan relajantes como una loción,
¡pero por debajo son dagas! No son sino espadas desenvainadas.

Que duro es ver a un compañero auto-destruirse. Yo puedo ver la guerra en su interior. Tú miras al corazón, no a las apariencias. Jesús, tu dijiste que de la abundancia del corazón hablamos. Yo veo a gente hablar palabras tan suaves y lindas, y engañan a la gente. Hacen muchas promesas pero no las cumplen. Ayúdame nunca traicionar a un amigo. Ayúdame ser un amigo fiel y un hombre fiel a mi palabra. Quiero ser transparente, con nada escondido, nunca con esas dagas que algunos tienen debajo. Dame sabiduría para discernir lo que está dentro de las personas.

22 Entrégale tus cargas al Señor,
y él cuidará de ti;
no permitirá que los justos tropiecen y caigan y queden abatidos para siempre.

Después de clamar y luchar, fue aquí que tantas veces llegó David. Recibo este mandato de tu Palabra, escrito por David, y entrego mis cargas a ti. Todas. Creo esta promesa, que tú cuidarás de mí. No me permitirás tropezar, no porque yo soy tan especial, sino porque llevo la justicia de Jesucristo. Gracias que puedo caminar en esa confianza. Yo pueda estar abatido por un ratito, pero no para siempre, porque tú me levantarás.

23 Pero tú, oh Dios, mandarás a los perversos
a la fosa de destrucción;
los asesinos y los mentirosos morirán jóvenes,
pero yo confío en que tú me salves.

Perversos, asesinos y mentirosos. Guárdame de todo pensamiento perverso. Yo sé que no tengo que matar a alguien para ser asesino; solo por estar enojado con alguien y guardar ese rencor soy culpable. Y puede ser muy fácil mentir para escapar de una situación complicada, pero yo sé que la mentira es muy seria para ti. Señor, yo confío en ti. Tú me salvas de todas estas trampas y problemas y me ayudas caminar fielmente contigo. Gracias por tu Palabra.

Lo que Dios puede hacer con un hombre disponible; Hechos 8

En Hechos capítulo 6 los primeros diáconos de la iglesia son presentados, hombres de buen testimonio, llenos del Espíritu y de sabiduría. La iglesia estaba creciendo y necesitaban a alguien para manejar su vida diaria, pero estos diáconos eran más que administradores. En el capítulo 7 Esteban predicó con tanta unción que encendió la ira de los líderes judíos y fue apedreado y murió, el primer mártir cristiano. En este capítulo vamos a conocer a Felipe, y ver un ejemplo de cómo evangelizar una ciudad y un individuo.

Es común para un nuevo creyente experimentar una “luna de miel.” Hay gozo en su nueva salvación, amor para todo el mundo, y una presencia linda del Espíritu Santo. Tiene hambre para la Biblia y oración. La iglesia primitiva experimentó esa luna de miel. Miles de personas aceptaron a Cristo, y había milagros todos los días. Se disfrutaban de una comunión muy rica. Aun el arresto de Pedro y Juan (capítulo 4) resultó en una gran victoria.

La primera persecución

Las cosas pueden cambiar rápidamente. Cuando Dios está moviéndose en poder, el diablo se levantará en contra. ¿Crees que la persecución es posible en tu país? Jesús dijo que sería parte de los últimos días antes de su venida (Juan 16), pero cuando hay tanta bendición es fácil creer que no aplica a nosotros.

La muerte de alguien tan piadoso como Esteban era un golpe fuerte para la iglesia joven, pero ahora hay una amenaza aun peor: un fariseo llamado Saulo.

1Aquel día se desató una gran persecución contra la iglesia en Jerusalén, y todos, excepto los apóstoles, se dispersaron por las regiones de Judea y Samaria. Unos hombres piadosos sepultaron a Esteban e hicieron gran duelo por él. Saulo, por su parte, causaba estragos en la iglesia: entrando de casa en casa, arrastraba a hombres y mujeres y los metía en la cárcel.

La Nueva Traducción Viviente da en el verso 3 una sola meta que tenía Saulo: de acabar con la iglesia. Este hombre fue responsable para desatar una gran persecución. Nadie pensaría que ese Saulo se convertiría en Pablo, uno de los apóstoles más grandes de toda la historia, así como Dios puede transformar la persona más endurecida hoy en día.

La verdad es que la iglesia estaba muy próspera y cómoda. Casi se olvidó del propósito del Espíritu Santo que Jesús declaró justo antes de su ascensión: Cuando venga el Espíritu Santo sobre ustedes, recibirán poder y serán mis testigos tanto en Jerusalén como en toda Judea y Samaria, y hasta los confines de la tierra.  Con tantas bendiciones en la iglesia, era fácil perder esa visión misionera. Entonces Dios permitió una persecución para ayudar a los hermanos para obedecer su mandato, y dispersó a los hermanos a Judea y Samaria. (Es mejor no esperar para una persecución para obligarnos a salir al campo misionero.)

Felipe evangeliza Samaria

Los que se habían dispersado predicaban la palabra por dondequiera que iban. Felipe bajó a la ciudad de Samaria y les anunciaba al Mesías. 

Ahora todos (no solo los apóstoles o diáconos) predicaban. No tenemos que ser enviados como misioneros; simplemente dondequiera que vayas en la vida diaria hay que predicar la palabra.

Felipe salió de Jerusalén angustiado; era muy amigo de Esteban, y bajó a la ciudad principal de Samaria de luto. No es la primera vez que el evangelio llegó a Samaria; Jesús mismo había ministrado allí después de su encuentro con la mujer samaritana (Juan 4), pero hasta ahora, nadie de la iglesia quería ir allá.

Al oír a Felipe y ver las señales milagrosas que realizaba, mucha gente se reunía y todos prestaban atención a su mensaje. De muchos endemoniados los espíritus malignos salían dando alaridos, y un gran número de paralíticos y cojos quedaban sanos. Y aquella ciudad se llenó de alegría.

Una vez más vemos esa combinación poderosa de palabra y milagros. Es importante “oír” y también “ver” para tener fe. Cuando los paralíticos caminan y los endemoniados son liberados, todo el mundo presta atención. Esa ciudad fue transformada y llena de alegría. ¿No crees que es algo que el Señor quiere hacer para su gloria hoy en día también?

Un hombre complicado

Ya desde antes había en esa ciudad un hombre llamado Simón que, jactándose de ser un gran personaje, practicaba la hechicería y asombraba a la gente de Samaria. 10 Todos, desde el más pequeño hasta el más grande, le prestaban atención y exclamaban: «¡Este hombre es al que llaman el Gran Poder de Dios!»

Ahora hay un choque de reinos. ¿Quién va a ganar? Muchas veces en la obra misionera (o simplemente en la iglesia) encontramos a una persona complicada. Hasta la llegada de Felipe, Simón era la súper estrella en Samaria. Se hacía pasar por alguien grande. Igual a Felipe, que atrajo a toda la ciudad, todos prestaban atención a Simón. Era hechicero, y con su poder diabólico podía asombrar – y engañar – a la gente. Este sería un caso difícil.

11 Lo seguían porque por mucho tiempo los había tenido deslumbrados con sus artes mágicas. 12 Pero, cuando creyeron a Felipe, que les anunciaba las buenas nuevas del reino de Dios y el nombre de Jesucristo, tanto hombres como mujeres se bautizaron. 13 Simón mismo creyó y, después de bautizarse, seguía a Felipe por todas partes, asombrado de los grandes milagros y señales que veía.

Ya sabemos que Felipe era un hombre lleno del Espíritu Santo y de sabiduría. A pesar de ser solo un diácono (y por muy poco tiempo), hizo todo muy bien:

  • Anunciaba las buenas nuevas del reino de Dios y el nombre de Jesucristo.
  • Bautizó a los nuevos creyentes.
  • Hizo grandes milagros y señales.

Ahora su ministerio sería probado. Simón ya tenía una larga historia en esa ciudad; quería experimentar el poder de Dios, y fue asombrado por las maravillas que hizo Felipe. ¿Se había arrepentido de verdad? En este punto es difícil saber. Es posible que discernió que ya perdió su audiencia, y sería mejor ser parte de este movimiento nuevo. Parece que quería ser un líder en la iglesia, tal como era antes con sus artes mágicas. Él también quería hacer milagros y señales. Andaba pegado a Felipe, y Felipe lo permitió. En sí, puede ser una buena oportunidad para discipular a alguien que ya tenía experiencia en el liderazgo. Simón pudiera  ser el primer pastor de esta iglesia nueva.

Hay gente que tiene interés en cosas espirituales, y posiblemente en su ignorancia aceptan a doctrinas de demonios. Hay poder satánico en la mágica. Hay que tener mucho cuidado con esas cosas; engaña a la gente, y Felipe necesita mucha sabiduría para bregar con Simón.

Bautizados en el Espíritu

Aparentemente Felipe no fue enviado a Samaria por los apóstoles, y pasó un buen rato hasta que la noticia llegó a Jerusalén que Samaria había recibido la palabra de Dios. A pesar del mandato de Jesús, el prejuicio judío contra los samaritanos dejó a los apóstoles con una duda si fuese posible para los samaritanos ser salvos, y enviaron a las dos columnas para investigar:

14 Cuando los apóstoles que estaban en Jerusalén se enteraron de que los samaritanos habían aceptado la palabra de Dios, les enviaron a Pedro y a Juan. 15 Estos, al llegar, oraron por ellos para que recibieran el Espíritu Santo, 16 porque el Espíritu aún no había descendido sobre ninguno de ellos; solamente habían sido bautizados en el nombre del Señor Jesús. 17 Entonces Pedro y Juan les impusieron las manos, y ellos recibieron el Espíritu Santo.

Qué raro. Felipe era lleno del Espíritu, pero a pesar de todas las manifestaciones del Espíritu Santo, y los muchos que recibieron el mensaje y fueron bautizados en agua (que en otras ocasiones incluyó el bautismo en el Espíritu), ningunos de los samaritanos habían recibido al Espíritu. Algunos eruditos han postulado que fue para confirmar a los apóstoles que eran salvos de verdad, pero podemos notar unas cosas importantes aquí:

  • La primera cosa que hicieron cuando llegaron fue orar para que recibieran al Espíritu.
  • Había algo obvio para que supieran que no fueron bautizados en el Espíritu. Parece que en su experiencia, cuando alguien aceptó a Jesús y fue bautizado en agua, a la misma vez descendería el Espíritu con manifestaciones de lenguas, tal como en el aposento alto, y lo que Pedro predicó (Hechos 2:38).
  • Hay algunas sectas (la más común se llama “Apostólicos”) que no creen en la trinidad, y dicen que se tiene que ser bautizado solo “en el nombre de Jesús.” Pero esa fue precisamente la razón dada aquí por no recibir al Espíritu: no fueron bautizados conforme al mandato de Jesús, en el nombre del Padre, del Hijo, y del Espíritu Santo. Tal vez Felipe nunca recibió una orientación de cómo bautizar a nuevos creyentes.
  • Parece que o todos, o ningunos, recibieron el bautismo. En Pentecostés, todos fueron bautizados. Aquí, el Espíritu no había descendido sobre ninguno. Parece que ahora todos recibieron el Espíritu.
  • Lo recibieron cuando Pedro y Juan impusieron las manos.

Un estudio de las ocasiones en Hechos cuando el Espíritu descendió revela bastante variación; no hay una sola manera de recibir al Espíritu. Puede ser al momento de conversión, junto con el bautismo en agua, o una experiencia única después de la conversión y bautismo en agua. Lo que es esencial es recibirlo. Y tú, ¿ha descendido el Espíritu sobre ti? ¿Es una parte importante de tu ministerio asegurar que la gente ha recibido al Espíritu?

Simón pide el mismo poder para ministrar el bautismo

18 Al ver Simón que mediante la imposición de las manos de los apóstoles se daba el Espíritu Santo, les ofreció dinero 19 y les pidió: —Denme también a mí ese poder, para que todos a quienes yo les imponga las manos reciban el Espíritu Santo.

Había algo obvio e impresionante que sucedió con la imposición de manos – y Simón característicamente quiere ese poder. Pueda que fuese sincero y solo ignorante que no se puede comprar ese don. Simón parece ser alguien que no quieres ofender; tal vez solamente necesita más tiempo en un discipulado. Pero Pedro puede ver su corazón, y lo enfrenta.

20 —¡Que tu dinero perezca contigo —le contestó Pedro—, porque intentaste comprar el don de Dios con dinero! 21 No tienes arte ni parte en este asunto, porque no eres íntegro delante de Dios. 22 Por eso, arrepiéntete de tu maldad y ruega al Señor. Tal vez te perdone el haber tenido esa mala intención. 23 Veo que vas camino a la amargura y a la esclavitud del pecado.

No se puede comprar el don de Dios o un puesto en la iglesia. Incluso un curso en el seminario no te califica para administrar el don de Dios. Tienes que ser íntegro delante de Dios y llamado por el Señor.

¡Pedro no le asegura a Simón del perdón de Dios para su pecado! Dice “tal vez” el Señor le perdone. Simón creyó, fue bautizado y andaba pegado a Felipe, pero no había un arrepentimiento genuino. Muy posiblemente necesitaba liberación de los espíritus inmundos de su tiempo practicando las artes mágicas. Con una palabra de ciencia Pedro vio que todavía era un esclavo del pecado e iba camino a la amargura.

24 —Rueguen al Señor por mí —respondió Simón—, para que no me suceda nada de lo que han dicho.

Es común para alguien enfrentado con su pecado y sus consecuencias parecer arrepentido. No sabemos si rogaron por él, o si echaron fuera sus demonios. Los padres de la iglesia primitiva escribieron que Simón era un hereje.

Es posible tener fe e incluso ser bautizado, y no ser salvo. Y tú, ¿eres salvo de verdad, libre de la esclavitud al pecado? Dice que Simón fue asombrado por las señales y milagros que vio. Hay gente que viene a la iglesia que son asombrados por la presencia de Dios, la buena música, el amor, y los milagros que pueden suceder. Quieren ser parte de algo tan hermoso, pero no hay ningún arrepentimiento y no son salvos.

25 Después de testificar y proclamar la palabra del Señor, Pedro y Juan se pusieron en camino de vuelta a Jerusalén, y de paso predicaron el evangelio en muchas poblaciones de los samaritanos.

Una nueva tarea para Felipe

Felipe abrió el camino para que Samaria recibiese a Jesús. Ahora Pedro y Juan predicaba en muchas aldeas samaritanas, y dejaron la nueva iglesia en las manos de Felipe. ¡Pero Dios tiene otra tarea para él! Le llama a dejar este avivamiento lindo y una iglesia nueva para evangelizar a una sola persona.

26 Un ángel del Señor le dijo a Felipe: «Ponte en marcha hacia el sur, por el camino del desierto que baja de Jerusalén a Gaza». 

No hay ninguna razón dada por este viaje. Sería fácil creer que fue el diablo quitando a Felipe de un campo muy fértil de ministerio para ir al desierto, pero parece que Felipe estaba acostumbrado a recibir mensajes angélicos. Es un mandato claro, pero muy inconveniente. Primero tiene que caminar a Jerusalén (unos 43 km o 27 millas), y entonces caminar en el calor del desierto hacia Gaza (nadie sabe cuántos kilómetros caminó; todo el camino sería 79 km o 49 millas). Y sin saber por qué. Pudiera parecer locura.

27 Felipe emprendió el viaje, y resulta que se encontró con un etíope eunuco, alto funcionario encargado de todo el tesoro de la Candace, reina de los etíopes. Este había ido a Jerusalén para adorar 28 y, en el viaje de regreso a su país, iba sentado en su carroza, leyendo el libro del profeta Isaías. 

Felipe no discutió con el ángel; simplemente obedeció y emprendió el viaje. Esa respuesta automática de obediencia abrirá muchas oportunidades para evangelizar y ser usado por el Señor. Dios está buscando a hombres y mujeres dispuestos, y parece que le cuesta encontrarlos. Puede ser que ningunos de los apóstoles en Jerusalén estaban disponibles. ¿Eres tu una persona en quien Dios puede depender, en quien puede contar para oír su voz y obedecerla? Debe ser tu meta.

¡Dios es soberano!

En este caso era alguien muy importante: un alto funcionario de la reina de los etíopes. Un hombre piadoso, él había viajado unos 4,220 km (2,622 millas) para adorar en Jerusalén. Y, por casualidad (!) estaba leyendo Isaías.

Cuando andamos en obediencia al Señor, Él prepara el camino delante de nosotros. Él va a preparar a gente y enviarte a ellos, o traerlos a ti. ¿Estás dispuesto para andar horas en el calor del día para evangelizar a una sola persona? Dios empieza con cosas pequeñas, y cuando observa nuestra obediencia, nos da oportunidades más y más importantes. Esta era una tarea muy importante. La tradición es que este hombre trajo el evangelio a Etiopia y estableció una iglesia que permanece hasta el día de hoy.

29 El Espíritu le dijo a Felipe: «Acércate y júntate a ese carro».

Muchas veces nosotros queremos una visión amplia de la voluntad de Dios para nosotros: ¿Cuál es el ministerio que tienes para mí? ¿Con quién voy a casarme? ¿Qué es el propósito de mi vida? Pero a menudo Dios nos guía paso a paso, y espera por nuestra obediencia al primer paso para dirigirnos al próximo. ¿Crees que Dios puede guiarte tan claramente como guió a Felipe aquí? ¿Tienes la fe para obedecer y acercarte a alguien que no conoces?

30 Felipe se acercó de prisa a la carroza y, al oír que el hombre leía al profeta Isaías, le preguntó: —¿Acaso entiende usted lo que está leyendo?

Felipe obedeció – y obedeció “de prisa” (NTV: corriendo). Dios no le dijo que decir, pero nos da sentido común. Tenemos que observar qué está pasando con la persona, y buscar una entrada para hablar acerca de Jesús. Aquí es muy obvio: Está leyendo al profeta Isaías. Siempre es una buena pregunta para alguien que veas leyendo la Biblia (o literatura cristiana): “¿Entiendes lo que estás leyendo?

31 —¿Y cómo voy a entenderlo —contestó— si nadie me lo explica?

Así que invitó a Felipe a subir y sentarse con él. 

La puerta está abierta. Cuando alguien te invita a compartir Cristo, ¡por favor aprovéchate de la oportunidad! Siéntate con la persona (¡que bendición después de horas caminando en el sol!). Qué importante es conocer la Biblia y saber cómo responder a las preguntas de los inconversos y explicar lo que dice la palabra.

32 El pasaje de la Escritura que estaba leyendo era el siguiente:

«Como oveja, fue llevado al matadero;
y como cordero que enmudece ante su trasquilador,
ni siquiera abrió su boca.
33 Lo humillaron y no le hicieron justicia.
¿Quién describirá su descendencia?
Porque su vida fue arrancada de la tierra».

34 —Dígame usted, por favor, ¿de quién habla aquí el profeta, de sí mismo o de algún otro? —le preguntó el eunuco a Felipe.

35 Entonces Felipe, comenzando con ese mismo pasaje de la Escritura, le anunció las buenas nuevas acerca de Jesús. 

Otra vez vemos la mano poderosa del Señor, incluso guiando al eunuco a uno de los pasajes más claros acerca del Mesías en el Antiguo Testamento (Isaías 53). Es un capitulo muy bueno para evangelizar a un judío.

36 Mientras iban por el camino, llegaron a un lugar donde había agua, y dijo el eunuco: —Mire usted, aquí hay agua. ¿Qué impide que yo sea bautizado?

Allí están, en medio del desierto, y Dios milagrosamente proporciona agua justo a tiempo para el eunuco tomar la decisión de aceptar a Cristo. ¡Y el hombre quiere ser bautizado!

37 —Si cree usted de todo corazón, bien puede —le dijo Felipe.

—Creo que Jesucristo es el Hijo de Dios —contestó el hombre.

El bautismo en agua es importante. Casi siempre en Hechos, en la iglesia primitiva, la gente se bautizó al momento de recibir a Cristo (por ejemplo, el día de Pentecostés en Hechos 2, y Pablo y Silas con el carcelero y su familia en Hechos 16). Pedro dijo que la condición es el arrepentimiento; aquí Felipe dice que se tiene que creer de todo corazón, y el eunuco hizo esa confesión de fe. Simplemente no hay ningún fundamento bíblico para el bautismo de infantes; un bebe no puede arrepentirse o tener fe.

Yo estoy de acuerdo que hay valor en clases para estar seguro que alguien entiende la salvación y el bautismo, pero no daban clases en Hechos. ¿Has sido bautizado en agua como creyente?

38 Entonces mandó parar la carroza, y ambos bajaron al agua, y Felipe lo bautizó. 

39 Cuando subieron del agua, el Espíritu del Señor se llevó de repente a Felipe. El eunuco no volvió a verlo, pero siguió alegre su camino. 40 En cuanto a Felipe, apareció en Azoto, y se fue predicando el evangelio en todos los pueblos hasta que llegó a Cesarea.

Cuando Felipe terminó con su tarea, el Espíritu se lo llevó. Siempre es bueno proporcionar un seguimiento (y es más fácil hoy en día con WhatsApp y las redes sociales), pero en este caso sería el Espíritu Santo proporcionándolo. Este era un versículo popular cuando tenía el ministerio en las prisiones – ¡la posibilidad de ser llevado milagrosamente a otro lugar!

Azoto era una de las ciudades principales de los filisteos, unos 35 km (22 millas) de Gaza. El camino para Cesarea seria 105 km (65 millas), dando mucha oportunidad a Felipe para evangelizar. En Hechos 21 Pablo se quedó en la casa de Felipe en Cesarea, 25 años después. Parece que Felipe estableció la iglesia allá. Tenía a cuatro hijas solteras que profetizaban.

Un solo hombre disponible a Dios fue responsable para la transformación de toda una ciudad, y la conversión de un hombre importante que trajo el evangelio a Etiopia. Dios puede hacer lo mismo contigo. ¿Tienes lo oídos para oír su voz? ¿Estás disponible y dispuesto para obedecer su voz?

Una pared de bronce fortificada

Si ésta ha sido una semana difícil para ti, no eres el único. Por alguna razón he hablado con muchas personas que están pasando por pruebas fuertes. Creo que el Señor quiere animarte con esta palabra de Jeremías 15:

15 —Señor, tú sabes lo que me sucede.
Por favor, ayúdame. ¡Castiga a mis perseguidores!

¡Dios sabe! ¡Él sabe exactamente qué ha pasado contigo esta semana y la razón por la cual Él lo permitió! Te ha visto en la angustia, en oración, y en momentos de alegría. Si alguien te ha perseguido o maltratado, entrégalo al Señor y deja a Él bregar con esa persona. ¡Clama a Dios! ¡Él te ayudará!

Por favor, dame más tiempo; no dejes que muera joven.
Es por tu causa que sufro.

Sí, puedes sentir que no puedes soportar más. Algunos han pensado en suicidio o han sentido una sentencia de muerte en su corazón; la muerte de sueños, un ministerio, o un matrimonio. (¡Ojalá que fuera por causa de Dios y no por causa de tu pecado que estés sufriendo!)

16 Cuando descubrí tus palabras las devoré;
son mi gozo y la delicia de mi corazón,
porque yo llevo tu nombre,
oh Señor Dios de los Ejércitos Celestiales.

¡Tú llevas el nombre del Señor de los Ejércitos Celestiales! ¡El Rey de reyes! ¡Él es un gran guerrero, y tiene un gran ejército de ángeles para ayudarte! ¡Tú eres su hijo adoptado!

Porque tú eres su hijo, Dios te ha dado su Palabra. ¿Ha sido esa Palabra tu gozo y la delicia de tu corazón esta semana? Con demasiada frecuencia, en la prueba no devoramos la Palabra. ¿Has descubierto cuan rica es la Palabra? Toma tiempo para hallar gozo y delicia en la Biblia.

17 Nunca me uní a la gente en sus alegres banquetes. (No he formado parte de grupos libertinos,
ni me he divertido con ellos.
NVI)
Me senté a solas porque tu mano estaba sobre mí
y me llené de indignación ante sus pecados.

Tú has intentado a andar en santidad y no caer con malos compañeros o ir a la fiesta o la cantina. Odias el pecado. Has hecho todo lo que dicen que se debe hacer para experimentar la bendición de Dios.

18 ¿Por qué, entonces, continúa mi sufrimiento?
¿Por qué es incurable mi herida?
Tu ayuda parece tan incierta como el arroyo estacional,
como un manantial que se ha secado. (¿Serás para mí un torrente engañoso de aguas no confiables?
NVI)

¿Te parece incierta la ayuda de Dios? ¿Te preguntas qué pasó con la sanidad prometida? ¿Dónde está el gozo del Señor? ¿Hay problemas y heridas que te parecen incurables?

19 Esto responde el Señor:

—Si regresas a mí te restauraré
para que puedas continuar sirviéndome. (Si te arrepientes, yo te restauraré y podrás servirme
. NVI)

No quiere decir que te has apartado del Señor. Pero si estas lejos de Él, si hace un rato que no vas a la iglesia, si no estás orando o leyendo su Palabra, Él te llama a regresar a Él. Si hay pecado, te llama a arrepentirte. Cualquier que sea la situación, su promesa es para restauración: del gozo, de la salud, de tu matrimonio, de tu ministerio. El diablo quiere que no sirvas a Dios; el Señor te restaura para que puedas continuar sirviéndole.

Si hablas palabras beneficiosas en vez de palabras despreciables, serás mi vocero. (Si evitas hablar en vano, y hablas lo que en verdad vale, tú serás mi portavoz. NVI)

Dudo que Jeremías estaba hablando palabras despreciables, tampoco estás tú. Pero puede sentir que has hablado en vano, que la gente no te escucha. Habla la verdad, habla palabras beneficiosas, para edificar a otros, incluso tus enemigos.

Tienes que influir en ellos; ¡no dejes que ellos influyan en ti!

Es demasiado fácil ser influido por los compañeros de trabajo, familiares inconversos, y los medios. ¡Dios quiere que tú influyas en ellos! Examina tus pensamientos y tu corazón. Si cosas del mundo o del enemigo han entrado a causa de la influencia de otros, recházalas y recuérdate a ti mismo lo que Dios ha dicho.

20 Pelearán contra ti como un ejército en ataque,
pero yo te haré tan seguro como una pared de bronce fortificada.
Ellos no te conquistarán,
porque estoy contigo para protegerte y rescatarte.
¡Yo, el Señor, he hablado!
21 Sí, te mantendré a salvo de estos hombres malvados;
te rescataré de sus manos crueles.

Puede ser que hay un ejército de demonios que te atacan, o los problemas te parecen tan grandes que son como un gran ejército. Puede que hayas caído en las manos crueles de hombres malvados. Puede parecer que hay obstáculos y enemigos a todos lados. Pero Dios tiene esta palabra para ti:

¡Te rescataré!

¡Te mantendré a salvo!

¡Yo estoy contigo para protegerte!

¡Yo estoy contigo para rescatarte!

¡Ellos no te vencerán!

Visualiza una pared de bronce fortificada. Dios dice que Él te hará tan seguro como esa pared. ¡Todo va a estar bien! ¡Dios no se ha olvidado de ti! ¡No estás solo!