Tú eres la luz del mundo Mateo 5:14-16

Otro propósito del discípulo de Jesús, paralelo al de la sal, es ser luz en el mundo.

Un tema importante en la Biblia

El evangelio de San Juan (1:5-9) empieza con la llegada de la luz a este mundo oscuro:

La luz en las tinieblas resplandece, y las tinieblas no prevalecieron contra ella. Hubo un hombre enviado de Dios, el cual se llamaba Juan. Este vino por testimonio, para que diese testimonio de la luz, a fin de que todos creyesen por él. No era él la luz, sino para que diese testimonio de la luz. Aquella luz verdadera, que alumbra a todo hombre, venía a este mundo. (RVR)

Jesús trajo la luz a Judá, por un breve tiempo:

Entre tanto que estoy en el mundo, luz soy del mundo (Juan 9:5, RVR).

Jesús vino con esa luz y encendió la luz en sus discípulos. Cuando Él regresó a su Padre, nos dejó para ser esa luz del mundo. Ahora hay millones de luces brillando la luz de Cristo en el mundo entero. Jesús nos dio su luz; somos luz, y las tinieblas no pueden prevalecer contra nosotros, pero para ser la luz del mundo, Él tiene que ser la luz de tu vida. El propósito de Dios, en el Sermón del Monte (Mateo 5) que estamos estudiando, es que iluminemos a todos:

14 Ustedes son la luz del mundo. Una ciudad en lo alto de una colina no puede esconderse.

Ya hemos visto que somos sal, que preserva y sazona la vida en este mundo. Poca sal sazona bastante comida; así también una sola luz ilumina todo un lugar. El mundo es un lugar oscuro; a pesar de la abundancia de luz artificial, espiritualmente permanece muy oscuro. No se puede esperar que el gobierno o alguien en el mundo lo iluminen, es la responsabilidad de la iglesia; nosotros ofrecemos la única luz verdadera. La iglesia debe ser esa ciudad asentada sobre un monte, conocida y visible para todos. Tenemos que hacer brillar la luz; no debemos andar escondidos.

No escondas tu luz

15 Ni se enciende una luz y se pone debajo de un almud, sino sobre el candelero, y alumbra a todos los que están en casa.

Nadie enciende una lámpara y luego la pone debajo de una canasta. En cambio, la coloca en un lugar alto donde ilumina a todos los que están en la casa. (NLT)

No es lógico encender una lámpara y luego ponerla debajo de un cajón o una canasta. La lámpara está colocada para dar la máxima luz al lugar. Una pequeña lámpara o vela trae luz a toda una habitación. Debemos posicionarnos para dar la máxima luz; no debemos ser una comunidad cerrada.

La luz es buena. Es cruel dejar a la gente perdida en la oscuridad cuando tenemos la luz que necesitan. ¡Cristo nos manda a alumbrarlos!

Así nos lo ha mandado el Señor: »“Te he puesto por luz para las naciones,
a fin de que lleves mi salvación hasta los confines de la tierra”»
(Hechos 13:47).

Cómo mostrar la luz

16 Hagan brillar su luz delante de todos, para que ellos puedan ver las buenas obras de ustedes y alaben al Padre que está en el cielo.

Jesús nos manda a hacer brillar nuestra luz delante de todos. Es nuestra responsabilidad asegurar de que estemos brillando. Debes estar orgulloso de esa luz. El resultado debe ser alabanzas al Padre. Deben ver al Padre en nosotros; si nosotros recibimos la gloria hay algo malo.

Una lámpara sin aceite es inútil. Tú puedes tener la lámpara más fina, más hermosa, pero sin aceite (o electricidad), no es útil. Cuando la bombilla se apaga, la luz se va. Hay cristianos que parecen muy espirituales, pero no tienen aceite en sus lámparas; andan en la oscuridad, y no son diferentes del mundo oscuro que los rodea.

¿Cuál es la mejor manera de hacer brillar nuestra luz? ¡Con buenas obras! Más que programas y cultos en la iglesia, impactamos nuestra comunidad con buenas obras. Queremos que el mundo las vea, pero no para llamar la atención a nosotros mismos. Deben mostrar el poder y el amor de Dios, y resultar en alabanza y gloria a su Nombre.

Por desgracia, tal vez la mayoría de la gente en las iglesias no brilla su luz y carece de buenas obras. ¡Están robando a su Padre de mucha gloria!

¿Cómo está tu luz?

  • ¿Está brillando delante del mundo?
  • ¿Cómo están tus obras? ¿Cómo están las obras de tu iglesia?
  • ¿Cuándo fue la última vez que oíste a un inconverso alabar al Señor por las buenas obras de la iglesia?
  • ¿Cómo puedes cambiar tu vida y tu iglesia para fomentar más buenas obras?

El ojo: la lámpara del cuerpo

Más adelante, en el mismo sermón, Jesús vuelve al tema de la luz. Es cierto que somos la luz, pero hay algunas cosas que tenemos que hacer para mantener esa luz encendida:

»El ojo es la lámpara del cuerpo. Por tanto, si tu visión es clara, todo tu ser disfrutará de la luz.  Pero, si tu visión está nublada, todo tu ser estará en oscuridad. Si la luz que hay en ti es oscuridad, ¡qué densa será esa oscuridad! (Mateo 6:22-23)

Así como la luz que brillamos en el mundo debe echar fuera toda la oscuridad y traer luz a todos, así también la luz que entra en nosotros debe echar fuera todas las tinieblas y llenarnos de luz. ¿Cómo entra la luz en nosotros? A través del ojo: Si tu visión es clara, todo tu ser disfrutará de la luz; pero si está nublada, todo tu ser estará en la oscuridad. Esa luz (o esa oscuridad) es la fuente de tus palabras, pensamientos y acciones.

¿Cómo son tus ojos? ¿Qué estás mirando en Internet? ¿Inmundicia? ¿Mentiras y cosas sin ningún valor? ¿Qué clase de tele y películas ves? ¿Están tus ojos llenos de lujuria? ¿Ves solo lo feo y negativo en el mundo que te rodea? ¿O buscas la belleza en cada persona y en la creación de Dios? El Salmo 119 dice que la Palabra es lámpara para nuestros pies. ¿Estás leyendo y estudiando la Palabra?

Aquí, es en el contexto de atesorar cosas en el cielo, y la imposibilidad de servir a dos amos (Dios y el dinero). Si estamos preocupados con riquezas y cosas materiales, tendremos ojos de codicia. Todo lo que vemos será influenciado por esa codicia, y la luz no puede entrar.

Para brillar en este mundo oscuro, tenemos que mantener una luz interior. Nosotros tenemos algún control de la luz que permitimos que entre en nuestras vidas; todo depende del ojo, de lo que vemos.

Si tu visión es clara, todo tu ser disfrutará de la luz; pero si está nublada, todo tu ser estará en la oscuridad.

No se trata solo de lo que vemos, sino también de una visión clara. Demasiadas personas tienen visión nublada; no tienen dirección en sus vidas, y andan a medias ciegas. Alguien que usa anteojos sabe muy bien cómo es: La primera cosa que buscas en la mañana cuando te levantas son los lentes; sin ellos apenas puedes hallar el baño, y puedes tropezar y caer. La Biblia es nuestros anteojos; aclara la visión y nos ayuda a ver las cosas como Dios las ve. He escuchado historias de alguien, tal vez en un lugar muy aislado, que no sabe nada de lentes. Ha andado por muchos años con su visión nublada, pero no sabe que hay otra opción. Un día alguien viene con anteojos, y de repente su visión es clara. ¡Es como un mundo nuevo!

Durante muchos años yo usé lentes de contacto o anteojos. Aunque tenía unas inquietudes, decidí hacerme una cirugía láser. ¡Que milagro! ¡Eran como ojos nuevos! La meta para el cristiano es tener una “cirugía láser” espiritual, donde la Palabra de Dios esté tan integrada en nuestras vidas, y el Espíritu Santo esté tan presente, que siempre andemos con esa visión clara.

Lo triste es tener una visión nublada, pero negar que hay un problema y pensar que todo está bien. La Nueva Traducción Viviente nos ayuda comprender lo que puede suceder: Y si la luz que crees tener en realidad es oscuridad, ¡qué densa es esa oscuridad! Parece que el cristiano engañado, el que permite la oscuridad en su vida, experimenta una oscuridad aun peor que el incrédulo. Pierde su eficacia en el mundo como luz, y anda en las tinieblas.

¿Cómo es tu ojo? ¿Llenas todo tu cuerpo con la oscuridad de las pantallas de computadoras, teléfonos y televisores? Hoy, más que nunca, nos llenamos con muchas cosas feas que ofenden a Dios. La luz está apagada; no alumbramos al mundo y andamos en las tinieblas.

—¿Acaso el día no tiene doce horas? —respondió Jesús—. El que anda de día no tropieza, porque tiene la luz de este mundo. Pero el que anda de noche sí tropieza, porque no tiene luz (Juan 11:9-10).

¿Has tropezado? Jesús tiene una promesa aquí para ti: si andas de día, en su luz, no tropezarás. Si has tropezado, puede ser un problema con tu ojo; no tienes esa luz interior para alumbrar tu camino. Aunque hace mucho sol, estás andando de noche.

¿Tinieblas o luz?

Este es el mensaje que hemos oído de él y que les anunciamos: Dios es luz y en él no hay ninguna oscuridad. Si afirmamos que tenemos comunión con él, pero vivimos en la oscuridad, mentimos y no ponemos en práctica la verdad. Pero, si vivimos en la luz, así como él está en la luz, tenemos comunión unos con otros, y la sangre de su Hijo Jesucristo nos limpia de todo pecado (1 Juan 1:5-7).

Por desgracia, muchos cristianos quieren las bendiciones de Dios, pero a la misma vez quieren llenar los ojos con la perversidad de las tinieblas. Juan sabía que el compromiso de muchas personas era meras palabras, incluso en ese día: se llama a sí mismo cristiano, dice que tiene comunión con Dios, pero anda en tinieblas. Esa persona es engañosa y mentirosa, como el padre de la mentira. Dios es pura luz; no hay sombra ni tinieblas en Dios.

Hay dos resultados muy importantes de andar en la luz, cosas que el hipócrita que anda en tinieblas no puede experimentar:

  • Comunión con otros creyentes que también andan en la luz. Si te falta esa comunión, puede ser que tú estés andando en tinieblas; o puede ser que la otra persona sea un mentiroso y ande en las tinieblas.
  • El perdón de los pecados. Sí, es por fe que recibimos la salvación y el perdón de los pecados, pero sabemos que el arrepentimiento es necesario. La persona que sigue practicando el pecado y anda en las tinieblas, no recibe ese perdón. Hay libertad y pureza para la persona que anda en la luz de Jesús, perdonada.

Cómo permanecer en la luz

Por otra parte, lo que les escribo es un mandamiento nuevo, cuya verdad se manifiesta tanto en la vida de Cristo como en la de ustedes, porque la oscuridad se va desvaneciendo y ya brilla la luz verdadera.

El que afirma que está en la luz, pero odia a su hermano, todavía está en la oscuridad. El que ama a su hermano permanece en la luz, y no hay nada en su vida que lo haga tropezar. Pero el que odia a su hermano está en la oscuridad y en ella vive, y no sabe a dónde va porque la oscuridad no lo deja ver (1 Juan 2:8-11).

Aquí existe otro posible engaño: decir que estás en la luz, pero carecer de amor por tu hermano. Esa persona está en tinieblas.

  • Las tinieblas están pasando; la luz brillante de la iglesia debe dar más y más luz a este mundo oscuro.
  • La luz no permite el odio, sino engendra el amor y buenas relaciones.
  • Quien ama permanece en la luz.
  • No hay tropiezo en la persona que ama y anda en la luz.
  • Hay un gran problema si alguien aborrece a su hermano:
    • Está en tinieblas
    • Anda en tinieblas
    • No sabe a dónde va
    • Las tinieblas han cegado los ojos. En lugar de ojos puros, abiertos a la luz, el que anda en las tinieblas se queda ciego.

El hombre pecador resiste la luz

Parece que la luz atraería a la gente del mundo, como una luz atrae a insectos en la noche, pero no es así:

Esta es la causa de la condenación: que la luz vino al mundo, pero la humanidad prefirió las tinieblas a la luz, porque sus hechos eran perversos.  Pues todo el que hace lo malo aborrece la luz, y no se acerca a ella por temor a que sus obras queden al descubierto.  En cambio, el que practica la verdad se acerca a la luz, para que se vea claramente que ha hecho sus obras en obediencia a Dios» (Juan 3:19-21).

El mundo necesita la luz. A la mayoría de la gente le gusta la luz. Quieren la luz; solo cuando estén dormidos quieren la oscuridad. Los malvados permanecen en la oscuridad para ocultar su pecado.

La respuesta de alguien a la luz revela si anda en obras malas o en la verdad. Jesús también dijo que el mundo nos aborrecerá (Juan 17:14). No te sorprendas si hay gente que te evita cuando tu luz brilla intensamente; no quieren que sus obras sean reveladas o reprendidas. Pero es mejor que la luz revele sus obras ahora, porque algún día la luz lo revelará todo:

No hay nada escondido que no esté destinado a descubrirse; tampoco hay nada oculto que no esté destinado a ser revelado (Marcos 4:22).

Pero todo lo que la luz pone al descubierto se hace visible, porque la luz es lo que hace que todo sea visible (Efesios 5:13).

Si nosotros no brillamos la luz que hay en nosotros, el mundo permanecerá en oscuridad. Nuestras vidas y buenas obras deben revelar la corrupción e hipocresía que hay en el gobierno, en el mundo de negocios y en la iglesia.

¿Hay cosas escondidas en tu vida? ¿En tu familia? ¿En tu iglesia? Ya sea en tu matrimonio o tu trabajo, siempre es mejor confesar el pecado que pueda haber y arreglar la situación. Cuando intentamos ocultarlo, casi siempre sale peor. Es un principio para toda la vida: todo secreto saldrá a la luz (NTV). Nuestras vidas deben ser transparentes, sin nada que ocultar. ¿Tienes secretos que no quieres que se revelen? ¿Cuáles serán las consecuencias cuando salgan a la luz?

¡Qué bueno saber que los secretos ocultos del reino de Dios también serán revelados!

Andar en la luz

—Ustedes van a tener la luz solo un poco más de tiempo —les dijo Jesús—. Caminen mientras tengan la luz, antes de que los envuelvan las tinieblas. El que camina en las tinieblas no sabe a dónde va. Mientras tengan la luz, crean en ella, para que sean hijos de la luz.

Yo soy la luz que ha venido al mundo, para que todo el que crea en mí no viva en tinieblas (Juan 12:35-36; 46).

Si tienes la luz de Jesús y estás caminando con Él, debes tener dirección y saber a dónde vas. Si te sientes perdido, puedes estar caminando en tinieblas y no tienes comunión con la luz. Si no andas diariamente en la luz, las tinieblas pueden sorprenderte.

Jesús ha dicho que nosotros somos la luz del mundo, pero tú y yo podemos ser esa luz solo porque Jesús es la luz. ¿Eres un hijo o una hija de la luz? Jesús quiere liberarte de las tinieblas; si crees en Él, su promesa es que no permanecerás en la oscuridad.

Una vez más Jesús se dirigió a la gente, y les dijo: —Yo soy la luz del mundo. El que me sigue no andará en tinieblas, sino que tendrá la luz de la vida (Juan 8:12).

Ya hemos hablado del ojo como la lámpara del cuerpo. Fija tus ojos en Cristo y síguele. Tenemos que andar para ser sal y luz. Aquí tienes otra promesa: si sigues a Jesús, tú tendrás la luz de la vida (el mismo Jesús), y no andarás en tinieblas. Puede llegar a ser muy complicado, analizando todo para ver si agrada a Dios o no, o simplemente puedes seguir a Jesús. Su luz expulsará toda la oscuridad de tu vida. Si andas apegado a Jesús, compartirás en su luz e iluminarás tu mundo.

¡Jesús te ha confiado una tarea muy importante! Dios es luz, y tú eres la luz del mundo. ¿Estás andando en tinieblas? ¿Estás siguiendo a Jesús? ¿Cómo es tu luz? ¿Está brillando la luz de Jesús en tu vida? ¿Qué puedes hacer para que brille más?