Permanecer en Jesús: 1 Juan 2:24-3:3

A la luz de estas mentiras y engaños, ¿qué puedo hacer para permanecer fiel en Jesucristo y su Padre?

24 Permanezca en ustedes lo que han oído desde el principio, y así ustedes permanecerán también en el Hijo y en el Padre. 

Aférrate a los cimientos del evangelio. Cuidado con la “nueva revelación.” El evangelio no cambia. Algunos tienen que volver a la sencillez de los fundamentos de las buenas nuevas, y permanecer en ellos.

¿Qué es la promesa que recibimos como nuevos creyentes? ¿Por qué habla de esta promesa aquí?

25 Esta es la promesa que él nos dio: la vida eterna.

La promesa es la vida eterna. Jesús dijo en Juan 17:3:

Y esta es la vida eterna: que te conozcan a ti, el único Dios verdadero, y a Jesucristo, a quien tú has enviado.

La vida eterna no es tanto una cuestión de tiempo ilimitado, sino de una relación con el Padre y su Hijo.

Al principio, mencionar esta promesa aquí, en medio de hablar sobre el anticristo, parece fuera de lugar. Pero es uno de los fundamentos de la fe, y algo que fácilmente podemos perder de vista si no nos metemos en la Biblia. Sobre todo, perdemos ese conocimiento real de Jesucristo.

¿Hubo engañadores en la iglesia en el primer siglo?

26 Estas cosas les escribo acerca de los que procuran engañarlos. 

Sí. Siempre tenemos que averiguar si algo es la verdad y estar atentos a los falsos maestros que a propósito quieren engañarnos. Este es otro propósito de la carta: advertirles del error de los falsos maestros.

27 En cuanto a ustedes, la unción que de él recibieron permanece en ustedes, y no necesitan que nadie les enseñe. Esa unción es auténtica —no es falsa— y les enseña todas las cosas. Permanezcan en él, tal y como él les enseñó.

¿Juan quiere decir que no hay necesidad de maestros en la iglesia para enseñar la Biblia? ¿Solo ser instruido por el Espíritu Santo?

No, porque él mismo los enseña en esta carta. Ciertamente deben tener cuidado con la enseñanza que escuchan, pero Juan quiere edificar su confianza en la enseñanza que ya recibieron. Siempre tienen esa unción, esa presencia del Espíritu, para enseñarles. No es automático que esta unción permaneciera en nosotros. Hay cosas que hacemos para permanecer, tal como Jesús nos enseña en el capítulo 15 de Juan.

¿Por qué dice que la unción es auténtica? ¿Hay unciones falsas?

Puede ser que algunos de estos anticristos y falsos maestros estuvieran cuestionando el don del Espíritu Santo. Sabiendo que el Espíritu nos guía a toda la verdad, posiblemente pongan en duda el bautismo en el Espíritu Santo y sus manifestaciones. En medio de tanta falsedad hoy, esa unción verdadera es más valiosa que nunca.

Juan da a entender que hay falsas unciones, que no vienen de Jesús. No están centradas en Cristo. Se basan en la enseñanza de los hombres y no en las verdades bíblicas o de Cristo. Está confrontando los inicios del Gnosticismo y su enseñanza de un conocimiento que sólo unos pocos pueden recibir.

¿Qué es la mejor manera de guardar el Espíritu?

Permanecer en Jesús (ve Juan 15) y guardar sus enseñanzas.

28 Y ahora, queridos hijos, permanezcamos en él para que, cuando se manifieste, podamos presentarnos ante él confiadamente, seguros de no ser avergonzados en su venida.

¿Por qué los llama “hijos”?

Aunque Jesús dijo que no debemos llamar a nadie en la tierra “padre” (Mateo 23:9), es normal ver a alguien que trae el mensaje de salvación como un padre espiritual. El pastor mira a su rebaño con el cariño de un padre. Es una expresión del amor que es un tema tan importante en esta carta.

¿Qué sucederá cuando Cristo viene otra vez y se manifiesta aquí en el mundo?

Tenemos que presentarnos ante él. Si no hemos permanecido en Jesús, si he abierto mi vida al engañador, puedo avergonzarme. La meta es presentarnos con confianza, sabiendo que hemos rechazado la mentira y mantenido nuestra fe y relación con él. Un énfasis importante del Nuevo Testamento, uno que casi hemos perdido hoy, es la vida eterna y el juicio venidero. Permanecer en Jesús no es solo disfrutar de una buena relación y oraciones contestadas ahora, sino estar preparado para ver a Jesús cara a cara.

29 Si reconocen que Jesucristo es justo, reconozcan también que todo el que practica la justicia ha nacido de él.

Cuándo dice “todo el que practica la justicia”, ¿incluye a alguien que no ha aceptado a Jesus? ¿No es cierto que hay inconversos que practican la justicia?

Depende de cómo definimos “practicar la justicia,” porque la Biblia dice que nuestra justicia es como trapos de inmundicia. Cristo es nuestra justicia; por la fe en él podemos participar en esa justicia. La meta de ser justo es la justicia de Cristo; sin él, nadie puede lograr eso, sin importar las buenas obras que haga.

1 Juan capítulo 3

1¡Fíjense qué gran amor nos ha dado el Padre, que se nos llame hijos de Dios! ¡Y lo somos!

Es cierto que parece increíble que realmente seamos hijos de Dios. Pero, ¿qué significa?

Es una manifestación del amor infinito de Dios por nosotros y de su misericordia, que a pesar de nuestra rebeldía, nos incluye en su familia. Ser hijo no es solo un gran privilegio, sino también una responsabilidad. Ahora representamos a nuestro Padre y tenemos que honrarlo y obedecerlo, tal como un hijo honra a su padre terrenal. También tenemos el privilegio de tener multitudes de hermanos. ¡El cristiano nunca debe sentirse solo! Y también tenemos la responsabilidad de amar, cuidar y convivir con esos hermanos en paz y armonía.

¿Qué significa para nuestra relación con el mundo?

El mundo no nos conoce, precisamente porque no lo conoció a él. 

Para alguien que no cree en Dios y no reconoce a Jesús como su Señor y Salvador, suena ridículo decir que soy un hijo de Dios. Primero tienen que conocer a Dios, y luego pueden entender algo del gran amor de Dios para adoptarnos como sus hijos.

Queridos hermanos, ahora somos hijos de Dios, pero todavía no se ha manifestado lo que habremos de ser.

¿Qué significa para mí en el futuro ser un hijo de Dios?

No conocemos todos los detalles de lo que Dios tiene preparado para sus hijos, pero sabemos que tiene que ser bueno, más allá de lo que pudiéramos imaginar. Solo experimentamos una pequeña parte de la filiación ahora. Cualquiera que afirme tener la manifestación completa de un hijo de Dios niega esta escritura.

Hay dos cosas asombrosas que sí sabemos sobre el futuro:

Sabemos, sin embargo, que cuando Cristo venga seremos semejantes a él, porque lo veremos tal como él es. 

  1. Veremos a Cristo tal como es. Juan lo vio así en parte en el Monte de la Transfiguración, pero su majestuosidad y su belleza serán abrumadoras. Estar en su presencia nos transformará.
  2. Seremos semejantes a él. No divinos, pero muy cercano. Lee los evangelios para hacerte una idea de cómo serás. Imagina a multitudes, cada uno con su personalidad, pero todos llenos del amor y el poder de Cristo.

¿Qué impacto tiene en nosotros ahora esta esperanza de transformación?

Todo el que tiene esta esperanza en Cristo se purifica a sí mismo, así como él es puro.

Notamos esta palabra “todo” varias veces en esta carta. Esta experiencia de filiación no es solo para algunos cristianos muy espirituales, sino para todos los creyentes. La clave es tener la esperanza que esa posición y ese privilegio sean reales. El resultado de la esperanza es algo tal vez inesperado: se purifica a sí mismo.

¿Puede la esperanza purificarnos? Yo siempre pensé que era la sangre de Jesus que me purifica.

Así es, pero acaba de decir que seremos semejantes a él, y dado que Jesús es puro, nosotros seremos puros también. La esperanza de esa relación y de ese futuro nos purifica. Odiamos el pecado. Queremos ser como nuestro Señor. Lo que nos lleva a una conversación más profunda sobre el pecado.