Desafortunadamente, para muchas personas el Día del Padre es un día agridulce. Algunas fueron abandonadas por sus padres. O abusadas. Algunos padres fueron rechazados por sus hijos y han perdido toda comunicación con ellos. Muchos tienen un vacío adentro; les falta la afirmación o amor que nunca recibieron de sus padres. Durante los años que he ministrado en prisiones, la gran mayoría de los reos no tenían un padre en su vida.
El Día del Padre es una gran oportunidad para volver a lo que estaba en el corazón del Padre celestial al principio y su diseño para la familia. Porque ser padre debe tener todo que ver con la familia. Ese es el plan de Dios. Dios nunca tuvo la intención de que un hombre depositara su semilla en una mujer y luego abandonara al ser humano que él engendró. Hemos intentando a reinventar la familia a nuestra manera y tenemos familias quebrantadas, divorcio y crisis en la familia como nunca antes. Creo que es tiempo confesar que Dios sabe mejor, y volver a su diseño.
Dios creó al hombre a su imagen. A la imagen de un padre. Porque ser padre es parte fundamental de quién es Dios. Él tiene a un hijo, su hijo unigénito, Jesucristo. Tienen una perfecta relación padre/hijo. Se aman el uno al otro. Jesús es el ejemplo perfecto de un hijo. Siempre honra y obedece a su Padre. Lo ha estudiado y sigue exactamente su modelo. Lo escucha y sólo habla la palabra que su Padre le da.
Juan 5:19-20: No puede el Hijo hacer nada por sí mismo, sino lo que ve hacer al Padre; porque todo lo que el Padre hace, también lo hace el Hijo igualmente. Porque el Padre ama al Hijo, y le muestra todas las cosas que él hace; y mayores obras que estas le mostrará, de modo que vosotros os maravilléis.
Dios se deleita en ser padre. Un buen padre le muestra a su hijo todo lo que hace. Quiere dar un ejemplo de integridad de un cristiano y un hombre. Su hija aprende de él qué es un hombre. Así como su hijo varón aprende a ser hombre de su papá. Dios se regocija cuando ve a su creación, los hombres, experimentar la alegría plena de ser padre. Él quiere que usted, como padre, experimente la plenitud de la paternidad. El también conoce el dolor de la separación de su hijo, y la agonía de ver a su hijo morir.
Dios existe en una relación perfecta. Hay una tercera persona en esta “familia” de la trinidad. El Espíritu Santo puede ser visto como la parte femenina de Dios. El nombre “consolador” que Jesús usa en Juan 14 también puede traducirse “ayuda.” Así como la mujer es una ayuda idónea, el Espíritu nos consuela, nos enseña, nos da dones. Nos ayuda.
El Padre está tan entusiasmado de ser padre que quiere adoptar multitud de hijos e hijas. El centro del plan de Dios para este mundo, para su creación, es la familia. Y Dios estableció al hombre como cabeza de esa familia, con autoridad. Como reflejo de su padre celestial.
Mira lo que dice Génesis 1: 26 Entonces dijo Dios: Hagamos al hombre a nuestra imagen, conforme a nuestra semejanza; y señoree en los peces del mar, en las aves de los cielos, en las bestias, en toda la tierra, y en todo animal que se arrastra sobre la tierra. 27 Y creó Dios al hombre a su imagen, a imagen de Dios lo creó; varón y hembra los creó. 28 Y los bendijo Dios, y les dijo: Fructificad y multiplicaos; llenad la tierra, y sojuzgadla, y señoread en los peces del mar, en las aves de los cielos, y en todas las bestias que se mueven sobre la tierra.
Una parte importante de ser conforme a la semejanza de Dios es señorear. Otras traducciones dicen “ejercer dominio” o “reinarán”. Dios te hizo para reinar en esta vida. Una familia necesita orden, ocupa una cabeza, y es el hombre que debe reinar o ejercer dominio en su familia. ¿Quiero decir que el padre es el rey? De una manera, sí. Pero Cristo nos enseñó que reinar y ejercer autoridad tiene todo que ver con el servicio y la humildad y el amor.
Otra parte fundamental es fructificar y multiplicar. Eso significa engendrar a hijos, ser padre. Pero, a diferencia de los animales, el plan de Dios siempre fue para una familia, un hombre y una mujer, una sola carne, de por vida. Dios lo dejó claro en Génesis 2:24: Por tanto, dejará el hombre a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer, y serán una sola carne.
Eso suena bien, pero algo salió mal. Ya lo vemos en el primer versículo del tercer capítulo de Génesis:
Pero la serpiente era astuta, más que todos los animales del campo que Jehová Dios había hecho; la cual dijo a la mujer: ¿Conque Dios os ha dicho: No comáis de todo árbol del huerto?
Por desgracia, el diablo estaba presente en Edén. Y su objetivo principal desde el principio ha sido la destrucción de la familia y el diseño de Dios. El diablo es muy astuto. No le habla al hombre, sino a la mujer. Pero, ¿dónde estaba Adán? A Adán le tocó decir en ese momento: “¿Por qué hablas con mi mujer? Si hay un problema, habla conmigo. Yo obedezco a mi Padre, y no quiero discutir sus claros mandamientos con nadie.” Y Adán debería haber reprendido al diablo con la autoridad que Dios le había dado. Pero Adán no dijo nada.
Padre, ensena a tu esposa y a tus hijos cómo discernir la voz del diablo, y a no escucharlo. Si ves algo malo, algo en contra de la Palabra de Dios, di algo. No te calles. No importa si tu mujer o tus hijos se enojan. No seas cobarde y tomar el camino más fácil. Porque ese camino siempre resulta más complicado.
2 Y la mujer respondió a la serpiente: Del fruto de los árboles del huerto podemos comer; 3 pero del fruto del árbol que está en medio del huerto dijo Dios: No comeréis de él, ni le tocaréis, para que no muráis. 4 Entonces la serpiente dijo a la mujer: No moriréis; 5 sino que sabe Dios que el día que comáis de él, serán abiertos vuestros ojos, y seréis como Dios, sabiendo el bien y el mal.
¿Dónde estás, Adán? Otra vez Adán no dijo nada. Eva hizo bien, en declarar lo que dice la Palabra de Dios. Pero luego escuchó la mentira sobre el carácter de Dios. Satanás siempre quiere sembrar mentiras y dudas en la mente de nuestros hijos y esposas sobre los motivos de Dios y su plan para la familia. Es peligroso entrar en una conversación con el diablo. ¿Dónde estás, Adán? El permitió que ella cayera en la trampa del enemigo.
6 Y vio la mujer que el árbol era bueno para comer, y que era agradable a los ojos, y árbol codiciable para alcanzar la sabiduría; y tomó de su fruto, y comió; y dio también a su marido, el cual comió así como ella.
Aquí Adán tuvo otra oportunidad de protegerla. Debe tomar su mano y alejarla del árbol y dejarlo claro que nunca debe comer de él. Lo peor es ser débil y participar en su desobediencia. Adán también comió del fruto.
Hay hombres cobardes que no quieren contiendas con su mujer y permiten cosas en sus hogares que saben que van en contra de la Palabra de Dios. Adán estaba allí con Eva, pero se mantuvo callado.
7 Entonces fueron abiertos los ojos de ambos, y conocieron que estaban desnudos; entonces cosieron hojas de higuera, y se hicieron delantales.
Cuando el hombre falla en su responsabilidad y en su autoridad, algo fundamental cambia en su relación con su mujer. Pierde su transparencia con ella. Siente que tiene que cubrirse y esconder algo de ella. Siempre es peligroso ocultarle algo de nuestra pareja.
8 Y oyeron la voz de Jehová Dios que se paseaba en el huerto, al aire del día; y el hombre y su mujer se escondieron de la presencia de Jehová Dios entre los árboles del huerto.
¿Dónde estás, Adán? De nuevo el hombre es cobarde. No sólo esconde su masculinidad de su mujer, se esconde de la presencia de Dios. Nunca debes tener miedo de tu padre, a menos que hagas algo malo. El hombre de Dios nunca se esconde.
¿Cómo responderías hoy si escuchas la voz de Dios? ¿Hay cosas que quieres esconder de tu amada? ¿O de Dios?
9 Mas Jehová Dios llamó al hombre, y le dijo: ¿Dónde estás tú?
Satanás le habla a la mujer; Dios habla al hombre. ¿Dónde estás? Es decir, no estás en el papel que te diseñé. Es el hombre que tiene que rendirle cuentas a Dios por el fracaso y el pecado de su familia. Es casi decir: Si tú hubieras estado en la posición que tengo para ti, no estarían en esta situación.
10 Y él respondió: Oí tu voz en el huerto, y tuve miedo, porque estaba desnudo; y me escondí. 11 Y Dios le dijo: ¿Quién te enseñó que estabas desnudo? ¿Has comido del árbol del que yo te mandé no comieses?
Dios no puede simplemente ignorar el pecado. Puede ser más fácil para usted ignorar los problemas en su familia. Pero un buen padre no pasa por alto los pecados y las faltas de su familia. El pago del pecado siempre es la muerte. Como hombres, tenemos que saber lo que está pasando en nuestras familias y enfrentar el pecado.
12 Y el hombre respondió: La mujer que me diste por compañera me dio del árbol, y yo comí.
Un hombre también que tomar responsabilidad por lo que sucede en su hogar. El amor no culpa a tu pareja.
13 Entonces Jehová Dios dijo a la mujer: ¿Qué es lo que has hecho? Y dijo la mujer: La serpiente me engañó, y comí. 14 Y Jehová Dios dijo a la serpiente: Por cuanto esto hiciste, maldita serás entre todas las bestias y entre todos los animales del campo; sobre tu pecho andarás, y polvo comerás todos los días de tu vida. 15 Y pondré enemistad entre ti y la mujer, y entre tu simiente y la simiente suya; esta te herirá en la cabeza, y tú le herirás en el calcañar.
Hay enemistad entre Satanás y la mujer. Mi hermano, depende de ti ser valiente y batallar en el Espíritu contra esa serpiente. Porque la enemistad no es sólo con tu mujer, sino también con tu simiente, con tu hijo. Un buen padre siempre está pendiente de cómo esa serpiente ataca a su mujer y a sus hijos. Tal vez el diablo sabe que no puede engañar a usted. Por eso se dirige a tu esposa e hijos. Y sabe que de esa manera él también puede destruir a usted.
16 A la mujer dijo: Multiplicaré en gran manera los dolores en tus preñeces; con dolor darás a luz los hijos; y tu deseo será para tu marido, y él se enseñoreará de ti.
Ahora, como consecuencia de su pecado, hay un cambio en la relación de pareja. Siempre el hombre era la cabeza, pero ahora Dios dice que se enseñoreará de su esposa. Y ella tendrá un profundo deseo, una necesidad, de su marido. La NTV dice: Y desearás controlar a tu marido, pero él gobernará sobre ti». Una lucha de poder. Y aquí también demasiados hombres se rinden para evitar el conflicto.
También la parte de ser madre será más dolorosa. El dolor del parto. Dolor al ver a la serpiente atacar a sus hijos. Deseará más de su esposo y en su temor y ansiedad reaccionará tratando de controlarlo.
17 Y al hombre dijo: Por cuanto obedeciste a la voz de tu mujer, y comiste del árbol de que te mandé diciendo: No comerás de él; maldita será la tierra por tu causa; con dolor comerás de ella todos los días de tu vida. 18 Espinos y cardos te producirá, y comerás plantas del campo. 19 Con el sudor de tu rostro comerás el pan hasta que vuelvas a la tierra, porque de ella fuiste tomado; pues polvo eres, y al polvo volverás.
La mayoría de nosotros, los hombres, hemos experimentado esta maldición. Cuesta encontrar un buen trabajo. Hay conflictos entre el trabajo y la familia y la iglesia. Nos cansamos. El cuerpo duele por demasiado trabajo.
Ayuda mucho en el matrimonio comprender esto. Mi hermano, el deseo de tu mujer de estar contigo no es siempre que quiera controlarte. Solo cuando ella entra en un pánico y siente que tú nunca estás allí y se siente sola, trata de controlarte. La maldición sobre la mujer tiene todo que ver con su marido y sus hijos. La maldición del hombre no tiene nada que ver con su familia, excepto la necesidad de proporcionarle alimento y sustento. Pero, mi hermano, tienes que ser consciente de la importancia que tiene familia para tu mujer. Y tú, mi hermana, tienes que entender cómo afecta a un hombre si no puede encontrar un buen trabajo y proveer por su familia. Cuando él llega a casa cansado le cuesta escuchar todo el drama del día con los niños.
Adán y Eva perdieron su paraíso. Dios los sacó del huerto. Todo eso sucedió antes de que engendraran a un hijo. Esa relación matrimonial es el fundamento de la paternidad feliz. Si usted no establece su posición como hombre en esos meses, tendrán problemas con los hijos. Adán ya estaba cayendo en un patrón muy común para el hombre: retraerse, callarse y no preocuparse por el bienestar espiritual de su familia.
El capítulo 4 de Génesis es una tragedia. Es un gran ejemplo del fracaso de un padre. Adán se menciona solo dos veces. ¿Dónde estabas, Adán? La primera palabra del capítulo es “conoció”. Creo que ya sabemos que en el contexto bíblico, conocer significa tener relaciones. Aquí y en el penúltimo versículo del capítulo Adán conoció a Eva. Al hombre le gusta conocer a su mujer. Casi todos saben cómo hacer el amor, pero pocos saben cómo amar a una mujer. Fue Eva quien nombró a los primeros hijos. ¿Dónde está Adán? ¿Sudando en los campos para traer suficiente alimento para su familia?
3 Y aconteció andando el tiempo, que Caín trajo del fruto de la tierra una ofrenda a Jehová. 4 Y Abel trajo también de los primogénitos de sus ovejas, de lo más gordo de ellas. Y miró Jehová con agrado a Abel y a su ofrenda; 5 pero no miró con agrado a Caín y a la ofrenda suya. Y se ensañó Caín en gran manera, y decayó su semblante. 8 Y dijo Caín a su hermano Abel: Salgamos al campo. Y aconteció que estando ellos en el campo, Caín se levantó contra su hermano Abel, y lo mató. 9 Y Jehová dijo a Caín: ¿Dónde está Abel tu hermano? Y él respondió: No sé. ¿Soy yo acaso guarda de mi hermano?
Creo que fue Eva enseñó a sus hijos a traer una ofrenda a Dios. Parece que Adán nunca aconsejó a ellos qué ofrendar, cómo ofrendar o por qué ofrendar. No fue consciente de los problemas entre sus hijos. No estaba involucrado en sus vidas. Quizás Caín había escuchado muchas veces en su hogar: “¿Soy yo acaso guarda de ellos?” Cuando llego a casa cansado después de trabajar en los campos todo el día y Eva le dijo que observó algo en su hijo mayor y Adán debe atenderlo. Cuando ella quería su apoyo en la disciplina de ellos. “¿Soy yo acaso guarda de los hijos? Esa es tu responsabilidad. Yo tengo que trabajar.” Caín lo aprendió de su papá. Y el primogénito se convirtió en asesino. No es inusual que el primogénito sea la oveja negra de la familia. Hay casos también, como en la familia de Isaac, donde la madre se siente más atraída a un hijo quieto, más femenino, y el hombre más atraído por el cazador, por el atleta. Como en el caso de Jacob y Esaú.
Fue Dios quien tuvo que disciplinar a Caín. Nunca menciona cómo Adán respondió a la muerte de su segundo hijo. Pero Caín salió de delante de Dios. Salió de la presencia del Señor, y se fue a otro lugar alejado. Y parece que perdió toda relación con su padre. ¿Y qué hizo Caín? Lo mismo que hizo su padre. Conoció a su mujer. Los hijos aprenden del ejemplo de sus padres. Y una y otra vez se repiten sus errores, aunque juran que nunca serán como su padre.
Es interesante que solo al final del capítulo 4 dice que “los hombres comenzaron a invocar el nombre de Jehová.” ¿Por qué no antes? ¿Cuándo dice “hombres”, es decir el varón, a diferencia de la mujer? ¿Significa esto que antes eran las mujeres quienes invocaron el nombre del Señor? A menudo es así. El padre es el sacerdote de la familia. Pero por desgracia, a menudo la mujer es la más espiritual. Padre, usted debe enseñar la Palabra a sus hijos, debe guiar a su familia en adoración y oración y darles un ejemplo sano. Parece que Adán no lo hizo.
No vemos mucho muy positivo sobre los padres aquí. Conocen a su mujer y engendran hijos. Hasta que en el capítulo 6 llegamos a Noé.
5 Y vio Jehová que la maldad de los hombres era mucha en la tierra, y que todo designio de los pensamientos del corazón de ellos era de continuo solamente el mal. 6 Y se arrepintió Jehová de haber hecho hombre en la tierra, y le dolió en su corazón. 7 Y dijo Jehová: Raeré de sobre la faz de la tierra a los hombres que he creado, desde el hombre hasta la bestia, y hasta el reptil y las aves del cielo; pues me arrepiento de haberlos hecho. 8 Pero Noé halló gracia ante los ojos de Jehová.
Noé fue obediente, pero incluso Noé, después de sobrevivir al gran diluvio, se emborrachó. Nos ofrece un vistazo del impacto del padre e hijos: Génesis 9
22 Y Cam, padre de Canaán, vio la desnudez de su padre, y lo dijo a sus dos hermanos que estaban afuera. 23 Entonces Sem y Jafet tomaron la ropa, y la pusieron sobre sus propios hombros, y andando hacia atrás, cubrieron la desnudez de su padre, teniendo vueltos sus rostros, y así no vieron la desnudez de su padre. 24 Y despertó Noé de su embriaguez, y supo lo que le había hecho su hijo más joven, 25 y dijo:
Maldito sea Canaán; Siervo de siervos será a sus hermanos.
Cam deshonró a su padre al ver su desnudez y hablar con sus hermanos sobre ella en lugar de cubrir a su papá. Incluso cuando tu padre comete errores, debes honrarlo y buscar una manera de encubrirlo. Los otros hermanos lo cubrieron e hicieron lo necesario para no ver la desnudez de su padre. Hay algo muy triste hoy en día que millones ven la desnudez de otros hombres y mujeres en la pornografía. El cuerpo no es para exhibir a todo el mundo. Dios quiere modestia.
Fue el pecado de Noé – pero también el pecado de Cam. Y su padre lo maldijo.
Un estudio de la Biblia para ver el ejemplo de los padres es deprimente. Casi no hay buenos ejemplos. Abraham sufrió con su primogénito Ismael a causa de su pecado con Agar. Sus descendientes, los judíos y los árabes, están en conflicto hasta el día de hoy. Grandes hombres como Moisés y David fracasaron como padres, a veces con consecuencias mortales. Como el primer hijo de David y Betsabé que murió. A menudo nuestros hijos pagan por nuestros pecados.
En el Nuevo Testamento, Jesús nunca tuvo hijos. Y no sabemos nada de los hijos de los doce apóstoles. Sabemos que Pedro estaba casado, pero nunca menciona nada sobre su esposa ni cualquier hijo. Se supone que otros tuvieron hijos, pero parece que no seguían en las huellas de sus padres. Desafortunadamente, es común que el hijo de un ministro se desvíe de los caminos del Señor. Pablo era soltero, pero tenía hijos espirituales.
Fue Pablo que nos ofreció consejos muy importantes para la familia. Si quieren honrar a sus padres, es importante obedecer lo que la Palabra de Dios dice. Para ser buen padre un hombre necesita una buena relación con su esposa. Si eso está en orden, será mucho más fácil para los hijos honrar y obedecer a su padre. En Efesios 5 Pablo escribió:
22 Las casadas estén sujetas a sus propios maridos, como al Señor; 23 porque el marido es cabeza de la mujer, así como Cristo es cabeza de la iglesia, la cual es su cuerpo, y él es su Salvador. 24 Así que, como la iglesia está sujeta a Cristo, así también las casadas lo estén a sus maridos en todo.
Muchos dicen que estos mandamientos son anticuados. La sumisión es muy fuera de moda. Es cierto que han existido muchos abusos de parte del hombre basados en esta escritura. Pero no tiene nada que ver con el machismo, la mano dura o la actitud “yo mando aquí.” El modelo de la sumisión es la iglesia y Jesucristo. Y él es tierno y paciente con su iglesia. La Palabra aquí no le ofrece a la mujer escoger en cuales áreas va a someterse. Es “en todo.”
El hombre tiene la parte mucho más difícil:
25 Maridos, amad a vuestras mujeres, así como Cristo amó a la iglesia, y se entregó a sí mismo por ella, 26 para santificarla, habiéndola purificado en el lavamiento del agua por la palabra, 27 a fin de presentársela a sí mismo, una iglesia gloriosa, que no tuviese mancha ni arruga ni cosa semejante, sino que fuese santa y sin mancha.
Este es el amor ágape. Un amor sacrificial. El hombre se entrega su vida por ella. La cuida y la ayuda crecer espiritualmente, porque algún día él se la presentará al Señor. Ojalá santa y sin mancha. Cuando un hombre a su mujer así, de buena gana se someterá a él. Ella puede descansar segura. Sabe que tiene una cobertura y el la apoyará en la familia. Es cuando ella se siente vulnerable, cuando él no está allí para ella, que intentará a controlarlo.
28 Así también los maridos deben amar a sus mujeres como a sus mismos cuerpos. El que ama a su mujer, a sí mismo se ama. 29 Porque nadie aborreció jamás a su propia carne, sino que la sustenta y la cuida, como también Cristo a la iglesia, 30 porque somos miembros de su cuerpo, de su carne y de sus huesos. 31 Por esto dejará el hombre a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer, y los dos serán una sola carne. 32 Grande es este misterio; mas yo digo esto respecto de Cristo y de la iglesia. 33 Por lo demás, cada uno de vosotros ame también a su mujer como a sí mismo; y la mujer respete a su marido.
El respeto de la mujer es muy importante para el hombre.
1Hijos, obedeced en el Señor a vuestros padres, porque esto es justo. 2 Honra a tu padre y a tu madre, que es el primer mandamiento con promesa; 3 para que te vaya bien, y seas de larga vida sobre la tierra.
Cuando la relación de pareja está en orden, los hijos prosperarán y honrarán a sus padres. Y aquí está la palabra para los padres:
4 Y vosotros, padres, no provoquéis a ira a vuestros hijos, sino criadlos en disciplina y amonestación del Señor.
Por alguna razón, a muchos padres les gusta provocar a sus hijos. Eso no está bien. Es la responsabilidad del padre criar a sus hijos, juntamente con su esposa, en disciplina e instrucción del Señor.
Aun podemos volver al plan de Dios para la familia. Él quiere hacer la obra en tu familia, para que tengas una paternidad feliz y una familia cristo céntrica. Él te ayudará a redimir los errores y poner en práctica este diseño. No seas ausente de tu familia, hermano. Hay muchos hombres que pasan la mayoría de su tiempo frente a la tele, la compu o el celular. O en la calle, en el deporte o el bar. Con amigos. O incluso en la iglesia. Y los hijos y su esposa dicen: ¿Dónde estás, papi?