Jueces 3: Pruebas, para que aprendieran a combatir

1Las siguientes naciones son las que el Señor dejó a salvo para poner a prueba a todos los israelitas que no habían participado en ninguna de las guerras de Canaán. 

Acabamos de ver cómo Israel perdió la bendición de estar completamente libre de sus enemigos. Desobedecieron el claro mandato de eliminarlos. No tenían fe para seguir batallando contra ellos. Los acomodaron e incluso los esclavizaron.

Cuando aceptamos a Jesus, Dios también quiere liberarnos de la opresión del enemigo. A veces hay “aguijones,” como lo experimentó Pablo, que permite para un propósito específico. La mayoría de los enemigos que quedan en nuestra vida son el resultado de nuestra rebelión y una decisión que tomamos de continuar con algún pecado. Dios dejará a estos enemigos para probar a los israelitas. Este es un grupo nuevo; aquellos jóvenes que no habían participado en las guerras.

¿Cuáles son las “naciones,” las cosas del mundo o del diablo, que aún permanecen en tu vida?

 

¿Cómo te ponen a prueba? ¿Cómo te va en la prueba?

 

El propósito de las naciones que quedaron en la tierra

Lo hizo solamente para que los descendientes de los israelitas, que no habían tenido experiencia en el campo de batalla, aprendieran a combatir. 

Al principio, parece que solo quedan para hacer tropezar a este pueblo rebelde, pero incluso en las consecuencias dolorosas que experimentamos por nuestro pecado, Dios tiene un propósito más profundo. Aquí hay jóvenes que nunca experimentaron la guerra. No sabían guerrear, pero es importante que aprendan a combatir. Y no es posible aprender si no hay enemigo.

¿Hay situaciones en tu vida ahora que Dios ha permitido para que puedas aprender a pelear? ¿Cómo te va en ese aprendizaje?

 

 

Quedaron los cinco príncipes de los filisteos, todos los cananeos, y los sidonios y heveos que vivían en los montes del Líbano, desde el monte de Baal Hermón hasta Lebó Jamat. Allí los dejó el Señor para poner a prueba a los israelitas, a ver si obedecían sus mandamientos, que él había dado a sus antepasados por medio de Moisés.

Ya hemos visto dos propósitos: Ponerlos a prueba y que aprendan a combatir. Ahora hay un tercero: para ver si obedecen sus mandamientos. Los tres exigen de un enemigo, algún obstáculo, algo que tenemos que luchar.

¿Hay algo en tu vida ahora que Dios ha permitido que pruebe tu obediencia? ¿Incluso cuando no sientes la presencia de Dios y no tienes ganas de obedecer?

 

¿Cómo te va en la obediencia a los mandamientos de Dios?

 

 

Se casaron con ellos y adoraron a sus dioses

Los israelitas vivían entre cananeos, hititas, amorreos, ferezeos, heveos y jebuseos. Se casaron con las hijas de esos pueblos, y a sus propias hijas las casaron con ellos y adoraron a sus dioses.

Es obvio que Israel no recibió una muy buena calificación por su obediencia. En lugar de fortalecerse y pelear contra estos enemigos, de buena gana se casaron con su hijos y adoraron a sus dioses. Esto es exactamente lo que Dios dijo que sucedería si les permitieran en su territorio. Nosotros como cristianos somos la luz del mundo y la sal de la tierra. Espiritualmente, Dios nos llama, como los israelitas, a separarnos de la gente que no conoce a Dios. Pero Israel no tenía el Espíritu Santo y no estaban preparados para vivir en santidad entre tantas personas con otras creencias. Tantas veces la caída de un cristiano empieza con una relación sentimental o íntima con alguien que no conoce a Cristo, y rápidamente conduce a un alejamiento de su Señor y a dedicarse a uno de los muchos ídolos del mundo actual.

Con mucha razón Pablo nos advierte de un “yugo desigual” (2 Corintios 6:14). ¿Qué has observado en amigos o familiares cristianos que entablan una relación con un incrédulo?

 

¿Estás en una relación así en este momento? ¿Qué crees que el Señor te está llamando a hacer al respecto?

 

Si están casados, no es motivo para divorciarse. Debes continuar en la relación y orar por la salvación de la pareja (1 Corintios 7:12-24).

Los israelitas hicieron lo que ofende al Señor; se olvidaron del Señor su Dios, y adoraron a las imágenes de Baal y de Aserá. 

Es difícil entender cómo es posible olvidar a Dios después de todos los milagros que Él hizo por Israel. Pero nosotros somos tan rápidos en olvidar lo que Dios hizo por nosotros hace 10 años, o incluso hace una semana. También parece una locura dejar a un Dios vivo y adorar imágenes hechas por el hombre. Pero en nuestra naturaleza pecaminosa, tendemos a hacer lo que ofende a Dios, y seguimos el mismo camino ancho a la perdición que recorrió Israel.

¿Estás haciendo consciente o inconscientemente algo que ofende a Dios?

 

En tu vida, ¿hay momentos en los que te has olvidado de Dios? ¿Qué lo precipitó? ¿Cuáles fueron las consecuencias?

La ira de Dios

El Señor se enfureció contra Israel a tal grado que los vendió a Cusán Risatayin, rey de Aram Najarayin, a quien estuvieron sometidos durante ocho años.

Como Dios santo y justo, está obligado a juzgar el pecado. No puede simplemente pasarlo por alto. A menudo pensamos en el Dios del Antiguo Testamento como un dios de ira, mientras que en el nuevo pacto lo vemos como un Dios de amor. Pero Dios no cambia: Ciertamente, la ira de Dios viene revelándose desde el cielo contra toda impiedad e injusticia de los seres humanos, que con su maldad obstruyen la verdad (Romanos 1:18).

Puede sonar radical, pero Dios puede “vendernos” a alguien malvado, incluso a un demonio, para castigarnos y llamarnos la atención. En este caso, duró ocho años. Durante ese tiempo, se puede intentar librarse y escapar del juicio, pero se encuentra sometido a esa opresión.

¿Has experimentado la ira de Dios? ¿Cómo estuvo? ¿Crees que en algún momento Dios te “vendió” a algo o alguien que te dominó para juzgarte y llamar tu atención? ¿Cuánto duró? ¿O aun te sientes sometido a ello?

El primer juez

Pero clamaron al Señor, y él hizo que surgiera un libertador, Otoniel hijo de Quenaz, hermano menor de Caleb. Y Otoniel liberó a los israelitas. 

La misericordia de Dios es grande, pero no siempre es inmediato. En el caso de Israel esclavizado en Egipto, clamaron a Dios durante mucho tiempo antes de que Dios enviara a Moisés para librarlos. Pero Dios escucha nuestro clamor. Clama a Él si estás sufriendo bajo la opresión del maligno.

Cuando Dios actúa, una y otra vez Él levanta a un hombre como su instrumento de liberación. Un solo hombre puede transformar una nación entera. En este caso procedía de una familia famosa. Su hermano Caleb tenía “un espíritu diferente” (Números 14:24), y fue el único que se unió a Josué para declarar su fe en Dios después de explorar la tierra prometida.

¿Deberías clamar a Dios? ¿Por qué estás esperando?

 

¿Te ha proporcionado Dios  un libertador para ayudarte en el pasado? ¿Puedes ser un libertador que Dios usará para liberar a su pueblo?

 

 

10 El Espíritu del Señor vino sobre Otoniel, y así Otoniel se convirtió en caudillo de Israel y salió a la guerra.

Esta es la primera vez que se menciona al Espíritu Santo en el libro de los Jueces, y la primera vez que las palabras “El Espíritu del Señor” aparecen en la Biblia. Por buena razón; hasta ahora, la experiencia de Israel en Jueces ha sido desalentadora. Sin el Espíritu Santo, carecemos del poder y la unción de Dios. Pero cuando Dios llama y levanta a alguien en un momento de necesidad, el Espíritu vendrá sobre esa persona. Posiblemente Otoniel ni siquiera pidió la unción, pero Dios la proporciona. Es necesario para enfrentarse al maligno.

¿Había algo especial en Otoniel? Posiblemente “un espíritu diferente,” como su hermano. Pero la manera en que Dios usa a alguien no depende de sus habilidades. Cuando el Espíritu viene, se convierte en la persona que Dios necesita para la tarea. Otoniel se convirtió en caudillo y salió a la guerra.

¿Ha venido sobre ti el Espíritu Santo? ¿Cuál fue la transformación que ocurrió en tu vida? ¿Fue por algún ministerio o tarea que Dios tenia para ti?

 

¿Necesitas ahora que el Espíritu venga sobre ti, de nuevo o por primera vez?

 

El Señor entregó a Cusán Risatayin, rey de Aram, en manos de Otoniel, quien prevaleció sobre él. 11 El país tuvo paz durante cuarenta años, hasta que murió Otoniel hijo de Quenaz.

No es la capacidad de Otoniel como gran guerrero lo que le permitió prevalecer sobre el enemigo. El Señor entregó al enemigo en sus manos.

Aquí vemos un número muy significante en la Biblia: cuarenta. Cuarenta años de paz, después de ocho años sometidos al enemigo. Pero, lamentablemente, no es una paz duradera. Porque la paz y la bendición de Dios no son automáticas ni están garantizadas. El liderazgo de alguien ungido con el Espíritu es importante para mantenernos en el camino correcto. Pero como vemos demasiadas veces, la paz duró solo mientras vivió Otoniel. Y otra vez, aparentemente Otoniel no preparó a alguien entregado al Señor para continuar su liderazgo.

¿Crees que el Señor puede pelear y ganar tus batallas? ¿Hay un enemigo que Él deba entregar a ti?

 

¿Has visto a una iglesia sufrir después de la muerte o partida de un pastor ungido?

 

Si estás en el liderazgo, ¿qué puedes hacer para preparar a alguien para que continúe en el liderazgo, ungido del Señor?

El mismo ciclo

12 Una vez más los israelitas hicieron lo que ofende al Señor, y por causa del mal que hicieron, el Señor le dio poder sobre ellos a Eglón, rey de Moab. 

Otro rey, la misma historia. Con un ritmo desalentador, apenas muere su libertador y vuelven a hacer lo que ofende a Dios. Una vez más, experimentan el juicio y corrección del Señor. No aprendieron la lección de 40 años atrás. Es otra generación. Y una vez más los padres les fallan a sus hijos y no les enseñan la ley y cómo caminar con su Dios. Hay otro opresor, pero con el mismo propósito.

¿Cuánto sabes sobre tu herencia? A menudo se puede ver un patrón de una generación que conoció al Señor y la siguiente que no lo conoció. Y uno y otro vicio u opresor que tenía poder sobre tus antepasados. ¿Sabes cuáles eran algunos de ellos?

 

13 Luego de aliarse con los amonitas y los amalecitas, Eglón fue y atacó a Israel, y se apoderó de la Ciudad de las Palmeras. 14 Los israelitas estuvieron sometidos a Eglón, rey de Moab, durante dieciocho años.

La última vez fueron ocho años que estuvieron sometidos al opresor; esta vez dieciocho. Es un patrón que observé demasiadas veces durante los años que trabajaba en las prisiones: Alguien recibe una sentencia leve, tal vez cinco años. Durante ese tiempo recibe a Jesús. Sale de la cárcel, pero vuelve a su vida anterior. Nuevamente es arrestado, pero esta vez la sentencia es de 20 años. Luego lo mismo, pero esta vez la sentencia es de por vida. No tienes que ir a la cárcel. Puedes experimentar un castigo cada vez más fuerte de parte de Dios por tu pecado.

Aod, el segundo juez

15 Los israelitas volvieron a clamar al Señor, y el Señor les levantó un libertador, Aod hijo de Guerá, de la tribu de Benjamín, quien era zurdo. Por medio de él los israelitas enviaron tributo a Eglón, rey de Moab. 

Curiosamente, las Escrituras señalan que era zurdo. Durante muchos años fue común creer que los zurdos eran inferiores. Aún más interesante es el tipo que Dios levantó en respuesta a su clamor. El hecho de que Dios levante a alguien no siempre significa que sea muy piadoso. A veces es difícil comprender los motivos de nuestro Dios. Aquí este rey pagano no solo tenía poder sobre ellos, sino que Israel también tenía que enviarle tributo.

16 Aod se había hecho un puñal de doble filo como de treinta centímetros de largo, el cual sujetó a su muslo derecho por debajo de la ropa. 17 Le presentó el tributo a Eglón, rey de Moab, que era muy gordo. 18 Cuando Aod terminó de presentárselo, se fue a despedir a los hombres que habían transportado el tributo. 19 Pero luego se regresó desde las canteras que estaban cerca de Guilgal, y dijo:

—Majestad, tengo un mensaje secreto para usted.

—¡Silencio! —ordenó el rey.

Y todos sus servidores se retiraron de su presencia.

20 Entonces Aod se acercó al rey, que estaba sentado solo en la habitación del piso superior de su palacio de verano, y le dijo:

—Tengo un mensaje de Dios para usted.

Cuando el rey se levantó de su trono, 21 Aod extendió la mano izquierda, sacó el puñal que llevaba en el muslo derecho, y se lo clavó al rey en el vientre. 22 La empuñadura se hundió tras la hoja, a tal punto que esta le salió por la espalda. Además, Aod no le sacó el puñal, ya que este quedó totalmente cubierto por la gordura. 23 Luego de cerrar y atrancar las puertas de la habitación del piso superior, Aod salió por la ventana.

¿Fue un acto de valentía? ¿Fue dirigido por Dios? Era ingenioso, pero muy engañoso y se puede decir cobarde. Me parece aún peor que haya usado la excusa de llevar un mensaje de Dios para matarlo, aunque se puede decir que el mensaje fue “basta ya con esta opresión de mi pueblo.”

24 Cuando ya Aod se había ido, llegaron los siervos del rey y, al ver atrancadas las puertas de la habitación del piso superior, dijeron: «Tal vez está haciendo sus necesidades en el cuarto interior de la casa». 25 Y tanto esperaron que se sintieron desconcertados. Al ver que el rey no abría las puertas de la habitación, las abrieron con una llave. Allí encontraron a su señor tendido en el piso, ya muerto.

26 Mientras esperaban, Aod se escapó. Pasó junto a las canteras y huyó a Seirat. 27 Cuando llegó allí, tocó la trompeta en la región montañosa de Efraín, y los israelitas descendieron de la montaña, con él a la cabeza.

28 «Síganme —les ordenó—, porque el Señor ha entregado en manos de ustedes a sus enemigos los moabitas». Bajaron con él y, tomando posesión de los vados del Jordán que conducían a Moab, no dejaron pasar a nadie. 29 En aquella ocasión derrotaron a unos diez mil moabitas, todos robustos y aguerridos. No escapó ni un solo hombre. 30 Aquel día Moab quedó sometido a Israel, y el país tuvo paz durante ochenta años.

Esta vez son ochenta años de paz; la vez anterior fue cuarenta. Es una historia interesante, y el pueblo de Dios triunfó. Pero, ¿el fin justifica los medios? Es cierto que Aod dice que es Dios quien los ha entregado a sus enemigos. Es cierto que Dios lo levantó, pero no hay nada en la historia que glorifique al Señor. Lamentablemente, es posible (y común) atribuir a Dios cosas que no tienen nada que ver con nuestro Señor. De todos modos, el país ahora tenía paz. Un acto de engaño cambió la experiencia de todo el país.

¿Has conocido a alguien como Aod? ¿Alguien que parece que Dios usa, pero su forma de ministrar es engañosa y no glorifica a Dios?

 

Profundizando en estas complicadas historias de los Jueces, ¿puedes ver algo parecido en la experiencia de la iglesia hoy?

 

Aunque no queremos seguir el modelo de Aod, ¿crees que Dios puede usarte para cambiar la historia de tu familia, tu iglesia o tu país?

 

 

Samgar, el tercer juez

31 El sucesor de Aod fue Samgar hijo de Anat, quien derrotó a seiscientos filisteos con una vara para arrear bueyes. También él liberó a Israel.

El primer versículo del próximo capítulo es interesante: Después de la muerte de Aod, los israelitas volvieron a hacer lo que ofende al Señor. ¡Pero ya no se menciona a Samgar! Veremos en ese capítulo a la única jueza de Israel. Samgar derrotó a seiscientos filisteos y liberó a Israel, pero no sabemos absolutamente nada más sobre él. No dice que Dios lo levantó. Es completamente desconocido.

Es peligroso leer demasiado del silencio de la Biblia. Podemos decir que la lección es que Dios puede usar incluso a gente totalmente desconocida para liberar a su pueblo. Parece que actuó solo. Podemos decir también que es un mensaje de que en tiempos desesperados, cuando no puedes encontrar a nadie que luche contigo contra las fuerzas del mal, Dios puede usar a Samgar, a alguien despreciado por el mundo (por su nombre hay indicios de que no fue un sangre pura hebreo), para liberar a su pueblo. Alguien tenía que hacer algo, y gracias a Dios por los Samgars valientes que derrotan al enemigo. Para mí, más triste e importante es la profundidad hasta que haya descendido Israel. En unos pocos años han perdido toda semblanza del pueblo glorioso que Dios visualizó para la tierra santa.