Cómo permanecer en Jesús y en su amor; Juan 15:1-10

Ya has tenido la oportunidad para entrar por la puerta estrecha y evaluar el costo de ser un discípulo de Jesucristo. Es un cambio tan radical que Jesús dice que la única manera de ser su discípulo es nacer de nuevo. No podemos rehabilitar al viejo hombre; tenemos que crucificarlo y empezar de nuevo, con la fe sencilla de un niño. Todavía estás leyendo este libro; al parecer, todavía quieres andar con Jesús en el camino angosto, como dice nuestro verso (1 Juan 2:5-6, RVR):

Por esto sabemos que estamos en él: El que dice que permanece en él, debe andar como él anduvo.

No puede ser mero hablar; tenemos que realmente permanecer. La palabra “permanecer” es la misma que Juan usa en el capítulo 15 de su evangelio:

Permanezcan en mí, y yo permaneceré en ustedes. Así como ninguna rama puede dar fruto por sí misma, sino que tiene que permanecer en la vid, así tampoco ustedes pueden dar fruto si no permanecen en mí. »Yo soy la vid y ustedes son las ramas. El que permanece en mí, como yo en él, dará mucho fruto; separados de mí no pueden ustedes hacer nada. El que no permanece en mí es desechado y se seca, como las ramas que se recogen, se arrojan al fuego y se queman. Si permanecen en mí y mis palabras permanecen en ustedes, pidan lo que quieran, y se les concederá. Mi Padre es glorificado cuando ustedes dan mucho fruto y muestran así que son mis discípulos. »Así como el Padre me ha amado a mí, también yo los he amado a ustedes. Permanezcan en mi amor. 10 Si obedecen mis mandamientos, permanecerán en mi amor, así como yo he obedecido los mandamientos de mi Padre y permanezco en su amor.

Estos son los puntos clave de este pasaje, los cuales vamos a profundizar en este capítulo:

  • Nosotros tenemos que permanecer en Cristo, y Él quiere permanecer en nosotros (pero hay condiciones).
  • Cristo permanece en el amor de su Padre, y sus palabras tienen que permanecer en nosotros.
  • Permanecer no es opcional, solo para algunos creyentes súper espirituales. El que no permanece en Cristo, arderá en el fuego.
  • El secreto de una vida fructífera es permanecer en Cristo.
  • La clave para oración contestada es permanecer en Cristo.
  • Para permanecer tenemos que guardar los mandamientos de Jesús.

¿Cómo te va? ¿Dirías que estás permaneciendo en Cristo? ¿Estás andando como anduvo Cristo? Ser honesto es un comienzo; no puedes engañar a Dios. Si Cristo vive en ti, y cumples su palabra, vas a andar como Cristo anduvo. Él te ha dado su Espíritu Santo para que te guíe y te dé el poder para hacerlo.

Dios quiere que seas fructífero

1Yo soy la vid verdadera, y mi Padre es el labrador. Toda rama que en mí no da fruto, la corta; pero toda rama que da fruto la poda para que dé más fruto todavía.

Jesús es la única vid verdadera. ¿Quiénes son las ramas? ¡Nosotros! Todos aquellos que están conectados y unidos a Él, que andan como Él anduvo, son una parte integral de la vid. Una necesita a la otra. Sin ramas, la vid es inútil, es infructuosa; las ramas producen el fruto. Ramas sin la vid mueren; recibes todo lo que necesitas de la vid. También necesitas a las otras ramas; Dios te coloca en la vid, una rama entre muchas. Tu principal objetivo es producir el mejor fruto posible, en grandes cantidades. No es para tener una vida más fácil, ser próspero en tu negocio, o estar feliz o bendecido. Esas cosas pueden suceder, pero no son el propósito de Dios para  ti.

¿Cómo está tu rama?

Jesús ya hizo su trabajo aquí en la tierra, para proveer muchas ramas para la viña de su Padre. El Padre tiene todo el derecho de hacer lo que quiera en su viña; es suya, y Él es el labrador. Siempre está trabajando, examinando las ramas. En este momento Él está examinando tu vida. ¿Es fructífera? Si tu rama no es fructífera, la quitará. Así lo dice, ¿verdad? No sirve para el Señor; simplemente extrae energía de las ramas fructuosas. No le importan las hojas grandes o las lindas flores; ¡Él quiere fruto!

Pero no te apures; todavía no es tiempo de cosecha. El Padre es paciente contigo; hay tiempo de hacer unos cambios para ser más fructífero. Sabe que la vid tiene que crecer y ser capaz de dar fruto, al igual que una niña tiene que madurar para dar a luz a un bebé.  El Padre es un labrador experto, y hará todo lo posible y necesario para asegurar una cosecha buena, incluso algo radical.

El Padre poda y limpia

Puede ser que el Padre está limpiándote ahora mismo. Es un proceso difícil; duele, y podemos preguntar “¿Por qué me pasa esto? He trabajado fielmente. Estoy buscando a Dios y he visto buenos frutos en mi vida.” Pero el Padre quiere más. Es bueno si Él está limpiándote; significa que Él tiene algo más grande para ti.

¿Qué es la fruta que está buscando?

Empieza con el fruto del Espíritu en Gálatas 5:22 y 23: amor, alegría, paz, paciencia, amabilidad, bondad, fidelidad, humildad y dominio propio. Claro que son importantes, pero Dios también está buscando fruto en otras personas que tu vida ha impactado; personas que han recibido a Cristo, que están creciendo en el Señor y están sirviendo a Dios.

Lucas 6:43 a 45 nos da otra perspectiva sobre el fruto: No es buen árbol el que da malos frutos, ni árbol malo el que da buen fruto. Porque cada árbol se conoce por su fruto; pues no se cosechan higos de los espinos, ni de las zarzas se vendimian uvas. El hombre bueno, del buen tesoro de su corazón saca lo bueno; y el hombre malo, del mal tesoro de su corazón saca lo malo; porque de la abundancia del corazón habla la boca.

¿Qué hay en tu corazón? ¿Cómo está ese tesoro? Tus palabras revelan la condición de tu corazón; ¿hablas palabras malas o groseras? ¿O hablas para edificar y bendecir a otros?

Ustedes ya están limpios por la palabra que les he comunicado.

¿Cómo te limpia (o te poda) el Padre? Por medio de la Palabra: Porque la palabra de Dios es viva y eficaz, y más cortante que toda espada de dos filos; y penetra hasta partir el alma y el espíritu, las coyunturas y los tuétanos, y discierne los pensamientos y las intenciones del corazón (Hebreos 4:12). Tienes que estar en la Palabra, y dejar que el Espíritu Santo te limpie y te pode por medio de su Palabra. Dios también usa a otros hermanos, pruebas, y las circunstancias de la vida para limpiarte.

¿Cuál es el secreto de una vida fructífera?

Permanezcan en mí, y yo permaneceré en ustedes. Así como ninguna rama puede dar fruto por sí misma, sino que tiene que permanecer en la vid, así tampoco ustedes pueden dar fruto si no permanecen en mí.

Las palabras claves en estos diez versículos son “permanecer” y “fruto.” Permanecer aparece diez veces (Dios Habla Hoy traduce la palabra griega “unido”), y fruto seis veces. Es de sentido común: ninguna rama cortada de un árbol o de la vid puede llevar fruto; tienes que permanecer en Cristo. La pregunta para ti, entonces, es: ¿Estás permaneciendo en Cristo? ¿Puedes decir que Él está permaneciendo en ti? ¿Cómo puedes saberlo?

Una iglesia puede tener cultos ungidos y ofrecer programas impresionantes, tener un templo hermoso y la mejor música, y trabajar duro. Pero esas cosas no necesariamente significan éxito. La prueba es la fruta. Puedes hacer muchas cosas religiosas por ti mismo, en la carne, en tu fuerza. Pero solo puedes dar buenos frutos que duren si permaneces en Cristo.

»Yo soy la vid y ustedes son las ramas. El que permanece en mí, como yo en él, dará mucho fruto; separados de mí no pueden ustedes hacer nada.

Los discípulos han tenido tres años de comunión íntima con el Señor y preparación para el ministerio, pero pronto van a estar físicamente separados de Cristo y tendrán que aprender a vivir sin su presencia física. Es común que un cristiano empiece con unos meses de comunión muy íntima con Jesús, pero puede haber veces cuando tú no sientas su presencia. Una noche oscura. Tienes que aprender a no depender de tus emociones y vivir por fe; fe en que Cristo vive en ti y tu vida está en Cristo.

Dios quiere que seas muy fructífero, pero la calidad es tan importante como la cantidad. Dios no se complace con un montón de fruto podrido. Tal como un árbol saludable produce muchos frutos buenos, así también el cristiano saludable debe producir muchos buenos frutos. Ésta es una promesa para ti, pero como la mayoría de las promesas, hay una condición: Permanecer en Cristo, y Cristo en ti. Entonces seguramente darás mucho buen fruto.

El que no permanece en mí es desechado y se seca, como las ramas que se recogen, se arrojan al fuego y se queman.

Ahí está otra vez; Jesús lo repite: Es posible acabar en el fuego. No es opcional permanecer en Cristo, como si fuesen algunos cristianos maduros que permanecen, y otros que solo llegan a la vid en tiempos de necesidad. Beben del agua viva de la vid en un culto, pero vuelven al mundo entre semana. Cristo tiene palabras muy fuertes para la persona que no permanece en Él. Jesús siempre es fiel para hacer su parte para sostenerte y compartir su vida contigo, pero tú tienes que permanecer en Él. Es posible tomar la decisión de no permanecer en Él, o, más a menudo, simplemente descuidar tu relación con Él.

Una promesa de oración contestada

Si permanecen en mí y mis palabras permanecen en ustedes, pidan lo que quieran, y se les concederá.

La primera promesa es dar mucho fruto si permaneces en Jesús; esta promesa es para oración contestada, pero no solo tienes que permanecer en Él, sino que sus palabras tienen que permanecer en ti. Ésta es una gran promesa, pero no es para cosas egoisticas; es en el contexto de tu obra en la vid. Por supuesto, Dios proveerá tus necesidades, pero sobre todo Él responderá la oración que ayuda en la cosecha. Si su palabra realmente permanece en ti, tendrás su corazón, y lo pedirás de acuerdo con su voluntad.

Mi Padre es glorificado cuando ustedes dan mucho fruto y muestran así que son mis discípulos.

¿Eres un discípulo de Jesús? Un discípulo es fructífero, y Dios quiere mucho fruto. ¿Quieres glorificar a Dios? ¿No crees que el Padre estará muy contento contigo si lo glorificas de esa manera?

Cristo te ama

»Así como el Padre me ha amado a mí, también yo los he amado a ustedes. Permanezcan en mi amor. 

No se trata solo de ser fructífero y de trabajar en la viña; es una relación de amor, y es un mandamiento: Permanece en el amor de Cristo. Él te ama con el mismo amor que el Padre tiene para Él. ¡Ese es un gran amor! Ese amor siempre está allí para ti. (En este capítulo, cuando Jesús habla de amor, es el amor ágape, el amor perfecto e incondicional de Dios.) Cristo no tiene altibajos en su amor. Tú puedes depender de su amor, pero tú tienes que permanecer en él. ¿Cómo?

10 Si obedecen mis mandamientos, permanecerán en mi amor, así como yo he obedecido los mandamientos de mi Padre y permanezco en su amor. 

Entonces, ¿cómo permaneces en Cristo? ¿Cómo puedes siempre permanecer en su amor?

  • Obedecer sus mandamientos.
  • Mantener la comunión con Él.
  • Andar con Él todo el día, en adoración y oración.
  • Caminar en santidad; no puedes permanecer en Cristo y practicar el pecado al mismo tiempo.

¡Qué gran privilegio de permanecer en Cristo y llevar mucho fruto para la gloria de su Nombre! Al estudiar la vida de Jesús y andar como Él, como estamos aprendiendo en este libro, permanecerás en Él y en su amor.