Hechos 3: Tiempos de refrigerio

Guau. Que comienzo. De la noche a la mañana la iglesia tiene miles de creyentes llenos del Espíritu Santo, y sigue creciendo. Hay gozo, amor y poder. Tienen el favor de todo el pueblo. Parece que nada puede detener este avivamiento. ¿Qué deben hacer los apóstoles ahora? ¿Cuál sería el siguiente paso? No intentan inventar algún programa nuevo para mantener el impulso. Permanecen fieles y andan con Jesús como siempre. Hacen lo que su Maestro haría. Jesús nunca nos mandó edificar templos o iniciar programas; nos mandó hacer discípulos, sanar a los enfermos, liberar a los endemoniados, predicar el evangelio y amar.

Los discípulos ya han aprendido que cuando seguimos las huellas de Cristo, Él va a preparar el camino. Este es un buen consejo para ti cuando no sabes qué hacer: Sigue como siempre en la iglesia, en comunión con otros hermanos y en oración al Señor. Es una vida emocionante, llena de sorpresas.

Rutinas

1Pedro y Juan subían juntos al templo a las tres de la tarde, que es la hora de la oración. (RVR)

Juntos. Allí está otra vez. En Pentecostés los hermanos estaban juntos. Ahora Pedro y Juan subían juntos al templo. Dios quiere liberarnos de nuestra soledad, para andar juntos con otros hermanos y hermanas. Dios nos ha creado para amistades genuinas. Para compañerismo. Para tener a alguien que realmente anda conmigo, y no solo físicamente, sino unidos en corazón y espíritu.

Todos los días subían al templo a esta hora, para orar juntos. Era su rutina. Sí, la iglesia puede convertirse en una rutina, pero hay buenas rutinas. Durante muchos años, el fundamento de mi vida espiritual ha sido el tiempo que paso con mi Señor temprano de mañana. Me alegra haber sido alentado como un nuevo creyente para establecer esa rutina. Al principio, yo pensaba que si perdía ese tiempo devocional, el día sería malo, pero Dios entiende y es misericordioso. No lo hago legalistamente. Habrá momentos de enfermedad o situaciones inusuales en los que no podemos subir al templo, pero la iglesia y el tiempo devocional diario son rutinas que siempre quiero mantener. Lo hago cada mañana porque mi alma anhela ese tiempo de comunión con mi Señor y Salvador. Voy a la iglesia porque soy parte de ese cuerpo y quiero adorar a Dios, escuchar la Palabra y estar con mis hermanos. No depende del clima, quién más va al templo o mis emociones. Así era para Pedro y Juan; la hora novena (las tres de la tarde) era una hora separada para estar en comunión con Dios y con otros en el templo.

Y era traído un hombre cojo de nacimiento, a quien ponían cada día a la puerta del templo que se llama la Hermosa, para que pidiese limosna de los que entraban en el templo. (RVR)

Esta puerta se llamaba “la Hermosa,” pero no era hermosa para este hombre. Hay gente en la iglesia que ha experimentado tragedias; es duro mantener la sonrisa y la “gloria a Dios” ante enfermedades, depresión o problemas familiares. Yo vivo en un país lindo; dicen que es el país más feliz del mundo, la tierra de la “pura vida.” Ese ambiente es genial, pero, para algunos, empeora aún más la depresión. Para este hombre, la puerta hermosa le recordaba todos los días que él no era hermoso. Ni siquiera podía entrar al templo; fue prohibido debido a su discapacidad.

Gracias a Dios, nadie tiene que quedarse fuera de la iglesia hoy. He estado en iglesias que claramente son para la “gente hermosa.” Su templo tiene puertas hermosas y bancos cómodos (con cojines, por supuesto). No es pecado tener un templo hermoso, pero la iglesia es para todos. Como yo vi en el rótulo de una iglesia: “Los pecadores son bienvenidos aquí.” ¿Se siente bienvenida en tu iglesia la gente discapacitada, pobre o “fea” a los ojos del mundo?

Alguien trajo a este hombre y lo dejó en esa puerta cada día, lo que significa que seguramente Juan y Pedro lo habían pasado muchas veces, e incluso Jesús lo vio allí, pero por alguna razón, el tiempo de Dios para él no había llegado. Tú puedes sentirte como ese hombre. Vas a la iglesia con la expectativa de recibir algo. Los ministros y otros líderes alaban a Dios y dicen que Jesús está presente. Otros reciben sus milagros, pero parece que tu turno nunca llegará. No te rindas. Sigue asistiendo a la iglesia. Cristo es tu esperanza.

Gracias a Dios por las personas que llevan a gente como este hombre a la iglesia, ya sea físicamente, en oración o mediante su apoyo emocional. A menudo es una madre o el conyugue. ¿Hubo alguien en tu vida que te llevó a la iglesia? Dale gracias a Dios por esa persona.

Lo peor es estar discapacitado y no tener a nadie que te cuide. Nadie se preocupa por ti. La buena noticia es que Cristo te conoce y te ama. Si ya has experimentado el toque del Señor, tú puedes ser el instrumento en su mano para llevar a alguien a la iglesia, o mejor aún, ser un Pedro o un Juan para él.

Era una rutina para este hombre, pero no una rutina agradable. Era la única vida que conocía. Él se vio obligado a pedir limosnas para sobrevivir, como muchos que dependen de cosas muy humildes para subsistir. Tenemos que evaluar nuestras rutinas y desechar las rutinas que no funcionan. En la ignorancia podemos mantener a otros en rutinas poco saludables, como los amigos de este hombre. Es mejor enseñarle a un hombre a pescar que darle un pez. Tal vez tú puedas ayudar a alguien a romper una rutina que no funciona, y llevarlo a Jesucristo. Jesús quiere mucho más para este hombre que pedir limosna todos los días.

Gracias a Dios por su perseverancia; Jesús nos habló de su importancia en la oración. Estoy seguro de que podría haber habido días en que él quería morir, incluso quitarse la vida, pero cada día iba al templo. Todos los días tenemos que entrar al lugar santo, en presencia de Dios, y pedir limosna, sanidad y ese milagro que necesitamos.

Mirar fijamente

Cuando este vio que Pedro y Juan estaban por entrar, les pidió limosna.

Parece que, como otros días, Pedro y Juan querían llegar a tiempo para la oración, y no estaban pensando en este hombre. Podemos estar tan acostumbrados a ver a alguien en nuestro vecindario o en la calle que la persona casi desaparece y no podemos ver su necesidad. Pedro y Juan iban a entrar sin ofrecer un peso al cojo. Hay veces en que voy a la iglesia y veo a alguien necesitado en la calle, y me siento como el levita o el sacerdote en la parábola del buen samaritano. Incluso yo puedo decirle “Dios le bendiga” u ofrecerle algo, pero tengo que confesar que estoy pensando en llegar al culto a tiempo.

Pedro, con Juan, mirándolo fijamente, le dijo: —¡Míranos!

Tal como nosotros a veces no vemos a la gente necesitada, muchas veces ellos tampoco nos miran. Parece que cuando él rogó limosna, el Espíritu tocó algo en Pedro. Mientras Pedro y Juan lo miraron fijamente, creo que Dios les dijo que quería sanarlo, y les dio la fe para mandar una curación. No siempre andamos por la calle mandando una curación para cada enfermedad, ni entramos en un hospital y mandamos curaciones a todos, pero cuando Dios nos habla de algo que Él quiere hacer, tenemos que obedecerlo.

Mira a la gente que encuentras durante el día. Hoy más que nunca, muchos andan todo el tiempo con los ojos en el teléfono. Es casi raro hacer ese contacto visual y tener esa conexión. No cuesta nada mirar a alguien a los ojos, sonreír y decirle “buenos días” o “Dios le bendiga.” Hay una gran diferencia entre las ciudades grandes y los pueblos pequeños, pero incluso en el campo estamos perdiendo ese calor. Es aún más importante saludar a nuestros hermanos cristianos. Con demasiada frecuencia, un hermano de la iglesia pasa a otro hermano en la calle y no lo saluda.

Fija tus ojos en otros. Míralos. Sé sensible al Espíritu y lo que te revela acerca de la persona. Es común recibir una palabra de ciencia en ese momento.

Entonces él les estuvo atento, esperando recibir de ellos algo. (RVR)

Me recuerda a mi perro. Si él cree que va a recibir algo, está muy atento. El cojo no tiene muchas expectativas; solo pide algunas monedas para sobrevivir un día más. Todos quieren recibir algo, ¿verdad? Tenemos que ofrecer algo para que estén atentos a nosotros;  como creyentes en Jesucristo hay más dicha en dar que en recibir. He escuchado muchas veces de gente que deja una iglesia y tienen esta queja: No recibo nada allí. Claro que es importante recibir apoyo y alimento espiritual, pero a veces tenemos que pensar: ¿Que puedo dar?

Lo que tengo te doy

—No tengo plata ni oro —declaró Pedro—, pero lo que tengo te doy. En el nombre de Jesucristo de Nazaret, ¡levántate y anda!

El hombre no pidió una curación. No hay ninguna evidencia de fe. Pedro no dice: “¿Puedo orar por ti? Puede que Dios te sane.” No, con su fe, Pedro le manda levantarse y andar. Es como si Cristo mismo estuviese allí. Hay poder en el nombre de Jesús para sanar. ¿Tienes la fe para mandar a un cojo a levantarse y andar? ¿Tienes los oídos para oír la voz del Espíritu decir: “Yo quiero sanar a ese hombre”?

Qué interesante que Pedro y Juan no tuvieran dinero. Eran los líderes de los apóstoles, pero eran pobres, y eso a pesar de lo que dice el capítulo anterior de las personas que vendieron sus casas y dieron el dinero a los pobres. Jesús nunca le pidió dinero a nadie, ni le regaló dinero a nadie. No quería manejar el dinero. Por supuesto, los discípulos tenían dinero. Su tesorero era famoso: Judas Iscariote. Robó dinero y traicionó a Jesús por treinta piezas de plata. Con razón no tuvieran plata ni oro.

No importa si tú no tienes dinero, tú tienes algo mucho más importante, que no tiene costo alguno. La falta de oro y plata nunca debe impedir el ministerio de Jesucristo. ¿Estás dispuesto a dar lo que tienes? Todos podemos dar el amor de Cristo, la Palabra de Dios y un abrazo. ¿Qué más has recibido de la mano de Dios que puedas compartir? Si Él te ha bendecido con plata y oro, ¿estás dispuesto a compartirlo?

Tómalo por la mano

Y tomándolo por la mano derecha, lo levantó. Al instante los pies y los tobillos del hombre cobraron fuerza.

No fue suficiente para Pedro solo mandar la curación, él extiende la mano y lo levanta. ¡Me gusta la precisión de la Palabra de Dios! Lucas registra que fue la mano derecha. El cojo no respondió solo a ese mandato de levantarse y andar; fue cuando Pedro lo tocó que cobraron fuerza sus pies y tobillos. Pedro tuvo que levantarlo. A veces no es suficiente solo predicar o decir “Dios le bendiga, hermano.” Tenemos que extender la mano y levantar a la persona. Sí, cuesta más tiempo y más trabajo. A veces no queremos tocar a esa persona sucia y enferma. Un judío bajo la ley puede permanecer inmundo, pero ese toque es muy importante. ¿Hay alguien a quien tú tengas que levantar? Es posible que le hayas predicado varias veces y orado por él, pero necesita tu mano extendida para levantarse.

El pueblo lleno de admiración y asombro

¡Se levantó de un salto, se puso de pie y comenzó a caminar! Luego entró en el templo con ellos caminando, saltando y alabando a Dios. (NTV)

Ahora, con los pies y tobillos fortalecidos, y el apoyo de Pedro, se puso de pie y anduvo. Saltó, con un toque poderoso de Dios, y entró al templo con ellos. Eso es tan importante. A veces ministramos a gente en la calle, pero nunca entran al templo con nosotros. Puede que no los invitemos, o que algunos, como un ex recluso, pueden no ser bienvenidos en el templo. Pueden apestar e interrumpir el culto bien ordenado y planeado. ¡Pero gloria a Dios por aquellas personas que Dios ha tocado, y saltan y alaban al Señor!

¿Y tú? Cuando Dios hace algo impresionante en tu vida, ¿vas directamente a la iglesia para agradecerle?

9Cuando todo el pueblo lo vio caminar y alabar a Dios, 10 lo reconocieron como el mismo hombre que acostumbraba pedir limosna sentado junto a la puerta llamada Hermosa, y se llenaron de admiración y asombro por lo que le había ocurrido.

Cuando Dios realiza un milagro como este, le gusta hacerlo en público, para que todo el pueblo lo vea. ¡Y quiere que la gente se llene de asombro y espanto! ¿Cuándo fue la última vez que sucedió algo en tu vida, tu ministerio o tu iglesia que llenó a la gente de admiración y asombro? ¿No crees que Dios todavía quiere glorificarse a sí mismo de esa manera?

11Mientras el hombre seguía aferrado a Pedro y a Juan, toda la gente, que no salía de su asombro, corrió hacia ellos al lugar conocido como Pórtico de Salomón.

Otra versión dice “no soltaba a Pedro y a Juan.” Qué bueno tener esa relación. Cuando tú ministras a alguien y Dios lo toca, es natural que no quiera soltarte. Por supuesto, necesitamos límites para proteger a nuestras familias y nuestras vidas personales, pero esa relación es muy importante para un nuevo creyente.

Está claro que el centro de atención ya no es la oración usual, sino el espectáculo de este hombre sano. Al igual que Pentecostés, cuando el pueblo está atónito, tenemos que aprovechar esa oportunidad para compartir la Palabra de Dios.

El Pórtico de Salomón era un pórtico a lo largo del lado interno de la pared que encierra el patio exterior del templo, con hileras de columnas de piedra de 8 metros (26 pies) de altura y un techo de cedro. Juan 10:23 coloca a Jesús caminando en este Pórtico.

Jesús glorificado

12 Al ver esto, Pedro les dijo: «Pueblo de Israel, ¿por qué les sorprende lo que ha pasado? ¿Por qué nos miran como si, por nuestro propio poder o virtud, hubiéramos hecho caminar a este hombre? 

Pedro inicia su sermón con dos preguntas. Jesús era un maestro en el uso de preguntas, y la primera aquí revela la incredulidad de esta gente reunida para la oración. ¿Por qué nos sorprende cuando Dios hace su obra y contesta una oración? Debería ser normal en nuestras iglesias.

La segunda pregunta revela la tendencia humana a mirar al vaso, al hombre, en lugar de la fuente del poder. Pedro inmediatamente quita la mirada de sí mismo, y eso de alguien que ante estaba demasiado listo para jactarse. ¿Por qué exaltamos al evangelista, apóstol o pastor que tiene un ministerio ungido? ¿Por qué caemos en esa tentación de proyectar que un ministerio tiene algo que ver con nuestro poder o virtud?

13 El Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob, el Dios de nuestros antepasados, ha glorificado a su siervo Jesús. Ustedes lo entregaron y lo rechazaron ante Pilato, aunque este había decidido soltarlo. 14 Rechazaron al Santo y Justo, y pidieron que se indultara a un asesino. 15 Mataron al autor de la vida, pero Dios lo levantó de entre los muertos, y de eso nosotros somos testigos. 

Pedro dirige su atención a Jesús. Hay tres partes evidentes en lo que dice aquí:

  1. Quién es Cristo: es un siervo de Dios, a quien Dios glorificó. Hay una relación íntima de Cristo con el mismo Dios que Israel siempre ha adorado. Aunque no introduce aquí el concepto de la trinidad, Pedro lo llama Santo y Justo, lo cual lo hace igual a Dios. Es el autor de la vida, lo que significa que es creador, otra referencia a su divinidad.
  2. Igual como lo hizo en Pentecostés, los culpa con varias palabras muy fuertes:
    1. Ellos lo entregaron.
    2. Lo rechazaron ante Pilato (aunque él quería soltarlo).
    3. Pidieron que se indultara a un asesino.
    4. Mataron al autor de la vida.
  3. A pesar de ese rechazo, Dios realizó un gran milagro y lo levantó de entre los muertos; Pedro y Juan son testigos de su resurrección.

16 Por la fe en el nombre de Jesús, él ha restablecido a este hombre a quien ustedes ven y conocen. Esta fe que viene por medio de Jesús lo ha sanado por completo, como les consta a ustedes.

El milagro se logró por la fe en Jesús. Cuando dice “en el nombre” no es solo decir su nombre, sino que expresa fe en todo lo que Cristo es. Pedro dice algo muy importante: La fe no es algo que nosotros fabricamos o tenemos que fomentar, la fe misma viene por medio de Jesús. Él nos da la capacidad de creer en Él; luego edificamos esa fe con ejercicio, la Palabra de Dios y la iglesia. Una y otra vez vemos la importancia de la fe en recibir un milagro. ¿Cómo está tu fe?

Cuando oramos por sanidad, es bueno orar por una curación por completo. Este no es siempre el caso, por varias razones, pero Cristo puede sanar por completo. ¿Y por qué no? ¡El recibe más gloria!

Tiempos de refrigerio

17 »Ahora bien, hermanos, yo sé que ustedes y sus dirigentes actuaron así por ignorancia. 18 Pero de este modo Dios cumplió lo que de antemano había anunciado por medio de todos los profetas: que su Mesías tenía que padecer. 

Pedro culpa a los judíos, pero inmediatamente les ofrece dos ejemplos de la misericordia de Dios y cómo Él puede redimir nuestros errores:

  1. Actuaron por ignorancia. La ignorancia no es una excusa por nuestro pecado, ni nos libera de sus consecuencias. Pero la ley hace una distinción entre los pecados de presunción y los de ignorancia (Números 15:27-31). La ignorancia afecta nuestra responsabilidad ante Dios y cómo Él nos responde. Está en otro contexto, pero lo que Jesús dijo en Lucas 12:47-48 se aplica aquí también: »El siervo que conoce la voluntad de su señor, y no se prepara para cumplirla, recibirá muchos golpes. En cambio, el que no la conoce y hace algo que merezca castigo recibirá pocos golpes. A todo el que se le ha dado mucho, se le exigirá mucho; y al que se le ha confiado mucho, se le pedirá aún más.
  2. Como lo hace tantas veces en nuestras vidas, Dios redime nuestros errores y los usa para cumplir sus propósitos. La muerte del Mesías fue el cumplimiento de la profecía. Para efectuar la salvación, tuvo que morir.

Pedro nos da una perspectiva amplia del plan de Dios a través de los siglos y las muchas profecías que se cumplieron en la vida de Jesús.

19 Por tanto, para que sean borrados sus pecados, arrepiéntanse y vuélvanse a Dios, a fin de que vengan tiempos de descanso de parte del Señor, 20 enviándoles el Mesías que ya había sido preparado para ustedes, el cual es Jesús. 21 Es necesario que él permanezca en el cielo hasta que llegue el tiempo de la restauración de todas las cosas, como Dios lo ha anunciado desde hace siglos por medio de sus santos profetas. 

Estas pocas palabras son muy ricas:

  1. Aunque actuaron en ignorancia, el rechazo de Cristo sigue siendo un gran pecado que tiene que ser borrado. ¡Gloria a Dios porque nuestros pecados pueden ser borrados! Para recibir ese perdón tienen que arrepentirse y volverse a Dios. Allí están, en el templo a la hora de la oración, pero Pedro dice que están alejados de Dios. Solo en Cristo podemos acercarnos a Dios y encontrar el perdón. Puede que tú estés en la iglesia, orando, y hayas cometido errores en ignorancia. ¿Tienes la confianza de que tus pecados son borrados? ¿O estás alejado de Dios, y tienes que arrepentirte y volverte a Él?
  2. Con esa relación restaurada, Dios puede bendecirnos con tiempos de descanso (refrigerio y alivio). ¿Lo necesitas en tu vida ahora? ¿Hay algún pecado que lo impida?
  3. Jesús acaba de salir del mundo, pero el enfoque está en su regreso. Por ahora Él tiene que permanecer en el cielo, pero en su tiempo Dios lo enviará de vuelta al mundo.
  4. Primero habrá una restauración de todas las cosas.
  5. Todo este plan para la historia fue anunciado por los profetas. El mensaje que Pedro proclama a estos judíos no es nuevo, sino el cumplimiento de las profecías acerca del Mesías.

Jesús el cumplimiento de profecía

22 Moisés dijo: “El Señor su Dios hará surgir para ustedes, de entre sus propios hermanos, a un profeta como yo; presten atención a todo lo que les diga. 23 Porque quien no le haga caso será eliminado del pueblo”.

Pedro apela a Moisés y señala a Jesús como el cumplimiento de la profecía que Moisés le dio de otro profeta como él que vendría. Está en la misma ley del Antiguo Testamento: quien no le haga caso de este profeta será eliminado de su pueblo. Sin Jesús es imposible ser parte del pueblo de Dios y entrar en su reino.

24 »En efecto, a partir de Samuel todos los profetas han anunciado estos días. 25 Ustedes, pues, son herederos de los profetas y del pacto que Dios estableció con nuestros antepasados al decirle a Abraham: “Todos los pueblos del mundo serán bendecidos por medio de tu descendencia”. 26 Cuando Dios resucitó a su siervo, lo envió primero a ustedes para darles la bendición de que cada uno se convierta de sus maldades».

Pedro aún no ha recibido la revelación de la inclusión de los gentiles, pero él cita lo que Dios le dijo a Abraham: la bendición es para todos los pueblos del mundo. Los judíos son los primeros en recibir esta bendición, según las profecías del Antiguo Testamento. Jesús es el cumplimiento de esas profecías; en este breve sermón Pedro lo presenta como:

  • El siervo sufriente (13, 18).
  • El profeta como Moisés (22-23).
  • El rey del linaje de David (24).
  • La semilla de Abraham (25-26).
  • El mesías quien vendrá otra vez (20-21).
  • Dios: El Santo y Justo, Autor de la vida (14-15).

Ellos ahora tienen la oportunidad de convertirse y aprovechar todas las bendiciones del Nuevo Pacto.

Qué hacer después del bautismo en el Espíritu

¿Qué hizo la iglesia después del derramamiento del Espíritu Santo? ¿Qué hicieron los apóstoles? Parece que aprendieron de sus errores (Hechos capítulo 1). No se sentaron para planear más eventos. Continuaron a caminar como Jesús camina, en el compañerismo, la enseñanza de la Palabra y con señales y prodigios. Este capítulo es un buen ejemplo del mismo patrón que observamos en Jesucristo: Un hecho, un milagro o una sanidad que llama la atención del pueblo, y la Palabra, la explicación de lo que sucedió, o la enseñanza de cómo vivir en la voluntad de Dios y experimentar lo mismo. En todo lo que hace la iglesia, el énfasis está en la persona de Jesucristo y en una relación con Él. No hay ningún intento de establecer una religión, institución u organización.

Un ritmo en Hechos

Ya vemos un ritmo en este libro de Hechos:

  1. Los creyentes permanecen unidos, en oración, celebrando la Santa Cena y alimentados por la enseñanza de la Palabra.
  2. Dios obra soberana y sobrenaturalmente para bendecir a su pueblo, mostrar su poder y llamar la atención de los incrédulos.
  3. Se da un mensaje Cristo-céntrico para llamar a la gente al arrepentimiento y la salvación.

Hasta ahora todo parece casi un paraíso. Hay pura bendición y crecimiento. Pero no podemos olvidar de que aún estamos en el mundo y tenemos a un enemigo que vino a hurtar, matar y destruir.