Si vamos a cumplir la Gran Comisión, hay que trabajar. Trabajar duro: espiritual, emocional e incluso físicamente. Dios es un dios que trabaja, y espera lo mismo de sus hijos. El reino de Dios y el cielo no es puro reposo y cultos de adoración, Dios nos está preparando para el trabajo importante de reinar con Cristo.
En el capítulo 5 de Juan, Jesús está en Jerusalén para una fiesta, y todos los líderes religiosos lo rodean. La situación es delicada, y Jesús lo sabe. Él sanó a un paralítico en el conocido estanque de Betesda, un lugar feo, lleno de enfermos. El tipo fue al templo, anunciando a todos el milagro que experimentó. Ni siquiera sabía que fue Jesús quien lo sanó, pero cuando se enteró, sin pensarlo, informó a los líderes quién fue. ¿Quién puede discutir con un milagro tan impresionante? Pues, Jesús lo hizo en el sábado, por lo que los líderes de los judíos se enfurecieron con Él. Cuando servimos al Señor, muchas personas, incluso religiosas, vendrán contra nosotros. Característicamente, Jesús no se somete al temor o a su presión, no hace nada para aplacarlos y ni se defiende ni se disculpa. No dijo: “Oh, perdóname. No sabía que estaba quebrantando el sábado. No lo volveré a hacer.” No, Jesús empeora la situación con este discurso.i vamos a cumplir la Gran Comisión, hay que trabajar. Trabajar duro: espiritual, emocional e incluso físicamente. Dios es un dios que trabaja, y espera lo mismo de sus hijos. El reino de Dios y el cielo no es puro reposo y cultos de adoración, Dios nos está preparando para el trabajo importante de reinar con Cristo.
Jesús aún está trabajando
16 Precisamente por esto los judíos perseguían a Jesús, pues hacía tales cosas en sábado. 17 Pero Jesús les respondía: —Mi Padre aún hoy está trabajando, y yo también trabajo.
El Padre no tiene un día de reposo; Jesús dice que aún está trabajando en el sábado. Bueno, sabemos que Él descansó el séptimo día de la creación, pero siempre está trabajando para salvar y sanar, incluso en el día de reposo. Puede haber ocasiones en que nos parece que Dios no está trabajando; clamamos a Dios y parece que Él no hace nada, pero Él siempre está trabajando.
El trabajo es importante. Es parte de la naturaleza de Dios, y nosotros somos hechos a su imagen. Es bueno trabajar. Es muy difícil estar sin trabajo; destruye la auto-estima. Dios quiere que seas productivo, y te quiere en un trabajo digno. Cada creyente debe trabajar en algo para edificar el reino de Dios. Tenemos una tarea muy importante que cumplir: Hacer discípulos de todas las naciones. ¿Estás trabajando para esa meta ahora? Seguramente es una prioridad para Dios, y Él está muy ocupado en ese trabajo. Una premisa del excelente libro Experiencia con Dios es que debes buscar dónde Dios ya esté trabajando y unirte a Él en ese trabajo. ¿Dónde puedes ver a Dios trabajar ahora?
Los fariseos creían que Dios estaba trabajando en el templo y por medio de la gente bien estudiada. Ellos eran muy religiosos, muy ocupados en la obra de Dios, pero perdieron la bendición de Dios debido a su interpretación rígida de la Biblia. Dios estaba trabajando en las calles, en el campo y en lugares feos como Betesda. Hoy, muchos dirían que Dios está trabajando en las mega iglesias y por medio de apóstoles y profetas famosos. Puede ser. Pero qué triste sería estar equivocado e ignorar a la gente que hace la obra de Dios en lugares muy humildes.
Jesús es igual al Padre
Lo que Jesús dice puede parecer inocente, pero inflama la situación con los líderes judíos:
18 Así que los judíos redoblaban sus esfuerzos para matarlo, pues no solo quebrantaba el sábado, sino que incluso llamaba a Dios su propio Padre, con lo que él mismo se hacía igual a Dios.
Una vez más, Jesús no se defendió. No dijo: “Oh, lo siento. No quiero decir que soy Dios. Sólo soy el hijo de Dios, así como ustedes son hijos de Dios.” No, Él dijo que es Dios, y ellos se ofendieron por dos cosas tan graves que aún más procuraban matarlo:
- Quebrantó sus normas de observar el sábado (aunque no quebrantó ninguna ley de Dios).
- Jesús llamó a Dios su propio Padre (como su hijo unigénito, lo que es diferente de nuestra relación con Dios como Padre), y así se hizo igual a Dios. Ese es un gran problema para los judíos, y para muchos en el mundo actual. Dicen que la Biblia no afirma que Cristo es Dios, pero están equivocados: Jesús claramente afirmó ser Dios. Solo hay tres opciones: Tiene que ser loco, un mentiroso o el verdadero Hijo de Dios. ¿Tienes esa certeza de que Cristo es Dios? ¿Puedes defender su divinidad ante otros?
Nada por su propia cuenta
19 Entonces Jesús afirmó: —Ciertamente les aseguro que el Hijo no puede hacer nada por su propia cuenta, sino solamente lo que ve que su Padre hace, porque cualquier cosa que hace el Padre, la hace también el Hijo.
El ejemplo de Jesús nos ofrece algo que evitar, y luego nos brinda una forma de garantizar un trabajo productivo:
- Jesús no hizo nada por su propia cuenta. Siendo Dios, obviamente tenía el potencial de hacer cualquier cosa, pero no tenía la libertad de hacer nada por su cuenta. Es el Hijo de Dios, pero no pudo actuar independientemente. Hizo solo lo que vio hacer a su Padre. Eso implica una relación muy íntima; siempre estaba observando lo que hizo. Si es así para Cristo (que nunca comete errores), imagínanos (que somos muy propensos a ellos). La Biblia habla fuertemente sobre la importancia de hacer la voluntad de Dios, y el peligro de hacer algo por nuestra propia cuenta (ve la advertencia en Mateo 7 en la página 160 de este libro). Desde la infancia hemos dicho: “Yo puedo;” ahora tenemos que decir: “No puedo.” No puedo inventar nuevas formas de hacer la obra de Dios o usar los métodos del mundo. No puedo hacer nada por mi propia cuenta.
- Jesús quería imitar a su Padre. Lo que había visto hacer a su Padre, Él lo hace también. Todo, cualquier cosa, que haga el Padre, Jesús lo hace también. No sabía automáticamente cuál sería la obra del Padre; tenía que observarlo. Si su Padre lo hace, Él lo hará también. Así garantiza agradar a su Padre y ser fructífero.
¿Qué significa para nosotros? Todo lo que Jesús hizo, nosotros lo podemos hacer también (confirmado por las Escrituras como 1 Juan 2:5-6 y Juan 14:12). La fuente más importante de información acerca de lo que Dios hace es la Biblia. Tenemos que estudiarla y averiguar cómo Dios trabaja, qué hace y qué hizo Jesús.
¿No tiene mucha lógica trabajar así? ¿Por qué querríamos hacer algo por nuestra propia cuenta? ¿Realmente creemos que sabemos más que Dios, o podemos hacer el ministerio mejor? ¿Tenemos tanto orgullo? No, tenemos que escudriñar lo que hacemos, para ver si lo hacemos por nuestra propia cuenta. ¿Quién eres tú para pensar que eres mejor que Jesucristo?
20 Pues el Padre ama al Hijo y le muestra todo lo que hace. Sí, y aun cosas más grandes que estas le mostrará, que los dejará a ustedes asombrados.
Aquí podemos ver el paralelo de la relación de Dios Padre y su Hijo Jesucristo, y la relación padre/hijo en nuestras familias. En una relación y familia sana, el hijo observa todo lo que hace su papá y lo imita (por desgracia, imita también sus malos ejemplos). Y un buen padre terrenal ama a su hijo y quiere mostrarle todo lo que hace. No tiene nada que ocultar. Cuando mi hijo apenas tenía cinco añitos, ya tenía su iglesia y predicó a sus peluches. A veces nos invitaba a su madre y a mí a sus cultos. Examina tus acciones para asegurarte de que no hagas nada para dar un mal ejemplo a tu hijo.
Dios Padre también muestra todo lo que hace a su Hijo, Jesucristo. Es una manifestación de su amor. El Padre te ama a ti también, su hijo adoptivo, y quiere mostrarte lo que está haciendo. ¡Abre tus ojos! Jesús nos prometió que haríamos cosas mayores que Él, para asombrar a la gente del mundo. Si estos judíos están escandalizados y asombrados por esta curación, el Padre tiene mucho más planeado que los dejará aún más escandalizados y asombrados.
Dios, el dador de la vida
21 Porque así como el Padre resucita a los muertos y les da vida, así también el Hijo da vida a quienes a él le place.
Solo Dios puede dar vida. El hecho de que Jesús da vida a los que quiere es otra confirmación de su divinidad. Nosotros podemos ser el canal que Dios usa para dar vida a otros a través de la Palabra o cuando presentamos a alguien a Jesús. Queremos siempre ministrar la vida, y nunca ministrar la muerte.
Levantar a los muertos y dar vida es una expresión maravillosa de poder sobrenatural. Lo vemos manifestado cuando Jesús revivió a un muerto (como Lázaro), y cuando el Padre resucitó a Jesús de la muerte a través del poder el Espíritu Santo. Sabemos que Él también nos dio ese poder a nosotros (Mateo 10:8, Hechos 9:40-41 y 20:9-12). ¿Tienes la fe de que Dios puede usarte para resucitar a un muerto?
Todo juicio delegado al Hijo
22 Además, el Padre no juzga a nadie, sino que todo juicio lo ha delegado en el Hijo, 23 para que todos honren al Hijo como lo honran a él. El que se niega a honrar al Hijo no honra al Padre que lo envió.
Esta es una declaración sorprendente para muchos: El Padre no juzga a nadie, sino ha delegado todo juicio a Jesús. A veces pensamos en el Padre como el juez severo y en Jesús como nuestro amigo que nos ama, pero es Jesús quien te juzgará. ¡Qué consuelo saber que tu juez es tu salvador!
Podemos aprender del ejemplo del Padre para delegar algunas tareas a otros. La delegación es una manera de conseguir honor para quienes están debajo de ti. El propósito principal del Padre en eso es que todos honren a Jesús como lo honran a Él. El pastor que delega una tarea a un anciano quiere que la iglesia honre a ese anciano de la misma manera que honra al pastor. El Padre no vuelve a juzgar cuando quiere; ya no juzga a nadie. Cuando nosotros delegamos algo, tenemos que resistir la tentación de volver a meternos en él, pero también tenemos que ofrecer un buen ejemplo y una orientación de cómo llevar a cabo la tarea. Jesús aprendió a juzgar observando a su Padre (¿en el Edén, o en el gran diluvio?).
Juzgar es una obra muy importante y no se debe hacerlo a la ligera. Un juez es digno de mucha honra. El honor es muy importante para Dios. Jesús está reprendiendo a los líderes judíos porque lo juzgan por hacer algo bueno, algo que honra a Dios. Es importante honrar a Dios y honrar a aquellos que Dios ha puesto en el liderazgo de la iglesia.
¿Cómo nos negamos a honrar a Jesús?
- Dudar de que sea Dios y haya sido enviado por el Padre.
- Despreciar sus palabras y sus obras.
- Tomar a la ligera sus mandamientos y su corazón, como se revelan en la Biblia.
De esa manera tampoco honramos al Padre. ¿Cómo honramos al Padre y al Hijo?
- Creer su palabra y ponerla en práctica.
- Dar un ejemplo al mundo que los glorifica y da un buen testimonio de quiénes son.
- Dar toda la gloria a ellos y adorarlos en espíritu y en verdad, no solo en alabanzas en la iglesia, sino en toda la vida cotidiana.
- Darle el primer lugar en tu vida.
- Confesar a otros tu amor por Él y tu fe en Él.
Cómo pasar de la muerte a la vida
24 »Ciertamente les aseguro que el que oye mi palabra y cree al que me envió tiene vida eterna y no será juzgado, sino que ha pasado de la muerte a la vida.
¿Serás juzgado? ¿Has pasado de la muerte a la vida?¿Tienes vida eterna? Qué gran privilegio es ayudar a alguien a pasar de la muerte a la vida, ser salvo y evitar un juicio eterno. En tu evangelización, ¿compartes la Palabra de Dios? ¿Diriges a la gente a creer en el Padre? ¿Les cuentas de la vida que obtendrán y el juicio que evitarán?
Esta es otra manera de explicar cómo ser salvo, cómo pasar de la muerte a la vida: Escuchar la palabra de Jesús y creerle al Padre, es decir, creer que todo lo que la Biblia dice sobre Dios es la verdad.
Los muertos oirán la voz de Jesús
25 Ciertamente les aseguro que ya viene la hora, y ha llegado ya, en que los muertos oirán la voz del Hijo de Dios, y los que la oigan vivirán.
Este es un verso complicado. ¿Quiénes son estos muertos? ¿Gente sepultada que escuchó la voz de Jesús mientras Él estaba en la tumba? ¿O aquellos que están físicamente vivos pero espiritualmente muertos?
Claramente, no todos los que oyeron la voz de Jesús vivieron, no todos recibieron la vida eterna. Para vivir cuando oímos su voz y escuchamos su Palabra, tenemos que responder con fe y obediencia.
26 Porque así como el Padre tiene vida en sí mismo, así también ha concedido al Hijo el tener vida en sí mismo, 27 y le ha dado autoridad para juzgar, puesto que es el Hijo del hombre.
Nadie le dio vida a Jesús, no fue creado ni nacido, sino que tiene vida en sí mismo. Sin embargo, vemos orden en la divinidad, con Jesús sometiéndose a su Padre. El Padre delegó todo juicio a Jesús, y le dio la autoridad para hacerlo. Cuando deleguemos una tarea a alguien, dale la autoridad que le corresponde.
28 »No se asombren de esto, porque viene la hora en que todos los que están en los sepulcros oirán su voz, 29 y saldrán de allí. Los que han hecho el bien resucitarán para tener vida, pero los que han practicado el mal resucitarán para ser juzgados.
Al final, cuando Jesús venga, dará el grito y todos los muertos resucitarán para el día del juicio.
- Aquellos que han hecho el bien recibirán vida (¡otra vez la importancia de las buenas obras!).
- Los que hayan practicado el mal serán juzgados. Todos hacemos el mal de vez en cuando, pero nos arrepentimos y pedimos el perdón de Dios. Esta es la persona que habitualmente practica el pecado: Ninguno que haya nacido de Dios practica el pecado, porque la semilla de Dios permanece en él; no puede practicar el pecado, porque ha nacido de Dios (1 Juan 3:9).
No somos salvos por nuestras buenas obras, pero somos juzgados por ellas. ¿Cómo te irá ese día ante el gran trono de Dios? ¿Recibirás la vida?
30 Yo no puedo hacer nada por mi propia cuenta; juzgo solo según lo que oigo, y mi juicio es justo, pues no busco hacer mi propia voluntad, sino cumplir la voluntad del que me envió.
Así como Jesús enseñó solo lo que el Padre le dio, y no hace nada por su propia cuenta, así juzga según el Padre lo ordena. Él acaba de decir que el Padre le delegó todo juicio, pero aún confía en lo que escucha de su Padre para hacer los juicios. La versión TLA da esta traducción del versículo: Mi Padre me envió, y él me dice cómo debo juzgar a las personas. Por eso yo juzgo correctamente, porque no hago lo que yo quiero, sino lo que mi Padre me ordena hacer. Qué increíble imagen de sumisión, honor y trabajar juntos. Este es su ejemplo de cómo honrar a quienes nos han confiado el ministerio y, especialmente, cómo honrar a Dios.
Así es como vivió Jesús, y cómo debes vivir: para complacer al Padre y complacer a Jesús, y no a ti mismo. Toda la vida de Cristo fue sometida al Padre, para cumplir su voluntad. Para complacer al Padre así, tienes que saber lo que quieres: la Biblia es la fuente más importante, junto con el Espíritu Santo para guiarte momento a momento. ¿Dirías que conoces la voluntad de Dios en un sentido general, y específicamente en las decisiones que tienes que tomar? ¿O estás tropezando en las tinieblas, haciendo lo que te parece correcto? La tendencia de nuestra naturaleza caída es complacer a sí misma. Ya sea en la familia, en el tiempo libre o en la iglesia, naturalmente tendemos a hacer lo que queremos hacer, en lugar de tomar el tiempo para escuchar la voz de Dios y escudriñar las Escrituras, y hacer lo que el Padre nos dice que hagamos. Cuando trabajas para cumplir la Gran Comisión, Dios claramente te guiará y preparará el camino ante ti.
El testimonio acerca de Jesús
31 »Si yo testifico en mi favor, ese testimonio no es válido. 32 Otro es el que testifica en mi favor, y me consta que es válido el testimonio que él da de mí.
Para fastidiar aún más a los líderes religiosos, Jesús reclama el testimonio de un “otro” misterioso, dejándolos adivinar quién sería, y qué clase de testimonio sería. Obviamente, si alguien testifica a su propio favor, no es válido, pero su Padre testifica a su favor, con una voz audible en su bautismo, en respuesta a sus oraciones (como en la resurrección de Lázaro, Juan 11:41-44) y en todos los milagros que hizo.
Es tentador testificar en tu propio favor, mencionando a gente famosa que conoces, los premios que has recibido y los estudios que has completado. Ten cuidado: ese testimonio no es válido, y ten cuidado con otros que testifiquen a su favor.
33 »Ustedes enviaron a preguntarle a Juan, y él dio un testimonio válido.34 Y no es que acepte yo el testimonio de un hombre; más bien lo menciono para que ustedes sean salvos. 35 Juan era una lámpara encendida y brillante, y ustedes decidieron disfrutar de su luz por algún tiempo.
Muchos respetaron a Juan el Bautista. Aunque generalmente Jesús no acepta el testimonio de un hombre, agradecidamente recibió el de Juan.
36 »El testimonio con que yo cuento tiene más peso que el de Juan. Porque esa misma tarea que el Padre me ha encomendado que lleve a cabo, y que estoy haciendo, es la que testifica que el Padre me ha enviado.37 Y el Padre mismo que me envió ha testificado en mi favor.
Otro testimonio importante es la obra que Jesús está llevando a cabo: los milagros, pero más importante, más tarde, su muerte en la cruz.
Jesús condena a sus acusadores
A pesar de toda esta evidencia, ellos no lo honran y no quieren venir a Él (una decisión de su voluntad). Jesús está molesto y cambia su tono, condenando a sus acusadores:
Ustedes nunca han oído su voz, ni visto su figura, 38 ni vive su palabra en ustedes, porque no creen en aquel a quien él envió. 39 Ustedes estudian con diligencia las Escrituras porque piensan que en ellas hallan la vida eterna. ¡Y son ellas las que dan testimonio en mi favor! 40 Sin embargo, ustedes no quieren venir a mí para tener esa vida.
- Nunca han oído su voz. Jesús está hablando de la voz del Padre, aunque el Padre estaba hablando por medio de Él. Estaban escuchando su voz en ese momento, pero oír espiritualmente es mucho más que escuchar una voz, como dijo Jesús muchas veces: “el que tiene oídos para oír, que oiga.” Oír.
- No han visto su figura. De nuevo Jesús habla del Padre, pero ellos no tienen los ojos para realmente ver. Pero Cristo dijo que el que ha visto al Hijo ha visto al Padre (Juan 14:9). ¡Dios estaba allí presente delante de ellos en ese mismo momento!
- Su palabra no vive en ellos.
- No creen en el Padre que envió a Jesús (¡aunque pensaban que eran buenos judíos que creían en Dios!). Jesús dijo que no es posible creer en Dios si no se cree en su Hijo.
- Las Escrituras y el estudio de ellas son importantes, pero es posible estudiarlas con diligencia, sin la guía del Espíritu Santo, y perder el mensaje. Ellos ignoran el claro testimonio del Antiguo Testamento sobre Jesús.
Y Jesús profundiza aún más en su condena:
41 »La gloria humana no la acepto, 42 pero a ustedes los conozco, y sé que no aman realmente a Dios. 43 Yo he venido en nombre de mi Padre, y ustedes no me aceptan; pero, si otro viniera por su propia cuenta, a ese sí lo aceptarían. 44 ¿Cómo va a ser posible que ustedes crean, si unos a otros se rinden gloria, pero no buscan la gloria que viene del Dios único?
- No aceptan a Jesús que vino en el nombre de su Padre.
- Se rinden gloria los unos a los otros, pero no buscan la gloria de Dios, lo cual les hace imposible tener verdadera fe.
- Tienen una apariencia de religiosidad, pero no realmente aman a Dios.
Estamos muy listos para recibir la gloria humana: los elogios, las posiciones o los anuncios que proclaman al gran hombre de fe que soy. En tu vida, busca la gloria que viene de Dios, y no caigas en la trampa de rendirse la gloria unos a otros. Nadie más puede conocerte realmente, pero Jesús te conoce y puede ver a través de ti. ¿Tienes el amor de Dios en tu corazón?
45 »Pero no piensen que yo voy a acusarlos delante del Padre. Quien los va a acusar es Moisés, en quien tienen puesta su esperanza. 46 Si le creyeran a Moisés, me creerían a mí, porque de mí escribió él. 47 Pero, si no creen lo que él escribió, ¿cómo van a creer mis palabras?»
Moisés y su ley eran muy importantes para ellos, pero es Moisés quien los acusará.
¿Cuál es el trabajo que Dios tiene para ti?
¿Vives para complacer a Dios? ¿Lo honras en todo lo que haces? Él te invita a trabajar con Él en su trabajo. Hasta ahora el Padre está trabajando, y Él sigue trabajando, con o sin ti. Demasiadas veces nosotros tenemos una obra que queremos hacer. Pedimos la bendición de Dios sobre esa obra, pero puede que no sea el trabajo que Dios tiene para ti. ¿Cuál sería el mejor trabajo para ti? Dios tiene el mejor trabajo, hecho a tu medida, porque Él te conoce perfectamente. ¿Dónde está Dios trabajando en tu vida ahora? ¿Cómo puedes unirte a esa obra?