24 Cualquiera, pues, que me oye estas palabras, y las hace, le compararé a un hombre prudente, que edificó su casa sobre la roca.
Aquí, al final del Sermón del Monte, Jesus habla de la importancia del fundamento. Creo que esperó hasta el final porque quiere impresionarlos con la importancia de poner en práctica todo lo que enseñó en su sermón. Este versículo es para todos nosotros; cualquiera. Todos tienen la oportunidad de ser prudentes o insensatos. ¿Cuál es usted?
Este capítulo nos presenta con una visión de la iglesia que Jesús quisiera, y 9 consejos para mantener su crecimiento y fortaleza. La mayoría no solo se aplica a la familia de Dios, sino también a la tuya. La iglesia está compuesta de varias familias, y su salud tiene un impacto directo en la salud de una iglesia.
Cualquiera que me oye… Un buen fundamento empieza con los oídos. Tenemos que escuchar y mantener los oídos abiertos. Pero hay muchas voces hoy. Tenemos que escuchar es la voz de Dios y su Palabra. El fundamento necesario es la Biblia. Pero no es suficiente solo escuchar la Palabra. Hay gente que escucha las predicaciones todo el día en internet y cada semana en la iglesia, pero sus vidas no cambian. Jesus dice que tenemos hacer la Palabra. Obedecerla. Ponerla en práctica. Esa es la diferencia. ¿Cómo está tu obediencia?
No es fácil. Cuesta trabajo edificar una casa o una iglesia, y vendrán tormentas.
25 Descendió lluvia, y vinieron ríos, y soplaron vientos, y golpearon contra aquella casa; y no cayó, porque estaba fundada sobre la roca.
Lamentablemente, la lluvia descenderá. Los ríos vendrán. Y los vientos soplarán. La casa puede estar golpeada, y no hay garantía de protección contra esos ataques. Son parte de la vida en este mundo, pero si has edificado bien la casa, no caerá, porque está sobre la roca. ¿Cómo está tu casa? ¿Cuáles son los vientos que soplan en tu vida ahora? ¿Está tu casa golpeada? ¿Ha sido esta pandemia una prueba? Tu iglesia, ¿está pasando por pruebas ahora? La tormenta revela dónde la casa necesita trabajo; donde hay fugas y donde entra el agua. Donde tenemos que reparar el techo. Pero si el fundamento es bueno, no caerá.
26 Pero cualquiera que me oye estas palabras y no las hace, le compararé a un hombre insensato, que edificó su casa sobre la arena; 27 y descendió lluvia, y vinieron ríos, y soplaron vientos, y dieron con ímpetu contra aquella casa; y cayó, y fue grande su ruina.
El hombre insensato también oye las palabras de Jesus. Lleva una Biblia grande. Habla de su gran conocimiento de la Palabra. También trabaja y edifica una casa. Pero no pone en práctica la Palabra. Es más fácil edificar una casa en la arena. No tiene que excavar mucho, y está agradable tener una casa en la playa. Es duro trabajar con la roca. Cuando hace buen tiempo, esa casa se ve bien. Esa iglesia puede tener un templo hermoso con asientos con cojines y un buen sistema de sonido; todo muy lindo. Una familia puede parecer ejemplar. Es cuando llega la tormenta que se revela su calidad y cuál es su fundamento. Si no es su obediencia a la Palabra de Dios, esa casa caerá. Es posible que tú hayas visto iglesias en ruinas: Un pastor en inmoralidad, doctrina falsa y divisiones. Y familias en ruinas: Adulterio, abuso o un padre encarcelado.
- Jesus quiere que tu casa nunca se caiga. Él hará su parte; tú tienes que hacer tu parte: enstudiar, predicar y escuchar la Palabra. Pero más importante, hacerla.
28 Y cuando terminó Jesús estas palabras, la gente se admiraba de su doctrina; 29 porque les enseñaba como quien tiene autoridad, y no como los escribas.
Qué bueno que la gente se admiraba de su doctrina. Qué bueno cuando alguien habla del buen predicador que es el pastor. Pero sabemos que de las miles de personas que oyeron sus palabras, muy pocas las pusieron en práctica.
La gente quiere a alguien que hable con autoridad. Jesus era diferente a los escribas. Él estaba sometido a la autoridad de su Padre y solo habló la Palabra que su Padre le dio.
- Dios quiere darte autoridad cuando compartas la Palabra. Y quiere que otros reconozcan tu autoridad en la casa, en el trabajo y en la iglesia. Hay mucha rebelión hoy. Dios quiere establecer su autoridad en la iglesia y el hogar.
Ahora, vamos al volver al principio del capítulo. Tenemos la bendición de ser parte de una familia, el cuerpo de Jesucristo, y somos parte de una familia terrenal. Dios quiere que crezcamos como individuos, y Él usa a otras personas para refinarnos. Como dice Proverbios 27:17: El hierro se afila con el hierro, y el hombre en el trato con el hombre.
Muchos son ciegos a sus faltas. Gracias a Dios, tenemos hermanos y un conyugue que nos ayudan a verlas, pero hay un proceso importante que tenemos que seguir.
1No juzguéis, para que no seáis juzgados. 2 Porque con el juicio con que juzgáis, seréis juzgados, y con la medida con que medís, os será medido.
Dios quiere librarnos de un espíritu crítico y de juzgar. Si tú eres severo al juzgar a otros, Dios será severo al juzgar a ti. Es fácil criticar y ver la falta en tu conyugue, en el pastor o en otras iglesias. Pero cada persona tiene que empezar por su propia vida.
3 ¿Y por qué miras la paja que está en el ojo de tu hermano, y no echas de ver la viga que está en tu propio ojo? 4 ¿O cómo dirás a tu hermano: Déjame sacar la paja de tu ojo, y he aquí la viga en el ojo tuyo?
Todos tenemos vigas en nuestros ojos. ¿Sabes cuál es la tuya? A menudo, otros las ven claramente, y nosotros no. Tenemos nuestras excusas. “Siempre he sido así. Mi papa era así también.” “Yo soy una buena persona. Todos tienen sus defectos.” Pero Jesus tiene un nombre para esa persona crítica:
5 ¡Hipócrita! saca primero la viga de tu propio ojo, y entonces verás bien para sacar la paja del ojo de tu hermano.
Una de las excusas más comunes para no ir a la iglesia son todos los hipócritas que hay. Jesus dice que la persona que no atiende su propia vida y no trabaja para cambiar y librarse de esas vigas es un hipócrita.
Podemos hacerle mucho daño a la otra persona cuando intentamos sacarle la paja sin tener una visión clara. Pero una vez que dejamos que el Espíritu trabaje en nosotros, podemos ayudar a otros sacar la paja de sus vidas. Así todos crecemos: Ayuda mutua. En lugar de señalar, criticar y juzgar, con un espíritu de amor ayudamos a otros con los problemas de sus vidas, y somos humildes al recibir la corrección de un hermano y dejar que nos saque la paja de los ojos. Pero se necesita mucho discernimiento en cuanto a quién ministramos.
6 No deis lo santo a los perros, ni echéis vuestras perlas delante de los cerdos, no sea que las pisoteen, y se vuelvan y os despedacen.
No es para menospreciar perros o cerdos, ni para tratar de identificar quiénes son perros o cerdos entre nosotros. Pero podemos ofrecer buenos consejos a alguien e invertir tiempo e incluso dinero, y ellos vuelvan y nos despedacen.
- Este es el ambiente que Dios quiere crear en la iglesia y tu hogar: Libre de perros y cerdos, gente libre de sus vigas. Un espíritu de humildad y amor, para ayudar unos a otros, sin criticar ni juzgar. Así todos creceremos.
Tenemos el fundamento, una casa sólida, y ayuda mutua entre los hermanos de la familia. Ahora ocupamos una conexión con el Papá de la familia. Se llama oración.
7 Pedid, y se os dará; buscad, y hallaréis; llamad, y se os abrirá. 8 Porque todo aquel que pide, recibe; y el que busca, halla; y al que llama, se le abrirá.
Estos son mandamientos. No es opcional para nosotros orar. Esa comunicación con Dios es esencial si queremos crecer como individuos y como iglesia. Hay tres facetas de la oración que Jesus menciona aquí.
Primero, pedid. Está bien pedir cosas a Dios. Esa es la forma de recibir lo que necesitamos como su familia. Pedirle a Papá. Para recibir, tenemos que pedir conforme a su voluntad, con su corazón, en el nombre de Jesús. Como si fuese el mismo Jesús quien lo pidiera. La promesa es que cuando pedimos, recibiremos. Dios nos dará lo que necesitamos. Santiago escribió que no tenemos porque no pedimos. ¿Estás pidiendo cosas grandes al Señor? ¿Pides solo cosas egoístas, o pides también por las necesidades de otros en la iglesia y en la comunidad?
Pero no solo pedimos. Ningún padre quiere sentir que su hijo le habla solo cuando quiere algo de él. También buscamos su rostro. Buscamos su presencia. Buscamos más de Dios en nuestras vidas. La promesa es que cuando lo buscamos con todo el corazón, lo hallaremos. Dios quiere ser hallado por ti, pero tú tienes que demostrar que le tomas en serio la búsqueda de su rostro.
También tenemos que llamar. La puerta no se abre automáticamente. Tenemos que llamar, y luego la promesa es que se le abrirá la puerta. ¿Hay puertas cerradas para tu iglesia ahora? ¿Hay oportunidades de ministerio que anhelan? ¿Hay puertas cerradas en tu vida ahora? La promesa es que, cuando sea la voluntad de Dios, Él te abrirá la puerta si lo llamas.
Jess quiere animarnos y motivarnos a orar más. Así que nos da dos ejemplos:
9 ¿Qué hombre hay de vosotros, que si su hijo le pide pan, le dará una piedra? 10 ¿O si le pide un pescado, le dará una serpiente? 11 Pues si vosotros, siendo malos, sabéis dar buenas dádivas a vuestros hijos, ¿cuánto más vuestro Padre que está en los cielos dará buenas cosas a los que le pidan?
Lamentablemente hay padres crueles que le darían una serpiente a su hijo. Que Dios nos libere de ese espíritu y nos dé el corazón de este buen padre para bendecir a nuestros hijos. Obviamente, si tenemos un pan o un pescado y el hijo tiene hambre y lo quiere, con mucho gusto se lo daremos.
Dios es un padre perfecto. Tiene un gran corazón y es generoso. Él quiere darte las cosas que pides. El anhela esta comunión contigo. ¿Cómo está tu vida personal de oración? ¿La oración de ustedes como iglesia?
- Hazla tu meta: Ser una persona de oración, que mantiene esa conexión con el Padre y le pide cosas grandes, le busca y llama a la puerta.
12 Así que, todas las cosas que queráis que los hombres hagan con vosotros, así también haced vosotros con ellos; porque esto es la ley y los profetas.
Esta es la famosa Regla de Oro: Así que en todo traten ustedes a los demás tal y como quieren que ellos los traten a ustedes. Intenta algo esta semana en tu familia: Antes de hacer o decir algo, tómate una pausa y piensa: ¿Quiero que me traten así? ¿Qué me hablan así?
Jesús dice algo muy impresionante: Esto es la ley y los profetas. En otra ocasión Jesus dijo que se puede resumir la ley en dos mandamientos: Amar a Dios con todo el corazón, y amar a otros como a sí mismo. La Regla de Oro es una forma más práctica de expresar lo que significa amar a otros. La idea es la misma: El amor es lo más importante. Es lo que también dijo Pablo en 1 Corintios 13: La fe, la esperanza y el amor permanecen, pero lo más importante es el amor. De toda la ley del Antiguo Testamento y los profetas, el mensaje principal es una relación transformada: con Dios, y con otros.
- Junto con la oración, hazla tu meta ser conocida como una persona de amor. Que otros vean el amor de Cristo en ti, y que hagas con otros lo que quieran que ellos hagan contigo.
13 Entrad por la puerta estrecha; porque ancha es la puerta, y espacioso el camino que lleva a la perdición, y muchos son los que entran por ella; 14 porque estrecha es la puerta, y angosto el camino que lleva a la vida, y pocos son los que la hallan.
Ahora Jesús comparte dos cosas esenciales para heredar el reino, ir al cielo y experimentar la vida: La salvación y la santidad.
Primero, para formar parte de la familia de Dios, hay que entrar por la puerta estrecha. Tienes que someterte al señorío de Jesucristo y aceptarlo como Salvador. Es un paso, simbolizado en el bautismo, donde uno se arrepiente, se crucifica al hombre viejo, se deja la vida del mundo y se toma la decisión de seguir a Cristo.
Pero ser salvo no solo significa tomar esa decisión y entrar por la puerta. Luego se tiene que caminar con Cristo el camino angosto. Si tu vuelves al camino espacioso, Jesús dice que lleva a la perdición, al infierno.
Mejor tener una iglesia de 10 personas caminando juntas el camino angosto que 100 personas en el camino espacioso. Jesus dice que pocos hallan la puerta estrecha. No es fácil.
- ¿Caminas ahora por un camino angosto? Hay muchos que intentan caminar los dos caminos: Los domingos andan el camino angosto con la iglesia. Pero el lunes, en el trabajo o en la escuela, vuelven al camino espacioso. Es muy atractivo. Hay muchos placeres allá. Mucho que te llama la atención. Pero no hay vida. Jesus te llama a la santidad, a una vida en la calle angosta.
15 Guardaos de los falsos profetas, que vienen a vosotros con vestidos de ovejas, pero por dentro son lobos rapaces.
Jesus dijo que en estos días postreros habrá muchos falsos profetas y tenemos que guardarnos de ellos. Son engañosos. Vienen vestidos de ovejas. No entran con cuernos o hablando blasfemias. Al principio todo parece estar bien. ¿Vendrán a tu iglesia? Si están haciendo la obra del Señor y amenazando el reino de las tinieblas, es casi seguro. No significa que tengas que tratar con dureza a alguien que viene allá. Pero es mejor conocer la persona y saber de dónde viene, y hay una prueba muy clara para ellos:
16 Por sus frutos los conoceréis. ¿Acaso se recogen uvas de los espinos, o higos de los abrojos? 17 Así, todo buen árbol da buenos frutos, pero el árbol malo da frutos malos. 18 No puede el buen árbol dar malos frutos, ni el árbol malo dar frutos buenos. 19 Todo árbol que no da buen fruto, es cortado y echado en el fuego. 20 Así que, por sus frutos los conoceréis.
Esto no solo se aplica a profetas. Hay varias cosas importantes aquí.
Habrá fruto de tu vida; buena fruta, o fruta mala. ¿Cuál fruto has dado? No es algo que tengas que intentar. La naturaleza de un creyente es ser fructífero, tal como un árbol bien alimentado, que recibe luz y agua, naturalmente da frutos.
¿Cuáles son esos frutos? Personas que conocen y sirven a Jesus, y están creciendo en su gracia. Buenas obras que han impactado a otros. Y frutos del Espíritu: Amor, paz, paciencia, bondad, gozo.
Los arboles malos dan frutos malos: Gente destruida y maltratada. Gente dañada que no quieren nada que ver con la iglesia o con Cristo. Y los frutos de la naturaleza pecaminosa: adulterio, fornicación, inmundicia, lascivia, idolatría, hechicerías, enemistades, pleitos, celos, iras, contiendas, disensiones, herejías, envidias, homicidios, borracheras y orgías.
- Examina los frutos de tu vida y tu iglesia. ¿Qué revelan de la cualidad de ellas? Jesús dice en Juan 15 que si permaneces en Él y su palabra, llevarás mucho fruto. Haz lo necesario para tener una vida fructífera.
21 No todo el que me dice: Señor, Señor, entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos. 22 Muchos me dirán en aquel día: Señor, Señor, ¿no profetizamos en tu nombre, y en tu nombre echamos fuera demonios, y en tu nombre hicimos muchos milagros? 23 Y entonces les declararé: Nunca os conocí; apartaos de mí, hacedores de maldad.
Estos son unos de los versículos más espantosos de la Biblia para mí. Jesus dice que hay “muchos.” Primero, vemos que la salvación no es solo una cuestión de palabras. Sí, es bueno confesar a Jesús Señor de tu vida. Es importante. Pero puedes llamarlo Señor y aun así edificar tu casa sobre la arena. Tampoco es suficiente hacer un gran ministerio de milagros y liberaciones.
Lamentablemente, estas personas están muy engañadas. Tienen toda la confianza de que entrarán en el reino. Eran muy activos en la iglesia, incluso con manifestaciones del Espíritu. Pero Jesus dice que nunca los conoció. Los llama hacedores de maldad. ¿Cómo es posible?
Estaban viviendo la vida cristiana a su manera. Hicieron lo que tenían las ganas hacer, pero nunca esperaron al Señor para discernir su voluntad. Dios exige esa obediencia. Tenemos que buscar su voluntad en cada situación.
- ¿Estás confiados que estás haciendo la voluntad de Dios? ¿Sabes cuál es su voluntad para tu iglesia? ¿Para tu familia? ¿Tu vida? ¿Lo has pedido con un espíritu sumiso, listo para hacer su voluntad?
Quiero terminar con una escritura más, de Mateo 25, que describe parte de la voluntad de Dios para nosotros:
Este es el gran juicio, cuando Jesús envía a algunos a un castigo eterno y otros a la vida eterna.
34 Entonces el Rey dirá a los de su derecha: Venid, benditos de mi Padre, heredad el reino preparado para vosotros desde la fundación del mundo. 35 Porque tuve hambre, y me disteis de comer; tuve sed, y me disteis de beber; fui forastero, y me recogisteis; 36 estuve desnudo, y me cubristeis; enfermo, y me visitasteis; en la cárcel, y vinisteis a mí.
Se sorprenden y dicen, “?Cuando lo vimos así?”
Los que Jesus envía al fuego eterno también se sorprenden. Tienen toda la expectativa de ir al cielo. Lo llaman “Señor.”
45 Pero Jesus los dice: De cierto os digo que en cuanto no lo hicisteis a uno de estos más pequeños, tampoco a mí lo hicisteis.
- Esta es una parte importante de la voluntad de Dios: Cuidar a los hambrientos, los sedientos, los forasteros, los desnudos, los enfermos y los encarcelados. Cuidar a los más pequeños.
Hemos visto varias cosas que son cuestiones de nuestra salvación:
Una casa que permanece, edificada sobre la roca, o una casa en ruinas, edificada sobre la arena.
Un árbol con frutos malos que será cortado y echado al fuego.
Algunos caminando el camino espacioso que lleva a la perdición.
Ministros que en realidad son hacedores de maldad porque no hacen la voluntad del Padre.
Y algunos que no ministraban a las necesidades de los más pequeños.
¿Has entrado por la puerta estrecha? ¿Estás caminando el camino espacioso del mundo? ¿Puedes decir con confianza que estás haciendo la voluntad de Dios?