De vuelta a casa; Lucas 4:14-30

Espero que tú ya veas la importancia del trabajo en el reino de Dios y tengas un gran deseo de participar en el cumplimiento de la Gran Comisión. Si todavía no tienes tu primer discípulo, ese sería el siguiente paso. ¡Es una maravilla que el Dios Todopoderoso usara a nosotros para una tarea tan importante! Debe ser una fuente de gran gozo tener esa influencia en la vida de otro creyente. Sin embargo, todavía estamos en este mundo. La mayoría tiene que trabajar para sobrevivir. Tenemos familias y responsabilidades con ellas, y estamos sujetos a enfermedades y envejecimiento. Si Cristo no viene, todos vamos a morir. Terminamos este libro caminando con Jesús de vuelta a su pueblo natal, y luego al final de su vida en el camino agonizante a la cruz.

Todos lo admiraban

14 Jesús regresó a Galilea en el poder del Espíritu, y se extendió su fama por toda aquella región. 15 Enseñaba en las sinagogas, y todos lo admiraban.

El initio de su ministerio fue un éxito total; de la noche a la mañana fue famoso. Las noticias acerca de Él corrieron rápidamente por toda la región, y todo fue positivo; todos lo elogiaron. Estamos un poco después de su bautismo y las tentaciones en el desierto. No sabemos exactamente cuánto tiempo pasó antes de que regresara a Galilea, o si tuvo tiempo de ministrar en Judea (algunos creen que esto sucedió un año después de su bautismo), pero regresó lleno del poder del Espíritu que descendió sobre Él en su bautismo, y fue directamente a las sinagogas. Es lógico ir a la congregación de creyentes que ya tienen conocimiento de la Palabra y deben estar más abiertos a su enseñanza; más tarde, cuando hubo más oposición, casi no fue a las sinagogas a enseñar. Años después, Pablo siguió el ejemplo de su Maestro, siempre empezando en la sinagoga.

No solo trajo una enseñanza con autoridad, ya hizo milagros en Capernaúm. Sabiamente, no fue inmediatamente a Nazaret; dejó que la noticia llegara a ese pueblito para crear una anticipación de su regreso.

16 Fue a Nazaret, donde se había criado, y un sábado entró en la sinagoga, como era su costumbre.

Sabemos muy poco sobre su vida cotidiana antes de su bautismo, pero aquí aprendemos que era su costumbre ir siempre a la sinagoga los sábados (¡por supuesto!). Probablemente no estaba sentado al frente, sino en los bancos con su familia y los demás fieles. Como cortesía a este hijo que había regresado a casa, se le otorgaron el honor de leer de la Biblia.

Una profecía de Isaías 61 cumplida

Se levantó para hacer la lectura, 17 y le entregaron el libro del profeta Isaías. Al desenrollarlo, encontró el lugar donde está escrito:

18 «El Espíritu del Señor está sobre mí,
por cuanto me ha ungido
para anunciar buenas nuevas a los pobres.
Me ha enviado a proclamar libertad a los cautivos
y dar vista a los ciegos,
a poner en libertad a los oprimidos,
19     a pregonar el año del favor del Señor».

20 Luego enrolló el libro, se lo devolvió al ayudante y se sentó. Todos los que estaban en la sinagoga lo miraban detenidamente, 21 y él comenzó a hablarles: «Hoy se cumple esta Escritura en presencia de ustedes».

¡Este mensaje es muy corto! ¡A veces eso es mejor! Deja que la Palabra hable por sí misma. En estos pocos versículos (Isaías 61:1 y 2) Jesús afirma que el Espíritu Santo está sobre Él y que fue ungido para algunos propósitos  muy impresionantes:

  • Anunciar buenas nuevas a los pobres (pueden ser humildes, pobres en espíritu o pobres económicamente).
  • Proclamar la libertad a los cautivos (ya sea aquellos atados en pecado o por un demonio, o aquellos privados de libertad).
  • Dar vista a los ciegos (restaurando milagrosamente la visión, o abriendo los ojos de los ciegos espiritualmente).
  • Liberar a los oprimidos (ya sea oprimidos por un gobierno, como el Imperio Romano en ese caso, oprimidos por las circunstancias de la vida u oprimidos por el diablo).
  • Pregonar el año del favor del Señor (¡Dios los ama y tiene buenas noticias para ellos! ¡Están viviendo un momento muy especial!).

Ya vemos que su ministerio se centra en la gente necesitada, sufriente, que no tiene otro remedio. Este no es un ministerio para personas ricas y satisfechas, que no son conscientes de un vacío en sus vidas. No es el tipo de mensaje que siempre se daba en la sinagoga a la gente religiosa; está dirigido más a la gente en la calle, pero Jesús espera que aquellos en la sinagoga apoyen este importante ministerio. La triste realidad es que a menudo la gente religiosa no quiere tener nada que ver con ese tipo de personas.

Hay varias vocaciones y, por supuesto, Dios envía algunos a gente rica y religiosa. Tal como Jesús fue primero a la sinagoga, empezamos en la iglesia, pero es posible que algunos de nosotros sigamos esta misma línea de Jesús. Quizás la mayor aceptación no estará en la iglesia, sino con la gente despreciada por el mundo. Hay muchos que están sufriendo que necesitan escuchar que este es un año del favor de Dios. Dios es por ti, no contra ti.

22 Todos dieron su aprobación, impresionados por las hermosas palabras que salían de su boca. «¿No es este el hijo de José?», se preguntaban.

Les sorprende que el “hijo de José,” el carpintero, pueda hablar con tanta elocuencia. Muchas personas reconocen a un buen predicador y disfrutan de un mensaje alentador. Pueden hablar sobre sus “hermosas palabras” y dar su aprobación, cuando se trata de un ejercicio de palabras y no está dirigido a revelar su pecado y su necesidad.

23 Jesús continuó: «Seguramente ustedes me van a citar el proverbio: “¡Médico, cúrate a ti mismo! Haz aquí en tu tierra lo que hemos oído que hiciste en Capernaúm”. 24 Pues bien, les aseguro que a ningún profeta lo aceptan en su propia tierra. 

No querían aceptar quién era o la palabra que traía. Querían ver los milagros que hizo en Capernaúm, pero Jesús no se sintió obligado a seguir los proverbios y complacer a la gente. Él dice algo muy sabio y verdadero: El campo más difícil para un pastor, profeta o cualquier ministro es su propia casa y tierra. Claro que alguien del lugar conoce el idioma y la cultura y tiene algunas ventajas en la evangelización de gente que no conoce a Cristo. Casi siempre es más económico, pero a veces es mejor enviar un misionero que no sea de ese país.

Cuando hacemos discípulos, tenemos que ayudarlos con los retos de mantener su testimonio en su propio hogar y familia. Volver a casa no es fácil; puede ser mejor aprender a ministrar en otro lugar. Jesús nos muestra que tenemos que mantener el mensaje y la unción que recibimos, y no volver a ser el “carpintero” y “el hijo de José.”

25 No cabe duda de que en tiempos de Elías, cuando el cielo se cerró por tres años y medio, de manera que hubo una gran hambre en toda la tierra, muchas viudas vivían en Israel.26 Sin embargo, Elías no fue enviado a ninguna de ellas, sino a una viuda de Sarepta, en los alrededores de Sidón.27 Así mismo, había en Israel muchos enfermos de lepra en tiempos del profeta Eliseo, pero ninguno de ellos fue sanado, sino Naamán el sirio».

¿Por qué Jesús hizo enojar a la gente a propósito? Seguramente Él conoce sus prejuicios contra los gentiles. Esta no es la forma de ganar personas la primera vez que les predicas, pero eso nunca le importó a Jesús.

28 Al oír esto, todos los que estaban en la sinagoga se enfurecieron. 29 Se levantaron, lo expulsaron del pueblo y lo llevaron hasta la cumbre de la colina sobre la que estaba construido el pueblo, para tirarlo por el precipicio. 30 Pero él pasó por en medio de ellos y se fue.

La gente por naturaleza es voluble e inconstante. Si tú siempre quieres ser popular, vas a comprometer el mensaje y perderás la unción. Si tú predicas para recibir elogios de la congregación y no los enfrentas con su pecado y sus prejuicios, vas a perder la bendición de Dios en tu ministerio. En una iglesia, de un domingo a otro a los ojos de la gente tú puedes cambiar de ser el mejor pastor a ser un falso profeta. Eso sucedió con muchos pastores que recibieron el bautismo del Espíritu Santo y empezaron a predicar Pentecostés.

Aquí es como si el mismo diablo hubiera entrado en ellos, y querían matarlo. No era solo un grupo pequeño o algunos líderes; todos se enfurecieron. Solo por un milagro de Dios, Jesús pasó en medio de ellos y se fue. No lo dice, pero imagino que fue un buen rato antes de que volviera a Nazaret. Es duro, pero a veces tenemos que aceptar que nunca vamos a tener esa aceptación en la iglesia donde conocimos a Cristo, con nuestras familias o con gente que nos conoce desde la infancia.

Otra visita a Nazaret en Mateo 13

Parece que no fue la última vez que Jesús ministró en la sinagoga de Nazaret. Cronológicamente es difícil ubicar lo que sucede en Mateo 13:53-58, pero parece que fue un buen rato después de esa primera visita registrada en Lucas.

53 Cuando Jesús terminó de contar estas parábolas, se fue de allí. 54 Al llegar a su tierra, comenzó a enseñar a la gente en la sinagoga.

Jesús vuelve a la sinagoga para enseñar, y la gente aún no puede aceptar que tiene una unción muy especial.

—¿De dónde sacó este tal sabiduría y tales poderes milagrosos? —decían maravillados—. 55 ¿No es acaso el hijo del carpintero? ¿No se llama su madre María; y no son sus hermanos Jacobo, José, Simón y Judas? 56 ¿No están con nosotros todas sus hermanas? ¿Así que de dónde sacó todas estas cosas? 57 Y se escandalizaban a causa de él. (NTV: Se sentían profundamente ofendidos y se negaron a creer en él.)

Aquí lo vemos aún más claro: Los vecinos de Jesús en Nazaret no esperaban que Él fuera un gran siervo de Dios. Dicen: “¿De dónde sacó tal sabiduría?” Parece que Él no empezó a enseñar en su adolescencia, por lo que ya habría tenido la reputación de hablar con mucha sabiduría. Hay historias extrabíblicas (casi todos los eruditos creen no son auténticas) de Jesús sanando a animalitos cuando era niño y haciendo otros milagros en su casa. Pero sus paisanos dicen: ¿De dónde sacó tales poderes milagrosos? ¡Estaban maravillados de que pudiera hablar bien y hacer milagros! Para ellos, Jesús era solo el hermano mayor de varios hermanos. Aquí nombra a cuatro hijos que María tuvo con José; Jacobo (Santiago) era un líder de la iglesia primitiva en Jerusalén quien escribió el libro de Santiago, y Judas escribió la última epístola del Nuevo Testamento. No sabemos nada más sobre José y Simón.

Pero Jesús les dijo: —En todas partes se honra a un profeta, menos en su tierra y en su propia casa.

Aquí Jesús repite lo que Lucas registró, añadiendo “su propia casa.” El rechazo de su pueblo natal y la incredulidad de su familia impactaron mucho a Jesús. Como hombre, igual a todos nosotros, la aprobación de la familia y la comunidad le era importante. Los cuatro evangelios incluyen una referencia a la falta de honor para un profeta en su tierra:

Él mismo había declarado que un profeta no recibe honra en su propio pueblo (Juan 4:44).

“En todas partes se honra a un profeta, menos en su tierra, entre sus familiares y en su propia casa.” En efecto, no pudo hacer allí ningún milagro, excepto sanar a unos pocos enfermos al imponerles las manos. Y él se quedó asombrado por la incredulidad de ellos (Marcos 6:4-6).

¿Puede la incredulidad de la gente realmente despojar al Hijo de Dios de poder para hacer milagros? Claro que Dios es todopoderoso, pero hay muchas Escrituras que enseñan que Dios responde a nuestra fe, y que esa fe es necesaria para recibir un milagro.

58 Y por la incredulidad de ellos, no hizo allí muchos milagros.

Es la experiencia de muchos ministros: Pueden ir a otro país y tener un ministerio impresionante de milagros y prodigios, pero vuelven a casa y parecen perder la unción. Incluso Jesús no pudo hacer muchos milagros en Nazaret debido a la incredulidad de la gente. Sí, Dios es soberano, pero la fe de la congregación es muy importante. Donde hay mucha fe y expectativa, habrá muchos milagros. Si no esperan ningún milagro o no creen en ellos, no habrá milagros. Por lo tanto, cuando Jesús envió a los 12 y a los 70, si no los recibieron, Jesús los indicó que sacudieran el polvo de sus pies y abandonaran el lugar.

Cuando hacemos discípulos, tenemos que prepararlos para esta realidad. Si fuera así para Jesús, seguramente será igual para nosotros. Puede que tenga que ir a otro país u otro lugar donde haya más fe y expectativas de recibir de Dios.

Su familia cree que se había vuelto loco: Marcos 3

Tal vez puedas entender la reacción de sus vecinos en Nazaret, pero María tuvo una visita angélica anunciando el nacimiento del Mesías. Pasaron unos 30 años juntos en la casa. Seguramente hablaron acerca de la misión de Jesús, y ella tuvo que observar algo muy especial en este hijo al que dio a luz mientras aún era virgen. Pero ellos tampoco lo honraron. Jesús estaba atrayendo multitudes y estaba tan ocupado en el ministerio que ni siquiera tuvo tiempo para comer. Eso es demasiado para una madre judía:

21 Cuando los familiares de Jesús supieron lo que hacía, fueron para llevárselo, porque decían que se había vuelto loco. (TLA)

Esta era una misión familiar: Tienen que rescatar a Jesús. Literalmente, ellos dijeron: “Está fuera de sí.”

31-32 Mientras tanto, la madre y los hermanos de Jesús llegaron a la casa donde él estaba, pero prefirieron quedarse afuera y mandarlo a llamar. La gente que estaba sentada alrededor de Jesús le dijo:

—Tu madre, tus hermanos y tus hermanas están allá afuera, y quieren hablar contigo. (TLA)

Ni siquiera quieren entrar en la bulla de esa casa. María y todos los hermanos y hermanas de Jesús están afuera y llaman la atención de la multitud. Todos tienen la expectativa de que Jesús va a dejar todo para recibir a su familia, pero otra vez están equivocados.

33 Pero Jesús les preguntó: —¿Quiénes son en verdad mi madre y mis hermanos? 34 Luego, miró a todos los que estaban sentados a su alrededor y dijo: —¡Éstos son mi madre y mis hermanos! 35 Porque, en verdad, cualquiera que obedece a Dios es mi hermano, mi hermana y mi madre. (TLA)

Cuando entramos al 100% en la obra del Señor, incluso nuestro compromiso con la familia cambia. Jesús no va a permitir que su familia lo distraiga de la tarea sumamente importante de anunciar el reino. Cuando aceptamos a Jesús, ya tenemos una nueva familia. Claro que mantenemos la relación con la familia carnal; Jesús en la cruz confió el cuidado de su madre al apóstol Juan (Juan 19:25-27), pero ahora nuestros verdaderos familiares son aquellos que hacen la voluntad de Dios.

Tu familia, ¿entiende tu compromiso de servir a Dios? Pueden ser muy sinceros, ¿pero les preocupa que te hayas convertido en un fanático? ¿Intentan persuadirte a hacer menos por el reino? Seguramente hay un equilibrio saludable; ¿dedicas suficiente tiempo a tu familia? ¿Cómo está tu relación con otros que obedecen a Dios?

Incluso tu discípulo principal puede ser el instrumento del diablo: Mateo 16

Jesús acaba de anunciar su muerte y Pedro, el líder de los discípulos, tiene una reacción muy fuerte:

22 Pedro lo llevó aparte y comenzó a reprenderlo: —¡De ninguna manera, Señor! ¡Esto no te sucederá jamás!

23 Jesús se volvió y le dijo a Pedro: —¡Aléjate de mí, Satanás! Quieres hacerme tropezar; no piensas en las cosas de Dios, sino en las de los hombres.

Cuando Dios nos llama a una misión, para seguir el plan del Maestro o hacer algo que exige mucha fe, incluso alguien a quien hemos discipulado puede ser usado por Satanás. Es más fuerte porque proviene de alguien que amas y conoces muy bien, pero hay una respuesta muy clara que Jesús nos muestra aquí:

  • Parar inmediatamente lo que esa persona quiere decir. Jesús no dio ninguna posibilidad de seguir el consejo o el plan de Pedro.
  • Reconocer el origen de la tentación. Jesús no reprende a Pedro, sino al diablo. En ese momento tenemos que fuertemente renunciar a Satanás.
  • Vigilar por esas cosas (a veces de la gente más cercana a ti) que te harían tropezar. Aunque Pedro lo dice de amor y lealtad, Jesús sabe que lo haría tropezar.
  • Evaluar si la persona está pensando en las cosas de Dios, o las cosas de los hombres. ¿Está en contra de la Biblia? ¿Es egoísta, promoviendo un camino más fácil? ¿Resulta en gloria y honra para Dios y la expansión de su reino?

Trabaja hasta que cumplas tu propósito: Lucas 13:31-32

En ese tiempo, algunos fariseos le dijeron: —¡Sal de aquí si quieres vivir! ¡Herodes Antipas quiere matarte!

Jesús respondió: —Vayan y díganle a ese zorro que seguiré expulsando demonios y sanando a la gente hoy y mañana; y al tercer día cumpliré mi propósito (NTV).

Suena similar a lo que Pedro dijo, pero aquí proviene de los fariseos. Claramente están pensando en las cosas de los hombres, como preservando la vida, y  provocando miedo. Al igual que la situación con su familia y lo que dijo Pedro, detienen la obra de Dios y desvían a Jesús de su propósito. Cuando estamos en la voluntad de Dios y tenemos una meta clara, un llamado, una misión y un propósito para la vida, no podemos permitir que nada ni nadie nos distraiga.

Qué bueno sería morir sabiendo que has cumplido tu propósito. Qué bueno saber que tú has hecho tu parte para hacer discípulos y cumplir la Gran Comisión. ¿Sabes cuál es tu propósito? ¿Sigues haciendo la voluntad de Dios a pesar del peligro y la oposición? ¿De dónde viene la oposición más fuerte en la actualidad?

Cuatro viñedos; Mateo 20:1-16; 21:28-46

A Dios le gusta la viña. Las palabras “viñedo” y “viña” aparecen 135 veces en la Nueva Versión Internacional. Sería interesante estudiar todo lo que la Biblia dice al respecto. Aquí Jesús usa una viña en cuatro parábolas para describir el reino de Dios. Como vimos en el último capítulo, el trabajo es importante en el reino, y es un tema que las cuatro viñas tienen en común. Dios siempre es el dueño, y nosotros los obreros, trabajando para cumplir la Gran Comisión y acelerar el regreso de Jesucristo.

Conseguir obreros para su viñedo

1»Así mismo el reino de los cielos se parece a un propietario que salió de madrugada a contratar obreros para su viñedo.

Jesús dijo que la mies es mucha, más los obreros pocos (Mateo 9:37). Aquí Dios no tiene obreros a tiempo completo. El Señor del universo tiene que levantarse temprano para buscar obreros contratados en la plaza cada día. Muchos hoy conocen muy bien esa experiencia; ya sea al costado de una carretera, en una gasolinera o en una ferretería, muchos dependen de alguien como este propietario para vivir.

¿No te parece que Dios tendría una abundancia de obreros que quisieran trabajar en su viñedo, que estarían entusiasmados de  cumplir la Gran Comisión? ¿No sería Dios el mejor propietario?

Acordó darles la paga de un día de trabajo y los envió a su viñedo. 

El primer grupo es el único que sabe de antemano cuál sería su paga. Parece ser la paga habitual por un día de trabajo.

Cerca de las nueve de la mañana, salió y vio a otros que estaban desocupados en la plaza.Les dijo: “Vayan también ustedes a trabajar en mi viñedo, y les pagaré lo que sea justo”. Así que fueron. Salió de nuevo a eso del mediodía y a la media tarde, e hizo lo mismo. Alrededor de las cinco de la tarde, salió y encontró a otros más que estaban sin trabajo. Les preguntó: “¿Por qué han estado aquí desocupados todo el día?” “Porque nadie nos ha contratado”, contestaron. Él les dijo: “Vayan también ustedes a trabajar en mi viñedo”.

No sabemos por qué no contrató a todos los que necesitaba a la vez. Puede ser que, siendo Dios, era un hombre compasivo que quería ayudar a todos los posible. Tampoco le gusta ver a hombres capaces desocupados, porque es como el dicho: “una mente ociosa es el taller del diablo.” Dios nos diseñó para trabajar. Su viñedo le dio la oportunidad para proporcionar trabajo a muchos; un buen ejemplo para los que tengan un negocio hoy. El viñedo y la casi ilimitada necesidad de obreros le brindan mucha oportunidad para probarnos, entrenarnos y prepararnos para un trabajo en su reino.

Pasó por esa plaza todo el día y siempre encontró a otros sin trabajo:

  1. A las nueve contrató a algunos para trabajar para “lo que sea justo.”
  2. Al mediodía, lo mismo.
  3. A las tres, lo mismo.
  4. Otros esperaron todo el día, y a las cinco todavía estaban desocupados. Los envía también a su viñedo.

La paga justa para un obrero en el viñedo

»Al atardecer, el dueño del viñedo le ordenó a su capataz: “Llama a los obreros y págales su jornal, comenzando por los últimos contratados hasta llegar a los primeros”. 

El dueño tiene capataces; ahora se les ordena pagar a los obreros, comenzando por los últimos. Ellos hacen exactamente lo que les indica que hagan, y hay una sorpresa y una bendición para los últimos obreros:

Se presentaron los obreros que habían sido contratados cerca de las cinco de la tarde, y cada uno recibió la paga de un día. 

Solo trabajaron durante una hora, pero recibieron la paga de un día. Y así fue para los demás que el dueño contrató durante el día: todos recibieron la paga de un día.

10 Por eso cuando llegaron los que fueron contratados primero, esperaban que recibirían más. Pero cada uno de ellos recibió también la paga de un día. 

Este propietario no funciona conforme a las leyes laborales de ningún país en la actualidad. Claro que aquellos que trabajaron todo el día esperan más; no sería justo trabajar más y no recibir más, pero ellos también reciben lo mismo. ¡Huelga! ¡Protesta! Y sabiendo esto, ¿por qué trabajar todo el día? Es mejor aparecer en la plaza a las cinco, trabajar una hora, y recibir la paga de un día.

11 Al recibirla, comenzaron a murmurar contra el propietario. 12 “Estos que fueron los últimos en ser contratados trabajaron una sola hora —dijeron—, y usted los ha tratado como a nosotros que hemos soportado el peso del trabajo y el calor del día”. 

Su queja parece muy justificada. Me recuerda al hermano mayor del hijo pródigo (Lucas 15:28-30). Él siempre trabajaba e hizo su mejor por su padre, y nunca recibió nada especial. Su hermano, que desperdició su herencia, vuelve a casa para una gran celebración.

Nosotros esperamos recibir la paga conforme con el trabajo realizado. ¿Qué harías tú? ¿Por qué crees que el dueño no les pagó más?

13 Pero él le contestó a uno de ellos: “Amigo, no estoy cometiendo ninguna injusticia contigo. ¿Acaso no aceptaste trabajar por esa paga? 14 Tómala y vete. Quiero darle al último obrero contratado lo mismo que te di a ti.15 ¿Es que no tengo derecho a hacer lo que quiera con mi dinero? ¿O te da envidia de que yo sea generoso?”

El dueño no los engañó; ellos aceptaron la paga (de un día) que el dueño propuso. Él es el dueño. Él es Dios. Él es generoso. ¡Gloria a Dios por la bendición que muchos reciben a consecuencia de su generosidad! Es su dinero, su reino y su viñedo. Él tiene todo el derecho de hacer lo que quiera. No obliga a nadie a trabajar en su reino, pero una vez que respondemos a su llamado y empezamos a trabajar, tenemos que someternos a sus normas.

La economía del reino

16 »Así que los últimos serán primeros, y los primeros, últimos».

La economía del reino no se conforma a las leyes y costumbres que tenemos hoy. Como vimos en el segundo libro de esta serie (El ADN del Reino), todo está al revés en el reino, y a menudo no es lo que nosotros consideraríamos justo.

¿Quieres trabajar para Dios? ¿Estás listo para aceptar sus prioridades? ¿Sabes cuál es la paga? ¿Cómo te sentirías en estas situaciones?

  • Alguien sin educación llega a tu iglesia, saliendo de la prisión después de pagar su deuda por un crimen horrible, y recibe un puesto, la misma paga que tú recibes y la oficina que tú siempre anhelabas.
  • Tú siempre has servido fielmente a Dios, has estudiado y has hecho todo bien, pero alguien nuevo en el Señor recibe la promoción.
  • Tú has sacrificado mucho para ir a un campo misionero muy difícil y nadie reconoce tu trabajo, mientras que un amigo pastorea una iglesia muy cómoda y rica, y tiene una presencia conocida en Internet.

Tenemos que guardarnos de la envidia. Dios puede promover a alguien más joven con menos experiencia. Compararte con otros siempre es peligroso. Dios tiene un trato, un llamado y un pago para cada persona. Lo importante es tu relación con Dios, el entendimiento de lo que Él quiere para ti y tu fidelidad al servirle. Lo que sucede con otro hermano es entre él y su Señor; no tiene nada que ver contigo. Si ves que alguien recibe algo hermoso de la mano generosa del Señor, ¡gloria a Dios! Regocíjate en su bendición.

¿Cómo puedes aplicar esta generosidad y la justicia de Dios en tu situación? ¿Les das preferencia a los “primeros”? ¿Es hora de dar más a los “últimos”?  ¿Te consideras entre los últimos, o los primeros? ¿Podría tu iglesia hacer lo que hizo el dueño aquí como un ministerio, y salir a las calles para encontrar gente desempleada que quiera trabajar?

¿Qué es tu motivo para trabajar? En esta parábola, los obreros no tenían una relación con el dueño. Solo querían ganar algo para comprar comida para su familia. Si tu motivo para servir a Dios es el reconocimiento de otros, el dinero o alguna recompensa de Dios, puedas sentirte desilusionado. Pero si tienes la mentalidad de un siervo, amas a tu maestro y quieres hacerlo con excelencia porque Él ha hecho tanto por ti, puedes ser muy útil en las manos del Señor.

¿Cumples tu palabra?  Mateo 21:28-46

28 »¿Qué les parece? —continuó Jesús—. Había un hombre que tenía dos hijos. Se dirigió al primero y le pidió: “Hijo, ve a trabajar hoy en el viñedo”.29 “No quiero”, contestó, pero después se arrepintió y fue. 30 Luego el padre se dirigió al otro hijo y le pidió lo mismo. Este contestó: “Sí, señor”; pero no fue. 31 ¿Cuál de los dos hizo lo que su padre quería?»

—El primero —contestaron ellos.

El contexto de la parábola es el templo; Jesús está hablando con los principales sacerdotes y los ancianos del pueblo. Quieren saber dónde recibió su autoridad para hacer lo que hace. Les quedó claro que Jesús los condena y su apariencia de religiosidad e hipocresía.

Los hijos en esta parábola podrían ser como:

  • Tus niños
  • Un hermano en tu familia
  • Gente en la iglesia que habla sobre todo lo que hará pero no cumple su palabra.

El primero fue honesto. No quiso trabajar. Esta clase de hombre lucha con su rebelión y le resulta difícil someterse, pero a menudo tiene un buen corazón y luego se arrepiente y obedece.

A veces estamos muy listos para hacer compromisos (como Pedro cuando dijo que moriría con Cristo). Tenemos  miedo de decirle a alguien con autoridad que no queremos hacer algo. Queremos mantener una buena apariencia. En algunas culturas es muy difícil decir “no.” Siempre quieren parecer buenos cristianos, listos para servir, pero se entiende que probablemente no van a cumplir su palabra.

Muchos cristianos saben todas las palabras para decir que se ven como buenos cristianos. En la iglesia siempre pasan al frente y dice “amén” al llamado a hacer algo por el Señor, pero no cumplen lo que dijeron.

Jesús les dijo: —Les aseguro que los recaudadores de impuestos y las prostitutas van delante de ustedes hacia el reino de Dios.32 Porque Juan fue enviado a ustedes a señalarles el camino de la justicia, y no le creyeron, pero los recaudadores de impuestos y las prostitutas sí le creyeron. E incluso después de ver esto, ustedes no se arrepintieron para creerle.

La audiencia de Jesús estaba muy confiada de tener una posición exaltada en el reino. Ellos tienen la apariencia de piedad, pero son muy selectivos en su obediencia a la palabra de Dios. Otra vez, nosotros a menudo tenemos las cosas al revés. Despreciamos a los “pecadores” y elogiamos a la gente religiosa. Estos sacerdotes y ancianos nunca aceptaron a Juan el Bautista, quien no era uno de ellos y quebrantó todas sus normas de un ministro. Hoy serían los adictos, los reclusos y otra gente con mala reputación quienes se arrepienten de corazón.

Si esa parábola no fue suficiente para condenar a la gente religiosa, Jesús tiene una aún más fuerte.

Otro viñedo, otros labradores y otro viaje dejándolos a cargo

33 »Escuchen otra parábola: Había un propietario que plantó un viñedo. Lo cercó, cavó un lagar y construyó una torre de vigilancia. Luego arrendó el viñedo a unos labradores y se fue de viaje. 34 Cuando se acercó el tiempo de la cosecha, mandó sus siervos a los labradores para recibir de estos lo que le correspondía. 35 Los labradores agarraron a esos siervos; golpearon a uno, mataron a otro y apedrearon a un tercero.36 Después les mandó otros siervos, en mayor número que la primera vez, y también los maltrataron.

Los siervos que el propietario envió son los profetas y otros siervos del Señor en el Antiguo Testamento. Pacientemente, el propietario dio la oportunidad a estos labradores, pero no honran al propietario ni a sus siervos.

37 »Por último, les mandó a su propio hijo, pensando: “¡A mi hijo sí lo respetarán!” 38 Pero, cuando los labradores vieron al hijo, se dijeron unos a otros: “Este es el heredero. Matémoslo, para quedarnos con su herencia”. 39 Así que le echaron mano, lo arrojaron fuera del viñedo y lo mataron.

¿Sabían los sacerdotes y ancianos que Jesús estaba hablando de sí mismo? Posiblemente. Si no honraban a los profetas, mucho menos honrarán al Hijo de Dios.

Lo que enfurece a Dios es la posibilidad de que un pastor o apóstol pueda estar tan orgulloso que ya cree que una iglesia es suya. Ya no hay lugar para el Hijo de Dios. No quieren someterse a Él ni arrepentirse. Quieren mantener su imperio religioso y expulsar a Jesús.

40 »Ahora bien, cuando vuelva el dueño, ¿qué hará con esos labradores?»

41 —Hará que esos malvados tengan un fin miserable —respondieron—, y arrendará el viñedo a otros labradores que le den lo que le corresponde cuando llegue el tiempo de la cosecha.

Jesús me impresiona mucho con su manera de dejar que otros se condenen a sí mismos, porque esos sacerdotes están profetizando exactamente lo que sucedió: los judíos perdieron su reino y Dios lo dio a la iglesia.

42 Les dijo Jesús: —¿No han leído nunca en las Escrituras:

»“La piedra que desecharon los constructores
ha llegado a ser la piedra angular;
esto es obra del Señor,
y nos deja maravillados”?

43 »Por eso les digo que el reino de Dios se les quitará a ustedes y se le entregará a un pueblo que produzca los frutos del reino. 44 El que caiga sobre esta piedra quedará despedazado y, si ella cae sobre alguien, lo hará polvo».

Ahora Jesús claramente los declara culpables. Dios está buscando un pueblo que produzca los frutos del reino. Si no crees que lo mismo puede pasar con una iglesia hoy, lee nuevamente Apocalipsis 2 y 3, y las cartas a las siete iglesias. Por ejemplo, lo que Jesús dijo a la iglesia en Éfeso:

Sin embargo, tengo en tu contra que has abandonado tu primer amor. ¡Recuerda de dónde has caído! Arrepiéntete y vuelve a practicar las obras que hacías al principio. Si no te arrepientes, iré y quitaré de su lugar tu candelabro (Apocalipsis 2:4-5).

Jesús tiene que ser la piedra angular de cada ministerio. Tenemos que darle a Cristo su lugar en cada obra del reino. No hay excepción de personas con Dios. Si una iglesia no produce los frutos del reino, Dios buscará a otros que sean serios.

45 Cuando los jefes de los sacerdotes y los fariseos oyeron las parábolas de Jesús, se dieron cuenta de que hablaba de ellos. 46 Buscaban la manera de arrestarlo, pero temían a la gente porque esta lo consideraba un profeta.

Aquellos que están involucrados en la religión y edifican sus propios imperios religiosos van a reaccionar fuertemente al mensaje del reino. Puede incluir la iglesia establecida actual.

¿Necesitas más tiempo?

Hay una parábola más sobre un viñedo, muy corto, pero con un mensaje que coincide con muchas otras enseñanzas de Jesús.

Entonces les contó esta parábola: «Un hombre tenía una higuera plantada en su viñedo, pero, cuando fue a buscar fruto en ella, no encontró nada.  Así que le dijo al viñador: “Mira, ya hace tres años que vengo a buscar fruto en esta higuera, y no he encontrado nada. ¡Córtala! ¿Para qué ha de ocupar terreno?”  “Señor —le contestó el viñador—, déjela todavía por un año más, para que yo pueda cavar a su alrededor y echarle abono. Así tal vez en adelante dé fruto; si no, córtela”» (Lucas 13:6-9).

Dios es muy paciente. Él entiende el tiempo requerido para crecer y prepararse para ser fructífero en su reino, pero la clara expectativa es que cada creyente va a dar fruto. Si no, solo está ocupando “terreno” en los bancos de alguna iglesia. Posiblemente sea hora de que los líderes de la iglesia tomen en serio la posibilidad de que Dios corte muchos “higueras” infructuosas y las arroje al fuego. Como este viñador, podemos identificar cuáles son y echarles más abono; algún estímulo para florecer y dar fruto. Si seguimos el plan del Maestro y hacemos discípulos, debe ser obvio cuáles son infructuosos y la razón por lo cual.

Ya hemos tenido 2000 años para cumplir la Gran Comisión. Ya hemos visto varias veces la dificultad que Dios tiene para conseguir trabajadores. El problema no es con los “pecadores” o la cosecha. La mies es mucha. El problema es con los mismos siervos de Dios. Puede ser que el tiempo sea corto, y Dios ya nos ha dado “un año más,” y pronto llegará el momento en que cortará los árboles infructuosos.