Mateo 7: Fundamentos importantes para tu vida, tu familia y tu iglesia

24 Cualquiera, pues, que me oye estas palabras, y las hace, le compararé a un hombre prudente, que edificó su casa sobre la roca.

Aquí, al final del Sermón del Monte, Jesus habla de la importancia del fundamento. Creo que esperó hasta el final porque quiere impresionarlos con la importancia de poner en práctica todo lo que enseñó en su sermón. Este versículo es para todos nosotros; cualquiera. Todos tienen la oportunidad de ser prudentes o insensatos. ¿Cuál es usted?

Este capítulo nos presenta con una visión de la iglesia que Jesús quisiera, y 9 consejos para mantener su crecimiento y fortaleza. La mayoría no solo se aplica a la familia de Dios, sino también a la tuya. La iglesia está compuesta de varias familias, y su salud tiene un impacto directo en la salud de una iglesia.

Cualquiera que me oye… Un buen fundamento empieza con los oídos. Tenemos que escuchar y mantener los oídos abiertos. Pero hay muchas voces hoy. Tenemos que escuchar es la voz de Dios y su Palabra. El fundamento necesario es la Biblia. Pero no es suficiente solo escuchar la Palabra. Hay gente que escucha las predicaciones todo el día en internet y cada semana en la iglesia, pero sus vidas no cambian. Jesus dice que tenemos hacer la Palabra. Obedecerla. Ponerla en práctica. Esa es la diferencia. ¿Cómo está tu obediencia?

No es fácil. Cuesta trabajo edificar una casa o una iglesia, y vendrán tormentas.

25 Descendió lluvia, y vinieron ríos, y soplaron vientos, y golpearon contra aquella casa; y no cayó, porque estaba fundada sobre la roca.

Lamentablemente, la lluvia descenderá. Los ríos vendrán. Y los vientos soplarán. La casa puede estar golpeada, y no hay garantía de protección contra esos ataques. Son parte de la vida en este mundo, pero si has edificado bien la casa, no caerá, porque está sobre la roca. ¿Cómo está tu casa? ¿Cuáles son los vientos que soplan en tu vida ahora? ¿Está tu casa golpeada? ¿Ha sido esta pandemia una prueba? Tu iglesia, ¿está pasando por pruebas ahora? La tormenta revela dónde la casa necesita trabajo; donde hay fugas y donde entra el agua. Donde tenemos que reparar el techo. Pero si el fundamento es bueno, no caerá.

26 Pero cualquiera que me oye estas palabras y no las hace, le compararé a un hombre insensato, que edificó su casa sobre la arena; 27 y descendió lluvia, y vinieron ríos, y soplaron vientos, y dieron con ímpetu contra aquella casa; y cayó, y fue grande su ruina.

El hombre insensato también oye las palabras de Jesus. Lleva una Biblia grande. Habla de su gran conocimiento de la Palabra. También trabaja y edifica una casa. Pero no pone en práctica la Palabra. Es más fácil edificar una casa en la arena. No tiene que excavar mucho, y está agradable tener una casa en la playa. Es duro trabajar con la roca. Cuando hace buen tiempo, esa casa se ve bien. Esa iglesia puede tener un templo hermoso con asientos con cojines y un buen sistema de sonido; todo muy lindo. Una familia puede parecer ejemplar. Es cuando llega la tormenta que se revela su calidad y cuál es su fundamento. Si no es su obediencia a la Palabra de Dios, esa casa caerá. Es posible que tú hayas visto iglesias en ruinas: Un pastor en inmoralidad, doctrina falsa y divisiones. Y familias en ruinas: Adulterio, abuso o un padre encarcelado.

  1. Jesus quiere que tu casa nunca se caiga. Él hará su parte; tú tienes que hacer tu parte: enstudiar, predicar y escuchar la Palabra. Pero más importante, hacerla.

28 Y cuando terminó Jesús estas palabras, la gente se admiraba de su doctrina; 29 porque les enseñaba como quien tiene autoridad, y no como los escribas.

Qué bueno que la gente se admiraba de su doctrina. Qué bueno cuando alguien habla del buen predicador que es el pastor. Pero sabemos que de las miles de personas que oyeron sus palabras, muy pocas las pusieron en práctica.

La gente quiere a alguien que hable con autoridad. Jesus era diferente a los escribas. Él estaba sometido a la autoridad de su Padre y solo habló la Palabra que su Padre le dio.

  1. Dios quiere darte autoridad cuando compartas la Palabra. Y quiere que otros reconozcan tu autoridad en la casa, en el trabajo y en la iglesia. Hay mucha rebelión hoy. Dios quiere establecer su autoridad en la iglesia y el hogar.

Ahora, vamos al volver al principio del capítulo. Tenemos la bendición de ser parte de una familia, el cuerpo de Jesucristo, y somos parte de una familia terrenal. Dios quiere que crezcamos como individuos, y Él usa a otras personas para refinarnos. Como dice Proverbios 27:17: El hierro se afila con el hierro,  y el hombre en el trato con el hombre.

Muchos son ciegos a sus faltas. Gracias a Dios, tenemos hermanos y un conyugue que nos ayudan a verlas, pero hay un proceso importante que tenemos que seguir.

1No juzguéis, para que no seáis juzgados. Porque con el juicio con que juzgáis, seréis juzgados, y con la medida con que medís, os será medido.

Dios quiere librarnos de un espíritu crítico y de juzgar. Si tú eres severo al juzgar a otros, Dios será severo al juzgar a ti. Es fácil criticar y ver la falta en tu conyugue, en el pastor o en otras iglesias. Pero cada persona tiene que empezar por su propia vida.

¿Y por qué miras la paja que está en el ojo de tu hermano, y no echas de ver la viga que está en tu propio ojo? ¿O cómo dirás a tu hermano: Déjame sacar la paja de tu ojo, y he aquí la viga en el ojo tuyo?

Todos tenemos vigas en nuestros ojos. ¿Sabes cuál es la tuya? A menudo, otros las ven claramente, y nosotros no. Tenemos nuestras excusas. “Siempre he sido así. Mi papa era así también.” “Yo soy una buena persona. Todos tienen sus defectos.” Pero Jesus tiene un nombre para esa persona crítica:

¡Hipócrita! saca primero la viga de tu propio ojo, y entonces verás bien para sacar la paja del ojo de tu hermano.

Una de las excusas más comunes para no ir a la iglesia son todos los hipócritas que hay. Jesus dice que la persona que no atiende su propia vida y no trabaja para cambiar y librarse de esas vigas es un hipócrita.

Podemos hacerle mucho daño a la otra persona cuando intentamos sacarle la paja sin tener una visión clara. Pero una vez que dejamos que el Espíritu trabaje en nosotros, podemos ayudar a otros sacar la paja de sus vidas. Así todos crecemos: Ayuda mutua. En lugar de señalar, criticar y juzgar, con un espíritu de amor ayudamos a otros con los problemas de sus vidas, y somos humildes al recibir la corrección de un hermano y dejar que nos saque la paja de los ojos. Pero se necesita mucho discernimiento en cuanto a quién ministramos.

No deis lo santo a los perros, ni echéis vuestras perlas delante de los cerdos, no sea que las pisoteen, y se vuelvan y os despedacen.

No es para menospreciar perros o cerdos, ni para tratar de identificar quiénes son perros o cerdos entre nosotros. Pero podemos ofrecer buenos consejos a alguien e invertir tiempo e incluso dinero, y ellos vuelvan y nos despedacen.

  1. Este es el ambiente que Dios quiere crear en la iglesia y tu hogar: Libre de perros y cerdos, gente libre de sus vigas. Un espíritu de humildad y amor, para ayudar unos a otros, sin criticar ni juzgar. Así todos creceremos.

Tenemos el fundamento, una casa sólida, y ayuda mutua entre los hermanos de la familia. Ahora ocupamos una  conexión con el Papá de la familia. Se llama oración.

Pedid, y se os dará; buscad, y hallaréis; llamad, y se os abrirá. Porque todo aquel que pide, recibe; y el que busca, halla; y al que llama, se le abrirá.

Estos son mandamientos. No es opcional para nosotros orar. Esa comunicación con Dios es esencial si queremos crecer como individuos y como iglesia. Hay tres facetas de la oración que Jesus menciona aquí.

Primero, pedid. Está bien pedir cosas a Dios. Esa es la forma de recibir lo que necesitamos como su familia. Pedirle a Papá. Para recibir, tenemos que pedir conforme a su voluntad, con su corazón, en el nombre de Jesús. Como si fuese el mismo Jesús quien lo pidiera. La promesa es que cuando pedimos, recibiremos. Dios nos dará lo que necesitamos. Santiago escribió que no tenemos porque no pedimos. ¿Estás pidiendo cosas grandes al Señor? ¿Pides solo cosas egoístas, o pides también por las necesidades de otros en la iglesia y en la comunidad?

Pero no solo pedimos. Ningún padre quiere sentir que su hijo le habla solo cuando quiere algo de él. También buscamos su rostro. Buscamos su presencia. Buscamos más de Dios en nuestras vidas. La promesa es que cuando lo buscamos con todo el corazón, lo hallaremos. Dios quiere ser hallado por ti, pero tú tienes que demostrar que le tomas en serio la búsqueda de su rostro.

También tenemos que llamar. La puerta no se abre automáticamente. Tenemos que llamar, y luego la promesa es que se le abrirá la puerta. ¿Hay puertas cerradas para tu iglesia ahora? ¿Hay oportunidades de ministerio que anhelan? ¿Hay puertas cerradas en tu vida ahora? La promesa es que, cuando sea la voluntad de Dios, Él te abrirá la puerta si lo llamas.

Jess quiere animarnos y motivarnos a orar más. Así que nos da dos ejemplos:

¿Qué hombre hay de vosotros, que si su hijo le pide pan, le dará una piedra? 10 ¿O si le pide un pescado, le dará una serpiente? 11 Pues si vosotros, siendo malos, sabéis dar buenas dádivas a vuestros hijos, ¿cuánto más vuestro Padre que está en los cielos dará buenas cosas a los que le pidan?

Lamentablemente hay padres crueles que le darían una serpiente a su hijo. Que Dios nos libere de ese espíritu y nos dé el corazón de este buen padre para bendecir a nuestros hijos. Obviamente, si tenemos un pan o un pescado y el hijo tiene hambre y lo quiere, con mucho gusto se lo daremos.

Dios es un padre perfecto. Tiene un gran corazón y es generoso. Él quiere darte las cosas que pides. El anhela esta comunión contigo. ¿Cómo está tu vida personal de oración? ¿La oración de ustedes como iglesia?

  1. Hazla tu meta: Ser una persona de oración, que mantiene esa conexión con el Padre y le pide cosas grandes, le busca y llama a la puerta.

12 Así que, todas las cosas que queráis que los hombres hagan con vosotros, así también haced vosotros con ellos; porque esto es la ley y los profetas.

Esta es la famosa Regla de Oro: Así que en todo traten ustedes a los demás tal y como quieren que ellos los traten a ustedes. Intenta algo esta semana en tu familia: Antes de hacer o decir algo, tómate una pausa y piensa: ¿Quiero que me traten así? ¿Qué me hablan así?

Jesús dice algo muy impresionante: Esto es la ley y los profetas. En otra ocasión Jesus dijo que se puede resumir la ley en dos mandamientos: Amar a Dios con todo el corazón, y amar a otros como a sí mismo. La Regla de Oro es una forma más práctica de expresar lo que significa amar a otros. La idea es la misma: El amor es lo más importante. Es lo que también dijo Pablo en 1 Corintios 13: La fe, la esperanza y el amor permanecen, pero lo más importante es el amor. De toda la ley del Antiguo Testamento y los profetas, el mensaje principal es una relación transformada: con Dios, y con otros.

  1. Junto con la oración, hazla tu meta ser conocida como una persona de amor. Que otros vean el amor de Cristo en ti, y que hagas con otros lo que quieran que ellos hagan contigo.

13 Entrad por la puerta estrecha; porque ancha es la puerta, y espacioso el camino que lleva a la perdición, y muchos son los que entran por ella; 14 porque estrecha es la puerta, y angosto el camino que lleva a la vida, y pocos son los que la hallan.

Ahora Jesús comparte dos cosas esenciales para heredar el reino, ir al cielo y experimentar la vida: La salvación y la santidad.

Primero, para formar parte de la familia de Dios, hay que entrar por la puerta estrecha. Tienes que someterte al señorío de Jesucristo y aceptarlo como Salvador. Es un paso, simbolizado en el bautismo, donde uno se arrepiente, se crucifica al hombre viejo, se deja la vida del mundo y se toma la decisión de seguir a Cristo.

Pero ser salvo no solo significa tomar esa decisión y entrar por la puerta. Luego se tiene que caminar con Cristo el camino angosto. Si tu vuelves al camino espacioso, Jesús dice que lleva a la perdición, al infierno.

Mejor tener una iglesia de 10 personas caminando juntas el camino angosto que 100 personas en el camino espacioso. Jesus dice que pocos hallan la puerta estrecha. No es fácil.

  1. ¿Caminas ahora por un camino angosto? Hay muchos que intentan caminar los dos caminos: Los domingos andan el camino angosto con la iglesia. Pero el lunes, en el trabajo o en la escuela, vuelven al camino espacioso. Es muy atractivo. Hay muchos placeres allá. Mucho que te llama la atención. Pero no hay vida. Jesus te llama a la santidad, a una vida en la calle angosta.

15 Guardaos de los falsos profetas, que vienen a vosotros con vestidos de ovejas, pero por dentro son lobos rapaces.

Jesus dijo que en estos días postreros habrá muchos falsos profetas y tenemos que guardarnos de ellos. Son engañosos. Vienen vestidos de ovejas. No entran con cuernos o hablando blasfemias. Al principio todo parece estar bien. ¿Vendrán a tu iglesia? Si están haciendo la obra del Señor y amenazando el reino de las tinieblas, es casi seguro. No significa que tengas que tratar con dureza a alguien que viene allá. Pero es mejor conocer la persona y saber de dónde viene, y hay una prueba muy clara para ellos:

16 Por sus frutos los conoceréis. ¿Acaso se recogen uvas de los espinos, o higos de los abrojos? 17 Así, todo buen árbol da buenos frutos, pero el árbol malo da frutos malos. 18 No puede el buen árbol dar malos frutos, ni el árbol malo dar frutos buenos. 19 Todo árbol que no da buen fruto, es cortado y echado en el fuego. 20 Así que, por sus frutos los conoceréis.

Esto no solo se aplica a profetas. Hay varias cosas importantes aquí.

Habrá fruto de tu vida; buena fruta, o fruta mala. ¿Cuál fruto has dado? No es algo que tengas que intentar. La naturaleza de un creyente es ser fructífero, tal como un árbol bien alimentado, que recibe luz y agua, naturalmente da frutos.

¿Cuáles son esos frutos? Personas que conocen y sirven a Jesus, y están creciendo en su gracia. Buenas obras que han impactado a otros. Y frutos del Espíritu: Amor, paz, paciencia, bondad, gozo.

Los arboles malos dan frutos malos: Gente destruida y maltratada. Gente dañada que no quieren nada que ver con la iglesia o con Cristo. Y los frutos de la naturaleza pecaminosa: adulterio, fornicación, inmundicia, lascivia, idolatría, hechicerías, enemistades, pleitos, celos, iras, contiendas, disensiones, herejías, envidias, homicidios, borracheras y orgías.

  1. Examina los frutos de tu vida y tu iglesia. ¿Qué revelan de la cualidad de ellas? Jesús dice en Juan 15 que si permaneces en Él y su palabra, llevarás mucho fruto. Haz lo necesario para tener una vida fructífera.

21 No todo el que me dice: Señor, Señor, entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos. 22 Muchos me dirán en aquel día: Señor, Señor, ¿no profetizamos en tu nombre, y en tu nombre echamos fuera demonios, y en tu nombre hicimos muchos milagros? 23 Y entonces les declararé: Nunca os conocí; apartaos de mí, hacedores de maldad.

Estos son unos de los versículos más espantosos de la Biblia para mí. Jesus dice que hay “muchos.” Primero, vemos que la salvación no es solo una cuestión de palabras. Sí, es bueno confesar a Jesús Señor de tu vida. Es importante. Pero puedes llamarlo Señor y aun así edificar tu casa sobre la arena. Tampoco es suficiente hacer un gran ministerio de milagros y liberaciones.

Lamentablemente, estas personas están muy engañadas. Tienen toda la confianza de que entrarán en el reino. Eran muy activos en la iglesia, incluso con manifestaciones del Espíritu. Pero Jesus dice que nunca los conoció. Los llama hacedores de maldad. ¿Cómo es posible?

Estaban viviendo la vida cristiana a su manera. Hicieron lo que tenían las ganas hacer, pero nunca esperaron al Señor para discernir su voluntad. Dios exige esa obediencia. Tenemos que buscar su voluntad en cada situación.

  1. ¿Estás confiados que estás haciendo la voluntad de Dios? ¿Sabes cuál es su voluntad para tu iglesia? ¿Para tu familia? ¿Tu vida? ¿Lo has pedido con un espíritu sumiso, listo para hacer su voluntad?

Quiero terminar con una escritura más, de Mateo 25, que describe parte de la voluntad de Dios para nosotros:

Este es el gran juicio, cuando Jesús envía a algunos a un castigo eterno y otros a la vida eterna.

34 Entonces el Rey dirá a los de su derecha: Venid, benditos de mi Padre, heredad el reino preparado para vosotros desde la fundación del mundo. 35 Porque tuve hambre, y me disteis de comer; tuve sed, y me disteis de beber; fui forastero, y me recogisteis; 36 estuve desnudo, y me cubristeis; enfermo, y me visitasteis; en la cárcel, y vinisteis a mí.

Se sorprenden y dicen, “?Cuando lo vimos así?”

Los que Jesus envía al fuego eterno también se sorprenden. Tienen toda la expectativa de ir al cielo. Lo llaman “Señor.”

45 Pero Jesus los dice: De cierto os digo que en cuanto no lo hicisteis a uno de estos más pequeños, tampoco a mí lo hicisteis.

  1. Esta es una parte importante de la voluntad de Dios: Cuidar a los hambrientos, los sedientos, los forasteros, los desnudos, los enfermos y los encarcelados. Cuidar a los más pequeños.

Hemos visto varias cosas que son cuestiones de nuestra salvación:

Una casa que permanece, edificada sobre la roca, o una casa en ruinas, edificada sobre la arena.

Un árbol con frutos malos que será cortado y echado al fuego.

Algunos caminando el camino espacioso que lleva a la perdición.

Ministros que en realidad son hacedores de maldad porque no hacen la voluntad del Padre.

Y algunos que no ministraban a las necesidades de los más pequeños.

¿Has entrado por la puerta estrecha? ¿Estás caminando el camino espacioso del mundo? ¿Puedes decir con confianza que estás haciendo la voluntad de Dios?

David y Goliat; 1 Samuel 17

Hay un peligro con un pasaje muy conocido como este: Pensar que ya lo sabemos, y perdemos el mensaje que el Señor tiene para nosotros hoy.

Mira lo que dice el versículo 1:

Los filisteos juntaron sus ejércitos para la guerra, y se congregaron en Soco, que es de Judá, y acamparon entre Soco y Azeca, en Efes-damim.

No hay nada nuevo ni diferente. Los filisteos siempre estaban en guerra contra Israel. Tal como no es nada sorprendente si el diablo está haciendo la guerra contra ti ahora. Pero hay algunas cosas importantes para notar aquí:

  • Juntaron sus ejércitos. Están en serio. Un ejército no fue suficiente para el ataque que querían lanzar contra Israel. ¿Podría el diablo estar juntando sus fuerzas? No sea un solo demonio atacándote. Hay un ataque coordinado para hurtar, matar y destruirte.
  • Se congregaron. Suena como una iglesia que se congrega. Así como nosotros nos congregamos, el enemigo se congrega para adorar, agradar y servir a su dios.
  • Ya están en el territorio de Judá. Están en Soco. Están en tierra que pertenece al pueblo de Dios. Una cosa es luchar contra el enemigo cuando salimos al mundo, en su territorio. Pero ya puede estar dentro de tu casa, de una iglesia, de territorio que pertenece a Dios.
  • Acamparon allí. Juntaron. Se congregaron. Acamparon. Están preparados para perseverar hasta derrotarte.

Tal como estos filisteos, el diablo no descansa. ¿Eres consciente de algún campo del enemigo en tu vida? ¿Hay  varios que se han juntado en tu contra? Puede que sea un enemigo que has batallado durante mucho tiempo. ¿Lo has permitido dentro de tu hogar o tu corazón?

¿Cómo responde el pueblo de Dios?

También Saúl y los hombres de Israel se juntaron, y acamparon en el valle de Ela, y se pusieron en orden de batalla contra los filisteos.

Ya puedas saber que Saúl no siempre fue un buen guerrero. No siempre estaba listo para la batalla. Dejó a su ejército sin armas. Pero esta vez se juntaron y acamparon. Se pusieron en orden de batalla. Están listos.

Saben muy bien la importancia del orden y la unidad para ganar una batalla. Si tú no te has juntado con otros guerreros en tu iglesia o tu familia, tú eres un blanco para los ataques del enemigo. Existe un gran riesgo de un ataque mortal. Si no has acampado y no tienes la mentalidad para dedicarte a vencer al enemigo, es probable que caigas en batalla. No es como luchas en oración una media hora en tu tiempo devocional o en la iglesia, y ya estas fuera de peligro. Tenemos que acampar y ponernos en orden de batalla para resistir los ataques del enemigo.

Y los filisteos estaban sobre un monte a un lado, e Israel estaba sobre otro monte al otro lado, y el valle entre ellos.

Esta era la costumbre de la guerra en ese entonces. Los dos ejércitos frente a frente, en orden de batalla. Para Israel, esta es una batalla más. Casi como una rutina.

Creo que la mayoría de las iglesias hacen lo mismo. Es una rutina. Cantan las mismas alabanzas. Acampan como siempre en los cultos de jueves y domingo. O un culto virtual. Reprenden al diablo. Gritan y declaran. Pero nunca marchan. Nunca derrotan al enemigo.

El problema para Israel es que esta vez hay algo nuevo. Y hay algo nuevo en las batallas de hoy. Son más intensas, más peligrosas.

Salió entonces del campamento de los filisteos un paladín, el cual se llamaba Goliat, de Gat, y tenía de altura seis codos y un palmo. Y traía un casco de bronce en su cabeza, y llevaba una cota de malla; y era el peso de la cota cinco mil siclos de bronce. Sobre sus piernas traía grebas de bronce, y jabalina de bronce entre sus hombros. El asta de su lanza era como un rodillo de telar, y tenía el hierro de su lanza seiscientos siclos de hierro; e iba su escudero delante de él.

¿Cómo se siente al ver este paladín? Oh, yo sé que somos personas de fe. Ya sabemos que David derrotó a Goliat. Pero imagina un soldado en Israel. La verdad es que su apariencia tiene que asustarte. Y la realidad es que sentimos ese mismo terror frente a Goliat. ¿Hay algún paladín en tu vida ahora? ¿Algo o alguien que te intimide? ¿Qué se ve tan aterrador como Goliat?

Y se paró y dio voces a los escuadrones de Israel, diciéndoles: ¿Para qué os habéis puesto en orden de batalla? ¿No soy yo el filisteo, y vosotros los siervos de Saúl? Escoged de entre vosotros un hombre que venga contra mí. Si él pudiere pelear conmigo, y me venciere, nosotros seremos vuestros siervos; y si yo pudiere más que él, y lo venciere, vosotros seréis nuestros siervos y nos serviréis. 10 Y añadió el filisteo: Hoy yo he desafiado al campamento de Israel; dadme un hombre que pelee conmigo.

“Dadme un hombre.” El enemigo nos desafía. Le corresponde a Saúl responder a este reto. El diablo quiere luchar con un hombre. Un solo hombre puede marcar la diferencia. El hombre es el blanco de sus ataques. Por desgracia, a veces los hombres no responden, y corresponde a la mujer pelear la batalla.

Hay una gran necesidad de hombres de valor, hombres de Dios, que se levanten para la gloria y la honra de Dios. El diablo y el mundo están desafiando al pueblo de Dios. Nosotros estamos acampados en nuestros templos. Hacemos todo como lo hicimos en el pasado. Pero no respondemos al desafío de Goliat. ¿Por qué?

11 Oyendo Saúl y todo Israel estas palabras del filisteo, se turbaron y tuvieron gran miedo.

Hay unas palabras importantes aquí. Primero, oyendo y palabras. Son meras palabras. Pero las palabras son importantes. Son poderosas. El enemigo opera mucho en palabras. Goliat no hizo nada. En toda esta historia, Goliat realmente no hizo nada. Pero vieron su altura, y lo escucharon. Ten mucho cuidado con lo que veas, y lo que escuches. Usa el escudo de la fe para proteger tu corazón y revelar las mentiras del diablo. No permitas que sus palabras, o las palabras de sus siervos, permanezcan en tu corazón. Permanece en la Palabra de Dios. Usa esta espada del Espíritu para desarmar al filisteo.

¿Qué paso con Saúl y la unción del Espíritu Santo? Pues, el Espíritu ya dejó a Saúl. Pero él tenía mucha experiencia en la batalla. Saúl era un hombre alto – más alto que todos los hombres de Israel. Y seguramente Dios va a ayudar a su pueblo. ¿Olvidaron que ellos tienen alguien mucho más fuerte en batalla que cualquier paladín?

Hay otras palabras en este versículo que revelan el fracaso de los hebreos: se turbaron y tuvieron gran miedo.

Sabemos que todas las Biblias son traducciones; del hebreo para el Antiguo Testamento y del griego para el Nuevo. Es complicado hacer una traducción perfecta. Hay palabras que no tienen traducción literal; otras que no tienen sentido si se traducen literalmente. Son dichos. Así que muchas traducciones intentan comunicar el sentido de la palabra. Una traducción literal muy buena es La Biblia de las Américas; también la Reina Valera de 1960. La Nueva Versión Internacional combina una traducción buena con un estilo más fácil de entender. Con las computadoras, tenemos la oportunidad de comparar varias versiones.

En este caso las varias traducciones de la palabra “se turbaron” nos ayudan entender lo que sintieron:

Se acobardaron

Perdieron el ánimo

Se conturbaron

Se sintieron desfallecer de temor

Quedaron aterrados y profundamente perturbados

Se turbaron

Se amedrentaron

Se quedaron atónitos

Se desanimaron

Es común sentirse así cuando Goliat nos desafía; cuando perdemos la fe y la visión de nuestro Dios Todopoderoso. Esas palabras explican por qué muchos no marchan. Parece que no hay esperanza para Israel. No hay nadie – desde el rey hasta el soldado más joven – que tenga la valentía para marchar y responder al desafío del paladín.

Pero Dios no ha abandonado a su pueblo. Él también tiene algo nuevo. Alguien completamente diferente que va a derrotar al paladín. Alguien totalmente inesperado. Un solo muchacho entre toda esa gente. Puede que tú seas esa persona hoy. Dios ya está preparándote para una batalla muy importante. Para responder al desafío del enemigo y traer algo nuevo a la iglesia. Ya sabes que guerrear como siempre, con las mismas alabanzas y los mismos programas, no sirve con este paladín. Dios necesita a alguien con el corazón de David. Un corazón conforme al corazón de Dios. ¿Tienes ese corazón?

12 Y David era hijo de aquel hombre efrateo de Belén de Judá, cuyo nombre era Isaí, el cual tenía ocho hijos; y en el tiempo de Saúl este hombre era viejo y de gran edad entre los hombres. 13 Y los tres hijos mayores de Isaí habían ido para seguir a Saúl a la guerra. Y los nombres de sus tres hijos que habían ido a la guerra eran: Eliab el primogénito, el segundo Abinadab, y el tercero Sama; 14 y David era el menor. Siguieron, pues, los tres mayores a Saúl.

Los tres hermanos mayores ya se fueron para la guerra. Siguieron a Saúl. Siguieron a un rey que ya perdió su reino. Siguieron a un hombre rechazado por Dios. Ten cuidado a quien sigas.

15 Pero David había ido y vuelto, dejando a Saúl, para apacentar las ovejas de su padre en Belén.

Mientras sus hermanos seguían a Saúl, David lo dejó. Sí, había ido, pero no le gustó lo que vio. Tal vez pudo ver que Dios también lo dejo. Y volvió a apacentar sus ovejas.

David no estaba buscando la gloria. Vio cosas que no le agradaron, y volvió a sus ovejas. No tienes que buscar ni crear la oportunidad. Sigue a Dios. Sigue haciendo fielmente lo que Dios te ha dado que hagas. En su tiempo, Dios arreglará todo.

16 Venía, pues, aquel filisteo por la mañana y por la tarde, y así lo hizo durante cuarenta días.

Más de un mes de lo mismo. El diablo no se cansa. Todos los días él sigue con las mismas tentaciones y el mismo desafío. Creo que él tiene que preguntarse: ¿Dónde están los varones de Dios? ¿Por qué nadie responde a mi desafío?

Como lo hace muchas veces, Dios usa a otra persona y una tarea ordinaria para colocar a su hombre y preparar el escenario para la victoria de su pueblo.

17 Y dijo Isaí a David su hijo: Toma ahora para tus hermanos un efa de este grano tostado, y estos diez panes, y llévalo pronto al campamento a tus hermanos. 18 Y estos diez quesos de leche los llevarás al jefe de los mil; y mira si tus hermanos están buenos, y toma prendas de ellos.

Dios tiene que llevar a David al campo de batalla. Pero no le da una palabra profética. Utiliza a su padre y la asignación de algo que puede parecer de poca importancia. David puede pensar: “Llevar panes y queso a mis hermanos no me sirve de nada. No quiero hacerlo.” Pero nuestra obediencia en estas cosas normales prepara el camino.

Mientras tanto, en el campo de batalla, están desesperados. Pero no se menciona a Dios. En lugar de humillarse y clamar al Señor en esta situación tan complicada, siguen con la apariencia de un ejército, lo cual no lo son.

19 Y Saúl y ellos y todos los de Israel estaban en el valle de Ela, peleando contra los filisteos.

Pues, en realidad no estaban peleando. Estaban jugando, con la apariencia de pelear.

20 Se levantó, pues, David de mañana, y dejando las ovejas al cuidado de un guarda, se fue con su carga como Isaí le había mandado; y llegó al campamento cuando el ejército salía en orden de batalla, y daba el grito de combate. 21 Y se pusieron en orden de batalla Israel y los filisteos, ejército frente a ejército.

David no tiene idea de que él sería el gran héroe del día. Simplemente se levantó en obediencia a su padre. Puede que tú no sepas lo que Dios tiene preparado para ti cuando te vayas en obediencia a una palabra de tu esposa, tu jefe, tu pastor o tu Dios. David llega justo a tiempo para escuchar el grito de combate.

Durante más de un mes han hecho lo mismo. Otra vez me impresiona cuantas veces en la iglesia hacemos todos los movimientos, damos el grito de victoria, y supuestamente estamos listos para vencer al diablo. Pero no respondemos al verdadero desafío.

22 Entonces David dejó su carga en mano del que guardaba el bagaje, y corrió al ejército; y cuando llegó, preguntó por sus hermanos, si estaban bien. 23 Mientras él hablaba con ellos, he aquí que aquel paladín que se ponía en medio de los dos campamentos, que se llamaba Goliat, el filisteo de Gat, salió de entre las filas de los filisteos y habló las mismas palabras, y las oyó David. 24 Y todos los varones de Israel que veían aquel hombre huían de su presencia, y tenían gran temor.

Saúl se escondió en el bagaje cuando fue llamado a reinar. David dejó su carga con el hombre que guardaba el bagaje, y corrió al ejército. Estaban en orden de batalla. Dieron el grito de combate. Pero todo cambia cuando el paladín sale y desafía a Israel. Estos hombres – todos – huían en gran temor. Qué mal ejemplo ofrecemos a nuestros hijos y jóvenes cuando huimos de los desafíos del enemigo.

25 Y cada uno de los de Israel decía: ¿No habéis visto aquel hombre que ha salido? Él se adelanta para provocar a Israel. Al que le venciere, el rey le enriquecerá con grandes riquezas, y le dará su hija, y eximirá de tributos a la casa de su padre en Israel.

26 Entonces habló David a los que estaban junto a él, diciendo: ¿Qué harán al hombre que venciere a este filisteo, y quitare el oprobio de Israel? Porque ¿quién es este filisteo incircunciso, para que provoque a los escuadrones del Dios viviente?

Nadie más piensa en quitar el oprobio del pueblo de Dios. Están cegados por su temor. Incluso la atractiva recompensa de las riquezas, la hija del rey y la exención de impuestos no es suficiente para motivarlos. No están pensando en la posibilidad de una victoria para Dios o en la gloria que Él recibiría.

Solo David puede ver la realidad de la batalla: Un filisteo que no tiene Dios no es quien provoque al Dios viviente y a su pueblo. ¿Quién, o qué, está provocando a Dios y a su iglesia hoy?

A David no le importan la fama, las riquezas o la mujer. El solo quiere quitar el oprobio de su Dios y su pueblo. Más tarde le dieron la hija del rey, Michal, y solo le causó dolores de cabeza.

27 Y el pueblo le respondió las mismas palabras, diciendo: Así se hará al hombre que le venciere.

28 Y oyéndole hablar Eliab su hermano mayor con aquellos hombres, se encendió en ira contra David y dijo: ¿Para qué has descendido acá? ¿y a quién has dejado aquellas pocas ovejas en el desierto? Yo conozco tu soberbia y la malicia de tu corazón, que para ver la batalla has venido.

29 David respondió: ¿Qué he hecho yo ahora? ¿No es esto mero hablar?

Puede que otros te hayan despreciado. Tú eres más joven. Has tenido problemas en la vida. Tus padres, tus hermanos, tus profesores, tu jefe siempre te menospreciaron. Eres la última persona que otros creen que haría grandes cosas para Dios.

Incluso el gran profeta Samuel se equivocó. Él pensó que este mismo Eliab sería el escogido de Dios. Pero a Dios le gusta exaltar al vil, al despreciado del mundo. En esa ocasión, en 1 Samuel 16, Dios dijo: El hombre mira la apariencia. Dios mira el corazón. Dios conoce tu corazón. No importa lo que digan los demás.

Solo David pudo ver la realidad de la situación: ¿No es mero hablar? ¡Las acusaciones del diablo cuando te condena son meras palabras!

30 Y apartándose de él hacia otros, preguntó de igual manera; y le dio el pueblo la misma respuesta de antes.

A veces tenemos que apartarnos de aquellos que desprecian nuestra fe. Aquellos que no están en serio. Puede ser de una iglesia o de algunos amigos. David perseveró. No permitió que los malhechores lo desanimaran.

31 Fueron oídas las palabras que David había dicho, y las refirieron delante de Saúl; y él lo hizo venir. 32 Y dijo David a Saúl: No desmaye el corazón de ninguno a causa de él; tu siervo irá y peleará contra este filisteo.

¡Este joven tiene que animar al rey! ¡Pero Saúl es incrédulo!

33 Dijo Saúl a David: No podrás tú ir contra aquel filisteo, para pelear con él; porque tú eres muchacho, y él un hombre de guerra desde su juventud.

Cuando tomemos la decisión de marchar, habrá otros que intentarán desanimarnos. Dicen que es imposible, y señalan todas las razones por las que sería imposible. A veces un rey, un pastor o un padre sienten celos o temen a un joven con tanta fe.

34 David respondió a Saúl: Tu siervo era pastor de las ovejas de su padre; y cuando venía un león, o un oso, y tomaba algún cordero de la manada, 35 salía yo tras él, y lo hería, y lo libraba de su boca; y si se levantaba contra mí, yo le echaba mano de la quijada, y lo hería y lo mataba. 36 Fuese león, fuese oso, tu siervo lo mataba; y este filisteo incircunciso será como uno de ellos, porque ha provocado al ejército del Dios viviente. 37 Añadió David: Jehová, que me ha librado de las garras del león y de las garras del oso, él también me librará de la mano de este filisteo. Y dijo Saúl a David: Ve, y Jehová esté contigo.

David es muy sabio. Él aplica lo que aprendió en cosas ordinarias a esta situación especial. Se dio cuenta de que Dios estaba usando esas experiencias para entrenarlo. Cuando tengas el corazón de David, verás la mano de Dios en todo. No hay tiempo perdido con el Señor. El empieza de a poco, y cuando aprendemos la lección, nos envía situaciones más complicadas. Pero aplicamos los mismos principios a esas situaciones. Así es que nuestra fe se edifica.

No es en vano lo que estás haciendo en ese trabajo ahora. La madre en casa aprende cosas muy importantes. Hay que ver la mano de Dios y la lección que tiene para ti en todas las experiencias.

38 Y Saúl vistió a David con sus ropas, y puso sobre su cabeza un casco de bronce, y le armó de coraza.

39 Y ciñó David su espada sobre sus vestidos, y probó a andar, porque nunca había hecho la prueba. Y dijo David a Saúl: Yo no puedo andar con esto, porque nunca lo practiqué. Y David echó de sí aquellas cosas.

El mundo y la religión quieren vestirte con sus ropas. Quieren ponerte muchas cosas. Pero no son necesarias. No es posible andar – y menos marchar – con todas esas cargas. ¿Qué tienes que echar de ti para marchar?

40 Y tomó su cayado en su mano, y escogió cinco piedras lisas del arroyo, y las puso en el saco pastoril, en el zurrón que traía, y tomó su honda en su mano, y se fue hacia el filisteo. 41 Y el filisteo venía andando y acercándose a David, y su escudero delante de él. 42 Y cuando el filisteo miró y vio a David, le tuvo en poco; porque era muchacho, y rubio, y de hermoso parecer. 43 Y dijo el filisteo a David: ¿Soy yo perro, para que vengas a mí con palos? Y maldijo a David por sus dioses.44 Dijo luego el filisteo a David: Ven a mí, y daré tu carne a las aves del cielo y a las bestias del campo.

Hay muchos creyentes que marchan hasta este punto. Han hecho todo bien. Pero frente a frente con el diablo, no pueden. Huyen asustados, como todos los demás.

45 Entonces dijo David al filisteo: Tú vienes a mí con espada y lanza y jabalina; mas yo vengo a ti en el nombre de Jehová de los ejércitos, el Dios de los escuadrones de Israel, a quien tú has provocado. 46 Jehová te entregará hoy en mi mano, y yo te venceré, y te cortaré la cabeza, y daré hoy los cuerpos de los filisteos a las aves del cielo y a las bestias de la tierra; y toda la tierra sabrá que hay Dios en Israel. 47 Y sabrá toda esta congregación que Jehová no salva con espada y con lanza; porque de Jehová es la batalla, y él os entregará en nuestras manos.

Para marchar, tenemos que saber que la batalla es de Dios. No es para vanagloriarnos o jactarnos. Vamos en el nombre de Jesús. Es Dios que el mundo está provocando. Si te enfrentas al enemigo porque ha provocado a ti y quieres vengarte, fracasarás.  Tu objetivo es que sepan que hay un Dios vivo. Que Cristo salva y sana.

Dios no salva con la armas del mundo. Lamentablemente, muchas veces la iglesia pelea con esas armas. Para ganar la batalla, tenemos que entender que la batalla es de Dios.

48 Y aconteció que cuando el filisteo se levantó y echó a andar para ir al encuentro de David, David se dio prisa, y corrió a la línea de batalla contra el filisteo. 49 Y metiendo David su mano en la bolsa, tomó de allí una piedra, y la tiró con la honda, e hirió al filisteo en la frente; y la piedra quedó clavada en la frente, y cayó sobre su rostro en tierra. 50 Así venció David al filisteo con honda y piedra; e hirió al filisteo y lo mató, sin tener David espada en su mano. 51 Entonces corrió David y se puso sobre el filisteo; y tomando la espada de él y sacándola de su vaina, lo acabó de matar, y le cortó con ella la cabeza.

Lo importante no es nuestra elocuencia. O la calidad del sistema de sonido. O lo buena que es la música. Podemos hacer algo muy humilde, pero cuando lo hacemos en fe, Dios se levanta y pelea.

Y cuando los filisteos vieron a su paladín muerto, huyeron. 52 Levantándose luego los de Israel y los de Judá, gritaron, y siguieron a los filisteos hasta llegar al valle, y hasta las puertas de Ecrón. Y cayeron los heridos de los filisteos por el camino de Saaraim hasta Gat y Ecrón. 53 Y volvieron los hijos de Israel de seguir tras los filisteos, y saquearon su campamento.

Ese ejército solo necesitaba un hombre de fe para movilizarse. Le corresponde a Saúl, pero él es un fracaso. Este joven pastor lo hizo con fe. Es la chispa que necesitan. No queremos súper-estrellas. Queremos movilizar todo el pueblo de Dios para hacer proezas.

¿Puedes tú ser ese David que quitara el oprobio de la iglesia de Cristo? ¿Tienes el corazón de David, un corazón conforme al corazón de Dios? ¿Cuál es el desafío del diablo en tu vida ahora? ¿Quién es tu Goliat? No seas como Saúl y el ejército de Israel. Tira la piedra que Dios te dé en fe y vence al enemigo.