Jesús estableció su iglesia con cinco oficios: apóstol, profeta, evangelista, pastor y maestro (Efesios 4:11). Los apóstoles, profetas y evangelistas están a la vanguardia del esfuerzo para cumplir la Gran Comisión, pero a veces con su celo para plantar iglesias y ganar muchas almas para el reino, pueden ignorar los importantes oficios de maestro y pastor; resulta que pierden muchas de las ovejas que han aceptado a Jesús. Hemos visto que la Comisión es para hacer discípulos, no conversos. Es posible levantar una iglesia grande con muchos milagros y prodigios, pero para establecer un verdadero cuerpo de Cristo con discípulos capacitados para hacer otros discípulos, el ministerio del pastor es esencial. Cuando el apóstol que planta una iglesia no instala a un pastor con el corazón de Jesus, deja la puerta abierta para el diablo y para perder muchas ovejas.
Ladrones y bandidos
1»Ciertamente les aseguro que el que no entra por la puerta al redil de las ovejas, sino que trepa y se mete por otro lado, es un ladrón y un bandido.
En el reino de Dios hay orden. No cualquiera puede decidir que quiere pastorear y tener una iglesia. Hay una puerta, y solo una, en la que un pastor puede entrar para cuidar las ovejas. Jesús ya sabe que hay muchos ladrones y bandidos que se disfrazan de pastores, así como hay muchos falsos profetas, y Él está muy preocupado por eso.
Un ladrón viene a robar. No piensa en las ovejas y su bienestar; solo piensa en sí mismo y en cómo puede aprovechar a los demás. El sube por otra parte (RVR), entra al corral saltando la cerca (TLA). No respeta los límites ni la autoridad. El diccionario (Real Academia Española) dice que un bandido es una persona traviesa o de mala intención, malhechor, delincuente, persona sin escrúpulos, que engaña o estafa. ¡Y vienen disfrazados de hombres de Dios!
Pastor, ¡ten cuidado de a quién permites enseñar y dirigir en tu iglesia! Establece puertas claras para entrar en la iglesia y al ministerio, y haz lo que sea necesario para proteger a tu rebaño de bandidos y ladrones. Puede ser que ya haya un ladrón o bandido en el redil, y te toca a ti tomar autoridad en el nombre de Jesus para echarlo fuera.
El pastor llama por nombre a las ovejas
2 El que entra por la puerta es el pastor de las ovejas. 3 El portero le abre la puerta, y las ovejas oyen su voz. Llama por nombre a las ovejas y las saca del redil.
Hay varios rebaños dentro del redil de Jesús, quien conoce a los pastores que Él ha llamado para cuidar las ovejas. El pastor solo las cuida, no son suyas, sino que pertenecen a Jesús, el dueño del redil. El pastor legítimo ya conoce los nombres de sus ovejas y toma la iniciativa de buscarlas y llamarlas por nombre. El pastor las ama y quiere cuidarlas. La oveja no vaga de un rebaño a otro buscando un pastor que le gusta; la oveja espera a que su pastor la llame.
¿Qué significa para las iglesias y las “ovejas” hoy? ¿Podría ser que le toca a un pastor visitar a la gente, evangelizar y llamar a alguien para que forme parte de su rebaño? O siendo alguien que fue criado y discipulado en la iglesia, ¿ya conoce a las ovejas, y un apóstol lo coloca en el puesto de pastor? Hay muchas ovejas descarriadas que están hartas del redil; estaban esperando a su pastor, pero ya se han ido a buscar mejores pastos.
4 Cuando ya ha sacado a todas las que son suyas, va delante de ellas, y las ovejas lo siguen porque reconocen su voz.
El pastor no empieza su ministerio, no se mueve, hasta que haya sacado todas sus ovejas. No quiere dejar ni perder ni una. El Señor le revela cuántas son y él sabe cuándo las tiene todas. Si el pastor subió de entre la congregación, parte de su formación puede ser buscar al Señor para saber cuáles son sus ovejas y establecer una relación con ellas; pueden ser las personas que él ha discipulado. Luego es enviado y comisionado por la iglesia para salir de ese redil y plantar una iglesia nueva. ¡Que diferente del concepto común del pastoreado! El pastor tiene mucha responsabilidad, y las ovejas solo tienen que escuchar su voz y seguirlo. La base del ministerio es la relación pastor/oveja; es muy personal, tal como la relación de Jesús y sus discípulos.
El pastor necesita dirección; tiene que saber a dónde va. El Señor puede usar un profeta para dar esa dirección, tal como consagraron a Pablo y Bernabé (Hechos 13:2). Está claro que él tiene autoridad, y las ovejas confían en él y lo siguen. Esa es una gran responsabilidad: no engañar a ninguna oveja o llevarla a un lugar peligroso. Las ovejas están más seguras cuando todo este proceso ocurre dentro de la autoridad de un cuerpo local, con una cobertura piadosa que funciona conforme al plan de Jesús. El problema puede ser esa oveja rebelde que no quiere andar con todo el rebaño y no quiere seguir al pastor y puede distraerlo del cuidado de las demás.
5 Pero a un desconocido jamás lo siguen; más bien, huyen de él porque no reconocen voces extrañas».
Dios le ha dado a la oveja la habilidad de reconocer la voz de su pastor y seguirlo solo a él. Si su discernimiento está funcionando bien, nunca seguirá a un extraño; huirá de él. Es algo que Dios nos da a nosotros (y a los animales) para nuestro bienestar y protección.
Jesús es la puerta
6 Jesús les puso este ejemplo, pero ellos no captaron el sentido de sus palabras.
Los discípulos no eran los más listos. En varias ocasiones no entendieron el significado de las parábolas, pero Jesús graciosamente la explica:
7 Por eso volvió a decirles: «Ciertamente les aseguro que yo soy la puerta de las ovejas.
Jesús es el camino, la verdad y la vida. Él es la única puerta de salvación; no hay otra entrada al reino de los cielos. Igual que el camino es una persona, la puerta es una persona, y una relación personal con Cristo. Él sabe cuándo entran al redil, y Él sabe cuándo salen, y con quién van.
8 Todos los que vinieron antes de mí eran unos ladrones y unos bandidos, pero las ovejas no les hicieron caso.
Esta es una declaración fuerte. ¿Significa que no había buenos sacerdotes o líderes entre los judíos que cuidaran a la gente? Ciertamente les coloca una expectativa más alta en los pastores del reino.
Si las ovejas en una iglesia no le hacen caso de un pastor, podría ser un ladrón o un bandido.
9 Yo soy la puerta; el que entre por esta puerta, que soy yo, será salvo. Se moverá con entera libertad, y hallará pastos.
El tipo de liderazgo que Jesús modela implica libertad y alimento. Dentro de los límites de su rebaño, hay libertad. Sí, somos siervos de Cristo y nos sometemos a Él, pero hay algo mal si las ovejas se sienten controladas como esclavas. Hay algo mal con una iglesia si no hay libertad. Las ovejas deben sentir un reposo, una seguridad y la provisión del alimento espiritual que necesitan. Sí, la Biblia nos llama a someternos al pastor (y a los ancianos), pero ellos nunca deben controlar a las ovejas como tiranos:
Cuiden como pastores el rebaño de Dios que está a su cargo, no por obligación ni por ambición de dinero, sino con afán de servir, como Dios quiere. No sean tiranos con los que están a su cuidado, sino sean ejemplos para el rebaño (1 Pedro 5:2-3).
El buen pastor da vida en abundancia
10 El ladrón no viene más que a robar, matar y destruir; yo he venido para que tengan vida, y la tengan en abundancia.
El pastor tiene que vigilar al ladrón. Hay demasiadas ovejas que han perdido a sus familias y sus ministerios; demasiados sueños muertos, e incluso gente muerta, porque cayeron en la trampa del diablo. Él quiere destruirte, y es una batalla fuerte. Si tu sientes la muerte, si estás perdiendo cosas preciosas, ¡despiértate! Si pide mucho dinero, ten cuidado. El ladrón está atacándote. Tienes que resistirle.
En un rebaño debes sentir la vida, debes observar la vida abundante en los líderes y la vida de Jesús debe ser evidente. Cuando parece que la iglesia está muerta, el ladrón ya la controla. Jesús quiere darte vida en abundancia. La única manera de realmente vivir es en relación con Cristo.
11 »Yo soy el buen pastor. El buen pastor da su vida por las ovejas. 12 El asalariado no es el pastor, y a él no le pertenecen las ovejas. Cuando ve que el lobo se acerca, abandona las ovejas y huye; entonces el lobo ataca al rebaño y lo dispersa. 13 Y ese hombre huye porque, siendo asalariado, no le importan las ovejas.
El lobo y el asalariado
Jesús ya habló sobre la diferencia entra un verdadero pastor y el ladrón o bandido. Ahora presenta dos amenazas más: el lobo, y el “pastor” asalariado. Ese hombre realmente no es un pastor. Para él, es un trabajo. Tal vez alguien lo presionó para pastorear, o podría verlo como una posición cómoda que le permite controlar y aprovecharse de las ovejas y enriquecerse. Él piensa solo en una persona: él mismo. No le importan las ovejas. Cuando hay problemas en la iglesia, las abandona. Esta persona puede predicar bien y tener la apariencia de un varón de Dios, pero no fue llamado por Dios y no es un pastor.
La otra amenaza es el lobo. Las ovejas deben tener el discernimiento para saber que el lobo no tiene la voz de un pastor y no lo siguen. Pero son ovejas, y los lobos las engañan fácilmente: por su personalidad carismática, sus mensajes emotivos y sus promesas de bendiciones y prosperidad.
Es muy obvio que el lobo viene a matar, pero hay lobos disfrazados de ovejas. Hay muchos en las iglesias. Una indicación segura de la obra de un lobo es ovejas dispersas. Cuando él ataca una iglesia, casi siempre hay divisiones y muchas ovejas lastimadas y resentidas que abandonan la iglesia y posiblemente el Señor. Parece que Jesús, con todo su poder y autoridad, podría simplemente proteger a su amado redil y matar al lobo y expulsar al asalariado, pero les permite, tal vez para probarnos y hacernos más fuertes.
El buen pastor ama a las ovejas, incluso dando su vida por ellas. Las cuida y permanece con ellas, pase lo que pase. Siempre está atento a un lobo o ladrón, y hace todo lo posible para proteger a su rebaño. Nunca abandona a sus ovejas. El dinero y la gloria no le importan mucho. Él hace todo por sus ovejas. Una marca de una iglesia que funciona con un pastor llamado por Dios es la unidad de las ovejas.
El pastor conoce a sus ovejas
14 »Yo soy el buen pastor; conozco a mis ovejas, y ellas me conocen a mí, 15 así como el Padre me conoce a mí y yo lo conozco a él, y doy mi vida por las ovejas.
¡Jesús dice algo muy impresionante! El conocimiento íntimo que existe entre Dios el Padre y su Hijo existe entre nosotros y Jesús. Esto tiene implicaciones muy importantes para el ministerio. El pastor tiene que verdaderamente conocer a sus ovejas, y ellas tienen que conocer a él. Esa es la relación que tenemos con Jesús, y es la relación que Cristo quiere entre sus pastores y sus rebaños. Tienen que pasar tiempo juntos y compartir sus vidas.
Jesus repite otra vez que un verdadero pastor da su vida por las ovejas
Hay otra parábola que demuestra la importancia de cada oveja (Lucas 15:1-7):
1Muchos recaudadores de impuestos y pecadores se acercaban a Jesús para oírlo, 2 de modo que los fariseos y los maestros de la ley se pusieron a murmurar: «Este hombre recibe a los pecadores y come con ellos».
Aquí el contexto es el desprecio de los líderes religiosos por los “pecadores” que se acercaron a Jesús.
3 Él entonces les contó esta parábola: 4 «Supongamos que uno de ustedes tiene cien ovejas y pierde una de ellas. ¿No deja las noventa y nueve en el campo, y va en busca de la oveja perdida hasta encontrarla? 5 Y, cuando la encuentra, lleno de alegría la carga en los hombros 6 y vuelve a la casa. Al llegar, reúne a sus amigos y vecinos, y les dice: “Alégrense conmigo; ya encontré la oveja que se me había perdido”. 7 Les digo que así es también en el cielo: habrá más alegría por un solo pecador que se arrepienta que por noventa y nueve justos que no necesitan arrepentirse.
Nos recuerda al hijo pródigo y la reacción de su hermano mayor (Lucas 15:25-32). Esta es una oveja de cien, uno por ciento. No es inusual en una iglesia tener el 10% o hasta el 25% de las ovejas perdidas en el mundo. Muchos pastores no tienen el tiempo o el interés para buscar esas ovejas perdidas. Muchos pastores aceptan que así son los pecadores que no toman en serio al evangelio, pero el ejemplo de Jesús es que cada oveja es importante; no quiere perder ni una. También he visto a pastores que abandonan las 99 para dedicar todo el tiempo a las ovejas rebeldes y descarriadas. Tampoco es apropiado hacer eso.
Otros rediles (volviendo a Juan 10)
16 Tengo otras ovejas que no son de este redil, y también a ellas debo traerlas. Así ellas escucharán mi voz, y habrá un solo rebaño y un solo pastor.
Aquí Jesús habla de los gentiles. El plan de Dios es unir a todas sus ovejas en un solo rebaño, todo bajo la autoridad de Jesucristo.
17 Por eso me ama el Padre: porque entrego mi vida para volver a recibirla. 18 Nadie me la arrebata, sino que yo la entrego por mi propia voluntad. Tengo autoridad para entregarla, y tengo también autoridad para volver a recibirla. Este es el mandamiento que recibí de mi Padre».
El Padre está complacido con el pastor que entrega su vida por sus ovejas, pero Jesús tiene un poder divino: después de entregar su vida (en la cruz) Él puede volver a recibirla.
Esta es una respuesta para aquellos que odian a los judíos porque “mataron a Jesús.” No, Cristo entregó su vida por su propia voluntad. Él vino a este mundo voluntariamente, sabiendo que iba a morir. Nadie puede arrebatar la vida de Jesús. A diferencia de nosotros, Él es Dios, y tiene autoridad para entregar su vida y para volver a recibirla. Ningún hombre puede hacer eso.
19 De nuevo las palabras de Jesús fueron motivo de disensión entre los judíos. 20 Muchos de ellos decían: «Está endemoniado y loco de remate. ¿Para qué hacerle caso?» 21 Pero otros opinaban: «Estas palabras no son de un endemoniado. ¿Puede acaso un demonio abrirles los ojos a los ciegos?»
Perdieron la bendición de entrar en esa vida abundante y ser parte del redil porque se fijaron en las palabras polémicas de Jesús acerca de su vida y muerte. Jesús siempre es polémico, cuando realmente analizamos todo lo que dijo. Los judíos sabían que ningún hombre tiene ese control sobre su vida, pero los milagros afirman que tiene que ser de Dios.
Ezequiel 34
El pasaje más conocido sobre pastores en el Antiguo Testamento se encuentra en el capítulo 34 de Ezequiel, que los judíos conocían bien. Es un vistazo importante del corazón de Dios hacia sus pastores y sus responsabilidades:
1El Señor me dirigió la palabra: 2 «Hijo de hombre, profetiza contra los pastores de Israel; profetiza y adviérteles que así dice el Señor omnipotente: “¡Ay de ustedes, pastores de Israel, que solo se cuidan a sí mismos! ¿Acaso los pastores no deben cuidar al rebaño? 3 Ustedes se beben la leche, se visten con la lana, y matan las ovejas más gordas, pero no cuidan del rebaño. 4 No fortalecen a la oveja débil, no cuidan de la enferma, ni curan a la herida; no van por la descarriada ni buscan a la perdida. Al contrario, tratan al rebaño con crueldad y violencia. 5 Por eso las ovejas se han dispersado: ¡por falta de pastor! Por eso están a merced de las fieras salvajes. 6 Mis ovejas andan descarriadas por montes y colinas, dispersas por toda la tierra, sin que nadie se preocupe por buscarlas.
¿Cuáles son las quejas del Señor contra estos pastores?
- Solo se cuidan a sí mismos; no se preocupan por el rebaño.
- Abusan del rebaño y roban lo que pertenece a las ovejas: beben la leche, se visten con la lana y matan a las más gordas.
- No fortalecen a la oveja débil.
- No cuidan de la oveja enferma.
- No curan a la oveja herida.
- No buscan a la perdida ni persiguen a los que se han extraviado.
- Tratan al rebaño con crueldad y violencia.
Como resultado:
- Las ovejas se dispersan.
- Están a la merced de las fieras salvajes.
- Andan descarriadas por montes y colinas.
- No hay nadie que las cuida; son vulnerables.
El Señor no culpa a las ovejas por ser rebeldes o descarriarse; es parte de ser oveja que se lastima y a veces es débil. El Señor culpa a los pastores y los responsabiliza por la miseria de sus ovejas.
El juicio de Dios sobre esos pastores
7 »”Por tanto, pastores, escuchen bien la palabra del Señor: 8 Tan cierto como que yo vivo —afirma el Señor omnipotente—, que por falta de pastor mis ovejas han sido objeto del pillaje y han estado a merced de las fieras salvajes. Mis pastores no se ocupan de mis ovejas; cuidan de sí mismos, pero no de mis ovejas. 9 Por tanto, pastores, escuchen la palabra del Señor. 10 Así dice el Señor omnipotente: Yo estoy en contra de mis pastores. Les pediré cuentas de mi rebaño; les quitaré la responsabilidad de apacentar a mis ovejas, y no se apacentarán más a sí mismos. Arrebataré de sus fauces a mis ovejas, para que no les sirvan de alimento.
Cuando un pastor no cumple con su llamado dado por Dios, el Señor:
- Se opone a ellos.
- Les pide cuentas del rebaño de Dios.
- Les quitará de la responsabilidad de apacentar a las ovejas.
- Los afligirá para que ya no se apacentaran más a sí mismos.
- Rescatará de sus fauces a sus ovejas.
Como Dios pastorea sus ovejas
11 »”Así dice el Señor omnipotente: Yo mismo me encargaré de buscar y de cuidar a mi rebaño. 12 Como un pastor que cuida de sus ovejas cuando están dispersas, así me ocuparé de mis ovejas y las rescataré de todos los lugares donde, en un día oscuro y de nubarrones, se hayan dispersado. 13 Yo las sacaré de entre las naciones; las reuniré de los países, y las llevaré a su tierra. Las apacentaré en los montes de Israel, en los vados y en todos los poblados del país. 14 Las haré pastar en los mejores pastos, y su aprisco estará en los montes altos de Israel. Allí descansarán en un buen lugar de pastoreo y se alimentarán de los mejores pastos de los montes de Israel. 15 Yo mismo apacentaré mi rebaño, y lo llevaré a descansar. Lo afirma el Señor omnipotente. 16 Buscaré a las ovejas perdidas, recogeré a las extraviadas, vendaré a las heridas y fortaleceré a las débiles, pero exterminaré a las ovejas gordas y robustas. Yo las pastorearé con justicia.
Dios mismo tiene que pastorearlas; nunca va a simplemente abandonarlas. En su ejemplo vemos lo que Dios espera de sus pastores hoy:
- Buscar y cuidar al rebaño.
- Cuidar las ovejas que están dispersas.
- Rescatarlas de los lugares donde se hayan dispersado.
- Sacarlas del mundo para apacentarlas en rebaños seguros.
- Pastarlas en los mejores pastos donde se alimentarán.
- Proveerlas un buen lugar de descanso.
- Vendar a las heridas.
- Fortalecer a las débiles.
- Pastorearlas con justicia.
Curiosamente, Él está en contra de las gordas y robustas. ¡Las exterminará!
Juicio de las ovejas
17 »”En cuanto a ti, rebaño mío, esto es lo que dice el Señor omnipotente: Juzgaré entre ovejas y ovejas, y entre carneros y chivos. 18 ¿No les basta con comerse los mejores pastos, sino que tienen también que pisotear lo que queda? ¿No les basta con beber agua limpia, sino que tienen que enturbiar el resto con las patas? 19 Por eso mis ovejas tienen ahora que comerse el pasto que ustedes han pisoteado, y beberse el agua que ustedes han enturbiado.
20 »”Por eso, así dice el Señor omnipotente: Yo mismo voy a juzgar entre las ovejas gordas y las flacas. 21 Por cuanto ustedes han empujado con el costado y con la espalda, y han atacado a cornadas a las más débiles, hasta dispersarlas, 22 voy a salvar a mis ovejas, y ya no les servirán de presa. Yo juzgaré entre ovejas y ovejas. 23 Entonces les daré un pastor, mi siervo David, que las apacentará y será su único pastor. 24 Yo, el Señor, seré su Dios, y mi siervo David será su príncipe. Yo, el Señor, lo he dicho.
Los pastores no son los únicos con pecado. Dios está en contra de las ovejas gordas que privan a las ovejas más débiles de su alimento y agua. Son egoístas, como alguien que hace pecar a uno de los pequeños (Mateo 18:6). Dios tiene algo especial en su corazón para las flacas y las débiles.
Su solución para estos abusos es pastorear a sus ovejas Él mismo, a través de alguien con el corazón de David, y un descendiente de David (Jesús), y los pastores a quienes Jesús delega el cuidado de su rebaño.
25 »”Estableceré con ellas un pacto de paz: haré desaparecer del país a las bestias feroces, para que mis ovejas puedan habitar seguras en el desierto y dormir tranquilas en los bosques. 26 Haré que ellas y los alrededores de mi colina sean una fuente de bendición. Haré caer lluvias de bendición en el tiempo oportuno. 27 Los árboles del campo darán su fruto, la tierra entregará sus cosechas, y ellas vivirán seguras en su propia tierra. Y, cuando yo haga pedazos su yugo y las libere de sus tiranos, entonces sabrán que yo soy el Señor. 28 Ya no volverán a ser presa de las naciones, ni serán devoradas por las fieras. Vivirán seguras y nadie les infundirá temor. 29 Les daré una tierra famosa por sus cosechas. No sufrirán hambre en la tierra, ni tendrán que soportar los insultos de las naciones. 30 Entonces sabrán que yo, el Señor su Dios, estoy con ellos, y que ellos, el pueblo de Israel, son mi pueblo. Yo, el Señor omnipotente, lo afirmo, 31 y afirmo también que yo soy su Dios y que ustedes son mis ovejas, las ovejas de mi prado”».
Dios hará todo lo necesario para cuidar a sus ovejas y proporcionarlas lo mejor. Será imposible cumplir la Gran Comisión sin el arduo trabajo de los pastores. Otros (los apóstoles, profetas y evangelistas) pueden hacer la obra que atrae la atención, predicando a las multitudes y operando en señales y prodigios, pero son los pastores que día tras día alimentan y cuidan a sus ovejas que van a sostener a las iglesias vivas, con ovejas dedicadas a la obra de hacer discípulos.