Lo que Dios puede hacer con un hombre disponible; Hechos 8

En Hechos capítulo 6 los primeros diáconos de la iglesia son presentados, hombres de buen testimonio, llenos del Espíritu y de sabiduría. La iglesia estaba creciendo y necesitaban a alguien para manejar su vida diaria, pero estos diáconos eran más que administradores. En el capítulo 7 Esteban predicó con tanta unción que encendió la ira de los líderes judíos y fue apedreado y murió, el primer mártir cristiano. En este capítulo vamos a conocer a Felipe, y ver un ejemplo de cómo evangelizar una ciudad y un individuo.

Es común para un nuevo creyente experimentar una “luna de miel.” Hay gozo en su nueva salvación, amor para todo el mundo, y una presencia linda del Espíritu Santo. Tiene hambre para la Biblia y oración. La iglesia primitiva experimentó esa luna de miel. Miles de personas aceptaron a Cristo, y había milagros todos los días. Se disfrutaban de una comunión muy rica. Aun el arresto de Pedro y Juan (capítulo 4) resultó en una gran victoria.

La primera persecución

Las cosas pueden cambiar rápidamente. Cuando Dios está moviéndose en poder, el diablo se levantará en contra. ¿Crees que la persecución es posible en tu país? Jesús dijo que sería parte de los últimos días antes de su venida (Juan 16), pero cuando hay tanta bendición es fácil creer que no aplica a nosotros.

La muerte de alguien tan piadoso como Esteban era un golpe fuerte para la iglesia joven, pero ahora hay una amenaza aun peor: un fariseo llamado Saulo.

1Aquel día se desató una gran persecución contra la iglesia en Jerusalén, y todos, excepto los apóstoles, se dispersaron por las regiones de Judea y Samaria. Unos hombres piadosos sepultaron a Esteban e hicieron gran duelo por él. Saulo, por su parte, causaba estragos en la iglesia: entrando de casa en casa, arrastraba a hombres y mujeres y los metía en la cárcel.

La Nueva Traducción Viviente da en el verso 3 una sola meta que tenía Saulo: de acabar con la iglesia. Este hombre fue responsable para desatar una gran persecución. Nadie pensaría que ese Saulo se convertiría en Pablo, uno de los apóstoles más grandes de toda la historia, así como Dios puede transformar la persona más endurecida hoy en día.

La verdad es que la iglesia estaba muy próspera y cómoda. Casi se olvidó del propósito del Espíritu Santo que Jesús declaró justo antes de su ascensión: Cuando venga el Espíritu Santo sobre ustedes, recibirán poder y serán mis testigos tanto en Jerusalén como en toda Judea y Samaria, y hasta los confines de la tierra.  Con tantas bendiciones en la iglesia, era fácil perder esa visión misionera. Entonces Dios permitió una persecución para ayudar a los hermanos para obedecer su mandato, y dispersó a los hermanos a Judea y Samaria. (Es mejor no esperar para una persecución para obligarnos a salir al campo misionero.)

Felipe evangeliza Samaria

Los que se habían dispersado predicaban la palabra por dondequiera que iban. Felipe bajó a la ciudad de Samaria y les anunciaba al Mesías. 

Ahora todos (no solo los apóstoles o diáconos) predicaban. No tenemos que ser enviados como misioneros; simplemente dondequiera que vayas en la vida diaria hay que predicar la palabra.

Felipe salió de Jerusalén angustiado; era muy amigo de Esteban, y bajó a la ciudad principal de Samaria de luto. No es la primera vez que el evangelio llegó a Samaria; Jesús mismo había ministrado allí después de su encuentro con la mujer samaritana (Juan 4), pero hasta ahora, nadie de la iglesia quería ir allá.

Al oír a Felipe y ver las señales milagrosas que realizaba, mucha gente se reunía y todos prestaban atención a su mensaje. De muchos endemoniados los espíritus malignos salían dando alaridos, y un gran número de paralíticos y cojos quedaban sanos. Y aquella ciudad se llenó de alegría.

Una vez más vemos esa combinación poderosa de palabra y milagros. Es importante “oír” y también “ver” para tener fe. Cuando los paralíticos caminan y los endemoniados son liberados, todo el mundo presta atención. Esa ciudad fue transformada y llena de alegría. ¿No crees que es algo que el Señor quiere hacer para su gloria hoy en día también?

Un hombre complicado

Ya desde antes había en esa ciudad un hombre llamado Simón que, jactándose de ser un gran personaje, practicaba la hechicería y asombraba a la gente de Samaria. 10 Todos, desde el más pequeño hasta el más grande, le prestaban atención y exclamaban: «¡Este hombre es al que llaman el Gran Poder de Dios!»

Ahora hay un choque de reinos. ¿Quién va a ganar? Muchas veces en la obra misionera (o simplemente en la iglesia) encontramos a una persona complicada. Hasta la llegada de Felipe, Simón era la súper estrella en Samaria. Se hacía pasar por alguien grande. Igual a Felipe, que atrajo a toda la ciudad, todos prestaban atención a Simón. Era hechicero, y con su poder diabólico podía asombrar – y engañar – a la gente. Este sería un caso difícil.

11 Lo seguían porque por mucho tiempo los había tenido deslumbrados con sus artes mágicas. 12 Pero, cuando creyeron a Felipe, que les anunciaba las buenas nuevas del reino de Dios y el nombre de Jesucristo, tanto hombres como mujeres se bautizaron. 13 Simón mismo creyó y, después de bautizarse, seguía a Felipe por todas partes, asombrado de los grandes milagros y señales que veía.

Ya sabemos que Felipe era un hombre lleno del Espíritu Santo y de sabiduría. A pesar de ser solo un diácono (y por muy poco tiempo), hizo todo muy bien:

  • Anunciaba las buenas nuevas del reino de Dios y el nombre de Jesucristo.
  • Bautizó a los nuevos creyentes.
  • Hizo grandes milagros y señales.

Ahora su ministerio sería probado. Simón ya tenía una larga historia en esa ciudad; quería experimentar el poder de Dios, y fue asombrado por las maravillas que hizo Felipe. ¿Se había arrepentido de verdad? En este punto es difícil saber. Es posible que discernió que ya perdió su audiencia, y sería mejor ser parte de este movimiento nuevo. Parece que quería ser un líder en la iglesia, tal como era antes con sus artes mágicas. Él también quería hacer milagros y señales. Andaba pegado a Felipe, y Felipe lo permitió. En sí, puede ser una buena oportunidad para discipular a alguien que ya tenía experiencia en el liderazgo. Simón pudiera  ser el primer pastor de esta iglesia nueva.

Hay gente que tiene interés en cosas espirituales, y posiblemente en su ignorancia aceptan a doctrinas de demonios. Hay poder satánico en la mágica. Hay que tener mucho cuidado con esas cosas; engaña a la gente, y Felipe necesita mucha sabiduría para bregar con Simón.

Bautizados en el Espíritu

Aparentemente Felipe no fue enviado a Samaria por los apóstoles, y pasó un buen rato hasta que la noticia llegó a Jerusalén que Samaria había recibido la palabra de Dios. A pesar del mandato de Jesús, el prejuicio judío contra los samaritanos dejó a los apóstoles con una duda si fuese posible para los samaritanos ser salvos, y enviaron a las dos columnas para investigar:

14 Cuando los apóstoles que estaban en Jerusalén se enteraron de que los samaritanos habían aceptado la palabra de Dios, les enviaron a Pedro y a Juan. 15 Estos, al llegar, oraron por ellos para que recibieran el Espíritu Santo, 16 porque el Espíritu aún no había descendido sobre ninguno de ellos; solamente habían sido bautizados en el nombre del Señor Jesús. 17 Entonces Pedro y Juan les impusieron las manos, y ellos recibieron el Espíritu Santo.

Qué raro. Felipe era lleno del Espíritu, pero a pesar de todas las manifestaciones del Espíritu Santo, y los muchos que recibieron el mensaje y fueron bautizados en agua (que en otras ocasiones incluyó el bautismo en el Espíritu), ningunos de los samaritanos habían recibido al Espíritu. Algunos eruditos han postulado que fue para confirmar a los apóstoles que eran salvos de verdad, pero podemos notar unas cosas importantes aquí:

  • La primera cosa que hicieron cuando llegaron fue orar para que recibieran al Espíritu.
  • Había algo obvio para que supieran que no fueron bautizados en el Espíritu. Parece que en su experiencia, cuando alguien aceptó a Jesús y fue bautizado en agua, a la misma vez descendería el Espíritu con manifestaciones de lenguas, tal como en el aposento alto, y lo que Pedro predicó (Hechos 2:38).
  • Hay algunas sectas (la más común se llama “Apostólicos”) que no creen en la trinidad, y dicen que se tiene que ser bautizado solo “en el nombre de Jesús.” Pero esa fue precisamente la razón dada aquí por no recibir al Espíritu: no fueron bautizados conforme al mandato de Jesús, en el nombre del Padre, del Hijo, y del Espíritu Santo. Tal vez Felipe nunca recibió una orientación de cómo bautizar a nuevos creyentes.
  • Parece que o todos, o ningunos, recibieron el bautismo. En Pentecostés, todos fueron bautizados. Aquí, el Espíritu no había descendido sobre ninguno. Parece que ahora todos recibieron el Espíritu.
  • Lo recibieron cuando Pedro y Juan impusieron las manos.

Un estudio de las ocasiones en Hechos cuando el Espíritu descendió revela bastante variación; no hay una sola manera de recibir al Espíritu. Puede ser al momento de conversión, junto con el bautismo en agua, o una experiencia única después de la conversión y bautismo en agua. Lo que es esencial es recibirlo. Y tú, ¿ha descendido el Espíritu sobre ti? ¿Es una parte importante de tu ministerio asegurar que la gente ha recibido al Espíritu?

Simón pide el mismo poder para ministrar el bautismo

18 Al ver Simón que mediante la imposición de las manos de los apóstoles se daba el Espíritu Santo, les ofreció dinero 19 y les pidió: —Denme también a mí ese poder, para que todos a quienes yo les imponga las manos reciban el Espíritu Santo.

Había algo obvio e impresionante que sucedió con la imposición de manos – y Simón característicamente quiere ese poder. Pueda que fuese sincero y solo ignorante que no se puede comprar ese don. Simón parece ser alguien que no quieres ofender; tal vez solamente necesita más tiempo en un discipulado. Pero Pedro puede ver su corazón, y lo enfrenta.

20 —¡Que tu dinero perezca contigo —le contestó Pedro—, porque intentaste comprar el don de Dios con dinero! 21 No tienes arte ni parte en este asunto, porque no eres íntegro delante de Dios. 22 Por eso, arrepiéntete de tu maldad y ruega al Señor. Tal vez te perdone el haber tenido esa mala intención. 23 Veo que vas camino a la amargura y a la esclavitud del pecado.

No se puede comprar el don de Dios o un puesto en la iglesia. Incluso un curso en el seminario no te califica para administrar el don de Dios. Tienes que ser íntegro delante de Dios y llamado por el Señor.

¡Pedro no le asegura a Simón del perdón de Dios para su pecado! Dice “tal vez” el Señor le perdone. Simón creyó, fue bautizado y andaba pegado a Felipe, pero no había un arrepentimiento genuino. Muy posiblemente necesitaba liberación de los espíritus inmundos de su tiempo practicando las artes mágicas. Con una palabra de ciencia Pedro vio que todavía era un esclavo del pecado e iba camino a la amargura.

24 —Rueguen al Señor por mí —respondió Simón—, para que no me suceda nada de lo que han dicho.

Es común para alguien enfrentado con su pecado y sus consecuencias parecer arrepentido. No sabemos si rogaron por él, o si echaron fuera sus demonios. Los padres de la iglesia primitiva escribieron que Simón era un hereje.

Es posible tener fe e incluso ser bautizado, y no ser salvo. Y tú, ¿eres salvo de verdad, libre de la esclavitud al pecado? Dice que Simón fue asombrado por las señales y milagros que vio. Hay gente que viene a la iglesia que son asombrados por la presencia de Dios, la buena música, el amor, y los milagros que pueden suceder. Quieren ser parte de algo tan hermoso, pero no hay ningún arrepentimiento y no son salvos.

25 Después de testificar y proclamar la palabra del Señor, Pedro y Juan se pusieron en camino de vuelta a Jerusalén, y de paso predicaron el evangelio en muchas poblaciones de los samaritanos.

Una nueva tarea para Felipe

Felipe abrió el camino para que Samaria recibiese a Jesús. Ahora Pedro y Juan predicaba en muchas aldeas samaritanas, y dejaron la nueva iglesia en las manos de Felipe. ¡Pero Dios tiene otra tarea para él! Le llama a dejar este avivamiento lindo y una iglesia nueva para evangelizar a una sola persona.

26 Un ángel del Señor le dijo a Felipe: «Ponte en marcha hacia el sur, por el camino del desierto que baja de Jerusalén a Gaza». 

No hay ninguna razón dada por este viaje. Sería fácil creer que fue el diablo quitando a Felipe de un campo muy fértil de ministerio para ir al desierto, pero parece que Felipe estaba acostumbrado a recibir mensajes angélicos. Es un mandato claro, pero muy inconveniente. Primero tiene que caminar a Jerusalén (unos 43 km o 27 millas), y entonces caminar en el calor del desierto hacia Gaza (nadie sabe cuántos kilómetros caminó; todo el camino sería 79 km o 49 millas). Y sin saber por qué. Pudiera parecer locura.

27 Felipe emprendió el viaje, y resulta que se encontró con un etíope eunuco, alto funcionario encargado de todo el tesoro de la Candace, reina de los etíopes. Este había ido a Jerusalén para adorar 28 y, en el viaje de regreso a su país, iba sentado en su carroza, leyendo el libro del profeta Isaías. 

Felipe no discutió con el ángel; simplemente obedeció y emprendió el viaje. Esa respuesta automática de obediencia abrirá muchas oportunidades para evangelizar y ser usado por el Señor. Dios está buscando a hombres y mujeres dispuestos, y parece que le cuesta encontrarlos. Puede ser que ningunos de los apóstoles en Jerusalén estaban disponibles. ¿Eres tu una persona en quien Dios puede depender, en quien puede contar para oír su voz y obedecerla? Debe ser tu meta.

¡Dios es soberano!

En este caso era alguien muy importante: un alto funcionario de la reina de los etíopes. Un hombre piadoso, él había viajado unos 4,220 km (2,622 millas) para adorar en Jerusalén. Y, por casualidad (!) estaba leyendo Isaías.

Cuando andamos en obediencia al Señor, Él prepara el camino delante de nosotros. Él va a preparar a gente y enviarte a ellos, o traerlos a ti. ¿Estás dispuesto para andar horas en el calor del día para evangelizar a una sola persona? Dios empieza con cosas pequeñas, y cuando observa nuestra obediencia, nos da oportunidades más y más importantes. Esta era una tarea muy importante. La tradición es que este hombre trajo el evangelio a Etiopia y estableció una iglesia que permanece hasta el día de hoy.

29 El Espíritu le dijo a Felipe: «Acércate y júntate a ese carro».

Muchas veces nosotros queremos una visión amplia de la voluntad de Dios para nosotros: ¿Cuál es el ministerio que tienes para mí? ¿Con quién voy a casarme? ¿Qué es el propósito de mi vida? Pero a menudo Dios nos guía paso a paso, y espera por nuestra obediencia al primer paso para dirigirnos al próximo. ¿Crees que Dios puede guiarte tan claramente como guió a Felipe aquí? ¿Tienes la fe para obedecer y acercarte a alguien que no conoces?

30 Felipe se acercó de prisa a la carroza y, al oír que el hombre leía al profeta Isaías, le preguntó: —¿Acaso entiende usted lo que está leyendo?

Felipe obedeció – y obedeció “de prisa” (NTV: corriendo). Dios no le dijo que decir, pero nos da sentido común. Tenemos que observar qué está pasando con la persona, y buscar una entrada para hablar acerca de Jesús. Aquí es muy obvio: Está leyendo al profeta Isaías. Siempre es una buena pregunta para alguien que veas leyendo la Biblia (o literatura cristiana): “¿Entiendes lo que estás leyendo?

31 —¿Y cómo voy a entenderlo —contestó— si nadie me lo explica?

Así que invitó a Felipe a subir y sentarse con él. 

La puerta está abierta. Cuando alguien te invita a compartir Cristo, ¡por favor aprovéchate de la oportunidad! Siéntate con la persona (¡que bendición después de horas caminando en el sol!). Qué importante es conocer la Biblia y saber cómo responder a las preguntas de los inconversos y explicar lo que dice la palabra.

32 El pasaje de la Escritura que estaba leyendo era el siguiente:

«Como oveja, fue llevado al matadero;
y como cordero que enmudece ante su trasquilador,
ni siquiera abrió su boca.
33 Lo humillaron y no le hicieron justicia.
¿Quién describirá su descendencia?
Porque su vida fue arrancada de la tierra».

34 —Dígame usted, por favor, ¿de quién habla aquí el profeta, de sí mismo o de algún otro? —le preguntó el eunuco a Felipe.

35 Entonces Felipe, comenzando con ese mismo pasaje de la Escritura, le anunció las buenas nuevas acerca de Jesús. 

Otra vez vemos la mano poderosa del Señor, incluso guiando al eunuco a uno de los pasajes más claros acerca del Mesías en el Antiguo Testamento (Isaías 53). Es un capitulo muy bueno para evangelizar a un judío.

36 Mientras iban por el camino, llegaron a un lugar donde había agua, y dijo el eunuco: —Mire usted, aquí hay agua. ¿Qué impide que yo sea bautizado?

Allí están, en medio del desierto, y Dios milagrosamente proporciona agua justo a tiempo para el eunuco tomar la decisión de aceptar a Cristo. ¡Y el hombre quiere ser bautizado!

37 —Si cree usted de todo corazón, bien puede —le dijo Felipe.

—Creo que Jesucristo es el Hijo de Dios —contestó el hombre.

El bautismo en agua es importante. Casi siempre en Hechos, en la iglesia primitiva, la gente se bautizó al momento de recibir a Cristo (por ejemplo, el día de Pentecostés en Hechos 2, y Pablo y Silas con el carcelero y su familia en Hechos 16). Pedro dijo que la condición es el arrepentimiento; aquí Felipe dice que se tiene que creer de todo corazón, y el eunuco hizo esa confesión de fe. Simplemente no hay ningún fundamento bíblico para el bautismo de infantes; un bebe no puede arrepentirse o tener fe.

Yo estoy de acuerdo que hay valor en clases para estar seguro que alguien entiende la salvación y el bautismo, pero no daban clases en Hechos. ¿Has sido bautizado en agua como creyente?

38 Entonces mandó parar la carroza, y ambos bajaron al agua, y Felipe lo bautizó. 

39 Cuando subieron del agua, el Espíritu del Señor se llevó de repente a Felipe. El eunuco no volvió a verlo, pero siguió alegre su camino. 40 En cuanto a Felipe, apareció en Azoto, y se fue predicando el evangelio en todos los pueblos hasta que llegó a Cesarea.

Cuando Felipe terminó con su tarea, el Espíritu se lo llevó. Siempre es bueno proporcionar un seguimiento (y es más fácil hoy en día con WhatsApp y las redes sociales), pero en este caso sería el Espíritu Santo proporcionándolo. Este era un versículo popular cuando tenía el ministerio en las prisiones – ¡la posibilidad de ser llevado milagrosamente a otro lugar!

Azoto era una de las ciudades principales de los filisteos, unos 35 km (22 millas) de Gaza. El camino para Cesarea seria 105 km (65 millas), dando mucha oportunidad a Felipe para evangelizar. En Hechos 21 Pablo se quedó en la casa de Felipe en Cesarea, 25 años después. Parece que Felipe estableció la iglesia allá. Tenía a cuatro hijas solteras que profetizaban.

Un solo hombre disponible a Dios fue responsable para la transformación de toda una ciudad, y la conversión de un hombre importante que trajo el evangelio a Etiopia. Dios puede hacer lo mismo contigo. ¿Tienes lo oídos para oír su voz? ¿Estás disponible y dispuesto para obedecer su voz?