El Consolador Juan 14-16

Jesús quiere preparar a sus discípulos para una transición importante: de su presencia física, a la presencia del Espíritu Santo. Hay muchas enseñanzas sobre el Espíritu en el libro de Hechos (que vamos a estudiar en el cuarto volumen de esta serie) y en las epístolas, pero esto es lo que Jesús compartió durante su vida terrenal, principalmente en el mismo aposento alto. Sorprendentemente, una revisión de los evangelios revela poco registrado de Jesús hablando acerca del Espíritu.

El Consolador dado a los que obedecen a Jesús (Juan 14)

15 »Si ustedes me aman, obedecerán mis mandamientos. 16 Y yo le pediré al Padre, y él les dará otro Consolador para que los acompañe siempre: 17 el Espíritu de verdad, a quien el mundo no puede aceptar porque no lo ve ni lo conoce. Pero ustedes sí lo conocen, porque vive con ustedes y estará en ustedes. 18 No los voy a dejar huérfanos; volveré a ustedes.

Jesús ha hablado de nosotros haciendo sus obras (y mayores) y de su disposición para contestar nuestras oraciones. Ahora empieza a hablar de otra dimensión de nuestra relación con Él.

No dice “me aman,” sino “si me aman.” Para Jesús, la única señal segura de ese amor es nuestra obediencia a sus mandamientos. Caminamos con Jesús y recibimos su amor, con corazones llenos de amor y gratitud por todo lo que Él ha hecho por nosotros. Ese amor nos motiva a escuchar su voz y estudiar sus palabras escritas, con muchas ganas de obedecer y poner en práctica todo lo que Él ha dicho. Cuanto más ames a Jesús y le obedezcas, más experimentarás del Espíritu.

Cuando Cristo confía en nuestro amor y obediencia, Él le pide al Padre un regalo especial. Hechos 5:32 confirma la parte importante de nuestra obediencia para recibir ese regalo: Nosotros somos testigos de estos acontecimientos, y también lo es el Espíritu Santo que Dios ha dado a quienes le obedecen. Cuando Cristo le pide algo a su Padre, no hay ninguna duda de que Él le responderá. El Espíritu es un don que puedes recibir cuando recibes a Jesús, o puede darse después de caminar con Cristo por un tiempo. El pecado, la desobediencia y la rebelión apagan el Espíritu. El designio del Señor es que nunca nos dejará, que siempre nos acompañará, pero como el rey Saúl (1 Samuel 16:14) es posible que el Espíritu puede alejarse de alguien.

Hay una conexión íntima entre Cristo y el Espíritu. Aquí, Cristo dice que no nos dejará huérfanos, sino que volverá a nosotros, hablando de la venida del Espíritu. El Espíritu es una persona que podemos conocer; vive con nosotros y está en nosotros. El Espíritu es un misterio para el inconverso porque no puede verlo. Como él no conoce a Cristo, tampoco puede conocer al Espíritu. Para nosotros, es el Espíritu de verdad, que nos guía a conocer toda la verdad.

Consolador y Maestro

25 »Todo esto lo digo ahora que estoy con ustedes.26 Pero el Consolador, el Espíritu Santo, a quien el Padre enviará en mi nombre, les enseñará todas las cosas y les hará recordar todo lo que les he dicho. 

El Espíritu tiene varias funciones, entre ellas el Consolador que está a nuestro lado (y dentro de nosotros) para ayudarnos (paracletos en el griego). En el versículo 16 Jesús dijo que Él  es otro Consolador; Jesús es uno, y el Espíritu tiene un ministerio similar. También es un Maestro, que nos enseña muchas cosas más allá de lo que Cristo podría enseñarnos en sus tres años aquí (aunque esas palabras de Jesús tienen una importancia especial); el Espíritu también nos recuerda todo lo que Jesús nos ha dicho.

¿Has experimentado el consuelo del Consolador? ¿Cómo? ¿Hay algo que Él te haya enseñado últimamente? ¿Buscas su enseñanza y tienes tiempo libre del celular y otras distracciones para escuchar su voz?

Testigos (Juan 15)

26 »Cuando venga el Consolador, que yo les enviaré de parte del Padre, el Espíritu de verdad que procede del Padre, él testificará acerca de mí. 27 Y también ustedes darán testimonio porque han estado conmigo desde el principio.

Uno de los ministerios principales del Espíritu es testificar acerca de Jesús. Podemos orar para que el Espíritu obrara en el corazón de un incrédulo, y para que dé testimonio a la gente, tal vez en países que no permiten la evangelización. Suena muy espiritual decir que vamos a dejar la obra de testificar al Espíritu Santo, pero Jesús dice que nosotros también tenemos que dar testimonio (no dice “pueden dar testimonio,” sino “darán testimonio”). Nosotros evangelizamos junto con el Espíritu.

El Espíritu también nos ayuda a testificar frente al tribunal: Pero, cuando los arresten, no se preocupen por lo que van a decir o cómo van a decirlo. En ese momento se les dará lo que han de decir, porque no serán ustedes los que hablen, sino que el Espíritu de su Padre hablará por medio de ustedes (Mateo 10:19-20).

¿Experimentaste el testimonio del Espíritu antes de aceptar a Cristo? ¿Has visto la obra del Espíritu en las vidas de personas no convertidas? ¿Cómo va tu testimonio acerca de Jesús? Cuando testifiques, sentirás más de la presencia del Espíritu. Es una de las mayores bendiciones de ser cristiano, ver al Espíritu trabajar en la vida de un inconverso.

Mejor que Cristo se vaya (Juan 16)

»Ahora vuelvo al que me envió, pero ninguno de ustedes me pregunta: “¿A dónde vas?” Al contrario, como les he dicho estas cosas, se han entristecido mucho. Pero les digo la verdad: Les conviene que me vaya porque, si no lo hago, el Consolador no vendrá a ustedes; en cambio, si me voy, se lo enviaré a ustedes.

En 14:6, Tomás le preguntó el camino a donde iría Jesús, pero la verdad es que los discípulos no siempre parecían muy inteligentes, y estaban más interesados en el impacto en sus vidas personales que en lo que va a pasar con Cristo.  En vez de estar alegres porque Jesús puede volver a la gloria del cielo (14:28), se entristecieron.

¡Qué hermoso sería todavía tener a Cristo aquí en la tierra, conversar con Él y participar en su ministerio! Pero Jesús dice que nosotros tenemos algo mejor: El Espíritu que mora en nosotros, siempre con nosotros: consejero, consolador, maestro y fuente de poder espiritual 24/7. Mientras Cristo estuvo aquí en la tierra, Él no pudo enviar el Espíritu en toda su plenitud.

El Espíritu convence al mundo

Y, cuando él venga, convencerá al mundo de su error en cuanto al pecado, a la justicia y al juicio; en cuanto al pecado, porque no creen en mí; 10 en cuanto a la justicia, porque voy al Padre y ustedes ya no podrán verme; 11 y en cuanto al juicio, porque el príncipe de este mundo ya ha sido juzgado.

Nunca dice en la Biblia que es nuestro deber convencer a otros de su pecado y la necesidad de un Salvador. Esa es la obra del Espíritu, en tres niveles:

  1. En cuanto al pecado, porque no creen en Jesús (sí, eso es un pecado).
  2. Respecto a la justicia, porque Cristo fue al Padre y ya no podemos verlo.
  3. Sobre el juicio, porque Satanás ya ha sido juzgado.

12 »Muchas cosas me quedan aún por decirles, que por ahora no podrían soportar. 13 Pero, cuando venga el Espíritu de la verdad, él los guiará a toda la verdad, porque no hablará por su propia cuenta, sino que dirá solo lo que oiga y les anunciará las cosas por venir. 14 Él me glorificará porque tomará de lo mío y se lo dará a conocer a ustedes.15 Todo cuanto tiene el Padre es mío. Por eso les dije que el Espíritu tomará de lo mío y se lo dará a conocer a ustedes.

Como Jesús, el Espíritu no habla por su propia cuenta, sino que nos guía a toda la verdad. Va a compartir con nosotros las muchas cosas que Jesús no tuvo la oportunidad de compartir.

Hay momentos en que Dios sabe que no podemos soportar algo y espera hasta que estemos listos. Así nosotros también debemos tener esa sensibilidad para saber si algo es demasiado para alguien. A veces decimos demasiado. Una vez más, Jesús dice que el Espíritu nos guía a toda la verdad, y agrega otra dimensión a esa revelación: anunciará las cosas por venir.

También tenemos otras dos facetas de su ministerio:

  • Tomar lo que es de Jesús y darlo a conocer a nosotros. Hay un intercambio entre las tres personas de la trinidad (al decir eso, Jesús afirma su realidad): Todo lo que el Padre tiene es de Jesús, el Espíritu lo toma libremente y nos lo da.
  • En ese proceso de tomar de lo que Cristo tiene y dárnoslo, el Espíritu glorifica a Cristo. Su deseo es siempre glorificar al Padre y al Hijo.

Ríos de agua viva (Juan 7)

37 En el último día, el más solemne de la fiesta, Jesús se puso de pie y exclamó: —¡Si alguno tiene sed, que venga a mí y beba! 38 De aquel que cree en mí, como dice la Escritura, brotarán ríos de agua viva.

39 Con esto se refería al Espíritu que habrían de recibir más tarde los que creyeran en él. Hasta ese momento el Espíritu no había sido dado, porque Jesús no había sido glorificado todavía.

Más tarde;” puede ser que eso sea la razón por la cual Jesús no habló mucho sobre el Espíritu durante su ministerio; solo sería dado después de que Jesús fuese glorificado.

¿Quién recibe el Espíritu? “Aquel que cree en mí;” los que creyeran en El. ¿Crees en Jesús? Entonces el don del Espíritu es para ti. Qué interesante que los discípulos hicieron todos esos milagros sin la presencia del Espíritu Santo en sus vidas; solo en el poder del nombre de Jesús.

Jesús describe al Espíritu como ríos de agua viva brotando de nuestro interior. ¿Has sentido esos ríos? Muchos están contentos con unas gotas, o aun un aguacero de vez en cuando. Algunos se sumergen en esas aguas en un culto muy ungido; pueden sentir la presencia del Espíritu en la iglesia o unas alabanzas. Pero Jesús habla de ríos; algo poderoso fluyendo de tu interior para traer vida, refrigerio y la presencia de Dios a tu familia, tu trabajo y tu comunidad. ¡Oremos por un diluvio de esas aguas vivas!

Sopla en mi (Juan 20)

21 —¡La paz sea con ustedes! —repitió Jesús—. Como el Padre me envió a mí, así yo los envío a ustedes.

22 Acto seguido, sopló sobre ellos y les dijo: —Reciban el Espíritu Santo. 23 A quienes les perdonen sus pecados, les serán perdonados; a quienes no se los perdonen, no les serán perdonados.

Ahora Jesús ha resucitado y puede dar el Espíritu Santo a sus discípulos.

Hay tres cosas importantes que acompañan el soplo del Espíritu:

  • La paz de Jesucristo nos llena.
  • No es solo para gozarnos de esa presencia, sino también entrar en el mundo con el poder de Dios. De la misma manera que el Padre envió a Jesús al mundo, Jesús nos envía a nosotros al mundo.
  • Actuando en su nombre, tenemos la autoridad de perdonar pecados o no. Esto ha creado confusión, porque sabemos que solo Dios puede perdonar los pecados. La respuesta sencilla es que Cristo nos envía al mundo con el poder del Espíritu para proclamar el perdón de pecados a través de fe en el sacrificio de Jesús en la cruz. Podemos asegurar a aquellos que aceptan esa salvación que son perdonados; nunca queremos dar la impresión a alguien que es perdonado a menos que haya aceptado a Jesús. Los que rechazan el mensaje de salvación no son perdonados.

Cristo sopló sobre ellos para recibir el Espíritu, pero aún no fueron bautizados en el Espíritu hasta el día de Pentecostés. De hecho, en el próximo pasaje (Hechos 1) Jesús dice que dentro de unos días serán bautizados, y “cuando venga el Espíritu” sobre ellos, recibirán poder. Entonces, es posible recibir un toque del Espíritu, la promesa del Espíritu, sin la plenitud del bautismo del Espíritu. Es hermoso tener a Jesús soplando sobre nosotros, pero ¿no quieres el bautismo?

Poder para testificar (Hechos 1)

Aquí estamos en el monte con las últimas palabras de Jesús antes de su ascensión.

Una vez, mientras comía con ellos, les ordenó: —No se alejen de Jerusalén, sino esperen la promesa del Padre, de la cual les he hablado: Juan bautizó con agua, pero dentro de pocos días ustedes serán bautizados con el Espíritu Santo.

Entonces los que estaban reunidos con él le preguntaron: —Señor, ¿es ahora cuando vas a restablecer el reino a Israel?

—No les toca a ustedes conocer la hora ni el momento determinados por la autoridad misma del Padre —les contestó Jesús—. Pero, cuando venga el Espíritu Santo sobre ustedes, recibirán poder y serán mis testigos tanto en Jerusalén como en toda Judea y Samaria, y hasta los confines de la tierra.

Los discípulos aún no tenían concepto alguno de cómo sería este bautismo. Todavía están pensando en un reino terrenal, pero Jesús tiene algo mucho más allá de esta tierra, algo que Él compara con el bautismo de Juan. Sería una obra soberana de Dios; dice “serán bautizados.” Es la voluntad de Dios para ellos, y para ti también. Es la promesa de Dios para nosotros, y es importante recibir ese poder para servir a Dios.

Muchos todavía quieren establecer un reino “cristiano” aquí en la tierra, y se preocupan mucho con los detalles de la segunda venida de Cristo, pero es mejor dejar esas cosas en las manos del Padre. Lo importante es el poder de Dios para testificar acerca de Jesús. Son los dos resultados que Cristo menciona aquí:

  • Recibiremos poder, para testificar, predicar y hacer las obras de Jesús; el poder sobrenatural de Dios fluirá a través de nosotros.
  • Seremos testigos de Jesucristo, predicando las buenas nuevas a todo el mundo. Tenemos que ocuparnos no solo de nuestra congregación local, sino también de dedicarnos a extender su reino hasta los confines de esta tierra. Puede ser ir físicamente, orar o apoyar con nuestras finanzas la obra misionera de la iglesia.

¿Cómo está tu experiencia con el Espíritu?

La Biblia dice mucho más acerca del Espíritu, pero esta es la enseñanza de Jesús. Cristo le pide al Padre que te dé el Espíritu, pero tú también puedes pedirle. Jesús dijo en Lucas 11:13: Pues, si ustedes, aun siendo malos, saben dar cosas buenas a sus hijos, ¡cuánto más el Padre celestial dará el Espíritu Santo a quienes se lo pidan!

¡Dios quiere darte su Espíritu! ¡Pídele!