Cómo recibir lo que pides de Dios: 1 Juan 3:19-24

19 En esto sabremos que somos de la verdad, y nos sentiremos seguros delante de él: 20 que aunque nuestro corazón nos condene, Dios es más grande que nuestro corazón y lo sabe todo. 

¿Qué es el “esto” aquí?

Estos versículos son algo complicados. Siguen varios versículos sobre el verdadero amor. Juan habló de amar de verdad. Entonces nos da una prueba de ser de la verdad, y una forma de sentirnos seguros ante Dios. Este versículo parece ser un puente entre el tema de amor y la posibilidad de liberarse de la condenación. El “esto” puede ser el verdadero amor; no está muy claro en la NVI. Así lo interpreta la TLA: Sabemos que pertenecemos a Dios porque amamos a los demás. Por eso, si nos sentimos culpables de algo, podemos estar seguros de que Dios no nos acusa de nada, porque él está por encima de todo sentimiento, y lo sabe todo. La NTV lo hace más general, pero también lo conecta con las demostraciones de nuestra fe en las obras: Nuestras acciones demostrarán que pertenecemos a la verdad, entonces estaremos confiados cuando estemos delante de Dios. Aun si nos sentimos culpables, Dios es superior a nuestros sentimientos y él lo sabe todo.

Yo creo que aunque tengamos dudas, y el diablo siempre quiera condenarnos, podemos evaluar las manifestaciones de nuestra fe y los cambios en carácter y obras, y así afirmar que Cristo está mi vida.

¿Qué significa que mi corazón me condena? Yo entiendo si el diablo o alguien más me condenen, pero ¿no sería malo que mi corazón me condenara? Parece que no puedo confiar en mi corazón.

Claramente es importante estar seguro de que eres de la verdad, y no engañado o mentiroso como Juan ya mencionó varias veces. Hay muchas personas que dudan de su seguridad ante Dios. Esta es una forma de sentirse seguro, pero nos lleva a algo que no es muy confiable. Dice que incluso el cristiano más sincero puede ser condenado por su corazón.

No podemos confiar en nuestros sentimientos. Es normal tener dudas y sentir que aún peco demasiado o que no amo como Cristo nos ama. Y mi corazón me condena. El diablo y la vieja naturaleza están muy dispuestos a unirse con el corazón y amplificar la condenación. Pero Juan nos da algo importante sobre Dios que todos debemos saber: Él lo sabe todo y es más grande que nuestros corazones. Él mira más allá de las apariencias y ve los motivos del corazón y nuestra sinceridad.

¿Cuál es el resultado de esa seguridad y libertad de condenación?

21 Queridos hermanos, si el corazón no nos condena, tenemos confianza delante de Dios, 22 y recibimos todo lo que le pedimos porque obedecemos sus mandamientos y hacemos lo que le agrada. 

Cuando tu corazón te condena, pierdes la confianza ante Dios. Crees que no mereces nada de él; que él está disgustado contigo. Y eso impacta tu vida de oración. Con el corazón en paz, tienes el denuedo y la confianza para pedir cosas grandes de Dios. Y aquí está una de las grandes promesas de la Biblia acerca de la oración: ¡Recibes todo lo que le pides!

¿Y no hay condiciones para esa promesa? ¿Por qué no he recibido todo lo que le he pedido de Dios?

Bueno, casi todas las promesas bíblicas tienen condiciones. En este caso Juan nos presenta una perspectiva nueva para esta porción: Nuestra obediencia tiene un gran impacto en las respuestas que recibimos a nuestras oraciones. Es lógico: Si hacemos lo que le agrada a Dios, él está muy dispuesto a contestar nuestras peticiones. Obedecer sus mandamientos requiere un estudio cuidadoso de su Palabra y una gran sensibilidad a la voz del Espíritu Santo. Podemos evaluar muchas de nuestras acciones con esta sencilla prueba: ¿Esto agrada a Dios? ¿O no?

¡Hay muchos mandamientos en la Biblia! ¿Tengo que obedecer a todos para recibir una respuesta a mis oraciones?

23 Y este es su mandamiento: que creamos en el nombre de su Hijo Jesucristo, y que nos amemos los unos a los otros, pues así lo ha dispuesto. 

Claro que esa voluntad de obedecer todo lo que sabemos de sus mandamientos es importante, pero Dios lo hace mucho más simple, con dos mandamientos principales:

  1. Tener fe. Creer en el nombre de Jesús; es decir, en todo lo que Jesús es y ha hecho.
  2. Amarse los unos a los otros.

Fe y amor.

Entonces, ¿obedezco para que reciba lo que quiero de Dios?

24 El que obedece sus mandamientos permanece en Dios, y Dios en él.

Es mucho más profundo. Tiene todo que ver con relación. Cuando andas en obediencia, permaneces cerca de Dios, y Dios permanece en ti. El pecado y la desobediencia nos alejan de Dios. La obediencia establece una comunión íntima con él.

¿Hay alguna manera de saber si estoy bien con Dios? ¿Si permanezco en él?

¿Cómo sabemos que él permanece en nosotros? Por el Espíritu que nos dio.

Tenemos comunión con el Espíritu, experimentamos sus frutos y poder, y el Espíritu le testifica a nuestro espíritu que estamos bien con Dios.

Entonces, si no estamos llenos del Espíritu, será difícil tener esa confianza.

Así es. Juan asume que todos estos creyentes son bautizados en el Espíritu. Era la experiencia normal de la iglesia primitiva, y esencial para andar como Jesús anduvo y experimentar la vida descrita en esta carta.