La expansión de la iglesia; Hechos 11

Fueron días emocionantes y llenos de nuevas experiencias para Pedro en Cesarea. Cornelio inmediatamente empezó a compartir su nueva fe con sus tropas, y más personas aceptaron a Jesús. Pedro se quedó en la casa de gentiles por primera vez (y muy posiblemente comió alimentos no aprobados por la Ley). Pero una cosa es estar en medio de un movimiento sobrenatural de Dios y ver esa gente bautizada en el Espíritu, y otra cosa es recibir las noticias desde lejos.

Críticas

1Los apóstoles y los hermanos de toda Judea se enteraron de que también los gentiles habían recibido la palabra de Dios. Así que cuando Pedro subió a Jerusalén, los defensores de la circuncisión lo criticaron diciendo: —Entraste en casa de hombres incircuncisos y comiste con ellos.

Nada ha cambiado en dos mil años. Siempre hay alguien dispuesto a criticar, y se puede imaginar los rumores:

  • “¿Qué le pasó a Pedro? Ya no guarda la ley.”
  • “¡Estaba en la casa de gentiles y alguien dijo que comió camarones!”
  • “Lo perdimos. Satanás lo engañó. Tal vez va a dejar a su esposa y se mudará a Cesarea para vivir la vida buena.”

Cuando Pedro vuelve a casa, a Jerusalén, tiene que explicar lo que aprendió. Si no lo aceptan, puede causar una división en la iglesia. Eso ha sucedido muchas veces a lo largo de la historia.

Pedro se defiende

Gracias a Dios, Pedro tiene la oportunidad de defenderse. En los peores casos, una iglesia podría simplemente sacar a un pastor que “ha caído en pecado.”

Entonces Pedro comenzó a explicarles paso a paso lo que había sucedido:

Afortunadamente, escucharon a Pedro mientras les explicó lo que había sucedido. No habla fuerte, no denuncia el prejuicio de los defensores de la circuncisión o su falta de educación, comparte pacientemente toda la historia con ellos:

—Yo estaba orando en la ciudad de Jope y tuve en éxtasis una visión. Vi que del cielo descendía algo parecido a una gran sábana que, suspendida por las cuatro puntas, bajaba hasta donde yo estaba. Me fijé en lo que había en ella, y vi cuadrúpedos, fieras, reptiles y aves. Luego oí una voz que me decía: “Levántate, Pedro; mata y come”. Repliqué: “¡De ninguna manera, Señor! Jamás ha entrado en mi boca nada impuro o inmundo”. Por segunda vez insistió la voz del cielo: “Lo que Dios ha purificado, tú no lo llames impuro”. 10 Esto sucedió tres veces, y luego todo volvió a ser llevado al cielo.

11 »En aquel momento se presentaron en la casa donde yo estaba tres hombres que desde Cesarea habían sido enviados a verme. 12 El Espíritu me dijo que fuera con ellos sin dudar. También fueron conmigo estos seis hermanos, y entramos en la casa de aquel hombre. 13 Él nos contó cómo en su casa se le había aparecido un ángel que le dijo: “Manda a alguien a Jope para hacer venir a Simón, apodado Pedro. 14 Él te traerá un mensaje mediante el cual serán salvos tú y toda tu familia”.

Esa última parte no se incluyó en el capítulo anterior. Es una promesa de salvación para toda su familia a través de la palabra que Pedro traería. Es lo que sucedió también con la familia del carcelero en Filipos, y es el deseo del Señor: Cuando la cabeza de casa, el padre y el esposo, recibe a Cristo, toda la familia lo sigue y se salva.

15 »Cuando comencé a hablarles, el Espíritu Santo descendió sobre ellos tal como al principio descendió sobre nosotros. 16 Entonces recordé lo que había dicho el Señor: “Juan bautizó con agua, pero ustedes serán bautizados con el Espíritu Santo”. 17 Por tanto, si Dios les ha dado a ellos el mismo don que a nosotros al creer en el Señor Jesucristo, ¿quién soy yo para pretender estorbar a Dios?»

Pedro no presenta un caso bíblico para la inclusión de los gentiles ni resuelve la cuestión de cuales alimentos son permitidos para creyentes. Es la promesa del bautismo con el Espíritu Santo que para él fue la confirmación de la validez de lo que Dios hizo.

18 Al oír esto, se apaciguaron y alabaron a Dios diciendo: —¡Así que también a los gentiles les ha concedido Dios el arrepentimiento para vida!

Claro que el Espíritu estaba trabajando en los corazones de esos creyentes; abandonaron fácilmente sus críticas y alabaron a Dios. Es un paso gigante: la iglesia no solo sería una secta dentro del judaísmo, sino otra religión que acoge a todos.

Estado de la iglesia

Este es el cierre de esa porción que empezó con el problema de las viudas de habla griego y su resolución con la selección de los diáconos, la muerte de Esteban y el paso radical de la inclusión de los gentiles en la iglesia. Incluye a Felipe en Samaria y evangelizando el eunuco etíope, la conversión de Saulo y la experiencia de Pedro con Cornelio. Ahora, característicamente para Lucas, nos da un retrato de la iglesia en este punto.

19 Los que se habían dispersado a causa de la persecución que se desató por el caso de Esteban llegaron hasta Fenicia, Chipre y Antioquía, sin anunciar a nadie el mensaje excepto a los judíos. 20 Sin embargo, había entre ellos algunas personas de Chipre y de Cirene que, al llegar a Antioquía, comenzaron a hablarles también a los de habla griega, anunciándoles las buenas nuevas acerca del Señor Jesús. 21 El poder del Señor estaba con ellos, y un gran número creyó y se convirtió al Señor.

Otras ciudades también recibieron el evangelio, y un gran número creyó. Pero estos hermanos no estaban listos para evangelizar a los gentiles; anunciaron el mensaje solo a los judíos. Fue en Antioquía donde se abrió una puerta para incluir también a los de habla griega. Era una ciudad hermosa de unos medio millón de habitantes, incluidos chinos, indios y persas. Fue la capital de la provincia romana de Siria, y una ciudad muy cosmopolita. Fue gente de Chipre y Cirene quien llevó el evangelio a los de habla griega en Antioquía. Continuaron como siempre evangelizando al pueblo de habla aramea, pero también a los judíos y griegos de habla griega. Aunque Jerusalén era la iglesia madre, ya estaban perdiendo un poco de su influencia, con sus lazos con el templo y la religión judía.

22 La noticia de estos sucesos llegó a oídos de la iglesia de Jerusalén, y mandaron a Bernabé a Antioquía. 23 Cuando él llegó y vio las evidencias de la gracia de Dios, se alegró y animó a todos a hacerse el firme propósito de permanecer fieles al Señor, 24 pues era un hombre bueno, lleno del Espíritu Santo y de fe. Un gran número de personas aceptó al Señor.

Bernabé también era de Chipre, aunque moraba en Jerusalén. Tal como enviaron a Pedro y a Juan a confirmar que todo se hizo bien en Samaria, Bernabé fue una elección lógica para ir a Antioquía y poner todo en orden. Él ya estaba funcionando como apóstol. Hemos visto el gran corazón de este varón en la donación de su terreno y su apoya a Saulo. Aquí Lucas afirma eso, diciendo que era un hombre bueno, lleno del Espíritu Santo y de fe. Él vio mucha evidencia de la gracia de Dios en Antioquía y animó a los hermanos. Parece que se quedó allí un rato y evangelizó más, con una buena cosecha.

25 Después partió Bernabé para Tarso en busca de Saulo, 26 y, cuando lo encontró, lo llevó a Antioquía. Durante todo un año se reunieron los dos con la iglesia y enseñaron a mucha gente. Fue en Antioquía donde a los discípulos se les llamó «cristianos» por primera vez.

Que buen ejemplo de buscar un hermano menor en la fe y llevarlo a trabajar juntos. Fue una verdadera obra apostólica, enseñando a “mucha gente” durante un año. De ese ministerio surgió el nombre “cristiano” para los creyentes, porque Cristo era claramente el centro de su fe.

27 Por aquel tiempo unos profetas bajaron de Jerusalén a Antioquía. 28 Uno de ellos, llamado Ágabo, se puso de pie y predijo por medio del Espíritu que iba a haber una gran hambre en todo el mundo, lo cual sucedió durante el reinado de Claudio. 29 Entonces decidieron que cada uno de los discípulos, según los recursos de cada cual, enviaría ayuda a los hermanos que vivían en Judea. 30 Así lo hicieron, mandando su ofrenda a los ancianos por medio de Bernabé y de Saulo.

Otra parte del intercambio entre las iglesias era el ministerio de profetas. No tenemos los nombres de la mayoría de ellos y no sabemos mucho sobre su ministerio, pero ellos también hicieron visitas a las iglesias en distintas partes del mundo. Cuando Ágabo profetizo una gran hambre, los discípulos tomaron la decisión de enviar ayuda a los hermanos en Judea, una provincia más pobre. Fue la primera de muchas ofrendas que Saulo, esta vez con Bernabé, recogió para ayudar a otras iglesias. Fue la segunda visita de Pablo a Jerusalén, tal vez la que él describe en Gálatas 2:1-10. No fueron obligados a dar, fue una decisión de los discípulos, y fue según lo que cada uno podía dar. Algunos creen que Lucas estaba entre los conversos en Antioquia; allí empezó su gran amistad con Pablo.

En estos capítulos hemos observado una gran expansión del ministerio de la iglesia y un crecimiento continuo. Ahora tiene diáconos, apóstoles y profetas que visitan a los discípulos cada vez más lejos de Jerusalén. Pero como siempre, hay oposición del enemigo.

Más que vencedores: Romanos 8:18-39

Estamos viviendo un momento muy complicado: Covid 19, problemas en el gobierno, la economía colapsada. Es obvio que hay algo mal. El cristiano no niega que haya problemas. No vivimos en una burbuja; también experimentamos enfermedades y desempleo. Muchos sufren de escasez. Tienen dudas (y deudas). El estrés está afectando a los matrimonios y las familias. El futuro es incierto, y esta situación puede durar años. Muchos dicen que el mundo se ha cambiado para siempre. Dios tiene un plan para un reino de paz y justicia libre de todo sufrimiento cuando Cristo venga otra vez. Pero ahora estamos en un tiempo difícil, de espera.

Este mensaje se llama “Más que vencedores.” ¿Eres un vencedor? La verdad es que hay muchos cristianos derrotados, pero Dios te promete que vencerás. Estoy feliz con vencer, pero la Palabra dice que eres “más que vencedor.” ¿Qué significa? Vamos a ver cuatro cosas poderosas que te permiten vencer el temor, la ansiedad, la soledad y la depresión, y ser más que vencedor. Primero es la esperanza.

18 Pues tengo por cierto que las aflicciones del tiempo presente no son comparables con la gloria venidera que en nosotros ha de manifestarse.

Hay mucho sufrimiento en el tiempo presente. Lamentablemente, es parte de esta vida, pero no debería ser así. El problema empezó con la rebelión de Adán y Eva. Ahora todos vamos a morir. Vamos a perder muchos seres queridos, y muchos vamos a sufrir enfermedades crueles como el cáncer. Pero hay una gloria venidera más allá de lo que podemos pensar o imaginar. Esa es nuestra esperanza.

Pablo escribió en el capítulo 5 del mismo Romanos, los versículos 2-5: nos regocijamos en la esperanza de alcanzar la gloria de Dios. Y no solo en esto, sino también en nuestros sufrimientos, porque sabemos que el sufrimiento produce perseverancia; la perseverancia, entereza de carácter; la entereza de carácter, esperanza. Y esta esperanza no nos defrauda, porque Dios ha derramado su amor en nuestro corazón por el Espíritu Santo que nos ha dado.

¿Cómo es tu esperanza? Muchos han perdido la esperanza. La realidad es que cuesta tener esperanza en este ambiente. Cuesta tener esperanza cuando pierdes tu trabajo, tu casa y posiblemente tu familia. Cuesta cuando te encuentras en cuidados intensivos, muriendo de Covid-19. Si te enfocas en tus circunstancias y lo que está sucediendo en el mundo, perderás la esperanza. Si siempre ves las noticias, vas a caer en una depresión. Pero hay buenas noticias en medio de estas aflicciones. Pablo escribió en 2 Corintios 4:17: Pues los sufrimientos ligeros y efímeros que ahora padecemos producen una gloria eterna que vale muchísimo más que todo sufrimiento.

En la infinita sabiduría de Dios, Él usa el sufrimiento para producir una gloria eterna en ti. No solo morarás en la gloria del cielo y la presencia de Dios, la gloria se manifestará en ti. Tendrás un cuerpo glorificado. Ni siquiera el apóstol Juan, quien vio a Jesús en el Monte de la Transfiguración, sabía exactamente lo que sería. Escribió en 1 Juan 3:2: Amados, ahora somos hijos de Dios, y aún no se ha manifestado lo que hemos de ser; pero sabemos que cuando él se manifieste, seremos semejantes a él, porque le veremos tal como él es.

Sería suficiente ver a Jesús, pero tú eres un hijo de Dios, y serás semejante a Él. ¡Serás más que vencedor! ¿No es suficiente para darte esperanza? ¿Para soportar el sufrimiento actual?

19 Porque el anhelo ardiente de la creación es el aguardar la manifestación de los hijos de Dios. 20 Porque la creación fue sujetada a vanidad, no por su propia voluntad, sino por causa del que la sujetó en esperanza; 21 porque también la creación misma será libertada de la esclavitud de corrupción, a la libertad gloriosa de los hijos de Dios.

Vemos la contaminación y la destrucción de nuestro medio ambiente. Muchas especies de animales han desaparecido. La creación, la naturaleza, es esclava de corrupción. Dios nos encargó la mayordomía de la creación, y hemos fracasado. Debido a nuestro pecado, Dios maldijo la tierra y perdimos el hermoso jardín de Edén. Ahora la tierra produce espinos y cardos. Dios mató animales para vestir a Adán y Eva.

Pero la creación se queda con una esperanza: La manifestación de los hijos de Dios. ¿Escuchaste eso? ¿Puedes comprender lo que significa? ¡Tú eres un hijo de Dios! No se ha manifestado en su totalidad, pero ya tenemos las primicias. Tenemos el sello de nuestra adopción. Toda atadura, toda opresión, desaparecerá. ¡Habrá gloriosa libertad! Es algo tan impresionante que la creación misma anhela ese día porque sabe que el abuso se acabará y recibirá la atención que merece. El Antiguo Testamento describe con gran detalle la belleza de la creación en el futuro: Hermosas flores, arboles grandes y fructíferos y todo tipo de animales.

22 Porque sabemos que toda la creación gime a una, y a una está con dolores de parto hasta ahora; 23 y no sólo ella, sino que también nosotros mismos, que tenemos las primicias del Espíritu, nosotros también gemimos dentro de nosotros mismos, esperando la adopción, la redención de nuestro cuerpo.

Muchas de ustedes, hermanas, conocen los dolores de parto. Duran hasta varias horas. La creación lleva miles de años con esos dolores de parto. La verdad es que todos estamos en un tipo de embarazo. Algo se está formando en nosotros, sabemos que hay nueva vida, pero no hemos dado a luz. La mujer soporta el dolor, las náuseas y todos los inconvenientes, porque sabe que nacerá un alma eterna.

Mientras tanto, todos gemimos. Sabemos que hay más, porque tenemos las primicias del Espíritu. Anhelamos estar libres del dolor, enfermedad y depresión, con cuerpos redimidos. Tenemos la garantía de nuestra adopción, pero aún no vivimos en el palacio del Rey, de Papá Dios. Pablo escribió en 2 Corintios 5:2-5 que estamos desnudos: Y por esto también gemimos, deseando ser revestidos de aquella nuestra habitación celestial; pues así seremos hallados vestidos, y no desnudos. Porque asimismo los que estamos en este tabernáculo gemimos con angustia; porque no quisiéramos ser desnudados, sino revestidos, para que lo mortal sea absorbido por la vida. Mas el que nos hizo para esto mismo es Dios, quien nos ha dado las arras del Espíritu.

La creación gime a una. Nosotros gemimos. Estamos en este difícil tiempo de espera. ¿Conoces esos gemidos? ¡Es bueno expresarlos! Respira profundo ahora, y deja ese gemido expresarse. Hemos estado tan cómodos, tan metidos con nuestras computadoras, teléfonos, rica comida y tantas cosas del mundo que casi hemos olvidado que esta es una vida dura. Hemos perdido una visión del cielo y ya no gemimos. Ahora podemos llorar y gemir. Está bien. No es una falta de fe.

24 Porque en esperanza fuimos salvos; pero la esperanza que se ve, no es esperanza; porque lo que alguno ve, ¿a qué esperarlo? 25 Pero si esperamos lo que no vemos, con paciencia lo aguardamos.

Muchos quieren todo ahora: Dinero, placer y salud. Hasta que casi no hay lugar para la esperanza. ¡Queremos verlo todo! Y si no lo vemos, no tiene mucho valor para nosotros. ¡Pero fue en esperanza que fuiste salvo! No para experimentar y tener todo ahora, sino para tener una esperanza para el futuro basada en  la resurrección de Jesucristo y las primicias del Espíritu. Dios quiere restaurar la esperanza en tu vida. Esa esperanza te da paciencia para aguardar lo que Dios tiene preparado para ti.

Mientras tanto, Dios nos ha dado alguien para ayudarnos. Pablo ya habló de las primicias del Espíritu; es la segunda provisión para hacerte más que vencedor.

26 Y de igual manera el Espíritu nos ayuda en nuestra debilidad; pues qué hemos de pedir como conviene, no lo sabemos, pero el Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos indecibles. 27 Mas el que escudriña los corazones sabe cuál es la intención del Espíritu, porque conforme a la voluntad de Dios intercede por los santos.

Allí está de nuevo: Gemidos. Hay muchas cosas que no podemos expresar en español. Cosas profundas. A veces no hay palabras para el dolor que sentimos, pero el Espíritu lo sabe. ¿Sientes a veces que no sabes cómo orar? ¿Qué pedir? ¡Dios sabe! Él sabe que somos débiles en la oración, pero tiene esta provisión maravillosa para ti.

El Espíritu escudriña tu corazón. Analiza todo el dolor, los anhelos y la alegría; todo lo que haya en tu corazón, y entonces Él intercede perfectamente por ti. Siempre es conforme a la voluntad de Dios. Dale al Espíritu la oportunidad de gemir. Dios también nos da un lenguaje angélico, lenguas, que el Espíritu expresa a través de nuestras bocas. Recibe ese don de Dios y deja que esas lenguas fluyan. Tener esta comunión íntima con el Dios del universo es una maravilla.

Entonces, Dios quiere avivar tu esperanza, quiere que permitas al Espíritu gemir y orar en lenguas para interceder perfectamente por ti. La tercera cosa es la profunda certeza de que Dios es por ti.

28 Y sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien, esto es, a los que conforme a su propósito son llamados.

Esta traducción de la Reina Valera no es buena; las cosas no te ayudan a bien, es Dios quien te ayuda. Como dice la NVI: Ahora bien, sabemos que Dios dispone todas las cosas para el bien de quienes lo aman, los que han sido llamados de acuerdo con su propósito.

Esta promesa no se aplica a todos. La primera parte es de Dios. Él tiene un propósito para tu vida, y te llama de acuerdo con ese propósito. Te llama a seguir a Jesus. Tienes que responder a su llamado para experimentar el beneficio de la promesa.

Si nunca respondiste al llamado de Dios, tú puedes en este momento. No es por casualidad que lees este mensaje. Dios está llamándote. Él tiene un hermoso plan para tu vida. Si lo rechazas, vas a sufrir mucho. Si respondes a Él ahora, Él toma el control del caos de tu vida y empieza a trabajar por tu bien en todos esos problemas.

Tu parte es amar a Dios. ¿Amas a Dios? Es más que decir “te amo” y cantar alabanzas sobre nuestro amor por Dios. Jesús dijo que el que lo ama, lo obedece. Con esas condiciones, Dios trabaja con todo su poder y sabiduría para que todo lo que sucede en tu vida te ayude a bien. No significa que todo sea bueno, pero Él puede redimir incluso las cosas más feas. Él tiene un papel muy activo en tu vida. ¿Por qué? ¡Porque tiene un propósito para ti en su reino, te ha adoptado como su hijo o hija, pagó el precio por tu salvación con la sangre de su Hijo y te ama!

¿Cuál es la prueba más difícil en tu vida en este momento? Podemos soltar el poder de Dios para trabajar en medio de ese problema para que te ayude a bien. Confiésalo: Gracias Dios, que tú me llamaste de acuerdo con tu propósito. Yo te amo. Yo te entrego estas pruebas. Tu palabra dice que tú trabajarás en ellas para mi bien. Yo creo tu palabra y te doy gracias por lo que harás. En el nombre de Jesús, amén.

29 Porque a los que antes conoció, también los predestinó para que fuesen hechos conformes a la imagen de su Hijo, para que él sea el primogénito entre muchos hermanos. 30 Y a los que predestinó, a éstos también llamó; y a los que llamó, a éstos también justificó; y a los que justificó, a éstos también glorificó.

Estos versos son muy importantes. Son el corazón del evangelio. Para algunos son controvertidos, pero esta es la Palabra de Dios; no es la mía. Deben traer mucho consuelo a nuestros corazones, porque dicen que todo depende de Dios.

  • Él te conoció antes – antes de que nacieras, antes de aceptar a Cristo.
  • Te llamó – por medio de la Biblia, un pastor, un amigo. Cuando estabas perdido en tu pecado, Él tomó la iniciativa para llamarte a seguir a Jesus.
  • Había un problema: Tu justicia es como trapos de inmundicia. Para ser su hijo, tienes que ser limpio y libre del pecado. ¿La solución? Dios te reviste con la justicia de Jesucristo. Te justifica, te declara no culpable y borra todo tu pecado – es como si nunca hubieras pecado.
  • Dios tiene un destino para ti. Ya determinó hacerte conforme a la imagen de Jesus, como el barro en las manos del alfarero. Ese es un proceso a veces doloroso, donde Él trabaja a través de todas las cosas de tu vida para formarte, incluso estas aflicciones ahora. ¡Te ha elevado al estatus de hermano de su Hijo! Somos parte de una familia gloriosa.
  • Y, el último paso, Él ha determinado que después de todo ese trabajo, Él te glorificara.

¡Estamos en manos de Dios! ¡Él tiene el control! ¡Nos da mucha seguridad! Si sigues creyendo en Dios y siguiendo a Jesús, está garantizado.

31 ¿Qué, pues, diremos a esto? Si Dios es por nosotros, ¿quién contra nosotros?

¿Qué más podemos decir? ¡Dios es por ti! ¿Te parece que hay muchas personas y muchas cosas en tu contra ahora? ¿Tu conyugue? ¿Tu jefe? ¿Tu carne? ¿Cómo se comparan con Dios? ¡No hay comparación!

Incluso hay muchos cristianos que visualizan a Dios como un juez severo, listo para castigarlos. Sienten que Dios está en contra de ellos. Es mentira. Si eres un hijo adoptado de Dios, ¡Él es por ti! ¿Cómo lo sabemos? ¿Son meras palabras? ¡No!

32 El que no escatimó ni a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros, ¿cómo no nos dará también con él todas las cosas?

Dios ya ha dado el máximo. Padre, ¿puedes imaginar entregando tu hijo para ayudar a alguien que te odia? ¡Dios lo hizo! ¡Él te ama tanto! Si no escatimó a su hijo, seguramente nada te lo va a retener. Dios es un dador. Le encanta derramar sus bendiciones sobre nosotros y contestar nuestras oraciones. Pero también es un Padre sabio, y no nos da más de lo que podemos manejar.

33 ¿Quién acusará a los escogidos de Dios? Dios es el que justifica.34 ¿Quién es el que condenará? Cristo es el que murió; más aun, el que también resucitó, el que además está a la diestra de Dios, el que también intercede por nosotros.

¿Hay gente que te acusa? ¿Quién te condena? ¿El diablo? Dios te defenderá de todos tus acusadores. Él ya ha dicho que eres un santo, su hijo adoptivo. Como todo padre, Él reprende a esos acusadores. Y tienes un abogado, el Hijo de Dios a la diestra del Padre, que está intercediendo por ti en este momento.

Es una combinación poderosa: El Espíritu dentro de ti intercede por ti, y Cristo a la diestra del Padre, tu sumo sacerdote, intercede por ti, 24/7.

Dios es por ti. Nada puede separarte de su amor. Ese es el cuarto punto. Todos anhelamos el amor. Lo más duro es perder el amor de un conyugue o alguien importante en tu vida. Vendrán muchas cosas en contra, pero nada puede separarte del amor de Dios.

35 ¿Quién nos separará del amor de Cristo? ¿Tribulación, o angustia, o persecución, o hambre, o desnudez, o peligro, o espada?

Pablo experimentó todas esas cosas. Son parte de esta vida. Nosotros no estamos exentos de esas aflicciones como cristianos. De hecho, ya sabemos que vamos a sufrir en esta vida:

36 Como está escrito:
Por causa de ti somos muertos todo el tiempo;
Somos contados como ovejas de matadero.

Con el fundamento de todo lo que ya hemos visto en esta porción, tenemos una fe firme que vamos a vencer en todo.

37 Antes, en todas estas cosas somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó.

38 Por lo cual estoy seguro de que ni la muerte, ni la vida, ni ángeles, ni principados, ni potestades, ni lo presente, ni lo por venir, 39 ni lo alto, ni lo profundo, ni ninguna otra cosa creada nos podrá separar del amor de Dios, que es en Cristo Jesús Señor nuestro.

Todas estas cosas que Pablo menciona son externas. Cuando estamos establecidos en el amor de Dios no pueden tocarnos. En esta mañana Dios quiere confirmar como nunca antes su gran amor por ti.

Tenemos que luchar contra el desánimo, la depresión, y la desesperación. Todos en este mundo te dejarán decepcionado en algún momento, pero Dios quiere darte esperanza nueva esta mañana. Medita en estas cuatro cosas. ¡Dios te ha hecho más que vencedor!