Palabras para hijos, padres y jóvenes 1 Juan 2:12-14

Reflejando sobre estas verdades motiva a Juan a escribir algo que parece ser una forma de poesía, o un dicho:

12 Les escribo a ustedes, queridos hijos,
porque sus pecados han sido perdonados por el nombre de Cristo.
13 Les escribo a ustedes, padres,
porque han conocido al que es desde el principio.
Les escribo a ustedes, jóvenes,
porque han vencido al maligno.
Les he escrito a ustedes, queridos hijos,
porque han conocido al Padre.
14 Les he escrito a ustedes, padres,
porque han conocido al que es desde el principio.
Les he escrito a ustedes, jóvenes,
porque son fuertes,
y la palabra de Dios permanece en ustedes,
y han vencido al maligno.

¿Quiénes son los hijos, los padres y los jóvenes que Juan señala aquí? ¿Por qué se repiten? ¿Y no se aplican estas verdades a todos ellos?

Juan piensa en todos los creyentes como sus hijos. Los padres son mayores (la NTV dice: los que son maduros en la fe), más experimentados en el Señor. Los jóvenes tienen su lucha particular con la carne y el pecado. Pueden ser jóvenes en edad o jóvenes en su fe en Cristo. Es cierto que se aplican a todos, pero Juan quiere animar y afirmar lo que cada uno vive.

¿Qué dice para cada grupo en particular?

Juan llama sólo a los hijos “queridos.” Es obvio que él ama a todos, pero para ellos él tiene el corazón de un padre. Ellos tienen el fundamento de la vida cristiana: El perdón de pecados y una relación con el Padre. (Jesús dijo en su oración en Juan 17:3: Esta es la vida eterna: que te conozcan a Ti, el único Dios verdadero, y a Jesucristo, a quien has enviado.)

A los padres solo dice que han conocido “al que es desde el principio.” Algunas traducciones aclaran que es Jesús, como la TLA: porque conocen a Jesús, quien ya existía desde antes de que Dios creara el mundo.

Los jóvenes tienen la lucha más intensa contra el maligno, pero Juan dice que lo han vencido. Son fuertes, y son estudiados de la palabra, la cual permanece en ellos.

Obviamente, son cualidades que todos deseamos: una relación personal con el Padre y su Hijo, la victoria sobre el maligno, la fuerza y la valentía, y que la palabra de Dios permanezca en nuestros corazones.