Josué 24: Por mi parte, mi familia y yo serviremos al Señor

Josué reunió a todas las tribus de Israel en Siquén. Allí convocó a todos los jefes, líderes, jueces y oficiales del pueblo. Todos se reunieron en presencia de Dios. 

¿Qué opinas de lo que hizo Josué? En lugar de un funeral después de la muerte, convocar a todos los que has guiado y compartir tu corazón con ellos. Eso era común en el Antiguo Testamento. Convocar a los hijos para que los bendigas. Compartir algunos consejos y exhortarlos.

¿Qué diría la gente más importante de tu vida en tal ocasión?

 

Esta sería una tarea difícil. Los hijos de Israel estaban esparcidos por un territorio bastante extenso. No había internet ni teléfono para anunciar esta reunión, pero tenían establecida una red de comunicación entre todas las tribus.

Josué se dirigió a todo el pueblo, y le exhortó: —Así dice el Señor, Dios de Israel:

Josué era un gran guerrero y un hombre de fe. No pensamos en él cómo un profeta, pero Dios puede usar cualquier instrumento disponible para hablarnos (¡incluso un asno!).

“Hace mucho tiempo, sus antepasados, Téraj y sus hijos Abraham y Najor, vivían al otro lado del río Éufrates, y adoraban a otros dioses. Pero yo tomé de ese lugar a Abraham, antepasado de ustedes, lo conduje por toda la tierra de Canaán y le di una descendencia numerosa. Primero le di un hijo, Isaac; y a Isaac le di dos hijos, Jacob y Esaú. A Esaú le entregué la serranía de Seír, en tanto que Jacob y sus hijos descendieron a Egipto.

Es importante conocer nuestro patrimonio. Los hijos son un regalo de Dios. Él empieza con Abraham, el padre de la fe (e ignora por completo a Ismael).

¿Cómo tratas a tus hijos?

 

Cómo heredaron la tierra prometida

Dios les recuerda cómo llegaron a tener esa tierra que fluye leche y miel:

»”Tiempo después, envié a Moisés y Aarón, y herí con plagas a Egipto hasta que los saqué a ustedes de allí. Cuando saqué de ese país a sus antepasados, ustedes llegaron al Mar Rojo y los egipcios los persiguieron con sus carros de guerra y su caballería. Sus antepasados clamaron al Señor, y él interpuso oscuridad entre ellos y los egipcios. El Señor hizo que el mar cayera sobre estos y los cubriera. Ustedes fueron testigos de lo que les hice a los egipcios. Después de esto, sus antepasados vivieron en el desierto durante mucho tiempo. A ustedes los traje a la tierra de los amorreos, los que vivían al este del río Jordán. Cuando ellos les hicieron la guerra, yo los entregué en sus manos; ustedes fueron testigos de cómo los destruí para que ustedes poseyeran su tierra. 

Dios no menciona la rebelión y el becerro de oro, ni por qué vivieron en el desierto durante mucho tiempo. El énfasis está en el gran poder de Dios para liberarlos de su esclavitud y de sus enemigos. Él respondió al clamor del pueblo e interpuso oscuridad entre ellos y el ejército egipcio. La mayor parte de lo que dice está en primera persona:

  • Yo envié
  • Yo herí
  • Yo los saqué

Cambia por un momento a tercera persona:

  • Él interpuso oscuridad
  • Él hizo que el mar cayera sobre los egipcios

Pero luego vuelve inmediatamente a la primera persona:

  • Eran testigos de lo que les hice a los egipcios
  • Los traje a la tierra de los amorreos
  • Yo los entregué en sus manos
  • Los destruí para que poseyeran la tierra

¡Todo eso en tres versículos! ¡Dios es un dios muy activo a nuestro favor!

¿Qué ha hecho Dios en tu vida para llevarte a donde estás hoy?

 

Y, cuando Balac, hijo de Zipor y rey de Moab, se dispuso a presentarles combate, él envió al profeta Balán hijo de Beor para que los maldijera. 10 Pero yo no quise escuchar a Balán, por lo cual él los bendijo una y otra vez, y así los salvé a ustedes de su poder. 

Incluso la oposición vino de alguien que decía ser un profeta de Dios. Balán es para siempre un ejemplo de alguien que se vende al enemigo para su propio beneficio.

11 Finalmente, cruzaron el río Jordán y llegaron a Jericó, cuyos habitantes pelearon contra ustedes. Lo mismo hicieron los amorreos, ferezeos, cananeos, hititas, gergeseos, heveos y jebuseos. Pero yo los entregué en sus manos. 12 No fueron ustedes quienes, con sus espadas y arcos, derrotaron a los dos reyes amorreos; fui yo quien por causa de ustedes envié tábanos, para que expulsaran de la tierra a sus enemigos. 13 A ustedes les entregué una tierra que no trabajaron y ciudades que no construyeron. Vivieron en ellas y se alimentaron de viñedos y olivares que no plantaron”.

Dios quiere dejar muy claro que Él fue responsable de sus victorias. Sin Dios, no son nada. Tenían muchos enemigos, pero:

  • Yo los entregué en sus manos
  • No fueron ustedes quienes, con sus espadas y arcos, los derrotaron
  • Fui yo quien los expulsó
  • A ustedes yo les entregué la tierra
  • No trabajaron por la tierra y no construyeron las ciudades
  • Se alimentaron de viñedos y olivares que ellos no plantaron

El mensaje es muy claro: Todo depende de Dios y de su misericordia.

¿Cuáles batallas en tu vida has intentado de pelear con espadas y arcos en tu fuerza? ¿Qué fue el resultado?

 

¿Cuáles enemigos ha entregado Dios en tus manos?

 

¿Has aprendido a disfrutar de las buenas dadivas de Dios? ¿O siempre has trabajado duro, tratando de construir y plantar?

 

Claro que esto no significa que nos sentemos y esperemos a que Dios nos dé todo. Normalmente, trabajamos y plantamos, pero hay momentos en los que Dios transferirá las riquezas del mundo a sus hijos, para beneficio de su reino.

A la luz de la obra de Dios, Josué reta al pueblo

14 »Por lo tanto, ahora ustedes entréguense al Señor y sírvanle fielmente. Desháganse de los dioses que sus antepasados adoraron al otro lado del río Éufrates y en Egipto, y sirvan solo al Señor. 15 Pero, si a ustedes les parece mal servir al Señor, elijan ustedes mismos a quiénes van a servir: a los dioses que sirvieron sus antepasados al otro lado del río Éufrates, o a los dioses de los amorreos, en cuya tierra ustedes ahora habitan. Por mi parte, mi familia y yo serviremos al Señor».

Siempre tenemos una opción. A la luz de todo lo que Dios hizo por ellos, a la luz del sacrificio del Hijo de Dios en la cruz, ofrecemos la opción a la gente. Es una cuestión de a quién vas a servir. Todos servimos a alguien.

¿A quién sirves?

 

La primera opción:

  • Entregarse al Señor
  • Servirle fiel y únicamente
  • Arrepentirse; deshacerse de todos los “dioses” de los antepasados y del mundo

La única otra opción es servir a los dioses de este mundo, a los dioses de los que no conocen al Señor: placer, dinero, éxito y todo lo demás.

¿Has tomado estos pasos? ¿Puedes decir que sirves a Dios fiel y únicamente?

 

¿A que otros dioses has servido? ¿Hay alguno que te resulte más tentador?

 

Como cabeza de casa, Josué declara su decisión: Él y su casa servirán al Señor. Es complicado obligar a tu casa a servir a Dios. Hay hijos rebeldes. Hay muchos los casos en los que la madre quiere servir a Dios pero el hombre se lo pone muy difícil. Pero cuando la cabeza de la casa, el esposo y padre, toma esa decisión y guía y anima a su familia en esa dirección, libera la bendición de Dios sobre su casa. Él debe modelar esos pasos de entrega a Dios y realmente servir a Dios; si es un hipócrita y su verdadero dios es el dinero, la familia se rebelará. Y es posible servir tanto a Dios que no sirvas a tu familia.

¿Has tomado esa decisión para ti y tu casa?

¿Cómo te va en el ejemplo que le das a tu familia?

 

¿Hay algo que puedas hacer para ayudar a tu familia a brindarle un mejor servicio?

 

16 El pueblo respondió: —¡Eso no pasará jamás! ¡Nosotros no abandonaremos al Señor por servir a otros dioses! 17 El Señor nuestro Dios es quien nos sacó a nosotros y a nuestros antepasados del país de Egipto, aquella tierra de servidumbre. Él fue quien hizo aquellas grandes señales ante nuestros ojos. Nos protegió durante todo nuestro peregrinaje por el desierto y cuando pasamos entre tantas naciones. 18 El Señor expulsó a todas las que vivían en este país, incluso a los amorreos. Por esa razón, nosotros también serviremos al Señor, porque él es nuestro Dios.

Sin pensarlo mucho, el pueblo sigue a su líder. Se apresuran a declarar que nunca abandonarán a Dios. Están en consonancia con todas las grandes obras del Señor y no pueden concebir de no servir a este gran Dios. Pero, ¿son meras palabras? Cuando alguien se compromete a servir a Dios, ¿cómo se sabe si es sincero o no?

¿Alguna vez has pasado al frente en una iglesia, te has comprometido a alguna tarea en la iglesia o simplemente te has entregado a Dios en oración – y no fuiste sincero?

 

 

Josué conoce el pueblo y tiene años de experiencia observando a Moisés y caminando con el Señor. En lugar de felicitar a la gente y regocijarse, él tiene una respuesta inesperada y contundente:

19 Entonces Josué les dijo: —Ustedes son incapaces de servir al Señor, porque él es Dios santo y Dios celoso. No les tolerará sus rebeliones y pecados. 20 Si ustedes lo abandonan y sirven a dioses ajenos, él se les echará encima y les traerá desastre; los destruirá completamente, a pesar de haber sido bueno con ustedes.

Josué no les cree. Ha visto demasiado pecado y rebelión. Él sabe por experiencia propia que el hombre es incapaz de servir a Dios sin la ayuda del Espíritu Santo. Tiene recuerdos amargos de su propio fracaso con Acán (Josué 6), y la santidad y los celos de Dios.

Primero, Josué no acepta su compromiso verbal, que no muestra humildad ni valoración seria de la situación. Hay muchos que dicen que quieren hacer grandes cosas para Dios, pero subestiman su propia soberbia y arrogancia. Hay muchos sirviendo en la iglesia que manifiestan un espíritu rebelde en su desobediencia y deshonra al pastor o líder que Dios ha colocado sobre ellos. El verdadero servicio empieza con la confesión de que, en nuestras fuerzas, en la carne, es imposible servir a un Dios santo.

En segundo lugar, hay una advertencia. Ya habló de todas las maravillas que un buen Padre hizo por sus hijos, para formar un pueblo. Pero eso puede cambiar rápidamente si abandonan a Dios y sirven a otros dioses. La consecuencia será el desastre y la destrucción.

¿Has experimentado desastre y destrucción en tu vida en un momento en que le diste la espalda a Dios y empezaste a servirle a tu manera, en la carne?

 

¿Qué significa para ti la santidad y los celos de Dios? ¿Estás violando su santidad de alguna forma? ¿Está impactando tu servicio por Él?

 

¿Qué vestigios de rebelión hay en tu vida? ¿Hay algún pecado que impida tu servicio a Dios?

 

 

21 Pero el pueblo insistió: —¡Eso no pasará jamás! Nosotros solo serviremos al Señor.

No comprendieron lo que dijo Josué. No se humillaron para confesar su rebelión y pecado y pedirle perdón a Dios. Están muy confiados de su fidelidad a Dios.

No usamos nuestra debilidad o pecado como excusa, pero es bueno ser conscientes de ello y ser humildes. ¿Dirías que tienes esa humildad?

 

22 Y Josué les dijo una vez más: —Ustedes son testigos contra ustedes mismos de que han decidido servir al Señor.

—Sí, sí lo somos —respondió toda la asamblea.

Su compromiso y palabra firme ahora servirán como testimonio contra ellos, si rompen el pacto con Dios. Josué les dio la oportunidad de humillarse o no comprometerse a servir a Dios, pero no la aprovecharon.

23 Josué replicó: —Desháganse de los dioses ajenos que todavía conservan. ¡Vuélvanse de todo corazón al Señor, Dios de Israel!

24 El pueblo respondió: —Solo al Señor nuestro Dios serviremos, y solo a él obedeceremos.

Josué es consciente de dos problemas con su pueblo:

  1. Todavía conservan a dioses ajenos. No han destruido todos sus ídolos. No hubo ningún arrepentimiento genuino. Tienen que eliminar a todos esos dioses de entre ellos. Esa es la parte negativa.
  2. La parte positiva tiene igual importancia: Tienen que volverse de todo corazón a Dios. Estoy seguro de que dirían que ya lo han hecho, pero la realidad es que muchos creyentes no tienen un corazón completamente inclinado hacia Dios. Él no tiene su afecto. Creen en Él intelectualmente, pero Él no tiene su corazón.

¿Hay algún Dios que tengas que quitar de tu hogar? Para algunos, puede ser la televisión. Para otros es la computadora.

 

¿Has perdido tu primer amor? ¿Tienes que volverte con todo tu corazón a Dios? Empieza con el arrepentimiento y la confesión del pecado, entrando en su presencia en adoración y dándole el primer lugar en tu corazón.

 

 

25 Aquel mismo día Josué renovó el pacto con el pueblo de Israel. Allí mismo, en Siquén, les dio preceptos y normas, 26 y los registró en el libro de la ley de Dios. Luego tomó una enorme piedra y la colocó bajo la encina que está cerca del santuario del Señor. 27 Entonces le dijo a todo el pueblo:

—Esta piedra servirá de testigo contra ustedes. Ella ha escuchado todas las palabras que el Señor nos ha dicho hoy. Testificará contra ustedes en caso de que ustedes digan falsedades contra su Dios.

28 Después de todo esto, Josué envió a todo el pueblo a sus respectivas propiedades.

Josué ha dejado muy claros los términos del pacto. Les ha explicado las consecuencias de la rebelión y el pecado. Siempre declaran que quieren servirle a Dios. Ahora pueden renovar su pacto con Dios, con el símbolo de una gran piedra. Josué dice que la piedra ha escuchado sus palabras; sabemos que las piedras no tienen oídos, pero es un símbolo sólido de su compromiso.

Este proceso se puede también aplicar a un matrimonio. La pareja tiene que abandonar a todo otro amante. La rebelión de una mujer que debe someterse a su marido o de un hombre que no está sometido a Dios provocará problemas en el matrimonio. Tienen que arrepentirse de todo pecado y quitar todo lo que lastima la relación (pornografía, amistades o familiares que no apoyan la relación). Pero tal vez lo más importante sea volver de todo corazón en amor y afecto por la pareja. Si la división ha sido muy grande, puede ser provechoso renovar los votos y el pacto matrimonial.

¿Cómo está tu matrimonio? ¿Hay algo aquí que debas hacer para fortalecerlo?

 

El símbolo común del pacto matrimonial es un anillo. ¿Hay otros símbolos que puedas usar para proclamar tu fidelidad al pacto con Dios y con tu conyugue?

 

29 Tiempo después murió Josué hijo de Nun, siervo del Señor, a la edad de ciento diez años. 30 Fue sepultado en la parcela que se le había dado como herencia, en el lugar conocido como Timnat Sera, en la región montañosa de Efraín, al norte del monte Gaas. 31 Durante toda la vida de Josué, el pueblo de Israel había servido al Señor. Así sucedió también durante el tiempo en que estuvieron al frente de Israel los jefes que habían compartido el liderazgo con Josué y que sabían todo lo que el Señor había hecho a favor de su pueblo.

Josué muere descansando en el conocimiento que le brindó un buen liderazgo que motivó al pueblo a servir a Dios, y levantó a otros líderes fieles para compartir el liderazgo.

Si eres un líder, ¿estás capacitando a otros líderes para que compartan el trabajo fielmente?

 

 

32 Los restos de José, que los israelitas habían traído de Egipto, fueron sepultados en Siquén, en un terreno que Jacob había comprado por cien monedas de plata a los hijos de Jamor, padre de Siquén. El terreno después llegó a ser propiedad de los descendientes de José. 33 Finalmente, Eleazar hijo de Aarón murió y fue sepultado en Guibeá, propiedad de su hijo Finés, en la región montañosa de Efraín.

Es el final de un largo viaje para José y el hijo de Aarón, el sacerdote de Dios. José empezó en Canaán, fue vendido a los egipcios y murió con la petición y la fe de que algún día sus restos serían enterrados en la tierra prometida.  Es el final de un capítulo importante en la historia de Israel. Ahora, en el libro de Jueces, veremos si el pueblo fue fiel a su promesa de servir a Dios.