Introducción: Que la gracia y paz de Dios sean multiplicadas para ti 1 Pedro 1:1-2

Hace unas semanas mi esposa dijo que sintió una llamada del Espíritu para estudiar las cartas de Pedro. Como toda la Escritura, ¡son muy ricas! Creo que hay mucho que el Señor quiere comunicar a nosotros en estos días de “La Roca,” el gran apóstol Pedro.

1Pedro, apóstol de Jesucristo, a los elegidos, extranjeros dispersos por el Ponto, Galacia, Capadocia, Asia y Bitinia, según la previsión de Dios el Padre, mediante la obra santificadora del Espíritu, para obedecer a Jesucristo y ser redimidos por su sangre:

Que abunden en ustedes la gracia y la paz.

El autor no tiene que decir mucho para identificarse; todo creyente había oído de la relación especial de su Señor con este discípulo, ahora un apóstol (representante de Jesús y enviado por Él con su autoridad). Pedro escribió esta carta entre los años 62 y 64 d.C., posiblemente desde Roma. En esa época muchos cristianos fueron asesinados y torturados en la persecución del emperador Nerón; Pedro mismo sería crucificado (al revés) durante esa persecución.

Los receptores

Tres palabras describen los receptores de esta carta:

  • Elegidos. Inmediatamente Pedro entra en una controversia que no ha sido resuelta en dos mil años de la historia de la iglesia: El libre albedrío versus la soberana elección de Dios. No es posible evitar o negar las muchas veces que la Biblia dice que Dios nos eligió. Hay varias maneras de entender esta doctrina, y las varias traducciones de este versículo nos ayudan:
    • DHH: a quienes Dios el Padre había escogido anteriormente conforme a su propósito
    • RVR: elegidos según la presciencia de Dios Padre
    • NVI: elegidos…según la previsión de Dios el Padre
    • NTV: Dios Padre los conocía y los eligió desde hace mucho tiempo
    • LBA: elegidos según el previo conocimiento de Dios Padre

Una posibilidad es que Dios ya tenía conocimiento de quién le aceptaría y quién no. No vamos a resolver el debate aquí, pero ser elegido comunica una seguridad y un estatus para con Dios. Dios te conoce y te quiere en su familia. La mayoría de estos lectores eran judíos; ellos ya tenían un concepto muy claro de la elección de Abraham, y de Israel como el pueblo escogido de Dios. Ahora esa elección se extiende a los que confían en Cristo.

  • Extranjeros. Somos peregrinos y extranjeros en este mundo, un tema que Pedro va a desarrollar más. Ellos también eran expatriados, viviendo fuera de su país natal. Con tanto movimiento en el mundo hoy en día, y muchos refugiados, es común tener la experiencia de un expatriado (yo soy un expatriado de los Estados Unidos, viviendo en Costa Rica).
  • Dispersos. La dispersión empezó con la persecución que empezó con la muerte de Esteban (registrada en Hechos 7 y 8). Es cierto que Dios prometió la tierra de Canaán a Abraham y sus descendientes, pero también quería que su pueblo fuese sal y luz en todo el mundo. Ya sea mediante el envío de misioneros, o la dispersión a través de una persecución, Dios permitió esta dispersión de los judíos (y ahora los cristianos) para la difusión del evangelio. La famosa “pax romana” permitió el libre tránsito en una gran parte del mundo y facilitó esa difusión.

La única cosa segura para ellos (aparte de una medida de seguridad por ser parte del imperio romano) es su relación con Dios, ¡la que vale mucho! Vivimos con esa tensión de ser diferente, incluso en nuestro país natal. Somos una minoría (como cristianos), y sujetos a un sistema en este mundo que está bajo el dominio del maligno.

Pablo era el misionero más activo y el apóstol a los gentiles. Pablo plantó la iglesia en Galacia, pero es interesante que el Espíritu Santo no le permitió ir a Bitinia  o Asia (Hechos 16:6 y 7). Todas estas iglesias estaban en lo que hoy en día es Turquía.

Cómo fueron transformados

En el verso 2 vemos la Trinidad: Padre, Hijo, y Espíritu Santo; es la obra santificadora del Espíritu que nos transforma.

La NTV dice: su Espíritu los ha hecho santos. Son santos, no en el sentido de ser alguien excepcional (como en la iglesia Católica), sino porque son separados del mundo en una comunidad nueva, y purificados por la sangre de Jesús. Desde el principio, cuando Dios primero nos llama y empieza a crear hambre y sed para una relación viva con Él, es el Espíritu Santo trabajando en nosotros que nos lleva a la salvación, nos guía, y nos preserva en medio de un mundo hostil.

Su obra santificadora es un proceso continuo, de por vida, que nos conforma a la imagen de Jesucristo. El Espíritu nos convence del pecado, nos a conseja en cómo vivir, y nos da el poder para resistir la tentación y vencer al pecado.

El propósito que Pedro nos da para nuestra elección

La Biblia nos da varios propósitos para nuestra salvación, pero Pedro tiene dos en mente cuando empieza a escribir esta carta:

  • Obediencia a Jesucristo. Servir a Jesús como Señor de todo. Era una lección difícil para un hombre de carácter fuerte como Pedro, pero él puede testificar que vale la pena.
  • Redención por la sangre de Jesús. Cristo pagó el precio por nuestra rebelión y pecado, y nos compró de nuestra esclavitud al diablo y los deseos de la carne. Así restaura nuestra relación con Dios y nos limpia de todo pecado.

¿Qué parte tienen estas dos cosas en tu entendimiento de qué es ser cristiano? ¿Estás agradecido por el sacrificio de Jesucristo que te redimió? ¿Es la obediencia a Jesús una meta en serio de tu vida? Lo que no está nombrado aquí (una vida más abundante, la felicidad, prosperidad, una familia bendecida o paz personal) es un indicio de lo que verdaderamente es importante en la vida cristiana.

La bendición

¡Toda esa es la salutación! Ahora Pedro nos bendice, un comienzo común para una carta, con palabras parecidas a las bendiciones de Pablo en sus cartas: gracia y paz.

  • Gracia. El favor inmerecido de Dios. En una situación difícil nos consuela mucho saber que la vida cristiana no depende de nuestros esfuerzos y buenas obras, sino de la gracia de Dios. Él escoge a amarnos y derramar su favor y bendición sobre nosotros. Es libertador descansar en esa gracia y dejar a Dios hacer su obra mediante el Espíritu Santo.
  • Paz. En un mundo lleno de conflictos y luchas interiores, la paz sobrenatural de Dios en medio de la tormenta nos sostiene. Primero, paz con Dios, entonces paz interior, y paz con otras personas, incluso nuestros enemigos.

El deseo de Pedro es que esa paz y gracia abunden en ellos, que sean multiplicadas. ¿Puedes decir que eso es tu experiencia? ¿O estás agradecido por unos momentos pasajeros de paz en un culto? Dios quiere que abunden para ti. Dios no solo quiere añadir a tu paz, sino multiplicar su paz y gracia en tu vida.

 

 

Tú eres la luz del mundo Mateo 5:14-16

Otro propósito del discípulo de Jesús, paralelo al de la sal, es ser luz en el mundo.

Un tema importante en la Biblia

El evangelio de San Juan (1:5-9) empieza con la llegada de la luz a este mundo oscuro:

La luz en las tinieblas resplandece, y las tinieblas no prevalecieron contra ella. Hubo un hombre enviado de Dios, el cual se llamaba Juan. Este vino por testimonio, para que diese testimonio de la luz, a fin de que todos creyesen por él. No era él la luz, sino para que diese testimonio de la luz. Aquella luz verdadera, que alumbra a todo hombre, venía a este mundo. (RVR)

Jesús trajo la luz a Judá, por un breve tiempo:

Entre tanto que estoy en el mundo, luz soy del mundo (Juan 9:5, RVR).

Jesús vino con esa luz y encendió la luz en sus discípulos. Cuando Él regresó a su Padre, nos dejó para ser esa luz del mundo. Ahora hay millones de luces brillando la luz de Cristo en el mundo entero. Jesús nos dio su luz; somos luz, y las tinieblas no pueden prevalecer contra nosotros, pero para ser la luz del mundo, Él tiene que ser la luz de tu vida. El propósito de Dios, en el Sermón del Monte (Mateo 5) que estamos estudiando, es que iluminemos a todos:

14 Ustedes son la luz del mundo. Una ciudad en lo alto de una colina no puede esconderse.

Ya hemos visto que somos sal, que preserva y sazona la vida en este mundo. Poca sal sazona bastante comida; así también una sola luz ilumina todo un lugar. El mundo es un lugar oscuro; a pesar de la abundancia de luz artificial, espiritualmente permanece muy oscuro. No se puede esperar que el gobierno o alguien en el mundo lo iluminen, es la responsabilidad de la iglesia; nosotros ofrecemos la única luz verdadera. La iglesia debe ser esa ciudad asentada sobre un monte, conocida y visible para todos. Tenemos que hacer brillar la luz; no debemos andar escondidos.

No escondas tu luz

15 Ni se enciende una luz y se pone debajo de un almud, sino sobre el candelero, y alumbra a todos los que están en casa.

Nadie enciende una lámpara y luego la pone debajo de una canasta. En cambio, la coloca en un lugar alto donde ilumina a todos los que están en la casa. (NLT)

No es lógico encender una lámpara y luego ponerla debajo de un cajón o una canasta. La lámpara está colocada para dar la máxima luz al lugar. Una pequeña lámpara o vela trae luz a toda una habitación. Debemos posicionarnos para dar la máxima luz; no debemos ser una comunidad cerrada.

La luz es buena. Es cruel dejar a la gente perdida en la oscuridad cuando tenemos la luz que necesitan. ¡Cristo nos manda a alumbrarlos!

Así nos lo ha mandado el Señor: »“Te he puesto por luz para las naciones,
a fin de que lleves mi salvación hasta los confines de la tierra”»
(Hechos 13:47).

Cómo mostrar la luz

16 Hagan brillar su luz delante de todos, para que ellos puedan ver las buenas obras de ustedes y alaben al Padre que está en el cielo.

Jesús nos manda a hacer brillar nuestra luz delante de todos. Es nuestra responsabilidad asegurar de que estemos brillando. Debes estar orgulloso de esa luz. El resultado debe ser alabanzas al Padre. Deben ver al Padre en nosotros; si nosotros recibimos la gloria hay algo malo.

Una lámpara sin aceite es inútil. Tú puedes tener la lámpara más fina, más hermosa, pero sin aceite (o electricidad), no es útil. Cuando la bombilla se apaga, la luz se va. Hay cristianos que parecen muy espirituales, pero no tienen aceite en sus lámparas; andan en la oscuridad, y no son diferentes del mundo oscuro que los rodea.

¿Cuál es la mejor manera de hacer brillar nuestra luz? ¡Con buenas obras! Más que programas y cultos en la iglesia, impactamos nuestra comunidad con buenas obras. Queremos que el mundo las vea, pero no para llamar la atención a nosotros mismos. Deben mostrar el poder y el amor de Dios, y resultar en alabanza y gloria a su Nombre.

Por desgracia, tal vez la mayoría de la gente en las iglesias no brilla su luz y carece de buenas obras. ¡Están robando a su Padre de mucha gloria!

¿Cómo está tu luz?

  • ¿Está brillando delante del mundo?
  • ¿Cómo están tus obras? ¿Cómo están las obras de tu iglesia?
  • ¿Cuándo fue la última vez que oíste a un inconverso alabar al Señor por las buenas obras de la iglesia?
  • ¿Cómo puedes cambiar tu vida y tu iglesia para fomentar más buenas obras?

El ojo: la lámpara del cuerpo

Más adelante, en el mismo sermón, Jesús vuelve al tema de la luz. Es cierto que somos la luz, pero hay algunas cosas que tenemos que hacer para mantener esa luz encendida:

»El ojo es la lámpara del cuerpo. Por tanto, si tu visión es clara, todo tu ser disfrutará de la luz.  Pero, si tu visión está nublada, todo tu ser estará en oscuridad. Si la luz que hay en ti es oscuridad, ¡qué densa será esa oscuridad! (Mateo 6:22-23)

Así como la luz que brillamos en el mundo debe echar fuera toda la oscuridad y traer luz a todos, así también la luz que entra en nosotros debe echar fuera todas las tinieblas y llenarnos de luz. ¿Cómo entra la luz en nosotros? A través del ojo: Si tu visión es clara, todo tu ser disfrutará de la luz; pero si está nublada, todo tu ser estará en la oscuridad. Esa luz (o esa oscuridad) es la fuente de tus palabras, pensamientos y acciones.

¿Cómo son tus ojos? ¿Qué estás mirando en Internet? ¿Inmundicia? ¿Mentiras y cosas sin ningún valor? ¿Qué clase de tele y películas ves? ¿Están tus ojos llenos de lujuria? ¿Ves solo lo feo y negativo en el mundo que te rodea? ¿O buscas la belleza en cada persona y en la creación de Dios? El Salmo 119 dice que la Palabra es lámpara para nuestros pies. ¿Estás leyendo y estudiando la Palabra?

Aquí, es en el contexto de atesorar cosas en el cielo, y la imposibilidad de servir a dos amos (Dios y el dinero). Si estamos preocupados con riquezas y cosas materiales, tendremos ojos de codicia. Todo lo que vemos será influenciado por esa codicia, y la luz no puede entrar.

Para brillar en este mundo oscuro, tenemos que mantener una luz interior. Nosotros tenemos algún control de la luz que permitimos que entre en nuestras vidas; todo depende del ojo, de lo que vemos.

Si tu visión es clara, todo tu ser disfrutará de la luz; pero si está nublada, todo tu ser estará en la oscuridad.

No se trata solo de lo que vemos, sino también de una visión clara. Demasiadas personas tienen visión nublada; no tienen dirección en sus vidas, y andan a medias ciegas. Alguien que usa anteojos sabe muy bien cómo es: La primera cosa que buscas en la mañana cuando te levantas son los lentes; sin ellos apenas puedes hallar el baño, y puedes tropezar y caer. La Biblia es nuestros anteojos; aclara la visión y nos ayuda a ver las cosas como Dios las ve. He escuchado historias de alguien, tal vez en un lugar muy aislado, que no sabe nada de lentes. Ha andado por muchos años con su visión nublada, pero no sabe que hay otra opción. Un día alguien viene con anteojos, y de repente su visión es clara. ¡Es como un mundo nuevo!

Durante muchos años yo usé lentes de contacto o anteojos. Aunque tenía unas inquietudes, decidí hacerme una cirugía láser. ¡Que milagro! ¡Eran como ojos nuevos! La meta para el cristiano es tener una “cirugía láser” espiritual, donde la Palabra de Dios esté tan integrada en nuestras vidas, y el Espíritu Santo esté tan presente, que siempre andemos con esa visión clara.

Lo triste es tener una visión nublada, pero negar que hay un problema y pensar que todo está bien. La Nueva Traducción Viviente nos ayuda comprender lo que puede suceder: Y si la luz que crees tener en realidad es oscuridad, ¡qué densa es esa oscuridad! Parece que el cristiano engañado, el que permite la oscuridad en su vida, experimenta una oscuridad aun peor que el incrédulo. Pierde su eficacia en el mundo como luz, y anda en las tinieblas.

¿Cómo es tu ojo? ¿Llenas todo tu cuerpo con la oscuridad de las pantallas de computadoras, teléfonos y televisores? Hoy, más que nunca, nos llenamos con muchas cosas feas que ofenden a Dios. La luz está apagada; no alumbramos al mundo y andamos en las tinieblas.

—¿Acaso el día no tiene doce horas? —respondió Jesús—. El que anda de día no tropieza, porque tiene la luz de este mundo. Pero el que anda de noche sí tropieza, porque no tiene luz (Juan 11:9-10).

¿Has tropezado? Jesús tiene una promesa aquí para ti: si andas de día, en su luz, no tropezarás. Si has tropezado, puede ser un problema con tu ojo; no tienes esa luz interior para alumbrar tu camino. Aunque hace mucho sol, estás andando de noche.

¿Tinieblas o luz?

Este es el mensaje que hemos oído de él y que les anunciamos: Dios es luz y en él no hay ninguna oscuridad. Si afirmamos que tenemos comunión con él, pero vivimos en la oscuridad, mentimos y no ponemos en práctica la verdad. Pero, si vivimos en la luz, así como él está en la luz, tenemos comunión unos con otros, y la sangre de su Hijo Jesucristo nos limpia de todo pecado (1 Juan 1:5-7).

Por desgracia, muchos cristianos quieren las bendiciones de Dios, pero a la misma vez quieren llenar los ojos con la perversidad de las tinieblas. Juan sabía que el compromiso de muchas personas era meras palabras, incluso en ese día: se llama a sí mismo cristiano, dice que tiene comunión con Dios, pero anda en tinieblas. Esa persona es engañosa y mentirosa, como el padre de la mentira. Dios es pura luz; no hay sombra ni tinieblas en Dios.

Hay dos resultados muy importantes de andar en la luz, cosas que el hipócrita que anda en tinieblas no puede experimentar:

  • Comunión con otros creyentes que también andan en la luz. Si te falta esa comunión, puede ser que tú estés andando en tinieblas; o puede ser que la otra persona sea un mentiroso y ande en las tinieblas.
  • El perdón de los pecados. Sí, es por fe que recibimos la salvación y el perdón de los pecados, pero sabemos que el arrepentimiento es necesario. La persona que sigue practicando el pecado y anda en las tinieblas, no recibe ese perdón. Hay libertad y pureza para la persona que anda en la luz de Jesús, perdonada.

Cómo permanecer en la luz

Por otra parte, lo que les escribo es un mandamiento nuevo, cuya verdad se manifiesta tanto en la vida de Cristo como en la de ustedes, porque la oscuridad se va desvaneciendo y ya brilla la luz verdadera.

El que afirma que está en la luz, pero odia a su hermano, todavía está en la oscuridad. El que ama a su hermano permanece en la luz, y no hay nada en su vida que lo haga tropezar. Pero el que odia a su hermano está en la oscuridad y en ella vive, y no sabe a dónde va porque la oscuridad no lo deja ver (1 Juan 2:8-11).

Aquí existe otro posible engaño: decir que estás en la luz, pero carecer de amor por tu hermano. Esa persona está en tinieblas.

  • Las tinieblas están pasando; la luz brillante de la iglesia debe dar más y más luz a este mundo oscuro.
  • La luz no permite el odio, sino engendra el amor y buenas relaciones.
  • Quien ama permanece en la luz.
  • No hay tropiezo en la persona que ama y anda en la luz.
  • Hay un gran problema si alguien aborrece a su hermano:
    • Está en tinieblas
    • Anda en tinieblas
    • No sabe a dónde va
    • Las tinieblas han cegado los ojos. En lugar de ojos puros, abiertos a la luz, el que anda en las tinieblas se queda ciego.

El hombre pecador resiste la luz

Parece que la luz atraería a la gente del mundo, como una luz atrae a insectos en la noche, pero no es así:

Esta es la causa de la condenación: que la luz vino al mundo, pero la humanidad prefirió las tinieblas a la luz, porque sus hechos eran perversos.  Pues todo el que hace lo malo aborrece la luz, y no se acerca a ella por temor a que sus obras queden al descubierto.  En cambio, el que practica la verdad se acerca a la luz, para que se vea claramente que ha hecho sus obras en obediencia a Dios» (Juan 3:19-21).

El mundo necesita la luz. A la mayoría de la gente le gusta la luz. Quieren la luz; solo cuando estén dormidos quieren la oscuridad. Los malvados permanecen en la oscuridad para ocultar su pecado.

La respuesta de alguien a la luz revela si anda en obras malas o en la verdad. Jesús también dijo que el mundo nos aborrecerá (Juan 17:14). No te sorprendas si hay gente que te evita cuando tu luz brilla intensamente; no quieren que sus obras sean reveladas o reprendidas. Pero es mejor que la luz revele sus obras ahora, porque algún día la luz lo revelará todo:

No hay nada escondido que no esté destinado a descubrirse; tampoco hay nada oculto que no esté destinado a ser revelado (Marcos 4:22).

Pero todo lo que la luz pone al descubierto se hace visible, porque la luz es lo que hace que todo sea visible (Efesios 5:13).

Si nosotros no brillamos la luz que hay en nosotros, el mundo permanecerá en oscuridad. Nuestras vidas y buenas obras deben revelar la corrupción e hipocresía que hay en el gobierno, en el mundo de negocios y en la iglesia.

¿Hay cosas escondidas en tu vida? ¿En tu familia? ¿En tu iglesia? Ya sea en tu matrimonio o tu trabajo, siempre es mejor confesar el pecado que pueda haber y arreglar la situación. Cuando intentamos ocultarlo, casi siempre sale peor. Es un principio para toda la vida: todo secreto saldrá a la luz (NTV). Nuestras vidas deben ser transparentes, sin nada que ocultar. ¿Tienes secretos que no quieres que se revelen? ¿Cuáles serán las consecuencias cuando salgan a la luz?

¡Qué bueno saber que los secretos ocultos del reino de Dios también serán revelados!

Andar en la luz

—Ustedes van a tener la luz solo un poco más de tiempo —les dijo Jesús—. Caminen mientras tengan la luz, antes de que los envuelvan las tinieblas. El que camina en las tinieblas no sabe a dónde va. Mientras tengan la luz, crean en ella, para que sean hijos de la luz.

Yo soy la luz que ha venido al mundo, para que todo el que crea en mí no viva en tinieblas (Juan 12:35-36; 46).

Si tienes la luz de Jesús y estás caminando con Él, debes tener dirección y saber a dónde vas. Si te sientes perdido, puedes estar caminando en tinieblas y no tienes comunión con la luz. Si no andas diariamente en la luz, las tinieblas pueden sorprenderte.

Jesús ha dicho que nosotros somos la luz del mundo, pero tú y yo podemos ser esa luz solo porque Jesús es la luz. ¿Eres un hijo o una hija de la luz? Jesús quiere liberarte de las tinieblas; si crees en Él, su promesa es que no permanecerás en la oscuridad.

Una vez más Jesús se dirigió a la gente, y les dijo: —Yo soy la luz del mundo. El que me sigue no andará en tinieblas, sino que tendrá la luz de la vida (Juan 8:12).

Ya hemos hablado del ojo como la lámpara del cuerpo. Fija tus ojos en Cristo y síguele. Tenemos que andar para ser sal y luz. Aquí tienes otra promesa: si sigues a Jesús, tú tendrás la luz de la vida (el mismo Jesús), y no andarás en tinieblas. Puede llegar a ser muy complicado, analizando todo para ver si agrada a Dios o no, o simplemente puedes seguir a Jesús. Su luz expulsará toda la oscuridad de tu vida. Si andas apegado a Jesús, compartirás en su luz e iluminarás tu mundo.

¡Jesús te ha confiado una tarea muy importante! Dios es luz, y tú eres la luz del mundo. ¿Estás andando en tinieblas? ¿Estás siguiendo a Jesús? ¿Cómo es tu luz? ¿Está brillando la luz de Jesús en tu vida? ¿Qué puedes hacer para que brille más?

 

Tú eres la sal de la tierra Mateo 5:13

En su oración en Juan 17, Jesús dice que no somos del mundo, sino que hemos sido enviados al mundo tal como su Padre envió a Jesús a esta tierra. En este lugar oscuro y decadente, Él dice que somos la sal de la tierra y la luz del mundo. Jesús describió a la persona bendecida (quien tiene el ADN del reino) como hambrienta, sedienta, mansa, llorona y pobre de espíritu; no es una persona que se espera que tenga un impacto transformador en su mundo. Y la persona bendita no es bien recibida; de hecho, puede esperar ser perseguida. Pero también es justa, misericordiosa y pacificadora, de corazón puro, lo cual le ayuda a ser sal y luz.

La sal de la tierra

13Vosotros sois la sal de la tierra; pero si la sal se desvaneciere, ¿con qué será salada? No sirve más para nada, sino para ser echada fuera y hollada por los hombres. (RVR)

»Ustedes son la sal de la tierra. Pero ¿para qué sirve la sal si ha perdido su sabor? ¿Pueden lograr que vuelva a ser salada? La descartarán y la pisotearán como algo que no tiene ningún valor. (NLT)

La mayoría de los bebés en Cristo ni siquiera se dan cuenta de lo que sucedió cuando aceptaron a Jesús como Señor y Salvador, y entregaron la vida a Él. Es un paquete, todo incluido, un ADN nuevo; no son opciones que podamos elegir o no:

  • Naces de nuevo como una criatura nueva; todas las cosas viejas han pasado.
  • Eres perdonado del pecado.
  • Eres miembro del cuerpo de Jesucristo, la iglesia universal.
  • Dios te envía como embajador del Rey.
  • Dios te adopta como su hijo.

Y aquí Jesús dice que eres la sal de la tierra (y, en el próximo versículo, la luz del mundo). No te ofrece esa opción: “¿Quieres ser sal?” No, tú eres la sal de la tierra. Tú, y todos los creyentes del mundo.

El ADN de la sal

La sal es 40% sodio y 60% cloruro. Es uno de los minerales más abundantes en esta tierra y es esencial para la vida. La sal se extrae de depósitos de los viejos mares secos, pero la mayor fuente son las aguas del mar. ¡Y la sal incluso ha venido a esta tierra en meteoritos! Sal se ha utilizado durante miles de años. Jesús no profundiza en lo que significa ser sal, pero sabemos que:

  • La sal condimenta; sin sal la comida es insípida. Un poco de sal transforma el sabor, acentuando el sabor que ya está en la comida. No se necesita mucha sal para condimentar una olla entera de carne. Pablo nos animó a tener ese impacto en cada interacción con otros: Sea vuestra palabra siempre con gracia, sazonada con sal, para que sepáis cómo debéis responder a cada uno (Colosenses 4:6, RVR).
  • La sal preserva y purifica. Podría ser que Jesús estaba pensando en este milagro en 2 Reyes 2:21: Eliseo fue al manantial y, arrojando allí la sal, exclamó: ―Así dice el Señor: “¡Yo purifico esta agua para que nunca más cause muerte ni esterilidad!”
  • La sal limpia y desinfecta, ya sea una herida en el cuerpo o algo en la casa. En el pasado, frotaban a un recién nacido con sal para limpiarlo: El día en que naciste no te cortaron el cordón umbilical; no te bañaron, no te frotaron con sal, ni te envolvieron en pañales (Ezequiel 16:4).
  • Solo el 6% de la sal que se fabrica hoy en día se usa en alimentos. El 68% se utiliza en productos químicos industriales. Existen alrededor de 14,000 aplicaciones comerciales de la sal. Hay páginas en Internet que dan cientos de usos a la sal en la vida diaria. Algunos de ellos son:
    • Mejorar el sabor del café, eliminando la acidez (un poquito en la cesta de café)
    • Eliminar el óxido (con un poco de jugo de limón)
    • Quitar manchas de tazas de café o te
    • Aliviar el dolor en la garganta (gárgaras)
  • La sal baja la temperatura a la cual el agua se congela; en climas muy fríos, la sal hace que las carreteras y aceras sean más seguras, y el hielo se derrita.
  • El consumo de sal tiene muchos beneficios para la salud.

Para ser útil, tenemos que sacar sal del salero. Tú puedes tener mucha sal almacenada en la cocina, pero es inútil si no la sacas del gabinete, abres el salero, y la agregas a la comida. Hay más que suficiente “sal” (cristianos) para sazonar al mundo entero. No necesitas mucha; hay suficientes creyentes ahora mismo para preservar y sazonar toda la tierra. Hay suficientes en tu ciudad también.

Pero si hay demasiada sal, puede ahogar la vida. Jesús estaba familiarizado con el Mar Muerto. No hay vida en su agua, porque es demasiado salada. La sal tiene que ser dispersada para funcionar bien y dar vida. Si se consume demasiada sal, puede causar un ataque al corazón. El problema es que la mayoría de los cristianos no salen de los saleros (sus iglesias), y cuando entran al mundo no traen el sabor de Jesucristo.

Tipos de sal

  • Hay sal común, sal de mesa, que se extrae del mar seco.
  • Hay sal marina, que proviene del mar y es de mejor calidad. Tiene más sabor, y tiene nutrientes y minerales que se eliminan de la sal común cuando se refina.
  • Recientemente hemos aprendido que hay otra sal, mucho mejor, que se llama sal del Himalaya. Viene solo de las montañas de Asia, y es rosada. Supuestamente tiene su origen en la creación, posiblemente del mar que existía antes de la creación de la tierra. Tiene muchos minerales y nutrientes; de hecho, contiene todos los 84 elementos del cuerpo humano.

Lo más probable es que Jesús, en su vida terrenal, no supiera nada de la sal del Himalaya. Él usaba una sal muy cruda, del mar. ¿Qué tipo de sal eres tú? ¿Traes todo el sabor de Jesucristo? ¿O estás tan refinado por el mundo que has perdido muchas de las valiosas características de la sal? ¿Tienes raíces profundas en la roca de Jesucristo, como la sal del Himalaya?

La sal en el Antiguo Testamento

Hay tres referencias a la sal en el Antiguo Testamento que pueden iluminarnos sobre su significado para Jesús:

  1. Todas las ofrendas de cereal las sazonarán con sal, y no dejarán que les falte la sal del pacto de su Dios. A todas las ofrendas deberán ponerles sal (Levítico 2:13).
  • Yo, el Señor, te entrego todas las contribuciones sagradas que los israelitas me presentan. Son tuyas, y de tus hijos y de tus hijas, como estatuto perpetuo. Este es un pacto perpetuo, sellado en mi presencia, con sal. Es un pacto que hago contigo y con tus descendientes» (Números 18:19).
  • Cuando hayas terminado de purificarlo, ofrecerás un ternero y un carnero sin defecto en presencia del Señor, y los sacerdotes los rociarán con sal y los ofrecerán como holocausto al Señor (Ezequiel 43:23-24).

Incluso los eruditos judíos no están seguros del propósito de la sal aquí, y lo que significa un “pacto de sal.” Dios ordenó que se la añadiera a cada ofrenda; era una parte esencial de todo lo se ofrecía ritualmente a Dios.

  • A diferencia de la levadura (que se pudre), la sal se conserva, y era representante de la incorrupción y la pureza.
  • La sal era un símbolo del pacto, inmutable e inalterable; en especial, pactos de fidelidad y amistad.
  • En el Medio Oriente la sal era un símbolo de amistad. Si un hombre compartiera su sal contigo, dijeron que podrías estar seguro de que él no te haría ningún daño, lo que lleva a una expresión común «hay sal entre nosotros.»
  • En las iglesias ortodoxas orientales, la sal es un ingrediente obligatorio en el pan de comunión, que refleja este requisito de la sal en una ofrenda.
  • En el tradicional rito católico del bautismo, se colocan unos granos de sal en la boca del niño como un signo de sabiduría. La sal también se agrega al agua bendita. Como sacrificios vivos, espiritualmente nos esparcimos con sal para purificarnos y ser aceptables para el Señor.

Jesús nos da un gran valor a nosotros cuando Él dice que somos la sal de la tierra. Nosotros mismos nos convertimos en ese ingrediente esencial cuando nos ofrecemos como sacrificios vivos a Dios. Reflejamos el pacto inmutable e inalterable de perdón de Dios, y la relación reconciliada en nuestras interacciones con el mundo. Ofrecemos a «compartir esa sal» en relaciones fieles con quienes nos rodean. La sal (y la luz) se sacrifican por el bien de la comunidad; es imposible recuperar la sal una vez que haya sazonado la comida, así como la energía gastada para producir luz no se puede recuperar.

Dado el valor y la importancia de la sal, es entendible que Jesús tenga una opinión muy baja de sal insípida que se desvanece y pierde su sabor. ¡No sirve para nada! Jesús habló varias veces del peligro de ella.

Lucas 14:33-35

Así, pues, cualquiera de vosotros que no renuncia a todo lo que posee, no puede ser mi discípulo. Buena es la sal; mas si la sal se hiciere insípida, ¿con qué se sazonará?  Ni para la tierra ni para el muladar es útil; la arrojan fuera. El que tiene oídos para oír, oiga. (RVR)

»De la misma manera, cualquiera de ustedes que no renuncie a todos sus bienes, no puede ser mi discípulo. La sal es buena, pero si se vuelve insípida, ¿cómo recuperará el sabor?  No sirve ni para la tierra ni para el abono; hay que tirarla fuera. El que tenga oídos para oír, que oiga.» (NVI)

Cristo está hablando de nuestra influencia única en el mundo. Para ser útil como sal (y luego luz) tienes que mantener tu diferencia. Dado que es científicamente casi imposible que la sal pierda su sabor, ¿que tenía Jesús en mente? La sal se vuelve insípida cuando se mezcla con otros minerales o es contaminada; ya no sirve para curar, preservar o sazonar. Nosotros somos la sal. El discípulo que quiere ser amigo del mundo, y no renuncia a todo lo que posee, se vuelve insípido y pierde su capacidad de ser una influencia para Cristo. El cristiano que anda en el camino espacioso se contamina y pierde su sabor. La sal y la tierra son dos cosas diferentes. El cristiano y el mundo son diferentes. Si perdemos esa diferencia, perdemos la posibilidad de impactar al mundo. La sal se mezcla con la gente de la tierra para sazonarla y preservarla. La tierra necesita sal; sin sal está corrompida, se deteriora y se pierde. Sin sal no hay sabor. Así como un plato de comida puede exigir sal, la tierra la clama (cuando la sal está buena), para hacerla más agradable.

Seguir a Jesús y ser su representante en el mundo es costoso. En comparación con nuestra devoción a Él, debemos «odiar» a nuestras familias (Lucas 14:26-27). Tenemos que asegurarnos de entender completamente en qué nos estamos metiendo antes de comprometernos a ser sal en el mundo. Si no tomamos en cuenta el costo del discipulado, evidenciado por relaciones inapropiadas con la familia y las posesiones, resultará en que seamos ineficaces como la sal insípida, e inútiles a Cristo.

La advertencia de Jesús es alarmante: No sirve ni para la tierra ni para el abono; hay que tirarla fuera. Una vez que el cristiano cae en esa situación no es posible recuperar su sabor. No sirve para nada. Esta persona tomó la decisión para seguir a Cristo sin calcular el costo (y por desgracia, pocas veces compartimos ese costo con alguien que quiere recibir a Cristo). Es como la persona en la parábola de la semilla que recibe la palabra con gozo y al principio todo parece bien (Lucas 8:1-15), pero los afanes de esta vida y el engaño de las riquezas le quitan su sal y se vuelve insípida. Me recuerda estas palabras fuertes en Hebreos 6:4-6:

Es imposible que renueven su arrepentimiento aquellos que han sido una vez iluminados, que han saboreado el don celestial, que han tenido parte en el Espíritu Santo y que han experimentado la buena palabra de Dios y los poderes del mundo venidero, y después de todo esto se han apartado. Es imposible, porque así vuelven a crucificar, para su propio mal, al Hijo de Dios, y lo exponen a la vergüenza pública.

Una referencia más a la posibilidad de dejar de ser salado

Esta referencia está en el contexto del pecado que hace que otros tropiecen:

»Pero, si alguien hace pecar a uno de estos pequeños que creen en mí, más le valdría que le ataran al cuello una piedra de molino y lo arrojaran al mar. Si tu mano te hace pecar, córtatela. Más te vale entrar en la vida manco que ir con las dos manos al infierno, donde el fuego nunca se apaga. Y, si tu pie te hace pecar, córtatelo. Más te vale entrar en la vida cojo que ser arrojado con los dos pies al infierno. Y, si tu ojo te hace pecar, sácatelo. Más te vale entrar tuerto en el reino de Dios que ser arrojado con los dos ojos al infierno, donde

»“su gusano no muere,
y el fuego no se apaga”.

La sal con que todos serán sazonados es el fuego.  La sal es buena, pero, si deja de ser salada, ¿cómo le pueden volver a dar sabor? Que no falte la sal entre ustedes, para que puedan vivir en paz unos con otros» (Marcos 9:42-50).

Buena es la sal; mas si la sal se hace insípida, ¿con qué la sazonaréis? Tened sal en vosotros mismos; y tened paz los unos con los otros (Marcos 9:50, RVR).

La primera parte del  verso 50 es casi idéntica a Lucas 14, pero en Marcos la enseñanza anterior es sobre la importancia de evitar el pecado, hasta el extremo de cortarte la mano o quitar el ojo que te hace pecar. Jesús dice que esa persona se ha vuelto insípida. Para evitar eso Jesús nos manda a hacer dos cosas:

  • Tener sal en nosotros mismos. Aquí no somos la sal, pero somos mandados por Jesús a tener sal en nosotros mismos. Necesitamos sal para purificarnos y darnos el olor fragante de Cristo. Es la presencia del Espíritu y una vida santificada que funcionan como esa sal. Si la sal no está presente en una iglesia (o en la sociedad), la gente puede caer en pecado grave.
  • Tener paz unos con otros. La presencia de esa sal nos ayuda a vivir en paz. Necesitamos la sal purificadora para mantener nuestra comunión y paz con otros, lo que nos ayuda a evitar el pecado.

La «sal» que Dios usa en nosotros es el fuego, para purificarnos y asegurarnos de no terminar en los fuegos del infierno. Podría ser el bautismo de fuego, el bautismo del Espíritu Santo. Debemos tener sal entre nosotros, dando como resultado relaciones pacíficas y positivas. Este es el aspecto relacional de la sal que observamos en la sociedad del Oriente Medio. Debemos ser escrupulosos en evitar cualquier cosa que podría contaminar nuestra sal y volvernos inútiles, hasta el punto de cortar la extremidad que nos hace pecar. Si perdemos nuestra salinidad y hacemos tropezar a un «pequeño,» seremos arrojados y pisoteados en el fuego del infierno. No hay manera de volver y ser salados de nuevo.

El cristiano que no logra lidiar con el pecado en su vida y carece de relaciones positivas con otros ha perdido su sal, su capacidad de tener un impacto parecido a Cristo en el mundo. Dios no nos salva para estar entretenidos en la iglesia, sino para salir e impactar al mundo que nos rodea. Tú eres la sal de la tierra. ¿Cuántos cristianos insípidos conoces? Pueden calentar una banca en la iglesia y pagar su diezmo, pero son inútiles en el reino de Dios. ¿Cómo está tu sal? Sabemos que Dios es paciente y misericordioso, pero no juegues con Dios. El que tenga oídos para oír, que oiga.

 

Qué hacer cuando te encuentras en un calabozo Hechos 16:6-40

En el libro de Hechos vemos un patrón sencillo para alguien que quiere ser útil en las manos del Señor: estar disponible, escuchar su voz, y obedecer lo que dice. Aquí vemos a Pablo siguiendo ese patrón, y una progresión de tres etapas muy parecida a la vida de nuestro Señor Jesús.

Prepararse para la obra que Dios tiene para ti

Primero, en el confort de la casa y la iglesia, esperamos para el Señor para discernir su voluntad.

Atravesaron la región de Frigia y Galacia, ya que el Espíritu Santo les había impedido que predicaran la palabra en la provincia de Asia. Cuando llegaron cerca de Misia, intentaron pasar a Bitinia, pero el Espíritu de Jesús no se lo permitió.

Aquí Pablo va tocando puertas – y las encuentra cerradas. No está en pecado; estoy seguro que había orado y sabe que había gran necesidad en Asia (la que hoy en día es Turquía). Está disponible y tiene un deseo ardiendo de predicar el evangelio en todo el mundo. Hay un dicho que no se puede dirigir un carro estacionado; a veces tenemos que tocar a varias puertas antes de que una se abra. Pero también hay tiempos cuando tenemos que orar y esperar. Si hay una duda o inquietud, puede ser mejor quedarse donde estés hasta que recibas una confirmación para mover.

¿Cómo es que el Espíritu no les permitió predicar en Bitinia? ¿Cómo es que fueron prohibidos por el Espíritu predicar en Asia? No sabemos. Puede ser por las circunstancias, el consejo de un hermano en Cristo, o una voz interior. ¿Hay veces en tu vida cuando dirías que fuiste prohibido por el Espíritu hacer algo, o cuando Él no permitió algo? En mi experiencia, empieza con una inquietud, casi un pavor. Algo que en sí es bueno de repente siembra temor en tu corazón. Algo que tenías muchas ganas de hacer, de repente es como la última cosa que quieres hacer.

Hay gente terca que insiste en seguir adelante e ignorar la dirección del Espíritu, y el hecho es que hay que discernir:

  • La oposición, ¿es del diablo? ¿Tenemos que batallar contra él?  Satanás también puede impedirnos. Pablo escribió en 1 Tesalonicenses 2:18: Sí, deseábamos visitarlos —yo mismo, Pablo, más de una vez intenté ir—, pero Satanás nos lo impidió.
  • ¿Está el Señor probándonos y enseñándonos la perseverancia y fe?
  • ¿O es un simple “no” de parte de Dios?

Es muy peligroso entrar en un lugar que el Espíritu te ha prohibido entrar. He oído historias de misioneros que fueron prohibidos para entrar en un país, y resulta que había un golpe de estado y estaría muy peligroso para ellos allí. Hay muchas historias de alguien que cree que Dios no quiere que abordara un vuelo, y ese avión se estrelló.

Entonces, pasando de largo por Misia, bajaron a Troas. Durante la noche Pablo tuvo una visión en la que un hombre de Macedonia, puesto de pie, le rogaba: «Pasa a Macedonia y ayúdanos». 10 Después de que Pablo tuvo la visión, en seguida nos preparamos para partir hacia Macedonia, convencidos de que Dios nos había llamado a anunciar el evangelio a los macedonios.

Una visión de noche es parecida a un sueño, pero más impresionante y más memorable. Pablo estaba disponible; ahora recibe una llamada clara para ir a Macedonia, y en seguida obedece. Hasta ahora ha estado con sus hermanos, esperando en el Señor. Es como nosotros, en tiempos lindos de comunión con Dios en casa, o en la iglesia con el compañerismo cariñoso de los hermanos. Pero después de ese culto lindo el domingo, el lunes tenemos que volver a trabajar, o a la escuela, o a los problemas en la casa. La segunda etapa ya llegó para Pablo y sus compañeros (Silas, Timoteo y Lucas).

Entrando en el campo de batalla

Ahora entran en su misión, listos para invadir el territorio del diablo y proclamar las buenas nuevas. Pero, tal como Jesucristo, están en un camino que termina con la cruz.

11 Zarpando de Troas, navegamos directamente a Samotracia, y al día siguiente a Neápolis. 12 De allí fuimos a Filipos, que es una colonia romana y la ciudad principal de ese distrito de Macedonia. En esa ciudad nos quedamos varios días.

Van en barco, cruzando el mar Egeo a Macedona, primero a Samotracia (una isla pequeña y montañosa) y al día siguiente a Neápolis. De costumbre Pablo va primero a la ciudad principal de la provincia; de allí salen para evangelizar a los otros distritos.

En Filipos encuentran una ciudad próspera (había minas de oro y plata cercanas) y pagana. En la entrada a la ciudad un arco anunciaba una prohibición en contra de traer una religión desconocida a la ciudad. Era una ciudad muy romana, con muchos soldados romanos jubilados. No había una sinagoga, y posiblemente ningunos judíos.

Cuando llegaron, no empezaron a evangelizar inmediatamente, sino pasaron unos días en oración, posiblemente en ayuno, conociendo la ciudad, para discernir cuáles son los principados y potestades operando en ella. Se enteraron  que hay una reunión de oración junto al rio, y esperan para el sábado.

13 El sábado salimos a las afueras de la ciudad, y fuimos por la orilla del río, donde esperábamos encontrar un lugar de oración. Nos sentamos y nos pusimos a conversar con las mujeres que se habían reunido.

Son obedientes a la prohibición de evangelizar dentro de la ciudad. En ese entonces, como hoy, a menudo muchas veces son las mujeres las que se reúnen para orar. Es un pequeño comienzo, pero llama la atención del maligno. Al principio se puede cuestionar por qué Dios los llamó a Macedonia. No parece un campo muy fértil. No hay sinagoga. No pudo predicar en el foro. Hay solo unas mujeres en su primera reunión. No hay milagros o liberaciones. Pero empezamos con lo que el Señor nos dé, y muchos milagros y grandes números no son siempre el signo del éxito. En la primera ronda Cristo gana un alma.

14 Una de ellas, que se llamaba Lidia, adoraba a Dios. Era de la ciudad de Tiatira y vendía telas de púrpura. Mientras escuchaba, el Señor le abrió el corazón para que respondiera al mensaje de Pablo. 

Púrpura era una tela costosa, que fue levada como muestra de nobleza o realeza. Tiatira era una ciudad en el interior de Asia, a unos 600 km de Filipos. Era una de las 7 iglesias que recibió cartas en Apocalipsis. Los tintoreros de Tiatira eran famosos por su conocimiento del secreto de la tintura de púrpura con la raíz de rubia. Lidia vino a Filipo para vender púrpura. Era extranjera, bastante rica, y posiblemente con más conocimiento del judaísmo que los demás.

Nosotros tenemos que hacer nuestra parte y anunciar la palabra, pero el Señor abre los corazones para escuchar y responder al mensaje. Hay que orar que Dios abriera los corazones de compañeros de trabajo, amigos, y familiares.

15 Cuando fue bautizada con su familia, nos hizo la siguiente invitación: «Si ustedes me consideran creyente en el Señor, vengan a hospedarse en mi casa». Y nos persuadió.

Muchas veces una iglesia empieza con una familia. En el pasado, con familias muy grandes, podía incluir a mucha gente; hoy en día no tanto. Parece que de las mujeres allí junto al rio, solo Lidia aceptó al Señor, y entonces compartió la palabra con su familia. Nunca menciona un esposo. Como una comerciante, ella tenía una casa grande y cómoda. Ya el Señor suplió un lugar, y los hermanos se quedan allí, en obediencia a las instrucciones que Jesús había dado a sus discípulos (Lucas 10:7).

La batalla intensifica: Choque de reinos

Cuando nos ocupamos en la obra del Señor, y el Espíritu Santa está manifestándose con conversiones y milagros, el diablo y sus demonios también se manifestarán.

16 Una vez, cuando íbamos al lugar de oración, nos salió al encuentro una joven esclava que tenía un espíritu de adivinación. Con sus poderes ganaba mucho dinero para sus amos. 17 Nos seguía a Pablo y a nosotros, gritando: —Estos hombres son siervos del Dios Altísimo, y les anuncian a ustedes el camino de salvación.

Muchas veces habrá oposición de camino para la iglesia, a la oración: una discusión con la esposa, problemas con los hijos, un carro que no arranca. Esta muchacha era una esclava; tenía amos, y ellos probablemente estaban abusándola.  A menudo en el ministerio de Jesús la persona endemoniada le reconoció a Él como Hijo de Dios (mucho más que la gente religiosa). Los demonios reconocen al verdadero siervo de Dios; tiene temor de ellos, pero por alguna razón también llama la atención a ellos. No te apures si los demonios se manifiestan en tu presencia, es una confirmación que tu estas lleno del Espíritu de Dios.

En el griego este espíritu se llama un espíritu pitónico. Los espíritus tienen nombres, y este es un espíritu muy feo. Está presente en el mundo de hoy en día, a veces en la iglesia, donde se disfraza como un espíritu de profecía. Adivinación es predecir el futuro; realmente puede tener alguna revelación del futuro, pero como siempre con el diablo, es mezclada con mentiras.

Pablo no quiere este tipo de testimonio. En primer lugar, era contra la ley para evangelizar dentro de la ciudad, y no quiere llamar la atención del pueblo. La gente pagaba para los servicios de la muchacha; ella ganaba mucho dinero para sus amos, y Pablo no quería problemas con ellos.

La segunda ronda: Cristo gana una mas

18 Así continuó durante muchos días. Por fin Pablo se molestó tanto que se volvió y reprendió al espíritu: —¡En el nombre de Jesucristo, te ordeno que salgas de ella!

Y en aquel mismo momento el espíritu la dejó.

¿Por qué esperaba tanto tiempo Pablo para reprender al espíritu? Posiblemente ya sabía que habría consecuencias feas de parte de sus amos. Puede ser una pandilla de narcotraficantes, prostitutas, o gente con otro vicio, pero siempre es peligroso cuando nos metemos en cuestiones de dinero. Fueron “muchos días” que ella los seguía; por fin Pablo está harto y reprendió al espíritu con autoridad, en el nombre de Jesús. Tú tienes ese mismo poder y autoridad para reprender a espíritus inmundos, pero no es algo que hacemos a la ligera; hay que estar preparado espiritualmente y listo para las consecuencias.

Nuestra tendencia es pensar que cuando andamos así en el poder de Dios habrá bendición y todo va a estar bien, pero muchas veces no es así. Puede ser que tú  amas al Señor y estás caminando en obediencia a Él, pero de repente todo el infierno se ha desatado. No necesariamente significa que estás en pecado o que Dios está enojado contigo.

Tercera ronda: Se acercan a la cruz azotado por del enemigo

19 Cuando los amos de la joven se dieron cuenta de que se les había esfumado la esperanza de ganar dinero, echaron mano a Pablo y a Silas y los arrastraron a la plaza, ante las autoridades. 20 Los presentaron ante los magistrados y dijeron: —Estos hombres son judíos, y están alborotando a nuestra ciudad, 21 enseñando costumbres que a los romanos se nos prohíbe admitir o practicar.

Los amos no tenían interés en el bienestar de la muchacha; solo están pensando en la plata, y su placer abusando a la muchacha. Además de las cuestiones de raza, cultura, religión, y economía, Pablo y sus compañeros habían quebrado la norma de no introducir nuevas creencias a la ciudad.

22 Entonces la multitud se amotinó contra Pablo y Silas, y los magistrados mandaron que les arrancaran la ropa y los azotaran.

No sabemos qué pasó con Timoteo y Lucas, pero allí están el gran apóstol con Silas, desnudos. Ser azotado con varas era algo muy fuerte. Azotaron todo el cuerpo, incluso los pies, para quebrar los huesos de los pies. Los judíos tenían un límite de 39 veces, pero los romanos no tenían límite. Muchos murieron del azoteo de varas.

23 Después de darles muchos golpes, los echaron en la cárcel, y ordenaron al carcelero que los custodiara con la mayor seguridad. 24 Al recibir tal orden, este los metió en el calabozo interior y les sujetó los pies en el cepo.

Están sangrientos, desnudos, con seguridad alta, en el calabozo más adentro de la cárcel, con los pies en el cepo. En una provincia romana, pero claramente extranjeros, y sin abogado. La situación está muy mala. ¿Por qué? ¿Dónde está Dios? ¿Qué hicieron mal? ¿Han pecado? ¡No! En este mundo hay veces cuando estamos azotados con varas – emocionalmente y espiritualmente – y parece que el enemigo ha ganado la batalla. No hay ninguna esperanza. Pablo está listo para morir. Años después él escribió a la iglesia en Filipos:

Para mí el vivir es Cristo y el morir es ganancia.  Ahora bien, si seguir viviendo en este mundo representa para mí un trabajo fructífero, ¿qué escogeré? ¡No lo sé!  Me siento presionado por dos posibilidades: deseo partir y estar con Cristo, que es muchísimo mejor,  pero por el bien de ustedes es preferible que yo permanezca en este mundo (Filipenses 1:21-24).

¿Te sientes como estás en el calabozo más adentro de una prisión? ¿Atado por el enemigo? ¿Cautivo de algún pecado? ¿Estás pasando por circunstancias muy duras? Puede que no veas ninguna salida. Solo hay oscuridad. Los pies están en el cepo. Victoria parece imposible. Pero tu circunstancia, ¿está peor que la de Pablo y Silas? Creo que no. Entonces, ¿qué esperanza hay? ¿Qué puedes hacer?

El varón de Dios se levanta para la cuarta ronda

25 A eso de la medianoche, Pablo y Silas se pusieron a orar y a cantar himnos a Dios, y los otros presos los escuchaban. 

Cuando no hay más nada que puedes hacer, alaba a Dios. Hay poder en la alabanza. Adoramos a Dios no solo porque se siente bien y la música es linda; el diablo huye frente a nuestras alabanzas. Puede que no tengas una Biblia, pero siempre puedes orar y adorar. A medianoche Pablo y Silas están cantando alabanzas a Dios. En la hora más oscura, alaba a Dios. Con el corazón quebrantado, alaba a Dios. Cántale al Señor. En la ducha, alaba a Dios. ¿Y si los vecinos te oyen? Confía en Dios para usar tu testimonio. Hay un corrito viejo: “Cuando el pueblo del Señor alaba a Dios, suceden cosas maravillosas. Hay sanidad, liberación, se siente la bendición.” ¿Estaban declarando liberación? ¿Estaban pidiendo por la libertad de los demás presos? ¿Declararon un gran terremoto? Yo creo que no. Yo creo que en su oración pidieron un milagro, pero entregaron sus vidas otra vez a Dios, confiando en Él, y entonces empezaron a alabar y adorar.

La alabanza suelta una gran victoria para Dios

26 De repente se produjo un terremoto tan fuerte que la cárcel se estremeció hasta sus cimientos. Al instante se abrieron todas las puertas y a los presos se les soltaron las cadenas.

Cuando Cristo murió en la cruz, el diablo creía que había vencido al Hijo de Dios. Jesús estaba en el sepulcro, muerto. Pablo está en el calabozo más adentro, casi muerto. Pero Dios siempre tiene la última palabra.

Cuando Jesús resucitó, había un terremoto: Sucedió que hubo un terremoto violento, porque un ángel del Señor bajó del cielo y, acercándose al sepulcro, quitó la piedra y se sentó sobre ella (Mateo 28:2). Ahora hubo otro gran terremoto.

No tenemos que saber cómo Dios va a hacerlo; en este caso Él fue mucho más allá de sus expectativas. ¿Crees que Dios puede mandar un gran terremoto? ¡Seguro que sí! ¡No hay nada difícil para Él! Puede sacudir los cimientos de tu casa, tu pueblo y tu país. Puede abrir puertas para ti, y romper todas las cadenas de tu vida.

Cuando Dios bendice tu vida, muchas veces tu familia y todos alrededor beneficiarán también; todas las puertas se abrieron y todas las cadenas de los presos se les soltaron.

27 El carcelero despertó y, al ver las puertas de la cárcel de par en par, sacó la espada y estuvo a punto de matarse, porque pensaba que los presos se habían escapado. Pero Pablo le gritó: 28 —¡No te hagas ningún daño! ¡Todos estamos aquí!

Dios abrió las puertas y los soltó de sus cadenas. Les dio la oportunidad para salir y huir de la ciudad. Pero no, se quedaron adentro, y Dios hizo algo impresionante en los demás presos también: ningunos de ellos huyeron. Tal vez estaban abrumados con el poder y la gloria de Dios y las alabanzas de Pablo y Silas tocaron sus corazones.  Pablo se levanta en autoridad: Dios vino para salvar, no para matar, y Pablo sabe que Dios ama al carcelero también.

Otra ronda, por la noche, y una familia ganada para Cristo

29 El carcelero pidió luz, entró precipitadamente y se echó temblando a los pies de Pablo y de Silas. 30 Luego los sacó y les preguntó: —Señores, ¿qué tengo que hacer para ser salvo?

Cuando tú tienes el favor de Dios, gente poderosa del mundo vendrá temblando y se postrarán a tus pies, buscando la bendición de Dios. ¿Crees que Dios puede trabajar en tu vida también de tal manera que otros vean el poder de Dios y te pregunten cómo ser salvos?

31 —Cree en el Señor Jesús; así tú y tu familia serán salvos —le contestaron.

La salvación es una cuestión de fe y relación con Jesucristo. De este verso surge una creencia común que la salvación de toda la casa es prometida cuando tú aceptas a Jesús. Es la voluntad de Dios, y muchas veces pasa como resultado de tu testimonio, pero no es automática. Cada persona necesita fe y tiene que tomar esa decisión; tu fe no puede salvar a otra persona. Puedes orar por él en fe y testificar en fe, pero él tiene que tomar su propia decisión.

32 Luego les expusieron la palabra de Dios a él y a todos los demás que estaban en su casa. 33 A esas horas de la noche, el carcelero se los llevó y les lavó las heridas; en seguida fueron bautizados él y toda su familia. 34 El carcelero los llevó a su casa, les sirvió comida y se alegró mucho junto con toda su familia por haber creído en Dios.

Pudo haber sido la una de la mañana. No importa. No sabemos qué pasó con los demás presos. Pablo y Silas están cubiertos con sangre y gravemente heridos, pero antes que nada hablaron la palabra de Dios a todos en la casa. Entonces el carcelero lavó sus heridas, y tal vez en el mismo lugar donde los limpió, el carcelero y su familia fueron bautizados. Otra vez vemos la importancia del bautismo; no esperaron la mañana o un culto con los otros creyentes. Tal vez Dios sanó las heridas de Pablo y Silas, y todos comieron. Dios llenó esa casa de gozo.

El final de la historia: expulsados de la ciudad

35 Al amanecer, los magistrados mandaron a unos guardias al carcelero con esta orden: «Suelta a esos hombres». 36 El carcelero, entonces, le informó a Pablo: —Los magistrados han ordenado que los suelte. Así que pueden irse. Vayan en paz.

37 Pero Pablo respondió a los guardias: —¿Cómo? A nosotros, que somos ciudadanos romanos, que nos han azotado públicamente y sin proceso alguno, y nos han echado en la cárcel, ¿ahora quieren expulsarnos a escondidas? ¡Nada de eso! Que vengan ellos personalmente a escoltarnos hasta la salida.

Ellos no huyeron por las puertas abiertas de la cárcel, y ahora los magistrados les ofrecen su libertad. Otra vez parece que Dios está moviéndose a su favor. El carcelero está contento para comunicar esa decisión, pero Pablo dice que no: Era ilegal azotar a un ciudadano romano con varas, o echarlos en la cárcel sin una sentencia. Evidentemente Silas también era ciudadano romano; era una privilegio difícil de conseguir y valioso. Dios había preparado esa bendición para ellosde antemano. No es pecado reclamar tus derechos delante de la ley.

38 Los guardias comunicaron la respuesta a los magistrados. Estos se asustaron cuando oyeron que Pablo y Silas eran ciudadanos romanos, 39 así que fueron a presentarles sus disculpas. Los escoltaron desde la cárcel, pidiéndoles que se fueran de la ciudad. 40 Al salir de la cárcel, Pablo y Silas se dirigieron a la casa de Lidia, donde se vieron con los hermanos y los animaron. Después se fueron.

Ahora los magistrados tienen temor; ruegan a los hermanos que saliesen. Tienen un culto final, y se van de la ciudad. ¡Qué introducción a Macedonia!

Pablo y Silas casi murieron. Dejaron dos familias y tal vez unos presos para establecer una iglesia. Al principio pareció una derrota, una gran victoria para el diablo. Pero Dios es fiel, y Él se glorificó de una manera muy impresionante. No importa donde estés o que esté pasando en tu vida. Alaba a Dios. Él puede mover montañas.