La economía de la iglesia primitiva: Hechos 4:32-5:11

El patrón que ya hemos observado en Hechos es evidente en esta porción:

  1. Una introducción que describe la iglesia.
  2. Algún evento que la impacta.
  3. El resultado del mover del Espíritu Santo.

Introducción: La unidad caracteriza la iglesia

4:32 Todos los creyentes eran de un solo sentir y pensar (RVR: un corazón y un alma).

Esta unidad es muy importante. Cuando esperaban el bautismo del Espíritu, estaban unidos en oración en el Aposento Alto. Pedro y Juan subieron juntos al templo, y fueron encarcelados juntos. En el verso 24 de este capítulo, todos oraron unánimes. Ahora, a pesar del fuerte crecimiento, mantenían esa unidad. Eso es muy impresionante, dada la diversidad de la iglesia:

  • Creyentes de varias naciones y provincias de Israel.
  • Fariseos, saduceos y levitas.
  • Gente despreciada, como prostitutas y publicanos (recaudadores de impuestos).

¡En cuestión de semanas, miles de personas fueron añadidas a la iglesia!

¡Qué difícil es para nosotros mantener la unidad, incluso en una iglesia pequeña! Una revisión de Facebook revela las muchas divisiones en la iglesia universal; creo que sería difícil encontrar una iglesia grande con todos de “un solo sentir y pensar.” ¿Qué programa tenían que podamos duplicar para tener “un corazón y un alma” entre los hermanos en nuestras iglesias?

La respuesta no es un programa; la respuesta es la plenitud del Espíritu Santo y la dedicación a la oración. La respuesta es el dinamismo de muchos milagros y nuevas personas añadidas a la iglesia todos los días.

Jesús oró por nuestra unidad la noche de su arresto (Juan 17:21-23). Cuando Cristo realmente sea la Cabeza y el Espíritu se mueva, tendremos esa unidad. Es hermoso ser de un solo sentir y pensar, con tu conyugue, y con todos los hermanos de tu iglesia. ¡Es posible! Tenemos que orar y buscar esa unidad. Cristo no quiere que su cuerpo esté dividido o contencioso.

El impacto de esa unidad

Nadie consideraba suya ninguna de sus posesiones (TLA: nadie se sentía dueño de nada), sino que las compartían (RVR: tenían todas las cosas en común).

Disfrutar tanto amor y unidad naturalmente resulta en compartir todo. Están tan ocupados en oración, adoración, enseñanza de la Palabra, servicio y evangelismo que esas posesiones simplemente no importan. Mira las palabras que Lucas usa aquí: “nadie” y “ninguna.” No son solo los ricos o algunos hermanos muy generosos; el Espíritu ha tocado cada corazón. No es solo ropa vieja o ese televisor extra; son todas sus posesiones. Pero no predicaron la eliminación de la propiedad privada. No es pecado tener posesiones. Dice que no “consideraban” las posesiones como propias. Le entregaron todo a Cristo; todo estaba a su disposición.

Igual a todo lo que hemos visto hasta acá en Hechos, no es un programa. No tenían que entregar una lista de sus posesiones para “depositar” en un “banco” de la iglesia. Nadie fue juzgado porque mantenía algo en su poder. No era un requisito para ser parte de la iglesia. Todo fue guiado por el Espíritu. Cuando obligamos a la iglesia a compartir todo lo que tienen, estamos bajo la ley nuevamente, y no hay ninguna ley bíblica que nos exige a compartir todo. Es algo que viene de un corazón agradecido a Dios.

La eliminación de necesidad económica

33La gracia de Dios se derramaba abundantemente sobre todos ellos, 34 pues no había ningún necesitado en la comunidad. Quienes poseían casas o terrenos los vendían, llevaban el dinero de las ventas 35 y lo entregaban a los apóstoles para que se distribuyera a cada uno según su necesidad.

La gracia de Dios se manifestó en la eliminación de la necesidad financiera en la iglesia. Nadie se enriqueció; de hecho, quienes poseían casas o terrenos los vendían, para poner el dinero a disposición de la iglesia. Dios bendice a su iglesia por medio de los hermanos mismos. No estaban predicando prosperidad; era una distribución para dejar a todos al mismo nivel. Dios no quiere a nadie en necesidad en su iglesia. El ejemplo de Pablo en las colecciones que recibió para las iglesias necesitadas confirma que no es solo dentro de una iglesia, sino que las iglesias ricas en países prósperos deberían compartir con sus hermanos en países pobres que tienen casi nada. Que tal necesidad exista en algunas partes del mundo revela el pecado de los creyentes ricos.

Esto puede sonar como socialismo o comunismo, pero hay algunas diferencias importantes:

  • Fue voluntario. La Biblia nunca dice que es pecado tener su propia casa o terreno.
  • No involucró todas las propiedades. La iglesia nunca debe obligar a nadie a vender su casa.
  • Nunca menciona que vender propiedades o diezmar era un requisito para ser bautizado y ser parte de la iglesia.

Con tanto dinero llevado a la iglesia, habría una gran tentación de abusar de ello. Si seguimos este ejemplo de la iglesia primitiva, necesitamos procedimientos y procesos muy claros y transparentes para garantizar que todo el dinero se maneje de una manera responsable y digna del Señor.

Dos ejemplos de ventas de propiedades

Aunque la división del capítulo (que se agregó siglos después, en el siglo XIII) separa estos dos ejemplos, está claro que Lucas los presenta como comparación y un contraste de cómo funcionó esta venta de propiedades.

Primero, un buen ejemplo:

36 José, un levita natural de Chipre, a quien los apóstoles llamaban Bernabé (que significa: Consolador), 37 vendió un terreno que poseía, llevó el dinero y lo puso a disposición de los apóstoles.

Aquí se presenta a un hermano que tendrá una parte muy importante en el ministerio de Pablo. Él era de la tribu sacerdotal y nativo de Chipre, una isla en el mar Mediterráneo y un destino para dos de los viajes misioneros de Pablo (el primero fue con este Bernabé). El hecho de que se haya señalado la venta de su propiedad es evidencia de que no todos vendieron sus terrenos.

Judas Iscariote era el tesorero de los apóstoles, y era ladrón, pero ahora, bajo la guía del Espíritu Santo, los apóstoles manejan grandes cantidades de dinero, que fue literalmente puesto a sus pies.

Segundo ejemplo

A pesar de la poderosa presencia del Espíritu, el pecado todavía existía en la iglesia. Dios lo juzga fuertemente como una advertencia a toda la iglesia: No juegues con Dios (o con su iglesia).

5:1-2 Un hombre llamado Ananías también vendió una propiedad y, en complicidad con su esposa Safira, se quedó con parte del dinero y puso el resto a disposición de los apóstoles.

No parece haber ningún problema. No es pecado quedarse con parte del dinero. Es bueno que haya llevado la otra parte a los pies de los apóstoles. Nadie se vio obligado a darles todo el dinero de una venta. El problema aquí era otro. A veces el pecado no es el acto en sí, sino el corazón y el motivo de la persona.

Un esposo puede engañar a su esposa, mentir acerca de una ofrenda hecha a la iglesia y quedarse con un dinero para algún motivo indebido, pero Ananías lo hace en complicidad con su esposa.

—Ananías —le reclamó Pedro—, ¿cómo es posible que Satanás haya llenado tu corazón para que le mintieras al Espíritu Santo y te quedaras con parte del dinero que recibiste por el terreno? ¿Acaso no era tuyo antes de venderlo? Y una vez vendido, ¿no estaba el dinero en tu poder? ¿Cómo se te ocurrió hacer esto? ¡No has mentido a los hombres, sino a Dios!

Pedro confirma que la propiedad privada no es ilícita. Incluso el monto donado a la iglesia es nuestra decisión (ojalá guiada por el Espíritu). El problema aquí es el engaño y la mentira. Quieren impresionar a la iglesia con su generosidad y esconder algo de los apóstoles. Es la misma hipocresía que Jesús condenó fuertemente.

Pedro reconoce que la fuente de este pecado es el padre de la mentira, el engañador. Aunque no podemos atribuir todo pecado al diablo, el Espíritu le revela a Pedro que Satanás inspiró esto. Es la primera mención de Satanás trabajando en una iglesia que hasta ahora parecía casi perfecta. Está claro que el diablo puede trabajar así en un creyente e incluso llenar su corazón. El dinero puede ser un área vulnerable para muchos cristianos.

La mayoría de los cristianos no consideran que mentir es un pecado muy grave. Mentirle a un pastor sobre algún ministerio realizado en la iglesia o tal vez una cantidad de dinero ofrendado es bastante común. Pero Apocalipsis 21:8 incluye los mentirosos entre aquellos que están destinados al lago de fuego (junto con los incrédulos, los abominables, los asesinos, los que cometen inmoralidades sexuales, los que practican artes mágicas y los idólatras). Mentir a un líder de la iglesia es mentirle al Espíritu Santo que mora en esa persona; le está mintiendo a Dios (y al decir eso, Pedro afirma que el Espíritu es divino, es Dios). Nuevamente, vemos en Pedro un denuedo que proviene de Dios, inspirado por la revelación de la verdad y el conocimiento de lo que está sucediendo en la vida de una persona. ¿Tienes ese denuedo para enfrentar mentiras y pecados en tu iglesia?

¿Qué hay de mentir en tu vida? ¿Has mentido a un pastor? ¿Has tratado de engañar a la iglesia para que parezcas más santo e impresiones a sus líderes? ¿Eres más como Bernabé, o Ananías?

Al oír estas palabras, Ananías cayó muerto. Y un gran temor se apoderó de todos los que se enteraron de lo sucedido. Entonces se acercaron los más jóvenes, envolvieron el cuerpo, se lo llevaron y le dieron sepultura.

Tal como al principio de la nación de Israel en Éxodo, cuando Dios juzgó fuertemente el pecado, aquí, al comienzo de la iglesia, Él quiere impresionarla con la gravedad y las consecuencias del pecado. Con razón, un gran temor se apoderó de todos los que escucharon este suceso. ¿Dónde está ese temor en la iglesia hoy? ¿Cuántos morirían si Dios juzgara las mentiras y otros pecados de esta manera? Sí, la paga del pecado es siempre la muerte; eternamente, y a veces ahora también.

Esta historia es similar a la tragedia de Acán (Josué 7) en la conquista de la Tierra Prometida. Él y su familia perecieron debido a su avaricia y desobediencia.

Unas tres horas más tarde entró la esposa, sin saber lo que había ocurrido. —Dime —le preguntó Pedro—, ¿vendieron ustedes el terreno por tal precio?

Dios a menudo nos da la oportunidad de confesar, arrepentirnos y salvar nuestras vidas. Safira tuvo la oportunidad de decir la verdad; en lugar de confrontarla con la mentira de su esposo, Pedro le da una salida de la tentación, pero ella no la toma:

—Sí —dijo ella—, por tal precio. —¿Por qué se pusieron de acuerdo para poner a prueba al Espíritu del Señor? —le recriminó Pedro—. ¡Mira! Los que sepultaron a tu esposo acaban de regresar y ahora te llevarán a ti. 10 En ese mismo instante ella cayó muerta a los pies de Pedro. Entonces entraron los jóvenes y, al verla muerta, se la llevaron y le dieron sepultura al lado de su esposo. 

Antes, Pedro dijo que Ananías le mintió al Espíritu, ahora dice que pusieron a prueba .eal Espíritu. ¡No juegues con Dios! ¿Hay cosas que tú has hecho para poner a prueba el Espíritu? Podría ser que Dios está dándote la oportunidad, como Pedro le dio a Safira, de confesar tu pecado y arrepentirte.

Algunos han dicho que la sorpresa de las noticias de su esposo la mató, pero creo que fue Dios quien lo hizo.

Resultado

11 Y un gran temor se apoderó de toda la iglesia y de todos los que se enteraron de estos sucesos.

Sí, había milagros, gozo, amor y vidas transformadas en la iglesia primitiva. ¡Gloria a Dios! Pero ahora hay un fuerte recuerdo de que Dios es santo. Es el mismo Dios del Antiguo Testamento que no puede soportar el pecado; quiere el cuerpo de su Hijo puro y sin mancha. Él es paciente y misericordioso, pero también hay un juicio venidero. Puede ser ahora o más tarde, pero todo pecado que no sea confesado y abandonado será juzgado. Gran temor se apoderó de toda la iglesia, y también de la gente de la comunidad, fuera de la iglesia.

¿Es posible vivir la economía de la iglesia primitiva hoy?

Igual al esfuerzo de muchos para minimizar las enseñanzas de Jesús y la Biblia en general, muchos eruditos y pastores están listos para decir que esta economía era única para esa época; nosotros no podemos experimentarla hoy. Es cierto que no se presenta como modelo para toda la iglesia en todas las edades, aunque Jesús enseñó cosas parecidas y radicales acerca del dinero y las cosas materiales (lee los capítulos 16 – 18 en el segundo libro de esta serie, El ADN del Reino).

A lo largo de los siglos ha habido muchos intentos de seguir este modelo, en monasterios y comunidades cristianas. La mayoría de ellos han fracasado, a menudo con abusos e incluso delitos. Grandes cantidades de dinero nos presentan con muchas tentaciones e incluso el pecado de Ananías y Safira. Como la Biblia enseña varias veces, es más difícil para los ricos seguir fielmente a Cristo. El hombre pobre que no tiene nada que vender estaría exento del pecado de esta pareja.

Hay unos principios importantes aquí para tu reflexión:

  1. Esta economía fue el resultado directo de la manifestación y plenitud del Espíritu Santo en la iglesia. No podemos organizarla ni gestionarla; tiene que ser obra del Espíritu, o fracasará.
  2. Necesitamos transparencia y normas claras en el manejo de las ofrendas. Tenemos que hacer todo lo posible para evitar abusos con el dinero de la iglesia.
  3. Dios quiere igualdad entre sus hijos. El patrón bíblico es que aquellos con más recursos los comparten con aquellos que tienen pocos: Entre ustedes no deberá haber pobres, porque el Señor tu Dios te colmará de bendiciones en la tierra que él mismo te da para que la poseas como herencia (Deuteronomio 15:4).
  4. Tenemos que evaluar la tendencia actual de predicar la prosperidad y aprobar el materialismo y avaricia de nuestro mundo.
  5. El Espíritu puede guiarte a vender una propiedad u otra cosa para ofrendar a la iglesia.
  6. Siempre debemos evitar la hipocresía y el deseo carnal de impresionar a otros con nuestra espiritualidad.
  7. Es demasiado fácil y común pasar por alto los pecados en la iglesia (como él de Ananías y Safira). Algunas veces Dios soberanamente disciplina a alguien, pero necesitamos líderes con el discernimiento del Espíritu (como Pedro) y procedimientos para la disciplina en la iglesia. Demasiados pastores recibirían cualquier ofrenda sin cuestionar los detalles, como si el dinero fuera robado o sucio.
  8. Dos veces ya en Hechos hemos visto este intercambio de recursos:
    1. 2:44-45: Todos los creyentes estaban juntos y tenían todo en común:vendían sus propiedades y posesiones, y compartían sus bienes entre sí según la necesidad de cada uno.
    2. 4:34-35: No había ningún necesitado en la comunidad. Quienes poseían casas o terrenos los vendían, llevaban el dinero de las ventas y lo entregaban a los apóstoles para que se distribuyera a cada uno según su necesidad.
    3. La repetición señala su prevalencia e importancia.

Es notable cómo la iglesia primitiva seguía las huellas de su Maestro. ¿Y tú? No necesariamente tienes que vender tu casa, pero ¿has puesto todas tus posesiones a los pies de Cristo? ¿Estás ofrendando fielmente a tu iglesia? ¿Has caído en la trampa del materialismo y prosperidad del mundo? Si eres pastor, ¿cómo puedes ayudar a tu iglesia eliminar necesidad financiera?