El que practica el pecado es del diablo: 1 Juan 3:4-10

Todo el que comete pecado quebranta la ley; de hecho, el pecado es transgresión de la ley. 

Pensé que ya habíamos tratado el tema del pecado en los primeros capítulos. ¿Por qué vuelve aquí a definir el pecado?

Tal como muchos pastores hoy en día, Juan está preocupado por la tendencia a restar importancia al pecado, excusarlo o malinterpretarlo. De este versículo hasta el 10, Juan profundiza en el pecado y nos presenta algunas ideas que pueden parecer radicales para los cristianos de hoy. El verso 10 sirve como un puente a otro tema importante de la carta: el amor. La naturaleza universal del pecado es enfatizada por el uso liberal de la palabra “todo.”

Entonces, ¿es necesario conocer la ley del Antiguo Testamento para ser responsable de nuestro pecado?

Juan no lo dice, pero obviamente quebrantar la ley es pecado, y aquellos que conocen la ley tienen una comprensión más clara de su pecado. Pablo elabora sobre este tema en sus cartas a los Romanos y los Gálatas. Aquellos que nunca han oído hablar de Dios o de su ley establecen su propio concepto de justicia y pecado, y siempre quiebran su propio estándar. Él también dijo que el que quebranta una sola ley es culpable de quebrantar toda la ley. No hay gradientes del pecado. Todos pecamos y somos culpables ante Dios.

Entonces, ¿hay esperanza para nosotros?

Pero ustedes saben que Jesucristo se manifestó para quitar nuestros pecados. Y él no tiene pecado. 

Aquí tenemos esa palabra tan importante en la Biblia: “pero”. Precisamente para esto Cristo vino al mundo. Él es la única persona en toda la historia que nunca pecó. Así él pudo hacer ese sacrificio perfecto, no solo para cubrir o perdonar nuestros pecados, sino para quitárnoslos.

Todo el que permanece en él no practica el pecado. Todo el que practica el pecado no lo ha visto ni lo ha conocido.

Si peco, ¿significa que he perdido mi salvación?

Esto es muy delicado. Juan ya dijo que somos engañados si decimos que no tenemos pecado. Pero ahora vuelve a usar esa palabra universal, “todo”, para describir dos clases de personas muy distintas. La traducción de la NVI nos ayuda, al usar las palabras “practica el pecado,” reflejando el tiempo del griego. Todos pecamos de vez en cuando, pero nos arrepentimos, confesamos y abandonamos el pecado. Algo pasa muy mal si alguien que se dice cristiano sigue practicando algún pecado, aunque lamentablemente es bastante común.

Literalmente, el versículo dice: Todo aquel que permanece en él, no peca; todo aquel que peca, no le ha visto, ni le ha conocido (RVR), pero esta traducción comunica mejor la idea: Por eso, cualquiera que sea amigo de Jesucristo, y quiera mantenerse unido a él, no puede seguir pecando. El que peca, no conoce a Jesucristo ni lo entiende. (TLA)

¿Permanecer en Cristo, como escribió Juan en su evangelio, capítulo 15, es una clave para evitar el pecado?

Por supuesto. Tener esa relación íntima con Jesús y guardar su palabra en nuestros corazones hace que sea muy difícil mantener un estilo de vida pecaminoso. Asimismo, conocer a Jesús y verlo (físicamente, como Juan, o espiritualmente) transforma la vida. Si alguien continúa practicando el pecado, tenemos que cuestionar si ha tenido un encuentro salvífico con Cristo.

Queridos hijos, que nadie los engañe. El que practica la justicia es justo, así como él es justo. El que practica el pecado es del diablo, porque el diablo ha estado pecando desde el principio. El Hijo de Dios fue enviado precisamente para destruir las obras del diablo. 

Cuando alguien sigue pecando, demuestra que pertenece al diablo (NTV); Pero el que siempre hace lo malo es amigo del diablo, porque el diablo ha estado pecando desde el día en que Dios creó el mundo. Por esta razón vino el Hijo de Dios al mundo: para destruir todo lo que hace el diablo. (TLA)

Si lucho una y otra vez con el mismo pecado, ¿significa eso que estoy endemoniado?

Ser endemoniado es algo bastante fuerte, pero claramente el pecado no viene de Dios, sino del diablo o de nuestra naturaleza pecaminosa. Puede ser una fortaleza, una opresión de un demonio, que no te permite dejar ese pecado.

Yo conozco a muchos en mi iglesia que tienen pecado en sus vidas. ¿Están engañados?

Sí, pueden ser engañados. Por desgracia, hoy por hoy hay muchas iglesias que toman el pecado a la ligera y no quieren condenar a nadie o hacer que nadie se sienta incómodo. No está de modo hablar de pecado y santificación.

Tengo amigos que creen en Dios, pero no han nacido de nuevo. Yo sé que practican el pecado. ¿Significa eso que son del diablo?

Eso es lo que dice la Biblia. Solo hay dos opciones: O eres de Dios, o eres del diablo. La mayoría de los que practican el pecado no dirían que son del diablo, pero lo son. Sólo Cristo puede liberarlos y salvarlos.

Si Cristo vino a destruir las obras del diablo, ¿por qué tantas de sus obras son evidentes? ¿Falló Cristo en cumplir ese propósito?

El diablo miente, engaña y hace muy atractivo el pecado. Dios no obliga a convertirse a alguien que quiere servir al diablo. Pero para aquellos que quieren ser libres de su pecado, podemos reclamar esta escritura para destruir sus obras. En la guerra espiritual, por la sangre de Jesús y el poder de su nombre, podemos tomar autoridad sobre esas obras y destruirlas.

Ahora veo más claro cuán grave es el pecado y la total contradicción de que un cristiano permanezca en el pecado. Pero, ¿por qué lucho tanto contra el pecado?

La respuesta es complicada. Lamentablemente, tú te encuentras entre la mayoría de los cristianos que luchan contra el pecado. Recuerda que luchar y ser tentado no significan que estés en pecado. Lo importante es resistir la tentación y vencer al enemigo en la lucha. Hacerlo nos fortalece cada vez más. Veremos algunos remedios en este libro, y hay más en el Nuevo Testamento. Pero primero vamos a ver a Juan profundizar en la imposibilidad de que un cristiano practique el pecado.

Ninguno que haya nacido de Dios practica el pecado, porque la semilla de Dios permanece en él; no puede practicar el pecado, porque ha nacido de Dios. 

Ahora Juan va un paso más allá, incluso diciendo que un creyente no solo no debe practicar el pecado, sino que no puede hacerlo. Si nacemos de nuevo, tenemos la semilla de Dios (su Espíritu, su palabra, su presencia; sperma en el griego) en nosotros, y es imposible practicar el pecado cuando estamos tan apegados al Dios del universo.

Entonces, ¿la persona que practica el pecado no es salvo? ¿No ha nacido de nuevo?

Eso es lo que la Palabra de Dios dice aquí. Siempre hay que tener mucho cuidado al cuestionar la propia salvación o la de otra persona. Pero al menos tenemos que reconocer que hay algo muy malo si la persona salva vive en pecado.

Entonces, ¿no todos son hijos de Dios? ¿Sería un hijo del diablo?

10 Así distinguimos entre los hijos de Dios y los hijos del diablo: el que no practica la justicia no es hijo de Dios; ni tampoco lo es el que no ama a su hermano.

Otra vez vemos solo dos opciones: o ser un hijo de Dios, o un hijo del diablo. El que practica el pecado, no ama a su hermano y no practica la justicia es hijo del diablo.

Aquí él incluye el amor a su hermano. ¿Es otra marca importante del verdadero cristiano?

Sí, es otro tema muy importante de esta carta. De hecho, podemos decir que la carga del corazón de este gran apóstol es la santidad, el amor y andar como Jesus en su justicia. No podemos separar nuestra relación con Dios de nuestra relación con nuestros hermanos. El cristianismo es una fe colectiva, y así como el resultado natural de conocer a Cristo es dejar el pecado, otro resultado natural es amar a nuestros hermanos. Hay algo muy malo si alguien conoce la Biblia, la predica, alaba a Dios y se cree muy espiritual, pero no ama a su hermano.

 

Permanecer en Jesús: 1 Juan 2:24-3:3

A la luz de estas mentiras y engaños, ¿qué puedo hacer para permanecer fiel en Jesucristo y su Padre?

24 Permanezca en ustedes lo que han oído desde el principio, y así ustedes permanecerán también en el Hijo y en el Padre. 

Aférrate a los cimientos del evangelio. Cuidado con la “nueva revelación.” El evangelio no cambia. Algunos tienen que volver a la sencillez de los fundamentos de las buenas nuevas, y permanecer en ellos.

¿Qué es la promesa que recibimos como nuevos creyentes? ¿Por qué habla de esta promesa aquí?

25 Esta es la promesa que él nos dio: la vida eterna.

La promesa es la vida eterna. Jesús dijo en Juan 17:3:

Y esta es la vida eterna: que te conozcan a ti, el único Dios verdadero, y a Jesucristo, a quien tú has enviado.

La vida eterna no es tanto una cuestión de tiempo ilimitado, sino de una relación con el Padre y su Hijo.

Al principio, mencionar esta promesa aquí, en medio de hablar sobre el anticristo, parece fuera de lugar. Pero es uno de los fundamentos de la fe, y algo que fácilmente podemos perder de vista si no nos metemos en la Biblia. Sobre todo, perdemos ese conocimiento real de Jesucristo.

¿Hubo engañadores en la iglesia en el primer siglo?

26 Estas cosas les escribo acerca de los que procuran engañarlos. 

Sí. Siempre tenemos que averiguar si algo es la verdad y estar atentos a los falsos maestros que a propósito quieren engañarnos. Este es otro propósito de la carta: advertirles del error de los falsos maestros.

27 En cuanto a ustedes, la unción que de él recibieron permanece en ustedes, y no necesitan que nadie les enseñe. Esa unción es auténtica —no es falsa— y les enseña todas las cosas. Permanezcan en él, tal y como él les enseñó.

¿Juan quiere decir que no hay necesidad de maestros en la iglesia para enseñar la Biblia? ¿Solo ser instruido por el Espíritu Santo?

No, porque él mismo los enseña en esta carta. Ciertamente deben tener cuidado con la enseñanza que escuchan, pero Juan quiere edificar su confianza en la enseñanza que ya recibieron. Siempre tienen esa unción, esa presencia del Espíritu, para enseñarles. No es automático que esta unción permaneciera en nosotros. Hay cosas que hacemos para permanecer, tal como Jesús nos enseña en el capítulo 15 de Juan.

¿Por qué dice que la unción es auténtica? ¿Hay unciones falsas?

Puede ser que algunos de estos anticristos y falsos maestros estuvieran cuestionando el don del Espíritu Santo. Sabiendo que el Espíritu nos guía a toda la verdad, posiblemente pongan en duda el bautismo en el Espíritu Santo y sus manifestaciones. En medio de tanta falsedad hoy, esa unción verdadera es más valiosa que nunca.

Juan da a entender que hay falsas unciones, que no vienen de Jesús. No están centradas en Cristo. Se basan en la enseñanza de los hombres y no en las verdades bíblicas o de Cristo. Está confrontando los inicios del Gnosticismo y su enseñanza de un conocimiento que sólo unos pocos pueden recibir.

¿Qué es la mejor manera de guardar el Espíritu?

Permanecer en Jesús (ve Juan 15) y guardar sus enseñanzas.

28 Y ahora, queridos hijos, permanezcamos en él para que, cuando se manifieste, podamos presentarnos ante él confiadamente, seguros de no ser avergonzados en su venida.

¿Por qué los llama “hijos”?

Aunque Jesús dijo que no debemos llamar a nadie en la tierra “padre” (Mateo 23:9), es normal ver a alguien que trae el mensaje de salvación como un padre espiritual. El pastor mira a su rebaño con el cariño de un padre. Es una expresión del amor que es un tema tan importante en esta carta.

¿Qué sucederá cuando Cristo viene otra vez y se manifiesta aquí en el mundo?

Tenemos que presentarnos ante él. Si no hemos permanecido en Jesús, si he abierto mi vida al engañador, puedo avergonzarme. La meta es presentarnos con confianza, sabiendo que hemos rechazado la mentira y mantenido nuestra fe y relación con él. Un énfasis importante del Nuevo Testamento, uno que casi hemos perdido hoy, es la vida eterna y el juicio venidero. Permanecer en Jesús no es solo disfrutar de una buena relación y oraciones contestadas ahora, sino estar preparado para ver a Jesús cara a cara.

29 Si reconocen que Jesucristo es justo, reconozcan también que todo el que practica la justicia ha nacido de él.

Cuándo dice “todo el que practica la justicia”, ¿incluye a alguien que no ha aceptado a Jesus? ¿No es cierto que hay inconversos que practican la justicia?

Depende de cómo definimos “practicar la justicia,” porque la Biblia dice que nuestra justicia es como trapos de inmundicia. Cristo es nuestra justicia; por la fe en él podemos participar en esa justicia. La meta de ser justo es la justicia de Cristo; sin él, nadie puede lograr eso, sin importar las buenas obras que haga.

1 Juan capítulo 3

1¡Fíjense qué gran amor nos ha dado el Padre, que se nos llame hijos de Dios! ¡Y lo somos!

Es cierto que parece increíble que realmente seamos hijos de Dios. Pero, ¿qué significa?

Es una manifestación del amor infinito de Dios por nosotros y de su misericordia, que a pesar de nuestra rebeldía, nos incluye en su familia. Ser hijo no es solo un gran privilegio, sino también una responsabilidad. Ahora representamos a nuestro Padre y tenemos que honrarlo y obedecerlo, tal como un hijo honra a su padre terrenal. También tenemos el privilegio de tener multitudes de hermanos. ¡El cristiano nunca debe sentirse solo! Y también tenemos la responsabilidad de amar, cuidar y convivir con esos hermanos en paz y armonía.

¿Qué significa para nuestra relación con el mundo?

El mundo no nos conoce, precisamente porque no lo conoció a él. 

Para alguien que no cree en Dios y no reconoce a Jesús como su Señor y Salvador, suena ridículo decir que soy un hijo de Dios. Primero tienen que conocer a Dios, y luego pueden entender algo del gran amor de Dios para adoptarnos como sus hijos.

Queridos hermanos, ahora somos hijos de Dios, pero todavía no se ha manifestado lo que habremos de ser.

¿Qué significa para mí en el futuro ser un hijo de Dios?

No conocemos todos los detalles de lo que Dios tiene preparado para sus hijos, pero sabemos que tiene que ser bueno, más allá de lo que pudiéramos imaginar. Solo experimentamos una pequeña parte de la filiación ahora. Cualquiera que afirme tener la manifestación completa de un hijo de Dios niega esta escritura.

Hay dos cosas asombrosas que sí sabemos sobre el futuro:

Sabemos, sin embargo, que cuando Cristo venga seremos semejantes a él, porque lo veremos tal como él es. 

  1. Veremos a Cristo tal como es. Juan lo vio así en parte en el Monte de la Transfiguración, pero su majestuosidad y su belleza serán abrumadoras. Estar en su presencia nos transformará.
  2. Seremos semejantes a él. No divinos, pero muy cercano. Lee los evangelios para hacerte una idea de cómo serás. Imagina a multitudes, cada uno con su personalidad, pero todos llenos del amor y el poder de Cristo.

¿Qué impacto tiene en nosotros ahora esta esperanza de transformación?

Todo el que tiene esta esperanza en Cristo se purifica a sí mismo, así como él es puro.

Notamos esta palabra “todo” varias veces en esta carta. Esta experiencia de filiación no es solo para algunos cristianos muy espirituales, sino para todos los creyentes. La clave es tener la esperanza que esa posición y ese privilegio sean reales. El resultado de la esperanza es algo tal vez inesperado: se purifica a sí mismo.

¿Puede la esperanza purificarnos? Yo siempre pensé que era la sangre de Jesus que me purifica.

Así es, pero acaba de decir que seremos semejantes a él, y dado que Jesús es puro, nosotros seremos puros también. La esperanza de esa relación y de ese futuro nos purifica. Odiamos el pecado. Queremos ser como nuestro Señor. Lo que nos lleva a una conversación más profunda sobre el pecado.

 

El anticristo 1 Juan 2:18-23

Ahora nuevamente las palabras “Queridos hijos” señalan un cambio del tema:

18 Queridos hijos, esta es la hora final, y así como ustedes oyeron que el anticristo vendría, muchos son los anticristos que han surgido ya. Por eso nos damos cuenta de que esta es la hora final. 

¿Por qué introduce aquí Juan el tema del anticristo?

Acaba de hablar de cómo el mundo se acaba. Está pensando del conflicto entre el mundo y el creyente. La presencia de anticristos es una manifestación de esa lucha. Es importante recordarnos de que los anticristos no permanecerán.

¿Por qué dice en el primer siglo que muchos anticristos ya habían surgido? Yo creía que el anticristo vendría como parte de la gran tribulación.

A lo largo de la historia muchos han luchado contra todo lo que Cristo es. Es un espíritu maligno que desde la encarnación de Cristo ha tratado de destruirlo. Parece que habrá un último y más poderoso anticristo durante la tribulación.

¿Cómo sabe Juan que es la hora final? Si esa fue la hora final, ¿en qué hora estamos ahora después de 2000 años?

Cristo dejó a sus discípulos con la expectativa de su regreso inminente. La iglesia primitiva vivía con esa expectativa, y Cristo quiere que nosotros vivamos como si él pudiera venir en cualquier momento. La Biblia se refiere a todo el tiempo entre la muerte de Jesús y su regreso como los últimos días o la última hora. Claramente estamos más cerca ahora que cuando Juan escribió esta carta. La presencia de anticristos es la confirmación para Juan de que es la última hora.

¿Ya hay anticristos en el mundo?

Si Juan creía que había anticristos en ese día, seguramente hay muchos ahora. La Biblia nunca nos anima a buscar y señalar a los que son anticristos, pero obviamente necesitamos discernimiento para no ser engañados por ellos. Tiene sentido que más cerca del regreso de Cristo habrá más anticristos.

19 Aunque salieron de entre nosotros, en realidad no eran de los nuestros; si lo hubieran sido, se habrían quedado con nosotros. Su salida sirvió para comprobar que ninguno de ellos era de los nuestros.

¿Significa que hay anticristos en mi iglesia ahora? ¿Que no son necesariamente de otras religiones? ¿Pueden ellos tener la apariencia de buenos cristianos?

Así dice Juan. Él dice que nunca fueron salvos. Posiblemente fueron la cizaña que Cristo describió en Mateo 13:24-30. Parece que no querían someterse al liderazgo de la iglesia. Tal vez se fueron para levantar otra iglesia. Obviamente no podemos señalar a cada persona que sale de una iglesia como un anticristo, pero es probable que algunos que salen en rebeldía y enseñan mala doctrina sean anticristos.

20 Todos ustedes, en cambio, han recibido unción del Santo, de manera que conocen la verdad.

¿Qué es la diferencia entre un anticristo y un verdadero cristiano?

El cristiano tiene la unción del Espíritu Santo; el anticristo nunca tiene el Espíritu. Y, como su jefe, el diablo, el anticristo habla mentiras, o medias verdades. El Espíritu guía al cristiano a toda la verdad. Hoy más que nunca es importante conocer la verdad y estar centrado en la Palabra de Dios.

¿Es posible que un cristiano sea engañado?

21 No les escribo porque ignoren la verdad, sino porque la conocen y porque ninguna mentira procede de la verdad. 22 ¿Quién es el mentiroso sino el que niega que Jesús es el Cristo? Es el anticristo, el que niega al Padre y al Hijo. 

Este versículo no contesta esa pregunta explícitamente, pero hay una advertencia sutil para cada creyente. Juan no escribiría tan extensamente sobre el tema si él no creyera que es posible. En primer lugar, hay algunos que ignoran la verdad. Ya saben lo que dice la Biblia pero toman la decisión de ignorarlo, porque la mentira les parece más atractiva. Segundo, tenemos que identificar la raíz de alguna enseñanza. La mentira no procede de la verdad; proviene de la perversidad del padre de la mentira. Y la mentira se centra en la naturaleza de Jesús: El anticristo niega que Jesús sea el Mesías, el Salvador del mundo. Aunque dice que cree en Dios, si niega a Jesús, también niega a su Padre que lo envió al mundo.

¿Es posible que alguien se salve si cree en Dios, pero no cree que Jesús es divino ni es el Hijo de Dios?

23 Todo el que niega al Hijo no tiene al Padre; el que reconoce al Hijo tiene también al Padre.

Jesús es el único camino al Padre (Juan 14:6). La persona que niega a su Hijo no puede tener al Padre.

 

El mundo 1 Juan 2:15-17

Esa lucha (y victoria) contra el maligno lleva a Juan a hablar más sobre el mundo y los enemigos que batallamos.

¿Cómo nos relacionamos al mundo?

15 No amen al mundo ni nada de lo que hay en él. Si alguien ama al mundo, no tiene el amor del Padre. 

Ese mandato es muy inclusivo. Dice que un amor al mundo significa que no tenemos el amor del Padre. Son mutuamente excluyentes: O amas al mundo o amas a Dios. Pero no pueden ser ambos.

¿Significa que estoy en pecado o incluso inconverso si amo mi casa, o algún lugar natural o algún restaurante?

Juan quiere dejar claro que no es algo nebuloso; no amar al mundo significa que no amamos nada en él. Podemos pensar en lo que dijo Jesús:

Si alguno viene a mí, y no aborrece a su padre, y madre, y mujer, e hijos, y hermanos, y hermanas, y aun también su propia vida, no puede ser mi discípulo (Lucas 14:26).

Por supuesto, no es pecado amar a tu mamá. Es una cuestión de qué ocupa tu corazón.

Entonces, ¿por qué dice Juan 3:16 “De tal manera amó Dios al mundo…”?

Es cierto que Dios creó el mundo, y lo ama lo suficiente para enviar a Jesús a morir por nosotros. Cuando la Biblia habla del “mundo” se refiere al sistema mundial que está bajo el control del maligno. La triste realidad es que muchos cristianos aman las cosas del mundo, y se dedican a conseguir muchas de ellas. El uso de su tiempo los traiciona; pasan mucho más tiempo involucrados en las cosas del mundo que en las cosas de Dios.

¿Cuáles son algunas de las cosas del mundo a las que Juan se refiere?

16 Porque nada de lo que hay en el mundo —los malos deseos del cuerpo, la codicia de los ojos y la arrogancia de la vida— proviene del Padre, sino del mundo. 

Juan repite que nada de lo que hay en el mundo es de Dios. Luego menciona tres cosas específicamente que no provienen de Dios, sino del maligno, quien quiere dominar en la tierra:

  1. Los malos deseos de la carne (NBLA: la pasión de la carne; NTV: intenso deseo por el placer físico). Nuestros apetitos sensuales. Automáticamente pensamos en el sexo, pero puede ser comida, poder u otro placer. No significa que el sexo en el contexto del diseño de Dios es malo, pero deseos desordenados son característicos del hombre caído.
  2. La codicia de los ojos (TLA: la ambición de tener todo lo que vemos). Cuando vemos algo, lo queremos. De nuevo, muchos piensan en la lujuria y la codicia del hermoso cuerpo de alguien. Los medios fomentan la codicia y el deseo de adquirir más y más.
  3. La arrogancia de la vida (NTV: el orgullo de nuestros logros y posesiones). El orgullo fue una gran parte de la caída de Satanás. Aquellos que han logrado el éxito a los ojos del mundo suelen ser especialmente arrogantes. Toca la forma de vida del mundo, la buena vida, y sus casas, carros, ropa y todo lo que hemos logrado en nuestras fuerzas.

¿Qué puedo hacer para evitar estas trampas?

Aprende a controlar tus apetitos y ejerce el dominio propio. Disfruta de las relaciones íntimas con tu pareja en el contexto del matrimonio, y evita a toda costa la pornografía. Combata el impulso de dormir cuando sabes que debes orar, y come solo lo que necesitas.

El ojo es la lámpara del cuerpo. Hoy el ojo es el punto de acceso para presentar muchas cosas para codiciar. La vida de muchos está centrada en las pantallas: el celular, la tele y la compu. Lamentablemente, es demasiado fácil codiciar la buena apariencia y estado físico de alguien, su hermosa familia o casa, o su éxito.

Humíllate ante el Señor. El orgullo es una parte normal de nuestra naturaleza caída. Sométete a Dios y las autoridades que él ha establecido, y lucha contra la soberbia.

17 El mundo se acaba con sus malos deseos, pero el que hace la voluntad de Dios permanece para siempre.

¿Cuál es una diferencia entre el mundo y el creyente?

El mundo y todo lo que hay en él, incluso la persona sin Cristo y todos los malos deseos de la carne, se acaban (aunque esa persona pasará una eternidad separada de Dios en el infierno). Así como un anciano pierde su fuerza y su belleza, muchos ya han perdido dinero y posición en el mundo y saben los transitorios que son. El discípulo de Jesús permanece para siempre; tiene vida eterna.

Dices “discípulo de Jesús” en lugar de “cristiano.” ¿Por qué? ¿Qué es el signo de un discípulo? ¿Qué es necesario para permanecer para siempre?

Juan dice que es hacer la voluntad de Dios. Obedecerlo. Andar en la luz. Dejar el pecado. Aquí no es una cuestión de repetir una oración o asistir a la iglesia. Es hacer la voluntad de Dios. Tal vez Juan estaba pensando en estas palabras solemnes de Jesús en el Sermón del Monte:

»No todo el que me dice: “Señor, Señor”, entrará en el reino de los cielos, sino solo el que hace la voluntad de mi Padre que está en el cielo. Muchos me dirán en aquel día: “Señor, Señor, ¿no profetizamos en tu nombre, y en tu nombre expulsamos demonios e hicimos muchos milagros?” Entonces les diré claramente: “Jamás los conocí. ¡Aléjense de mí, hacedores de maldad!” (Mateo 7:21-23)

 

Palabras para hijos, padres y jóvenes 1 Juan 2:12-14

Reflejando sobre estas verdades motiva a Juan a escribir algo que parece ser una forma de poesía, o un dicho:

12 Les escribo a ustedes, queridos hijos,
porque sus pecados han sido perdonados por el nombre de Cristo.
13 Les escribo a ustedes, padres,
porque han conocido al que es desde el principio.
Les escribo a ustedes, jóvenes,
porque han vencido al maligno.
Les he escrito a ustedes, queridos hijos,
porque han conocido al Padre.
14 Les he escrito a ustedes, padres,
porque han conocido al que es desde el principio.
Les he escrito a ustedes, jóvenes,
porque son fuertes,
y la palabra de Dios permanece en ustedes,
y han vencido al maligno.

¿Quiénes son los hijos, los padres y los jóvenes que Juan señala aquí? ¿Por qué se repiten? ¿Y no se aplican estas verdades a todos ellos?

Juan piensa en todos los creyentes como sus hijos. Los padres son mayores (la NTV dice: los que son maduros en la fe), más experimentados en el Señor. Los jóvenes tienen su lucha particular con la carne y el pecado. Pueden ser jóvenes en edad o jóvenes en su fe en Cristo. Es cierto que se aplican a todos, pero Juan quiere animar y afirmar lo que cada uno vive.

¿Qué dice para cada grupo en particular?

Juan llama sólo a los hijos “queridos.” Es obvio que él ama a todos, pero para ellos él tiene el corazón de un padre. Ellos tienen el fundamento de la vida cristiana: El perdón de pecados y una relación con el Padre. (Jesús dijo en su oración en Juan 17:3: Esta es la vida eterna: que te conozcan a Ti, el único Dios verdadero, y a Jesucristo, a quien has enviado.)

A los padres solo dice que han conocido “al que es desde el principio.” Algunas traducciones aclaran que es Jesús, como la TLA: porque conocen a Jesús, quien ya existía desde antes de que Dios creara el mundo.

Los jóvenes tienen la lucha más intensa contra el maligno, pero Juan dice que lo han vencido. Son fuertes, y son estudiados de la palabra, la cual permanece en ellos.

Obviamente, son cualidades que todos deseamos: una relación personal con el Padre y su Hijo, la victoria sobre el maligno, la fuerza y la valentía, y que la palabra de Dios permanezca en nuestros corazones.