Cómo relacionarse con otros 1 Pedro 3:1-12

Instrucciones para esposas

1Así mismo, esposas, sométanse a sus esposos, de modo que, si algunos de ellos no creen en la palabra, puedan ser ganados más por el comportamiento de ustedes que por sus palabras, al observar su conducta íntegra y respetuosa. 

Ya vimos en el capítulo 2 la importancia de la sumisión en el reino de Dios. Después del principio general de sumisión a “toda institución humana,” Pedro primero se dirigió a los siervos, o esclavos. Dijo que no importa si el amo es cruel; tienen que someterse. Ahora Pedro dice que lo mismo se aplica en el matrimonio. Él sabe que muchos esposos no son creyentes, pero eso no exime a la mujer de someterse a él. Esta es una palabra muy dura para la mujer que se siente como una esclava y puede ser maltratada por su marido. Es una prueba fuerte de obediencia a la Palabra y de fe en Dios. No es tan simple como decir “ella tiene que someterse” y culparla si está sufriendo. Requiere mucha compasión y apoyo. La Biblia nunca exige que una mujer sufra abuso físico o emocional, pero tampoco permite la rebelión o el divorcio en tales casos (es posible que tenga que salir de una situación abusiva para un lugar seguro).

La humildad demostrada en la sumisión es un testimonio, en este caso para el esposo incrédulo. La fe y la petición de la mujer a Dios es siempre por la salvación del hombre. En cada problema matrimonial, lo más importante es la salvación eterna de la persona y su caminar con Cristo; el matrimonio es solo para este mundo, y un matrimonio debería ser mejor cuando ambos están llenos del Espíritu Santo. Si el esposo abusador es cristiano, puede esperar un juicio fuerte de Dios por su pecado.

Parte del testimonio es la palabra, pero el comportamiento piadoso diario es un testimonio más importante. Es un principio que se aplica en cualquier situación con los inconversos: nuestro comportamiento debe ser el mensaje más poderoso. Nuestra conducta con todos debe ser íntegra, pura y respetuosa. Qué triste cuando el comportamiento cristiano conduce al oprobio de Jesucristo.

En el matrimonio, hay ocasiones cuando el hombre inconverso puede sentir que ha perdido a su mujer, o está compitiendo con Jesús. O puede ser que ella siempre le predique y lo condena, hasta que no se vea nada del amor de Cristo; puede suceder con un hombre salvo y su esposa incrédula también.

Hermana, si estás casada, ¿cómo te va con la sumisión, el comportamiento y el respeto hacia tu esposo? Hermano, ¿es tu conducta en la casa y el trabajo íntegra, pura y respetuosa?

La belleza de un espíritu gentil y apacible

Que la belleza de ustedes no sea la externa, que consiste en adornos tales como peinados ostentosos, joyas de oro y vestidos lujosos. Que su belleza sea más bien la incorruptible, la que procede de lo íntimo del corazón y consiste en un espíritu suave y apacible. Esta sí que tiene mucho valor delante de Dios. 

¿Es pecado llevar joyas de oro o vestidos lujosos? ¿Hay algo malo con una mujer de apariencia hermosa? Creo que no, pero la modestia debe caracterizar a la mujer cristiana. El problema es los peinados ostentosos o exagerados, muchas joyas y vestidos muy lujosos. Dios no mira a la apariencia; esas cosas no le impresionan. La belleza debe proceder de lo que está en el corazón. A Dios le gusta un espíritu suave y apacible (gentil, tierno, tranquilo, afable, y sereno) en una mujer. Esa belleza es incorruptible, y se vuelve más hermosa a medida que pasan los años, en lugar de la belleza externa que se marchita con los años.

Pablo escribió algo similar en 1 Timoteo 2:9-10: En cuanto a las mujeres, quiero que ellas se vistan decorosamente, con modestia y recato, sin peinados ostentosos, ni oro, ni perlas ni vestidos costosos. Que se adornen más bien con buenas obras, como corresponde a mujeres que profesan servir a Dios.

Hermano, ¿honras el deseo de tu esposa de cultivar ese espíritu y no prestar demasiada atención a su apariencia? ¿O siempre estás comprándola más cosas e impulsándola a usar más maquillaje y arreglar su pelo? ¿Miras a otras mujeres y su apariencia hasta que haces que tu esposa se sienta insegura y celosa de ellas? Y tú, ¿dedicas más tiempo y energía a lo que está en lo íntimo de tu corazón? No es inusual que un hombre también dedique mucha energía y dinero a su ropa y apariencia.

Hermana, ¿gastas mucho dinero, tiempo y energía en cabello, joyas y ropa? ¿Tienes ese espíritu apacible y tierno? ¿Hay algo que tengas que cambiar?

Yo sé que este es un tema delicado, pero en la iglesia la vestidura de muchas mujeres (y más aún las jóvenes) sirve como tropiezo para los hombres. Hay cristianos que han reaccionado contra el legalismo de algunas iglesias y la forma en que se visten, pero la mujer cristiana tiene que tener en cuenta que su vida es un testimonio. Debe honrar al Señor: ¿te sentirías cómoda en esa prenda en presencia de Jesús? Hermano, es tu deber guiar a tu esposa e hijas en este asunto.

El ejemplo de Sara

Así se adornaban en tiempos antiguos las santas mujeres que esperaban en Dios, cada una sumisa a su esposo. Tal es el caso de Sara, que obedecía a Abraham y lo llamaba su señor. Ustedes son hijas de ella si hacen el bien y viven sin ningún temor.

La sumisión y la modestia en los adornos eran características de las mujeres santas del pasado. El ejemplo para la mujer es Sara, quien obedeció a su esposo y lo llamaba señor, aunque es obvio que Abraham no era un esposo ejemplar (lee algunas historias de su matrimonio en Génesis 12:10-20; 16:1-7; 20:1-18). Podría ser que Sara no pudiera concebir porque había sufrido tanto en su relación con Abraham.

Esta enseñanza no está de moda hoy. Muchos cristianos creen que la sumisión de la esposa ya no se aplica en el mundo actual. Incluso en los hogares e iglesias donde se practica, la sumisión a menudo es solo de nombre; está claro (y aceptado) que en realidad la mujer manda. Qué lástima, porque la Biblia es muy clara en que este orden dado por Dios siempre está de moda. Podemos aprender mucho de las santas mujeres del pasado.

La voluntad de Dios para la esposa

  • Esperar en Dios. Igual a los siervos con amos crueles, su fe y esperanza están en Dios. No hay ningún hombre perfecto, y la sumisión no es condicionada por el comportamiento del hombre.
  • Obedecer a su esposo. No murmurando, quejándose y luchando, como los hebreos en el éxodo, sino con buena gana. Otra vez, “obedecer” suena muy fuerte en la cultura actual.
  • Llamarlo señor. Claro que no ocupa el lugar de Dios, pero es un título de mucho respeto, reconociendo la posición que Dios le ha dado.
  • Hacer el bien. A pesar de la tentación para vengarse y desobedecer, siempre hacer lo que agrada a Dios, y ocuparse en servir y hacer el bien.
  • Vivir sin ningún temor. Que interesante que Pedro incluiría esto. Parece que él ha visto a mujeres temerosas de sus maridos, y mujeres maltratadas por ellos. El hombre abusivo con mano dura está en pecado, y puede dominar a su mujer con ese temor, pero Dios quiere liberar a cada mujer del temor, a través de su fe en Dios.

Instrucciones para los esposos

De igual manera, ustedes esposos, sean comprensivos en su vida conyugal, tratando cada uno a su esposa con respeto, ya que como mujer es más delicada, y ambos son herederos del grato don de la vida. Así nada estorbará las oraciones de ustedes.

Cuando Pedro dice “de igual manera,” se aplica las mismas actitudes del esclavo y esposa a los hombres. Es cierto que Dios le ha dado autoridad, pero a veces él también, en amor, tiene que someterse a su esposa. Cristo es nuestro ejemplo, y Él nunca dominaba a sus discípulos con mano dura (ni a nosotros hoy). El hombre debe demostrar el mismo amor, respeto y humildad que se requiere de los siervos y las mujeres.

Pedro tiene menos que decir a los hombres, pero son cosas muy importantes.

La mentalidad necesaria hacia la mujer:

  1. Es más delicada (un vaso más frágil). No es decir que una mujer no puede ser fuerte y trabajar. Emocionalmente, muchas veces el hombre es más frágil. En el pasado los hombres cuidaban mejor a sus esposas, con caballerosidad y cosas pequeñas como abrirles puertas y darles preferencia. Tenemos que recordarnos que, en muchos aspectos, ella es más frágil. El hombre debe ayudar a su esposa con tareas en la casa y con los hijos (especialmente si ella está trabajando). Siempre trata a ella con cortesía, consideración, discernimiento y tacto.
  2. Ella es heredera contigo de la salvación. Es tu hermana en Cristo, y así también tiene dones y un llamado para su vida. Es la responsabilidad del hombre fomentar su relación con Cristo, y tomar la iniciativa para orar, adorar y compartir la Palabra juntos. Demasiadas veces es la mujer que anhela más espiritualidad en el matrimonio.

El comportamiento del hombre:

  1. Ser comprensivo en la vida conyugal. La RVR dice vivir sabiamente. ¿Qué es la comprensión que Pedro tiene en mente? Comprensión de los principios y propósitos de Dios para el matrimonio. Comprensión de los deseos, metas y frustraciones de tu esposa. Comprensión de sus puntos fuertes y sus debilidades. Eso significa que tienes que dedicar energía a tu relación y realmente conocerla; habla con ella y dale la oportunidad de compartir su corazón contigo. Reflexiona sobre quién es ella y lo que está sucediendo en su vida ahora. Cosechamos lo que sembramos, y hay hombres que no muestran mucha sabiduría en cómo tratan a sus esposas y lo que siembran en sus vidas. Luego se sorprenden cuando ella no quiere tener relaciones íntimas o no se ocupa de su apariencia, de la casa u otras responsabilidades familiares.
  2. Trátala con respeto (honor, entendimiento). Después de Cristo, ella es la más preciosa en tu vida, más importante que tus hijos, tus parientes y tus amigos. Trátala de tal manera que ella sepa que tu valoras lo que dice y estás realmente escuchándola. Acepta y respeta las diferencias entre ustedes. Muchos hombres no muestran respeto por sus esposas; en lugar de honrarlas, se burlan de ellas y las desprecian frente a sus amigos y familiares. Atesora y celebra su feminidad, y estúdiala para comprender lo que es importante para ella.

La consecuencia de no tratarla bien es oraciones estorbadas. Es una aplicación específica de lo que Jesús enseña en Mateo 5:23 y 24; tenemos que resolver problemas con otros antes de adorar a Dios. ¿Podría ser que por eso no has visto algunas respuestas a tus oraciones? La relación matrimonial es muy importante para Dios. Pablo dice que es misteriosa, similar a la relación de Cristo y la iglesia. El hombre que no trata bien a su esposa sufre espiritualmente. Cuando tu relación con ella es correcta, Dios abre las puertas del cielo.

Hay otros pasajes en el Nuevo Testamento que también hablan de la autoridad y la sumisión en el matrimonio (1 Corintios 7, Efesios 5:22-33, Colosenses 3:18-19). Para los hombres, creo que Efesios 5:25-26 tiene el consejo más importante: Esposos, amen a sus esposas, así como Cristo amó a la iglesia y se entregó por ella para hacerla santa.

Consejos para toda relación

En fin, vivan en armonía los unos con los otros; compartan penas y alegrías, practiquen el amor fraternal, sean compasivos y humildes. No devuelvan mal por mal ni insulto por insulto; más bien, bendigan, porque para esto fueron llamados, para heredar una bendición. 

En resumen de esta sección sobre la sumisión y las relaciones, Pedro incluye algunos consejos que se aplican a los siervos y amos, maridos y esposas, y todas las relaciones:

  1. Vivir en armonía (todos deben ser de un mismo parecer y buscar las mismas metas).
  2. Compartir penas y alegrías (tener el mismo sentir y compasión, responder a las necesidades de los demás).
  3. Practicar el amor fraternal (ver y tratar a los demás como hermanos).
  4. Ser compasivo (ser sensible en el afecto y el interés).
  5. Ser humilde (amigable, animar a otros y regocijarse con sus triunfos).
  6. No devolver mal (maldición) por mal o insulto por insulto, sino orar por ellos.

¿Cómo te va con estas cosas? Dios te llamó a heredar una bendición. ¿La estás experimentando?

10 En efecto,

«el que quiera amar la vida
y gozar de días felices,
que refrene su lengua de hablar el mal
y sus labios de proferir engaños;
11 que se aparte del mal y haga el bien;
que busque la paz y la siga.
12 Porque los ojos del Señor están sobre los justos,
y sus oídos, atentos a sus oraciones;
pero el rostro del Señor está contra los que hacen el mal».

Esta cita del Salmo 34:12-16 es un resumen de lo que Pedro ha escrito aquí.

¿Quieres que los ojos del Señor estén sobre ti? ¿Quieres que sus oídos estén atentos a tus oraciones? ¿Puedes decir con confianza que ya lo son? ¿Qué puedes dar como evidencia de eso?

¿Amas la vida? ¿Cómo son tus días? ¿Felices? ¿O es la vida una rutina aburrida, una carga insoportable?  ¿Son tus días largos y duros?

Pedro nos ha dado una receta inusual: sumisión y consejos para una relación sana con Dios y otros. Su deseo, y el deseo de Dios para ti, no es cargarte con muchas tareas religiosas, sino liberarte para amar a Dios y a otros, tener una vida familiar muy rica y disfrutar de la vida.  Además, hay que:

  • Refrenar la lengua de hablar el mal.
  • Refrenar los labios de proferir engaños (decir mentiras).
  • Partir del mal.
  • Hacer el bien.
  • Buscar la paz en cada situación (Dios bendice al pacificador).
  • Seguir la paz (esforzarse para mantener la paz).

La decisión es tuya. Como siempre, la Palabra de Dios es muy clara, y la promesa es segura. Es duro vivir con el rostro del Señor contra ti. Dios quiere bendecirte con días felices, pero tienes que seguir su fórmula.