Preparándose para nuestro matrimonio con el Cordero de Dios

Nosotros como la novia de Jesucristo. Cuando empecé a reflexionar sobre esto, pensé en las escrituras conocidas sobre la novia en Apocalipsis y Mateo (como la parábola de las vírgenes prudentes e insensatas en el capítulo 24). Pero cuanto más pensaba en esto, más me maravillaba. Creo que hemos perdido el impacto de esta realidad: El Dios del universo ha escogido a nosotros, su iglesia, para la esposa de su Hijo unigénito.

¿Has tenido a hijos que se han casado? Es un momento de ansiedad, tristeza y alegría. En el pasado muchas veces los padres escogieron a la persona. Hoy eso es raro. Pero oramos y esperamos que haga una buena elección. Sabemos que el matrimonio no es fácil. Sabemos que muchos hombres solo piensan en la atracción física. Ofrecemos nuestros consejos. Es un paso gigante para el hijo. Está formando una nueva familia. Al mismo tiempo, reconocemos que su niñez ha terminado y de alguna manera estamos perdiendo a ese hijo.

En el caso de nuestro Padre celestial, Él ya envió a su hijo a este mundo. Ya derramo toda su ira sobre Él en la cruz del Calvario. Ya lo recibió de vuelta al cielo para sentarse triunfalmente a su diestra. Y ahora está preparándose para recibir a esta novia que va a compartir el reinado del universo. Finalmente va a lograr lo que quería desde el principio de los tiempos. Esa es la parte del padre.

Para los que están casados, los hombres han experimentado la anticipación, la inseguridad y el deseo para una mujer mientras nos preparamos para el matrimonio. Hermanas, ustedes le están confiando su vida a este varón que posiblemente solo conocieron hace unos meses. Usted va a compartir lo más íntimo con él. Idealmente, sería exclusivo. Como virgen usted recibe a un hombre de por vida, hasta la muerte.

Para ambos, la preparación es muy importante. Si hay una recepción, quieren un queque hermoso y comida rica. La luna de miel en un lugar precioso. La boda en sí en un lugar bonito, con toda la familia y amigos. Es una celebración, pero también una consagración solemne en presencia de Dios. Toman votos de lealtad y fidelidad.

Lamentablemente, algunos conocen el dolor de los votos rotos. De infidelidad. De la muerte. Muerte física o muerte del amor. Como es una relación tan íntima, el dolor es más intenso.

Hay varios factores que conforman un matrimonio feliz, como la fidelidad, la comunicación, el respeto y los objetivos comunes. Esos también son importantes en nuestra relación con Cristo como su novia. Pero el centro de esa relación es el amor.

Muchos muchachos, cuando piensan en el amor, piensan en hacer el amor. Pero nosotros sabemos que el amor es algo mucho más profundo. Tal vez lo más importante en la preparación para el novio es crecer en ese amor. Aprender lo que significa amar a Cristo. Y comprender lo que significa estar unido a Jesús, como un hombre y una mujer están unidos en el matrimonio. No es intimidad física, pero es una unión tan íntima al nivel personal como el matrimonio. Jesus dijo en Juan 14:

20 En aquel día vosotros conoceréis que yo estoy en mi Padre, y vosotros en mí, y yo en vosotros.

“Aquel día” es la venida del Espíritu Santo a la iglesia en su plenitud. En su oración en Juan 17, Jesus oró:

20 Mas no ruego solamente por éstos, sino también por los que han de creer en mí por la palabra de ellos, 21 para que todos sean uno; como tú, oh Padre, en mí, y yo en ti, que también ellos sean uno en nosotros; para que el mundo crea que tú me enviaste. 22 La gloria que me diste, yo les he dado, para que sean uno, así como nosotros somos uno.

¡Cristo es el polígamo más grande! Claro que es muy diferente de ser un polígamo aquí. Pero hay millones de personas que componen su novia. ¡Qué desastre sería tener peleas y divisiones entre ellas! Cristo, como buen novio, nos pasa la gloria que recibió de su Padre. No para vanagloriarnos, sino para que seamos uno. Esa es su petición para nosotros. Si vamos a estar preparados para la boda, tenemos que mantener nuestra unidad y hacer todo lo posible para promover la unidad de su cuerpo.

¿Usted ha visto a una pareja que llame la atención por el cariño y la unidad que muestran? Así debe ser para Cristo y su novia. El mundo ve algo muy especial en nosotros, y sabe que solo sería posible si Dios enviara a su hijo a este mundo para ser el novio.

23 Yo en ellos, y tú en mí, para que sean perfectos en unidad, para que el mundo conozca que tú me enviaste, y que los has amado a ellos como también a mí me has amado.

¡Podemos contar con el amor del suegro! ¡Qué hermoso sería tener esa perfecta unidad con tu conyugue! Esa es la unión que Cristo quiere con nosotros y entre nosotros como su novia. Así como una mujer feliz refleja el cuidado y el amor de su esposo, también debemos reflejar el amor del novio para nosotros.

24 Padre, aquellos que me has dado, quiero que donde yo estoy, también ellos estén conmigo, para que vean mi gloria que me has dado; porque me has amado desde antes de la fundación del mundo.

Como todo novio, Él ha preparado un lugar muy especial para nosotros, y espera con ansias ese día en que pueda llevarnos a su casa. Quiere que estemos donde Él está, que estemos con Él. Todo novio quiere mostrar su virilidad y su fuerza. Del mismo modo, Cristo quiere que veamos su gloria.

Todo esto es un misterio. ¿Cómo es posible esa unión con Dios? ¿Qué significa ser el novio de Cristo?

Tal como la imagen del cuerpo nos ayuda entender cómo funciona la iglesia, el matrimonio es algo que todos entendemos. Es por eso Pablo escribió en Efesios 5 cuando enseña sobre el matrimonio: 32 Grande es este misterio; mas yo digo esto respecto de Cristo y de la iglesia.

¿Habla de matrimonio, o de Cristo y la iglesia? ¡Ambos! ¡Los dos son misterios! Y los dos son paralelos. Entonces podemos aprender algunas cosas muy importantes para nuestra relación con Cristo como su novia.

21 Someteos unos a otros en el temor de Dios. 22 Las casadas estén sujetas a sus propios maridos, como al Señor; 23 porque el marido es cabeza de la mujer, así como Cristo es cabeza de la iglesia, la cual es su cuerpo, y él es su Salvador.

La primera lección aquí para nosotros es aprender a someternos a la autoridad. El hombre tiene que someterse a Cristo. Tenemos que aprender a someternos unos a otros. Esa es una lección para todos: Aprender la humildad y el temor de Dios. Si nos cuesta someternos a otros, será difícil estar sujetos a Cristo. Como su cuerpo, su novia, tenemos que honrarlo como la cabeza de la iglesia. La mujer tiene la oportunidad de aprender esa sumisión con su esposo.

24 Así que, como la iglesia está sujeta a Cristo, así también las casadas lo estén a sus maridos en todo.

25 Maridos, amad a vuestras mujeres, así como Cristo amó a la iglesia, y se entregó a sí mismo por ella, 26 para santificarla, habiéndola purificado en el lavamiento del agua por la palabra, 27 a fin de presentársela a sí mismo, una iglesia gloriosa, que no tuviese mancha ni arruga ni cosa semejante, sino que fuese santa y sin mancha.

Hay varias cosas que Cristo hace como nuestro novio:

  • Nos ama.
  • Demuestra ese amor en su sacrificio en la cruz, entregándose a sí mismo.
  • Él quiere una novia santificada y purificada.
  • Nos lava mediante la purificación de la palabra de Dios.
  • Allí, en la boda, la novia se presenta a Cristo, una novia gloriosa, sin mancha ni arruga ni ningún otro defecto. En cambio, será santa e intachable.

Esa es la responsabilidad del esposo hacia su esposa también. En nuestra preparación para ser su novia, esta escritura nos enseña varias cosas que tenemos que hacer:

  • Permitir que el Espíritu Santo nos santifique.
  • Meternos en la palabra de Dios y permitir que nos lave y purifique.
  • Examinarnos en busca de manchas o defectos en nuestras vidas. Ya es tiempo corregir esas cosas para estar listos para el novio.

28 Así también los maridos deben amar a sus mujeres como a sus mismos cuerpos. El que ama a su mujer, a sí mismo se ama. 29 Porque nadie aborreció jamás a su propia carne, sino que la sustenta y la cuida, como también Cristo a la iglesia, 30 porque somos miembros de su cuerpo, de su carne y de sus huesos. 31 Por esto dejará el hombre a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer, y los dos serán una sola carne.

Si la unión de un hombre y una mujer es un misterio, aún más la unión de Cristo y su novia, la iglesia. Y la clave es el amor. La novia que se ha preparado, ama al novio, y ha aprendido a comprender y recibir el amor del novio, de Cristo.

¿Cómo sabes si amas a Cristo? Él dijo en Juan 14:

21 El que tiene mis mandamientos, y los guarda, ése es el que me ama; y el que me ama, será amado por mi Padre, y yo le amaré, y me manifestaré a él. El que me ama, mi palabra guardará; y mi Padre le amará, y vendremos a él, y haremos morada con él. 24 El que no me ama, no guarda mis palabras; y la palabra que habéis oído no es mía, sino del Padre que me envió.

Para prepararse, la novia estudia la palabra y los mandamientos de Jesus, y lo obedece. Sin obediencia, el amor es meras palabras.

Jesus habló de la preeminencia del amor en Mateo 22:37: “Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente. 38 Este es el primero y grande mandamiento. 39 Y el segundo es semejante: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. 40 De estos dos mandamientos depende toda la ley y los profetas.

El amor empieza con esa obediencia. Estamos hablando aquí de un amor ágape, un amor que pocos en el mundo conocen. Ellos piensan en el amor como eros, amor sexual y romántico, o fileo, el amor entre nosotros como hermanos. El amor ágape es un amor incondicional. Pablo lo describe en 1 Corintios 13, en la NTV:

El amor es paciente y bondadoso. El amor no es celoso ni fanfarrón ni orgulloso ni ofensivo. No exige que las cosas se hagan a su manera. No se irrita ni lleva un registro de las ofensas recibidas. No se alegra de la injusticia sino que se alegra cuando la verdad triunfa. El amor nunca se da por vencido, jamás pierde la fe, siempre tiene esperanzas y se mantiene firme en toda circunstancia.

En el matrimonio, después de la luna de miel, aprendemos que esa relación cuesta mucho trabajo. No es fácil. Y Dios lo usa para enseñarnos mucho acerca de cómo amar. Si vamos a estar preparados para el novio, vamos a aprovechar cada oportunidad para poner estas calidades en práctica. Y podemos esperar que Dios proporcione circunstancias en nuestras vidas para probarnos y darnos la oportunidad para crecer en ellas.

Creo que Romanos 13 tiene algunos versículos muy apropiados para terminar esta reflexión:

No debáis a nadie nada, sino el amaros unos a otros; porque el que ama al prójimo, ha cumplido la ley. Porque: No adulterarás, no matarás, no hurtarás, no dirás falso testimonio, no codiciarás, y cualquier otro mandamiento, en esta sentencia se resume: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. 10 El amor no hace mal al prójimo; así que el cumplimiento de la ley es el amor. 11 Y esto, conociendo el tiempo, que es ya hora de levantarnos del sueño; porque ahora está más cerca de nosotros nuestra salvación que cuando creímos. 12 La noche está avanzada, y se acerca el día. Desechemos, pues, las obras de las tinieblas, y vistámonos las armas de la luz. 13 Andemos como de día, honestamente; no en glotonerías y borracheras, no en lujurias y lascivias, no en contiendas y envidia, 14 sino vestíos del Señor Jesucristo, y no proveáis para los deseos de la carne.