El llamado de Gedeón: Jueces 6:11-32

La situación en Israel es desesperada. La gente se esconde en montañas y cuevas. La tierra está arruinada y devastada. Y la tiranía de Madián parece interminable. No hay liderazgo, no hay ejército, no hay nada. ¿Dónde está Dios? ¿Qué ha pasado con esta gran promesa de una tierra que fluye leche y miel? Pues, ya sabemos que las promesas de Dios tienen condiciones, e Israel no ha cumplido su parte. Están sufriendo bajo el juicio de Dios; sufriendo porque Dios lo ha permitido.

A pesar de eso, Dios escucha su clamor y tiene un plan para su liberación y bendición. Vemos una y otra vez en la Biblia que Dios levanta a una persona (generalmente alguien inesperado) para ser su instrumento. El ángel de Dios puede destruir a su enemigo (y lo ha hecho) y Dios puede soberanamente mandar plagas u otra arma para intervenir a favor de su pueblo. Pero casi siempre prefiere usar a un hombre (y en la Biblia casi siempre es un hombre). Aquí vemos el proceso de llamar y preparar a ese varón.

¿Puedes tu ser esa persona que Dios llama y levanta para llevar su presencia, sanidad y salvación a tu familia, tu pueblo o tu país?

 

¿Por qué no? Seguramente tú tienes más calificaciones que Gedeón.

Gedeón: Guerrero valiente

11 El ángel del Señor vino y se sentó bajo la encina que estaba en Ofra, la cual pertenecía a Joás, del clan de Abiezer. Su hijo Gedeón estaba trillando trigo en un lagar, para protegerlo de los madianitas. 

Gedeón no está orando ni buscando al Señor. No es levita ni está entrenado como guerrero o líder. Él y su familia también están sufriendo bajo la opresión de los madianitas. Tiene que trillar el poco trigo que hay en un lagar.

12 Cuando el ángel del Señor se le apareció a Gedeón, le dijo: —¡El Señor está contigo, guerrero valiente!

Más que sus palabras, la misma aparición de un ángel llamaría su atención. No es común hoy y no era común en ese día, pero los ángeles son los mensajeros de Dios y pueden ayudar también a ti.

El ángel tiene dos palabras sorprendentes para Gedeón. Primero, él dudó si Dios estaba con él. La respuesta natural es: Si el Señor está conmigo, ¿por qué estoy sufriendo tanto?

¿Crees que el Señor está contigo? ¿Cómo lo sabes? ¿Qué diferencia debería hacer en tu vida diaria?

 

La segunda palabra es más personal y más ridícula. De lo que leemos más adelante, no era ni valiente ni guerrero. Pero hay poder en la palabra: La palabra que te dices a ti mismo, la palabra que le dices a tus hijos y a tu pareja, y las palabras que ministras a otras personas. No es cuestión de mentir y echar flores con una palabra muy impresionante, sino que Dios te puede revelar lo que Él quiere hacer en su vida, y al proclamar esa palabra empieza a formar a esa persona. El mundo te dice muchas mentiras sobre quién eres; Dios ve el potencial en cada persona creada a su imagen.

¿Qué han dicho otros sobre ti? ¿Hay mentiras que tienes que rechazar? ¿Hay alguna palabra que hayas recibido sobre tu destino que tengas que atesorar? ¿Qué te diría hoy el ángel de Dios?

 

Tú tienes mucho poder en tus palabras. ¿Las usas para ministrar vida, o muerte? ¿Hay oportunidades que tú tienes ahora para hablar con alguien?

 

El “pero” de Gedeón

13 —Pero, señor —replicó Gedeón—, si el Señor está con nosotros, ¿cómo es que nos sucede todo esto? ¿Dónde están todas las maravillas que nos contaban nuestros padres, cuando decían: “¡El Señor nos sacó de Egipto!”? ¡La verdad es que el Señor nos ha desamparado y nos ha entregado en manos de Madián!

Ahora vemos en parte por qué Dios llamó a Gedeón. El joven ha reflexionado sobre su situación y la historia de las maravillas que Dios hizo por su pueblo en el pasado. Algo no cuadra para él: Si Dios realmente está con nosotros, no deberíamos estar en derrota. La triste realidad es que Dios se ha apartado de ellos. El muchacho también tiene razón cuando dice que Dios los ha desamparado y los ha entregado en manos del enemigo.

El “pero” de Gedeón es el “pero” de muchos de nosotros. Hemos leído la Biblia y sabemos que Dios hace milagros. Pero no los vemos.

¿Hay un “pero” que tú tienes para Dios? ¿Hay algo que hayas escuchado o leído en la Biblia que no cuadra con lo que observas a tu alrededor?

 

 

¿Cómo respondemos a esas contradicciones? La respuesta del Señor es muy ilustrativa. Tal como vemos a menudo con Jesús, no responde a lo que dice Gedeón.

La respuesta de Dios a su “pero”

14 El Señor lo encaró y le dijo: —Ve con la fuerza que tienes, y salvarás a Israel del poder de Madián. Yo soy quien te envía.

Guau. Es como Dios dice: “¿Ves algo que no debería pasar con el pueblo de Dios? ¿Hay algo que contradiga mi Palabra y mi voluntad? Vete tú. Levántate y haz algo.”

Es tan fácil quejarse y lamentarse. Siempre culpamos a otra persona. Esperamos a que alguien haga algo. Pero Dios puede decir: Tú eres esa persona que puede liberar a mi iglesia de su opresión y esclavitud al pecado. Gedeón claramente no sería alguien obvio para esa tarea. Pero esas cosas no importan. Una y otra vez un solo hombre ha transformado el mundo.

No necesitamos grandes fuerzas. Es la fuerza que tú tienes. Cuando vayas en obediencia y en esa fuerza, Dios te fortalecerá y se manifestará. Lo importante es la certeza de que es Dios quien te envía. Si no es la voluntad de Dios, sería necio y peligroso salir contra ese enemigo. Pero si Dios te envía, él te acompañará y te dará poder para hacer prodigios.

¿Será que tú seas esa persona? ¿Te ha enviado Dios a hacer algo por su reino? ¿Tienes alguna idea de lo que Dios quiere de ti?

 

Hay un cambio interesante aquí: Al principio dice que fue un ángel que vino a Gedeón, pero ahora cambia a “el Señor,” y en el versículo 20 vuelve al ángel. A menudo es evidente en el Antiguo Testamento; cuesta diferenciar el ángel del Señor del Señor mismo.

Gedeón: El más insignificante de su familia

15 —Pero, señor —objetó Gedeón—, ¿cómo voy a salvar a Israel? Mi clan es el más débil de la tribu de Manasés, y yo soy el más insignificante de mi familia.

Allí está otra vez: el gran “pero.” Como Gedeón, objetamos a lo que Dios quiere que hagamos. Tenemos todo tipo de excusas. ¿Quién eres tú para cuestionar la sabiduría y el poder de Dios? Gedeón captó muy bien la inmensidad de la tarea: Salvar a todo su país de la tiranía de los madianitas. Él también es realista: reconoce sus limitaciones y sabe que no hay nada en su pasado que lo haya preparado para esta misión.

¿Has objetado a alguna tarea que el Señor te ha dado? ¿Cuáles son tus excusas? ¿Qué hay en tu pasado que podría parecer que te descalifica para esa tarea?

 

 

16 El Señor respondió: —Tú derrotarás a los madianitas como si fueran un solo hombre, porque yo estaré contigo.

Dios no quiere escuchar tus excusas, ni reduce el alcance de la tarea. No es opcional: Tú los derrotarás. Es así de simple. ¿Cómo? Con el poder milagroso de Dios. Parece que Gedeón no escuchó muy bien las primeras palabras del ángel: El Señor está contigo. Realmente, si Dios está contigo, y tú estás en el centro de su voluntad, ¿qué sería imposible? Esa certeza es todo lo que necesitas para hacer lo imposible.

¿Crees que Dios está contigo? Si no estás seguro, ¿podria ser algún pecado en tu vida que haya causado que Dios se aleje de ti?

 

¿Cuáles indicios hay en tu vida de que Dios está contigo?

 

Gedeón pide una señal

17 —Si me he ganado tu favor, dame una señal de que en realidad eres tú quien habla conmigo —respondió Gedeón—. 18 Te ruego que no te vayas hasta que yo vuelva y traiga mi ofrenda y la ponga ante ti.

—Esperaré hasta que vuelvas —le dijo el Señor.

¿Has buscado alguna señal, alguna confirmación de una palabra o experiencia espiritual? Normalmente lo podemos ver como una falta de fe, y es cierto que delata unas dudas que tiene Gedeón. Pero Dios es misericordioso con él.

No es del todo malo buscar la confirmación de una palabra o visión que recibimos, sobre todo cuando no estás acostumbrado a hablar directamente con un ángel. En lugar de rechazar esta palabra como una locura, Gedeón quiere ofrendar a Dios.

¿Cómo te sientes sobre ofrendas al Señor? Hay mucha manipulación y abuso con las ofrendas en las iglesias, pero Dios está agradecido con un corazón dador.

 

¿Hay algo en tu vida ahora mismo sobre lo que quisieras una señal, una confirmación? ¿Hay dudas en tu corazón?

 

19 Gedeón se fue a preparar un cabrito; además, con una medida de harina hizo panes sin levadura. Luego puso la carne en una canasta y el caldo en una olla, y los llevó y se los ofreció al ángel bajo la encina.

El ángel debe haber esperado bastante tiempo, pero Gedeón preparó cuidadosamente su ofrenda. Parece que nadie más de su familia lo vio para preguntarle qué hizo.

20 El ángel de Dios le dijo: —Toma la carne y el pan sin levadura, y ponlos sobre esta roca; y derrama el caldo.

¡Después de preparar el caldo tan rico!

Y así lo hizo Gedeón. 21 Entonces, con la punta del bastón que llevaba en la mano, el ángel del Señor tocó la carne y el pan sin levadura, ¡y de la roca salió fuego, que consumió la carne y el pan! Luego el ángel del Señor desapareció de su vista. 

Gracias a Dios por la obediencia de Gedeón aquí. ¿Te impresionaría esta demostración sobrenatural? ¿Sería suficiente para motivarte a obedecer al ángel? ¡Pero Gedeón no tiene detalles de qué hacer para derrotar a Madián!

22 Cuando Gedeón se dio cuenta de que se trataba del ángel del Señor, exclamó: —¡Ay de mí, Señor y Dios! ¡He visto al ángel del Señor cara a cara!

23 Pero el Señor le dijo: —¡Quédate tranquilo! No temas. No vas a morir.

Ahora Gedeón sabe que vio un ángel. No fue una visión o aparición. Lo vio cara a cara. Y aunque el ángel desapareció, existe una nueva relación entre Gedeón y Dios. Ahora escucha la voz de Dios decir lo que tantas veces dice: No temas.

¿Qué es la diferencia entre un temor saludable de Dios y un temor que puede paralizarte? ¿Qué evidencia hay aquí de ese temor saludable de parte de Gedeón?

 

¿Hay momentos en tu vida en los que has sentido el temor que tiene Gedeón aquí?

 

24 Entonces Gedeón construyó allí un altar al Señor, y lo llamó «El Señor es la paz», el cual hasta el día de hoy se encuentra en Ofra de Abiezer.

Una ofrenda, y un altar. Gedeón tiene un buen concepto de los fundamentos de su religión. Le responde a Dios con adoración.

¿Por qué crees que lo llama “El Señor es la paz”?

 

Como sucede muchas veces con las escrituras, no sabemos exactamente la respuesta a esa pregunta. Puede ser que al escuchar las palabras del Señor se deshiciera del temor y experimentara una paz profunda. O posiblemente crea que Dios traerá paz a su país. De todos modos, es una declaración linda sobre el carácter de Dios.

¿Qué llamarías tú un altar si fueras a construir uno?

 

La primera tarea de Gedeón

25 Aquella misma noche el Señor le dijo: «Toma un toro del rebaño de tu padre; el segundo, el que tiene siete años. Derriba el altar que tu padre ha dedicado a Baal, y el poste con la imagen de la diosa Aserá que está junto a él. 26 Luego, sobre la cima de este lugar de refugio, construye un altar apropiado para el Señor tu Dios. Toma entonces la leña del poste de Aserá que cortaste, y ofrece el segundo toro como un holocausto».

Dios no pierde tiempo en iniciar la misión de Gedeón. Gracias a Dios que estaba escuchando para recibir el mensaje. A veces recibimos un llamado de Dios en la iglesia pero luego estamos tan ocupados en otras cosas que no prestamos atención a su voz con las siguientes instrucciones. Y esta tarea, para ser la primera, no es nada fácil. Puede ser una prueba de su obediencia.

  • Tiene que tomar un toro del rebaño de su padre. Sin pedir permiso.
  • Su padre tiene un altar dedicado a Baal, y un poste con la imagen de Aserá. Tiene que derribarlos a ambos.
  • Tiene que construir otro altar al Señor. Aquí Dios dice que debe ser “apropiado para el Señor.” ¿No fue apropiado el primero?
  • No solo derriba el poste de Aserá, sino que tiene que usarlo como leña para el sacrificio.

Su llamado es a liberar a Israel de Madián, pero comienza en su propia casa, con algo que puede tener consecuencias muy severas.

¿Qué harías si Dios te llamara a tocar algo muy personal e importante de tu padre?

 

Con lo que ya sabes sobre Gedeón, ¿qué supones que él estaba pensando?

 

27 Gedeón llevó a diez de sus siervos e hizo lo que el Señor le había ordenado. Pero en lugar de hacerlo de día lo hizo de noche, pues tenía miedo de su familia y de los hombres de la ciudad.

Con razón tenía miedo. No solo de su padre, sino de toda su familia y de los hombres de la ciudad. Ahora nos enteramos de que no es tan pobre; tenía por los menos diez siervos. Lo importante es que Gedeón lo hizo. Dios no especificó que debía hacerlo durante el día. En su temor, lo hace por la noche.

Su papá le salva la vida

28 Cuando los hombres de la ciudad se levantaron por la mañana, vieron que el altar de Baal estaba destruido, que el poste con la imagen de la diosa Aserá estaba cortado, y que el segundo toro había sido sacrificado sobre el altar recién construido.

29 Entonces se preguntaban el uno al otro: «¿Quién habrá hecho esto?» Luego de investigar cuidadosamente, llegaron a la conclusión: «Gedeón hijo de Joás lo hizo». 

No sabemos cómo llegaron a la conclusión de que fue Gedeón, pero esperamos una respuesta fuerte, y no estamos decepcionados:

30 Entonces los hombres de la ciudad le exigieron a Joás: —Saca a tu hijo, pues debe morir, porque destruyó el altar de Baal y derribó la imagen de Aserá que estaba junto a él.

Gracias a Dios, acudieron a su papá en lugar de arrestar a Gedeón y matarlo, porque creen que el castigo justo sería la muerte. Es algo muy serio lo que hizo Gedeón.

Sabemos que servir y obedecer a Dios puede ser peligroso. Tenemos que enfrentar a los principados y potestades. Muchos han pagado con sus vidas. Dios no siempre nos protege de esas consecuencias. La que será una batalla con armas contra Madián empieza con una guerra espiritual en casa. Si no nos arrepentimos y nos limpiamos del diabólico en nuestra casa e iglesia, no podemos enfrentar a esos poderes en un nivel más amplio.

¿Hay algún ídolo o principado de familia que tú aun tienes que enfrentar y derribar para cumplir la misión que Dios tiene para ti?

 

¿Has experimentado consecuencias feas debido a tus convicciones y tu servicio a Dios?

31 Pero Joás le respondió a todos los que lo amenazaban: —¿Acaso van ustedes a defender a Baal? ¿Creen que lo van a salvar? ¡Cualquiera que defienda a Baal, que muera antes del amanecer! Si de veras Baal es un dios, debe poder defenderse de quien destruya su altar.

Fue Joás quien perdió sus toros, su altar y su poste. Pero gracias a Dios se pone de pie para defender a su hijo. Tal vez Dios tocó su corazón, o quedó impresionado con lo que hizo su hijo.

En esa situación, ¿crees que tu papá te defendería?

 

Si tú tienes hijos, ¿hasta dónde crees que tienes que defenderlos? ¿Estás dispuesto a arriesgar la ira de la comunidad para hacer lo correcto?

 

32 Por eso aquel día llamaron a Gedeón «Yerubaal», diciendo: «Que Baal se defienda contra él», porque él destruyó su altar.

 

Jueces 6:1-10: Escondites en montañas y cuevas

1Los israelitas hicieron lo que ofende al Señor, y él los entregó en manos de los madianitas durante siete años. 

Es un patrón ya demasiado establecido: Después del liderazgo de un libertador (o una mujer, en este caso), inmediatamente vuelven a pecar y ofender a su Señor. Dios responde con un castigo cada vez más fuerte y más feo. En este caso su instrumento es un pariente: Los madianitas eran descendientes de Madián, un hijo de Abraham y su esposa Ketura. Siempre que pensamos en Abraham y sus hijos, es la desgracia del hijo de “la esclava”, Ismael, el padre de los árabes de hoy, e Isaac, el hijo de la promesa, nacido en su vejez. Pero Abraham todavía tenía vigor como anciano, y engendró otros hijos después de la muerte de Sara. No hay nada de malo en tomar otra esposa cuando una muera, pero a menudo las otras mujeres y sus hijos son un dolor de cabeza para su papá.

En lugar de motivar a sus “hermanos”, los madianitas se aprovecharon de su pecado para oprimirlos. Y Dios lo permitió para castigar a Israel. En este caso la “pena” fue de siete años.

¿Has recibido alguna “sentencia” de Dios por algún pecado? ¿Cuánto duró?

 

Reflexionando sobre tu vida, ¿cuáles son los instrumentos que Dios ha usado para corregirte?

 

Respondiendo a la tiranía del enemigo

Era tal la tiranía de los madianitas que los israelitas se hicieron escondites en las montañas, las cuevas y otros lugares de refugio. Siempre que los israelitas sembraban, los madianitas, amalecitas y otros pueblos del oriente venían y los atacaban. Acampaban y arruinaban las cosechas por todo el territorio, hasta la región de Gaza. No dejaban en Israel nada con vida: ni ovejas, ni bueyes ni asnos. Llegaban con su ganado y con sus carpas como plaga de langostas. Tanto ellos como sus camellos eran incontables, e invadían el país para devastarlo. 

Algunas de las palabras aquí demuestran la intensidad de este castigo:

  • Tiranía
  • Arruinaban
  • Plaga
  • Devastarlo

¿Cuáles palabras describen los momentos más oscuros de tu vida?

 

En lugar de clamar a Dios y recordar sus promesas de victoria, se escondieron. Buscaron cualquier espacio disponible, cualquier refugio, ya fuera montanas o cuevas.

¿Cómo has respondido a la tiranía de un enemigo en tu vida?

 

¿Qué o quién ha sido tu refugio?

 

¿Tiendes a esconderte y retirarte en esas pruebas, en lugar de enfrentarlas?

 

Una invasión como langostas

Este enemigo es realmente intimidante. No solo los madianitas, sino los amalecitas y otros pueblos también vieron la cobardía y la debilidad de Israel y se aprovecharon de ellos. Ningún lugar ni animal fue exento – fue en todo el país, y mataron a todos los animales. No hay esperanza ante esta invasión, como  langostas, con sus camellos y multitudes que devastaron el país. Arruinaban las cosechas y mataron a los animales, dejando a los israelitas muy hambrientos.

¿Sabes cómo es sentirse abrumado por la fuerza y la cantidad de enemigos y problemas que enfrentas?

 

¿Cómo describirías parte de la devastación que el enemigo ha traído a tu vida?

 

 

Era tal la miseria de los israelitas por causa de los madianitas que clamaron al Señor pidiendo ayuda.

Lamentablemente, a menudo tenemos que agotar nuestras fuerzas y remedios para finalmente clamar a Dios por ayuda. En lugar de ser nuestro primer auxilio, es el último.

 

Dios envía un profeta en respuesta a su clamor

Cuando los israelitas clamaron al Señor a causa de los madianitas, el Señor les envió un profeta que dijo: «Así dice el Señor, Dios de Israel: “Yo los saqué de Egipto, tierra de esclavitud, y los libré de su poder. También los libré del poder de todos sus opresores, a quienes expulsé de la presencia de ustedes para entregarles su tierra”. 10 Les dije: “Yo soy el Señor su Dios; no adoren a los dioses de los amorreos, en cuya tierra viven”. Pero ustedes no me obedecieron».

La respuesta del Señor no es muy alentadora. Sí, escuchó su clamor. Sí, les responde. Les envía un profeta (desconocido, pero incluso en este tiempo de pecado hubo profetas en la tierra). Pero Dios no les ofrece alivio. En cambio, les recuerda sus maravillas a favor de su pueblo en el pasado, y su desobediencia. En respuesta a sus milagros, solo pidió que no adoraran a dioses paganos. Pero fue demasiado para ellos, y se rebelaron.

¿Cuáles son algunos de los milagros que Dios ha hecho en tu vida? ¿Qué te ha pedido? ¿Lo has obedecido?

 

Les puede parecer que Dios no los ama y con mucha razón están sufriendo. Pero, sin que ellos lo supieran, el Señor estaba preparando un libertador, parecido a su preparación de Moisés cuando Israel clamó a Dios en su esclavitud en Egipto.